La fotografía como afición y otras artes visuales

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Paisaje arquitectónico - Fujifilm GS645S Wide 60 con Ilford FP4 Plus a IE 400 y filtro rojo #25

Hasta hace un par de años, era habitual que para fotografía en blanco y negro con película tradicional utilizase las películas de Ilford. Preferentemente las de grano tradicional, HP5 Plus con una sensibilidad ISO 400 y FP4 Plus con una sensibilidad ISO 125. Pero algunas cosas han cambiado desde entonces, porque mis gustos y preferencias se afinan y se modifican. Siempre que puedo uso la Fujifilm Neopan 100 Acros II a pesar de su precio para sensibilidades medias, tanto en formato 135 como 120; mientras que cada vez uso más la Kodak T-Max 400 para sensibilidades altas, especialmente en formato 135. Sin embargo, para formato 120, me he ido aficionando a usar la Ilford FP4 Plus expuesta a un índice de exposición IE de 400, con el revelado alargado en el tiempo o con el revelador más concentrado.

Mi afición a usar la FP4 Plus sobre la HP5 Plus a pesar de las bondades de esta última viene de los tiempos de los confinamientos duros por la pandemia de covid-19. En aquellos momentos me pilló con pocas reservas de HP5 Plus en formato 120 en la nevera, y bastantes de FP4 Plus. Y como yo seguí yendo a trabajar, para descansar mi mente del follón global, me llevaba alguna cámara en mis desplazamientos caminando. Y entonces empecé a usar la FP4 Plus a IE 400 cuando el tiempo anunciaba momentos de luz más escasa y luces más planas. Con la FP4 Plus en formato medio, al forzar su revelado obtenía un contraste más marcado, sin que el grano se mostrase más invasivo que con la HP5 Plus a su sensibilidad nominal. Y cuando tocaba digitalizarla, el ajuste de contraste del negativo digitalizado era menos intempestivo, y por lo tanto realzaba también menos el grano.

En esas circunstancias, lo único que hay que tener cuidado es que las sombras no se empasten, quedando negros sin detalle cuando el contraste de la escena es muy alto. Mido la luz como siempre para un negativo de ISO 400, pero evalúo la escena en contraste, y según mis apreciaciones, o lo que me dice el Sekonic L-408 Multimaster en modo de medición reflejada parcial (casi puntual, pero con un punto "gordo" en este fotómetro), reajusto los valores de exposición para evitar esas sombras sin detalle. Las altas luces se suelen salvar solas. En esta ocasión, quería hacer un poco del paisaje arquitectónico de la ciudad, y para eso viene bien un contraste marcado, para aumentar el grafismo de la imagen, por lo que la solución me parecía idónea. Además, para las escenas con cielo, coloqué un filtro rojo, para que el contraste local aumentase en esas zonas, diferenciando bien las nubes.

La fórmula de revelado que uso para este revelado a IE 400 de la Ilford FP4 Plus es con Kodak HC-110 en dilución C (1+19) con un tiempo de revelado de 8 minutos y 30 segundos a 21 ºC [equivalente a 70 ºF que proponen en el enlace indicado]. Como suelo hacer, mi ritmo de agitación del tambor es relativamente tranquilo; diez inversiones al principio del primer minuto de revelado, y cuatro inversiones al principio de cada uno de los siguientes minutos. No demasiado energéticas las inversiones. Lo digitalizo con la Panasonic Lumix G100. El resultado ha entrado dentro de lo buscado en catorce de los quince negativos que se obtienen con la Fujifilm GS645S Wide 60. Uno de ellos no tiene corregida la exposición adecuadamente y las sombras me han quedado bloqueadas. Feas.

Por lo tanto, puedo considerar que tengo en esta combinación de película, exposición y revelado una fórmula bastante adecuada a mis necesidades y apetencias. Tanto si la uso con la GS645S como si lo hago con la Hasselblad 500CM. Tengo dos filtros Heliopan, uno amarillo y otro rojo, que me sirven para mejorar los contrastes con el diámetro de filtro de 49 mm de la GS645S y otros objetivos, fundamentalmente Pentax. Pero estoy considerando adquirir uno naranja, que ofrece resultados más pronunciados que el amarillo en casos como el que presento hoy, sin comerse tantos pasos de exposición como el filtro rojo. En diámetro de 58 mm tengo uno, y va muy bien para situaciones como esta. En formato 135, más pequeño, sin embargo, y en la medida en que encuentro película Kodak T-Max 400 sin problemas habitualmente en un comercio local, prefiero esta última. Espero que os haya interesado el comentario.

La focal estándar corta en formato medio - Fujifilm GS645S Wide 60 con Kodak Ektar 100

De forma más o menos racional, más o menos arbitraria, en fotografía se dividen las distancias focales de los objetivos fotográficos entre angulares, normales o estándares y teleobjetivos. El parámetro importante para incluir un objetivo en cada uno de estos grupos es el ángulo de visión. Los que tienen una visión más amplia, con una gran ángulo de visión se denominan angulares o grandes angulares. Los que tienen un ángulo de visión estrecho y sirven para magnificar los objetos distantes son los teleobjetivos. Y los que están en medio, los normales o estándares. También tienen una repercusión en su diseño, los objetivos normales o estándares han sido tradicionalmente más sencillos de fabricar. Por lo que uno podría pensar que tradicionalmente han sido considerados como "normales", porque eran los que se incorporaban a las cámaras con un compromiso calidad-coste adecuado.

Siempre ha habido un problema con el parámetro principal del objetivo. En lugar de darse en forma de ángulo de visión, por ejemplo, un objetivo de 40 º de visión en su dimensión horizontal... se da en forma de distancia focal, en mm o en cm. Para un fotograma de 24 x 36 mm, esos 40 º de visión en su diagonal de alrededor de 43 mm, es una distancia focal de 50 mm. Pero en formato medio puede rondar entre los 60 y los 105 mm, y en formatos más pequeños puede estar entre los 24 y los 32 mm, según el tamaño del negativo. Me refiero a los sistemas con objetivos intercambiables. Si añadimos cámaras compactas, teléfonos móviles y otros... todavía hay más variabilidad. Un lío. Por ello, con frecuencia se habla de focales equivalentes a la del formato de pelicula 35 mm o full frame en digital, ese negativo que popularizo Leitz Camara (Leica) a partir del diseño de Oskar Barnack, de 24 x 36 mm.

Cuando yo empecé en la fotografía me dijeron... "entre 40 y 60 mm, es normal; 35 mm o menor es un angular; 70 mm o mayor es un teleobjetivo". Por supuesto, como he dicho, en el formato de Oskar Barnack. En otros lugares, hay otras clasificaciones parecidas, por con límites que varían un tanto. Por ejemplo, en la clara y comprensible, siempre que leas en inglés, Cambridge in Colour, dan esta clasificación, con los usos asociados más frecuentes;

Menos de 21 mm: Super gran angular - Arquitectura.

Entre 21 y 35 mm: Gran angular - Paisaje.

Entre 35 y 70 mm: Normal - Fotografía documental y calle.

Entre 70 y 135 mm: Teleobjetivo medio - Retrato.

Entre 135 y más de 300 mm: Teleobjetivo - Deportes, aves y vida salvaje.

Ni qué decir tiene que cada cual utiliza sus objetivos con sus distancias focales como mejor le conviene. Pero son los usos que en esa página entienden como más frecuentes.

Para mí, durante años, en la práctica, el 50 mm y equivalentes en otros formatos era la focal estándar. El 35 mm es angular moderado. El 70 mm el teleobjetivo corto. Y a partir de ahí... lo que fuese. Hasta que compré mi pequeña Leica CL con su Summicron-C 40 mm f2. Me enamoré de este objeto, y de su distancia focal. Desde entonces, empecé a considerar que el 50 mm era un estándar con ínfulas de teleobjetivo. Y que la focal que realmente me acomodaba como estándar eran esos 40 mm. Y desde ese año 2000 hasta la fecha, durante 22 años, ha sido mi punto de partida. Por eso, mi focal más usada en micro cuatro tercios es el 20 mm asférico de Panasonic. Por eso, desde que Canon sacó al mercado el EF 40 mm f2,8 STM es el objetivo que más he usado en el formato completo digital. Por eso, me encuentro más cómodo en cámaras compactas con los 40 mm de la Leica Minilux o de la Olympus Trip 35, que con los 35 mm de la Minox 35 GT-E o de la Olympus mju-II. Aunque las diferencias no sean muy grandes, pero desde luego no despreciables. Por supuesto, es una preferencia personal.

Por ello también, desde que me la traje de Nueva York en 2013, una de las cámaras de formato medio con la que siempre me he sentido más cómodo es la Fujifilm GS645S Wide 60. Las fotografías realizadas con un rollo de Kodak Ektar 100 el día 29 de diciembre del año pasado en esta cámara ilustran esta entrada. Una combinación de cámara y película que me encanta. Y si la luz es adecuada, abundante, pero no extrema ni muy contrastada, es una paisajista estupenda. Especialmente, si el paisaje está en ese lugar que ni es la ciudad ni es eso que llamamos "el campo".

Hemos de advertir sin embargo que, si hacemos las cuentas, ese Fujinon 60 mm f4 fijo que lleva la cámara, en cuanto a las diagonales, para un fotograma de 56 x 42 mm se correspondería más bien con un 37 mm en el formato de Oskar Barnack. Pero la tendencia de la cámara a usarla en formato vertical y el hecho de que la relación de ese fotograma sea 4:3 en lugar de 3:2 hacen que para mí esté más cerca en su uso de los 40 mm que de los 35 mm. Y esta querencia por este equipo, al que sólo le faltaría una factura más consistente, menos plasticosa, menos endeble, hacen que en un momento dado me empezara a fijar y a seguir esa Fujifilm GFX 50R con el GF 50 mm f3,5, que en su visión se aproxima mucho mucho en digital a lo que hace la GS645S en película. Por eso, el día siguiente a la llegada de la GFX 50R salí a la calle con las dos cámaras. Las fotos de hoy son las de la cámara de película tradicional.

Uno se tiene que premiar a sí mismo de vez en cuando... - Fujifilm GFX 50R con Fujinon GF 50 R LM WR (y un flash)

Yo los propósitos de cambio no los hago el día 1 de enero del año correspondiente. A propósito de que estamos en esas fechas cuando todo el mundo hace... eso... propósitos. Durante el 2021 me hice un propósito, cuyo logro me ha costado esfuerzo y constancia, pero que llegado diciembre iba muy bien. Así que decidí premiarme. Un premio en consonancia con ese esfuerzo. E inspirado por una cámara que tengo y uso desde mi viaje a Nueva York en 2013. Próximamente volveré a la cuestión con la excusa de un rollo de Kodak Ektar 100 que hice con ella en diciembre.

Las fotografías están realizadas en el formato RAF (el "raw" de Fujifilm) y desrawtizadas con Capture One 22 Express para Fujifilm. Este software es gratuito. Y va muy bien. Aunque necesitas otro para opciones no presentes más que en la versión de pago. Pero con Affinity Photo tienes el completo a un precio muy conveniente, y funciona correctamente. He trasteado con los famosos modos de simulación de películas tradicionales. Pero aún no tengo una opinión definida respecto a estos.

Este "premio" autootorgado del que hablo... es una cámara fotográfica. Distinta de lo que tengo hasta el momento. Y ha venido facilitado por los cambios en las listas precios de cámaras fotográficas en los últimos años. Veamos como lo explico...

La fotografía digital... es muy práctica y conveniente. Pero puede ser un poco aburrida. Es la que más practico en los viajes. Donde no es aburrida. Y no es aburrida porque, para mí, viajar no es nada aburrido. Pero en lo cotidiano, me resulta más desafiante el uso de cámaras para película tradicional. La película tradicional es mucho menos conveniente que la captura digital. Tarda más. Tienes que gastar en consumibles. Los resultados son "menos perfectos", suponiendo que esto signifique realmente "algo". Pero precisamente por sus limitaciones, me resulta mucho más estimulante y me ayuda a mejorar más. No soy profesional, y por lo tanto no tengo obligación a obtener un rendimiento. Lo hago por mi satisfacción. Y mi satisfacción está asociada al esfuerzo personal. Conseguir un foto decente despues de tirar 300 fotos en una tarde en lo que yo llamo "el éxito por aplastamiento estadístico",... no me resulta estimulante. Y es algo, que se reconozca o no, se hace.

En película tradicional, hay un ámbito que me obliga a esforzarme mucho más para conseguir buenos resultados. "Buenos resultados" a mi nivel. Nunca seré un artista; pero puedo aspirar a ser un razonable artesano. Y ese ámbito de esfuerzo persona es uso cámaras de formato medio. Conseguir buenas fotografías con calidad intrínseca, nítidas, bien enfocadas, sin trepidación, y además con una composición razonablemente buena, con un fotograma de 56 x 56 mm es más difícil, exige más esfuerzo, atención y dedicación, que con el fotograma tradicional de 24 x 36 mm. O con un negativo de 56 x 42 mm que es el de la Fujifilm GS645S Wide60 a la que me refería antes. Pero yo opino que se  aprende más y quedo más satisfecho tirando por la vía complicada. Es como soy.

Las cámaras digitales son demasiado competentes. Con mis cámaras de formato micro cuatro tercios, que perdonan más los errores que otras de formato mayor, es relativamente sencillo conseguir fotografías nítidas y utilizables, especialmente en mis viajes, donde las uso. Otra cosa es que las fotos sean buenas a nivel conceptual, estético, de contenido. Pero eso no tiene nada que ver con la cámara. Tiene que ver con el cerebro del fotógrafo. Y no es de lo que hablamos hoy aquí. Con un formato pequeño, de 17,3 x 13 mm, es más fácil enfocar bien, es más fácil que la foto no esté trepidada o no se note la trepidación, y más con los medios de estabilización de la imagen de hoy en día. Por eso y por el ligero tamaño y peso de las cámaras y los objetivos, son ideales para viajar. Nadie conseguirá hacerme cambiar de idea en eso. Dan un excelente rendimiento, permitiendo ampliaciones de tamaño Din-A2 sin problemas. ¿Quién diablos quiere más complicación de cámara si no es profesional?

Al igual que con la película, si uno quiere tener desafíos, tiene que pensar a lo grande... Pero pensar a lo grande en digital es... considerablemente más caro que con la película tradicional. Hasta que Pentax y Hasselblad empezaron a sacar cámaras con un sensor de 44 x 33 mm por precios entre los 9000 y los 12000 euros, los precios del formato medio digital se movían en las varias decenas de miles de euros. Y hablo sólo del cuerpo. Los objetivos cuestan también algunos miles de euros, incluso en sus focales sencillas más habituales. Recuerdo que en 2014, en París, en el bulevar Beaumarchais, donde se agrupaban tradicionalmente los comercios de fotografía, una solución económica para el medio formato digital era adquirir un respaldo digital para las Hasselblad V, como mi 500CM, por 12000 euros. Todo muy caro, si no eres un profesional que esperas un retorno sobre la inversión. Pero la suma de otros actores en este panorama, especialmente Fujifilm, ha ido modificando el paisaje. Y los precios se han ido ajustando. Y de repente es posible conseguir una cámara, un objetivo y un flash pequeño, para rellenos, por el precio de una reflex digital de 24 x 36 mm. Porque los precios de los formatos más pequeños y asequibles han ido al alza en los últimos tiempos. Los fabricantes están abandonando las gamas básicas de sus ofertas, y se están centrando en las cámara para profesionales y aficionados avanzados, que dejan más margen. Si repasamos las gamas de cámaras de objetivos intercambiables sin espejo réflex, no encontramos en la práctica tan apenas cámaras en los 600 euros como sucede con las cámaras digitales réflex, que sí tienen esta gama de cámaras, pero que hace mucho que no se renuevan.

La cámara que he adquirido es equivalente a lo que en los concesionarios de coches llaman "coches de km. 0". No ha salido de la tienda, pero su envase ha sido abierto y ha sido utilizada por un vendedor para demostrar su funcionamiento. Tiene algunas actuaciones de obturador en su haber... pero poca cosa; 420 en mi ejemplar. Y su llegada al comercio es sólo de unos meses antes de la compra. Por lo tanto, no se puede considerar nueva, pero en la práctica es a estrenar. Y ha perdido valor. Y así es como conseguí mi Fujifilm GFX 50R, con sensor de 44 x 33 mm, aproximadamente. Venía con un firmware 2.2, cuando en septiembre de 2021 salió el 2.3, por lo tanto es anterior a esa fecha, pero por lo demás como nueva, con sus garantías y sus todos. Es un kit, y viene acompañada con un objetivo estándar, un Fujinon GF 50 mm f3,5 R LM WR, y un pequeño flash EF-X20, de número guía 20 como se puede suponer, que es una potencia modesta, pero superior apreciablemente a la de los flashes integrados que habitualmente llevan las cámaras que los incorporan, o de los minúsculos flashes que vienen como complemento de sistemas de formatos más pequeños. La mayor parte de los equipos de formato digital de formato 24 x 36 mm sin espejo que han salido en el mercado en los últimos tiempos, con objetivo incluido, salen más caros que lo que me ha costado a mí. Y no digo con ello que sea barata. Pero es que los equipos fotográficos de cierto nivel... no salen baratos.

El kit de cámara, objetivo y flash adquirido junto a la pequeña Fujifilm Finepix XF10, que ya tenía desde hace más de dos años. Como esta está adelantada, parece menos pequeña que lo que es comparada con la GFX 50R.

La cámara la encargué antes de Navidad a un comercio austriaco y me anunciaron como fecha probable de llegada el 11 de enero. Pues bien, el 27 de diciembre llamaron a mi puerta con ella. Así que he tenido unos cuantos días para ir probándola. Como he dicho, la captura se realiza con un sensor de 44 x 33 mm de tamaño, lo que es 1,7 veces más grande que el 24 x 36 mm, 3,7 veces más grande que los APS-C, y 6,5 veces más grande que los micro cuatro tercios. Grosso modo. Pero es más pequeño que los sensores de lo que algunos consideran el "formato medio real", que con 54 x 41 mm de tamaño en cámaras Phase One y Hasselblad, carísimas, son 1,5 veces más grande que ese formato medio asequible. Cuando digo carísimas es multiplicar el precio del cuerpo de mi Fujifilm GF 50R cuando la venden como totalmente nueva por 10. Eso sí... los de Fujifilm no se cortan un pelo... y al formato 44 x 33 mm lo llaman "gran formato" (large format). Con un par.

Por supuesto... cuanto más grande es el tamaño del sensor de imagen, más difícil es conseguir un fotografía de calidad técnica intrínseca. Más delicado es el enfoque preciso, más fácil es que trepide, más pesado es el equipo, mejores y más grandotes tienen que ser los objetivos, el desafío se multiplica con el tamaño. Y encima tienes que plantearte hacer fotos que justifiquen haberte metido en este embolado. Pero bueno... tiempo al tiempo. Para empezar, el objetivo acompañante, ese 50 mm que tiene un ángulo de visión similar a los 40 mm del 24 x 36 mm, focal que me encanta, es realmente nítido. Nuevamente, una focal que me agrada y me convence por experiencias previas, como el Fujinon 60 mm de la Fujifilm GS645S Wide60 o el Summicron 40 mm de la Leica CL. 

El objetivo es muy nítido. En algún sitio he oído que decía que era un pancake del formato medio. Pero supongo que sería un humorismo. Porque aunque mucho más pequeño que otros objetivos del sistema, no es pequeño en términos absolutos. De todas formas, el conjunto es llevadero. No es más oneroso que una réflex del llamado full frame con un zoom estándar, tipo 24-70 mm f4, colocado. Es menos.

Siendo la GFX 50R la cámara más básica del sistema GFX de Fujifilm, tiene la forma rectángular de las telemétricas, aunque no lo es, que algún listo ha confundido la analogía con la realidad en alguna "review", y carece de estabilización de imagen incorporada en el cuerpo. Algunos objetivos del sistema la llevan incorporada ellos, pero no el "pequeño" 50 mm. Es una cámara que está atrayendo a fotógrafos de paisaje, que no necesitan la estabilización, porque usan trípode, pero también a ciertos fotógrafos documentalistas. Estos tampoco necesitan la estabilización, porque muchas veces tienen que fijar al sujeto, y no a la cámara. Y para ello hay que subir la velocidad de obturación necesariamente. Con el tiempo he aprendido a relativizar la importancia de esta prestación, la estabilización de imagen, en mis viajes. Y lo que sí que tiene, si la vas a sacar a la intemperie, es que tanto la cámara o como el objetivo son resistentes a las inclemencias del tiempo atmosférico y la intemperie. Muy resistentes. Muy bien.

Todavía me queda mucho para terminar de familiarizarme con el sistema. Tengo que ir encontrando las opciones de personalización del funcionamiento que me acomoden. Porque algunas de las opciones por defecto de la cámara no me gustan nada. Por ejemplo, la rueda que controla la sensibilidad ISO están en un lugar y tiene un tacto, que es facilísimo moverlo sin querer. Y no es cuestión. Las cámaras de Fujifilm tienen buena ergonomía, pero siempre tienen alguna tontada inexplicable para unas máquinas tan pensadas y cuidadas. En algún momento del día, los ingenieros japoneses deben tener una hora tonta al día... y todas las cámaras de la marca vienen con una tontada u otra como consecuencia. Es lo que me dicta mi experiencia con la marca [Nota al pie]. De momento nada más, que ya me he enrollado mucho. Os dejo puestas algunas fotos de la cámara y de las que he hecho estos días para irme familiarizando... y hasta la próxima.

Mi buen amigo José Antonio, que es un Fujista de pro con su X-H1, se prestó a servir de modelo para probar el flash como flash de relleno, mientras paseábamos con nuestras cámaras.

[Nota al pie] Con esto de que muchos fotógrafos, profesionales o aficionados, configuran tribus basadas en sus marcas preferidas, pululan por ahí los "fujistas" y "X-photographers". Yo no me considero "fujista". Incluso si tengo, por orden de adquisición, una compacta muy simpática, la Fujifilm Finepix F10 de 6,3 megapíxeles, la GS645S para película de formato medio, la Fujifilm Finepix XF10 que os recordaba recientemente, y la Fujifilm Instax SQ6 para película instantánea tipo Instax Square. Cosas mías... me cuesta identificarme con las tribus. Más cuando uno de esos "fujistas", cuando me planteé acudir a una de sus quedadas con la GS645S, me dijo que a lo mejor no era mi sitio... al parecer entendía por "fujista" a quien llevase una cámara digital de la serie X con sensor APS-C. Qué melonada, ¿verdad?

Fujifilm Finepix XF10 "Reboot"

Compré la Fujifilm Finepix XF10 en la primavera de 2019, en una oferta tipo outlet, con el fin de que fuera mi cámara de reserva, mi cámara de complementaria, en los viajes. O la que usase en los desplazamientos entre localizaciones, para ir cómodo, sin el engorro de llevar cámaras más voluminosas de objetivos intercambiables encima, por ligeras que fuesen. Sin embargo, pronto, especialmente tras el viaje a China en ese mismo año, que la cámara tiene un diseño y unas características fallidas en gran medida. No obstante, eso no quiere decir que no sea aprovechable. Y de hecho, en Berlín en agosto de 2019, fue la única cámara digital que usé. Y también me hizo su papel en Japón, a principios del otoño de ese mismo año. So far so good, que dicen los anglófonos.

Sin embargo, llegó la pandemia... y la limitación en los viajes. Y otras formas de plantearme la fotografía, incluso en los viajes, llegaron. Lo cual, aún se acentúo más en el pasado 2021, cuando la Panasonic Lumix G9 empezó a fallar. En estos momentos, sigue en el servicio técnico, sin que al parecer sean capaces de encontrar exactamente qué falla, para que vuelva a ser una cámara fiable. La experiencia me dicta que Fujifilm concibe cámaras muy interesantes, pero rara es la que no tenga alguna carencia, o algún planteamiento de serie que no sea un engorro. En algunas se puede resolver con los modos de configuración personalizada de la cámara. Pero en otros no.

Quienes me sigan habitualmente, especialmente en mi Cuaderno de ruta, habrán observado que en las últimas semanas, tras mucho tiempo sin usarla, han vuelto ha aparecer fotografías realizadas con esta cámara compacta. Que sí tiene una gran cualidad. La calidad de imagen que ofrece la combinación de objetivo y sensor es muy buena. Sensor que no es de los famosos X-Trans de la marca sino un Bayer normal y corriente, afortunadamente, porque así los archivos raw son competentemente desrawtizados en cualquier software sin mayores problemas. Y es que he decidido volver a ponerla en marcha. Aunque una de las ruedas de selección de parámetros, la que uso para la compensación de la exposición, me está dando guerra. Igual tengo que llevarla a hacerle un repaso. A pesar de los inconvenientes del fabricante, la excelencia en las imágenes que producen las cámaras digitales de Fujifilm han acabado atrayéndome, como veremos en los próximos días. Así que he creído conveniente realizar este breve artículo de actualización sobre el tema. Con algunas de las fotos realizadas recientemente. También se ha actualizado la versión gratuita de Capture One 22 Express para Fujifilm, que es mucho más racional de usar que la había cuando compré la cámara, hace un gran trabajo de forma rápida al desrawtizar los archivos de la cámara, con algunas carencias que suplo con Affinity Photo. Una combinación de software muy económica para usuarios de la marca.

Año nuevo: la primeras fotos de 2022 - Fujifilm Instax SQ6 con Instax Monochrome

Pensaba que hoy tendría tiempo y ganas para redactar una entrada dedicada a la fotografía digital... pero ni he tenido tanto tiempo como el que pensaba, ni me encuentro inspirado para organizar mis pensamientos y exponer lo que quería decir de forma ordenada y no demasiado extensa. Así que voy a lo fácil. Voy a las primeras fotografías que hice en Año Nuevo, las primeras fotografías del año 2022. O por lo menos, una parte de ellas.

Sobre estas líneas se encuentran las primeras fotos que hice en 2022, instantáneas realizadas con la Fujifilm Instax SQ6 sobre película Instax Monochrome. Bueno... la primera. Creo que la segunda fue con la pequeña Fujifilm Finepix XF10, que tenía un tanto olvidada, y a la que estoy dando vida de nuevo. Fui haciendo fotos alternando las dos cámaras. Pero no me detendré mucho en las digitales. Pero os dejo alguna de las fotos de esa mañana.

Como podéis ver, niebla intensa y mucha humedad en el ambiente. La temperatura, no demasiado baja. Superior claramente a la de la niebla del día de Navidad. En cualquier caso, razón más que suficiente para preferir un cartucho de película monocroma. Aunque también tenía en reserva algunos cartuchos de color. Incluso Polaroids, tanto monocromos como en color... pero los dejaremos para otra ocasión.

En cuanto a las características de las tomas,... Considerando el escaso contraste que había en el ambiente, empecé haciendo las fotos en modo automático, sin ninguna corrección de la exposición. Las dos que están sobre estas líneas, realizadas con el modo de fotografía de aproximación (me sigue pareciendo una tremenda osadía que algunos le llamen "modo macro", dada la minúscula razón de reproducción que ofrece la cámara). Y como ya he comentado en otras ocasiones, no es posible ajustar al mismo tiempo este modo y la corrección de la exposición. Una de esas cosas que tiene Fujifilm, que siempre incluye alguna pejiguera en sus cámaras, por estupendas que sean o parezcan, que hace que te saque de quicio. En cualquier caso... a esas alturas ya había dado lugar a que las dos primeras fotos estuvieran totalmente reveladas... y no me convencía del todo el resultado.

Así que después de las dos fotos de aproximación, el resto del cartucho lo hice con el modo D de "dark", para compensar un poco a la baja y ofrecer un poco más de contraste y personalidad a la imagen. Salvo la foto de los tres árboles aislados. Que quise evitar un cielo oscurecido. Así que dejé la exposición automática. Con buen criterio.

Al llegar al parque Pignatelli, donde el extraño caballo, ya había terminado el cartucho. Y sólo me quedó visitar una curiosa exposición, donde se exponían las maquetas de las carrozas que actualmente salen en los festejos con cabalgata que a lo largo del año organiza el ayuntamiento de Zaragoza. Curiosa, como digo.