La fotografía como afición y otras artes visuales

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Adaptadores para película de 35 mm en cámaras de formato medio

Hace unos pocos meses os contaba cómo hice un experimento para usar una carrete de 35 mm en la Agfa Synchro Box, y de ese modo obtener fotografías de formato panorámico con una cámara de formato medio. El resultado no estuvo mal, aunque desperdicié bastante película porque no conté adecuadamente el número de vueltas que tenía que dar a la manivela de avance de la película. En cualquier caso, todo el invento a base de cinta aislante tuvo siempre una sensación de precariedad horrible.

Hace unas semanas encontré en algún sitio un enlace a una página en la que hablaba de unos adaptadores realizados con impresión en 3D para utilizar carretes de 35 mm en cámaras de formato medio. Y de alguien que a través de eBay y desde Viana do Castelo en Portugal te los mandaba ya impresos por un precio que sin ser barato para lo que son, un pedazos de plástico moldeado, es perfectamente asumible. Quizá lo único que le faltaba es vender también la pieza adaptada para recoger el rollo de película conforme se va exponiendo, aunque usar uno de los habituales de un rollo de formato 120 tampoco supone mayor problema. Si tenéis acceso a una impresora 3D, en los enlaces anteriores se pueden conseguir los datos para introducir en la misma y hacéroslo vosotros mismos.

Veámoslos...

Así como el experimento que hice hace unos meses fue con una cámara supersimple, en esta ocasión pensé, o se me ocurrió, que podría utilizar cámaras más sofisticadas, con las cuales podría controlar mejor el avance de la película y aprovecharla mejor. De hecho, como la longitud de un carrete de 35 mm es aproximadamente el doble de un rollo de formato 120, es decir, muy similar a la de los extintos rollos de formato 220, lo primero que se me ocurrió fue usarla con la Fujifilm GS645S Wide 60, que tiene posición para este último tipo de rollo de película.

Es cierto que por la disposición de la cámara, que favorece las tomas verticales en el avance de la película, no iba a conseguir fotogramas panorámicos ni mucho más grandes que los de 35 mm. Pero se trataba de probar. Y algunas cosas interesantes conseguí dando un paseo por el Parque Pignatelli de Zaragoza.

Las fotografías están realizadas sobre un carrete de Kodak Tri-X 400, expuesta a través de un filtro rojo Heliopan Rot 25, equivalente a un Wratten nº 25, revelada en Rodinal 1:50, 13 minutos a 20 ºC. Y la verdad es que no están mal, tienen su gracia,... pero... Pero. El sistema de avance y disparo de la Fujifilm GS645S no se lleva bien con este tipo de carretes. Y desperdicié una cantidad ingente de película. De hecho, sólo conseguí seis fotogramas, cada uno con nueve perforaciones de extensión. Lo normal en los negativos de 24 x 36 mm son las ocho perforaciones. Por lo tanto, nunca hubiera conseguido las 36 exposiciones habituales, pero sí unas 28 o 30. Mala suerte. No es una buena solución para esta cámara.

Al día siguiente volvía a repetir el experimento, pero esta vez con la Hasselblad 503CX y el Carl Zeiss Planar 80/2,8 T* CF, con una respaldo A12. Los respaldos A12 son para rollos de formato 120, en los que proporcionan 12 exposiciones. Trampeando un poquito algunas cosas, conseguí que sobre el carrete de 35 mm pudiese exponer un total de 16 negativos. Pero no encontré forma de engañar a la cámara para que siguiera disparando tras llegar al círculo negro en el contador del respaldo, sin arriesgarme a velar la película. Con un respaldo A24, para rollos de 220, podría estirarme más, pero no lo tengo,... y no lo voy a comprar. No me merece la pena el desembolso.

En esta ocasión, el paseo fotográfico fue por el vecindario de mi casa, el Parque de la Memoria y el barrio de Santa Gema en Zaragoza. La película fue la misma, de hecho las revelé al mismo tiempo, pero a través de un filtro amarillo Tiffen nº 8, también para mejorar el contraste de los negativos en las mañanas de calor tórrido y luz ofensiva del verano en Zaragoza.

Como ya habréis podido deducir de lo que he escrito con anterioridad, la cosa fue mucho mejor que con la Fuji. Es cierto que el avance del fotograma no es regular como con la película de formato 120. Y algunos de ellos quedaron muy juntos unos con otros, incluso superponiéndose en finas bandas de menos de 1 mm de anchura, por lo que no impide su utilización. Como el avance de la película en los respaldos de la Hasselblad es vertical, también es mucho más cómodo este formato del negativo que el horizontal y más panorámico. Aunque dispongo de un pentaprisma para más comodidad en la composición que con el visor de capuchón básico, al tener un ángulo de 45 º, hay que adoptar posturas raras para fotografiar en horizontal. Pero como podéis comprobar, con un poco de paciencia, lo hice.

Supongo que este tipo de opciones a la hora de fotografiar con una cámara de formato medio no es para usarlas todos los días. Pero algún que otro carrete de vez en cuando, con motivos seleccionados, sí que haré. Quizá por que no pueda evitar complicarme la vida de vez en cuando, en parte por optar por estéticas distintas, de esas que te sacan de tu zona de comodidad. En fin... que para lo que cuestan estos chismes, no te vas a privar de tener una opción más en tu arsenal fotográfico.

Anento y su Aguallueve - la Holga 120N en "trabajo" de campo

Os comentaba hace unos días mi primera experiencia con la Holga 120N... una cámara de escasa calidad, pero de gran expresividad. Ese primer carrete lo expuse en realidad en una situación muy controlada. Unas condiciones de luz muy estables, luz diurna de sol más o menos constante. Un carrete de ISO 125 y un revelado muy controlado.

El sábado día 12 de marzo de 2016 salí a una pequeña excursión de poco más de medio día con algunos colegas de Fotógraf@s en Zaragoza al coqueto pueblo de Anento, que presume ser uno de los más bellos de España... no sé,... sí que es cierto que está muy arreglado y muy cuidado, y su famoso Aguallueve, un manantial al fondo de un pequeño valle en cuya entrada esta el pueblo, de paredes escarpadas, y que debido a la umbría en la que se encuentra se congela durante el invierno. Dado que el manantial nace de la pared y cae por ella en forma de gotas de agua, de forma más o menos intensa, da la sensación de un lugar donde siempre llueve.

Me llevé alguna cámara digital y la Holga 120N. Por supuesto, podemos ver algunas de las fotografías en color tomadas con tecnología digital, para que os hagáis idea del lugar.

En primer lugar el pueblo, aseado y arreglado, aunque con contrastes entre lo renovado y lo vetusto.

Luego el camino hasta el Aguallueve, entre el camino por el fondo del valle, algunos árboles en flor y los cortados que enmarcan el valle.

Hasta que llegamos al Aguallueve... Donde había algo de hielo, pero no mucho. No ha sido un invierno excesivamente frío.

Tras el paseo un ratito por el pueblo, con la foto de grupo, un saludo al hada azul y una visita, ya camino de casa, a los restos del castillo que domina el pueblo.

Pero como digo, también era cuestión de comprobar las "prestaciones" de la Holga 120N en situaciones menos controladas. Es decir, teniendo en cuenta que velocidad y apertura son prácticamente fijas, que la única forma de controlar la exposición es con la velocidad de la película, a ver como se las apaña uno para pasar unas horas en un sitio donde no sabes cuanta luz va a haber en un momento dado.

Me llevé varios rollos. 2 o 3 de Kodak Tri-X 400 y 2 o 3 de Ilford FP4 Plus 125. No me acuerdo de cual de ellos me llevé 2 y de cual 3. Así pues, una película de sensibilidad más baja, por si hacía sol, y otro de sensibilidad más alta, por si predominaba el nublado. Empecé por uno de ISO 400, porque el sol se ocultaba con frecuencia por las nubes.

Como la tendencia era a mantenerse despejado, cuando acabé las 12 exposiciones de ese primer rollo cargué uno de ISO 125. Aunque he de confesar que hubo momentos en los que no tuve claro que la elección fuese correcta. En algunas de las tomas me enfrenté a contraluces, que la cámara aguantó regular, pero mejor de lo que esperaba.

Con ese segundo carrete no osé hacer fotografías bajo el Aguallueve. Demasiada poca luz. Pero cuando acabé las 12 exposiciones, volví a poner un Tri-X de ISO 400 y hacer unas cuantas fotografías en la sombra.

He de confesar que en la sombra más intensa incluso el ISO 400 se quedó corto y tengo unos cuantos negativos, tanto de la FP4 Plus como del segundo Tri-X claramente subexpuestos. El revelado lo hice todo en la misma sopa de revelador HC-110 de Kodak, a 1:32 (dilución B) durante 6 minutos a 20 ºC. Quizá el FP4 Plus hubiera necesitado algo más de tiempo de revelado, o una temperatura un poquito más alta, 1 o 2 ºC. El Tri-X está claramente correcto para el primero de los carretes y escaso para el segundo, que hubiese necesitado un forzado de uno o dos pasos.

Mi sensación después de esta prueba... Salvo que tengas muy controladas las circunstancias de la toma, mejor usar la Holga 120N con ISO 400. Siempre es más fácil rescatar las luces algo quemadas que las sombras transparentes en el negativo. Y probablemente en situaciones de sombras profundas necesite algo más del ISO 400. Como consecuencia, he decidido que durante una temporada la usaré con película cromogénica Ilford XP2 Plus que con cuna sensibilidad nominal de ISO 400, soporta muy bien las sobreexposiciones, y aguantará al menos un paso de subexposición, lo que puede bastar para fotografiar a la sombra en un día soleado. Pero estos son los límites. Si falta más luz habrá que forzar la Tri-X un par de pasos, o hacerse con alguna película de más sensibilidad.

Por cierto, que hay que estar muy atento al avance de la película, que si no te puede pasar que en algún caso hagas alguna doble exposición. O te dejes algún negativo sin exponer.

El taller de gran formato, pero fotografiado con película negativa en blanco y negro

Autorretrato en el hotal antes de salir hacia el taller.

Os contaba hace unos días en qué había consistido y cómo había disfrutado del taller de fotografía con cámara de gran formato que se realizó en Vilassar de Dalt (Barcelona) organizado por Revela-T. Las fotografías que documentaban gráficamente el relato estaban realizadas por mi pequeña cámara digital Panasonic Lumix GM5 con el G 20/1,7 ASPH, una combinación ligera y potente en situaciones de escasa luminosidad, a pesar de que ni la cámara ni el objetivo se encuentran estabilizados.

Por las calles de Barcelona, a primera hora de la mañana del sábado, dirigiéndome a coger el tren a Premiá de Mar.

Pero a mí me parecía un poco una herejía el llevar únicamente una cámara digital al taller, cuando la animada gente que lo organiza abogan por el uso de las tradicionales películas de haluros de plata, con o sin colorantes acoplados por capas para dar color a la imagen. Así que me llevé también la Leica M2. Con el Zeiss Distagon-C 35/2,8 ZM. La elección del objetivo fue un tema difícil. Porque este objetivo está muy bien desde muchos puntos de vista, pero es poco luminoso. Y se defiende mal en interiores. La otra opción era el Zeiss Planar 50/2 ZM. Más luminoso, pero más cerrado en su ángulo de visión. Y por otra parte, lo que gano en luminosidad, casi lo pierdo por el hecho de precisar una velocidad de obturación más rápida. Así que opté por el ángulo de visión del 35 mm, que me parecía más apropiada y polivalente.

Desde el tren, siguiendo la costa.

En cuanto a la película,... pues la tarde anterior aproveché para aprovisionarme en Casanova Foto (que caros son los condenados) de Kodak Tri-X 400, así que eché tres carretes a la bolsa, de los cuales usé dos.

Enseguida comprobé que en interiores no iba a tener mucha luz... más bien poquita para la combinación de película y objetivo que llevaba. Así que en esas tomas tiré por la del medio. Ajusté el diafragma a f/2,8 y la velocidad de obturación a 1/50 s. Lo cual suponía que estaba subexponiendo, según las situaciones entre uno y tres pasos. El revelado que suelo realizar cuando llevo cámara antiguas, con exposiciones imprecisas o con una variedad de exposiciones diversa y mal controlada, es el revelado desatendido con una revelador compensador. Idealmente algún clon actual del Rodinal. Pero como no tengo en estos momentos, lo he realizado con Kodak HC-110, en una solución 1+160 (4 ml de jarabe revelador en 640 ml de agua). En alguna ocasión lo he hecho a 1+120 (6 ml de jarabe en 720 ml de agua), pero sinceramente no acabo de encontrar la diferencia. Aunque es mejor hacerlo con formatos medios. Como luego se amplían menos, el grano queda más discreto. Siendo un revelado compensador, los fotogramas correctamente expuestos no quedan mal. Si acaso, con un grano más marcado de lo habitual. Y para los subexpuestos,... pues es como si hiciese un revelado forzado.

En Premiá de Mar, buscando un taxi que me llevase a Vilassar de Dalt, a unos 4 kilómetros de allí.

El primer rato de la mañana del taller fue sobretodo en interiores. Y reconozco que no tenía muy claro que podía salir de allí. La sensación de que la luz era demasiado escasa... era bastante fuerte. Pero algunas cosas salieron. Aunque el escaneado de los negativos me ha dado algún que otro dolor de cabeza. Como no seas hábil, se deteriora mucho la imagen en los negativos subexpuestos,... que es lo que son los negativos forzados. Colocan los valores medios y las luces más o menos en su sitio, pero a las sombras no hay quien las rescate. Dice el viejo refrán del idioma castellano que "de donde no hay no se puede sacar".

Faustí Lluciá iniciandonos en la teoría de las cámaras de gran formato.
Joan Porredon presentándonos algunas de las cámaras con las que íbamos a trabajar.

Cuando salimos al exterior, bien para practicar en el jardín del museo-archivo de Vilassar, bien cuando fuimos a comer, la cosa fue mucho mejor. La luz extra les sentó muy bien a esos fotogramas.

Faustí preparando las primeras exposiciones del día.
Joan añade un fuelle extra para aumentar el tiraje del objetivo y entrar en el terreno del macro
En las calles de Vilassar de Dalt volviendo de la comida.
Un poco más adelante, al paso de una chica en motocicleta.

Por la tarde, pronto empezamos a perder luz por el atardecer, pero la combinación de cámara, objetivo y película, se comportó bien con las escenas iluminadas arficialmente.

Preparando un retrato a realizar con una de las "pequeñas" Sinar.
Este otro se realizará en formato de 20 x 25 cm.

Bueno,... y hasta aquí dio de sí. Espero que os haya parecido interesante.

La "Cámara Safari" de Indiana Jones

La fotografía con película tradicional, mal llamada fotografía analógica por muchos, después de un reinado largo largo en el mundo de la fotografía, entró en rápido declive ante el empuje de la fotografía digital. La inmediatez, la conveniencia y la presunta facilidad, al alcance de cualquiera, para procesar, cuando no manipular, los archivos de fotografía digital, así como su aptitud para ser compartidos gracias a internet y las redes sociales, han hecho que la fotografía digital se imponga en el mundo de la fotografía.

Sin embargo, la película tradicional y otros métodos clásicos físicoquímicos de obtención e imágenes fotográficas no ha muerto. Ha encontrado su nicho de practicantes, que se encuentran más entusiasmados que nunca.

Tenemos quizá un grupo minoritario de practicantes, que buscan una fotografía de cierta calidad o unos mecanismos expresivos y plásticos que no encuentran en la fotografía digital. Fotógrafos con cámaras de gran formato, de medio formato, procesos como el colodión húmedo, las platinotipias,... o simplemente aquellos que buscan una expresividad distinta. Los motivos son variados e interesantes.

Algunos seguimos apegados a este tipo de fotografía por el placer de utilizar la cámaras clásicas. A mí me gusta mucho la liturgia en el uso de las cámaras mecánicas, cero circuitos eléctricos o electrónicos, pura relojería, bellos objetos de hace unas décadas, con sus sonidos y sus sensaciones a la hora de realizar la fotografía.

Finalmente, están los que se han sumado de nuevas a la fotografía con película tradicional. Gente muy joven en muchas ocasiones, que no vivieron el mundo de la fotografía cuando la única alternativa era la película tradicional, y que en muchos casos han entrado arrastrados por el impulso de iniciativas empresariales como Lomography, que han creado un estilo y una moda en torno a la fotografía con película tradicional. Muchas veces es más fácil encontrar este tipo de cámaras como complementos de moda o en librerías de postín que en las tiendas de fotografía propiamente dichas. Sobre las iniciativas de Lomography, siempre he tenido sensaciones ambivalentes. Por una lado, no puedo dejar de reconocerles que su impulso está siendo decisivo para que la película tradicional fotográfica se mantenga, e incluso para que empiece a recuperar, muy modestamente eso sí, cuota de mercado. Lo que me parece positivo. Pero por otro lado, no dejo de pensar que los “cacharros” que nos vende Lomography, y los servicios que ofrece complementarios, son de muy escasa calidad y con precios elevados. Como a veces comento en tono de broma, nos venden “tajo bajo” a precio de “lomo” ibérico. Enténdamonos, con “tajo bajo” se pueden hacer muy ricos platos,... pero no al mismo precio que con la charcutería de Guijuelo.

Por ello, cuando tengo ocasión de hablar del tema con otros aficionados a la fotografía, siempre les sugiero que en vez de gastarse los cuartos en los productos de Lomography, busquen en los cajones de sus casas, en las de sus padres o sus abuelos, y rescaten las numerosas cámaras que por allí hay abandonadas, da igual si son buenas o menos buenas, y que se pongan a la tarea. O que busquen en ofertas de segunda mano, ya que muchas de estas cámaras se venden a muy buen precio, y muchas de ellas son de mejor calidad que las Lomography. O visitar los rastros y mercadillos… Ahí hay que tener cuidado, porque no siempre funcionan las cámaras… pero a veces te encuentras alguna cosa más o menos interesante.

Hoy os presento un experimento. Que me ha costado 2 euros por la cámara y 4 euros por el carrete de fotos. El pasado domingo día 25 de octubre de 2015, me encontré por la mañana en el mercadillo de la plaza de San Bruno de Zaragoza, la Cámara Safari de Indiana Jones. Que compré por ese precio… 2 euros. Os pongo un par de fotografías. 

Por la tarde la probé con un carrete de Kodak Tri-X 400 (400TX), que es lo más socorrido y fácil de procesar. Como no tuve tiempo de buscar en internet las posibles especificaciones de la cámara para ajustar su uso, realicé las siguientes asunciones, algunas de las cuales luego he comprobado que no fueron correctas:

La cámara tiene un objetivo de focal fija, que me dio la impresión por lo que mostraba el visor de visión directa de la cámara, tendría una focal de entre 35 y 40 mm. Esta suposición fue correcta.

Tenía tres posiciones para controlar la luz, que yo denominaré “sol”, “nubladillo” y “seriamente nublado incluso lloviendo”. Supuse que la cámara tendría una velocidad de obturación única, alrededor de 1/100 s, y que habría un mecanismo de cambio de la apertura del diafragma que haría que este oscilase entre f/11 y f/5,6 según las posiciones. Sin embargo, observé que en mi ejemplar, la apertura del diafragma no se modificaba. Asumí que estaba estropeado. Aquí cometí algún error que otro en mis suposiciones. Más adelante lo explico.

El visor de visión directa para el encuadre supuse que sería poco preciso, y que tendría un ángulo de visión más estrecho que el objetivo. Si el visor parecía equivaler a un 40 mm, el objetivo estaría más en los 35 mm. Aquí estuve parcialmente equivocado.

El objetivo estará teóricamente enfocado a la hiperfocal. Probablemente más cerca, de modo que los retratos y los grupos de personas queden relativamente bien enfocados, mientras que los paisajes pueden quedar no todo lo nítidos que deberían, especialmente en los objetos más alejado.

Con estas suposiciones, en una tarde nublada, me fui a probarla con la Tri-X dando un paso por el Canal Imperial de Aragón y el Parque Grande de Zaragoza. Luego revelé la Tri-X en una dilución E (1+47) de HC-110 durante 6 minutos a 21 ºC, correspondiente a un índice de exposición de 400, igual que su sensibilidad nominal. Como tiene una notable latitud de exposición, absorbería en estas condiciones los errores de exposición hasta cierto punto.

A continuación algunas muestras de lo conseguido.

A toro pasado, encontré las especificaciones correctas de la cámara, que resultó ser una variante del año 1987 de la WERLISA CLUB COLOR B, una cámara que se comenzó a fabricar en 1976, y que tuvo una serie de variaciones cosméticas, y que se vendió bajo diversas marcas fabricada por CERTEX S.A.

Efectivamente la focal del objetivo está en el intervalo de focales que yo había imaginado, siendo de 38 mm, más cerca del 40 mm que del 35 mm.

Me equivoqué en la combinación de valores de diafragma y velocidad de obturación. El diafragma es fijo, mi cámara no está estropeada, y tiene un valor de f/7,5, un valor muy muy muy próximo al tradicional f/8. Las velocidades de obturación sin embargo son variables, de 1/120 s para la posición “sol”, 1/60 s. para la posición “nublado” y 1/30 s para la posición “muy nublado/flash”. Estos valores son muy conservadores, y producirían una cierta sobrexposición para un negativo de 100 ISO. Recordemos que la regla “soleado - f/16” nos dice que para un valor de sensibilidad de 100 ISO, la exposición correcta en un día soleado, desde dos horas después del alba hasta dos horas antes del ocaso, con el sol a la espalda del fotógrafo sería de f/16 y 1/100 s, o cualquier combinación equivalente. En mis pruebas con película de 400 ISO, los negativos han quedado en general bien expuestos, pero con una situación de luz mucho más escasa, y en el intervalo de tiempo desde una hora y media antes del ocaso hasta el momento del mismo. Por cierto, al principio de la prueba, tenia el "obturador" en posición "muy nublado/flash", y esas fotografías se perciben menos nítidas, probablemente porque a una velocidad de obturación de 1/30 s se estaba produciendo algo de trepidación. Luego, pensando que daba igual, lo puse en posición "sol", la velocidad de obturación aumentó, y las fotos están más nítidas.

Efectivamente el visor es aproximativo. Pero no tiene un angulo de visión muy distinto del objetivo de la cámara. Y el error de paralaje puede ser notable. Casi parece que sea un poco “estrábica” la cámara, y cada “ojo”, el visor y el objetivo, miren hacia distinto lado. Por lo tanto hay errores de composición notable. Especialmente cuando últimamente uno está acostumbrado a encuadrar con precisión en visores electrónicos que cubren exactamente el 100% de la escena. Hay que dar aire, especialmente por la parte de arriba del fotograma para evitar “cortes” de elementos importantes en la fotografía.

La distancia hiperfocal estaría en algún punto entre los 6 - 6,5 metros, pero ya digo que probablemente el punto de enfoque del objetivo está más adelantado, para permitir que sujetos situados a unos dos metros de distancia.

La cámara, de vez en cuando, da la sensación de que avanza mucha más película de la que debería tras hacer la toma. Temía que aparecieran fotogramas en blanco. Pero no ha sido así. Lo que sí que sucede es que la separación entre fotogramas no es uniforme. Incluso han aparecido dos negativos ligeramente solapados entre sí.

Evidentemente, la calidad del modesto objetivo de metacrilato no puede ser muy elevada, pero no se puede considerar inferior a otras cámaras de “juguete” que se hacen hoy, incluidas las Lomography. Es completamente estanca a la luz, no hay filtraciones. Esto, los lomógrafos igual lo consideran un defecto, pero en la fotografía seria se considera comúnmente una virtud. La fiabilidad… es un aparato de plástico… durará lo que dure. Pero esta funciona y vaya usted a saber la vida que le habrán dado desde 1987 hasta la fecha. Casi treinta años.

Ya veis. Por 2 euros tenéis todo lo que os puede ofrecer un “lomo” actual de las más sencillas que puede hace lo mismo o parecido por 60 euros. Por esos 60 euros, en el mercado de segunda mano podéis encontrar cosas muy capaces en cámaras para película tradicional de antaño. Yo, por ejemplo, compre una Zeiss Ikon Ikonta B de formato medio… de 1948…

¿Está claro el mensaje que quiero transmitir?

Un taller de retrato con Fotógraf@s en Zaragoza (2º) - Hasselblad 503CX + Kodak Tri-X 400 a IE 1600

Hace unos días os daba la visión general del taller de retrato que realizamos con Fotógraf@s en Zaragoza. Hoy voy a hablar de un aspecto particular; el retrato en interiores con la cámara de formato medio Hasselblad 503CX.

Previendo que íbamos a hacer fotografía tanto en interiores como en exteriores, y una vez tomada la decisión de llevarme equipos de fotografía para película tradicional, me llevé tres tipos de película. En blanco y negro de 100 y 400 ISO, y en color de 400 ISO. Llevé dos cámaras para película tradicional. Una de formato medio, la ya mencionada Hasselblad 503CX, con dos objetivos de 80/2,8 y 150/4, además de un par de tubos de extensión por si se terciaba hacer un primer plano del rostro de la modelo. Al final, no los usé. Me gustan más los planos un poquito más abiertos. Más si tenemos en cuenta los complementos que lucía Sara (Sarini Modelo Imagen), la modelo.

Por la dinámica del taller, no hubo ocasión de montar las cámaras sobre los trípodes, que hubiera producido un follón de mucho cuidado. Así que decidí forzar la película para interiores dos pasos. Es decir, aun cuando la Kodak Tri-X tiene una sensibilidad nominal de 400 ISO, utilicé un índice de exposición (IE) 1600. Eso me permitió usar con el Sonnar 150/4 una velocidad de obturación de 1/125 segundos a su apertura máxima f/4. Como el 150 mm es equivalente a un 80 mm en el formato de 24 x 36 mm, es una velocidad de obturación que me daba cierta seguridad frente a las tomas trepidadas.

El problema más importante, especialmente en la primera toma, fue el contraste y en el ambiente y el hecho de que el rostro de la modelo quedase en sombra. Vemos primero una imagen general de la situación.

Una situación como vemos que no es fácil, y sin espacio para colocar muchos modificadores de luz. Además, en este primer módulo del taller no íbamos a usar los flashes. Sólo luz ambiental.

A pesar del forzado de la película, el contraste del negativo no se ha hecho incontrolable. El revelado lo he realizado con revelador Kodak HC-110 una la solución no oficial H 1:64 (una parte de jarabe del revelador en 64 partes de solución de trabajo, o una parte de jarabe en 63 partes de agua). Un tiempo de revelado de 20 minutos a 22 ºC, propuesta que encontré en la página de Greg Mironchuk, que parece que se conoce bien el revelador. En general, Greg propone 19 minutos a 24 ºC; el ajuste de temperatura a la baja y de tiempo al alza lo hice yo porque era lo más cómodo para mi grifería.

Los negativos los he digitalizado fotografiando cada fotograma con la Olympus OM-D E-M5 y el Panasonic Leica DG Macro-Elmarit 45/2,8 ASPH OIS.

Hay un grano apreciable, como no podía ser menos a esa sensibilidad, y más si se ve en pantalla, con la imagen al 100%. A ese tamaño, casi asusta. Pero he realizado pruebas en papel con impresora de chorro de tinta a lo que sería un tamaño de imagen de 35 x 35 cm y se ven bastante bien.

El problema en estas primeras tomas, con un contraluz tan acusado, es que el contraste en el rostro de Sara es muy bajo. Y se fuerza en el procesado tras la digitalización, el grano se hace mucho más aparente. En cualquier caso, la versión de contraste suave, me parece que es agradable. Mejorable, pero agradable.

Después, pasamos a una fotografía en la que Sara recibía la luz de una ventana, desde su izquierda, quedan el rostro con respecto al fotógrafo en posición de tres cuartos. Veamos la situación general.

Dijo Phil Dunphy en un episodio de Modern Family algo así como:

"El secreto del éxito consiste en un 1% de inspiración, un 98% de transpiración y un 2% de atención al detalle."

Sí; ya sé lo que me vais a decir si hacéis la suma de los porcentajes. Yo me reí mucho. Atención al detalle... El caso es que la atención al detalle es importante en esto de los retratos. Y ha habido dos detalles, que en el momento de la toma me pasaron totalmente desapercibidos, que luego al encontrarme con las fotos me han traído por la calle de la amargura. Uno de ellos es el pliegue que formaba su vestido junto a su axila derecha. Al recibir la luz lateral se ve en exceso, se resalta, estropeando el retrato. He tenido que tirar de diversas herramientas en Lightroom para paliar el problema.

El otro problema está en los ojos. Sara tiene unos ojos muy claros. Y la luz que recibía en ellos reflejaba hacia el objetivo de una forma tal que en la mayor parte de las tomas quedaba una mirada muy extraña, difícil de arreglar en posproducción. Tampoco tengo claro si me gusta el reflejo en el marco de la ventana. Vamos. Que para que las cosas queden bien, es evidente que hay que prestar mucha atención a los detalles. Os dejo, de las tomas de esta esta escena, la que me parece quedó mejor.

Alguno dirá que menuda complicación me busqué, con lo cómodos que son los archivos de las cámaras digitales para torturarlos después en posproducción y que queden más o menos bien. Pero ¿y la dosis extra de diversión de usar una cámara clásica como la Hasselblad? ¿un objetivo firmado por Carl Zeiss? ¿chapotear entre los químicos del revelado para sacar dos diafragmas extras de sensibilidad de todo un clásico en el mundo de la película tradicional como es la Tri-X? Como dice el anuncio... eso no tiene precio.