La fotografía como afición y otras artes visuales

CARLOSCARRETER.ES

MIR-1 37/2,8 M39 - Un objetivo para la Zenit 3M (II)

Estas semanas atrás he ido contando la pequeña, pero muy entretenida, odisea de adquirir y poner en marcha una Zenit 3M, cámara soviética fabricada en el año 1967 con un anagrama grabado del 50º aniversario de la Revolución de octubre. ¿Por qué le llamo pequeña odisea?

Porque sin darme cuenta compré una cámara con montura M39 en lugar de M42; son de este tipo los objetivos que ya disponía.

Porque el aparato me gustó y hube de buscar un objetivo para acompañarla que me satisficiera.

Porque encontré este objetivo en el MIR-1 37/2,8 M39, pero me precipité al probarlo primero con una cámara digital y resultados muy pobres.

Entramos pues en la tercera entrega sobre la cámara, la segunda sobre el objetivo. Tras la primera prueba con resultados pobres, me senté el fin de semana tranquilamente en casa, cogí el objetivo, los limpié un poco, venía bastante limpio, y analicé sus construcción y funcionalidad de nuevo. Corregí la mala alineación de determinados componentes que ya comenté. El elemento frontal, una gran lente divergente, grande en comparación con el conjunto, viene montada sobre un cilindro de metal que se enrosca y desenrosca con facilidad del resto del objetivo. Así que la desmonté, lo limpié y la monté de nuevo con cuidado para que quedara todo en su sitio. Ha quedado mucho más mono.

Ahora queda mucho más claro cómo funciona. Si esto lo hice el sábado, el domingo monté el objetivo en la cámara y busqué un carrete para volver a probar. Opté por un Kodak T-Max 100. Alguien dirá... mira que tirar un carrete de una película perteneciente a la nobleza de Kodak en una mera prueba... Sinceramente, no me llevo bien con las T-Max, y con las películas en blanco y negro de Kodak en general. Prefiero, los productos británicos, es decir Ilford. Y como tenía el carrete desde hacía mucho tiempo, decidí usarlo para esto, en lugar de dejar que se siguiera muriendo de asco en la nevera.

Ese domingo por la mañana fue de sol radiante. Al objetivo le puse un polarizador B+W para mejorar la definición de las posibles nubes que aparecieran en el cielo, no encontré el filtro amarillo de 49 mm, que además me sirvió para dosificar los reflejos, ya que me fui a pasear por la ribera del Ebro.

Como además el lunes estaba agobiado con diversos temas y cansado, usé el revelado del vago. Es decir, hice un desatendido con Rodinal 1:100, mientras me tumbaba en el sofá viendo un rato la tele tras llegar a casa después de trabajar y comer algo. Una horita más o menos tuve a remojo en la sopa el carrete, con unos achuchones suaves al principio y otros a los 30 minutos. Acallé mi conciencia diciéndome que el revelado desatendido es adecuado para películas de grano fino, y especialmente como revelado compensador, para domar los posibles fuertes contrastes de una mañana al aire libre con sol radiante.

He digitalizado los negativos con la Panasonic Lumix G9 calzada con el Leica DG Macro-Elmarit 45/2,8 ASPH. Es la primera vez que uso esta cámara para esto; ha ido sin problemas. He ajustado los negativo al encuadre, por lo que no aparecen en el formato 3:2 habitual, sino en un 4:3, habiendo perdido algo de información en cada uno. Pero me da igual porque era una mera prueba. Así que tengo unos archivos digitales de 20 megapíxeles largos, con un contraste mucho más suave del que me esperaba. Al procesar los ficheros digitalizados, he corregido el contraste, lo que ha hecho que el grano se haya hecho más notorio de lo que era en un principio. Lo habitual. En cualquier caso, tamaño suficiente para valorar de modo no científico, pero racional, la nitidez del objetivo.

Y he decir que, lejos del mal rollito que me produjo en la prueba con la cámara digital, aquí todo fue bien. En un par o tres de ocasiones me olvidé de que tras enfocar hay que girar el aro para cerrar el diafragma a la apertura de trabajo, pero por lo demás, el resto de los negativos están correctamente expuestos y enfocados.

He de decir que, salvo algún primer plano con diafragma abierto, las tomas generales están enfocadas usando las escalas de profundidad de campo del objetivo. O bien a la hiperfocal, o por zonas a la distancia estimada del sujeto. Es más rápido que enfocar a través del visor de la cámara. Que es suficiente, pero no especialmente para tirar cohetes.

Una vez que te acostumbras a la idiosincrasia de la cámara, he decir que el objetivo es bastante agradable de usar. Y me ha parecido más nítido de lo que yo pensaba. Con una focal "rara" de 37 mm (ángulo de visión horizontal: 51,88 º), se acerca un poco más al uso con un 35 (ángulo de visión horizontal: 54,43 º) que con un 40 mm (ángulo de visión horizontal: 48,46 º). Pero en cualquier caso, son focales muy próximas y con usos muy similares. Bien es cierto que al haber perdido un 11% de la información en la digitalización, han quedado más "estrechos", menos angulares.

Entendámonos, no es una cámara para usar todos los días. Incluso si eres aficionado en exclusiva a la fotografía con película tradicional, no es la cámara que yo recomendaría. Aunque es cierto que está mejor construida y parece más fiable que modelos posteriores de cámaras soviéticas con montura M42. Y el objetivo tiene un aspecto excelente. Pero sí que estará muy bien para llevar a paseos fotográficos colectivos, en los que además de hacer alguna foto, dará lugar a comentarios, conversaciones y anecdotarios diversos.