La fotografía como afición y otras artes visuales

CARLOSCARRETER.ES

Home / Essays / landscape

Dípticos en medio formato

De la pequeña Olympus Pen EE3 ya he hablado en otras ocasiones. No voy a entrar ahora en muchos detalles sobre las características de esta sencilla cámara de medio formato, que no de formato medio. Es decir, que a partir de un carrete de película biperforada de 35 mm de 36 exposiciones ofrece 72. Aproximadamente. Siempre sale alguna más, si tienes cuidado al cargar la película. Lo cierto es que se puede hacer interminable uno de estos carretes. Aunque en una ocasión que la llevé de viaje, vino bien el aumento de capacidad. Y por cierto, aunque sea la mitad de un fotograma con una relación de aspecto 3:2, la de los negativos de esta cámara no son 3:4. Algo se pierde en el intervalo entre negativos y está más bien en el 5:7. Más que negativos de 18 x 24 mm son, en realidad, de 17 x 24 mm.

Lo cierto es que la disminución del tamaño del fotograma hace que el sacar provecho de la información que contiene por medios caseros sea complejo. La mejor solución que he encontrado ha sido la de fotografiar los fotogramas con una cámara digital y un objetivo macro. Pero la mayor relación de aumento necesaria para reproducirlo, hace que la tarea de encuadre, el paralelismo necesario entre el sensor de la cámara y la película, y el diafragma usado sean más críticos para conseguir todo el fotograma enfocado. Con una mesa de reproducción sería más fácil. Pero con el trípode que tengo, más adaptado para salir al campo, y el iPad como mesa de luz... pues hay más margen para el error que con negativos más grandes.

En esta ocasión, en la que he empleado mi último carrete de Fujifilm Neopan 100 Acros, que da un grano muy fino, decidí conseguir un digitalizado de mayor calidad, y la mandé a revelar a Carmencita Film Lab. Como suele suceder con los laboratorios comerciales, de escanean la película como si fuera de 24 x 36 mm, por lo que obtienes 36 imágenes dobles. Lo cual es aprovechado por muchos fotógrafos para obtener dípticos con significado en sí mismo. Las fotografías que aquí muestro intentan ofrecer paisajes, naturales, urbanos o humanos, que supongan un contraste en cada par de fotografías.

Lo cierto es que la calidad del escaneo se nota. Sin que se aprecie el grano, la gradación de gris es muy buena. Y más nitidez es difícil de pedir, por las limitaciones propias de la cámara. Hay que tener en cuenta que cuando la luz empieza a faltar, abre mucho el diafragma. Y teniendo un foco fijo, el infinito y los primeros planos pueden aparecer poco enfocados, priorizando los planos medios, retratos de cuerpo entero y similares, que sí podrían aparecer bien enfocados. Pero no el enfoque completo que se busca en los paisajes. Aunque cierto aspecto difuminado también ofrece sus virtudes estéticas.

En cualquier caso, estoy parcialmente satisfecho con los resultados obtenidos, puesto que he obtenido algunos dípticos que me parecen interesantes. Aunque tendré que pensar mejor las tomas, para mejorar los resultados globales. Espero que os gusten y os interesen.

Ah... una última cosa. Como dato. A la resolución de escaneo solicitada, el díptico tiene una resolución de algo más de 19 megapíxeles, permitiendo una ampliación de 54 x 36 cm, aproximadamente, según lo exigentes que seas. Algo menos de la mitad, si sólo quieres uno de los fotogramas del par. No está nada mal para una cámara con un negativo de este tamaño. Podría haber solicitado un nivel mayor de resolución, prácticamente el doble, pero dadas las características de la cámara, decidí que no merecía la pena el gasto. Y creo que hice bien.

De la montaña a los circuitos de carreras con una Leica M2 + Ilford XP2 Super 400

Para aquellos que sigan estas páginas directamente o a través de los enlaces a las mismas que aparecen en mi Cuaderno de ruta, en Twitter o en Facebook no será ningún secreto que últimamente la película Ilford XP2 Super 400 ha vuelto a ser, ya lo fue durante algún tiempo hace 20 años, mi preferida como película todo terreno. Sea en forma de cámara de un solo uso, con una prestigiosa Leica o con una compacta Olympus, siempre obtengo buenos resultados.

Recientemente volvía a cargar uno de estos carretes en la Leica M2, calzada esta con el Summicron 35 mm f/2 ASPH, objetivo de gran nitidez, probablemente uno de los mejores si no el mejor 35 mm para el formato 24 x 36 mm.

Hace unas semanas me la llevé a un paseo por los Pirineos aragoneses, caminando desde Zuriza hasta el paraje de Taxeras, al pie de la sierra de los Alanos. Uno de mis rincones favoritos de la cadena montañosa que une España y Francia. El día estaba muy luminoso y el contraste podría ser relativamente elevado. No tanto como en verano, ya se empieza a apreciar que el sol va más tumbado sobre el horizonte. Pero el día estaba relativamente radiante.

No importa. Como ya he comentado en otras ocasiones, la XP2 tiene una gran latitud de exposición, y digiere muy bien los contrastes, manteniendo la textura tanto en las luces como en las sombras. Quizá me faltó el filtro amarillo, para mejorar el contraste de los cielos. Aunque es una película bastante pancromática.

De todos modos, no hice muchas fotografías ese día con la M2. Por lo que, con el carrete bastante entero todavía, volvió a viajar al domingo de la semana siguiente. En esta ocasión al circuito de motocross de Motorland Aragón, donde se celebraban algunas pruebas del campeonato de España de esta disciplina del motociclismo.

He de recordar de nuevo que esta película de Ilford es única en estos momentos por ser una película en blanco y negro cromogénica, que se revela en cualquier laboratorio comercial con proceso C-41, que es el habitual para las películas negativas en color. Por lo tanto, es relativamente fácil encontrar un sitio para revelarla. También se puede revelar con química tradicional en blanco y negro con buenos resultados. Pero su gran latitud de exposición y su fino grano se consiguen especialmente con el proceso C-41. Este carrete me lo han revelado en Revelatum Revelado Analógico.

Como decía, la película tiene una latitud muy amplia, y el fabricante nos dice que se puede exponer a índices de exposición entre 50 y 800 sin problemas, con su óptimo en su sensibilidad nominal ISO 400. Eso sí, son muchos los que opinan que su óptimo está más bien en un índice de exposición de 200, puesto que manteniendo la nitidez global, el grano es más fino. Cuando se expone a IE 400 u 800, los resultados son buenos, pero en las sombras se aprecia el incremento del grano, mientras que en las luces apenas se nota. El grano no es feo, pero el desequilibrio en la estructura entre luces y sombras no siempre es lo mejor.

Por ello, yo suelo usarla exponiendo a un IE 200, sabiendo que si falta la luz puedo subir un tanto. En exteriores, esto supone que si le pones un diafragma de f/11 y una velocidad de exposición de 1/250, puedes tirar sin problemas a la hiperfocal y siempre que haya algo de sol, intenso o flojito. Si se nubla, todavía aguanta, aunque es mejor bajar un paso la exposición. Es casi como usar una cámara desechable, pero con una calidad de imagen de primer nivel. No te preocupas del enfoque, ni de medir la luz, sólo de conseguir el mejor encuadre.

Por supuesto, si es necesario, puedes corregir estos parámetros, afinar el enfoque con el telémetro de la Leica, e incluso hacer alguna foto en determinados interiores relativamente bien iluminados. Se puede usar sin problemas la cámara a f/2 y 1/30, sin que trepide. Por lo que considerando un IE de 400 u 800, hay mucho margen. No se dio el caso en estas excursiones.

En fin... que seguiré usando esta película durante mucho tiempo. Especialmente en excursiones y viajes. Muy polivalente.

Naturaleza urbana con película Kodak Ektar 100

Hace unos días, a finales de octubre, decidí airear un poco la Hasselblad 500CM con el Carl Zeiss Planar 80/2,8 CF. Hacía una buena mañana de sábado y, aunque había estado lloviendo, el sol empezó a asomarse por las nubes, generando una luz suave para ser las horas centrales del día.

Tomé un rollo de Kodak Ektar 120, pensando que tendría luz suficiente, y que el mayor contraste y saturación de esta película sobre otras películas de Kodak o Fujifilm, vendrían bien esa mañana.

Lo cierto es que, aunque la luz fue bastante agradable en general, no era tan abundante como yo pensaba, y la sensibilidad de la Ektar 100 se me quedó un poquito corta en alguna ocasión. No cogí trípode, y fotografié durante todo el paseo a mano alzada, lo que me obligó a abrir el diafragma en alguna ocasión más de lo que hubiese sido deseable, generando una profundidad de campo muy escasa.

El resultado general fue una mezcla de fotografías, unas más conseguidas, captando los tonos otoñales en un ambiente de naturaleza en medio urbano, y otras menos.

Realmente, la Kodak Ektar 100 es una película que necesita luz y estar bien expuesta, en su sensibilidad nominal. Para medir la luz utilicé mi fotómetro de mano Sekonic Multimaster L-408, a veces usando el modo de luz incidente, otras el modo de luz reflejada selectiva.

El revelado y escaneado de los negativos está realizado en Revelatum Revelado Analógico, que ha obtenido unos tonos correctos, adecuados a la impresión que daba la luz esa mañana.

Quiero seguir profundizando en el uso de la película Kodak Ektar 100. Pero es una película más exigente en su utilización que la gama Portra del fabricante americano de película en color. Ya me han llegado a casa algunos rollos nuevo. A ver cuando tengo ocasión de usarlos con provecho.

Fotografía de paisaje en los Pirineos - un paseo por Taxeras

En primer lugar, vamos a ajustar las expectativas. Cuando hablo de fotografía de paisaje no me refiero a esos épicos fotógrafos que se levantan a las tres de la madrugada y se pegan una paliza de kilómetros, primero en coche, luego caminando, para llegar al lugar previsto y hacer una foto épica en el momento de la salida del sol. Todo esto si no tienen que arrostrar inclemencias meteorológica cataclísmicas u otros contratiempos igualmente apocalípticos. No. No va por ahí la cosa. Vale. Esto va a ser muchíiiiiiiisimo más relajado.

Este sábado pasado, con un buen amigo, nos subimos tranquilamente a Zuriza, en el valle de Ansó, Pirineos aragoneses, con el objetivo de dar un paseo hasta el paraje de Taxeras, al pie de la sierra de los Alanos. Un sitio que siempre me ha parecido espléndido por su belleza. Lo conozco desde hace 35 años, más o menos, pero ahora hacía por lo menos 2s años que no lo visitaba, desde octubre de 1996, en el que hice unas cuantas fotografías con la Canon EOS 100, no recuerdo los objetivos que llevaba, y película negativa en blanco y negro Ilford Pan F Plus 50.

En esta ocasión he llevado tanto cámara digital como película argéntica. De esta última, la Leica M2 con el Summicron 35/2 ASPH cargada con Ilford XP2 Super 400, pero no hice muchas fotos, y todavía queda mucho carrete para terminarlo y revelarlo. Tal vez este fin de semana que viene que nos vamos a Alcañiz. En digital me fui con la Panasonic Lumix G9, mi cámara titular en estos momentos, con el Olympus M.Zuiko Digital ED 12-40/2,8 Pro y el más modesto pero eficaz Lumix G Vario 35-100/4-5,6 ASPH OIS. Un equipo muy solvente y no demasiado pesado para pasear por el monte.

Nuestra intención era intentar captar los colores otoñales. Los bosques de Taxeras son una mezcla de hoja caduca y hoja perenne; hayas y abetos. Estos dominan en las laderas que se miran al sur, mientras que las hayas prefieren aquellas más umbrías en las vertientes norte de las montañas. Como no íbamos a madrugar, no nos dimos prisa. Si encontrábamos alguna luz interesante sería la de la caída de la tarde. Por lo tanto, salimos de Zaragoza a las 9:30 de la mañana, para estar dispuestos a emprender el paseo al mediodía, después de haber comido algo ligero. Y así fue.

Desgraciadamente, los fríos de la última semana han afectado de forma importante a la vegetación, y las hojas se encontraban en su mayoría en el suelo. Las hayas estaban ya descarnadas, y sólo en algunos rincones más recogidos y protegidos podías encontrar alguna o algún grupito, que conservaba todavía sus hojas. No obstante, el lugar estaba muy bello. Aun en las horas centrales del día, la luz era suave. Los captores digitales de las cámaras no tenían problemas para encajar la gama de tonos que van desde los abetales en las zonas de sombra hasta la nieve en las cumbres de los Alanos. Cierto es que por lo escarpados que estos son, se ven más rocosos que nevados.

A pesar de la presunta nieve y lluvias de los días anteriores, la verdad es que no encontramos grandes niveles de humedad. Y aunque nos estuvimos fijando, no encontramos ejemplos de setas u hongos de ningún tipo. Lo único que nos llamó la atención fueron unos bulbos en algunas hojas que nos parecieron los huevos o algo similar de algún insecto. Tengo que ponerme a investigar sobre el tema.

Cuando llegamos al lugar a partir del cual ya nos metíamos en una sombra de la cual no íbamos a salir. Paramos, y en una loma donde todavía daba el sol, a las dos de la tarde, comimos algo. Pero la tarde empezaba a avanzar con rapidez, con el sol escondiéndose progresivamente detrás de la muralla que forman los Alanos en el límite sur del valle. Así que comenzamos tranquilamente el regreso.

En el camino de regreso, sacamos los trípodes con el fin de montar algunas panorámicas. Y en mi caso, para probar también sobre el terreno el modo de alta resolución de la cámara, que permite obtener fotografías de hasta 80 megapíxeles a partir del sensor de 20 megapíxeles. Las panorámicas suelen estar montadas a partir de 3, 4 o 5 fotografías verticales, y luego las suelo ajustar a unas proporciones razonables para su visualización en pantalla. Generalmente los 16:9; aunque para impresión puedan ser más amplios. Estos de 16:9 suelen ser archivos de entre 45 y 50 megapíxeles. En ambos casos se obtienen fotografías con gran cantidad de detalle y susceptibles de ser ampliadas a tamaños considerables, que aquí no podemos apreciar.

Llegamos a las cuatro de la tarde de nuevo al coche. La distancia recorrida total, unos ocho kilómetros, se puede hacer en la mitad del tiempo de las cuatro horas que dedicamos al paseo. Pero como habréis podido comprender, la contemplación del paisaje y la naturaleza y la actividad fotográfica, nos quitaron una buena cantidad de tiempo. Aunque se nos pasó rápido.

Al final, aun nos dio tiempo para enredar haciéndonos unos selfis con la "galletita" "ojo de pez" de Olympus, y de parar conforme bajábamos en dirección a Ansó para hacer algunas fotos en las parte más bajas de los valles, donde la vegetación conserva todavía sus bonitas hojas. Hasta la siguiente.

Zenit 3M + MIR-1 37/2,8 con película Fujifilm Superia XTra 400

Tenía pendiente revisar este equipo de origen soviético, cuyos resultados en blanco y negro ya había presentado previamente en estas páginas, con película negativa en color. En estos momentos estoy embarcado en un proyecto expositivo de la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ, que verá a la luz dentro de unos meses en el marco de las actividades culturales del Ayuntamiento de Zaragoza, sobre fotografía estenopeica. Y en este contexto, dediqué un fin de semana en septiembre a realizar fotografías estenopeicas, y me llevé también la Zenit 3M con el MIR-1 37/2,8 para documentar los lugares en los que realicé las anteriores. Para ello, cargué la cámara con una película todo terreno como es la Fujifilm Superia XTra 400, apta para casi todo tipo de situaciones.

Y en uno de los primeros fotogramas del carrete ya se aprecian los principales problemas de una óptica cuyo diseño se remonta a finales de los años 50, aunque está basada en otras anteriores de origen alemán.

Prestando un poco de atención a la imagen se puede comprobar de forma inmediata un par de defectos, que se pueden considerar más o menos importantes según las situaciones. El primero es la apreciable distorsión en cojín que tiene el objetivo, que no es de extrañar en un diseño angular de tipo retrofoco de esa época. Se aprecia bastante en las líneas horizontales que limitan el muro sobre el que está realizada la pintura callejera.

El segundo es el flare debido al contraluz, con un fondo de cielo con una fuerte luminosidad con respecto al objeto principal. El sol no aparece en el encuadre, pero no anda lejos, y nos deja ese círculo hexagonal de color rosado, y un pequeño óvalo blancoamarillento en la parte inferior de las letras amarillas. Es un objetivo que no se lleva especialmente bien con los contraluces o con las luces intensas en el encuadre. Ya he buscado un parasol que le convenga para paliar el problema.

En un uso general del objetivo, no presenta especiales problemas. Los objetivos de aquella época estaban pensados para ser utilizados con aperturas medias, reservando las plenas aperturas a situaciones de luz escasa. Y a aperturas entre f/5,6 y f/11, el objetivo presenta una definición y rendimiento suficientes en todo el campo. Mi sensación es que ofrece un contraste bajo pero agradable. Este tipo de película me ofrece habitualmente más contraste y saturación con objetivos modernos; pero no va mal con este objetivo. Aunque sus revestimientos no puedan competir con los más modernos, son suficientes para realizar fotografía en color con dignidad.

El carrete fue revelado en Revelatum Revelado Analógico, que tiene una cierta tendencia digitalizar con tonos cálidos, que a mi me viene bien la mayor parte de las ocasiones. Si no, hago alguna pequeña corrección en el equilibrio de color, y sin problemas.

Conforme avanzaban las tardes de este fin de semana, la luz empezaba a escasear. Aunque persistí la mayor tiempo en usar diafragmas de f/8 o f/5,6 como mínimo, bajando la velocidad como mucho hasta 1/30 s, aunque evité bajar de 1/60 s, no pude evitar quedarme corto de exposición en algún fotograma. Ahí ya aparecen en las sombras del mismo otras dominantes de color debidas a la subexposición, que son más difíciles de controlar con la película de Fujifilm que por ejemplo con las Kodak Portra 400. Pero claro, hay una diferencia de precio entre ambas.

De todos modos, en situaciones de aire libre, con este objetivo vale la fórmula de Weegee; "f/8 and be there". Es decir, f/8 en el diafragma, enfoque por zonas o a la hiperfocal para no perder tiempo, y estar en el lugar y en el momento adecuado. Aun me quedaron algunos fotogramas para alguna toma urbana, y un retrato de grupo de algunos de los participantes del proyecto de fotografía estenopeica que he comentado.