La fotografía como afición y otras artes visuales

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En los Alpes; un objetivo sencillo, y barato, unas condiciones difíciles, una herramienta de procesado digital

El sábado pasado volví de un viaje de 12 días por el sudeste francés y el lago de Lemán en Suiza. Una variedad de paisajes, urbanos y naturales, y de circunstancias de luz y meteorológicas. Y el compromiso de hacer mis fotos, pero no ser demasiado pesado para no aburrir a mi acompañante. Constricciones habituales en cualquier viajero o turista aficionado a la fotografía.

El equipo que me llevé, como llevo haciendo desde hace unos cuantos años, una cámara de objetivos intercambiables del sistema micro cuatro tercios. Adquirida esta primavera, la Panasonic Lumix G9, que cumple su segundo viaje conmigo, y que realmente va muy bien. Es un poquito más grande de lo que me gustaría, pero este inconveniente lo suple con muchas otras ventajas; doble ranura de tarjeta de memoria que garantiza la copia de seguridad inmediata, cuerpo totalmente protegido contra las inclemencias del tiempo, un buen enfoque automático y una excelente reactividad, un sistema de estabilización de la imagen muy notable (he llegado a conseguir nítida una exposición de cuatro segundos, aunque nunca arriesgo tanto),... En fin, sólida y eficaz, aunque no demasiado glamurosa.

Las ópticas, varias. Pero no para llevarlas todas encima. Sí que llevo siempre encima el Olympus 9 mm f/8 Body Cap. Un "juguete" óptico, poco más que una tapa para el cuerpo de la cámara con lentes y un diafragma elemental, que ofrece una visión gran angular. No pesa nada, no abulta nada, y algún rendimiento le saco. Calidad óptica baja, por eso. Luego, dos combinaciones. Si el tiempo es seco, o con poca probabilidad de lluvia, dos ópticas fijas luminosas; el Panasonic Leica DG Summilux 15/1,7 ASPH y el Olympus M.Zuiko Digital 45/1,8. Si el tiempo es lluvioso, o el ambiente hostil, por ejemplo una playa con viento y arena en sus pensión, el Olympus M.Zuiko Digital ED 12-40/2,8 Pro. Ambas soluciones me valen, aunque la primera es más ligera, y me siento más cómodo.

Eventualmente, puedo añadir el modesto telezoom Panasonic Lumix G Vario 35-100/4-5,6 Mega OIS. Este objetivo añade su estabilización integrada a la del cuerpo de la cámara. Me costó muy barato. Es muy ligero y compacto. Y contra todo pronóstico tiene una calidad de imagen bastante notable. Inferior a soluciones más nobles, con mayor apertura y mejor calidad de construcción, pero una nitidez sorprendente para un chisme que me costó menos de 200 euros en un outlet.

No soy persona que guste de fotografiar mucho con teleobjetivos. Tienen sus utilidades, pero para el modo en que fotografío en los viajes, más en modo reportaje que otra cosa, no les encuentro razón. Prefiero las focales angulares o normales, y como mucho un teleobjetivo corto. Pero cada vez constato más que, frente al dogma de paisaje=gran angular, los teleobjetivos son muy interesantes en este ámbito de la fotografía, especialmente entre las focales entre 100 y 200 mm o sus equivalentes según el formato de la superficie sensible (entre 50 y 100 mm para el micro cuatro tercios). Tanto para seleccionar detalles, como centrarse en las formas y las texturas de los sujetos de paisaje, como para tomar una serie de fotografías para construir la imagen uniéndolas, y consiguiendo una mayor resolución. La primera de las fotografías de este artículo está realizada a partir de cuatro imágenes individuales, permitiéndonos una visión de conjunto del macizo del Mont-Blanc visto desde Chamonix, susceptible de ser impreso a un tamaño de 100 x 50 cm sin mucho problema.

Por lo tanto, este pequeño Lumix telezoom, que no pesa nada y abulta muy poco, me ha acompañado mucho, aunque lo he utilizado en momentos muy concretos.

Pasamos en nuestras últimas vacaciones tres días en los Alpes, en Chamonix - Mont-Blanc, donde confiábamos en poder disfrutar de los paisajes de las grandes montañas europeas de más de 4 000 metros de altitud. El problema es que el tiempo ha estado revuelto. Con frecuencia ha habido cierto grado de bruma, en el ambiente, cuando no alguna cortina de agua de lluvia; o las montañas se han puesto su boina de nubes, impidiendo una visualización clara. A pesar de todo, con la ayuda del pequeño Lumix Vario, fui tomando una serie de imágenes, sin tener muy claro el aprovechamiento que podría sacarles después.

A la hora de procesar las imágenes, no me gustan los "revelados" digitales intempestivos, con fuerte intervenciones, que con frecuencia producen resultados irreales. Especialmente con el paisaje, donde muchos fotógrafos tienden a abusar de la saturación, de la claridad o de las técnicas de alto rango dinámica (HDR por sus siglas en inglés). Intento restituir un ambiente lo más natural posible. Pero en esta ocasión, eso supondría dejar fotografías con una expresividad casi nula. Así que me he tenido que plantear un tratamiento más intenso.

Una de las herramientas que hace un tiempo incluyó Adobe Lightroom es la "dehaze", o "neblina" en castellano. Su misión es corregir las pérdidas de contraste por la bruma, las neblinas o el polvo en suspensión de la atmósfera, que generan imágenes muy planas y con poco detalle. O lo contrario, generar un efecto de neblina sobre una imagen perfectamente contrastada. Es una herramienta que mezcla las acciones de "claridad" y "contraste". El caso es que sólo está en las versiones de Lightroom por suscripción, y en mi versión de programa autónomo que adquirí hace años no está, ni la han incluido en las actualizaciones.

No obstante, algunos manitas han generado algunos preajustes (o "presets") que simulan con bastante eficacia el efecto de esta herramienta. Con estos preajustes he afrontado el procesado de estos paisajes de alta montaña.

Uno de los principales peligros de estas herramientas es pasarse. Abusar de ellas. Utilizar intensidades excesivas. Eso genera imágenes artificiosas, muy poco naturales, y que a mí me resultan raras o feas. Saturaciones de colores extrañas, artefactos en forma de halos, modificaciones extrañas del color. Por eso, yo suelo recomendar usar niveles de aplicación por debajo de lo que uno se siente con ganas de aplicar, y luego utilizar otros controles como luminosidad, claridad, contraste o saturación, con mucha calma y parsimonia, para justar la imagen final. El caso es que los resultados son bastante prometedores.

Las imágenes que aquí os presento, tomadas con el pequeño Lumix Vario y procesadas con los presets "dehace", son bastante prometedoras. No son versiones definitivas. Como he dicho, la utilización de estas herramientas de procesado de imagen ha de hacerse con cuidado para evitar la introducción de artefactos, poco naturales, en las fotografías. Y en las que os presento, algunos hay. Habrá que ir trabajando un poco más. Pero el camino no es malo. Y lo que sí puedo asegurar es que el pequeño Lumix Vario es uno de los objetivos más "rentables" de mi equipo. Lo cual no quita para que si progreso adecuadamente, un día los sustituya por otro con un poco más de empaque. Pero ya veremos... que dijo un ciego a otro ciego.

Cuestiones varias: software, libros, revistas...

Hoy me apetece traer aquí un variado de temas relacionados con la fotografía que me han ido surgiendo estos días o semanas atrás, y que no me han encajado en otros artículos o no me parecen de enjundia suficiente para dedicarles un artículo en exclusiva. A ver qué tal queda.

Adobe Photoshop Lightroom 6

En estos momentos, el rey del tratamiento fotográfico parece ser Adobe Photoshop. Todo el mundo habla de él. Es el nuevo héroe del procesado fotográfico, pero también el nuevo villano de las fotos falseadas, del retoque excesivo, de las modelos y actrices siempre jóvenes y siempre con aspecto de plástico.

Pero Photoshop nació no como una herramienta fotográfica sino como una herramienta de diseño sobre mapas de píxeles. Coincide que las fotografías digitales son mapas de píxeles. Por ello, muchos preferimos su primo más sencillo, Adobe Photoshop Lightroom, que tiene una orientación mucho más clara y definida hacia la fotografía. Menos capaz en temas de diseño y retoque, aunque se puede hacer bastante en este aspecto, su funcionamiento es el de una base de datos que recoge las intervenciones que se realizan sobre la imagen, sin alterarla. Hasta que decides obtener una nueva imagen que resulte de todas esas intervenciones. Yo no uso Photoshop. Nunca. O por lo menos su versión profesional. Uso Lightroom. Y estoy contento. Ahora estoy probando la versión 6 que recientemente ha salido al mercado. No es una revolución sobre la versión 5, y por ello no he decidido el cambio automático. Comprobando que las nuevas funciones merecen la pena. No tengo mucho tiempo para probar y voy despacio. Pero ya he comprobado lo bien que funciona su herramienta para unir varias fotografías en una más grande. Función habitualmente usada para realizar fotos panorámicas, aunque hay otras posibilidades. Me gusta con funciona. Os dejo un ejemplo del Monte Baldo, sobre el lago de Garda en Italia. Son once fotografías verticales de 12 megapíxeles, unidas para conformar una única panorámica de 46 megapíxeles. Aquí dejo una versión más reducida para no acabar con la paciencia de los visitantes.

Una de las ventajas es que genera un archivo DNG, que conserva mucha información, y permite tratar a posteriori la fotografía resultante con buena calidad.

Affinity Photo Beta

Ya he dicho que no utilizo la versión profesional de Photoshop. No la necesito. Pero a veces viene bien tener un editor de mapa de píxeles competente para algún retoque final de la fotografía. Tradicionalmente he usado una versión, que ya tiene unos años, de Photoshop Elements. Pero siempre me ha parecido que esta excesiva y cicateramente limitada por Adobe, supongo que para que no haga sombra al hermano mayor.

Recientemente, la compañía británica Affinity sacó la versión beta de su nuevo programa Affinity Photo. Con un precio anunciado cuando salga su versión comercial inferior a Photoshop Elements, su potencia es muy superior. Teóricamente, cualquier usuario de Photoshop tendría que sentir la interfaz del programa como familiar. Pero ambos tienen una curva de aprendizaje relativamente pendiente. Así que voy muy poco a poco descubriendo posibilidades, y aquellos aspectos que me pueden ser útiles a mí, que uso este tipo de programas esporádicamente.

En los últimos días por ejemplo, usando selecciones y capas de ajuste una gradación de color a las fotografías que les dé un aspecto "cinematográfico". Veamos un caso a partir de una fotografía tomada en Santiago de Compostela. Primero, como me quedaría con mi procesado habitual en Lightrooom, luego la versión "cinematográfica con Affinity Photo Beta.

El resultado es mejorable. Entre que me he estoy familiarizando con el programa y que todavía no he encontrado la receta adecuada para la gradación de tonos fríos que me gusta... Pero bueno... es una forma de ver que se pueden hacer cosas. En cualquier caso, para cuando salga a la venta, mucha más potencia por menos precio que Photoshop Elements. Y puede que sea una alternativa perfectamente válida por un porcentaje elevadísimo de personas frente al todo poderoso Photoshop. Una "pequeña" pega... sólo hay versión para Mac OS X.

100 héros pour la liberté de la presse

En abril salió a la venta el último número de la serie de álbumes "100 fotos por la libertad de prensa" de Reporteros sin fronteras. Este último, en gran medida desencadenado por la tragedia de Charlie Hebdo, nos trae los retratos de 100 personas que se consideran héroes en la lucha por la libertad de prensa. Parte de una colaboración con la agencia France Press, que ha prestado sus abundantes fondos documentales y fotográficos para realizar la selección.

Siempre es por una buena causa, y el precio, menos de 10 euros, es ajustado, por lo que siempre es recomendable. Pero tiene menos interés que otros dedicados a determinados autores. Y en la selección de "héroes" habría algunos cuyo "heroísmo" podría ser discutible. Sinceramente. Pero como digo, los álbumes de fotos de Reporteros sin fronteras siempre me parecen recomendables.

Una fotografía que tiene ya unos años, un vuelo un día de Nochevieja sobre el tozal de Guara.

Adiós a American Photo

Últimamente no traigo aquí artículos específicos que traten de las publicaciones periódicas sobre fotografía. Lo cierto es que muchos de los temas que traen en actualidad las revistas, son tratados con frecuencia también en los medios digitales en línea, y van apareciendo en mis recomendaciones semanales. No tiene sentido repetirse, salvo que esté justificado de alguna manera.

Pero eso no quiere decir que no siga adicto a algunas revistas mensuales, o bimestrales, o trimestrales, o cuando quiera que salgan. Pero hay una de ellas que ya no será más. Se trata de American Photo, una revista norteamericana que siempre me ha parecido muy interesante, con una frecuencia bimestral, y que siempre se ha orientado hacia la fotografía de calidad y especialmente como disciplina artística. Su editora ha interrumpido su publicación, aunque queda como publicación en línea, es decir, como un blog especializado y de calidad. Una pena. Porque no es lo mismo la lectura al vuelo de la noticia del blog que la lectura reposada y más profunda del artículo de una revista. Cada una tiene sus ventajas e inconvenientes. Siempre los he visto como medios complementarios, aunque se están convirtiendo como medios competidores. Y probablemente empobreciendo un tanto el nivel conceptual de las informaciones.

Orquídeas