La fotografía como afición y otras artes visuales

CARLOSCARRETER.ES

Home / Essays / canon

Unas diapositivas perdidas de 1999

Ayer os hablaba de forma extensa sobre la CANON EOS 100 y el equipo de objetivos y complementos que utilicé de forma prioritaria entre marzo de 1993 cuando la compré y el mes de julio de 2004, cuando la llevé de viaje por última vez. A Foix, Toulouse y los departamentos pirenaicos de la región francesa de Midi-Pyrénées.

Esta tarde, reorganizando algunas cosas en casa, me ha aparecido una cajita con diapositivas que puedo datar de septiembre de 1999. A finales de agosto de ese año había estado de vacaciones también en Francia. En la Cerdaña, en los castillo cátaros, subiendo por Carcasona y Albí hasta las gargantas del río Tarn. Un viaje que tengo que rescatar y digitalizar. Tras este viaje, me fui a pasar unos días con mi hermana, que vivía entonces en Peñíscola. Desde allí hicimos una excursión al MUSEO DEL FERROCARRIL DE VILLANUEVA Y LA GELTRÚ y a SITGES. Creía que estas diapositivas sí que las tenía localizadas y digitalizadas en su totalidad. Al menos las que merecía la pena. Pero he encontrado esta cajita con algunas más de aquella excursión y otras del viaje de vuelta en tren a Zaragoza. Y un simpático recuerdo. Una fotografía de los participantes en el cursillo de tenis de aquel mes de septiembre en el CENTRO DEPORTIVO MUNICIPAL DE LA GRANJA.

Museo del Ferrocarril en Villanueva y la Geltrú
Museo del Ferrocarril en Villanueva y la Geltrú
Museo del Ferrocarril en Villanueva y la Geltrú
Sitges
Euromed en Tarragona - Trenes similares a los AVEs Madrid-Sevilla que como sobraban los adaptaron para el Corredor Mediterráneo
No sé quien hizo la (desenfocada) fotografía, pero me trae buenos recuerdos

Canon y su sistema EOS - mi primera EOS, la EOS 100, y sus complementos

Como ya conté en su momento, mi primera cámara réflex, mi primer acercamiento serio a la fotografía fue a través de una cámara PENTAX. Si leéis aquel artículo, nunca abandoné aquel sistema del todo, pero en 1993 dejó de ser mi cámara principal. La PENTAX P30N era una entrada de sistema que, aunque simpática, me producía ciertas frustraciones que ahora no voy a detallar. Era el momento de cambiar de cámara principal. La primera elección era, claro está, una PENTAX más moderna, de enfoque automático, y con posibilidades de expansión. Había un modelo que cumplía estas características, la PENTAX Z-1, que entraba en mi presupuesto, y que no estaba mal. Pero en aquel momento ya se percibía que la marca estaba en retroceso. No tenía el aura de marca desenfadada y atrevida de tiempo atrás que le había ganado sus adeptos. Era el momento en que se percibía claramente que estábamos entrando el duopolio entre CANON y NIKON. Sí, había otras opciones, pero estas eran las que garantizaban un sistema más amplio, con mayores posibilidades de crecimiento y más estables a medio y largo plazo. El tiempo ha demostrado que era así. Algunas marcas de entonces permanecen, pero los sistemas que ofrecía en aquellos momentos dejaron de ser compatibles con los que ofrecen hoy en día. Y particularmente, aunque NIKON había sido tradicionalmente la niña mimada de los profesionales y los expertos, la marca claramente innovadora y que poco a poco le comería el terreno a la anterior era CANON. No pasarían muchos años para que, por ejemplo, los teleobjetivos blancos de la serie L dominaran el paisaje de los fotorreporteros, especialmente en los deportes, en naturaleza y en otros campos.

En estas estábamos cuando efectivamente en la comparación entre lo que ofrecían CANON y NIKON en la gama de precios en la que yo me había fijado, en la primavera de 1993, la CANON EOS 100, que podéis ver a continuación con un objetivo EF 50/1,8 de primera generación, fuera la elegida para acompañarme durante una década en todo tipo de aventuras.

En aquellos momentos, CANON tenía una gama muy coherente. Más que la del resto de las cámaras. Tras unos años en los que con la novedad de la montura EF (electrofocus) había revolucionado su catálogo, con no poca polémica por la sensación de abandono que tuvieron los poseedores de cámaras y objetivos con montura FD, y en los que fue ensayando con diversas cámaras que ofrecían novedades y soluciones diversas, pero no una gama coherente. Esta llegó. La EOS 1 como profesional, la EOS 10 como "semipro" o para el aficionado avanzado, la EOS 100 para el aficionado entusiasta, y la EOS 1000 para la entrada económica en la gama. Respaldadas por un parque de objetivos envidiables, en gamas económicas, intermedias con motorización ultrasónica y silenciosa, y de alto nivel, la serie L, con vidrios especiales con tierras raras.

Eso sí, todas ellas tenían un aire de familia innegable. Si aprendías a manejar una, enseguida aprendías con las otras, aunque los modelos más avanzados tenían numerosas opciones de configuración e innovaciones diversas. La de la EOS 100 era que prometían el funcionamiento más discreto y silencioso del momento para una cámara electrónica.

A continuación vemos una vista de la parte trasera y superior de la cámara, que no resultarán ajenas a quienes posean cámaras EOS incluso de las modernas series digitales, ya que el esquema general de su ergonomía se asentó entonces. Hoy en dia, CANON es un marca más bien conservadora, frente a los atrevimientos de hace 20 a 25 años.

Las cámara en aquel momento ya se vendían con un objetivo zoom en kit. El que venía con la cámara era un modelo que nos estaba mal, un EF 28-80/3,5-5,6 USM, que curiosamente en evoluciones posteriores perdió calidad y capacidades. En aquel momento se asentaba en la gama intermedia de objetivos EF, mientras que los modelos posteriores quedaban relegados a la gama económica.

No lo conservo. Lo complementé con un telezoom EF 70-210/3,5-4,5, un objetivo que no estaba nada mal, también de la gama intermedia, que ya no existe, y que era entre dos tercios y medio punto más luminoso que sus sucesores de gamas de focal similares. Aquella pareja de objetivo me acompañó a varios viajes, hasta que cmbié el 28-80 por el EF 28-135/3,5-5,6 USM IS. El primer objetivo de CANON en llevar un sistema de estabilización óptica incorporado. Como la distancia entre la focal de 135 y la de 210 no es muy extrema, en la práctica en mis viajes este objetivo supuso que el telezoom se quedar en casa también casi siempre.

A continuación, la cámara con la pareja de objetivos de focal variable. En aquellos momentos, yo seguía por completo la corriente general de usar este tipo de objetivos.

También muy pronto complementé los objetivos zoom con una pieza obligatoria en el equipamiento de un aficionado con equipo de CANON; el "nifty fify". El EF 50/1,8 es un objetivo con una construcción de gama económica, pero con una óptica de excelente calidad. Por lo tanto, su precio razonable hace de él una pieza que conviene tener, salvo que vayas a por los 50 de gama intermedia o de la serie L.  Yo tuve dos de la segunda versión del 50/1,8, pero ambos perecieron de forma similar. Un golpe frontal producía la rotura de los anclajes del grupo óptico, irreparable a un precio razonable. Así que acabé buscando uno de la primera versión, con ventana con distancias de enfoque, montura de metal en lugar de plástico y mejores acabados. Ópticamente igual. Todavía lo tengo y va bien. Como veis, ha sido una tónica en la marca el recortar costes en sus productos, por lo que en muchas ocasiones las primeras versiones de sus productos son más deseables que las posteriores.

Me hice también con un Sigma 28/1,8, el único objetivo de esta marca que he tenido que me ha merecido la pena, aunque no es compatible con los modelos digitales. Estos objetivos acompañaban en los viajes a los zoom para los momentos de escasa luminosidad, o eran utilizados en proyectos concretos fuera de los viajes.

Como mi capacidad económica era limitada, me hice también con un Cosina 100/3,5 MC Macro, un objetivo macro de construcción muy barata, de concepción muy tradicional, que alcanzaba una escala de reproducción 1:2 por sí mismo, y 1:1 con una lente de aproximación complementaria. Era muy barato, pero sus resultados eran razonables, lo que le daba una relación calidad precio muy razonable. También lo conservo todavía.

A continuación vemos la cámara con su trío de focales fijas adquiridas en los años 90.

Como digo, esta cámara era adecuada para constituir un sistema, y había más accesorios, que todavía me son útiles. No falta el flash, un SPEEDLITE 420EX, suficiente para las contadas ocasiones en que tiro de este complemento. Y tampoco unos tubos de extensión de KENKO, que se podían acoplar tanto al objetivo macro como al 50 mm, por lo que este objetivo con estos tubos en el bolsillo era el objetivo de elección para paseos por la naturaleza, si acaso acompañado también del 28/1,8 para paisajes. Los zoom para los viajes.

Poner ejemplo de fotografías tomadas con esta cámara... pues es difícil escoger, porque tengo cientos o miles de diapositivas y negativos tomados con ella. Escogeré algunas de algunos viajes de los que hice en los últimos tiempos algún libro de fotografías de viaje, y con alguno de los últimos carretes que expuse con ella no hace mucho. Espero que os gusten.

En el casco viejo de Coimbra, entre los pisos de estudiantes, viaje a Portugal en agosto de 1994.
Paseo por el Tajo junto al castillo de Almourol, viaje a Portugal en agosto de 1994.
Playas de Nazaré, viaje a Portugal en agosto de 1994.
Monumentos megalíticos, viaje a Menorca en septiembre de 2000.
Ocaso en el puerto de Ciudadela, viaje a Menorca en septiembre de 2000.
Puesta de sol desde Cala en Porter mirando a la isla de Mallorca, viaje a Menorca en septiembre de 2000.
Fotografía reciente con negativo Kodak Portra 400 a orillas del Canal Imperial de Aragón, cerca de Casablanca.
Callejeando los alrededores del Cabezo Cortado de Zaragoza, con película negativa Kodak Portra 400.

La fotografía de prensa en zonas de conflicto - A propósito de "Mil veces buenas noches (2013)"

Nos encontramos ante la última película filmada por lo tanto por ERIK POPPE, antiguo fotógrafo de prensa noruego reconvertido en cineasta, y que sitúa como protagonista a una reportera gráfica. Motivo más que suficiente para que la película despierte mi interés y me lleve a las salas de cine y a incluirla en mi colección de películas con la fotografía como tema. Ilustro este artículo con fotografías de las trincheras de Alcubierre, correspondientes a la guerra civil española, donde desarrolló parte de su trabajo ROBERT CAPA. Con un equipo bastante menos aparatoso que el de la protagonista de la película.

La película nos habla como digo de una reportera gráfica, Rebecca (JULIETTE BINOCHE), una de las más importantes del panorama de la actualidad según la ficción, que a través de sus contactos ha conseguido llegar hasta el lugar donde se prepara un mujer integrista como bomba humana para realizar un atentado en Kabul. La acompaña en su recorrido hacia su destino durante un tiempo hasta que decide bajarse del coche, momento en que hace algo que llama la atención de la policía, y desencadena la detonación de la bomba humana, que la alcanza y queda mal herida. Durante el periodo de recuperación en su casa de Irlanda, comprueba que los riesgos de su profesión están afectando a su familia, especialmente a su marido, Marcus (NIKOLAJ COSTER-WALDAU), y a su hija mayor, Steph (LAURYN CANNY), una introspectiva pero inteligente adolescente de quince años. Un viaje con esta a África provocará la crisis en el entorno familiar, y la necesidad de replantearse toda su vida.

No entraré aquí a discutir las virtudes o defectos cinematográficos del filme; mi opinión la podéis encontrar en mi CUADERNO DE RUTA. Pero sí los aspectos fotográficos del mismo.

Evidentemente, siempre es interesante conocer las condiciones y la ética asociada a un trabajo arriesgado como es el de fotógrafo en zonas de conflicto. Película ambiciosa en cuanto a los temas que trata. La necesidad de que haya fotógrafos en zonas de conflicto; la necesidad de la libertad para realizar su trabajo; la censura abierta o solapada; la ética del fotógrafo en cuanto a mero espectador o potencial actor de lo que está sucediendo; el delicado equilibrio de la mujer que trabaja, poniendo además en riesgo su vida, y su compromiso hacia su familia; … Hemos de suponer que Poppe tendrá bien pensados los temas, ya que él mismo desarrolló este trabajo. También que, por ese motivo, las escenas de la fotógrafa en situación de conflicto debemos considerarlas realistas, o al menos, de una forma razonable.

Para los más tecnófilo, da la sensación de que podría haber cierto grado de PUBLICIDAD POR EMPLAZAMIENTO DE PRODUCTO por parte de CANON. El material que vemos utilizar a Rebecca es todo de esta marca. Dos cuerpos de cámara, uno de la serie 1D, probablemente una EOS 1D X, el cuerpo profesional más actual de la marca orientado a esta profesión, que data de 2012. Lo solemos ver montado con un zoom de la serie L, probablemente un EF 24-70/2,8L II USM, modelo también del año 2012. La otra cámara es probablemente un EOS 5D Mark III, otra cámara que lleva en el mercado desde el mismo año, en esta ocasión frecuentemente calzada con un EF 70-200/2,8L II USM, modelo que salió al mercado en 2010. Estas me parecen las opciones más lógicas dado el aspecto de los aparatos y la fecha de realización del filme. No obstante, podrían en algún caso ser algún modelo anterior. No he dispuesto de ninguna imagen con suficiente resolución para confirmarlos. En algún momento aparece también con alguna focal fija muy luminosa, pero no he llegado a averiguar si se trata del 50/1,2 o del 85/1,2, ambos de la serie L, y de aspecto externo muy similar.

No sólo es eso, sino que en el viaje a África, Rebecca da a su hija Steph una compacta que por su aspecto y fecha diría que es una Canon Powershot G12, compacta alta de gama, con la que la adolescente toma también algunas secuencias de vídeo para su posterior trabajo escolar. Como vemos, mucho de CANON, pero no por ello menos plausible. Es conocido que son muchos los fotógrafos de este tipo que usan este tipo de material para su trabajo.