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Película en color de alta sensibilidad - Fujicolor Natura 1600

No es fácil encontrar en estos momentos películas negativas en color de alta sensibilidad. Hay algunas de ISO 800, y cabe la posibilidad de forzar el revelado de algunas como la Kodak Portra 400, expuestas a índice de exposición de 800 o 1600. Pero Fujifilm parece que mantiene todavía en su catálogo, esto nunca lo sé con seguridad, su película Fujicolor Natura 1600. Hace unos años, Fujifilm sacó al mercado una pequeña compacta, decían que de buena calidad, no tengo más referencias, que se llamaba Fuji Natura Classica, con un objetivo zoom 28-56 mm f/2,8-5,4. Lo de "Natura" parece que no viene de estar pensada para el fotógrafo de naturaleza, sino de estar pensada para ser usada con luz natural en una diversidad de situaciones, incluidas las de escasez de luz. Y para ello, una película negativa en color de alta sensibilidad acompañante vendría bien. Y esta es. No es barata. Contad con 12,5 euros o más, más lo costes de transporte, porque es difícil encontrarla en la ciudad que uno vive. Parece que Fujifilm siempre la pensó para el mercado interno nipón, y por ello los lotes que salen al resto del mundo son escasos y caros.

Este no es el primer carrete de este tipo que expongo. Pero sí el que mejor me ha quedado, aquel al que más partido le he sacado. Para empezar, porque no me he limitado a usarla en situaciones de escasa luminosidad. Y también por la solidez de la cámara que he utilizado, la treintañera Canon EOS 650. El revelado y digitalizado de los negativos lo he encargado en Carmencita Film Lab.

Una parte del carrete lo expuse en exteriores. El domingo 3 de enero de 2019 fue domingo de carnaval, y como es tradicional, las calles del centro de Zaragoza se animaron con las comparsas del conde del Salchichón y de Gigantes y Cabezudos. Una mañana de buen tiempo, pero si excesos de luz y contraste, por estar el cielo ligeramente velado con nubes altas y finas. Mi intención era de exponerlo a un índice de exposición 800... pero me líe... y se quedó expuesto a su sensibilidad nominal. No pasa nada.

Después, nos dirigimos hacia el Museo Pablo Gargallo, pasando por los puestos de artistas callejeros del mercado dominical de San Felipe, donde también obtuve alguna instantánea. Decir que en este rato de paseo callejero usé la cámara con el discreto Canon EF 40/2,8 STM... que la verdad es que va muy bien. Estoy muy satisfecho con el aspecto de las fotografías. En las que se nota la granularidad, como no podría ser de otro modo, con esa sensibilidad, pero no me molesta.

Ese fin de semana recibimos visitas de fuera. Fue puente en Zaragoza por la festividad local de la Cincomarzada al siguiente martes. Aunque yo trabajé el lunes. Y dado que los primeros domingos de mes los museos municipales son gratuitos, nos dirigimos al Museo Pablo Gargallo, que para mí es el más bonito y agradable. Y donde me gusta ir a hacer fotos de vez en cuando, aprovechando para probar una diversidad de combinaciones de cámaras y películas en condiciones de luz limitada o muy limitada.

Para estas fotografías en interiores había echado a la bolsa dos objetivos más luminosos que el 40/2,8. Por un lado, el Tamron 35/1,8, que además proporciona una distancia mínima de enfoque muy ventajosa y estabilización óptica de imagen. Por otro lado, un Canon EF 85/1,8 USM, para cuando quisiese cerrar el encuadre en torno al motivo principal, o cuando viniese bien mantener cierta distancia con la escena o el objeto fotografiado. Es un objetivo antiguo, con una fórmula óptica que se remonta a 1992, pero que sigue dando buenos resultados. He escuchado alguna vez la especie de que era una versión automatizada del FD 85/1,8 de 1979, pero eso no parece cierto. El objetivo 1979 tenía una fórmula óptica de seis elementos en cuatro grupos, mientras que el EF de 1992 son nueve elementos en siete grupos. Es un objetivo más complejo y mejor corregido, que sí que tiene cierto parentesco con el EF 100/2 USM, prácticamente gemelo exteriormente, pero con un elemento menos en su fórmula óptica. En cualquier caso, el EF 85/1,8 USM ha aguantado con dignidad en la avalancha de nuevos objetivos con la misma focal, de similar o superior luminosidad máxima, y de precios muy superiores, que se ha producido en los últimos años destinados a los sensores digitales más exigentes.

La experiencia con esta película me ha resultado mucho más positiva que en la ocasión anterior. Evidentemente, el primer punto a considerar es que no necesariamente hay que reservarla a situaciones de luz disponible escasa. Un uso general, pero en el que es necesaria una buena reserva de sensibilidad para conseguir velocidades de obturación elevadas, incluso cerrando algo el diafragma también le conviene sin problemas. Siempre he pensado que las películas de Fujifilm tenía colores más agradables que las de otras marcas. Mas agradables no siempre significa más fiel a la realidad. Pero sí estéticamente placenteros o que generan un carácter en la imagen que les dota un plus de expresividad. Como ya he dicho anteriormente, la estructura del grano no me disgusta en absoluto, aunque hay que evitar a toda costa la subexposición. Aunque el laboratorio intenta corregir en el digitalizado los posibles errores de exposición, cuando esta se produce por el lado de la subexposición, o cuando hay un dominio de tonos oscuros, de clave baja, el grano se hace mucho más presentes. Pero si está bien medida la luz y bien expuesta la fotografía, y además se trata de una escena en clave alta, el resultado es estupendo. Creo que si se me pone a tiro, la usaré en más ocasiones.

Dípticos en medio formato

De la pequeña Olympus Pen EE3 ya he hablado en otras ocasiones. No voy a entrar ahora en muchos detalles sobre las características de esta sencilla cámara de medio formato, que no de formato medio. Es decir, que a partir de un carrete de película biperforada de 35 mm de 36 exposiciones ofrece 72. Aproximadamente. Siempre sale alguna más, si tienes cuidado al cargar la película. Lo cierto es que se puede hacer interminable uno de estos carretes. Aunque en una ocasión que la llevé de viaje, vino bien el aumento de capacidad. Y por cierto, aunque sea la mitad de un fotograma con una relación de aspecto 3:2, la de los negativos de esta cámara no son 3:4. Algo se pierde en el intervalo entre negativos y está más bien en el 5:7. Más que negativos de 18 x 24 mm son, en realidad, de 17 x 24 mm.

Lo cierto es que la disminución del tamaño del fotograma hace que el sacar provecho de la información que contiene por medios caseros sea complejo. La mejor solución que he encontrado ha sido la de fotografiar los fotogramas con una cámara digital y un objetivo macro. Pero la mayor relación de aumento necesaria para reproducirlo, hace que la tarea de encuadre, el paralelismo necesario entre el sensor de la cámara y la película, y el diafragma usado sean más críticos para conseguir todo el fotograma enfocado. Con una mesa de reproducción sería más fácil. Pero con el trípode que tengo, más adaptado para salir al campo, y el iPad como mesa de luz... pues hay más margen para el error que con negativos más grandes.

En esta ocasión, en la que he empleado mi último carrete de Fujifilm Neopan 100 Acros, que da un grano muy fino, decidí conseguir un digitalizado de mayor calidad, y la mandé a revelar a Carmencita Film Lab. Como suele suceder con los laboratorios comerciales, de escanean la película como si fuera de 24 x 36 mm, por lo que obtienes 36 imágenes dobles. Lo cual es aprovechado por muchos fotógrafos para obtener dípticos con significado en sí mismo. Las fotografías que aquí muestro intentan ofrecer paisajes, naturales, urbanos o humanos, que supongan un contraste en cada par de fotografías.

Lo cierto es que la calidad del escaneo se nota. Sin que se aprecie el grano, la gradación de gris es muy buena. Y más nitidez es difícil de pedir, por las limitaciones propias de la cámara. Hay que tener en cuenta que cuando la luz empieza a faltar, abre mucho el diafragma. Y teniendo un foco fijo, el infinito y los primeros planos pueden aparecer poco enfocados, priorizando los planos medios, retratos de cuerpo entero y similares, que sí podrían aparecer bien enfocados. Pero no el enfoque completo que se busca en los paisajes. Aunque cierto aspecto difuminado también ofrece sus virtudes estéticas.

En cualquier caso, estoy parcialmente satisfecho con los resultados obtenidos, puesto que he obtenido algunos dípticos que me parecen interesantes. Aunque tendré que pensar mejor las tomas, para mejorar los resultados globales. Espero que os gusten y os interesen.

Ah... una última cosa. Como dato. A la resolución de escaneo solicitada, el díptico tiene una resolución de algo más de 19 megapíxeles, permitiendo una ampliación de 54 x 36 cm, aproximadamente, según lo exigentes que seas. Algo menos de la mitad, si sólo quieres uno de los fotogramas del par. No está nada mal para una cámara con un negativo de este tamaño. Podría haber solicitado un nivel mayor de resolución, prácticamente el doble, pero dadas las características de la cámara, decidí que no merecía la pena el gasto. Y creo que hice bien.

Volviendo a la diapositiva (II) - Fujichrome Provia 100F en formato medio

Esta es la segunda parte de mi retorno a la diapositiva, que comenzó con la prueba de la nueva Kodak Ektachrome E100. El caso es que me pareció justo compararla con la tradicional competidora, alguna de las Fujichrome. Dado que estamos hablando de una película con un carácter más bien polivalente, lo justo es compararla con la Provia 100F. Las películas de la gama son mucho más saturada y con menor latitud de exposición. Y según deduzco, la gama Astia, pensada para el retrato, más suave de contraste y saturación, pasó a "mejor" vida. Lo que pasa es que no van a ser exactamente comparables puesto que la Provia 100F la he probado con una cámara de formato medio.

Sólo tenía una experiencia previa de diapositiva con formato medio. Hace poco más de un año, recibí un carrete caducado en 2008 que habían sido dados a la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ. Pero fue más un experimento que otra cosa. Que no fue mal. Usé la Fujifilm GS645S Wide 60. Una cámara que a pesar de que el fotómetro es promediado y no mide a través del objetivo, se demostró bastante competente para permitirme calcular la exposición correcta. Pero no olvidemos, con todos los medios fotográficos, y con la diapositiva especialmente, quien evalúa y decide la exposición que conviene es el fotógrafo y no el fotómetro de la cámara. Que sólo es una ayuda para tomar esa decisión.

En esta ocasión, he vuelto a usar la Fujifilm. Con un fotómetro fiable, siendo una cámara ligera para su tamaño y con una óptica, el Fujinon-W 60/4, bastante competente y nítida, me pareció la opción más adecuada. Además, en los servicios de escaneado al revelar la película, para una resolución determinada es el formato, el 6 x 4,5, del que obtienen más información. A punto estuve de solicitar de Carmencita Film Lab el formato XXL, lo cual me hubiera dado prácticamente 40 megapíxeles por diapositiva, pero decidí que no necesitaba tanto para evaluar los resultados, así que me conformé con la mitad.

Me llamaron la atención los resultados de las diapositivas digitalizadas cuando las recibí. Estaban muy bien, eran muy agradables... pero no era lo que yo esperaba dadas las circunstancias de la toma. Así que, como había solicitado el retorno de la película tras el revelado y escaneado, decidí esperar a realizar este artículo a ver las diapositivas originales. Así que a continuación paso a modo comparativo. Entre lo que recibí de Carmencita y el escaneado casero que he hecho yo con el Epson Perfection V600 Photo. Una cuestión que quede clara. Los resultados de mi escáner con la película de medio formato son correctos, pero no pueden competir en nitidez con los de un buen laboratorio comercial. De entrada los ficheros de Carmencita son de un tamaño de entre 17 y 18 megapíxeles, mientras que los míos son como mucho de unos 14,5 megapíxeles. Siendo dudoso que hay ganancias en nitidez e información a partir de los 12 megapíxeles. Y luego está la propia tecnología de escaneado. Que una escáner plano da para lo que da.

Pero  vamos con los ejemplos... La fotografía de la izquierda es la versión de Carmencita, la de la derecha es la mía, intentando ser lo más fiel posible a lo que veo en la diapositiva sobre la mesa de luz.

La corrección de color que le han metido a estas diapositivas en el laboratorio comercial ha sido brutal. Cierto es que, como era de esperar de un motivo en la sombra a cielo abierto, aparecen unas dominantes azuladas notables en la diapositiva original. Eso era lo que yo esperaba. Pero creo que a la hora de corregirla, en Carmencita se han pasado y han dejado demasiado "amarilla" la imagen.

Veamos otro ejemplo... Esta vez abandonaremos el ambiente navideño de la plaza del Pilar de Zaragoza en estas fechas, y nos bajaremos al paisaje del río Ebro a su paso por la ciudad.

Nuevamente se nota la fuerte corrección hacia el amarillo del laboratorio comercial. Cierto es que en esta imagen, con detalles finos en las hojas y en la grava de la orilla del río, también se aprecia muy bien la mayor nitidez de este con respecto a mi solución doméstica.

Veamos ahora un detalle de uno de los monumentos más carácterísticos de la ciudad, el puente de Piedra.

Como vemos, más de lo mismo.

Hay una cuestión importante. La mayor parte de los laboratorios comerciales ofrecen sus escaneados en formato JPEG, con 8 bits de profundidad por color. Por lo tanto, es arriesgado seguir procesando el archivo a partir de ahí, porque la pérdida de información inherente puede conducir a artefactos en el resultado final. Pequeños ajustes tienen un pase, pero poco más. Mis escaneados caseros, más pequeños y menos nítidos, al menos tienen un formato de salida TIFF, con 16 bits de profundidad por color. No sé exactamente cual es la profundidad real de escaneado del escáner. Recordemos que en las cámaras digitales, los archivos en formato RAW van desde los 10-12 bits en las más sencillas hasta los 14 bits de las más profesionales. Sí,... 8 bits de profundidad de color son más de 16 millones de colores potenciales... pero sólo 256 por cada uno de los tres canales de color, por lo que si en un cielo azul sólo contamos con la información de este canal en la práctica, y lo empezamos a torturar, la cosa se nos queda justa. Especialmente, porque la gama de tonos nunca va desde el más oscuro al más clarito.

En fin... que es difícil jugar con la información de un negativo o una diapositiva con esas profundidades color. Como decimos siempre, la película tradicional ofrece más información que la tecnología digital habitualmente, pero es mucho más difícil de extraer y de trabajar con ella.

A partir de ahora, los ejemplos son archivos corregidos por mí.

Lo que sí es cierto es que me he quedado encantado con la capacidad para registrar tonos de la Provia 100F, con una capacidad para recuperar tonos a partir de los archivos TIFF muy notable. Dejando aparte las dominantes azuladas debidas a las zonas en sombra bajo un cielo azul abierto, me gusta más la fidelidad de los colores que ofrece con respecto a la Ektachrome E100. O quizá no sea fidelidad; simplemente que son colores que me gustan más.

La Provia 100 fue mi favorita desde poco después de su salida al mercado hasta que me pasé a la tecnología digital. Y la usaba siempre... que mi economía lo permitía, porque si no me iba a la emulsión similar para el aficionado la Fujichrome Sensia 100. Nunca tuve claro el grado de parentesco entre ambas. Según algunos, la Sensia 100 era una Provia 100 en distinto estado de maduración, mientras que según otras referencias en realidad estaba más emparentada con la Astia 100. No sé. Es lo que había. Soy consciente también que la Provia 100F es una evolución de la Provia 100 de hace 18 años. Dicen que los cambios son para mejorar la estabilidad en el tiempo del color. Pero seguro que algún cambio se notaría más si pudiésemos comparar las emulsiones frescas a un par. Pero bueno...

Luego hay que tener en cuenta el factor tamaño. Conseguir una buena gama tonal es más sencillo a partir de un negativo de 55 x 42 mm que a partir de un negativo de 36 x 24 mm. Hay 2,7 veces más información y eso se nota. Por no hablar del modelado de la imagen. Indudablemente, ha sido mucho más satisfactoria la experiencia de usar la Provia 100F que la Ektachrome E100. Porque es formato medio, porque usar la GS645S es más divertido que la EOS 100, porque la luz del momento era mucho más agradable,... y quizá también porque me gusta más el producto de Fujifilm que el de Kodak. Sin embargo, vistas las tendencias, es probable que el que perdure sea este último. Viendo el ritmo de genocidio fílmico que lleva la marca paradójicamente llamada Fujifilm...

Zenit 3M + MIR-1 37/2,8 con película Fujifilm Superia XTra 400

Tenía pendiente revisar este equipo de origen soviético, cuyos resultados en blanco y negro ya había presentado previamente en estas páginas, con película negativa en color. En estos momentos estoy embarcado en un proyecto expositivo de la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ, que verá a la luz dentro de unos meses en el marco de las actividades culturales del Ayuntamiento de Zaragoza, sobre fotografía estenopeica. Y en este contexto, dediqué un fin de semana en septiembre a realizar fotografías estenopeicas, y me llevé también la Zenit 3M con el MIR-1 37/2,8 para documentar los lugares en los que realicé las anteriores. Para ello, cargué la cámara con una película todo terreno como es la Fujifilm Superia XTra 400, apta para casi todo tipo de situaciones.

Y en uno de los primeros fotogramas del carrete ya se aprecian los principales problemas de una óptica cuyo diseño se remonta a finales de los años 50, aunque está basada en otras anteriores de origen alemán.

Prestando un poco de atención a la imagen se puede comprobar de forma inmediata un par de defectos, que se pueden considerar más o menos importantes según las situaciones. El primero es la apreciable distorsión en cojín que tiene el objetivo, que no es de extrañar en un diseño angular de tipo retrofoco de esa época. Se aprecia bastante en las líneas horizontales que limitan el muro sobre el que está realizada la pintura callejera.

El segundo es el flare debido al contraluz, con un fondo de cielo con una fuerte luminosidad con respecto al objeto principal. El sol no aparece en el encuadre, pero no anda lejos, y nos deja ese círculo hexagonal de color rosado, y un pequeño óvalo blancoamarillento en la parte inferior de las letras amarillas. Es un objetivo que no se lleva especialmente bien con los contraluces o con las luces intensas en el encuadre. Ya he buscado un parasol que le convenga para paliar el problema.

En un uso general del objetivo, no presenta especiales problemas. Los objetivos de aquella época estaban pensados para ser utilizados con aperturas medias, reservando las plenas aperturas a situaciones de luz escasa. Y a aperturas entre f/5,6 y f/11, el objetivo presenta una definición y rendimiento suficientes en todo el campo. Mi sensación es que ofrece un contraste bajo pero agradable. Este tipo de película me ofrece habitualmente más contraste y saturación con objetivos modernos; pero no va mal con este objetivo. Aunque sus revestimientos no puedan competir con los más modernos, son suficientes para realizar fotografía en color con dignidad.

El carrete fue revelado en Revelatum Revelado Analógico, que tiene una cierta tendencia digitalizar con tonos cálidos, que a mi me viene bien la mayor parte de las ocasiones. Si no, hago alguna pequeña corrección en el equilibrio de color, y sin problemas.

Conforme avanzaban las tardes de este fin de semana, la luz empezaba a escasear. Aunque persistí la mayor tiempo en usar diafragmas de f/8 o f/5,6 como mínimo, bajando la velocidad como mucho hasta 1/30 s, aunque evité bajar de 1/60 s, no pude evitar quedarme corto de exposición en algún fotograma. Ahí ya aparecen en las sombras del mismo otras dominantes de color debidas a la subexposición, que son más difíciles de controlar con la película de Fujifilm que por ejemplo con las Kodak Portra 400. Pero claro, hay una diferencia de precio entre ambas.

De todos modos, en situaciones de aire libre, con este objetivo vale la fórmula de Weegee; "f/8 and be there". Es decir, f/8 en el diafragma, enfoque por zonas o a la hiperfocal para no perder tiempo, y estar en el lugar y en el momento adecuado. Aun me quedaron algunos fotogramas para alguna toma urbana, y un retrato de grupo de algunos de los participantes del proyecto de fotografía estenopeica que he comentado.

El Parque del Agua en el espectro infrarrojo - Fujifilm GS645S Wide60 + Rollei Retro 80S

A principio de primavera me aprovisioné de película para la temporada. Fundamentalmente carretes de formato 120, para las cámaras de formato medio. Y entre ellas, algunos rollos de Rollei Retro 80S. El año pasado inicié un modesto proyecto de paisaje en el espectro del infrarrojo en las riberas del río Ebro a su paso por la ciudad de Zaragoza. En la mayor parte de las ocasiones utilice película Rollei Superpan 200 Pro, conocida por su sensibilidad espectral extendida al infrarrojo. Pero en el catálogo de Rollei, películas que se fabrican en Bélgica por Agfa-Gevaert y que comercializa Macodirect bajo la antaño prestigiosa marca, contiene otras denominaciones con esta característica sensibilidad espectral extendida al infrarrojo. Entre ellas la Rollei Retro 80S, que por su sensibilidad media baja, ofrece un gran muy fino y una elevada nitidez. El año pasado expuse uno de estos rollos en el espectro del infrarrojo. Quedé satisfecho con el resultado. Así que decidí que este año sería mi principal película para la fotografía en el infrarrojo.

En primavera, las circunstancias impidieron en varias ocasiones el ponerme manos a la obra. Así que después de tres meses conservados en el frigorífico de casa, los rollos han empezado a salir a cumplir su tarea en verano.

Para este tipo de fotografías, sigo usando el mismo equipo. Como cámara, la Fujifilm GS645S Wide60 con el filtro Hoya IR72. Un trípode para garantizar la nitidez de las imágenes, ya que los tiempos de exposición, en días soleados, oscilan entre 1 segundo y 1/4 segundo principalmente. Para medir la luz, en esta ocasión he renunciado al fotómetro integrado de la cámara, y he usado el fotómetro de mano Sekonic Multimaster L-408. Ya comenté en su momento que lo compré de segunda mano en Navidad, me lo mandaron desde Japón, y va realmente muy bien. Me permite medir la luz incidente con la correspondiente esfera blanca integradora, o la luz reflejada con una medición selectiva que no podemos llamar puntual, pero que me permite seleccionar con suficiente precisión las zonas que me interesa. Generalmente, la medición selectiva de la luz reflejada me sirve para evaluar el contraste de la escena y exponer para las sombras.

Por ejemplo, en las dos fotografías anteriores, he medido la luz que llegaba a los oscuros troncos de los árboles, un olivo en un caso, unas palmeras en el otro, y a partir de ahí he ajustado la exposición para que esos tonos quedaran como sombras con abundante detalle. Si la sensibilidad nominal de la película es ISO 80/20º, ajusto el fotómetro aproximadamente cinco paso por debajo. Eso vendría a ser ISO 2. Como no permite ese valor el Sekonic, que no baja de ISO 3... pues a ISO 3, lo que es equivalente a 4 2/3 pasos por debajo de la nominal. Esa diferencia de un tercio de paso no me parece excesivamente relevante.

En la siguiente fotografía sin embargo, utilicé la medición de luz incidente, también ajustando la sensibilidad del Sekonic a ISO 3. El resultado fue igualmente adecuado. Así que usar una u otra forma depende de la situación. Con luz frontal, es decir, con el sol a mis espaldas, prefiero la luz incidente. Con luz lateral, especialmente si hay zonas de sombras que me interesa conservar, utilizo la medición de luz reflejada selectiva.

El revelado lo hice con APH-09, que es una variante del Rodinal que comercializa Fotoimpex, al parecer con la fórmula de este último hasta la Segunda Guerra Mundial. Se utiliza exactamente igual que el Rodinal, y con los mismos tiempos de exposición recomendados. En esta ocasión, la recomendación era de 8 minutos a 20 ºC con una dilución 1+25. Como lo revelé en el mismo tambor que la Ilford Delta 400, de la que os hablé hace poco, y no me importaba aumentar algo el contraste de estas imágenes, le di un tiempo de 8:30 minutos. Quedaron bien. El aumento de contraste lo absorbe la película sin problemas.

Pero sí que observé algún problema en el conjunto de las imágenes. Especialmente en aquellas en las que había amplias zonas de tonos uniformes, como los cielos o las superficies acuosas. Y es que se observaba un granulado grosero; observando con cuidado, se veían que se habían "impreso" los estampados del papel protector de la película.

Al principio no me di cuenta. En el procesado digital tras escanear la imagen le doy un empujón al contraste o una reserva selectiva a los cielos para que aparezcan más oscuros. Pero el problema está ahí. Es la primera vez que me pasa. En preguntado en algunos grupos los motivos. Mi principal teoría es que se debe a que hizo mucho calor esa mañana y la cámara se calentaba mucho al pasearla al sol montada en el trípode. Teniendo en cuenta que el calor se irradia en la radiación infrarroja, eso puede haber afectado a la película. Pero no he conseguido confirmación formal de las causas. Sólo algún testimonio de alguna otra persona a la que les había pasado con esta película, y otras teorías diversas, ninguna de las cuales me ha terminado de convencer, aunque seguro que alguna de ellas es cierta. Antes de ayer me fui a exponer otro rollo, con la Hasselblad, sin filtro infrarrojo, para ver si también estaba afectado por el problema.

Por cierto, que también hice una prueba para comprobar las diferencias entre fotografiar una misma escena con y sin filtro infrarrojo. Opté por los nenúfares de los jardines acuáticos del parque.

Sin filtro IR72.
Con filtro IR72.

La diferencia está clara.

La película me gusta mucho para estos usos. Y he de decir que también puede ser una buena película para uso general. Aunque prefiero la Ilford Delta 100 para estos rangos de sensibilidad. Tiene una elevada nitidez y un grano muy fino, prácticamente imperceptible a efectos prácticos si usamos película de medio formato.

Pero en estos momentos me da miedo arruinar futuras imágenes por el problema que he comentado. Es cierto que con los ajustes de contraste en el procesado posterior hay varias imágenes, las más interesantes del rollo, que son plenamente aprovechables. Pero estoy un poco mohíno con el tema. Muy probablemente, en el siguiente lote, volveré a la Superpan 200 salvo que encuentre alguna explicación lógica que me permita prevenir el fenómeno. La Superpan 200 también ofrece buenos resultados, con una buena nitidez, aunque algo inferior, y con un grano más notable. Es más cómoda de usar, porque los tiempos de exposición son ligeramente más cómodos.

Ya veremos.