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Un pequeño y modesto 35-70 mm para celebrar el 35º aniversario de los sistemas Canon EOS

Hace cinco años se celebraba el 30º aniversario del lanzamiento al mercado de la primera cámara Canon EOS. Se inauguraba así un sistema fotográfico electroóptico (Electro Optical System - EOS), en la que la comunicación entre cámara y objetivos a través de su montura carecía de elementos mecánicos, realizándose exclusivamente por vía electrónica. Las ópticas llevan desde el principio incorporados los motores que accionan el enfoque automático y, con el tiempo, la estabilización de la imagen. Muy criticados en su momento, cuando yo compré mi primera réflex, una Pentax P30n, en 1989 todavía llovían críticas en los medios especializados después de dos años por haber "dejado tirados" a los usuarios de las Canon con montura FD y enfoque manual. Pero en pocos años Canon se convirtió en el fabricante con mayor volumen de ventas tanto en el sector consumidor como el profesional. Yo tengo cámaras Canon EOS desde 1993, una Canon EOS 100. Pero como estaban muy muy baratas, adquirí un cuerpo Canon EOS 650, el primer modelo de la saga, que salió al mercado en marzo de 1987, para celebrar el aniversario.

Sorprendentemente, porque no lo esperaba, la cámara me agradó mucho. Aunque era todavía un concepto en evolución, no del todo maduro, me resulta muy agradable de usar. Con cualquier tipo de óptica. Desde el EF 50 mm f1,8 original, con montura metálica y escala de distancias de enfoque que perdieron sus iteraciones posteriores, con el que conformaba un kit de venta en 1987, hasta objetivos más modernos de la última década. El único que me da algún problema, no funciona el enfoque automático, es el Tamron 35 mm f1,8, aunque lo he usado sin problemas en enfoque manual. También la he usado mucho para usar objetivos de enfoque manual, sobretodo de montura de rosca de 42 mm, con el adaptador correspondiente. Suelo usarla para la película negativa en color. El enfoque es más lento que los actuales, pero razonable y preciso. Y el sistema de exposición es muy preciso. Ahora, en este nuevo aniversario característico, los que terminan en 0 o en 5, el 35º, por muy poco dinero le he comprado un Canon EF 35-70 mm f3,5-4,5, el otro objetivo que acompañaba a la cámara en los kits de entrada al sistema. Podéis ver el conjunto más arriba.

Este objetivo, lanzado al mismo tiempo que la cámara en marzo de 1987, es muy similar estéticamente al EF 50 mm f1,8 de primera generación. Es más largo, para acomodar más elementos ópticos, así como el aro de accionamiento de la variación de focal, pero esas son las diferencias. Su fórmula óptica no era nueva, ya que venía heredada del objetivo con similar intervalo de focales y luminosidad para la montura FD. Como sucedió con otros objetivos iniciales para el sistema EOS con montura EF. Al igual que el 50 mm, su motor de enfoque es primitivo para los estándares actuales, no permitiendo el retoque del enfoque cuando está en modo de enfoque automático. Es más ruidoso que los silenciosos motores USM o STM, y más lento, pero razonablemente eficaz. El objetivo es bastante compacto y ligero. Su principal problema es que el elemento delantero, con la rosca de filtro, se retrae dentro del barrilete del objetivo, dificultando mecánicamente el uso de determinados accesorios, como parasoles enroscados en la rosca de filtro, de 52 mm, como la del 50 mm. Aunque no lo he comprobado, puede dificultar también el uso de polarizadores de montura fina.

Lo probé inicialmente con una cámara digital. Como EOS 5D Mark II la tengo sin usar desde hace tiempo, con la batería descargada, lo puse en la más ligera EOS RP con el adaptador de montura EF a RF. Funciona perfectamente, como era de esperar, en lo que se refiere a la mecánica del enfoque automático, algo más ligero este que con la EOS 650, y en cuanto a la comunicación electrónica entre objetivo y cuerpo de cámara. Eso sí... el diseño óptico no está bien adaptado a las exigencias de los sensores digitales modernos. Pero en cuanto cierras algo el diafragma, ya mejora bastante, y a f8 da buena calidad. Incluso he montado sin problema algún "panorama" con un par de fotos. Más que para hacer una foto de aspecto panorámico, para aumentar el ángulo de visión al unir dos verticales para montar una fotografía cuadrada.

Ese uso sobre cámara digital no es el uso que le pienso dar al objetivo en principio... aunque vete tu a saber,... porque es tan ligero... que si no necesitas la luminosidad de las ópticas fijas, es una óptica para pasear más versátil por su intervalo de focales, siendo ligero y poco llamativo. En cualquier caso, de forma inmediata pasé a calzarlo sobre la Canon EOS 650, que esa es la gracia de este pequeño capricho que no necesitaba en realidad para nada, con un rollo de película en blanco y negro. Le puse un Rollei Superpan 200 que andaba por el frigorífico desde hace un tiempo y para el que no tenía pensado un uso inmediato. Cuando se acerque el momento de la fotografía infrarroja pienso más en el formato medio que en la película de 35 mm, así que no me merecía la pena guardarlo más tiempo. Y como es una película económica, venía bien como rollo de prueba.

Los días en los que lo utilicé el tiempo no estuvo muy luminoso, y me di varios paseos con el objetivo por varios entornos, urbanos y cuasiverdes, es decir, espacios verdes urbanos. Su uso es cómodo, y salvo el primitivismo de su enfoque automático, que no es malo en realidad, es exactamente como había previsto. Un cómodo objetivo para salir a pasear. Con alguna ventaja que no había previsto... y es que tiene una escala de reproducción máxima de 1:5, que es mejor que el 1:7 o 1:8 habitual de las focales fijas de la época. Se consigue con el objetivo a 70 mm. Y haciendo fotografía de aproximación, se obtienen desenfoques bastante armoniosos. Basta ponerle un aro de extensión de 20 mm para tener una escala de reproducción 1:2. Y el mismo efecto se consigue con mi lente de aproximación de 3 1/3 dioptrías, aumentando con poco esfuerzo la versatilidad de la óptica como objetivo de paseo. Más cuando en esta fotografía de aproximación suelo usar el enfoque manual o el enfoque por aproximación progresiva al sujeto.

Para quien quiera conocer más detalles sobre el rollo puesto, recordar que la Rollei Superpan 200 es una película con sensibilidad extendida al infrarrojo, con amplia gama tonal. Como he hecho muchas veces, revelé el rollo con Kodak HC-110 dilución B (1+31) durante 6 minutos a 20 ºC. Hubiera querido revelarla con SPUR Acurol-N, pero olvidé consultar con antelación la tabla de revelados de este revelador, que indica que hay que exponer esta película a un índice de exposición 40 en lugar de su sensibilidad nominal ISO 200. En otra ocasión. Los negativos fueron digitalizados con la Panasonic Lumix G100 y el Leica DG Macro-Elmarit 45 mm f2,8 ASPH OIS. Pocas veces más usaré esta cámara para este menester, ahora que la E-M5 III de Olympus ha llegado a casa. Pero sin problemas.

En fin... este objetivo, un capricho, barato, más que otra cosa. Pero seguro que lo aprovecho de vez en cuando. Ahora le he puesto una película negativa en color a la misma combinación de cámara y óptica... pero estamos con unos días muy modorros. Aquí no se ve la calima colorada porque estamos dentro del nublado de la borrasca que la provoca. Pero dicen que si llueve... lloverá barro.

Veteranos objetivos de enfoque automático con montura Canon EF - Canon EOS 650 con Rollei Ortho 25 Plus

Segundo rollo de Rollei Ortho 25 Plus de los que me dieron en diciembre por no usar, caducado hace casi dos años. No voy a entrar mucho en las características de la película. Me remitiré a la reciente entrada que publiqué sobre uno de ellos. Y tampoco dedicaré mucho a su procesado, porque fue el mismo que el de esa entrada, al mismo tiempo, en el mismo tambor de revelado, con SPUR Acurol-N durante 11 minutos con la dilución 1+70 a 20 ºC, y con un ritmo de agitación muy suave. Con prelavado para atemperar la emulsión a la temperatura de revelado, y usando agua desionizada, siguiendo la recomendación del fabricante. Negativos ligeramente sobreexpuestos, pero menos que los que hice con la Olympus Trip 35, en general muy fáciles de procesar en un proceso mixto químico-digital.

Sigma 28 mm

En lo que me voy a centrar en esta entrada es en las ópticas utilizadas. Como he señalado en el título de la entrada, la cámara que usé es la Canon EOS 650. Os recuerdo que la compré en 2017 por una cantidad ridícula de dinero, dado que está como nueva. Y que es perfectamente compatible con los más modernos objetivos Canon EF. Puede presentar algún problema de compatibilidad con objetivos de otras marcas para esta montura, como me pasa con el Tamron 35 mm f1,8, que tengo que utilizar en enfoque manual. Pero los objetivos que usé son otros muy distintos. De la época en que reinaba la película tradicional, a finales de los años 80 del siglo XX y en el principio y mediados de los años 90.

Sigma 28 mm

Mi primera Canon EOS fue la EOS 100, que tengo en perfecto estado de funcionamiento, que no uso mucho porque aunque es algo más ligera que la Canon EOS 650, 580 gramos de la primera frente a 660 gramos de la segunda, esta última es algo más pequeña y agradable de manejar, a pesar de que algunas de las opciones en los mandos de la EOS 100 son más modernas y adecuadas. Es un peculiar equilibrio de prestaciones y condiciones de uso. Hay que tenerlas en la mano para explicarlo mejor. Particularmente va bien con el mucho más moderno y pequeño Canon EF 40 mm f2,8 STM. Pero el caso es que la EOS 100, cuando la compré, venía con un EF 28-80 mm f3,5-5,6 USM que estaba bien, aunque con el tiempo sustituí por el estabilizado y más versátil, aunque no mejor ópticamente y más voluminoso, EF 28-135 f3,5-5,6 IS USM. Como era un objetivo muy poco luminoso, lo complemente con un EF 50 mm f1,8 II, objetivo plasticoso y barato, que tuvo mucho éxito, y con un Sigma Super-Wide 28 mm f1,8, que decía que estaba muy bien y era más barato que el similar de Canon.

Sigma 28 mm

En este rollo, primero usé durante una mañana de sol inclemente (por lo contrastado de la luz), aunque fría, con el 28 mm. Es un objetivo sólido, grandote, que venía con su parasol, y que cumplía con su misión de darme un angular luminoso cuando viajaba en los años 90, para interiores. No lo usaba mucho, pero siempre estuve conforme con él. Hoy en día, aprecio que tiene un enfoque lento y ruidoso. Los dos objetivos de hoy tienen motores de enfoque antiguos, ruidosos, con los que no se puede corregir el enfoque manualmente sin conmutar el mando del enfoque a manual. Y cuando analizo los fotogramas, teniendo en cuenta que la mayor parte de las fotos las hice a f8 o f11, aprecio una pérdida de definición acusada en el lado derecho del fotograma, probablemente por un descentramiento. Como no es compatible con las réflex digitales de Canon desde la Canon EOS 10D, a mitad de los años 2000 compré de segunda mano el Canon EF 28 mm f1,8 USM, que va mucho mejor.

Canon EF 50 mm

Otro día, en el que madrugué para ir a comprar a un centro comercial al que me cuesta una hora ir caminando por la ribera del Canal Imperial de Aragón, con una luz más suave por la ligera bruma, y por estar el sol todavía relativamente bajo en el horizonte, le puse a la cámara el 50 mm. No es ese EF 50 mm f1,8 II que he mencionado. Ese, y otro similar, fallecieron en su momento por un problema de construcción notable. El bloque óptico de esos objetivos de plástico se unía al barril principal del objetivo, a su sistema de enfoque realmente, ya que este se hace moviendo hacia adelante y hacia atrás el bloque óptico como un todo, mediante tres puntos de sujeción de plástico. Si el objetivo recibía un golpe en el marco de plástico del elemento frontal, aunque no fuese muy fuerte, corrías el riesgo de que se fracturasen estos puntos de sujeción, y el objetivo quedaba arruinado. Me pasó con dos. Y cuando me estaba pensando en 1994 cómo sustituía al segundo objetivo roto, en una visita en Barcelona a Casanova Foto, me encontré con la primera versión de ese famoso 50 mm.

Canon EF 50 mm

Esta primera versión, que se vendía como objetivo de serie con la EOS 650, por lo que es un conjunto histórico, el primero que se puso a la venta del sistema Canon EOS, tiene la misma fórmula óptica que el nifty fifty de plástico que tan mal resultado me dio. Pero estaba mucho más sólidamente construido, tiene la montura metálica, y una ventanilla en la que aparece la distancia de enfoque a la que estás trabajando. Mucho mejor en líneas generales, pero más cara de fabricar. Y ese lo tengo desde entonces. Y aunque ha sufrido alguna caída o golpe importante, sigue funcionando como el primer día y sin que parezca afectada su calidad óptica, que siempre ha sido reputado como muy buena, aunque sin llegar a la excelencia de otros 50 mm más prestigiosos para el sistema. Es un diseño óptico clásico, tipo Planar, con 6 elementos en 5 grupos, que tiene una prestaciones razonables a sus aperturas más abiertas, y muy buenas en cuanto diafragmas un par o tres de pasos. Como tantos objetivos clásicos de los años 70, 80 y 90 del siglo XX. Sigue funcionando muy bien, aunque me gusta más la focal de 40 mm como estándar, que la de 50 mm. Pero es más luminoso, claro. Y muy ligero, con solo 190 gramos de peso. Por supuesto, el sistema de enfoque automático antiguo, tiene inconvenientes notables respecto a los motores USM o STM.

Canon EF 50 mm

En estos momentos, es difícil que me anime a seguir usando el viejo Sigma 28 mm. Ese descentramiento claro, con pérdida de nitidez en un lado de la imagen, no anima a usarlo, especialmente disponiendo de una focal similar Canon EF con motor USM, que sólo tiene ventajas sobre este Sigma. En cuanto al 50 mm,... pues de vez en cuando es divertido usar una combinación que podemos considerar clásica. La que se puso a la venta en 1987 cuando se estrenó el sistema Canon EOS. Tengo el Canon EF 50 mm f1,4 USM que tiene mejores prestaciones a igual apertura, con la ventaja de que abre a f1,4... aunque sin que sus prestaciones sean brillantes, y con la ventaja del motor USM. Pero es más grandote. Para la Canon EOS RP tengo el dedicado Canon RF 50 mm f1,8 STM, y ahí no hay dudas. Más pequeño, sin necesidad de adaptador de montura y más nítido y moderno. Y siempre considerando que, si no necesito la luminosidad de estos objetivos, en realidad prefiero usar la focal de 40 mm.

Canon EF 50 mm

Olympus Trip 35, Rollei Ortho 25 Plus, SPUR Acurol N y la regla "sol f16"

En diciembre recibí un regalo de un conocido que había acumulado recientemente algunos materiales para fotografía con película tradicional y que en estos momentos, por problemas que no vienen al caso, era consciente que no iba a usar en un futuro previsible. Así que simplemente me los regaló. Pasaba de dedicar el tiempo a buscar compradores, y no se iba a hacer ni más rico ni más pobre por venderlos o regalarlos. El lote de productos era de cuatro rollos de película Rollei Ortho 25 Plus caducada en 2020, un lote de películas variadas de Nofoto Lab, y una botella de revelador SPUR Aculrol N sin empezar. De cada cosa iré hablando conforme vaya usando. De momento, en usado dos rollos de Rollei Ortho 25 Plus, y los he revelado con el SPUR Acurol N. Vamos con el primero de ellos.

En los últimos rollos que hice en blanco y negro con la Olympus Trip 35, en el mes de noviembre, cuando compré el adaptador de rosca para poder utilizar filtros en ella, me quedé con la mosca detrás de la oreja por el flojo resultado que obtuve con el filtro rojo. Básicamente, al disminuir mucho la sensibilidad efectiva por los tres pasos de luz que se come el filtro, la cámara había estado usando constantemente aperturas muy abiertas, privilegiando la velocidad de obturación de 1/200 segundo. Y con profundidades de campo muy pequeñas,... había fotos con poca nitidez. O con el plano nitidez en el lugar no deseado.

El caso es que le estuve dando vueltas al asunto, y comprendí que no tenía porqué usar la Trip 35 necesariamente en modo automático, que es como está pensada inicialmente. Tiene un modo manual, con algunas restricciones. Este modo manual está pensado para usar la cámara con un flash. La velocidad de obturación queda fijada a 1/40 segundo, y puedes seleccionar la apertura del diafragma en función de la distancia al sujeto y la potencia del flash. Si tienes un flash con número guía de 20 a ISO 100, con una película de esta sensibilidad podrás fotografiar a un sujeto a 5 metros de distancia con una apertura f4. 20/4 = 5 metros. Si usas ISO 200, cierras la apertura un paso, f5,6. Si usas ISO 25, como la Rollei Ortho 25 Plus, abres dos pasos, f2. Ups. La Trip 35 está limitada a f2,8... mmm... mejor sitúas al sujeto a 3,5 metros, y ya puedes usar esa abertura máxima. 20/3,5 = 5,7... dividido por dos para obtener el equivalente a ISO 25 y da 2,86... f2,8. No es difícil.

Pero claro, si usas la reglas del "tiempo soleado, ajusta f16 para una velocidad de obturación igual a la inversa de la sensibilidad de la película", vemos que un ISO 50 podríamos usarlo, por aproximación con este modo manual a f16. Entre 1/40 y 1/50 hay poca diferencia. Y en el caso de la Rollei Ortho 25 Plus... pues el equivalente sería f11 a 1/40 segundo, con tiempo soleado y sombras nítidas. A partir de ahí vamos bajando a ojo... f8 si está soleado pero las sombras son difusas, f5,6 si esta con un nublado ligero, f4 con un nublado más intenso o en sombras a cielo abierto... Es decir... tenemos un cierto margen para fotografiar en exteriores. Como la distancia focal del objetivo es 40 mm y la cámara es ligera, solo tenemos que tener un poquito de cuidado para evitar las fotos trepidadas. Y como tiene la posibilidad de un enfoque por estimación razonablemente sencillo y sabemos qué apertura usamos, cosa que no sucede en el modo automático, podemos previsualizar lo que va a quedar dentro del intervalo de profundidad de campo.

Revelé el rollo de Rollei Ortho 25 con el SPUR Acurol N. Por lo que he leído en la documentación del químico, es un revelador compensador, por lo que mejoraría el contraste, aplanándolo un poco, en escenas con iluminaciones duras, especialmente si se usa con diluciones elevadas. Parecido a lo que sucede con el Rodinal o con el Kodak HC-110. Pero estaría orientado a obtener una buena nitidez con un grano fino. Dicen. Tiene un elevado tiempo de conservación una vez abierto. En la documentación del fabricante, no aparecía el tiempo de revelado para la Ortho 25 Plus expuesta a su sensibilidad nominal, sino para un índice de exposición 100. Usé el tiempo de revelado para la versión anterior de la Rollei Ortho 25, 11 minutos con la dilución 1+70 a 20 ºC, y con un ritmo de agitación muy suave. Con prelavado para atemperar la emulsión a la temperatura de revelado, y usando agua desionizada, siguiendo la recomendación del fabricante.

Los negativos han resultado un poco más densos de lo esperado, pero perfectamente usables. Como el aumento de densidad es uniforme en toda la imagen y no mayor en las luces que en las sombras, es decir, no se acompaña de un gran aumento del contraste, asumo que se debe a que mi evaluación de las escenas a la hora de ajustar el diafragma fue conservadora, protegiendo las sombras, y que hay un cierto grado de sobreexposición en los negativos. Como digo, no me ha resultado problemático a la hora de digitalizar los negativos con la Panasonic Lumix G100 y el Macro-Elmarit 45 mm f2,8, y con ligeros ajustes de la curva tonal en el software de procesado del archivo digital. El grano es un poquito más notable de lo esperado para una película de sensibilidad baja. Pero el fabricante del revelador avisa de que el uso de diluciones elevadas, y 1+70 lo es, conlleva un cierto aumento del grano. Es lo que pasa con otros reveladores compensadores; tienen una alta acutancia, lo que hace que el grano sea más visible. Pero en general estoy contento con la gama tonal obtenida, y alguna escena muy contrastada ha quedado muy bien. No descarto usar de nuevo esta combinación en un futuro.

Olympus Trip 35 con filtro amarillo - Rollei Superpan 200

Una de las carencias más importantes que encuentro en algunas cámaras compactas para película tradicional es la incapacidad o las dificultades para trabajar con filtros delante del objetivo de la cámara. Especialmente cuando se fotografía con película en blanco y negro. Los filtros de colores, amarillo, naranja, rojo, son los que más uso yo, aunque también cabe el verde, el azul o el infrarrojo, son fundamentales a la hora de controlar el contraste de la toma. Una de las características más interesantes desde el punto de vista creativo de las películas fotográficas es su sensibilidad espectral. Es decir, dentro de espectro de la radiación electromagnética que constituye la luz visible, a qué longitudes de onda una emulsión es especialmente sensible o no. Porque eso va a determinar cómo se van a restituir los distintos colores en tonos de gris.

Las películas suelen denominarse ortocromáticas, cuando no ven el color rojo y su vecindario, el naranja, isocromáticas, cuando pueden tener dificultades para ver el color rojo, pero no su vecindario entre el naranja y el verde, y pancromáticas, cuando teóricamente ven todo el espectro visible, aunque suelen tener una sensibilidad limitada al rojo, siendo cegatas a los rojos profundos. La sensibilidad espectral puede modificarse para cualquier tipo de película con un filtro de color, que dejará pasar las longitudes de onda que conforman ese color, mientras que bloqueará en mayor o menor medida, según su intensidad, las complementarias. Un filtro rojo oscurecerá los verdes e iluminará los rojos y naranjas. Un filtro amarillo oscurecerá los azules, mientras que los amarillos y vecinos, ciertos verdes y naranjas, se aclararán. Hay que considerar que muchas películas tienen cierta sensibilidad a los ultravioletas cercanos, por lo que se proponen los filtros UV para mejorar el contraste en escenas con mucho componente de esta luz, por ejemplo en montaña. Pero en un análisis en Chasseur d'Images, hace ya 25 años como poco, comprobaban que la mayor parte de los objetivos fotográficos ya bloqueaban suficientemente esta radiación, por lo que los filtros, más allá de una protección mecánica a los golpes del elemento frontal, poco hacían aparte de degradar la imagen por la introducción de superficies extras en el paso de la luz.

Luego tenemos las películas como la usada en las fotos de hoy, la Rollei Superpan 200, que son pancromáticas con la sensibilidad espectral extendida a los rojos profundos, son realmente pancromáticas, y al infrarrojo cercano. Entonces, incluso si ponemos un filtro que bloquee el verde como un filtro rojo, la vegetación verde aparece más clara, porque refleja el infrarrojo. Se observará que las fotos de hoy, con un filtro amarillo, los árboles aparecen con tonos relativamente claros. Para que no se me olvide, está revelado en Ilford HC-110 dilución B (1+31) durante 6 minutos.

Cuando recibí la Olympus Trip 35 comprobé que, al igual que la Olympus Pen EE3, tiene una rosca para filtros delante del objetivo, pero de un diámetro que hoy en día es muy poco habitual, 43,5 mm. El 43 mm es más frecuente, y tengo filtros para ese diámetro, pero no son válidos, por culpa de ese medio milímetro. Me puse a buscar una solución, y encontré un adaptador de filtros de 49 mm de diámetro de rosca, de los que tengo varios, a 43,5 mm. Con este adaptador, el filtro cubre también el fotómetro de células de selenio que rodea al elemento frontal del objetivo, por lo que permite tenerlo en cuenta al medir la luz. Lo compré, y con este rollo de Superpan 200 he probado el filtro amarillo.

El resultado... pues ha venido condicionada por el hecho de que los negativos están subexpuestos prácticamente un paso. Un error cometido por la forma en la que trabajo el Ilford FP4 Plus 125, con el que probé la cámara. Ajusté el fotómetro de la cámara a un índice de exposición 320, y eso produjo la subexposición. Aun así, muchos negativos mantuvieron información suficiente. Lo que pasa es que al ajustar los puntos negro y blanco tras digitalizarlos, el resultado final es más contrastado de los esperado, como si hubiera forzado el revelado de la película, pero en la fase digital del procesado mixto de los negativos. En cualquier caso, la cámara funciona correctamente con el filtro puesto, por lo que estoy encantado. Dentro de unos días, os mostraré otro, que todavía no he revelado, con un filtro rojo, más intenso.

Fotografía infrarroja en lo más tórrido del verano - Mir-1 37/2,8 con Hoya IR72

Tengo por costumbre, por aquellos de mantener el músculo cardiaco en forma, de dar amplias caminatas los sábados por la mañana, también los domingos si puedo, por los alrededores de Zaragoza. Entre 8 y 18 kilómetros tienen mis recorridos, según el tiempo del que disponga. Y suelo llevar conmigo una cámara fotográfica por lo que pueda surgir. Pero hace un poco más de un par de semanas, no sabía muy bien qué llevar. El día prometía ser muy caluroso, y las condiciones de luz,... lo propio del verano. Dura con escenas muy contrastadas. Así que consideré la posibilidad de poner a alguna cámara un rollo de Rollei Superpan 200, pancromática en blanco y negra con sensibilidad extendida al infrarrojo cercano. La cuestión era... ¿a qué cámara y con qué objetivo?

Por mi participación en la #CrappyCommieCameraParty, de la que ya he hablado previamente, pensé que estaría acorde con lo que voy haciendo este verano usar algún objetivo fabricado más allá del telón de acero que admitiera mi objetivo Hoya IR72 de 49 mm de diámetro. O sea, o bien el Carl Zeiss Jena Tessar 50/2,8 fabricado en la antigua RDA o el Mir-1 37/2,8 fabricado en la antigua Unión Soviética. Me decidí por este último. Al pensar fundamentalmente en paisaje, la focal más abierta del Mir-1 me parecía más conveniente. Hice alguna prueba piloto con la Zenit 3M y la Praktica MTL5 que me permiten seguir participando en la "party",... pero las fotos más series de esa mañana las hice con la Canon EOS 3 de mi amigo Luis. Las que he publicado ya en alguna red social, equivocadamente pone que usé mi Canon EOS 100... pero no. Fue la EOS 3.

El año pasado y a principios de este verano he usado cámaras telemétricas  para la fotografía infrarroja. Usando diafragmas abiertos, como máximo f4, con velocidades de obturación de 1/60 segundo, se pueden usar a mano alzada, siempre que se usen películas de sensibilidad nominal ISO 200 o superior. Con o sin subexposición y posterior revelado forzado. Pero puede haber problemas con la nitidez por la escasa profundidad de campo y el impreciso enfoque de la radiación infrarroja. El infrarrojo cercano no enfoca en el mismo punto que el espectro visible, y las marcas tradicionales para fotografía infrarroja pueden ser una corrección excesiva ya que están pensadas para longitudes de onda más largas que aquellas a las que tienen la sensibilidad extendida las películas como la Superpan 200. Por ello, decidí llevarme la reflex y un trípode, aunque fuera uno ligero, que me permitiera usar un diafragma f11, útil en paisaje, y que englobase por su profundidad de campo los posibles errores debidos a los distintos planos de enfoque de las distintas longitudes de onda de la luz.

Todo ello un poco masoquista por mi parte,... porque fue uno de los días más calurosos de este verano, incluso si salí de casa a las nueve de la mañana. Aunque me llevé bebida fresca en la mochila, cargar con la réflex y el trípode, y el ajetreo de montarlo y estabilizarlo en cada una de las tomas... pues volví cansado. y un poquito deshidratado. Nada grave... pero ya no me apeteció hacer nada más el resto del día. La caminata no es de las más largas, casi nueve kilómetros, entre mi casa y el barrio de Santa Isabel, no por la ruta más corta, pero si normalmente me cuesta dos horas, incluyendo el hacer alguna foto de vez en cuando, en esta ocasión fueron tres horas y media, contando que cada foto incluye todo el ajetreo del trípode, enfocar sin filtro, poner el filtro, hacer la foto usando el temporizador de la cámara, etc.

Pero el resultado está bien. Como la semana siguiente estuve muy ajetreado con distintas cosas y anduve con poco tiempo, revelé a la vez que el rollo de Ilford FP4 Plus 125 hecho con la Holga del que os hablé el otro día, en Kodak HC-110 dilución 1+119, desatendido, una hora a 20 ºC, con cinco inversiones del tambor de revelado al principio de la hora y tres inversiones a los 30 minutos. No soy excesivamente partidario de este tipo de revelado, que he usado más en el pasado, pero con este rollo, el revelado compensado ha venido bien para un buen contraste de los negativos, y aunque con un poco más de grano del previsto, las fotografías están bien expuestas y nítidas. Están digitalizadas con la Panasonic Lumix G100, porque la Lumix G9, que pasó hace poco por taller, ha vuelto a fallar, por lo que tendré que discutir con el servicio técnico por chapuceros... pero ya cuando vuelva de un pequeño viaje que tengo previsto este fin de semana.

Como digo, en general estoy satisfecho con los resultados. 36 fotos en el infrarrojo en una mañana son muchas fotos, por lo que no pueden ser todas interesantes, ni mucho menos. Pero me ha servido para intentar algunas ideas en las composiciones, algunas con más fortuna y otras con menos. A lo largo de la entrada os he ido dejando ejemplos. Espero que la experiencia os sea útil. Una alternativa para los días más calurosos, en los que la radiación infrarroja es más abundante. Aunque nuestros ojos no la vean nuestras cámaras, con la película adecuada, sí que la ven.

Ah... una cuestión. En cámaras Canon EOS como la EOS 3 o la EOS 100, se desaconsejaba usar película infrarroja, que quedaba velada por la célula de luz infrarroja que contaba las perforaciones de película al avanzar el motor un fotograma tras cada toma. Pero eso era importante con las antiguas películas infrarrojas que llegaban hasta los 900 nm o más de sensibilidad. Con las que yo uso habitualmente, que no suelen llegar a los 800 nm, no es problema y se pueden usar sin problemas.