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Lomochrome Metropolis, desaturada y cara película de Lomography - Zenit 3M con Mir-1 37/2,8

Vuelvo de nuevo, como está siendo habitual este verano, al uso de cámaras y otros equipos fotográficos fabricados antes de 1990 en los antiguos países de influencia soviética, o en la misma Unión Soviética. Como ya he comentado varias veces, estoy en esta historia como consecuencia de la iniciativa #CrappyCommieCameraParty impulsada en Twitter por @ShittyChallenge. Y en esta ocasión nos vamos al núcleo esencial de las cámaras soviéticas, a la Zenit 3M versión 50º aniversario de la Revolución de Octubre... que fue en noviembre.

Hace tres años que me hice con esta cámara. Que es lo suficientemente arcaica en su diseño como para que la montura de los objetivos intercambiables sea de rosca de 39 mm en lugar de la mucho más habitual rosca de 42 mm, en el momento en que se fabricó. Esta rosca de 39 mm es la misma que la de las cámaras telemétricas Leica hasta mediados de los años 50, o de las telemétricas de Canon. Pero al ser una cámara réflex, la distancia de brida, es decir, la distancia entre el plano de la montura y el plano de la película es mayor que en las telemétricas mencionadas, por lo que los sistemas no son compatibles entre sí. Un objetivo Leica de rosca de 39 mm puede ser montado sobre la Zenit 3M. También los Canon para cámaras telemétricas. Y los objetivos de ampliadoras, que también usan esa montura. Pero con ninguno de estos se puede conseguir el enfoque a infinito.

Cuando la compré, muy barata a pesar de estar en excelente estado y de sus curiosas inscripciones celebrando la revolución soviética, pensaba que tenía una montura de 42 mm y que podría aprovechar las ópticas que tengo con esa montura. Pero no fue así y me tuve que buscar un objetivo adecuado, que fue el Mir-1 37/2,8 Grand Prix Brussels 1958, basado en el Flektogon de Carl Zeiss de 35 mm. Al contrario de otros objetivos soviéticos, no es una copia descarada del objetivo alemán, sino que tiene alguna modificación buscando mejorarlo. El caso es que no va mal. Con el sol de frente o lateral tiene cierta tendencia los artefactos luminosos y a la pérdida de contraste, pero es razonable nítido. El diafragma no es automático, por lo que hay que enfocar a plena apertura y luego cerrar a la de trabajo para hacer la foto. Tiene un sistema, con un tercer aro, además del de enfoque y el de selección de diafragma, al que, cuando te acostumbras, le encuentras diversas ventajas. Especialmente si adaptas el objetivo para su uso para una cámara de exposición automática como las Canon EOS; en ese caso puedes ir controlando visualmente y de forma continua la profundidad de campo y seleccionar visualmente a qué apertura quieres hacer la foto. Como sucede con los objetivos de montura M42, funciona mejor y es más agradable de usar con un adaptador sobre las Canon EOS que sobre las cámaras específicas de estos objetivos. El objetivo venía con un aro que permitía su uso sobre roscas de 42 mm. Y lo conservo y utilizo.

Cuando compré película a final de junio para esta "fiesta" de las cámaras zarriosas soviéticas, en una de las tiendas de Zaragoza que disponen de cierta variedad de emulsiones, tenían algún ejemplar de película Lomochrome Metropolis XR 100-400. Una película de Lomography que es excesivamente cara para lo que ofrece, pero que me di el capricho de probar. A pesar de ese sufijo "chrome", no son diapositivas. Se vende como película negativa en color. Sin una sensibilidad nominal definida, Lomography la comercializa para su uso entre IE 100 e IE 400. Yo la he usado a IE 200. Tiene unos colores muy desaturados y es bastante contrastada. Me pregunto si lo del "chrome" viene de que realmente es una película diapositiva que se vende para hacer procesado cruzado en C-41... aunque en varios sitios dicen que no. No sé quién fabrica esta película. Lomography no es fabricante. Pone su marca y comercializa emulsiones de fabricantes diversos.

Como sabía de antemano esa tendencia a los contrastes elevados y a los colores desaturados, usé la película un sábado de luz suave, en el que las nubes matizaban la luz que iluminaba Zaragoza a principios de julio. Aunque el paseo fotográfico lo hice solo, en la medida de lo posible intenté incluir personas en los encuadres. Estos aspectos visuales especiales tienen para mí un problema; llaman la atención, y sobre el motivo adecuado quedan bien, pero tienden a cansarme. La presencia de seres humanos siempre dota de un plus de interés a las fotografías, especialmente en fotografía urbana. La película tiene un grano muy considerable, y una cierta dominante verdosa, que tal vez se deba a la técnica de Carmencita Film Lab que la escaneó en el laboratorio. Por un comentario que hizo al remitir los resultados, no estaba familiarizada con la emulsión. Pensó que se trataba de película caducada. En otras pruebas que he visto en internet, esta dominante no está presente, o tan presente. Las fotos las muestro tal y como las han mandado, pero igual les doy un repaso para ajustar los colores de forma más neutra.

Por lo demás,... pues la Zenit 3M, por mucho que me caiga simpática, causa problemas. No me rompió la película como sucedió con algún rollo en blanco y negro, también durante el mes de julio recientemente pasado, pero hay tres o cuatro fotogramas en las que una de las cortinillas del obturador invade la imagen. Os he puesto un par de ejemplos. Así que está cayendo rápidamente en la categoría de las cámaras no fiables. El objetivo, por otro lado, con los adaptadores oportunos, es posible utilizarlo en cámara para película con montura de rosca M42 o con montura Canon EF. También en cámaras digitales diversas. Y no va mal. Bueno... con las digitales se notan más sus deficiencias. Pero es un objetivo que los soviéticos lanzaron al mercado en los años 50 del siglo XX sobre un diseño alemán de los años 30... así que... qué puedes esperar.

Nueva puesta en marchar de la Zenit 3M y el Mir-1 37/2,8 con Lomography Berlin Kino 400

Hace un par de años que me hice con la curiosa, no carente de encanto, y muy soviética cámara Zenit 3M, versión conmemorativa del 50 aniversario de la revolución de octubre en Rusia. O sea, una cámara de 1967. Una vez que le coges el tranquillo a la cámara, cosa que no es difícil, pero sobretodo al objetivo Mir-1 37/2,8 que le busqué para acompañarla, es divertida de usar. Y también en color obtuve en su momento resultados bastante razonables. Pero en marzo de 2019, como consecuencia de un golpe en el parasol que le incorporé, sufrió un problema que ha hecho que haya estado en dique seco durante una temporada.

Pura vagancia, puesto que hace unas semanas la llevé a un mecánico reparador de material fotográfico y me lo resolvió en cinco minutos. Para comprobar que el comportamiento de la cámara había vuelto a su natural ser, le puse un rollo de Lomography Berlin Kino 400, le coloqué un filtro Heliopan amarillo nº 8 y salí a hacer fotos. Creo que yo no me queda ningún rollo más de Berlin 400 de los que me regalaron en septiembre del año pasado. De Potsdam 100 en formato 120 aun me quedan un par de rollos.

El revelado lo hice al mismo tiempo que una Ilford SFX 200 de la que no os he hablado todavía. En Kodak HC-110, dilución B (1+31), a 21 ºC y durante 8 minutos y 5 segundos. Como siempre, agitación inicial continua durante 30 segundos y luego cuatro inversiones del tambor de revelado, tranquilas, cada minuto y hasta el final del tiempo previsto. El tiempo de revelado que le di es superior al recomendado. Si este es de 7 minutos a 20 ºC, con la corrección por el aumento de un grado en la temperatura hubiera tenido que ser aproximadamente de 6 minutos y 30 segundos. Pero conociendo la película y el contraste de las ópticas "vintage", que dicen los modernos, el aumentar el contraste un tanto aumentando el tiempo de revelado, no me importó gran cosa y me ahorre una operación de revelado. He de decir que no usé fotómetro. La cámara no lleva ninguno incorporado. Pero las condiciones de luz no hacían difícil estimar a ojo la exposición.

Digitalicé los negativos con mi Panasonic Lumix G9 calzada con el Leica DG Macro-Elmarit 45/2,8 ASPH, en modo alta resolución, lo que me da casi 70 megapíxeles de archivo aprovechable. Teóricamente esto permitiría imprimir a un tamaño de 100 cm x 60 cm... pero creo que yo no lo haría. Me conformaría con 45 cm x 35 cm... quizá un poco más. Todo el sistema tiene tolerancias y holguras que disminuyen algo la calidad. Pero el resultado final no está mal. Las imágenes son correctas, con abundancia de información tanto en sombras como en las altas luces, con una densidad del negativo ligeramente aumentada, como si tuviera una ligera sobreexposición, que no llega a un paso.

Como curiosidad, hasta he realizado un panorama uniendo tres fotogramas. Tengo varias versiones os dejaré puesta la que muestra mejor los tres fotogramas. Y permite obtener un archivo de 136 megapíxeles, con 112 aprovechables. Y con el que he hecho pruebas de impresión que indican que se podrían hacer un copia en tamaño Din A2. Más... sería imprudente. Pero está bastante bien.

El principal problema que veo es que, habiendo usado casi siempre diafragmas de f/8 o f/11 por la abundancia de luz estival, se observa un viñeteo mecánico en las esquinas. Que yo había percibido en el rollo que expuse cuando se averío, debida a la intrusión del parasol metálico que se atascó en la rosca de filtros del objetivo. Ahora no es tan notable, pero es evidente. Y es que me da la impresión de que la rosca de 39 mm de la montura de esta cámara es insuficiente. Y probablemente sea el motivo por el que se abandonó por la rosca de 42 mm en modelos Zenit posteriores. Tengamos en cuenta que el diámetro de la montura de los objetivos de las cámaras digitales sin espejo actuales ronda los 54 o 55 mm. Recordad que el viñeteo mecánico, cuando un objeto se interpone en el paso de la luz, aumenta cuando cerramos el diafragma, mientras que el viñeteo óptico, debido a la caída de la luz en las esquinas por la naturaleza del diseño óptico, disminuye cuando cerramos el diafragma. Lo dicho. La cámara es simpática de usar, pero la calidad final, suficiente para muchas aplicaciones, es limitada.

Zenit 3M + MIR-1 37/2,8 con película Fujifilm Superia XTra 400

Tenía pendiente revisar este equipo de origen soviético, cuyos resultados en blanco y negro ya había presentado previamente en estas páginas, con película negativa en color. En estos momentos estoy embarcado en un proyecto expositivo de la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ, que verá a la luz dentro de unos meses en el marco de las actividades culturales del Ayuntamiento de Zaragoza, sobre fotografía estenopeica. Y en este contexto, dediqué un fin de semana en septiembre a realizar fotografías estenopeicas, y me llevé también la Zenit 3M con el MIR-1 37/2,8 para documentar los lugares en los que realicé las anteriores. Para ello, cargué la cámara con una película todo terreno como es la Fujifilm Superia XTra 400, apta para casi todo tipo de situaciones.

Y en uno de los primeros fotogramas del carrete ya se aprecian los principales problemas de una óptica cuyo diseño se remonta a finales de los años 50, aunque está basada en otras anteriores de origen alemán.

Prestando un poco de atención a la imagen se puede comprobar de forma inmediata un par de defectos, que se pueden considerar más o menos importantes según las situaciones. El primero es la apreciable distorsión en cojín que tiene el objetivo, que no es de extrañar en un diseño angular de tipo retrofoco de esa época. Se aprecia bastante en las líneas horizontales que limitan el muro sobre el que está realizada la pintura callejera.

El segundo es el flare debido al contraluz, con un fondo de cielo con una fuerte luminosidad con respecto al objeto principal. El sol no aparece en el encuadre, pero no anda lejos, y nos deja ese círculo hexagonal de color rosado, y un pequeño óvalo blancoamarillento en la parte inferior de las letras amarillas. Es un objetivo que no se lleva especialmente bien con los contraluces o con las luces intensas en el encuadre. Ya he buscado un parasol que le convenga para paliar el problema.

En un uso general del objetivo, no presenta especiales problemas. Los objetivos de aquella época estaban pensados para ser utilizados con aperturas medias, reservando las plenas aperturas a situaciones de luz escasa. Y a aperturas entre f/5,6 y f/11, el objetivo presenta una definición y rendimiento suficientes en todo el campo. Mi sensación es que ofrece un contraste bajo pero agradable. Este tipo de película me ofrece habitualmente más contraste y saturación con objetivos modernos; pero no va mal con este objetivo. Aunque sus revestimientos no puedan competir con los más modernos, son suficientes para realizar fotografía en color con dignidad.

El carrete fue revelado en Revelatum Revelado Analógico, que tiene una cierta tendencia digitalizar con tonos cálidos, que a mi me viene bien la mayor parte de las ocasiones. Si no, hago alguna pequeña corrección en el equilibrio de color, y sin problemas.

Conforme avanzaban las tardes de este fin de semana, la luz empezaba a escasear. Aunque persistí la mayor tiempo en usar diafragmas de f/8 o f/5,6 como mínimo, bajando la velocidad como mucho hasta 1/30 s, aunque evité bajar de 1/60 s, no pude evitar quedarme corto de exposición en algún fotograma. Ahí ya aparecen en las sombras del mismo otras dominantes de color debidas a la subexposición, que son más difíciles de controlar con la película de Fujifilm que por ejemplo con las Kodak Portra 400. Pero claro, hay una diferencia de precio entre ambas.

De todos modos, en situaciones de aire libre, con este objetivo vale la fórmula de Weegee; "f/8 and be there". Es decir, f/8 en el diafragma, enfoque por zonas o a la hiperfocal para no perder tiempo, y estar en el lugar y en el momento adecuado. Aun me quedaron algunos fotogramas para alguna toma urbana, y un retrato de grupo de algunos de los participantes del proyecto de fotografía estenopeica que he comentado.

Zenit 3M - Nunca hay que dar nada por sabido...

Hace un tiempo me hice, siempre por precios tirados, mucho más baratos de lo que se puede encontrar hoy, dos o tres años más tarde, con algunas cámaras réflex y algunos objetivos de la antigua República Democrática Alemana (RDA) y Unión Soviética (URSS), con montura siempre de 42 mm. Las cámaras me daban un poco igual, pero algunos objetivos tenían su interés. Y no hay que olvidarse, que durante décadas, y probablemente ahora también, casi no hay objetivos con un diseño racional tipo Tessar o tipo Planar, Biotar les llamaban a estos en la RDA, con el que no se pueda obtener una imagen decente a aperturas entre f/5,6 y f/11. Las grandes aperturas son otro cantar.

Como digo, tenía más interés en los objetivos que en las cámaras. En una feria de coleccionismo en Zaragoza, me hice por 20 euros con una Zenit E, conmemorativa de los Juegos Olímpicos de 1980, con un Industar-50-2 50/3,5 muy simpático y minúsculo. Este objetivo tiene una fórmula óptica similar a los Tessar, 4 lentes en 3 grupos, y como todos los de este tipo son poco luminosos, blanditos en las esquinas y en los laterales, y nítidos en el centro. Conforme diafragmas, son utilizables en todo el campo. Pero la Zenit E tenía un nivel de construcción pésima y no duró más que un carrete. El objetivo lo he usado después con alguna Practika, o con algunas Pentax o Canon con adaptadores.

También conseguí por un precio muy razonable, antes que determinadas operaciones comerciales los elevara irracionalmente de precio, un Meyer-Optik Görlitz Trioplan 50/2,9, un triplete acromático muy sencillito y pequeño, que también conviene usar diafragmado, porque con aperturas grandes la periferia del campo pierde mucho.

Revolviendo hace unos días por eBay, encontré una oferta interesante para una Zenit 3M. Una cámara cuya funcionalidad es básicamente como la Zenit E, muy elemental, sin ningún tipo de fotómetro integrado, pero realizada íntegramente en metal, con un estado de conservación buenísima, con inscripción conmemorativa del 50º aniversario de la Revolución de Octubre de 2017, que como NO todo el mundo sabe fue en noviembre de ese año, sin objetivo, por 19,90 euros más 5,75 euros de gastos de envío. La cámara está realmente impecable, el nivel de calidad de los aparatos soviéticos mejora cuanto más antiguos son, y pensé que combinada con el Trioplan sería un chisme simpático para pasear de vez en cuando y dar que hablar a la gente.

Claro,... la compré así de alegremente porque di por hecho que la montura de la cámara era la de rosca de 42 mm, la M42 tradicional de toda la vida, y que iba a convenir para todos mis cristales de más allá del Telón de acero, así como para algún Asahi Pentax que tengo por la estantería. Pues no... metí la pata. Las primeras Zenit soviéticas no tenían montura M42 sino M39, con paso de rosca de 39 mm similar a las Leica de rosca. Y con una distancia de brida, distancia entre el plano de la montura y el de la película, de 45,2 mm. Las cámaras con montura M42 tenían una distancia de brida de 45,5 mm. Por lo tanto, los objetivos M39 se podían poner en la M42 con una arandela adaptadora, manteniendo el enfoque a infinito, pero al contrario, imposible enfocar a ninguna distancia.

Podréis observar que en la cámara hay montado un Canon 50/1,8 de montura L39, la de las Leica de rosca. Esta montura es físicamente igual, pero la distancia de brida de las Leica y Canon telemétricas es de 28,8 mm. Por lo tanto, al montarlo sobre la Zenit 3M no permite el enfoque a infinito, aunque así a cortas distancias. Es como si al Canon 50/1,8 le hubieses puesto un tubo de extensión de 16,4 mm. Eso quiere decir que enfocado a infinito, el objetivo enfoca como máximo a 27 cm de distancia, con una magnificación de 1:3. Al enfoque mínimo de 90 cm, el objetivo enfoca a 25 cm, con una magnificación de 1:2,5. Es decir, que solo es utilizable para fotografía de aproximación, casi en el terreno del macro.

Como podréis advertir, la cámara no es muy grande, aunque se siente sólida y un consistente en las manos. Tiene el curioso anagrama de celebración del aniversario de la revolución, muy estilizado, en el que podemos ver, además de las cifras 1917-1967, la torre del Kremlin con su estrella roja, un acorazado Potemkin con sus tres chimeneas, y un cohete lanzado al espacio. El modelo Zenit 3M (Зенит 3м) se comenzó a fabricar en 1962... aunque con unas soluciones tecnológicamente periclitadas. De acuerdo a las dos primeras cifras del número de serie de este ejemplar, se fabricó, como era de suponer en 1967. Otra curiosidad para los amantes de la cosa comunista... cuando abatieron a Ernesto "Che" Guevara, entre sus pertenencias se encontró una Zenit 3M.

Por lo demás, los ajustes de rigor. El diafragma en el objetivo. No se cierra automáticamente al disparar. Así que conforme los cerremos a la apertura de trabajo, el visor se oscurece. Ya se sabe, primero enfocar, luego cerrar el diafragma. La velocidad de obturación en una rueda de selección en la parte superior. Velocidades de 1/30 a 1/500 más posición B. Velocidad de sincronización del flash a 1/30. No lleva zócalo para el mismo. La rueda de velocidades gira libremente entre ellas levantándola ligeramente. Pero se recomienda no hacer el recorrido directo entre 1/500 y la posición B. Siempre he pensado que la Zenit E se me arruinó por hacer eso. Tiene un escala de sensibilidades de la película en unidades GHOST, similares a las ASA, luego ISO, aunque con valores peculiares. Por ejemplo, 65 y 130 GHOST en lugar de 64 y 125 ASA. Pero da igual porque sólo está para recordar la película que llevas; no hay fotómetro.

Un engorro... al disparar la foto, el espejo se queda levantado, y no vuelve a su posición hasta que avanzas la película y rearmas el obturador. Con lo cual, no se ve nada. Como en las Hasselblad.

A pesar de las circunstancias, decidí probarla. Usé un Ilford XP2 Super 400 de 24 exposiciones que tenía en la nevera. Me dan rabia estos carretes, porque cuando los llevas a revelar y escanear según el proceso C41 te cobran lo mismo que si fuesen de 36 exposiciones. Así que, como llegó a mí por un errar, lo tenía ahí guardado. Decidí usarlo, pero revelarlo convencionalmente con HC-110 en dilución B (1+31) durante 5,5 minutos a 20 ºC.

Al rebobinarlo se rompió cerca del principio de la película. Probablemente, fue mi culpa por soltar el botón de desembragado del mecanismo de avance, que no permanece fijo y hay que mantener permanentemente pulsado mientras se rebobina.

Por supuesto, tuve que buscar motivo en el ámbito de la fotografía de aproximación, a poco más de 25 cm de distancia del plano de la película.

La experiencia es anecdótica. Pero me apetecía probarla. Con un objetivo adecuado cumplirá su misión. Salir a pasear, preferente en grupo, y dando que hablar al resto del personal, especialmente si son fototrastornados como yo.

Como no me apetece volver a tener los mismo objetivos entre los 50 y los 58 mm que ya tengo en montura M42, he buscado por un precio razonable en eBay un objetivo MIR-1 37/2,8. Sí... 37 mm de longitud focal. Ni 35 ni 40 mm. Cosas de los soviéticos. Que a veces vendían los 50 y los 55 mm como 53 mm, con lo que nunca sabías exactamente que objetivo es cual. En cualquier caso, una buena focal para pasear. Ya os contaré cuando la tenga.

Zenit-E - un carrete de Fujifilm Acros 100 antes de fenecer

Comentaba hace unos días mi compra de la cámara soviética, fabricada en la época de los Juegos Olímpicos de Moscú 1980, la Zenit-E. Ya comentaba que después de comprarla detecté problemas con el obturador, por lo que había probado el objetivo, Industar-50-2, con la Canon EOS 5D Mark II, pero no había tenido ocasión de probar la cámara.

Recordemos el aparato con su objetivo...

Por lo que he podido leer, el conjunto del mecanismo que arma el obturador y la cortinilla de tela del mismo son bastante delicados. En principio, yo no hice la maniobra que causa la mayor parte de los problemas. Gracias a mi familiaridad con una mucho más prestigiosa Leica IIIf, sé que el ajuste de la velocidad de obturación para la fotografía hay que hacerlo después de avanzar la película al mismo tiempo que se arma el obturador. Si se ajusta la velocidad de obturación antes en la Zenit-E parece que hay un grave riesgo de que la cortinilla del obturador se desajuste. Yo digo que no hice esa maniobra, porque a pesar de ser un cámara fabricada en torno al año 80, su rueda de velocidades de obturación parece más propia de las cámaras de mitad de siglo XX. Sin embargo, al ajustar la posición "bulb", "B", empezaron los problemas. No obstante, el sábado por la mañana conseguí que volviese a funcionar.

En tal estábamos, que le puse un carrete de Fujifilm Acros 100, le monté el Industar-50-2 y, aprovechando que la mañana estaba con nubes y claros y la luz no era muy dura a pesar de estar cerca del mediodía, me fui a hacer unas fotografías por los alrededores del Tercer Cinturón de ronda de Zaragoza y el camino de Miraflores.

El revelado lo hice según los tiempos recomendados con Tetenal Ultrafin Plus durante 6 minutos y medios, con agitación durante un minuto y posteriores agitaciones suaves durante 5 segundos cada 60 segundos. Nunca he sido partidario de la agitación muy fuerte. Y menos con una película de grano fino con amplia gradación de grises, que no conviene estropear con meneos exagerados.

El fotómetro de la Zenit-E es un fotómetro de selenio, que no necesita pilas, y que se encuentra sobre el objetivo. No tiene medición a través del objetivo. Como suponía, la célula de selenio se encuentra bastante agotada y aunque da una medición, esta produciría una sobreexposición muy importante. Como olvidé coger el fotómetro de mano, optó por estimar la exposición.

Ya sabéis... si el cielo está despejado y soleado, la exposición correcta para una película de ISO 100 como la Acros sería f/16 y 1/100 s o cualquier otra combinación equivalente. Como la Zenit-E no tiene posición 1/100 s, con ajustar 1/125 s, que es la más cercana ya es suficiente.

Como podréis comprobar en las fotografías que acompañan esta entrada, estuvo nublado la mayor parte del tiempo, por lo que siguiendo la regla cerré el diafragma dos pasos, y en la mayor parte de las ocasiones usé f/8 y 1/125 s, o combinaciones similares según la gestión de la profundidad de campo que quisiera hacer. Es decir, f/11 y 1/60 s o f/5,6 y 1/250 s serían combinaciones igualmente válidas.

Como el visor de la Zenit-E no es muy bueno, durante la mayor parte del paseo utilicé el enfoque por zonas o en la hiperfocal gracias a la útil y generosa escala de profundidades de campo que proporcionan los 300 º de giro de la rueda de enfoque del Industar-50-2. Salvo en casos en los que se necesiten profundidades de campo pequeñas o lugares con poca luz, lo mejor es disparar con este objetivo a f/8, apertura a la que da una calidad razonable. Por debajo de f/5,6, las esquinas se degradan mucho aunque el centro del fotograma sigue siendo muy aprovechable. Entonces lo mejor es usar el f/3,5 y el f/4 sólo cuando esas zonas vayan a estar desenfocadas por la escasa profundidad de campo, o si no queda más remedio.

Al final de la jornada, y tras el revelado del carrete tal y como he indicado, me encontré con unos excesivamente densos pero perfectamente explotables, que se han digitalizado en el Epson Pefection V600 Photo sin problema. Probablemente el obturador de la cámara no es nada preciso, ya he comentado que daba problemas, y ofrece velocidades de obturación más lentas de las que promete.

Finalmente, una vez en casa, después de extraer el carrete, volví a colocar si darme cuenta el control del obturador en posición "B",... y la cortinilla del mismo volvió a fallar. Y esta vez parece que de forma definitiva...

Mala suerte. Pero el objetivo me ha sorprendido porque da bastante mejor calidad de imagen de la que pensaba. He enviado un carrete en color a Carmencita Film Lab tomado con este objetivo y la Pentax MX con un adaptador. A ver que tal queda. Pero la combinación es extremadamente compacta, y más cómoda de utilizar que el 40/2,8 "Pancake" de Pentax... que será mejor objetivo, pero tampoco es el mejor conjunto de lentes que ha juntado Pentax, y es más incómodo de usar al enfocar. Ya os contaré.