La fotografía como afición y otras artes visuales

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Fuendetodos y taller de grabado en Fuendeverde - Kodak TMax 400

En diciembre os contaba de los rollos de película por metros Kodak TMax 400 que fueron donados a la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza (AFZ) y cómo los usamos para documentar nuestra visita al Taller Escuela de Cerámica de Muel. Todavía quedaba película de aquellos rollos. Y hace unos días la utilizamos para documentar otra visita de carácter cultural. En esta ocasión a Fuendetodos, el pueblo natal de Francisco de Goya, donde además aprovechamos algunos para disfrutar de un taller de grabado. Intentado remedar el genio artístico de Don Paco.

Mientras paseábamos por el pueblo usé principalmente la Canon EOS 650 con el EF 50/1,4 USM.

Algunos detalles técnicos de la parte fotográfica de la excursión. En esta ocasión, mi intención era exponer la película a su sensibilidad nominal, ISO 400, en lugar del índice de exposición IE 800 que usé en Muel. Quería evitar los negros bloqueados de aquella ocasión. Por lo tanto, me llevé mi equipo más luminoso para película tradicional; una cámara Canon EOS, en esta ocasión la EOS 650, con los objetivos EF 28/1,8 USM, EF 50/1,4 USM y EF 85/1,8 USM. Sólo usé los dos primeros. No sentí necesidad de usar el tele corto.

Algunas escenas del proceso de grabado sobre una lámina de aluminio con un punzón de punta dura; aquí usé el gran angular, el EF 28/1,8 USM.

Como he dicho, la película la expuse a su sensibilidad nominal ISO 400; como ya acabé la botella de revelador específico Kodak TMax, en esta ocasión utilicé el fiable ADOX APH09. Como ya he comentado en alguna ocasión, esta es una variante de la fórmula del clásico Rodinal, en concreto la que se usó para comercial este revelador hasta la Segunda Guerra Mundial, según he leído. Se usa con las mismas concentraciones y tiempos que el Rodinal. En esta ocasión, 6 minutos y 15 segundos a 20 ºC con agitación continua por inversión del tambor durante los primeros 30 segundos y luego cuatro inversiones cada minuto. El tiempo propuesto es 6 minutos, pero como lo revelé al mismo tiempo que los rollos de Fujifilm Neopan 100 Acros que os mostré hace unos días, para los que el tiempo propuesto era de 6 minutos y 30 segundos... pues me quedé a medio camino, suponiendo que no sería grave. No he tenido mucho tiempo últimamente para ser fino...

Aplicando los pigmentos a las planchas de aluminio antes de proceder a la impresión del grabado.

El principal riesgo de no ser preciso era generar un contraste excesivo. Pero lo cierto es que el Rodinal y sus variantes no producen negativos tan contrastados como el revelador Kodak TMax. Y además las escenas que fotografía durante toda la mañana no tenían ninguna excesivo contraste. Ni las tomadas en interiores, ni en los moderadamente nublados exteriores. Más preocupación me produjo que los rollos de Acros se quedaran excesivamente escasos de revelado, pero no hubo consecuencias graves.

Lo cierto es que el resultado final fueron unos negativos con un contraste más suave del que había esperado a la vista de mis experiencias previas con esta película, con detalle en toda la gama de tonalidades, fáciles de escanear y de ajustar en el procesado digital. El grano es muy contenido, a pesar de la mala fama en este aspecto del Rodinal y sus derivados, teniendo en cuenta que es una película de ISO 400, en formato de película de 35 mm. La única pega que el encuentro a esta película es la escasa estabilidad dimensional, que hace que sea difícil de manipular y de escanear.

Algunas escenas extra visitando el museo del grabado, la casa natal de Goya y paseando por Fuendetodos.

Por lo demás, una mañana muy agradable en la que la fotografía quedó un poquito en segundo plano. Porque lo que realmente nos hizo pasar un rato realmente muy divertido fue el taller de grabado, muy ameno y satisfactorio, que realizamos en Fuendeverde, un aula taller de naturaleza del pueblo, donde también se realizan talleres de grabados en combinación con el museo del grabado del pueblo.

Así que ya solo me queda dejaros la estampa resultante de mi trabajo. Espero que os guste... ¿La reconoceís?

Al asalto de un castillo con la Canon Powershot G5X

Mi primera cámara digital fue una Canon Ixus 400. Me encantaba. Todavía la tengo. Y creo que funciona. Aunque con alguna irregularidad relacionada con la batería. La compré a principios de 2003 y en un par de viajes comprobé que aquello estaba bien. Pero quizá hacía falta algo más. Las cámaras réflex digitales eran carísimas en aquel tiempo, y todavía era una tecnología por evolucionar. Pero en el noviembre de 2004, compré una cámara viajera que mejoraba las prestaciones de la Ixus 400. Se trataba de la Canon Powershot G6. Que todavía tengo. Y funciona sin problemas. Su puesta de largo fue en un viaje a Roma en diciembre de 2004, donde me sirvió espléndidamente.

Tenían un pequeño sensor de 7,1 megapíxeles, una pantalla articulada, diminuta para lo que hoy se lleva, un visor óptico muy impreciso, y un zoom equivalente a un 35-140/2,0-3,0. Permitía obtener archivos RAW y tenía diversos modos expertos de exposición. Sensibilidades entre 50 y 400 ISO. Esta última, muy "ruidosa", aunque en alguna ocasión la usé y no me arrepiento. El ruido no era "feo".

La serie G de Canon era una serie de cámaras compactas prestigiosas, que con la "democratización" de las cámaras réflex fue perdiendo fuerza, pero que no llegó a desaparecer del todo. En un momento dado, el número del modelo quedó emparedado entre la G y una X final, les aumentaron notablemente el tamaño del captor de imagen y se mantuvo en un mercado mucho más incierto que en sus inicios. Los sensores han oscilado, según modelos entre los de 1" y los de tipo APS-C con algún otro intermedio. Recientemente, a un amigo mío le regalaron por su cumpleaños una cámara actual de esta serie, la Canon Powershot G5 X, y me la dejó durante unos días. Nos dimos un paseo con ella por el castillo de Peracense.

Como curiosidad, los precios de ambas cámaras como nuevas se llevaban muy poco. Algo más barata la más antigua, pero si corrigiéramos por la inflación, prácticamente son del mismo precio. Pero las prestaciones son otro cantar.

Con un captor de imagen de 1", 20,2 megapíxeles, un sistema de grabación de vídeo notable, un visor electrónico estupendo, una pantalla articulada comodísima, y un objetivo equivalente a un 24-100/1,8-2,8, es una cámara muy capaz para ir por el mundo ligero de equipaje.

Como podéis comprobar, la pantalla articulada es de lo más apta para una práctica del autorretrato en condiciones dignas, siempre que tengas un poco de arte para elegir el encuadre y las condiciones de luz.

Tiene una cierta protección contra las inclemencias del tiempo, aunque no sé hasta donde llega, y se maneja con razonable comodidad. Los mandos tienen ciertas posibilidades de personalización, aunque se han quedado cortos, y que a determinados botones, ruedas o mandos no se les puedan asignar determinadas funciones resulta un poco frustrante. Pero en general, si te acostumbras, va bastante bien.

Con los fuertes contrastes de la dorada luz de un tardecer de atmósfera limpia, diáfana, la tarea de rescatar el detalle de las sombras se ha podido ejercer sin problemas y sin que el ruido electrónico sea un problema en ningún momento. En un momento dado he comprobado que la cosa se puede subir a ISO 1600 sin problemas. Y hasta ISO 6400 son utilizables pero aceptando compromisos y sin ampliaciones excesivas.

Me ha llamado la atención que la relación de aspecto del captor es de 3:2. Yo hubiera preferido un 4:3. Pero bueno, con más de 20 megapíxeles, luego uno recorta que aun queda material. Como yo he hecho, podréis comprobar en las fotos.

Probé también a convertir a blanco y negro algunas de las fotos, y quedan bien. Como estas que proceden del antiguo ferrocarril de Sierra Menera, al pie del castillo.

Para quien no quiera complicarse la vida con cámaras grandes y pesadas, quiera viajar discreto por la vida, sin más pretensiones que un aparato que le permita recoger lo que observa sin problemas, es un aparato perfectamente acertado. No es muy rápido en fotografía de reportaje, pero si el fotógrafo tiene una cierta capacidad de antelación, tampoco hay que descartar el género. Eso sí... partidarios de bokē cremosísimo y difuminadísimo... pues es complicado con ese tamaño de captor de imagen.

En fin, me despido con unas imágenes del pueblo de Peracense con la esperanza de que esta pequeña prueba le sea útil a alguien que esté pensando en una cámara de este tipo.

Paisaje en infrarrojo con Rollei Superpan 200 Pro de 35 mm

Durante el verano he ido realizando una serie de paisajes en blanco y negro en el espectro del infrarrojo recorriendo las riberas del río Ebro a su paso por Zaragoza. A un ritmo más lento de lo que yo pensaba. Mi idea era que el modesto proyecto de reflejar el conjunto de las mismas bajo esta forma de expresión fotográfica pudiese culminar antes de la llegada del otoño. Es importante la presencia de vegetación en abundancia y temperaturas cálidas para conseguir el mayor efecto con este tipo de material. Pero unas semanas hasta que repuse película, más el tiempo no siempre apropiado otras veces, han hecho que la cosa haya ido más despacio de lo que pensaba.

Hace un par de domingos... o tres, que el tiempo pasa muy deprisa, afronté una de las etapas de este proyecto, pero con una variante. Hasta ese momento había utilizado la Fujifilm GS645S Wide 60, formato medio de 6 x 4,5, y película Rollei en sus variantes Superpan 200 Pro y Retro 80S, con el consabido filtro Hoya IR72. Con buenos resultados. En esta ocasión, opté por un carrete de película de 35 mm de Superpan 200 Pro. Más del doble de oportunidades, menos tamaño disponible.

El entorno escogido para esta subserie fue el del azud del río Ebro, a ambas orillas, en una mañana de domingo muy luminosa, lo cual estaba muy bien para mis propósitos, pero con el hándicap de un viento quizá demasiado intenso. La abundancia de luz me permitió velocidades de obturación de entre 1/15 y 1/30 segundos. Pero el riesgo de imagen borrosa por el movimiento de las ramas de los árboles por el viento estaba ahí. Protegí la cámara con mi cuerpo, e intenté aprovechar los momentos en que el viento amainaba. Pero indudablemente, en algunas fotografías se nota ese movimiento de las ramas y las hojas.

Hubiese podido optar por cerrar el diafragma más allá del f/11 que fue mi apertura de trabajo, y buscar el efecto de movimiento de las nubes con velocidades aún más lentas. Pero aunque había alguna, que iba a destacar sobre el oscuro cielo que obtenemos en la fotografía en el espectro infrarrojo, era insuficientes para dedicarse a ello.

Tenía varias posibilidades para escoger una cámara de 35 mm con las que realizar la subserie de fotografías. La más obvia quizá fuera la Pentax MX, ya que los diámetros de filtro de 49 mm, como el de mi IR72, fueron un estándar en los objetivos Pentax de enfoque manual. Pero al final decidí usar la Canon EOS 650 con dos objetivos. En realidad, me llevé dos, pero prácticamente solo usé uno con el filtro infrarrojo; el Olympus Zuiko Auto-W 21 mm f/3,5 con la montura adaptada de forma permanente con una montura Canon EF. Muy adecuado por su focal para el paisaje, el único miedo que me producía es que el filtro, cuya montura no es excesivamente fina, provocase un viñeteado mecánico, obscureciendo las esquinas de los fotogramas. Aunque en alguno de ellos se aprecia algo de esto, no es un efecto preocupante, no siempre se nota, y cuando lo hace, no queda mal.

Digitalicé los negativos fotografiándolos contra una mesa de luz con la Pentax K-S1 calzada con el objetivo SMC-A 100 mm f/4 Macro. Con la ayuda de una lente de aproximación, podría haber conseguido un elevado nivel de ampliación, aprovechando buena parte de los 20 megapíxeles que ofrece esta cámara, pero decidí no incluir ese complemento, y conformarme con unos cuantos menos, entre 11 y 12 megapíxeles, pero de mejor calidad.

Como poco a poco he ido depurando esta forma de digitalizar los negativos, para este formato pequeño me da una apreciable mejor calidad que con el escáner de sobremesa, que reservo para los negativos de medio formato.

Dicho lo cual, he decir que estoy bastante satisfecho con el resultado, aunque es mucho más cómodo y se obtiene una información más nítida con el formato medio, al que he vuelto en un par de carretes que he expuesto con posterioridad, aunque todavía no he revelado. Olvida decir que el revelado fue en Rodinal 1+25, durante 8' a 20 ºC.

No expuse todo el carrete bajo el filtro infrarrojo. Como no había utilizado nunca esta película en formato pequeño, cuando emprendí el camino de vuelta hacia el autobús urbano que me devolvería a casa, quité el filtro, y calcé el EF 50/1,8. Podría haber usado este objetivo con el IR72, tiene una montura de filtro de 52 mm, aunque con un adaptador permite usar sin problemas los de 49 mm, pero no me surgió la ocasión.

Os muestro algunos ejemplos de las fotografías con las que terminé el carrete. Sin filtro alguno, olvidé el filtro amarillo en casa, que me hubiera venido bien para aumentar el contraste, obtuve unas fotografías con una gradación de grises muy agradable, y un contraste relativamente bajo para las condiciones de luz reinantes. Evidentemente, la sensibilidad extendida hasta el infrarrojo cercano de la película se nota, y no tiene el mismo rendimiento que otras películas más comunes. Que guste más o menos, es una cuestión muy personal, no obstante. Pero es una película cómoda de usar, y con un grano contenido para tener una sensibilidad nominal de ISO 200/24º. Sirvan también para comparar la diferencia de estética entre usar o no usar el filtro que bloquea la luz visible en todo su espectro salvo el rojo más profundo, y a menudo invisible a nuestros ojos, y el infrarrojo cercano.

Fujifilm Superia Venus 800 - las sensibilidades altas a la japonesa

No encuentro muy a menudo situaciones en las que utilizar película en color de alta sensibilidad. Entendiendo por tal aquellas superiores a los 400 ISO. He probado en alguna ocasión la Kodak Portra 800 en formato medio y he hecho mis pinitos con la Cinestil 800T en formato pequeño y en formato medio. También he forzado en alguna ocasión la Kodak Portra 400 un par de pasos con resultados que han sido entre normalitos y buenos. Hay que tener mucho cuidado con la medición de la luz cuando se experimentan estas alternativas. En fin, los resultados de estas experiencias son diversos. La Cinestil 800T está muy bien, pero es cara. Y su sensibilidad específica para luz de tungsteno y su origen cinematográfico la hacen más apta, desde mi punto de vista, para uso en interiores con luz continua muy controlada. Mi experiencia con su uso en museos lo muestra.

Hace unos meses, aprovechando un pedido que realicé de material sensible a Macodirect, me agencié unos rollos de Fujifilm Natura 1600 y Fujifilm Superia Venus 800. Son las versiones de alta sensibilidad de la familia de las Superia, que no son fáciles de encontrar fuera de Japón. De hecho, con las denominaciones que he mencionado, son carretes previstos para el mercado nipón traídos a Europa por el comercio especializado alemán. La Venus 800 sería la misma película que la Superia XTra 800. Esta última sin los bonitos caracteres en kanji en el envoltorio. No son baratos, aviso. Así que muy buenos resultados tenían que ofrecer para sustituir mi opción por defecto en estos momentos, que sería la Kodak Portra 400 con revelado forzado.

En cualquier caso, así como ya probé la Natura 1600 durante la excursión que realizamos en junio a Ejea de los Caballeros, no había encontrado todavía ocasión para probar la Venus 800. Hace unas semanas cargué un carrete en la Canon EOS 650 y empecé a buscar ocasiones para usarla. Con diversas condiciones de luz, he de decirlo.

Generalmente, se asocia el uso de las altas sensibilidades a las situaciones de luz escasa. Sin embargo, también están las situaciones de luz imprevisible, en las que lo mismo puedes necesitarlas en una misma sesión con luz normal o incluso buena, o con luz escasa. La fotografía callejera sería un caso. Aunque no son fotografía callejera, las imágenes que preceden a este párrafo en esta entrada, son ejemplos de fotografías realizadas con una diversidad de condiciones de luz en un par de paseos por zonas verdes de Zaragoza. Si en el momento de la exposición se da suficiente luz, el comportamiento de la Venus 800 es bastante bueno. Y el grano se nota pero no es intrusivo.

En ese mismo paseo, en un momento en el que el sol se ocultó tras unas oportunas o inoportunas nubes, según como se considere, y montado un teleobjetivo en la EOS 650, necesitado de velocidad de obturación alta, afronté la tarea de inmortalizar las últimas rosas de la temporada en la rosaleda del Parque Grande de la ciudad.

Todavía estoy decidiendo hasta qué punto me gusta, o más bien no, el rendimiento de los colores rojos en las fotografías. En cualquier caso, aunque la exposición es correcta, en el momento en el que aparecen zonas francamente oscuras y uniformes en la fotografía, el grano de la película se hace mucho más presente. No necesariamente desagradable, pero sí mucho más notorio que en las situaciones iniciales de luz abundante. Es un hecho. Incluso en materiales con sensibilidades alta, el material negativo en color siempre se lleva mejor con la luz en cantidad que con las sombras.

Pero, ¿qué pasa si nos adentramos en el terreno del macro? Al EF 200/2,8 USM con el que hice las fotografías anteriores, eventualmente le coloqué un duplicador de focal, convirtiéndolo en un 400/5,6, así como le intercalé entre el objetivo y el duplicador un tubo de extensión para entrar en el terreno de la macrofotografía. Puesto que no llevé trípode, obligatorias las velocidades de obturación elevadas.

La presencia de un grano apreciable hace que este material no sea el de elección para este tipo de fotografías. Pero a pesar de todo, no resulta desdeñable la cantidad de detalle que conservamos en las fotografías. La película sale más airosa de la difícil prueba de lo que yo había pensado. Por lo tanto, no sería un material de elección para la macrofotografía, pero si en el marco de una sesión de fotografía general surge la ocasión, tampoco desecharía la posibilidad de hacer la foto.

Pasemos a la siguiente situación. Vamos por el Parque Grande de Zaragoza un domingo por la mañana. Es verano todavía, aunque el tiempo ha empezado a mostrar termómetros muuuuuucho más moderados en sus temperaturas y las nubes empiezan a hacer presencia sobre la ciudad con más frecuencia. No obstante, es una mañana agradable y hay mucha gente practicando el deporte y otras actividades de esparcimiento. Vamos a usar el teleobjetivo con el duplicador para intentar obtener alguna fotografía de acción o algún retrato no posado.

Dos cuestiones a destacar. La primera en el ámbito de las limitaciones. La Canon EOS 650 es la cámara de enfoque automático de la gama EOS más antigua. Por lo tanto, su sistema de enfoque es más precario que las que le siguieron. Mas lento. Y con un único sensor de enfoque en el centro del fotograma. Así que hubo que tener cuidadito para enfocar correctamente con el modo de enfoque continuo. Salió airosa del trance, pero bueno... trabajando más con la idea de adelantarse a los acontecimientos que con la de confiar en los automatismos.

La segunda es positiva. Tiene que ver con el rendimiento con los tonos de piel de cara a su uso en retratos. Salvo una de las imágenes, que está un poco justa de luz, en general esta película ha producido unos tonos de piel bastante agradables y menos fríos de lo que esperaba para un producto Fujifilm. Así que no es desdeñable como material para retrato.

¿Cuáles son mis impresiones generales con esta película? Bien, es una película de alta sensibilidad, pero que claramente da mejores resultados cuando hay una buena luz en la escena.  Escenas con poca luz y poco contraste quedan muy apagadas. Probablemente, en ese caso habría que haber dado algún paso más de exposición. Esto hace que en estos momentos la vea más como una película adecuada para la acción, permitiendo velocidades de obturación más alta, que como una película para usar cuando la luz se agota.

Y eso sí, no acabo de ver la necesidad de ponerse a buscarla por el mundo, con precios altos, cuando una Portra 400 puede dar unos buenos resultados. Expuesta a IE 800 o 1600 con uno o dos pasos de forzado. No es barata, pero es más barata, mucho más fácil de encontrar, y da buenos resultados. Pero no tenéis por qué fiaros de mí. Probadlas y comprobad como se adaptan a vuestros estilos personales de fotografiar.

Por cierto, mientras escribía me he dado cuenta de que ya había probado esta película en el pasado, bajo el nombre de XTra 800, claro.

Saladas de Sástago - paisaje con película negativa en color

La semana pasada os hablaba de fotografiar paisaje con la película Fujifilm Superia XTra-400 en el castillo de Loarre. Os recuerdo que esta es una película negativa en color pensada para el mercado de consumo o aficionado. Realmente, no tiene mucho sentido hablar de mercado de consumo, puesto que la película fotográfica ha dejado de ser un bien comúnmente consumido por la población, desplazado por las tecnologías de captura electrónica digital de la imagen. Por lo tanto, más bien habrá que hablar de una película para el aficionado a la fotografía con película tradicional, que busque una película negativa en color capaz, polivante, y no excesivamente cara. Ese es el segmento al que está dirigida esta película.

Una semana después de nuestro paseo por Loarre, también un sábado por la tarde de calor, una petición de un conocido nos llevó a la población de Sástago, a llevar un objeto con el coche. Una vez hecho el recado, propuse pasarnos por las Saladas de Sástago, que mis acompañantes no conocía. Situadas entre Sástago y Bujaraloz, en un paisaje estepario que podemos considerar ya como propio de Los Monegros, aunque oficialmente no estén todas ellas en los límites de esa comarca, son unas cuencas endorreicas en las que se forman unas lagunas y humedales, que por la alta evaporación del agua tienen una elevada concentración en sales. Esto las ha dotado en tiempo de valor económico en la zona, por la posibilidad de extraer la sal de sus aguas, ya no, y también de valor ecológico por el peculiar ecosistema que soportan.

Con el calor y la sequía del estío, las lagunas de las saladas de Sástago estaban sin agua, salvo alguna piscina artificial. Ante nosotros aparecían por lo tanto como unas amplias llanuras blanquecinas, en las que si entrabas tus pies podían hundirse inopinadamente debido a la humedad residual en el subsuelo.

Aquí y allá, encontrábamos el lecho de charcos cubierto por las sales cristalizadas durante el proceso de evaporación del agua.

Previendo la posibilidad de acercarnos hasta este paraje, cogí una bolsa con algunas cámaras fotográficas. Entre ellas la Polaroid Image System SE con un cartucho de película instantánea Impossible Project en blanco y negro. En estos días que vienen irán apareciendo en Instagram las fotografías del mismo. Con el tiempo las recopilaré todas ellas en estas páginas.

Pero también cogí un carrete de Fujifilm Superia XTra-400, aunque todavía no tenía los resultados de cómo habían quedado las fotografías de Loarre. En esta ocasión, cogí la veterana Canon EOS 650, con el EF 50/1,4 USM. Dejando del lado que se tratase una cámara de enfoque automático que apareció en el mercado 15 años después de la Pentax MX que me llevé a Loarre, la filosofía a la hora de realizar las fotografías es la misma. Paisaje sencillo, sin alaracas, con una focal normal, al estilo de Plossu, pero en color.

Os dejo por lo tanto en esta entrada el resultado de este planteamiento. La luz no estaba ideal, el cielo tenía una cierta cantidad de bruma, o más bien polvo en el ambiente. Había algo de viento, que más que limpiar la atmósfera lo que hacía era llenarla de polvo. El contraste estaba controlado porque la luz del sol empezaba a llegar ya desde una posición no demasiado elevada sobre el horizonte. Esto, y el polvo en suspensión, favorecían los tonos cálidos en la luz ambiental.

Había algunas nubes en altitudes medias, que no son ni las mejores ni las peores de cara a reflejar fotográficamente el paisaje de un lugar. Aunque salvo en un par o tres de tomas preferí ignorarlas.

En fin, espero que os haya parecido interesante la experiencia, y también la serie fotográfica del lugar.