La fotografía como afición y otras artes visuales

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Zeiss Ikon Ikonta 521/16 con película color Kodak Portra 400

La Zeiss Ikon Ikonta 521/16 es una cámara fabricada en la Alemania en reconstrucción de la posguerra mundial en 1948. No fue un diseño nuevo. Se basó en los modelos de cámara de fuelle, de objetivo retractil, más económicas que se fabricaban antes de la guerra mundial, y formaba parte de los esfuerzos para relanzar la economía alemana a base de fabricar bienes de consumo. Como se hizo en Japón, aunque los nipones se esmeraron mucho más y llegaron a dominar décadas más tarde el mercado de la electrónica de consumo. Fue, como digo, una cámara económica y, por lo tanto, con unas capacidades limitadas.

Mi ejemplar lo adquirí en Portobello Road Market, Londres, en octubre de 2012. Unos meses había comprado la Yashica Mat 124G y empezaba a estar entusiasmado con el formato medio. La probé in situ, mientras terminaba aquellas breves vacaciones en la capital británica. Estaba en un estado de "muy usado", pero con un funcionamiento correcto de sus elementos más importantes. Lo único que necesitó una limpieza, que exigió varios repasos, hasta que los fotogramas empezaron a salir sin marcas de la suciedad recogida de distintas partes de la cámara. El fuelle no tiene fugas de luz, el objetivo enfoca correctamente, por estimación, no tiene ninguna ayuda al enfoque, y las velocidades de obturación parecen correctas. Su objetivo, un Novar-Anastigmat 7,5 cm f/4,5 es muy sencillo, un simple triplete acromático de Cooke, con las superficies sin revestimientos antirreflejos. Por lo tanto, según como vengan las fuentes de luz, es propenso a pérdidas de contraste, que en general no es precisamente elevado.

Es una cámara con un diseño pensado para las fotografías con película en blanco y negro al aire libre, con las sensibilidades de la época... que no pasaban de DIN 18 o 21. O sus equivalentes hoy en día, ISO 50 o 100. Puede ser disparado en posición B con un cable disparador. Y tiene indicadores para su uso en hiperfocal, que van bien y son útiles. En posición para retratos y para paisajes. Ofrece negativos de 56 x 56 mm de lado, que en su momento se positivaban por contacto, dando unas fotos de recuerdo pequeñitas. Nítidas, gracias a la nula ampliación de la imagen. Si se realizaban sobre papel con un grado elevado, aumentaba el contraste y quedaban resultonas. Para llevar en la cartera de recuerdo. En el momento en que empiezas a ampliar, se le notan las debilidades. Lo cual no quiere decir que no se utilizable. Hoy en día, con películas todo terreno de ISO 400, todavía son más versátiles en cuanto a la variedad de situaciones en las que son utilizables.

Pero nunca hasta ahora las había utilizado con película en color. En general, no parece recomendable. Y además, la película negativa en color en formato medio suele ser cara. No hay rollos económicos como sucede en el formato de película biperforada de 35 mm. No obstante, tenía ganas de probarla en alguna ocasión en color, y es algo que hice hace unos domingos. El último del mes de noviembre. Lo cierto es que la evolución del tiempo atmosférico no jugó a mi favor. El pronóstico era soleado, pero apareció un día modorro. Por lo que le puse una película ISO 400, una Kodak Portra 400. De tonos sutiles y tranquilos. Que si se expone a una índice de exposición inferior a su sensibilidad nominal, mejora la nitidez y el tamaño del grano, pero pierde saturación y contraste. Luego resultó que sí que salió el sol... y lamenté no haberle puesto una Kodak Ektar 100, más contrastada y saturada en sus colores.

Como era de esperar, los resultados son fotografías con escaso contraste, a pesar de estar tomadas en horas centrales del día, evitando los contraluces, con colores muy calmados, poco vivaces. Pero que no carecen de encanto. La nitidez es razonable en el centro de la fotografía, y se va degradando, como era de esperar hacia los bordes, y no digamos hacia las esquinas. Quizá no era la situación más adecuada para usar esta cámara con esta película... pero algún día tenía que probar. Analizaré la cosa para un futuro. Porque llevo en mente usarla en situaciones de menos luz, forzando un paso la sensibilidad de la película, que podría ser la propia Porta 400. A lo mejor en esos casos obtenemos resultados interesantes. Aumentará el contraste, veremos que pasa con los colores... y con un rendimiento cálido... pueden estar bien. Ya veremos.

Hacia el castillo de Sora - La Ikonta sigue funcionando...

De las diversas cámaras antiguas que he ido coleccionando, sin un orden ni concierto real, por impulsos, una a la que profeso un poco más de cariño que las demás es la Zeiss Ikon Ikonta 521/16. La compré hace 5 años ya en Londres, donde la "estrené". Y aunque la uso poco, lo cierto es que para ser una cámara que tiene prácticamente 70 años, y que es de la gama baja de Carl Zeiss Oberkochen en los años de la posguerra inmediata, me divierte usarla y tiene unos resultados simpáticos.

Pero lo malo de estas cámaras es que aunque no se usen, se estropean. Así que la pongo en marcha de vez en cuando para comprobar que va. Así que hace unas semanas le puse un carrete de Lomography 100 Earl Grey, y cuando me acordaba la sacaba a pasear, plegada abulta muy poquito para ser una 6x6 de formato medio, y hacía alguna foto. De un interés escaso o relativo. Pero me la llevé el día que fuimos a cazar estrellas fugaces, cuando las Perseidas, al castillo de Sora en Castejón de Valdejasa, y me traje tres fotogramas de aquella excursión que os muestro ahora. Revelado en Rodinal 1:100, 60 minutos a 20 ºC en revelado desatendido, junto con otro del que os hablaré el sábado o el lunes, cuando tenga un ratito.

Nueva película Bergger Pancro 400 (2) - Mi colección de cámaras para película tradicional (en funcionamiento)

Hace unos días os hablaba de mi primer rollo de la nueva película del fabricante francés Bergger, la Pancro 400. Una película de la que me sentía muy satisfecho, y que de hecho estoy pensando en que sea mi película de elección para trabajos de interés. Para un uso más casual, tengo pensado tirar de Fomapan. Pero de eso hablaré otro día. Más adelante.

Esta nueva película, como su nombre indica, es pancromática. Es decir, es teóricamente sensible a todo el espectro de luz visible, como la mayor parte de las películas modernas. Pero eso es algo cierto en parte. Voy a ponerme un poco técnico y voy a poner aquí la curva de sensibilidad espectral de la película, que no es muy distinta a la de otras películas pancromáticas. Está obtenida directamente de la versión en francés de la ficha técnica de la película ofrecida por el fabricante a fecha de enero de 2017.

Como vemos, la película es sensible entre las longitudes de onda de 400 nanometros y aproximadamente los 660 nanometros aproximadamente donde comienza un brusco descenso de sensibilidad para que esta sea nula a partir de los 680 nanometros. El espectro visible, aunque hay variaciones entre individuos va entre el violeta, que comienza e los 380 nanometros y los 780 nanometros del rojo más profundo. Ciertamente los valores más extremos están sujetos como digo a cierta variabilidad personal, y hay muchas personas que no llegan a ser sensibles a los rojos más profundos, por lo que en la práctica no es infrecuente ver mucho textos donde redondean y nos dicen que el espectro visible esta entre 400 y 700 nm.

El caso es que incluso en las películas pancromáticas como esta Pancro 400, siempre hay una menor sensibilidad, aunque sea ligera, a los tonos cálidos que a los tonos fríos. Normalmente, en escenas tomadas con luz de día, no tiene mayor importancia. Pero cuando fotografías en interiores con luz artificial, especialmente luz de tungsteno o aquellas que la imitan, hay predominio de tonos cálidos y las películas se pueden quedar cortas de sensibilidad. Algún fabricante, no muchos, lo avisan, y te dicen que la sensibilidad de la película para esas situaciones es menor. Por ejemplo, 320 ISO en lugar de 400 ISO. No es el caso de la Pancro 400. Pero yo decidí probarla con luz artificial.

Para ello, cargué la Hasselblad 503CX con un carrete de Pancro 400, la iluminé con mis lámpara habituales del salón, halógenas o de LED con tonos cálidos, e hice un pase de modelos de mi colección de cámaras para película tradicional, aunque solamente aquellas que están en funcionamiento, aunque sea con alguna limitación.

Estas son las dos primeras que fotografié, la Canon EOS 100 (1992) y la Leica CL (1973) (Entre paréntesis el año de fabricación aproximado para el modelo del que dispongo). Van juntas porque entre 1993 y 2004 fueron las responsables de ir de viaje conmigo. La primera hasta el año 2001, la segunda con posterioridad. El buen resultado de la Leica CL y su mayor ligereza me condicionaron para ser de los primeros en adoptar las cámaras micro cuatro tercios, comparables en tamaño, como cámaras viajeras por excelencia.

Desde el punto de vista del rendimiento de la película, creo que ciertamente su sensibilidad real cuando la fuente de iluminación es luz artificial cálida es algo inferior. Los negros del cuerpo de la Leica CL tendrían que tener algo más de materia. No obstante, la película, como ya comenté, se comporta muy bien y se traga los pasos de contraste sin ningún problema.

Sigo con el pase de modelos. Ahora ya sin interrupciones sobre las características de la película.

Además de la Leica CL ya vista, dos telemétricas de la marca alemana más, la Leica M2 (1961) con montura de bayoneta para los objetivos y la Leica IIIf (1951) con montura de rosca.

Otras dos telemétricas, pero de formato medio, y por lo tanto bastante más grandes. La Fuji GS645S Wide (1983) es una telemétrica para rollos de película de 120 y 220 sobre los que se obtienen 15 o 30 negativos de 6 x 4,5. Mientras que la Plaubel Makina 67 (1985) con su objetivo Nikkor 80/2,8 fabricado por Nikon, retráctil, tiene un cuerpo metálico, es más consistente, y admite sobre los mismos formatos de película 10 o 20 negativos de 6 x 7. Ambas hacen fotos sin problema, con elevada calidad, pero la Makina 67 necesita pasar por taller por filtraciones de luz en el fuelle del objetivo retráctil.

Dos cámaras réflex, una Pentax MX (1977) y una Praktica MTL 5 (1985). La primera con su popular montura K de bayoneta, la segunda con una montura de rosca M42 que Pentax había abandonado ya diez años antes de que saliera al mercado este modelo de Praktica. Mi primera cámara réflex, de 1989, fue una Pentax P30N que no conservo. La vendí para comprar la Pentax MX que usa todos aquellos objetivos de focal fija de Pentax que fui comprando de segunda mano poco a poco y que van muy bien. Por ello, le tengo un cariño especial. Además va estupendamente, es una de las cámaras más agradables de usar, siendo además muy compacta de tamaño.

Vámonos hacia atrás en el tiempo con estas dos Agfas. La primera, la Agfa Jgestar 8,8 (1928, posteriormente conocida como Agfa Billy, bajo cuyo nombre se declinaron muchas cámaras similares de iniciación) es una cámara de objetivo retráctil con fuelle, sencilla, con un objetivo de tres elementos que no ofrece mucho contraste y moderada nitidez, pero que con sus negativos de 6 x 9 sobre película de formato 120 da información de sobras para disfrutar de la fotografía. También tiene alguna filtración de luz, y hay que protegerla de la luz directa en el momento de hacer la foto. La Agfa Synchro Box (1953) representa a las populares cámaras de cajón cuyo concepto básico no varió desde la primera Brownie de Kodak de 1900. Admite también película de 120 produciendo negativos de 6 x 9, pero su objetivo muy sencillo, un simple menisco, acarrea todo tipo de aberraciones ópticas. Para ampliar con muuuuuuucha moderación. Pero divertidas de usar, ambas.

Dos nuevas cámaras de objetivo retráctil para película de formato 120, produciendo ambas negativos cuadrados de 6 x 6. Conceptualmente muy similares, aunque la primera, la Zeiss Ikon Ikonta modelo 521/16 (1948) es algo más latosa de usar que la Adox Golf 63 (1955). Curiosamente, la primera no sufre de las filtraciones de luz en el fuelle de las que sufre la segunda, que hay que proteger de la luz directa al usarla para evitar luces parásitas en exceso.

Un recuerdo especial para las cámaras que originalmente no fueron mía sino de mi familia. desde la Viking (1964) que usaba mayormente mi padre durante mi infancia, pasando por la Kodak Pocket A-1 (1977), que yo usaba cuando me iba de campamento cuando era un adolescente y que usa cartuchos de película de formato 110 con sus minúsculos negativo, hasta la Olympus μ(mju:)-1 (1993) que compré para mi familia con el fin de que tuvieran una cámara de cierta calidad pero sencilla de usar, una vez que yo ya me había aficionado a la fotografía.

Unos años más tarde, me compré para mí mismo esta Olympus μ(mju:)-2 (1997), descendiente de la anterior, más compacta, con un objetivo más luminoso y protegida contra las inclemencias del tiempo. La pongo en comparación con la Olympus Pen EE3 (1973), una de las populares compactas de medio formato, la mitad del tradicional formato popularizado por Leica, que hacían que los carretes de 36 exposiciones ofrecieran cerca de 80 si las cargabas con cuidado para aprovechar al máximo la longitud de la película.

Mezcla de estilos en esta ocasión. En el centro, una noble Yashica Mat 124G (1970), reflex binocular con un objetivo tipo Tessar que hace unas fotografías excelentes, pero que tengo con una funcionalidad algo "estorbada" porque como consecuencia de una caída, la lente de enfoque no se sujeta correctamente. Por lo demás va muy bien. A reparar en cuanto tenga ocasión. Y con las otras dos entramos en el terreno de lo lúdico. De las cámaras-juguete. Pero que hace fotos. Por dos euros en un mercadillo conseguí la Cámara Safari de Indiana Jones (1987), que es una variante de la Werlisa Club Color B, una cámara que se fabricó en España como churros desde los años 70. Es muy elemental en su uso, pero hace fotos. Conceptualmente similar es la Vivitar Ultra Wide & Slim (2001), pero con la peculiaridad de que tiene un objetivo gran angular de 21 mm. También se puede conseguir por pocos euros. Su ergonomía puede producir algún dolor de cabea que otro, pero las fotos que se hacen con ella pueden ser muy simpáticas. Pasad de las Lomography, y buscad este tipo de cámaras si queréis diversión.

Diversión que también se puede conseguir con las chinas Holga, de las que yo tengo dos. Una Holga 120W PC y una Holga 120N. Ambas son fabricadas en 2015. El PC de la primera viene de Pinhole Camera, y es efectivamente una estenopeica. Ambas son para formato medio, rollo de formato 120. La estenopeica puede hacer fotografías de 6 x 9 y 6 x 12, la 120N de 6 x 6 y 6 x 4,5. La calidad en la estenopeica es la esperable en este tipo de cámaras. La de la 120N es simpáticamente lamentable.

Y dos estenopeicas más... La Camara Pinhole Automontable (2015) comprada en la librería del CaixaForum de Zaragoza. Tengo pendiente sustituir la lámina del estenopo por otra más fina. El estenopo me salió con un diámetro excesivo y la nitidez que ofrece es demasiado baja. Aunque no deja de ser curiosa de usar. Se vendía en piezas, y te la montas tú mismo. Admite carretes de 35 mm normales y corrientes, pero el avance es muy aproximativo. La otras es una Ondu 6x12 Multiformat (2016), que con un sistema de tabiques móviles permite usar sobre película en rollo tipo 120 los formatos de 6 x 6, 6 x 9 y 6 x 12. Está hecha artesanalmente de madera, las piezas se mantienen en su sitio con imanes de vanadio, y es muy bonita.

Llevo 11 fotografías con 24 cámaras presentadas hasta el momento. Normalmente la idea es que todas menos una cámara cupiesen en los 12 fotogramas que permite la Hasselblad en un respaldo tipo A12. Pero un error en el primer fotograma hizo que hasta aquí llegáramos. La siguiente fotografía está realizada con la Leica M-E, digital, calzada con el Elmar-C 90/4 para suplir esa carencia.

A pesar de que parecía que esta tecnología iba a desaparecer, la fotografía instantánea esta viviendo un simpático resurgir. Hay quien tira de los nuevos productos desarrollados por Fujifilm. Pero otros preferimos rescatar las viejas Polaroid y usar la (carísima) película instantánea de Impossible Project. Yo dispongo de una Polaroid Image System SE y una Polaroid Supercolor 635. Esta última es un modelo muy sencillito, que ofrece las típicas fotos cuadradas de Polaroid. La primera ofrece mucha mayor calidad y posibilidades, pero hay que usar el formato especial tipo Spectra, algo más alargado.

Y queda una cámara... la que ha hecho la mayor parte de estas fotos...

Y aquí tenemos la reina de las cámaras, una Hasselblad de la serie V, en concreto una Hasselblad 503CX (1989), con su clásico Carl Zeiss Planar 80/2,8, fotografiada con la Polaroid Image System SE. En realidad este modelo no salió tal y como se ve de fábrica, ni se vendió tal cual, ya que está montado a partir de distintas piezas. Las Hasselblad para película eran fundamentalemente un concepto modular. La 503CX el cubo central, pero el respaldo vino por otro lado, el objetivo por otro, y el visor que se ve... no es Hasselblad. Es Kiev, soviético. Pero funciona correctamente.

Y este es mi repaso a mi colección de cámaras para película tradicional en funcionamiento, aprovechando mis pruebas con la Bergger Pancro 400.

Fotómetros de antaño

Zeiss Ikon Helicon, Bretram Chronos, Sekonic Auto Leadeer Mod. 38, Weston Master II

El padre ya fallecido de un compañero de trabajo y amigo fue un gran aficionado y amigo. Tenía un cierto número de chismes fotográficos, algunos de ellos notables. Recientemente estuvimos echándoles un vistazo y cogí algunos para verlos con más detalle; cuatro fotómetros y dos cámaras fotográficas. Este sábado he estado con una cierta faringitis y algunas décimas de febrícula. Así que cuando he estado animado, me he dedicado a trastear con ello. Hablaré de los fotómetros. Con fotografías, claro.

El primero que me llamó la atención fue este Zeiss Ikon Helicon. Es un modelo de 1937, de baquelita negra, y dispone de un pie para insertarlo en la zapata de accesorios estándar de una cámara. En este caso, de mi Leica IIIf. El círculo grande es la célula de selenio. El pequeño y amarillo lo veremos más adelante.
Por la parte posterior tenemos las escalas para determinar la exposición correcta. La sensibilidad viene determinada en la escala DIN, hasta 24º, unos 200 ISO, y la escala Scheiner, hasta 35º. Ambas de origen alemán y de uso corriente en Europa en la primera mitad del siglo XX. Para medir había que girar la rueda de la derecha hasta que en el visor redondito y amarillo la aguja estuviese en lugar correcto.
Lo adecuado es que la aguja negra apuntase al rombo de la izquierda. Pero en caso de luz escasa, si se quedaba por el camino, no había más que dejarla en alguno de los otros valores, que ejerce de factor multiplicador de la velocidad indicada según una tabla situada sobre el aparato. No muy rápido pero eficaz. La prueba que he realizado en casa con este aparato indica una ligera sobreexposición. Pero es posible que sea utilizable.
Aquí tenemos la tabla de ajuste para velocidades lentas. Por ejemplo, si la aguja no llegaba al rombo y se quedaba en el número 5, y para el diafragma elegido, pongamos f/4, indicaba una velocidad de 1/50, multiplicando por 5, quedaba convertida en 1/10. Como se puede ver, no es necesaria la tabla. Quien sepa operar con fracciones puede hacer la cuenta sin dificultad.
El segundo que he probado ha sido este cuco y estiloso Bertram Chronos. También de selenio, como todos estos, es muy sencillo de manejar. Una vez abierta la tapa, se abre el compartimento con la célula de medición, y una aguja indica el valor exposición. Se ajusta la sensibilidad según valores DIN o ASA (semejantes a los ISO), y se hacen coincidir las agujas. Ya tenemos los pares de diafragma y velocidad de obturación recomendados. Como vemos, también hay una tabla para su uso en cinematografía.
Aquí tenemos la parte delantera, con el compartimento de la célula de selenio medio abierto. Este aparato fue lanzado al mercado en 1950, y por lo tanto la célula de selenio puede estar agotada. Pero la pruebas que he hecho indican que funciona correctamente.
El siguiente de la lista es el Sekonic Auto Leader Mod. 38, también de los años 50 del siglo 20. Tiene un funcionamiento muy estándar, que le resultará familiar a cualquiera que haya usado fotómetros de mano. Creo que también es usable, aunque tengo que hacer alguna prueba más, porqué me he hecho un lío con el significado de las indicaciónes “closed”, “open” y “amp”.
Básicamente tiene que ver con las dos células de selenio de las que dispone. Una en el frontal del aparato, que puede tener una tapa que la cubre, y la otra, muy amplia, que se puede desplegar y replegar. “Closed” sería la posición cuando la frontal está cubierta, y la grande replegada. “Open” sería adecuada cuando la frontal está descubierta, la grande replegada. “Amp”, de amplification, sería como la anterior pero con la grande, que sirve de amplificación cuando hay poca luz, desplegada.
No encontraba el modelo por ninguna parte, hasta que se me ha ocurrido buscarlo con la célula amplificadora desplegada. Es el más moderno de los cuatro.
Y el último que he estado estudiando es el Weston Master II, un clásico entre los fotómetros que es conocido que fue utilizado por Ansel Adams. Su desarrollador fue un químico inglés emigrado a Estados Unido de nombre Edward Weston, lo que hace que se pueda leer la confusión de que fue desarrollado por el fotógrafo del mismo nombre. Esto no es así.
Tiene un funcionamiento clasíco. Se ajusta la sensibilidad primero, que viene en una escala propia, escala Weston. Para convertir a ASA o ISO, simplemente recordar que son los valores pero que si utilizáramos los valores Weston como equivalentes a ISO, subexpondríamos 1/3 de paso. Es decir si ajustamos 80 Weston pensando que son 80 ISO, en realidad estaríamos midiendo 100 ISO. Y daríamos 1/3 menos de exposición de la debida. Tiene dos escalas de medida, para luz abundante y para luz escasa, dependiendo de que cubramos o no la célula de selenio con la tapa perforada que lleva.
Tiene una funda muy ingeniosa que permite usarlo sin extraerlo de la misma. En las pruebas que he estado haciendo, parece que la célula de selenio esta gastada, porque no da medidas correctas. Pero haré más pruebas. Su comercialización fue de 1939 a finales de 1941, comienzo de la guerra mundial, recuperándose su fabricación en 1946.

En Sales de Plata hay un artículo dedicado a este aparato.

Espero que este recorrido por estos veteranos aparatos os haya resultado interesante. Vienen bien cuando se usan con cámaras clásicas, mecánicas, sin circuitos electrónicos y sin fotómetro. Yo tengo un fotómetro más moderno, un Gossen Digisix (comentado por Ken Rockwell), aparatito digital, fácil de manejar y muy fiable, con una amplia gama de situaciones de medida, y con posibilidad de medir luz incidente y reflejada. Muy ligero. Pero me podría defender sin problemas con alguno de estos.

Mi cámara más antigua, del año 1948; cómo usarla

Zeiss Ikon Ikonta B (521/16)

Fotografiar con una cámara de medio formato es algo muy interesante, y divertido. Desde luego, hacerlo con una de medio formato digital es impensable por su coste absolutaente prohibitivo. Pero hacerlo con una cámara tradicional de película es algo perfectamente planteable. Sobretodo, porque en estos momentos hay muchas cámaras de venta de segunda mano u ocasión, y muchos modelos no son especialmente costosos. La estética del negativo de gran tamaño es muy interesante y, dado que obliga a tener una buena técnica para obtener buenos resultados, son muy pedagógicas.

Desde la primavera de 2012, tengo una Yashica Mat 124G, una reflex binocular, muy interesante, pero que tiene un problema. Es muy grandota; da pereza sacarla con frecuencia. Por eso, me apetecía tener algún aparato más llevadero. Aunque claro, por definición son más grandes que las cámaras de formatos más pequeños.

De vacaciones en Londres en octubre de 2013, en una tienda de material fotográfico clásico y de ocasión en Portobello Road, vi la cámara que os traigo hoy. Una Zeiss Ikon Ikonta B (521/16); sería un modelo de posguerra similar a un modelo anterior del mismo nombre pero con código 520/16. Si no estoy equivocado. La gente, cuando la ve, suele decir cosas como “qué maravilla” o “qué joya”. Pero lo cierto es que es un aparato de gama baja, aunque no la más básica del fabricante, y que no me costó mucho dinero; pero que funciona. Y plegadito, me cabe en un bolsillo de un chaquetón.

Os la muestro en fotos.

Aquí tenemos la cámara totalmente desplegada. No es muy grande. Más, teniendo en cuenta que el negativo tiene un tamaño de 54 x 54 milímetros.

El objetivo es un Novar-Anastigmat 7,5 cm f/4,5. Es una focal estándar, equivalente a un 43 mm en el formato estándar de película de 35 mm, y tiene un diseño muy sencillo. Tres elementos en tres grupos. Como comentaremos más adelante, el revestimiento, si es que lleva, no hace maravillas.

Hay que enfocar por estimación. No lleva ninguna ayuda para el enfoque. Pero vemos que tanto en la escala de enfoque (en metros) como en la de diafragmas hay un punto rojo, que es una indicación para usar la hiperfocal cuando la luz en el ambiente lo permite.

El visor es muy sencillo, y plegable. En el elemento anterior vemos la indicación del formato del negativo, redondeando 6 x 6 cm, así como la focal del objetivo, 7,5 cm.

El visor visto por detrás; el recuadro donde se aplica el ojo no es muy grande, y además hay que tener cuidado al encuadrar. El error de paralaje puede llevar a “cortar cabezas”.

En la trasera de la cámara, además de la identificación del modelo, Ikonta 521/16, vemos la ventanilla con el cristal rojo para contar las exposiciones realizadas, que vienen impresas en el papel que protege la película en los rollos de formato 120.

Una de las cuestiones que más extraña a la gente que no conoce las cámaras más antiguas o clásicas, es que es necesario montar el obturador antes de disparar. Eso se hace con la manivela que vemos sobre el selector de velocidades de obturación. En la posición vertical que vemos en la foto, no es posible tomar la fotografía.

Cosa que sí es posible en la posición horizontal que vemos en esta otra imagen. El obturador, Kilo, como vemos grabado en el frontal del objetivo, es de gama baja, y no alcanza más que 1/175 segundo. Muy escaso aparentemente, aunque hay que tener en cuenta que cuando la cámara salió al mercado, una sensibilidad de 100 ASA / 21 DIN (entonces no existía la norma ISO), se consideraba ya una sensibilidad alta. Con el diafragma cerrado a f/16, la cámara admite sensibilidades de hasta 200 ISO a pleno sol. Más sensibilidad, implica sobreexposición.

En una excursión reciente al Monasterio de Rueda, Escatrón y las saladas de Sástago/Bujaraloz, me la llevé; con algunos carretes de película en blanco y negro Ilford XP2 Super. Esta película es para revelado en proceso C41, como el de las películas negativas en color. Pero también se puede revelar como cualquier otro negativo en blanco y negro, con resultados razonables. Especialmente si se expone a 100 o 200 ISO, en lugar de a su sensibilidad nominal de 400 ISO. Por evitar el excesivo grano.

Como las circunstancias de toma fueron muy variables e imprevisibles, para evitar sorpresas, opté por un tipo de revelado que no es el mejor, pero que ayuda a salvar situaciones malas. Se trata del revelado desatendido en Rodinal a 1+100, durante 90 minutos. Lo cierto es que la mayor parte de los paisajes no lo necesitaban, y se hubieran beneficiado de un revelado más convencional. Pero las tomadas en el claustro del monasterio, con contrastes muy fuertes, agradecieron este revelado compensador. 

Veamos con fotografías los resultados.

En situaciones de contrastes muy elevados, la cámara no se maneja muy bien, ya que las fuentes potentes de luz producen pérdidas de contraste. Por lo que las fotografías tomadas en el claustro del Monasterio de Rueda son muy regulares. Intentaré digitalizarlas de nuevo para ver si se puede apañar de alguna forma. En cualquier caso, se nota que el objetivo no está fabricado por Carl Zeiss, a pesar de la marca de la cámara. Por lo que he leído, los Novar-Anastigmat se subcontrataban a otros fabricantes como Rodenstock o Steinheil, que no disponían de las avanzadas técnicas de revestimiento que en aquel momento tenían ya los objetivos Carl Zeiss, como los modelos Tessar.

Sin embargo, en cuanto nos enfrentamos a este paisaje del río Ebro, con una luz suave a primeras horas de la tarde, y con el suave contraste que produce el revelado desatendido, tenemos una estupenda gradación de tonos y una imagen que sin ser un prodigio de resolución, es muy agradable.

Desconozco que ha sucedido en un momento dado, pero ha habido algún negativo que ha aparecido lleno de motas negras. Estas son propias de suciedad en el momento de la toma. Una pena, porque esta imagen del azud del Ebro en Escatrón, a la altura del monasterio, podría haber quedado muy razonable.

Como el enfoque es por estimación, y la profundidad de campo en formato medio no es muy grande, he usado diafragmas relativamente cerrados. Entre f/8 y f/11. Como la luz no ha sido muy fuerte en ningún momento, con un índice de exposición de 200 es posible disparar a f/11 y 1/175 segundo. Esto produce una sobreexposición de aproximadamente un paso sobre la sensibilidad nominal de la película 400 ISO, que le sienta muy bien, ya que produce un grano muy contenido, y una buena gradación de tonos.

A pesar de estar en diafragmas de ese tipo, un enfoque a corta distancia, entre 2 y 3 metros, produce un agradable desenfoque en el fondo.

Esta imagen ha quedado razonablemente bien por los pelos, ya que los contraluces le sientan fatal a este objetivo. De hecho, encima de “Camino Jacobeo del Ebro”, ya se percibe una pérdida de contraste por los reflejos internos del objetivo.

Trasladados a las saladas que hay entre Sástago y Bujaraloz, la buena luz del atardecer es ideal para usar esta cámara. De hecho, al usar un revelado compensador, he tenido que usar el Lightroom sobre el archivo digital obtenido del escáner para recuperar bastante contraste. La fotografía había quedado demasiado plana. En un proceso puramente físico-químico, habría que haber usado papel de alta gradación para remontar el contraste.

En cualquier caso, queda claro que en las condiciones adecuadas es una cámara perfectamente utilizable y muy disfrutable, en un proceso mixto película-digital.

Así que con estas imágenes de las antiguas salinas que hay junto a la salada, humedal de la estepa monegrina, me despido confiando en que esta experiencia que os he contado os haya gustado.