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Último rollo de Lomography Color Negative 400 del verano - Praktica MTL5 con Tessar 50/2,8

Para la #CrappyCommieCameraParty de la que os he estado hablando durante todo el verano, en la que he participada utilizando mis cámaras y objetivos fabricados en los países del antiguo bloque prosoviético durante la guerra fría, compré ha principio de la estación tres rollos de película Lomography Color Negative 400. Con el que os presento hoy, he llegado al tercero de los tres que venían en el envase conjunto que adquirí en un comercio local de Zaragoza. Hace unos días ya os comenté los resultados del que expuse con el Mir-1 37/2,8 adaptado a una Canon EOS. Y lo que tengo que comentar hoy no es más que más de lo mismo, de alguna forma.

En esta ocasión utilicé un equipo fabricado en Dresde y Jena, antigua República Democrática de Alemania. La cámara, la Praktica MTL5, fue fabricada en Dresde por Pentacon, mientras que el objetivo, Carl Zeiss Jena Tessar 50/2,8, fue fabricado por Carl Zeiss Jena en esta última ciudad. Hay que decir que el objetivo que tengo yo se fabricó para el mercado de los países satélites de la Unión Soviética, ya que la marca registrada "Tessar" era propiedad de Carl Zeiss Oberkochen, en la República Federal de Alemania. Y este objetivo se vendía fuera del bloque prosoviético como Jena T 50/2,8.

Las Praktica con montura de rosca M42, de 42 mm de diámetro, son muy apreciadas por muchos fotógrafos veteranos, aficionados o profesionales, porque por su ajustado precio fueron la cámara de entrada a la fotografía para muchos de ellos. La MTL5, que funciona con una razonable fiabilidad, resulta sin embargo tosca y con una ergonomía "discutible", como me gusta decir para no ofender a esos colegas que sienten cariño por estos trastos. Es puramente mecánica, sólo precisa una pila para alimentar el fotómetro incorporado. Pero como está preparada para un pila de mercurio, prohibidas por su toxicidad e impacto ambienta, de las que hay que buscar alternativas diversas, pero no siempre inmediatas, la uso sin ella y con un fotómetro externo de mano, generalmente el Gossen Digisix, o exponiendo por estimación bajo la regla "soleado f16".

El objetivo, como tantos de su época, que son los años 50, aunque se estuviese vendiendo varias décadas, tal vez con alguna actualización en los vidrios ópticos utilizados (o tal vez no, nada puede asegurarse de la fabricación al otro lado del telón de acero), tiene unas prestaciones honorables y adecuadas cuando se diafragma a unas aperturas entre f5,6 y f11. Pero es utilizable en todo el intervalo de aperturas, con una gran ventaja. Su distancia mínima de enfoque, entre 30 y 35 cm, es muy favorable para la fotografía de aproximación, con una escala de reproducción 1:4 frente al 1:7 - 1:10 de la mayor parte de los 50 - 55 -58 mm de la época. Tiene un confortable diámetro de filtro de 49 mm, lo que me permite ponerle una lente de aproximación de buena calidad de 3,33 dioptrías, que me permite rozar la escala de reproducción 1:2. En realidad es más cómodo de usar adaptado a una Pentax K o a una Canon EOS que sobre la montura nativa de la Praktica.

En cuanto a la película, la Lomography Color Negative 400, cabe decir lo que ya comenté en la entrada anterior. Es una película ISO 400 que tiene un aspecto más parecido a algunas películas de principios de los años 90 que a las modernas todo terreno actuales de la misma sensibilidad. Grano muy aparente, aunque tiene unos colores bien definidos y saturados, sin pasarse, con cierta predominancia cálida en mi muy subjetiva, y posiblemente sesgada, apreciación. En The Big Film Database no están seguros de quien la fabrica, pero sospechan de que sea una antigua emulsión de Kodak, que sería coherente con esos tonos cálidos, fabricada o terminada en China, con el embalaje de Lomography, que no fabrica las películas que vende bajo su marca.

El caso es que no es precisamente mi película favorita de las que vende Lomography bajo su marca. Prefiero la Lomography Color Negative 800, especialmente en formato 120 para cámaras de formato medio. Pero en este verano me he dado cuenta de que abrazando sus características, puedo convivir con ella y disfrutarla. Existe una tendencia actual, debido al uso de la Kodak Portra 400 por los profesionales del retrato y el reportaje social (BBC = Bodas, bautizos y comuniones), a sobreexponer las películas negativas en color, con lo cual se puede obtener un grano más fino y unos colores menos saturados, adecuado al retrato. Pero cada vez estoy más convencido de que esto no funciona igual de bien con todas las emulsiones.

Después de la experiencia de este verano, prefiero exponer esta Lomography Color Negative 400 a su sensibilidad nominal, asumir que va a tener un grano evidente, propio de su sensibilidad y de que no es un producto innovador y puntero, y obtener unos colores más saturados, que tampoco es que lo sean de forma exagerada, unas sombras más profundas, y un aspecto general más llamativo, pero que no es desagradable ni mucho menos, que sobreexponerla para obtener un grano menor, pero produciendo un aspecto más anodino, cono unas sombras desvaídas. Lo que no se debe hacer es digitalizarla levantando las sombras a toda costa, porque entonces si que aparecen desviaciones del color feas, y un grano horrible. 

Asumamos la película con sus características y disfrutémosla si llega a nuestras manos. Eso sí... como casi todos los productos Lomography, tiene un precio excesivo para la calidad que ofrece. Y por ello, lo normal es que yo siga fiel a las películas de Kodak Ultramax 400, mi preferida en estos momentos para un uso general, o la Fujifilm Superia X-Tra 400, que tampoco está mal. Y si quiero gastarme más dinero, que está muy cara, pero puede merecer según lo que quiera hacer, la líder en calidad en esta sensibilidad, la Kodak Portra 400.

Praktica MTL5, ergonomía "discutible" - con Tessar 50/2,8 y Lomography Color 400

Vuelvo a retomar mis entradas técnicas sobre fotografía. Principalmente, aunque no exclusivamente, fotografía con película tradicional. Ya escribí en el mes de julio un par de entradas sobre el uso de cámaras y otros equipos fotográficos fabricados antes de 1990 en los antiguos países de influencia soviética, o en la misma Unión Soviética. Cámaras y objetivos que podrían ser buenos, si no fuera porque la calidad de fabricación era muy irregular. Obviamente, los controles de calidad debían ser casi inexistentes, lo cual provocaba que algunas unidades despertaran el cariño y adhesión de sus propietarios, mientras que otras... pues no tal. Como ya conté, estoy en esta historia como consecuencia de la iniciativa #CrappyCommieCameraParty impulsada en Twitter por @ShittyChallenge.

La Praktica MTL5 fue fabricada en la extinta República Democrática Alemana por Pentacon. En su momento, Pentacon fabricó cámaras y objetivos bajo una panoplia de marcas muy prestigiosas, incluida Zeiss y otras. Hasta que los occidentales se pusieron serios con los temas de propiedad intelectual y marcas registradas, lo que hizo que poco a poco dejaran de usar esas marcas, y al final quedase Praktica para las cámaras de 35 mm con una serie de objetivos que procedían de los Carl Zeiss que se fabricaba en Jena y eran diseños correctos, pero antiguos a partir de un momento dado. Lo que pasa es que podían funcionar honestamente, especialmente si se diafragmaban a aperturas medias como el intervalo entre f/5,6 y f/11.

Mi combinación original fue una Praktica MTL5, cámara réflex mecánica con montura de rosca M42, lo que la hace apta para recibir una amplia variedad de ópticas de distintas marcas, con un Carl Zeiss Jena Tessar 50/2,8, que en occidente se vendían con otra marca. La cámara tiene una fabricación barata, algunas opciones de diseño, como la posición del disparador, son "raras" lo que le otorga una ergonomía "discutible". Fue fabricada entre 1984 y 1986, año que fue sustituida por una MTL5B, y usaba las malditas pilas de mercurio que ya no se fabrican. Por lo que yo la uso con fotómetro de mano o estimando la exposición a ojo, con la famosa regla del "soleado f/16". La compré para usar las ópticas con montura de rosca M42 que tengo... pero lo cierto es que es más cómodo usarlas con cualquier Canon EOS y el adaptador correspondiente. Sin comparación la comodidad de estas últimas. Suelo usar la Canon EOS 650.

El Tessar es un objetivo decente. Hay que tener en cuenta que con sólo 4 elementos en 3 grupos, las correcciones de aberraciones son las justas, y además no permite aperturas muy luminosas, de ahí su limitada f/2,8 como apertura máxima. Pero diafragmado a f/8 es nítido y perfectamente utilizable. Es utilizable a una variedad de aperturas, pero esa apertura sería su óptimo. Y tiene otra gran ventaja. Si la mayor parte de los 50 mm de la época tenían su distancia mínima de enfoque en torno a los 45 cm, con ejemplares más antiguos o los fabricados en los países de la Europa del Este con distancias mínimas todavía más alejadas, en torno a los 55 o 60 cm, este Tessar tiene una distancia mínima de enfoque que se sitúa entre los 30 y los 35 cm. Por ello, ayudado con alguna lente de aproximación, es idóneo para fotografía de proximidad.

Por hacer la gracieta, para estas semanas de "cámaras soviéticas", decidí comprar algunos rollos de Lomography Color 400. Al fin y al cabo, la marca Lomo también fue soviética hasta que unos austriacos la compraron para vender bajo ella  productos malos de fotografía. No está claro quién fabrica esta película negativa en color. En algunas fuentes se habla de que se trate de alguna emulsión antigua de Kodak fabricada en China. Lo cual también la hace ideal para esta "party", dada la dictadura del PCCh en el gigante asiático. Esta película es claramente antigua, con un grano muy excesivo en comparación con películas negativas en color más modernas de la misma sensibilidad. Y los colores no me entusiasman, un poco muertos, pero no han quedado mal. Pero bueno, que se trata de pasarlo bien haciendo fotos.

El principal problema que he tenido con el rollo ha sido debido a los defectos de la cámara. Como cuando lo expuse fueron días de sol radiante, le puse un filtro de densidad neutra al objetivo, para permitirme, llegado el caso, limitar la profundidad de campo y esas cosas. Pero el único que tengo de 49 mm de diámetro, como el Tessar, es un ND64, que quita seis pasos de luminosidad. Y entonces el visor, que de por sí es regular, se oscurece bastante, y he cometido algunos errores de enfoque. También pasa, que he tenido que usar velocidades "lentas", de "sólo" 1/60 segundo... y dada la ergonomía "discutible" de la cámara y su escasa consistencia para su volumen, algunos fotogramas han quedado algo "movidos". En fin, os dejo unos cuantos ejemplos, y a otra cosa, mariposa.

Película negativa en blanco y negro de muy baja sensibilidad - Praktica MTL5 y Lomography Fantôme 8

Comentaba en una entrada con un título similar a la de hoy hace algo más de dos semanas mi experiencia usando una de las películas de muy baja sensibilidad y alta nitidez y resolución que Lomography sacó al mercado el año pasado. Recuerdo que me llegó la oferta de prelanzamiento durante las semanas de confinamiento de la población. Y que no me decidí a aceptarla porque había que comprar los rollos de cinco en cinco y por la incertidumbre sobre cómo iba a evolucionar la epidemia y el retorno de nuestra libertad de movimientos. Y de practicar nuestras actividades de ocio como mejor nos parezca, por lo tanto. Así que fue esta primavera cuando me hice con un rollo de la Babylon 13, de la que ya os hablé, y la Fantôme 8, que es la que nos ocupa hoy.

Un breve recordatorio sobre el origen y las características de las películas Lomography Kino. Aunque nadie lo confirma con claridad, comparando sus características con el catálogo de ORWO Filmotec Special Films, parece que todas ellas proceden de las películas cinematográficas ORWO que este fabricante tiene actualmente en catálogo. Si la Berlin 400 y la Potsdam 100 tendrían su origen en el material sensible para el rodaje de películas de cine, la Babylon 13 y la Fantôme 8 tendrían su origen en el material sensible para la duplicación de otras películas. La Babylon 13, algo más sensible, tiene un contraste poco acentuada, con amplia gradación tonal, mientras que la Fantôme 8, como comprobaremos, tiene un contraste marcado, con una gradación tonal más estrecha, con transiciones más bruscas entre las sombras y las luces.

Desde el primero de julio vengo participando en una de estas "fiestas" fotográficas virtuales que se organizan en las redes sociales y que no son más que una excusa para hacer fotos y compartilas en las mismas. En esta ocasión, organizada desde Twitter por @ShittyChallenge, la fiesta es la #CrappyCommieCameraParty o CCCP. Es decir, la fiesta de las cámaras comunistas zarriosas. Y de lo que se trata es de usar cámaras y objetivos fabricados en los países que pertenecían al bloque soviético durante la guerra fría. Creo que también incluyen lo fabricado en la República Popular China, que no deja de ser un país gobernado dictatorialmente por un partido que se dice comunista... a pesar de ser un paraíso para el capitalismo más duro. Pero como se fabrica tanto hoy en día en ese país, ya no tiene gracia. Yo me apunto con material del antiguo telón de acero. Que por sus dudosos niveles de calidad, podría ser estupendo... o un zarrio. "Crappy" en inglés.

He usado ya tres rollos en color, que he mandado a revelar y podré mostrar en agosto, cuando vuelva de vacaciones, si consigo irme, y un par en blanco y negro. De los cuales, el primero, fue la Lomography Kino Fantôme 8, que expuse utilizando la Praktica MTL 5, fabricada en la antigua República Democrática de Alemania, con un Helios 44-2 58/2,8, de la antigua Unión Soviética. Aunque expuse las fotos en días luminosos con abundante luz, con sólo ISO 8 de sensibilidad, y con una velocidad de exposición mínima de 1/60 segundo, que aun así es arriesgada por la mala ergonomía de la cámara para evitar trepidaciones, las aperturas de trabajo oscilaron entre el f/2 y el f/5,6 en los momentos de luz más abundante.

El revelado de la película lo hice siguiendo las recomendaciones de Lomography. El revelador que recomiendan para estas cámaras es el D96, un revelador habitual en cinematografía, lo que vendría a confirmar el más que probable origen de las películas. Pero después de este, el que más recomiendan es el Kodak HC-110, dilución B (1+31), durante 7 minutos a 20 ºC, con el habitual ritmo de agitación al principio de cada minuto. Fijado como de costumbre, los negativos fueron digitalizados con la Panasonic Lumix G100 y el Leica DG Macro-Elmarit 45/2,8 ASPH OIS. La Praktica MTL 5 es una cámara mecánica que lleva incorporado un fotómetro que funciona con una de estas malditas pilas de mercurio que ya no se fabrican. En lugar de buscar alternativas que no siempre van bien, usé mi fiable fotómetro de mano, el Gossen Digisix. Lo cierto es que la mitad del rollo, que hice un jueves por la tarde, tiene una exposición perfecta, mientras que la otra mitad, que expuse un sábado por la mañana, tiene una sobreexposición sistemática de al menos un paso. No sé muy bien el porqué. No soy consciente de haber hecho nada raro o distinto.

Descartando la elevada densidad de los negativos sobreexpuestos, estos se muestran muy contrastados. Y cuando se digitalizan con la cámara digital, el archivo resultante tan apenas hay que tocarlo de contraste. Los archivos procedentes de los negativos sobreexpuestos hay que reajustarles los tonos medios, pero poco más. He de decir que, efectivamente, es una de las películas más contrastadas que he usado, aunque no llega a los extremos de unos de origen Kodak que me regalaron hace unos años. La cuestión es que, aunque la película es contrastada, ni en las circunstancias más desfavorables quedan bloqueadas las luces o empastadas las sombras. Con lo cual, aunque tienes que tener cuidado con la exposición, porque los márgenes de error no son grandes, y siempre más favorables a la sobreexposición, tampoco es intratable.

Busqué para ella, especialmente el segundo día, cuando paseé por entornos industriales o ferroviarios, sujetos con detalles finos, por intentar hacerme una idea sobre la nitidez de la película, que se presupone alta. Pero en el fondo, esto fue una "tontá" por mi parte, al usar el equipo que usé. Realmente, la impresión que da en aquellos fotogramas expuestos con las aperturas más idóneas, o sea f/5,6, que la nitidez es elevada. Mi impresión es que los 20 megapíxeles de la cámara digital no son suficientes para extraer todo el jugo a los negativos. Los archivos resultantes quedan bien, se pueden hacer copias de buen tamaño, pero tiene sus límites. El problema es que el Helios 44-2, cuando bajas de f/5,6 y abres más el diafragma, empieza a notarse que su rendimiento en las esquinas es justito. Y con una película nítida, aun se nota más. No nos olvidemos que el tan "admirado" Helios 44-2 no deja de ser un clon de los Biotares de Carl Zeiss en los tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Fórmulas ópticas similar a los Planar, pero sin el esfuerzo de investigación y desarrollo posterior. Bueno... pues eso. Esto es lo que ha dado de sí estos negativos de muy baja sensibilidad de Lomography. Una curiosidad. Pero no muy interesantes, para mis usos personales, en realidad.

Nueva película Bergger Pancro 400 (2) - Mi colección de cámaras para película tradicional (en funcionamiento)

Hace unos días os hablaba de mi primer rollo de la nueva película del fabricante francés Bergger, la Pancro 400. Una película de la que me sentía muy satisfecho, y que de hecho estoy pensando en que sea mi película de elección para trabajos de interés. Para un uso más casual, tengo pensado tirar de Fomapan. Pero de eso hablaré otro día. Más adelante.

Esta nueva película, como su nombre indica, es pancromática. Es decir, es teóricamente sensible a todo el espectro de luz visible, como la mayor parte de las películas modernas. Pero eso es algo cierto en parte. Voy a ponerme un poco técnico y voy a poner aquí la curva de sensibilidad espectral de la película, que no es muy distinta a la de otras películas pancromáticas. Está obtenida directamente de la versión en francés de la ficha técnica de la película ofrecida por el fabricante a fecha de enero de 2017.

Como vemos, la película es sensible entre las longitudes de onda de 400 nanometros y aproximadamente los 660 nanometros aproximadamente donde comienza un brusco descenso de sensibilidad para que esta sea nula a partir de los 680 nanometros. El espectro visible, aunque hay variaciones entre individuos va entre el violeta, que comienza e los 380 nanometros y los 780 nanometros del rojo más profundo. Ciertamente los valores más extremos están sujetos como digo a cierta variabilidad personal, y hay muchas personas que no llegan a ser sensibles a los rojos más profundos, por lo que en la práctica no es infrecuente ver mucho textos donde redondean y nos dicen que el espectro visible esta entre 400 y 700 nm.

El caso es que incluso en las películas pancromáticas como esta Pancro 400, siempre hay una menor sensibilidad, aunque sea ligera, a los tonos cálidos que a los tonos fríos. Normalmente, en escenas tomadas con luz de día, no tiene mayor importancia. Pero cuando fotografías en interiores con luz artificial, especialmente luz de tungsteno o aquellas que la imitan, hay predominio de tonos cálidos y las películas se pueden quedar cortas de sensibilidad. Algún fabricante, no muchos, lo avisan, y te dicen que la sensibilidad de la película para esas situaciones es menor. Por ejemplo, 320 ISO en lugar de 400 ISO. No es el caso de la Pancro 400. Pero yo decidí probarla con luz artificial.

Para ello, cargué la Hasselblad 503CX con un carrete de Pancro 400, la iluminé con mis lámpara habituales del salón, halógenas o de LED con tonos cálidos, e hice un pase de modelos de mi colección de cámaras para película tradicional, aunque solamente aquellas que están en funcionamiento, aunque sea con alguna limitación.

Estas son las dos primeras que fotografié, la Canon EOS 100 (1992) y la Leica CL (1973) (Entre paréntesis el año de fabricación aproximado para el modelo del que dispongo). Van juntas porque entre 1993 y 2004 fueron las responsables de ir de viaje conmigo. La primera hasta el año 2001, la segunda con posterioridad. El buen resultado de la Leica CL y su mayor ligereza me condicionaron para ser de los primeros en adoptar las cámaras micro cuatro tercios, comparables en tamaño, como cámaras viajeras por excelencia.

Desde el punto de vista del rendimiento de la película, creo que ciertamente su sensibilidad real cuando la fuente de iluminación es luz artificial cálida es algo inferior. Los negros del cuerpo de la Leica CL tendrían que tener algo más de materia. No obstante, la película, como ya comenté, se comporta muy bien y se traga los pasos de contraste sin ningún problema.

Sigo con el pase de modelos. Ahora ya sin interrupciones sobre las características de la película.

Además de la Leica CL ya vista, dos telemétricas de la marca alemana más, la Leica M2 (1961) con montura de bayoneta para los objetivos y la Leica IIIf (1951) con montura de rosca.

Otras dos telemétricas, pero de formato medio, y por lo tanto bastante más grandes. La Fuji GS645S Wide (1983) es una telemétrica para rollos de película de 120 y 220 sobre los que se obtienen 15 o 30 negativos de 6 x 4,5. Mientras que la Plaubel Makina 67 (1985) con su objetivo Nikkor 80/2,8 fabricado por Nikon, retráctil, tiene un cuerpo metálico, es más consistente, y admite sobre los mismos formatos de película 10 o 20 negativos de 6 x 7. Ambas hacen fotos sin problema, con elevada calidad, pero la Makina 67 necesita pasar por taller por filtraciones de luz en el fuelle del objetivo retráctil.

Dos cámaras réflex, una Pentax MX (1977) y una Praktica MTL 5 (1985). La primera con su popular montura K de bayoneta, la segunda con una montura de rosca M42 que Pentax había abandonado ya diez años antes de que saliera al mercado este modelo de Praktica. Mi primera cámara réflex, de 1989, fue una Pentax P30N que no conservo. La vendí para comprar la Pentax MX que usa todos aquellos objetivos de focal fija de Pentax que fui comprando de segunda mano poco a poco y que van muy bien. Por ello, le tengo un cariño especial. Además va estupendamente, es una de las cámaras más agradables de usar, siendo además muy compacta de tamaño.

Vámonos hacia atrás en el tiempo con estas dos Agfas. La primera, la Agfa Jgestar 8,8 (1928, posteriormente conocida como Agfa Billy, bajo cuyo nombre se declinaron muchas cámaras similares de iniciación) es una cámara de objetivo retráctil con fuelle, sencilla, con un objetivo de tres elementos que no ofrece mucho contraste y moderada nitidez, pero que con sus negativos de 6 x 9 sobre película de formato 120 da información de sobras para disfrutar de la fotografía. También tiene alguna filtración de luz, y hay que protegerla de la luz directa en el momento de hacer la foto. La Agfa Synchro Box (1953) representa a las populares cámaras de cajón cuyo concepto básico no varió desde la primera Brownie de Kodak de 1900. Admite también película de 120 produciendo negativos de 6 x 9, pero su objetivo muy sencillo, un simple menisco, acarrea todo tipo de aberraciones ópticas. Para ampliar con muuuuuuucha moderación. Pero divertidas de usar, ambas.

Dos nuevas cámaras de objetivo retráctil para película de formato 120, produciendo ambas negativos cuadrados de 6 x 6. Conceptualmente muy similares, aunque la primera, la Zeiss Ikon Ikonta modelo 521/16 (1948) es algo más latosa de usar que la Adox Golf 63 (1955). Curiosamente, la primera no sufre de las filtraciones de luz en el fuelle de las que sufre la segunda, que hay que proteger de la luz directa al usarla para evitar luces parásitas en exceso.

Un recuerdo especial para las cámaras que originalmente no fueron mía sino de mi familia. desde la Viking (1964) que usaba mayormente mi padre durante mi infancia, pasando por la Kodak Pocket A-1 (1977), que yo usaba cuando me iba de campamento cuando era un adolescente y que usa cartuchos de película de formato 110 con sus minúsculos negativo, hasta la Olympus μ(mju:)-1 (1993) que compré para mi familia con el fin de que tuvieran una cámara de cierta calidad pero sencilla de usar, una vez que yo ya me había aficionado a la fotografía.

Unos años más tarde, me compré para mí mismo esta Olympus μ(mju:)-2 (1997), descendiente de la anterior, más compacta, con un objetivo más luminoso y protegida contra las inclemencias del tiempo. La pongo en comparación con la Olympus Pen EE3 (1973), una de las populares compactas de medio formato, la mitad del tradicional formato popularizado por Leica, que hacían que los carretes de 36 exposiciones ofrecieran cerca de 80 si las cargabas con cuidado para aprovechar al máximo la longitud de la película.

Mezcla de estilos en esta ocasión. En el centro, una noble Yashica Mat 124G (1970), reflex binocular con un objetivo tipo Tessar que hace unas fotografías excelentes, pero que tengo con una funcionalidad algo "estorbada" porque como consecuencia de una caída, la lente de enfoque no se sujeta correctamente. Por lo demás va muy bien. A reparar en cuanto tenga ocasión. Y con las otras dos entramos en el terreno de lo lúdico. De las cámaras-juguete. Pero que hace fotos. Por dos euros en un mercadillo conseguí la Cámara Safari de Indiana Jones (1987), que es una variante de la Werlisa Club Color B, una cámara que se fabricó en España como churros desde los años 70. Es muy elemental en su uso, pero hace fotos. Conceptualmente similar es la Vivitar Ultra Wide & Slim (2001), pero con la peculiaridad de que tiene un objetivo gran angular de 21 mm. También se puede conseguir por pocos euros. Su ergonomía puede producir algún dolor de cabea que otro, pero las fotos que se hacen con ella pueden ser muy simpáticas. Pasad de las Lomography, y buscad este tipo de cámaras si queréis diversión.

Diversión que también se puede conseguir con las chinas Holga, de las que yo tengo dos. Una Holga 120W PC y una Holga 120N. Ambas son fabricadas en 2015. El PC de la primera viene de Pinhole Camera, y es efectivamente una estenopeica. Ambas son para formato medio, rollo de formato 120. La estenopeica puede hacer fotografías de 6 x 9 y 6 x 12, la 120N de 6 x 6 y 6 x 4,5. La calidad en la estenopeica es la esperable en este tipo de cámaras. La de la 120N es simpáticamente lamentable.

Y dos estenopeicas más... La Camara Pinhole Automontable (2015) comprada en la librería del CaixaForum de Zaragoza. Tengo pendiente sustituir la lámina del estenopo por otra más fina. El estenopo me salió con un diámetro excesivo y la nitidez que ofrece es demasiado baja. Aunque no deja de ser curiosa de usar. Se vendía en piezas, y te la montas tú mismo. Admite carretes de 35 mm normales y corrientes, pero el avance es muy aproximativo. La otras es una Ondu 6x12 Multiformat (2016), que con un sistema de tabiques móviles permite usar sobre película en rollo tipo 120 los formatos de 6 x 6, 6 x 9 y 6 x 12. Está hecha artesanalmente de madera, las piezas se mantienen en su sitio con imanes de vanadio, y es muy bonita.

Llevo 11 fotografías con 24 cámaras presentadas hasta el momento. Normalmente la idea es que todas menos una cámara cupiesen en los 12 fotogramas que permite la Hasselblad en un respaldo tipo A12. Pero un error en el primer fotograma hizo que hasta aquí llegáramos. La siguiente fotografía está realizada con la Leica M-E, digital, calzada con el Elmar-C 90/4 para suplir esa carencia.

A pesar de que parecía que esta tecnología iba a desaparecer, la fotografía instantánea esta viviendo un simpático resurgir. Hay quien tira de los nuevos productos desarrollados por Fujifilm. Pero otros preferimos rescatar las viejas Polaroid y usar la (carísima) película instantánea de Impossible Project. Yo dispongo de una Polaroid Image System SE y una Polaroid Supercolor 635. Esta última es un modelo muy sencillito, que ofrece las típicas fotos cuadradas de Polaroid. La primera ofrece mucha mayor calidad y posibilidades, pero hay que usar el formato especial tipo Spectra, algo más alargado.

Y queda una cámara... la que ha hecho la mayor parte de estas fotos...

Y aquí tenemos la reina de las cámaras, una Hasselblad de la serie V, en concreto una Hasselblad 503CX (1989), con su clásico Carl Zeiss Planar 80/2,8, fotografiada con la Polaroid Image System SE. En realidad este modelo no salió tal y como se ve de fábrica, ni se vendió tal cual, ya que está montado a partir de distintas piezas. Las Hasselblad para película eran fundamentalemente un concepto modular. La 503CX el cubo central, pero el respaldo vino por otro lado, el objetivo por otro, y el visor que se ve... no es Hasselblad. Es Kiev, soviético. Pero funciona correctamente.

Y este es mi repaso a mi colección de cámaras para película tradicional en funcionamiento, aprovechando mis pruebas con la Bergger Pancro 400.

Pruebas con película tradicional - Praktica MTL5, SMC Takumar 1:2/35, Zeiss Jena Tessar 2,8/50, Industar-50-2 3,5/50

En los dos últimos meses habéis podido comprobar que he estado probando y usando cámaras y objetivos de antaño, con algunos elementos en común. O bien están fabricados durante la Guerra Fría en los país del bloque europeo oriental, o en el caso de los objetivos, tienen montura de rosca M42.

Veamos los presuntos implicados en este comentario de hoy.

Como vemos tenemos la cámara fabricada en la antigua República Democrática Alemana Praktica MTL5, con su objetivo acompañante, un Zeiss Jena Tessar 2,8/50. También tenemos un SMC Takumar 1:2/35 fabricado por Asahi Pentax, que he utilizado en las fotografías que presento hoy bien unido a la Praktica, bien a una Pentax MX, con el adaptador correspondiente. Este objetivo es japonés; es el único no originado tras el Telón de Acero. Y tenemos el minúsculo Industar-50-2 3,5/50, de fabricación soviética, en origen acompañado de la Zenit E que ya os comenté que había dejado de funcionar, y que en las fotos de hoy he usado sobre la Pentax MX con el adaptador correspondiente.

Los enlaces anteriores dirigen a los artículos en los que mostraba los resultados de los objetivos montados mediante los adaptadores correspondientes sobre cámaras digitales.

Praktica MTL5 + Takumar 35/2; todas las fotos del artículo realizadas con película Kodak Portra 400 expuesta a IE 200 o 400, según las condiciones de luz.
Praktica MTL5 + Takumar 35/2

Mientras preparaba el artículo tras la llegada de los archivos digitalizados tras el revelado, como tengo por costumbre, por Carmencita Film Lab, tuve la ocasión de leer un artículo en Petapixel que, además de hacerme gracia, me hizo pensar en los criterios actuales para comprar material fotográfico, y dentro de él los objetivos, y los criterios de antaño para ello. En esas 11 tonterías que los fotógrafos dicen sobre su material, hay varias que afectan a las ópticas que me parecen interesantes como reflexión:

La gente se fija más en el "bokeh" que en el sujeto de interés, el que está enfocado... Una tontería como un piano de grande. Por "ideal" que sea el carácter de las áreas desenfocadas de la fotografía, si el sujeto principal es banal o malo, la fotografía será banal o mala. No digamos ya cuando la gente se "enchocha" con un objetivo por su capacidad para producir un "bokeh" con "efectos especiales"... que tan cansinos pueden llegar a ser si se abusa de ellos. Sean por grandes aperturas, como las "pompas de jabón" o "los remolinos de la zona desenfocada", o por estrechas aperturas, como las "estrellitas" debidas a la difracción.

El mito de determinadas focales en la actualidad. Véase el 85 mm, siempre con una apertura de f/1,4 o mayor. La mayor parte de las fotos importantes de la historia de la fotografía se han hecho con focales distintas de estas y con diafragmas mucho más cerrados. Retratos incluidos. De verdad.

Praktica MTL5 + Tessar 50/2,8
Praktica MTL5 + Tessar 50/2,8

El famoso "punto dulce" de los objetivos, que empieza a ser tan mítico como el "punto G" de la anatomía femenina. Mira. Si los objetivos estuvieran pensados para ser usados en su "punto dulce", no tendrían una apertura variable. La apertura variable sirve para dos cosas; para gestionar la profundidad de campo y la estética de nuestra foto, o para aumentar o disminuir la cantidad de luz que le llega a la superficie sensible, si es necesario. Si necesitamos aislar el sujeto principal del fondo, abriremos todo lo que necesitemos el diafragma, sea como sea la nitidez a esas aperturas. Si necesitamos toda la profundidad de campo posible al realizar un paisaje, cerraremos el diafragma lo que necesitemos y que la difracción se las apañe sola.

El objetivo está "desfasado" u "obsoleto"... Pues no. Los objetivos son como son. Y salvo que se deterioren o se estropeen, lo más probable es que cumplan la misión para la que fueron fabricados de por vida. Mucho más duraderos que las cámaras. Y si estaban bien cuando se compraron, y cumplieron bien con su tarea, seguirán haciéndolo. No importa que hayan salido al mercado otros más avanzados con mejor solución a las aberraciones ópticas y mayor nitidez. Como decía Cartier-Bresson, la nitidez es un concepto burgués, y no define la calidad global de una fotografía.

Pentax MX + Takumar 35/2
Pentax MX + Takumar 35/2

Se podrían hacer más comentarios, pero estos que he señalado me parecen los más interesantes. Todo el material utilizado en las fotografías de este artículo está mejorado por productos posteriores, e incluso por productos comentarios fabricados con más rigor. Esto último aplicable al material de la antigua Europa Oriental de forma casi universal. Pero con todo este material, ha habido personas, fotógrafos o aficionados a la fotografía, que han sido capaces de realizar fotografías artísticas, interesantes documentalmente, emortivas o entrañables. Muchas de las fotografías tomadas por gente que arriesgaba su integridad física durante la invasión de Budapest por los soviéticos en 1956 o cuando se machacó la primavera de Praga en 1968, usaron este tipo de material. Y hoy nos parecen documentos fotográficos imprescindibles. A mí me gusta mantener una memoria histórica. En el concepto noble e interesante del término, no en el manido y desprestigiado por los políticos.

En cada una de las fotografías que muestro en este artículo se indica la combinación de cámara y objetivo que se ha utilizado. De entrada decir una cosa. Las fotografías más interesantes que he obtenido usando esta cámara y estos objetivos son aquellas en las que la luz era más idónea o el motivo encontrado era más interesante y mejor encuadrado. Y no tiene nada que ver con el material que estaba usando en ese momento. Por ejemplo, es mucho más cómodo, sencillo y ágil de usar cualquiera de estos objetivos con la Pentax MX que con el talabarte de de la Praktica MTL5. Pero las fotografías tomadas con la Praktica y el Takumar 35 mm a la caída de la tarde probablemente son más interesantes que las tomadas con la Pentax MX y el Takumar 35 mm en las horas centrales del día.

Pentax MX + Takumar 35/2
Pentax MX + Takumar 35/2

Otro ejemplo, el Industar-50-2 y el Tessar 50/2,8 de Zeiss Jena son ambos similares en su diseño óptico; cuatro elementos en tres grupos, copiando la fórmula de los Tessar de Carl Zeiss. El fabricado en Jena es dos tercios de paso más luminoso y su distancia mínima de enfoque es la mitad que el Industar. Pero si haces las fotos en la rosaleda del Parque Grande a la caída de la tarde, con unas bonitas rosas, probablemente habrá más partidarios de esas fotografías realizadas con el objetivo soviético, que de las modestas flores obtenidas con la óptica alemana al mediodía. ¿Me estoy explicando?

Dicho todo lo cual, una inspección crítica de las fotografías realizadas nos hace ver un hecho que ya podíamos suponer. El Takumar 35 mm es mucho mejor objetivo que cualquiera de los otros dos. Es mucho más sólido, con una fórmula óptica más compleja y mejor corregida y muy utilizable, incluso con cámaras modernas, aunque a grades aperturas, con las réflex digitales, las esquinas sufren en exceso por el viñeteado y otras cuestiones.

No es este el único articulo sobre estas cuestiones que tengo pendiente... Y en los próximas días, seguramente durante este fin de semana largo que disfrutamos en Zaragoza, veremos más ejemplos de fotografías realizadas con material antiguo sobre película tradicional.

Pentax MX + Industar 50/3,5
Pentax MX + Industar 50/3,5