La fotografía como afición y otras artes visuales

CARLOSCARRETER.ES

Home / Essays / paisaje

El Parque del Agua en el espectro infrarrojo - Fujifilm GS645S Wide60 + Rollei Retro 80S

A principio de primavera me aprovisioné de película para la temporada. Fundamentalmente carretes de formato 120, para las cámaras de formato medio. Y entre ellas, algunos rollos de Rollei Retro 80S. El año pasado inicié un modesto proyecto de paisaje en el espectro del infrarrojo en las riberas del río Ebro a su paso por la ciudad de Zaragoza. En la mayor parte de las ocasiones utilice película Rollei Superpan 200 Pro, conocida por su sensibilidad espectral extendida al infrarrojo. Pero en el catálogo de Rollei, películas que se fabrican en Bélgica por Agfa-Gevaert y que comercializa Macodirect bajo la antaño prestigiosa marca, contiene otras denominaciones con esta característica sensibilidad espectral extendida al infrarrojo. Entre ellas la Rollei Retro 80S, que por su sensibilidad media baja, ofrece un gran muy fino y una elevada nitidez. El año pasado expuse uno de estos rollos en el espectro del infrarrojo. Quedé satisfecho con el resultado. Así que decidí que este año sería mi principal película para la fotografía en el infrarrojo.

En primavera, las circunstancias impidieron en varias ocasiones el ponerme manos a la obra. Así que después de tres meses conservados en el frigorífico de casa, los rollos han empezado a salir a cumplir su tarea en verano.

Para este tipo de fotografías, sigo usando el mismo equipo. Como cámara, la Fujifilm GS645S Wide60 con el filtro Hoya IR72. Un trípode para garantizar la nitidez de las imágenes, ya que los tiempos de exposición, en días soleados, oscilan entre 1 segundo y 1/4 segundo principalmente. Para medir la luz, en esta ocasión he renunciado al fotómetro integrado de la cámara, y he usado el fotómetro de mano Sekonic Multimaster L-408. Ya comenté en su momento que lo compré de segunda mano en Navidad, me lo mandaron desde Japón, y va realmente muy bien. Me permite medir la luz incidente con la correspondiente esfera blanca integradora, o la luz reflejada con una medición selectiva que no podemos llamar puntual, pero que me permite seleccionar con suficiente precisión las zonas que me interesa. Generalmente, la medición selectiva de la luz reflejada me sirve para evaluar el contraste de la escena y exponer para las sombras.

Por ejemplo, en las dos fotografías anteriores, he medido la luz que llegaba a los oscuros troncos de los árboles, un olivo en un caso, unas palmeras en el otro, y a partir de ahí he ajustado la exposición para que esos tonos quedaran como sombras con abundante detalle. Si la sensibilidad nominal de la película es ISO 80/20º, ajusto el fotómetro aproximadamente cinco paso por debajo. Eso vendría a ser ISO 2. Como no permite ese valor el Sekonic, que no baja de ISO 3... pues a ISO 3, lo que es equivalente a 4 2/3 pasos por debajo de la nominal. Esa diferencia de un tercio de paso no me parece excesivamente relevante.

En la siguiente fotografía sin embargo, utilicé la medición de luz incidente, también ajustando la sensibilidad del Sekonic a ISO 3. El resultado fue igualmente adecuado. Así que usar una u otra forma depende de la situación. Con luz frontal, es decir, con el sol a mis espaldas, prefiero la luz incidente. Con luz lateral, especialmente si hay zonas de sombras que me interesa conservar, utilizo la medición de luz reflejada selectiva.

El revelado lo hice con APH-09, que es una variante del Rodinal que comercializa Fotoimpex, al parecer con la fórmula de este último hasta la Segunda Guerra Mundial. Se utiliza exactamente igual que el Rodinal, y con los mismos tiempos de exposición recomendados. En esta ocasión, la recomendación era de 8 minutos a 20 ºC con una dilución 1+25. Como lo revelé en el mismo tambor que la Ilford Delta 400, de la que os hablé hace poco, y no me importaba aumentar algo el contraste de estas imágenes, le di un tiempo de 8:30 minutos. Quedaron bien. El aumento de contraste lo absorbe la película sin problemas.

Pero sí que observé algún problema en el conjunto de las imágenes. Especialmente en aquellas en las que había amplias zonas de tonos uniformes, como los cielos o las superficies acuosas. Y es que se observaba un granulado grosero; observando con cuidado, se veían que se habían "impreso" los estampados del papel protector de la película.

Al principio no me di cuenta. En el procesado digital tras escanear la imagen le doy un empujón al contraste o una reserva selectiva a los cielos para que aparezcan más oscuros. Pero el problema está ahí. Es la primera vez que me pasa. En preguntado en algunos grupos los motivos. Mi principal teoría es que se debe a que hizo mucho calor esa mañana y la cámara se calentaba mucho al pasearla al sol montada en el trípode. Teniendo en cuenta que el calor se irradia en la radiación infrarroja, eso puede haber afectado a la película. Pero no he conseguido confirmación formal de las causas. Sólo algún testimonio de alguna otra persona a la que les había pasado con esta película, y otras teorías diversas, ninguna de las cuales me ha terminado de convencer, aunque seguro que alguna de ellas es cierta. Antes de ayer me fui a exponer otro rollo, con la Hasselblad, sin filtro infrarrojo, para ver si también estaba afectado por el problema.

Por cierto, que también hice una prueba para comprobar las diferencias entre fotografiar una misma escena con y sin filtro infrarrojo. Opté por los nenúfares de los jardines acuáticos del parque.

Sin filtro IR72.
Con filtro IR72.

La diferencia está clara.

La película me gusta mucho para estos usos. Y he de decir que también puede ser una buena película para uso general. Aunque prefiero la Ilford Delta 100 para estos rangos de sensibilidad. Tiene una elevada nitidez y un grano muy fino, prácticamente imperceptible a efectos prácticos si usamos película de medio formato.

Pero en estos momentos me da miedo arruinar futuras imágenes por el problema que he comentado. Es cierto que con los ajustes de contraste en el procesado posterior hay varias imágenes, las más interesantes del rollo, que son plenamente aprovechables. Pero estoy un poco mohíno con el tema. Muy probablemente, en el siguiente lote, volveré a la Superpan 200 salvo que encuentre alguna explicación lógica que me permita prevenir el fenómeno. La Superpan 200 también ofrece buenos resultados, con una buena nitidez, aunque algo inferior, y con un grano más notable. Es más cómoda de usar, porque los tiempos de exposición son ligeramente más cómodos.

Ya veremos.

En los Alpes; un objetivo sencillo, y barato, unas condiciones difíciles, una herramienta de procesado digital

El sábado pasado volví de un viaje de 12 días por el sudeste francés y el lago de Lemán en Suiza. Una variedad de paisajes, urbanos y naturales, y de circunstancias de luz y meteorológicas. Y el compromiso de hacer mis fotos, pero no ser demasiado pesado para no aburrir a mi acompañante. Constricciones habituales en cualquier viajero o turista aficionado a la fotografía.

El equipo que me llevé, como llevo haciendo desde hace unos cuantos años, una cámara de objetivos intercambiables del sistema micro cuatro tercios. Adquirida esta primavera, la Panasonic Lumix G9, que cumple su segundo viaje conmigo, y que realmente va muy bien. Es un poquito más grande de lo que me gustaría, pero este inconveniente lo suple con muchas otras ventajas; doble ranura de tarjeta de memoria que garantiza la copia de seguridad inmediata, cuerpo totalmente protegido contra las inclemencias del tiempo, un buen enfoque automático y una excelente reactividad, un sistema de estabilización de la imagen muy notable (he llegado a conseguir nítida una exposición de cuatro segundos, aunque nunca arriesgo tanto),... En fin, sólida y eficaz, aunque no demasiado glamurosa.

Las ópticas, varias. Pero no para llevarlas todas encima. Sí que llevo siempre encima el Olympus 9 mm f/8 Body Cap. Un "juguete" óptico, poco más que una tapa para el cuerpo de la cámara con lentes y un diafragma elemental, que ofrece una visión gran angular. No pesa nada, no abulta nada, y algún rendimiento le saco. Calidad óptica baja, por eso. Luego, dos combinaciones. Si el tiempo es seco, o con poca probabilidad de lluvia, dos ópticas fijas luminosas; el Panasonic Leica DG Summilux 15/1,7 ASPH y el Olympus M.Zuiko Digital 45/1,8. Si el tiempo es lluvioso, o el ambiente hostil, por ejemplo una playa con viento y arena en sus pensión, el Olympus M.Zuiko Digital ED 12-40/2,8 Pro. Ambas soluciones me valen, aunque la primera es más ligera, y me siento más cómodo.

Eventualmente, puedo añadir el modesto telezoom Panasonic Lumix G Vario 35-100/4-5,6 Mega OIS. Este objetivo añade su estabilización integrada a la del cuerpo de la cámara. Me costó muy barato. Es muy ligero y compacto. Y contra todo pronóstico tiene una calidad de imagen bastante notable. Inferior a soluciones más nobles, con mayor apertura y mejor calidad de construcción, pero una nitidez sorprendente para un chisme que me costó menos de 200 euros en un outlet.

No soy persona que guste de fotografiar mucho con teleobjetivos. Tienen sus utilidades, pero para el modo en que fotografío en los viajes, más en modo reportaje que otra cosa, no les encuentro razón. Prefiero las focales angulares o normales, y como mucho un teleobjetivo corto. Pero cada vez constato más que, frente al dogma de paisaje=gran angular, los teleobjetivos son muy interesantes en este ámbito de la fotografía, especialmente entre las focales entre 100 y 200 mm o sus equivalentes según el formato de la superficie sensible (entre 50 y 100 mm para el micro cuatro tercios). Tanto para seleccionar detalles, como centrarse en las formas y las texturas de los sujetos de paisaje, como para tomar una serie de fotografías para construir la imagen uniéndolas, y consiguiendo una mayor resolución. La primera de las fotografías de este artículo está realizada a partir de cuatro imágenes individuales, permitiéndonos una visión de conjunto del macizo del Mont-Blanc visto desde Chamonix, susceptible de ser impreso a un tamaño de 100 x 50 cm sin mucho problema.

Por lo tanto, este pequeño Lumix telezoom, que no pesa nada y abulta muy poco, me ha acompañado mucho, aunque lo he utilizado en momentos muy concretos.

Pasamos en nuestras últimas vacaciones tres días en los Alpes, en Chamonix - Mont-Blanc, donde confiábamos en poder disfrutar de los paisajes de las grandes montañas europeas de más de 4 000 metros de altitud. El problema es que el tiempo ha estado revuelto. Con frecuencia ha habido cierto grado de bruma, en el ambiente, cuando no alguna cortina de agua de lluvia; o las montañas se han puesto su boina de nubes, impidiendo una visualización clara. A pesar de todo, con la ayuda del pequeño Lumix Vario, fui tomando una serie de imágenes, sin tener muy claro el aprovechamiento que podría sacarles después.

A la hora de procesar las imágenes, no me gustan los "revelados" digitales intempestivos, con fuerte intervenciones, que con frecuencia producen resultados irreales. Especialmente con el paisaje, donde muchos fotógrafos tienden a abusar de la saturación, de la claridad o de las técnicas de alto rango dinámica (HDR por sus siglas en inglés). Intento restituir un ambiente lo más natural posible. Pero en esta ocasión, eso supondría dejar fotografías con una expresividad casi nula. Así que me he tenido que plantear un tratamiento más intenso.

Una de las herramientas que hace un tiempo incluyó Adobe Lightroom es la "dehaze", o "neblina" en castellano. Su misión es corregir las pérdidas de contraste por la bruma, las neblinas o el polvo en suspensión de la atmósfera, que generan imágenes muy planas y con poco detalle. O lo contrario, generar un efecto de neblina sobre una imagen perfectamente contrastada. Es una herramienta que mezcla las acciones de "claridad" y "contraste". El caso es que sólo está en las versiones de Lightroom por suscripción, y en mi versión de programa autónomo que adquirí hace años no está, ni la han incluido en las actualizaciones.

No obstante, algunos manitas han generado algunos preajustes (o "presets") que simulan con bastante eficacia el efecto de esta herramienta. Con estos preajustes he afrontado el procesado de estos paisajes de alta montaña.

Uno de los principales peligros de estas herramientas es pasarse. Abusar de ellas. Utilizar intensidades excesivas. Eso genera imágenes artificiosas, muy poco naturales, y que a mí me resultan raras o feas. Saturaciones de colores extrañas, artefactos en forma de halos, modificaciones extrañas del color. Por eso, yo suelo recomendar usar niveles de aplicación por debajo de lo que uno se siente con ganas de aplicar, y luego utilizar otros controles como luminosidad, claridad, contraste o saturación, con mucha calma y parsimonia, para justar la imagen final. El caso es que los resultados son bastante prometedores.

Las imágenes que aquí os presento, tomadas con el pequeño Lumix Vario y procesadas con los presets "dehace", son bastante prometedoras. No son versiones definitivas. Como he dicho, la utilización de estas herramientas de procesado de imagen ha de hacerse con cuidado para evitar la introducción de artefactos, poco naturales, en las fotografías. Y en las que os presento, algunos hay. Habrá que ir trabajando un poco más. Pero el camino no es malo. Y lo que sí puedo asegurar es que el pequeño Lumix Vario es uno de los objetivos más "rentables" de mi equipo. Lo cual no quita para que si progreso adecuadamente, un día los sustituya por otro con un poco más de empaque. Pero ya veremos... que dijo un ciego a otro ciego.

Paisajes en blanco y negro con Ilford Delta 100 en los Pirineos aragoneses

Durante el año 2017 fui realizando una labor de revisión de distinto tipo de material sensible, especialmente películas en blanco y negro, con el fin de acostumbrarme a revisar y conocer las características y capacidades de cada tipo de película, y tener un mejor criterio a la hora de adquirir el material de acuerdo a mis necesidades.

En color, la oferta es más limitada y las cosas son habas contadas. En estos momentos tengo ya la decisión tomada. Como película todo uso, todo terreno, la Fujifilm Superia XTra 400 me da lo que necesito, aunque sólo está en película de 35 mm. Una reserva suficiente de sensibilidad, un grano razonablemente fino aunque yo no la llamaría película de grano fino, y unos colores agradables y relativamente vivos. Una película alegre. Para paisajes, con grano más fino, no me cabe la menor duda de que la Kodak Ektar 100 es casi obligatoria. Y para retrato es de rigor la Kodak Portra 400. Que podría ser una opción como película polivalente, aunque con colores menos vivos que la XTra 400, si no fuera porque es apreciablemente más cara. De elección, eso sí, en formato medio, donde el producto de Fujifilm no está disponible. Para las altas sensibilidades... Fujifilm tiene algún producto interesante, y siempre se puede usar la Portra 400 forzándola.

En blanco y negro, las opciones son mucho más variadas, y la elección no está tan clara. Probé muchas el año pasado. Para mi fotografía infrarroja, las Rollei Retro 80S y Superpan 200 son de rigor. Van bien y tienen un precio razonable. Pero en el resto, cuesta decidirse por una película en concreto. Comprobé hacia final de año que me había centrado en mis pruebas en las películas de tecnología tradicional, de grano cúbico, y que salvo la Fujifilm Neopan 100 Acros y algún carrete de Kodak TMax 400, hacía décadas que no probaba las de tecnología más moderna, con grano tabular. La Acros me gusta mucho, aunque a veces es poco contrastada, y justa de sensibilidad. La TMax 400, como la mayor parte de las Kodak, para quienes hacemos un proceso mixto fotoquímico-digital, es una pesadilla para escanear por su escasa estabilidad dimensional. Vi que tenía que retomar las Delta de Ilford. Desde 1997, en un viaje a Oviedo, no había usado ninguna. En aquella ocasión fue una Delta 400.

Adquirí por lo tanto unos cuantos rollos de Ilford Delta 100 y 400, en formato medio, y el día 30 de enero, un día que me cogí libre en el trabajo y subí de excursión a pasear por el valle de Tena, en los Pirineos aragoneses, cogí los rollos de Delta 100 y la Hasselblad 503CX con el Carl Zeiss Planar 80/2,8 T* CF y me dispusé hacer unos cuantos paisajes. Normalmente uso un filtro amarillo, pero no en esta ocasión. En la montaña, cuando está totalmente despejado, los cielos son suficientemente oscuros para que con una película como esta no sea necesario para envitar unos cielos excesivamente blanquecinos y lavados.

Uno de los rollos, por un error al cerrar el tambor de revelado, se veló parcialmente. Nueve de los doce negativos quedaron inservibles. También esto provocó alguna irregularidad en el revelado, que se aprecia en algún negativo del resto, aunque en el proceso mixto, en la parte digital, he corregido algunos y han quedado aprovechables. Nunca hay que bajar la guardia, y nunca hay que dudar en comprobar dos veces que todo el material queda convenientemente ajustado.

Lo primero que me quedó claro es una cosa. Si la semana pasada os hablaba de mis pruebas con la Rollei Ortho 25 Plus, he de decir que con la finura de grano y la nitidez que ofrece la Delta 100, no merece la pena el inconveniente de usar una sensibilidad tan escasa, por lo menos en formato medio. Quizá con película de 35 mm pueda ser planteable que haya más diferencia, pero para las ampliaciones que hago yo, ya me vale. Como recientemente había usado la Ilford FP4 Plus, también he percibido la diferencia a favor de la Delta 100 en nitidez y limpieza de la imagen. A cambio, se nos recuerda que debemos ser más cuidadoso en la medición de la luz y la exposición de la imagen. Para estas fotografías use el Sekonic L-408 Multimaster que compré en navidades para medir cuidadosamente la luz. A veces con medición incidente de la luz, a veces con medición parcial, comprobando el contraste de la escena, con la medición reflejada en un ángulo de 5º. Se me olvidaba decirlo, en todo momento el índice de exposición ha sido coincidente con la sensibilidad nominal de la película, ISO 100.

Como revelador, he usado el Kodak TMax Developer, del que disponía de una cierta cantidad, que es el revelador desarrollado por Kodak para películas de grano tabular. Lo usé a la dilución recomendada 1+4, durante 7 minutos a 20 ºC. Treinta segundos de inversiones continuadas de forma inicial y cuatro inversiones cada minuto hasta el final del revelado. Nunca hago las inversiones con excesiva energía. Soy más bien calmado. Me dicen, aunque desconozco las fórmulas químicas de ambos, que el TMax Developer es similar al DD-X de Ilford, que es el revelador recomendado por la marca británica para estas películas.

Qué conclusiones puedo sacar. Pues que me he sentido muy cómodo con esta película. Los negativos, salvo los estropeados por la filtración de luz, tenían un aspecto estupendo, con sombras con detalle y con luces sin bloquear. Hay que decir que las condiciones de luz fueron de luz radiante, en horas centrales de día. Y en las escenas había desde extensiones de nieve iluminadas por el sol, hasta algún bosque de coníferas de hojas perennes muy oscuras. Sin mayores problemas, todo quedó integrado en la escena sin pérdida de información por ninguno de los extremos.

La película tiene una muy buena estabilidad dimensional y se mantiene plana en el soporte del escáner sin problemas, lo que colabora a una buena nitidez final. Dejados a la exposición automática del programa de escaneado, ya hubieran tenido los archivos resultantes un buen aspecto. No obstante, digitalicé en archivos Tiff de 16 bits, agustando los negros y los blancos extremos de modo que se consiguiese el mayor rango dinámico posible en los tonos. No fue problemático. Luego tuve que hacer algún ajustes, nada intempestivos, con el contraste para dejar las imágenes como las percibí en el momento de la toma. Como ya había previsto, aun sin el filtro amarillo, los cielos azules se mantuvieron en tonalidades medias sin ningún problema. De haber habido nubes en el cielo, estas hubieran quedado perfectamente separadas. Pero no las hubo.

He de decir que quedé muy satisfecho. Y en esos momentos, practicamente puedo decir que esta película se va a convertir en mi película de grano fino de elección. Quizá para el uso con cámaras antiguas, más imprecisas, igual use alguna película de grano cúbico tradicional, quizá la Ilford FP4 Plus, que puede perdonar un poco más posibles errores en la exposición, pero ahí está. Comparada con la Fujifilm Acros, que es la que más me gustaba hasta ahora, la principal ventaja que encuentro en la japonesa es la ausencia de error en la ley de la reciprocidad para exposiciones largas. Pero aparte de eso, creo que la Delta 100 es mi favorita. Tengo la sensación de que ya lo fue en tiempos, he estado revisando las películas que usaba a mediados de los noventa y ahí está muy presente, y lo volverá a ser. La única pega real que encuentro... que es más cara que otras. Pero es un producto de muy buena calidad.

Recientemente, a través de Twitter, Ilford Photo hizo una petición de exponer en este medio fotografías de paisaje realizadas con sus materiales etiquetándolas de una determinada manera, y la fotografía que está sobre estas líneas fue seleccionado para un pequeño artículo en su blog oficial (Friday Favourites #landscapes), como ejemplos de uso de película Ilford en paisaje. De las cinco fotografías publicadas, en una no consta la película utilizada, de las otras cuatro dos están realizadas con Ilford Delta 100 y otras dos con Ilford Pan F+. Esta última, una película de ISO 50. Lo cual da una idea de la adecuación de estas películas a este propósito.

Participando en mi primera #FP4party

Hoy es el día de Navidad de un 2017 que se nos acaba. Un año que para mí ha sido agridulce. Con cosas buenas, pero también con cosas que prefería olvidar... no sin antes haber sacado cierto provecho de las enseñanzas que me ofrecen. Y claro, terminar el año con estas fiestas, que no tienen sentido para mí desde el punto de vista de las creencias, y que en lo que llevamos de siglo XXI han estado asociadas en no pocas ocasiones a estrés o tristeza... no es lo mejor para el ánimo. Es cierto que he llegado a un cierto entente con ellas para que la cosa no vaya a más, e incluso pasar algún momento agradable... pero el sentimiento que prevalece es que pasen cuanto antes. Lo peor es que en Zaragoza, la ciudad española en la que nací y en la que vivo, no es infrecuente que estas fechas se vean acompañadas de nieblas cerradas, que no se levantan en todo el día, que traen un ambiente frío, y un tono gris relativamente depresivo. Y este año es uno de ellos. Si hace unos días, mientras tomábamos unas cervezas a la salida del cine, nos congratulábamos de que a pesar del tiempo estable de este diciembre las nieblas no hubieran hecho acto de presencia, evidentemente ignorábamos que estaban agazapadas para echarse sobre nosostros justo en los días más festivos.

Dicho todo lo anterior, hay que compensarlo, al menos fotográficamente con noticias de fiesta. O "party", en inglés. Hay una serie de gente, aficionados a la fotografía argéntica, con película fotográfica de la de toda la vida, que organizan periódicamente "fiestas" fotográficas. Y en diciembre toca @FP4Party, en la que se celebran las buenas cualidades de una de las películas más tradicionales en blanco y negro, la Ilford FP4 Plus. Y si alguien tiene alguna de sus declinaciones anteriores, previas a 1990, pues también valen. Este año, tras comprobar que tenía un par de carretes de FP4 Plus disponible, decidí participar. No es una película que use mucho, quizá erróneamente por mi parte, pero era suficiente para "festejar" la fotografía, con gente que no he visto en mi vida, pero cuyos comentarios y fotos leo con frecuencia.

La dinámica de la "fiesta" es la siguiente. En la primera semana de diciembre se abre la veda a la toma de las fotografías. La gente escoge su cámara preferida para la ocasión, la carga con la película de Ilford y sale a hacer fotos. O las hace en su casa. Se da la segunda semana para que la gente revele o mande revelar sus carretes. Y la tercera semana de diciembre, la semana pasada en esta ocasión, es el momento de enseñar las fotografías. Los organizadores de la "fiesta" seleccionan aquellas que a su criterio son las mejores de las que se publican cada día de la semana, y luego se recopilan en una publicación en internet. Todavía no dispongo de los resultados.

Yo elegí usar los dos carretes de formas distintas. Ambos eran rollos de formato 120, para cámaras de formato medio. Uno de ellos lo usé en casa, una tarde que daba pereza salir a la calle. Cargué el rollo en uno de los respaldos de la Hasselblad 503CX, y organicé unos sencillos bodegones con unos huevos, unas granadas y una romanesco que tenía por casa. La iluminación, la luz que entraba por el balcón. Los objetivos, el Planar 80/2,8 T* y el Sonnar 150/4 T*, con la colaboración si fuese necesaria, que lo fue, de los tubos de extensión de 10 y 21 mm que dispongo para este sistema.

El otro rollo sufrió en su momento algunas visicitudes que me hacían temer que pudiese estar parcialmente velado, como así fue. Los cuatro primeros fotogramas estaban afectados por entradas de luz intempestivas. Pero el resto estaba perfectamente. Cargué el rollo en la Yashica Mat 124G, cogí el fotómetro de mano, dado que el de la cámara tiende a sobreexponer un montón, y me fui a pasear en una mañana soleada por las cercanías de la vía ferroviaria en Miraflores. Aparte del paso de algún tren de alta velocidad, hice algunos paisajes en este ambiente ferroviario.

Los dos rollos los revelé juntos en una solución de TMax Developer 1+4, durante 8 minutos a 20 ºC. Era la segunda vez que usaba este revelador. He de decir que quedé muy gratamente sorprendido por el resultado. Una excelente rendición tonal y una exasa presencia de grano. La FP4 Plus tiene un grano fino dada su sensibilidad nominal de ISO 125/22º, pero no es la película de grano más fino del mercado para ese tipo de sensibilidades. La excelente estabilidad dimensional del soporte y el buen trabajo del revelador hicieron que digitalizar los negativos en el Epson Perfection V600 Photo fuera un juego de niños.

Y aquí en esta entrada os dejo las seis fotografías que he subido a Twitter para la celebración de la FP4Party de diciembre de 2017. Tal ha sido la animación, que han anunciado una nueva edición de forma inmediata, para el mes de enero de 2017. Aprovechando que ayer, aunque domingo, los comercios estaban abiertos por ser Nochebuena, me hice con un par de carretes de 35 mm. Ahora tengo que pensar cómo los expongo y con qué cámara. Como sigan las nieblas, y teniendo en cuenta que la semana que viene trabajo, voy a tener que discurrir a fondo.

Impossible Black and White en la sierra de Armantes

Llevo un retraso horrible a la hosra de recopilar en estas páginas las series de cartuchos de película instantánea. Creo que con el que presento hoy, que es del mes de septiembre, son cuatro los que tengo recopilados. Uno de ellos todavía no ha empezado a aparecer en mi cuenta en Instagram, por lo tanto en realidad son tres los cartuchos que no han sido presentados de forma agrupada.

Así que sin más demora, y con casi tres meses de retraso desde que se expusieron estas fotos, os pongo el reportaje "instantáneo" de una tarde domingo a finales de septiembre en la sierra de Armantes, cerca de Calatayud.

Cámara: Polaroid Image System SE.

Película: Impossible Project Black and White type Spectra.