La fotografía como afición y otras artes visuales

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Saladas de Sástago - paisaje con película negativa en color

La semana pasada os hablaba de fotografiar paisaje con la película Fujifilm Superia XTra-400 en el castillo de Loarre. Os recuerdo que esta es una película negativa en color pensada para el mercado de consumo o aficionado. Realmente, no tiene mucho sentido hablar de mercado de consumo, puesto que la película fotográfica ha dejado de ser un bien comúnmente consumido por la población, desplazado por las tecnologías de captura electrónica digital de la imagen. Por lo tanto, más bien habrá que hablar de una película para el aficionado a la fotografía con película tradicional, que busque una película negativa en color capaz, polivante, y no excesivamente cara. Ese es el segmento al que está dirigida esta película.

Una semana después de nuestro paseo por Loarre, también un sábado por la tarde de calor, una petición de un conocido nos llevó a la población de Sástago, a llevar un objeto con el coche. Una vez hecho el recado, propuse pasarnos por las Saladas de Sástago, que mis acompañantes no conocía. Situadas entre Sástago y Bujaraloz, en un paisaje estepario que podemos considerar ya como propio de Los Monegros, aunque oficialmente no estén todas ellas en los límites de esa comarca, son unas cuencas endorreicas en las que se forman unas lagunas y humedales, que por la alta evaporación del agua tienen una elevada concentración en sales. Esto las ha dotado en tiempo de valor económico en la zona, por la posibilidad de extraer la sal de sus aguas, ya no, y también de valor ecológico por el peculiar ecosistema que soportan.

Con el calor y la sequía del estío, las lagunas de las saladas de Sástago estaban sin agua, salvo alguna piscina artificial. Ante nosotros aparecían por lo tanto como unas amplias llanuras blanquecinas, en las que si entrabas tus pies podían hundirse inopinadamente debido a la humedad residual en el subsuelo.

Aquí y allá, encontrábamos el lecho de charcos cubierto por las sales cristalizadas durante el proceso de evaporación del agua.

Previendo la posibilidad de acercarnos hasta este paraje, cogí una bolsa con algunas cámaras fotográficas. Entre ellas la Polaroid Image System SE con un cartucho de película instantánea Impossible Project en blanco y negro. En estos días que vienen irán apareciendo en Instagram las fotografías del mismo. Con el tiempo las recopilaré todas ellas en estas páginas.

Pero también cogí un carrete de Fujifilm Superia XTra-400, aunque todavía no tenía los resultados de cómo habían quedado las fotografías de Loarre. En esta ocasión, cogí la veterana Canon EOS 650, con el EF 50/1,4 USM. Dejando del lado que se tratase una cámara de enfoque automático que apareció en el mercado 15 años después de la Pentax MX que me llevé a Loarre, la filosofía a la hora de realizar las fotografías es la misma. Paisaje sencillo, sin alaracas, con una focal normal, al estilo de Plossu, pero en color.

Os dejo por lo tanto en esta entrada el resultado de este planteamiento. La luz no estaba ideal, el cielo tenía una cierta cantidad de bruma, o más bien polvo en el ambiente. Había algo de viento, que más que limpiar la atmósfera lo que hacía era llenarla de polvo. El contraste estaba controlado porque la luz del sol empezaba a llegar ya desde una posición no demasiado elevada sobre el horizonte. Esto, y el polvo en suspensión, favorecían los tonos cálidos en la luz ambiental.

Había algunas nubes en altitudes medias, que no son ni las mejores ni las peores de cara a reflejar fotográficamente el paisaje de un lugar. Aunque salvo en un par o tres de tomas preferí ignorarlas.

En fin, espero que os haya parecido interesante la experiencia, y también la serie fotográfica del lugar.

Castillo de Loarre - paisaje con película negativa en color

Hace unas poquitas semanas, en mis recomendaciones semanales del domingo, mostraba algunas fotografías instantáneas realizadas con la Polaroid Imagen System SE y película Impossible Project en blanco y negro en el castillo de Loarre. Fue una visita improvisada al lugar, a la caída de la tarde, con unos amigos que venían de fuera de España. Me llevé algunas cámaras, claro. La ya mencionada Polaroid, un cámara digital, que no pude usar porque olvidé la tarjeta, y la veterana pero fiable Pentax MX. Que sí llevaba película.

Hace unos años, en mayo de 2009, en una época en la que trabajaba en Huesca, después de una comida con los compañeros de trabajo, me acerqué al Centro de Arte y Naturaleza (CDAN), un lugar que podría ser muy interesante como dinamizador de la cultura y el arte contemporáneo en la comunidad, pero que no sé si le sacan todo el partido que podrían en la capital altoaragonesa, entre otras cosas por su situación excesivamente apartada del casco urbano. Allí había una exposición de uno de mis fotógrafos favoritos, Bernard Plossu, en el que se mostraban sus fotografías realizadas en la provincia de Huesca, especialmente en los somontanos y las sierras prepirenaicas de la misma. Fotografías realizadas en blanco y negro, como es costumbre en él con su Nikkormat y su 50 mm como cámara básica. Me resultó inspirador. Fotografías sencillas, carentes de artificio, poco espectaculares, pero muy auténticas a la hora de recoger el ambiente físico, humano, cultural e histórico de estos paisajes, que a algunos nos resultan muy familiares por haberlos visitado con frecuencia.

El castillo de Loarre, uno de los monumentos más emblemáticos del antiguo reino de Aragón, ejemplar magnífico de arquitectura militar románica, tenía su presencia en aquella exposición, como no podía ser de otra forma.

El caso es que aquella exposición me resultó inspiradora. Aquellas fotografías me transmitían más que las fotografías de paisajes que vemos con frecuencia hoy en día, realizados con cámaras digitales más o menos avanzadas, que suelen resultar en colores sobresaturados, y correcciones y ajustes de la luminosidad y el contraste que se perciben en no pocas ocasiones artificiales. Imposibles. El uso de película tradicional nos puede devolver con facilidad las sensaciones de autenticidad del paisaje. Incluso si sabemos que el propio material sensible tradicional basado en los haluros de plata tiene sus propias limitaciones y que la presunta fidelidad de tonos y colores con los que antaño se promocionaban los fabricantes tampoco son tales. Pero a pesar de todo, son capaces de trasmitirnos esa autenticidad que con frecuencia se pierde en ciertos estilos de trabajar el paisaje en fotografía digital.

Soy consciente de que, influenciado por aquella exposición, en una mayoría de situaciones he utilizado película negativa en blanco y negro para estos paisajes familiares. Pero, ¿por qué no intentar de recuperar el espíritu que transmiten esas fotografías utilizando película negativa en color? En algún caso he utilizado las películas de Kodak con este fin. Las de la familia Portra, que proporcionan unos colores más sutiles y un contraste muuuuuuy controlado, o la Ektar 100, con más pegada, con contraste más acusado y colores más saturados. Pero sin pasarse.

Recientemente, sin embargo, he empezado a utilizar con más frecuencia las películas de la gama de aficionados de Fufifilm, especialmente cuando uso cámaras para la tradicional película de 35 mm de doble perforación. Y una película que he utilizado en los últimos tiempos con éxito para algún reportaje e incluso algún retrato es la Fujifilm Superia X-Tra 400.

Así que los dos carretes que me quedaban de un lote de cuatro que adquirí hace unos meses, decidí que los utilizaría para fotografiar paisajes en cuanto se me presentase la ocasión. Y esta fue la primera. La segunda no tardó mucho en llegar y os la contaré próximamente.

Así que la Pentax MX llevaba cargado un carrete de Superia X-Tra 400. Y tras una tarde de sol de justicia y luz dura, justo cuando nos acercábamos al castillo llegando desde Ayerbe, unas nubes comenzaron a matizar la luz de cara a la caída de la tarde, adelantando casi una hora las buenas condiciones que se suelen asociar a la llamada "hora dorada" por el tono cálido de la luz del atardecer antes de la puesta de sol.

He de reconocer que la X-Tra 400 se portó muy bien. En primer lugar, conservando el tono cálido de los tonos de ese atardecer. Alguna vez he leído que las películas Fujifilm en color son más frías que otras marcas, especialmente que Kodak. Y así me había parecido en tiempos con las película diapositivas. Aunque más tuve la sensación siempre que las Ektachrome eran excesivamente "amarillas" y que las Fujichrome, especialmente las Sensia, Provia y Astia, eran más neutras en su rendimiento. No tengo quejas de cómo reproduce el color esta película en distintas situaciones.

Hay una cosa que he decir al respecto. En muchos casos, trabajando con digital, existe la tendencia de compensar en exceso las dominantes de color que la luz presenta. Si estas en interiores, y eliminas por completo la dominante rojiza debida a la iluminación artificial, puedes acabar teniendo unos interiores de aspecto frío y sin alma. O puedes acabar teniendo unos amaneceres o unos atardeceres excesivamente fríos, demasiado corregidos. Últimamente he leído varias recomendaciones que sugieren disparar en digital usando archivos RAW con el equilibrio de blancos en modo luz de día. Y luego, a partir de ahí corregir en el procesado de los archivos, no buscando una corrección total sino un rendimiento del color agradable y ajustado a las sensaciones que nos despierten los lugares que fotografiamos.

Lo cierto es que la película negativa en color equilibrada para luz de día, siempre y cuando las dominantes de color no sean extremas, te pueden llevar de forma natural a esa situación con poco esfuerzo. Aunque siempre será necesario un operador con buen ojo para el color, bien sea al digitalizar los negativos o al copiarlos y ampliarlos por mecanismos tradicionales.

Está también la cuestión de la latitud de exposición y la dinámica de la película, muy elevada en las emulsiones modernas, que en el caso de la película negativa en color toleran muy bien la sobreexposición, conservando en ese caso el detalle tanto en las sombras como en las luces. En las fotografías de esta serie, con frecuencia el motivo principal se encontraba a contraluz. El visitante estaciona el coche al norte del castillo y se acerca a sus murallas y puerta principal caminando desde el este, por lo que al atardecer, el sol se encuentra justamente en el lado opuesto de la mole del complejo arquitectónico militar medieval. Ge podido comprobar que últimamente está muy denostada la medición de la luz global ponderada con predominio central. Los "sabios" de hoy en día dicen que, a) hay que confiar en los sistemas de medición matricial de las cámaras modernas o, b) que para ser finos, hay que medir con una medición puntual. Bueno... con las cámaras sin espejo, hace tiempo que medimos usando el histograma. Con las réflex, usando el visor tradicional, personalmente obtengo mayor porcentaje de aciertos con una la medición ponderada al centro siempre que el fotómetro esté bien calibrado. O si tiene algún sesgo, que sea constante y conocido. Mi Pentax MX tiene el fotómetro bien calibrado. Mi Canon EOS 5D Mark II está sesgado produciendo subexposición. Por poner un ejemplo. En cualquier caso, en este caso, la medición se hizo lo más precisa posible, pero siempre midiendo para las sombras, para garantizar que estas conservaban bien sus características de color y detalle. Y las luces que caigan como puedan. Ya se sabe lo que decían los maestros del pasado, "expón para las sombras y revela para las luces".

De esta forma, incluso los contraluces más exagerado han conseguido buenos tonos y buen detalle con esta Superia X-Tra 400, que definitivamente se está convirtiendo en una de mis películas favoritas. De hecho, en estos momentos lo que lamento es que, estando clasificada como película para el consumidor aficionado, no se fabrica en rollos de formato medio, por lo que me obliga a restringir su uso en cámaras de formato pequeño, de 35 mm. Una pena. Porque algo que hay que decir es que hay diferencias de precio notables, si se sabe dónde buscar. En algunos casos, la diferencia de precio entre la Portra 400 y la Superia X-Tra 400 puede llevar a que la primera cueste el doble de precio o más que la segunda. La diferencia de calidades no es tan grande, a la vista de los resultados.

He quedado contento con los resultados obtenidos con esta película. En estos días, desde que recibí los negativos digitalizados, he impreso alguna copia a un tamaño de DIN A3 con buenos resultados. Es en la copia en papel más que en la pantalla del ordenador, donde hay que juzgar la bondad de la copia final de la fotografía tal y como la previsualizamos antes de disparador de la cámara. Ya tengo encargados unos cuantos carretes más para tener una temporada. Es fácil encontrarla en el comercio... en el poco que queda que venden película fotográfica. Pero aun así, puede resultar más barata comprarla por internet a poco que consigas deshacerte de los gastos de envío de una forma u otra.

En fin, espero que os hayan gustado las fotos. Nos despediremos del castillo de Loarre, de las sierras del Prepirineo aragonés y de la comarca de la Hoya de Huesca, no sin antes parar a recoger los minutos próximos al ocaso entre los cerezos de Bolea.

Adaptadores para película de 35 mm en cámaras de formato medio

Hace unos pocos meses os contaba cómo hice un experimento para usar una carrete de 35 mm en la Agfa Synchro Box, y de ese modo obtener fotografías de formato panorámico con una cámara de formato medio. El resultado no estuvo mal, aunque desperdicié bastante película porque no conté adecuadamente el número de vueltas que tenía que dar a la manivela de avance de la película. En cualquier caso, todo el invento a base de cinta aislante tuvo siempre una sensación de precariedad horrible.

Hace unas semanas encontré en algún sitio un enlace a una página en la que hablaba de unos adaptadores realizados con impresión en 3D para utilizar carretes de 35 mm en cámaras de formato medio. Y de alguien que a través de eBay y desde Viana do Castelo en Portugal te los mandaba ya impresos por un precio que sin ser barato para lo que son, un pedazos de plástico moldeado, es perfectamente asumible. Quizá lo único que le faltaba es vender también la pieza adaptada para recoger el rollo de película conforme se va exponiendo, aunque usar uno de los habituales de un rollo de formato 120 tampoco supone mayor problema. Si tenéis acceso a una impresora 3D, en los enlaces anteriores se pueden conseguir los datos para introducir en la misma y hacéroslo vosotros mismos.

Veámoslos...

Así como el experimento que hice hace unos meses fue con una cámara supersimple, en esta ocasión pensé, o se me ocurrió, que podría utilizar cámaras más sofisticadas, con las cuales podría controlar mejor el avance de la película y aprovecharla mejor. De hecho, como la longitud de un carrete de 35 mm es aproximadamente el doble de un rollo de formato 120, es decir, muy similar a la de los extintos rollos de formato 220, lo primero que se me ocurrió fue usarla con la Fujifilm GS645S Wide 60, que tiene posición para este último tipo de rollo de película.

Es cierto que por la disposición de la cámara, que favorece las tomas verticales en el avance de la película, no iba a conseguir fotogramas panorámicos ni mucho más grandes que los de 35 mm. Pero se trataba de probar. Y algunas cosas interesantes conseguí dando un paseo por el Parque Pignatelli de Zaragoza.

Las fotografías están realizadas sobre un carrete de Kodak Tri-X 400, expuesta a través de un filtro rojo Heliopan Rot 25, equivalente a un Wratten nº 25, revelada en Rodinal 1:50, 13 minutos a 20 ºC. Y la verdad es que no están mal, tienen su gracia,... pero... Pero. El sistema de avance y disparo de la Fujifilm GS645S no se lleva bien con este tipo de carretes. Y desperdicié una cantidad ingente de película. De hecho, sólo conseguí seis fotogramas, cada uno con nueve perforaciones de extensión. Lo normal en los negativos de 24 x 36 mm son las ocho perforaciones. Por lo tanto, nunca hubiera conseguido las 36 exposiciones habituales, pero sí unas 28 o 30. Mala suerte. No es una buena solución para esta cámara.

Al día siguiente volvía a repetir el experimento, pero esta vez con la Hasselblad 503CX y el Carl Zeiss Planar 80/2,8 T* CF, con una respaldo A12. Los respaldos A12 son para rollos de formato 120, en los que proporcionan 12 exposiciones. Trampeando un poquito algunas cosas, conseguí que sobre el carrete de 35 mm pudiese exponer un total de 16 negativos. Pero no encontré forma de engañar a la cámara para que siguiera disparando tras llegar al círculo negro en el contador del respaldo, sin arriesgarme a velar la película. Con un respaldo A24, para rollos de 220, podría estirarme más, pero no lo tengo,... y no lo voy a comprar. No me merece la pena el desembolso.

En esta ocasión, el paseo fotográfico fue por el vecindario de mi casa, el Parque de la Memoria y el barrio de Santa Gema en Zaragoza. La película fue la misma, de hecho las revelé al mismo tiempo, pero a través de un filtro amarillo Tiffen nº 8, también para mejorar el contraste de los negativos en las mañanas de calor tórrido y luz ofensiva del verano en Zaragoza.

Como ya habréis podido deducir de lo que he escrito con anterioridad, la cosa fue mucho mejor que con la Fuji. Es cierto que el avance del fotograma no es regular como con la película de formato 120. Y algunos de ellos quedaron muy juntos unos con otros, incluso superponiéndose en finas bandas de menos de 1 mm de anchura, por lo que no impide su utilización. Como el avance de la película en los respaldos de la Hasselblad es vertical, también es mucho más cómodo este formato del negativo que el horizontal y más panorámico. Aunque dispongo de un pentaprisma para más comodidad en la composición que con el visor de capuchón básico, al tener un ángulo de 45 º, hay que adoptar posturas raras para fotografiar en horizontal. Pero como podéis comprobar, con un poco de paciencia, lo hice.

Supongo que este tipo de opciones a la hora de fotografiar con una cámara de formato medio no es para usarlas todos los días. Pero algún que otro carrete de vez en cuando, con motivos seleccionados, sí que haré. Quizá por que no pueda evitar complicarme la vida de vez en cuando, en parte por optar por estéticas distintas, de esas que te sacan de tu zona de comodidad. En fin... que para lo que cuestan estos chismes, no te vas a privar de tener una opción más en tu arsenal fotográfico.

Rapsodia fotográfica en "blue" - Taller de cianotipias documentado con Instax Mini 8... azul

Tras los dos estupendos talleres de fotografía estenopeica que celebramos en los meses de enero de 2016 y 2017, los participantes en los mismos junto con la "jefa" Beatriz Aísa, estuvimos hablando de introducirnos en otras técnicas alternativas. Y hablando hablando, surgió la posibilidad de hacer un taller de cianotipias, una de las técnicas alternativas de fotografía que apareció en el siglo XIX y que es más sencilla de llevar a cabo. Y además ofrece resultados vistosos y estéticamente interesantes. Aunque esto último es siempre habilidad del fotógrafo.

Estando en un entorno de fotografía no digital, fotoquímica, parece lógico que la documentación del taller se haga también con medios fotográficos fotoquímicos. En este caso, aproveche que una semana antes a Diego, mi sobrino de 8 años, le tocó en un sorteo en una fiesta escolar una Fujifilm Instax Mini 8, pequeño y sencillo aparato para la fotografía instantánea,... en color azul. Que le va que ni pintado al taller de cianotipias. Os presento el aparato.

Como veis, es una cámara de aspecto informal, de plástico, cuya estética va claramente dirigida a un público infantil, o a un público juvenil predominantemente femenino, siempre que nos dejemos llevar por los estereotipos. Si nos movemos con libertad por el mundo, apta para cualquiera que tenga curiosidad por el hecho fotográfico y quiera probar y experimentar, no importa su edad y género.

Aquí están los elementos básicos para el control de la exposición de las pequeñas fotografías Instax Mini. Estas tienen el tamaño aproximado de una tarjeta de crédito o de visita, 86 mm de alto x 54 mm de ancho, con una superficie sensible y de imagen de sensibilidad 800 ISO de 62 mm de alto x 46 mm de ancho. Es decir, la imagen aprovechable no es mucho mayor que un negativo de formato medio de 6 x 4,5 cm.

Hay un flash que se dispara siempre, y que si quieres controlar su intensidad tendrás que recurrir a taparlo con el dedo total o parcialmente, o con otros objetos. Los dos orificios negros uno encima de otro es el fotómetro, hay que evitar taparlo, y automáticamente nos propone un diafragma de exposición. La velocidad de obturación es fija, de 1/60 segundo. Suficiente para una focal de 60 mm, pero que es equivalente a unos 33 mm en el tradicional formato de 24 x 36 mm. Un angular moderado. El visor ve mucho menos que la fotografía final.

Los diafragmas vienen representados por pictogramas, que debe ajustar el usuario. No es automática. El usuario tiene que actuar sobre este ajuste. Sol brillante (f/32), sol apagado ligeramente nublado (f/22), nublado o en sombra abierta (f/16). En interiores y por la noche propone un diafragma de f/12,7, pero es insuficiente para exponer la película por lo que habrá que usar siempre el flash. No tengo clara la posición "Hi-Key", pero deduzco que es más para obtener retratos en clave alta, con el uso del flash, que para otra cosa.

Nos dice que la distancia de enfoque es de 0,6 metros a infinito. Pero para conseguir las distancias de enfoque más cortas, probablemente entre 0,6 y 1,2 metros aproximadamente, hay que colocar una lupa de aproximación sobre el objetivo, que incluye un espejito para los selfis. Creo que es un accesorio que está en contante riesgo de ser perdido. El modelo nuevo que sustituye a la Mini 8, la Mini 9, creo que ya lo lleva incorporado.

Se puede usar con película en color y monocroma. Y de las dos me llevé al taller de cianotipias. A continuación podemos ver a algunos de los participantes del taller en fotos colectivas de más o menos componentes.

La técnica de la cianotipia es sencilla. En un entorno de luz suave y a ser posible artificial, con bajo contenido en radiación ultravioleta, mezclas los dos componentes. Una solución de 2 gr en 20 ml de agua de citrato verde (citrato de hierro y amonio) y una solución de prusiato amarillo (ferrocianuro de potasio) de 4 gr en 20 ml de agua. Todo ello a temperatura ambiente. Hay que contar con una sencilla balanza de precisión y algunas probetas o vasos graduados para realizar las soluciones.

Una vez mezclados, sobre un papel de nuestra elección, según el efecto que queramos conseguir, se extiende con un pincel la emulsión y se deja secar.

Veamos algunas instantáneas del momento de la preparación.

Después la exposición del material sensible así preparado se hace por contacto y colocando el preparado a la luz del día. Preferiblemente con sol para conseguir unos tiempos de exposición de unos pocos minutos. Hay que hacer pruebas para saber cual es el tiempo de exposición adecuado. Nosotros anduvimos un poco a ciegas, porque el día estuvo tormentoso, y estuvo cubierto en mayor o menor grado, algún rato hubo algo de sol, cuando no caía una tromba de agua.

Las imágenes se pueden obtener a partir de objetos como hojas, flores, plantas en general, u objetos cotidianos, pueden ser transparentes o translúcidos, en los que la capacidad creativa del artista establece el interés de la imagen final. Pero también se pueden obtener reproducciones a partir de negativos fotográficos que se positivan por contacto. Claro está, negativos que convendrá que sean grandotes. De 6 x 9 cm hacia arriba, recomiendo yo. Llevamos algunas fotografías, digitales en origen, convertidas en negativos e impresas en acetatos de tamaño Din-A4.

Después, se revela con agua, obteniéndose unas bellas imágenes entre el blanco del papel y un azul intenso. Este se puede intensificar añadiendo a un último baño de agua un pequeña cantidad de agua oxigenada (peróxido de hidrógeno). Y luego hay que dejar secar.

Siento envidia de la creatividad de los compañeros. Vimos resultados magníficos. Por cualquiera de las vías que he comentado antes. La gente que se apunta a estos talleres es muy imaginativa, te das cuenta del amplio margen que tienes para el aprendizaje y el desarrollo de la creatividad, y son muy estimulantes.

Mis resultados fueron discretos. No soy la persona más habilidosa para crear de la nada, lo mío, en fotografía, es más la documentación del mundo que me rodea. Y sobre los negativos en acetato, hay que acertar con el soporte en papel más adecuado y los tiempos de exposición oportunos. Pero desde luego, las posibilidades son muchas. Os dejo algunos de mis resultados. Y os animo a probar estas técnicas alternativas de fotografía.

III Encuentro Analógico AFZ - Excursión a Muel (I); a todo color

Desde hace unas semanas venimos celebrando el III Encuentro Analógico en la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza (AFZ) (Facebook), con algunas charlas donde se comentan diversos aspectos, posibilidades y conceptos de la fotografía argéntica, con la película tradicional basada en los haluros de plata, con o sin colorantes acoplado. Es decir, en blanco y negro o en color.

Este pasado domingo 23 de abril, día de San Jorge, realizamos una excursión mañanera a Muel, donde anduvimos paseando por la ermita de Nuestra Señora de la Fuente, con pinturas atribuidas a Francisco de Goya, y que se asienta sobre una presa de origen romano, y por el parque municipal donde hay un salto de agua del río Huerva, que si hay suerte lleva bastante agua y es vistoso. Si no,... es menos vistoso.

No. No aparece el salto de agua. Las únicas fotos que le hice fueron en blanco y negro.

El objetivo de esta excursión colectiva es dar la oportunidad a los participantes en el encuentro para exponer sus carretes, especialmente si son en blanco y negro, que luego durante el mes de mayo serán revelados, y algunos de los negativos ampliados. No es obligatorio venir a la excursión. Hubo gente que no pudo venir que los fotografiará por su cuenta y luego acudirá a las actividades de laboratorios. Pero especialmente para los menos conocedores de las técnicas de fotografía con película tradicional, es una buena ocasión para informarse de aquellos con más expriencia.

Para la ocasión me llevé tres cámaras. Dos con película en blanco y negro, la Plaubel Makina 67, de formato medio, y la Olympus Pen EE-3, de medio formato, que no es lo mismo aunque lo parezca. La primera tiene un negativo de tamaño diez veces superior a la segunda. La idea es que a estas alturas ya hubiese tenido revelado los negativos en blanco y negro,... pero un "accidente", o más bien torpeza de mi parte, hizo que me quedase sin fijador, y hasta que no me ha llegado una nueva botella... pues este fin de semana los terminaré de revelar.

La tercera cámara fue una Fujifilm Quicksnap Fashion CF, con película negativa en color de 400 ISO. Traducido al castellano, una cámara de un solo uso Fujifilm, cargada con un carrete de 27 exposiciones de película que con toda probabilidad es Fujicolor Superia X-Tra 400, con flash (CF). Lo de "fashion" supongo que porque el cartón decorativo es mono. Antes de entras en las características de esta cámara, decir que su mejor comportamiento ha sido en retratos.

Como veis, la mejor opción es colocando a las personas en relativo contraluz, evitando que el sol se cuele en el objetivo para evitar pérdidas de contaste, a menos de tres metros de distancia y usando el flash incorporado en la cámara, alimentado por pila de tipo AAA incorporada también, como flash de relleno.

La cámara tiene una sola apertura y una sola velocidad de obturación. En la página de Fujifilm España no vienen las especificaciones. Pero en la de Fujifilm Global, aparece una Quicksnap Superia muy similar, en la que las especificaciones indica una lente de focal 32 mm (esperable), apertura f/10 y velocidad de obturación de 1/140. Lo que pasa es que ese modelo viene con película Superia X-Tra 800. De hecho, una variante de la misma con carcasa estanca al agua la usé en el viaje a Canadá, para visitar las cataratas del Niágara. Bueno, pues salvo la carcasa estanca al agua, que lleva flash y que la película es de 400 ISO en lugar de 800 ISO, supongo que ahí estamos.

La lente es un menisco de plástico muy sencillo. Bastante nítido en el centro, pero bastante flojo en el campo y las esquinas del fotograma. Por ello, es más adecuada para retrato en las condiciones que he mencionado, que para paisajes. pero también hice algunos.

Tradicionalmente se dice que las película de Fujifilm tienden a ser frías (con dominantes azuladas) y las de Kodak cálidas (con dominantes amarillentas). Pues bien... no ha sido ha sido con el producto que me han entregado. Para disponer de ellas cuanto antes, este carrete, en lugar de mandarlo a algún sitio donde los traten con especial cariño, lo he dejado en una tienda de fotografía que tengo muy cerca de casa. Siempre me da miedo. Antaño perteneciente a la cadena "Foticos", me hicieron varios desaguisados. Por lo que les llevaba carretes a revelar muy de ciento a viento. Ahora pertenece a otra gente. Suelen atender al públicos dos personas, dos chicas, que son muy amables, muy majas,... pero el laboratorio donde hacen las "cosas" me sigue dando miedo.

Les pedí que me hicieran el revelado del carrete, un juego de copias de 13 x 18 cm de tamaño, y digitalización a la mayor resolución posible. Que no llega ni a 4 megapíxeles. Y por algún motivo que desconozco no tiene las proporciones del negativo (3:2), sino que son más bien 7:5, más similar al de las copias de 13 x 18. Pero el caso es que ni siquiera las versiones del escáner y de la copia son iguales... Veamos un ejemplo. La primera es la escaneada por el laboratorio. La segunda es la escaneada por mi a partir de la copia en papel.

En la versión en papel el grupo está mas centrado, siendo del mismo tamaño, que en la versión escaneada, en la cual está más a la derecha. Si observáis las columnas y las sombras del fondo, notaréis también las diferencias. Y los observadores notaráis que hay una mancha longitudinal recta que atraviesa la foto. Y que está también en la versión escaneada. Y que aparece en las primeras tres fotos del carrete. Agggg,... ¡chapuceros son!

Pero vamos a lo positivo. La experiencia con esta sencilla cámara es positiva. Es divertida de usar. Con luz abundante, y evitando situaciones de extremo contraste, da unos colores bastante agradables. Funciona mejor en retratos, buscando composiciones que permitan situar a las personas en el centro del fotograma para aprovechar el punto dulce del menisco que ejerce de objetivo. Y mejor con luz en la espalda, pero protegiendo la lente a toda costa del sol, o lateral, y sin miedo a usar el flash, que no alcanzará más allá de los tres metros.

Pero bueno, como celebraban San Jorge los vecinos de Muel en el parque, preparando parrillas y ranchos, y montando puestos de artesanos, incluso hice alguna incursión en el reportaje y en el robado. Hay que atreverse con todo.