La fotografía como afición y otras artes visuales

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Historias de mi historia; primer blanco y negro con Canon EOS 100 (marzo de 1993)

Revolviendo entre las estanterías, encontré un álbum de anillas con un número considerable de hojas con negativos que se remontan a principios de los años 90. Me centraré en esta entrada en algunos de los que expuse en los primeros meses del año 93.

Alquézar, Ilford Delta 400.

Tras haber venido utilizando una modesta, competente, aunque limitada, Pentax P30N durante cuatro años para iniciarme a la fotografía, avanzado el segundo curso de fotografía que hice en el otoño invierno de 1992-93 en la escuela de la galería Spectrum de Zaragoza, decidí que tenía que dar un salto a una cámara con más posibilidades de futuro. No voy a entrar a detallar cómo fue el proceso de decisión. Pero diré que tuve sobre la mesa tres modelos, que en aquel momento tenían un precio similar, y entre los cuales decidí; la Nikon F601, la Canon EOS 100 y la Nikon FM2. Las dos primeras eran dos cámaras que ocupaban un mismo nicho comercial en las dos marcas importantes del momento. La tercera suponía adoptar un determinada filosofía con respecto a la fotografía. Me dejé llevar por las modas del momento y opté por la Canon EOS 100. Aunque años más tarde comprendí que la FM2 se adaptaba más a mi personalidad y me hubiera permitido avanzar más en mi afición. Pero "años más tarde" significa,... veinte años más tarde. Así que no merece la pena darle muchas vueltas al tema.

Loarre, Ilford Delta 400.

La Canon EOS 100 era una cámara que habría grandes posibilidades. Discreta en su funcionamiento, acompañada de un objetivo de focal variable con el silencioso y rápido motor ultrasónico que Canon empezaba a popularizar en aquel momento, un EF 28-80/3,5-5,6 USM, mucho más interesante que todos los derivados que comercializó la marca más tarde. Y honesto en sus prestaciones, aunque limitado como muchos objetivos de focal variable de la época. Los modos de exposición de la cámara, sus tres modos de medición, matricial, ponderada al centro y parcial (9 % central de la imagen), y otras prestaciones la hacían una cámara adecuada para hacer... muchas cosas. La adquirí en febrero de 1993, y tras algún carrete anodino de prueba con diapositivas, durante el mes de marzo le hice algunos carretes en blanco y negro.

No disponía yo de laboratorio en casa en aquel momento. Pero por haber sido alumno de los cursos de la galería Spectrum, por una razonable cantidad anual, podía acceder todos los viernes a los laboratorios y ampliadoras de la escuela de la galería, donde pasé muchos viernes por la tarde, desde que salía de trabajar, comiendo un bocadillo, y hasta que me iba a tomar unos chismes a partir de las ocho y media o nueve de la tarde-noche.

Miraflores, Ilford Delta 400.

Por aquella época, estaba dejando de usar el cómodo y sencillo Rodinal con el que había aprendido a revelar. Y compartiendo con otros amigos y conocidos, usábamos el revelador en polvo ID-11 de Ilford, clon del Kodak D-76. Resultaba muy económico. Desconozco el motivo. En la escuela de galería Spectrum habíamos usado como material sensible la Agfapan APX 100. Pero lo que me encuentro en mis archivos, comprado por mi mismo, es una mezcla de Ilford Delta 400 e Ilford FP4 Plus. Supongo que me aficioné a la Delta 400 porque ofrecía un sensibilidad todoterreno con una buena nitidez y grano más contenido que otras películas de la misma sensibilidad, y era más sencilla de revelar y fijar que la similar de Kodak en cuestión de películas modernas de grano tabular, la T-Max 400. Lo cierto es que me gusta el aspecto de aquellos negativos, perfectamente conservados.

Cabezo de Alcala, Azaila, Ilford FP4 Plus 125.

Aquí os traigo fotografías de tres rollos. El primero que hice con la Canon EOS 100 en blanco y negro, un Ilford Delta 400 en una excursión a la bonita villa de Alquézar, en la provincia de Huesca. Se nota mucho que no estaba familiarizado con la cámara, y no tengo buenos resultados de aquel día. Después, otro Delta 400 en el castillo de Loarre, también Huesca, que terminé en el entorno de la estación de Miraflores en Zaragoza. Un entorno totalmente distinto de lo que es hoy en día. Dejando de lado que no controlaba todavía algunos aspectos de la toma, algo en lo que uno va mejorando con el tiempo, me gusta el rendimiento que daba la película. Quizá deje de usar con tanta frecuencia la HP5 Plus 400 y me vuelva a la Delta 400, más contrastada. Aunque más exigente en el momento de la toma

Pueblo viejo de Belchite, Ilford FP4 Plus 125.

Por otro lado, tengo también, de por aquellos días, un rollo de Ilford FP4 Plus 125 expuesto entre el yacimiento arqueológico de Cabezo de Alcalá en Azaila (Teruel) y las ruinas de la guerra del pueblo viejo de Belchite. Este último sitio es un lugar muy popular entre los aficionados a la fotografía de Zaragoza. Ahora está vallado y no sé muy bien cuáles son los requisitos para entrar. Pero en aquella época íbamos cuatro gatos y podías ir en cualquier momento. No creáis que encuentro muchas diferencias de nitidez y de grano en la Delta de ISO 400 y la FP4 Plus de ISO 125...

Pueblo viejo de Belchite, Ilford FP4 Plus 125.

Castillo de Loarre - paisaje con película negativa en color

Hace unas poquitas semanas, en mis recomendaciones semanales del domingo, mostraba algunas fotografías instantáneas realizadas con la Polaroid Imagen System SE y película Impossible Project en blanco y negro en el castillo de Loarre. Fue una visita improvisada al lugar, a la caída de la tarde, con unos amigos que venían de fuera de España. Me llevé algunas cámaras, claro. La ya mencionada Polaroid, un cámara digital, que no pude usar porque olvidé la tarjeta, y la veterana pero fiable Pentax MX. Que sí llevaba película.

Hace unos años, en mayo de 2009, en una época en la que trabajaba en Huesca, después de una comida con los compañeros de trabajo, me acerqué al Centro de Arte y Naturaleza (CDAN), un lugar que podría ser muy interesante como dinamizador de la cultura y el arte contemporáneo en la comunidad, pero que no sé si le sacan todo el partido que podrían en la capital altoaragonesa, entre otras cosas por su situación excesivamente apartada del casco urbano. Allí había una exposición de uno de mis fotógrafos favoritos, Bernard Plossu, en el que se mostraban sus fotografías realizadas en la provincia de Huesca, especialmente en los somontanos y las sierras prepirenaicas de la misma. Fotografías realizadas en blanco y negro, como es costumbre en él con su Nikkormat y su 50 mm como cámara básica. Me resultó inspirador. Fotografías sencillas, carentes de artificio, poco espectaculares, pero muy auténticas a la hora de recoger el ambiente físico, humano, cultural e histórico de estos paisajes, que a algunos nos resultan muy familiares por haberlos visitado con frecuencia.

El castillo de Loarre, uno de los monumentos más emblemáticos del antiguo reino de Aragón, ejemplar magnífico de arquitectura militar románica, tenía su presencia en aquella exposición, como no podía ser de otra forma.

El caso es que aquella exposición me resultó inspiradora. Aquellas fotografías me transmitían más que las fotografías de paisajes que vemos con frecuencia hoy en día, realizados con cámaras digitales más o menos avanzadas, que suelen resultar en colores sobresaturados, y correcciones y ajustes de la luminosidad y el contraste que se perciben en no pocas ocasiones artificiales. Imposibles. El uso de película tradicional nos puede devolver con facilidad las sensaciones de autenticidad del paisaje. Incluso si sabemos que el propio material sensible tradicional basado en los haluros de plata tiene sus propias limitaciones y que la presunta fidelidad de tonos y colores con los que antaño se promocionaban los fabricantes tampoco son tales. Pero a pesar de todo, son capaces de trasmitirnos esa autenticidad que con frecuencia se pierde en ciertos estilos de trabajar el paisaje en fotografía digital.

Soy consciente de que, influenciado por aquella exposición, en una mayoría de situaciones he utilizado película negativa en blanco y negro para estos paisajes familiares. Pero, ¿por qué no intentar de recuperar el espíritu que transmiten esas fotografías utilizando película negativa en color? En algún caso he utilizado las películas de Kodak con este fin. Las de la familia Portra, que proporcionan unos colores más sutiles y un contraste muuuuuuy controlado, o la Ektar 100, con más pegada, con contraste más acusado y colores más saturados. Pero sin pasarse.

Recientemente, sin embargo, he empezado a utilizar con más frecuencia las películas de la gama de aficionados de Fufifilm, especialmente cuando uso cámaras para la tradicional película de 35 mm de doble perforación. Y una película que he utilizado en los últimos tiempos con éxito para algún reportaje e incluso algún retrato es la Fujifilm Superia X-Tra 400.

Así que los dos carretes que me quedaban de un lote de cuatro que adquirí hace unos meses, decidí que los utilizaría para fotografiar paisajes en cuanto se me presentase la ocasión. Y esta fue la primera. La segunda no tardó mucho en llegar y os la contaré próximamente.

Así que la Pentax MX llevaba cargado un carrete de Superia X-Tra 400. Y tras una tarde de sol de justicia y luz dura, justo cuando nos acercábamos al castillo llegando desde Ayerbe, unas nubes comenzaron a matizar la luz de cara a la caída de la tarde, adelantando casi una hora las buenas condiciones que se suelen asociar a la llamada "hora dorada" por el tono cálido de la luz del atardecer antes de la puesta de sol.

He de reconocer que la X-Tra 400 se portó muy bien. En primer lugar, conservando el tono cálido de los tonos de ese atardecer. Alguna vez he leído que las películas Fujifilm en color son más frías que otras marcas, especialmente que Kodak. Y así me había parecido en tiempos con las película diapositivas. Aunque más tuve la sensación siempre que las Ektachrome eran excesivamente "amarillas" y que las Fujichrome, especialmente las Sensia, Provia y Astia, eran más neutras en su rendimiento. No tengo quejas de cómo reproduce el color esta película en distintas situaciones.

Hay una cosa que he decir al respecto. En muchos casos, trabajando con digital, existe la tendencia de compensar en exceso las dominantes de color que la luz presenta. Si estas en interiores, y eliminas por completo la dominante rojiza debida a la iluminación artificial, puedes acabar teniendo unos interiores de aspecto frío y sin alma. O puedes acabar teniendo unos amaneceres o unos atardeceres excesivamente fríos, demasiado corregidos. Últimamente he leído varias recomendaciones que sugieren disparar en digital usando archivos RAW con el equilibrio de blancos en modo luz de día. Y luego, a partir de ahí corregir en el procesado de los archivos, no buscando una corrección total sino un rendimiento del color agradable y ajustado a las sensaciones que nos despierten los lugares que fotografiamos.

Lo cierto es que la película negativa en color equilibrada para luz de día, siempre y cuando las dominantes de color no sean extremas, te pueden llevar de forma natural a esa situación con poco esfuerzo. Aunque siempre será necesario un operador con buen ojo para el color, bien sea al digitalizar los negativos o al copiarlos y ampliarlos por mecanismos tradicionales.

Está también la cuestión de la latitud de exposición y la dinámica de la película, muy elevada en las emulsiones modernas, que en el caso de la película negativa en color toleran muy bien la sobreexposición, conservando en ese caso el detalle tanto en las sombras como en las luces. En las fotografías de esta serie, con frecuencia el motivo principal se encontraba a contraluz. El visitante estaciona el coche al norte del castillo y se acerca a sus murallas y puerta principal caminando desde el este, por lo que al atardecer, el sol se encuentra justamente en el lado opuesto de la mole del complejo arquitectónico militar medieval. Ge podido comprobar que últimamente está muy denostada la medición de la luz global ponderada con predominio central. Los "sabios" de hoy en día dicen que, a) hay que confiar en los sistemas de medición matricial de las cámaras modernas o, b) que para ser finos, hay que medir con una medición puntual. Bueno... con las cámaras sin espejo, hace tiempo que medimos usando el histograma. Con las réflex, usando el visor tradicional, personalmente obtengo mayor porcentaje de aciertos con una la medición ponderada al centro siempre que el fotómetro esté bien calibrado. O si tiene algún sesgo, que sea constante y conocido. Mi Pentax MX tiene el fotómetro bien calibrado. Mi Canon EOS 5D Mark II está sesgado produciendo subexposición. Por poner un ejemplo. En cualquier caso, en este caso, la medición se hizo lo más precisa posible, pero siempre midiendo para las sombras, para garantizar que estas conservaban bien sus características de color y detalle. Y las luces que caigan como puedan. Ya se sabe lo que decían los maestros del pasado, "expón para las sombras y revela para las luces".

De esta forma, incluso los contraluces más exagerado han conseguido buenos tonos y buen detalle con esta Superia X-Tra 400, que definitivamente se está convirtiendo en una de mis películas favoritas. De hecho, en estos momentos lo que lamento es que, estando clasificada como película para el consumidor aficionado, no se fabrica en rollos de formato medio, por lo que me obliga a restringir su uso en cámaras de formato pequeño, de 35 mm. Una pena. Porque algo que hay que decir es que hay diferencias de precio notables, si se sabe dónde buscar. En algunos casos, la diferencia de precio entre la Portra 400 y la Superia X-Tra 400 puede llevar a que la primera cueste el doble de precio o más que la segunda. La diferencia de calidades no es tan grande, a la vista de los resultados.

He quedado contento con los resultados obtenidos con esta película. En estos días, desde que recibí los negativos digitalizados, he impreso alguna copia a un tamaño de DIN A3 con buenos resultados. Es en la copia en papel más que en la pantalla del ordenador, donde hay que juzgar la bondad de la copia final de la fotografía tal y como la previsualizamos antes de disparador de la cámara. Ya tengo encargados unos cuantos carretes más para tener una temporada. Es fácil encontrarla en el comercio... en el poco que queda que venden película fotográfica. Pero aun así, puede resultar más barata comprarla por internet a poco que consigas deshacerte de los gastos de envío de una forma u otra.

En fin, espero que os hayan gustado las fotos. Nos despediremos del castillo de Loarre, de las sierras del Prepirineo aragonés y de la comarca de la Hoya de Huesca, no sin antes parar a recoger los minutos próximos al ocaso entre los cerezos de Bolea.