La fotografía como afición y otras artes visuales

CARLOSCARRETER.ES

Home / Essays / 50mm

Con las telemétricas también funcionan bien los teleobjetivos - Leica M6 con Kodak Ultra Max 400

En fotografía, como en tantas áreas del conocimiento y la experiencia humanas, hay una tendencia de estos bípedos que pululan por la superficie del planeta Tierra a generar "dogmas". "Verdades" cuasiabsolutas, al parecer irrefutables, que todos los seguidores de una religión... perdón, afición, deben seguir con fidelidad. Y una de esas "verdades dogmáticas" que eventualmente se leen es que las Leica telemétricas se usan con objetivos con focales cortas. Como mucho un 50 mm de distancia focal. Los teleobjetivos... no son para las Leica, aunque existan y se vendan. Algún pirado del retrato que usa los objetivos de 75 mm, y sí... existe una cierta oferta de objetivos de 90 mm en el catálogo de la marca... misteriosamente. Cuatro de ellos. Incluso se habla de la existencia de un 135 mm f3,4.

Zeiss Biogon-C 35 mm f2,8

Bueno... el párrafo anterior no pretende ser serio. Es en parte una parodia de los grupos y foros de "leicaistas", "leicófilos" o como se quiera denominar. Si bien es cierto que las cámaras telemétricas de enfoque manual se prestan más y mejor a trabajar con focales cortas en modo reportaje, nada impide usar un teleobjetivo corto o medio para retratos, paisajes selectivos o aislamiento de escenas u objetos. El principal inconveniente de las cámaras clásicas de Leica es que el marco para encuadrar con los teleobjetivos es muy pequeño, y muchos consideran el encuadre demasiado impreciso. Aunque yo nunca he tenido demasiados problemas al respecto. Con cámaras Leica modernas digitales, en las que se puede usar la visión electrónica para encuadrar además de la visión directa con telémetro, el problema desaparece.

Zeiss Biogon-C 35 mm f2,8

Tras el rollo de Kodak Pro Image 100 del que os hablaba recientemente, durante el mes de diciembre pasado cogí la Leica M6 y le puse un rollo de Kodak Ultra Max 400. Antes escribía Ultramax, porque así lo leía yo en la caja de la película; pero recientemente busqué las hoja técnica de la película en Kodak Alaris,  y oficialmente la denominan Ultra Max. Aunque me gusta más la Pro Image 100, lo cierto es que estábamos en diciembre, y llevábamos días en los que la luz se nos iba muy pronto y con afectación de nubes frecuentes. Así que decidí que tocaba llevar más reserva de sensibilidad. En este mes de enero me hice con la sensibilidad intermedia, la Kodak Gold 200,... que hace muchísimo que no usaba, suponiendo que sea la misma película que antes tenía esta denominación,... ya os contaré dentro de unas semanas.

Canon S 50 mm f1,8

En principio, mi idea era usar el rollo con objetivos de 35 y 50 mm de distancia focal. Pero no los titulares habituales que uso con la cámara, el Summicron 35 mm f2 ASPH o el Zeiss Planar 50 mm f2, sino los primeros que tuve para este sistema; el Zeiss Biogon-C 35 mm f2,8 y Canon S 50 mm f1,8. De estos, el Biogon-C siempre me ha gustado mucho. Quizá no sea tan nítido como el Summicron, pero realmente es más contrastado. Y algo más cálido en su rendimiento cromático, en mi humilde opinión. Pero al final, y aprovechando la reserva de sensibilidad que me ofrece una película ISO 400, en un atardecer en el que el río Ebro lucía una avenida considerable y la luz era muy agradable, a pesar del fuerte viento, salí a fotografiar con el Elmar-C 90 mm f4. Objetivo pensado para Leica CL, la original de los años 70, no el modelo digital actual, y que con frecuencia se advierte que, por alguna diferencia en las monturas con los objetivos habituales de las Leica M, podría haber alguna imprecisión en el enfoque. Nunca lo he percibido.

Leitz Elmar-C 90 mm f4

El Elmar-C 90 mm es un objetivo con un diseño muy sencillo. Cuatro lentes. Separadas, sin ninguna agrupación de dos o más lentes. Diseño de teleobjetivo. Si en algún lugar leéis que lo equiparan a un diseño Tessar... no es así. De echo, los Tessar son cuatro lentes en tres grupos, con dos de ellas agrupadas, y dos de las lentes son divergentes, frente a una sola del Elmar-C. Y también la posición del diafragma es distinta dentro de la fórmula óptica. El caso es que siendo tan sencillo, tiene un rendimiento bastante razonable. Seguro que no es tan nítido como otros más prestigiosos de la marca en esta distancia focal; pero normalmente pocos notarán la diferencia. Quizá donde más se note es que tiene menos contraste que otros.

Leitz Elmar-C 90 mm f4

Resumiendo la experiencia, que no es muy distinta a las que ya había tenido en ocasiones anteriores; es una combinación con la que me siento cómodo. Me pasa lo mismo que con la combinación de la Hasselblad 500CM con el Sonnar 150 mm f4. Para paisajes urbanos en los que un teleobjetivo corto va bien para captar detalles, seleccionar motivos despejando elementos que no aportan nada, y evitar el exceso de líneas convergentes en edificios tomando una cierta distancia, si es posible, va muy bien. Es cierto que con una película como la Kodak Ektar 100, que suelo usar en el equipo de medio formato mencionado, los resultados son más vistosos. Pero no me puedo quejar. Es recomendable. Lo pasé bien. A pesar del viento. Frío viento.

Leitz Elmar-C 90 mm f4

Ciertos paisajes urbanos en formato medio - Hasselblad 500CM + Distagon 50/4 C T* + Fujifilm Neopan 100 Acros II

No voy a perder mucho tiempo comentando este rollo de Fujifilm Neopan 100 Acros II, ligeramente caducada, en septiembre de 2021, lo cual tiene poca importancia al haber estado guardada en el frigorífico a 4 ºC desde que la recibí. Hice a finales del año pasado un pedido de esta película, mi preferida en ese ámbito de sensibilidad, entre ISO 80 y 125, tanto en 35 mm como en formato 120. Pero luego ha resultado que he usado menos de la que pensaba. Es cierto que tampoco lo hubierais visto, porque estaba destinada a retratos de personas de mi entorno que usualmente prefieren no aparecer en internet. De hecho, en los primeros días de diciembre de 2021 expuse cuatro rollos de Acros II, de los que hablaré de dos de ellos, con dos cámaras distintas de formato medio.

Este que os comento hoy, lo expuse en los días festivos del puente de la "Inmaculada Constitución". Y fue un día en que consideramos oportuno hacer una sesión de retrato, por la luz con la que amaneció, algo casi improvisado, con dos rollos de la misma película. Lo que pasa es que entre retrato y retrato en distintas localizaciones en la zona entre el parque de la Granja y el azud del río Ebro en Zaragoza. Llevé dos objetivos, el angular Carl Zeiss Distagon 50 mm f4 C T* para los paisajes urbanos, y el teleobjetivo corto Carl Zeiss Sonnar 150 mm f4 C T* para los retratos. Las fotos que vemos hoy son del objetivo angular. Por supuesto, estamos hablando de objetivos para la Hasselblad 500CM.

En cuanto a la película, tengo poco que decir en su forma de exponerla y revelarla. Hace ya un tiempo que tengo estandarizado el manejo de la Acros II, tanto en su revelado normal como en el revelado desatendido que es adecuado para controlar los contrastes. Expuesta a un índice de exposición 80, revelada en Kodak HC-110 dilución 1+119, durante 60 minutos con mínima agitación. Este tipo de revelado, llamado desatendido, me gusta para las películas de baja sensibilidad, para controlar los contrastes, por ser un revelado compensador. Digitalizada con la Panasonic Lumix G100. Si no fuera por la gran diferencia de precio, usaría siempre esta película y arrinconaría la Ilford FP4 Plus 125.

Poco más hay que decir. La gradación de tonos de la Acros II es estupenda para trabajar con ella. El grano es muy fino, indetectable prácticamente a partir de negativos de 56 x 56 mm, y con los objetivos Carl Zeiss, incluso si no son de las últimas generaciones de los fabricados para el sistema Hasselblad V, la nitidez está asegurada en todo el campo, a poco que seas cuidadoso al enfocar y cierres el objetivo un par de pasos sobre la apertura máxima. Sin querer decir que las aperturas mayores no sean perfectamente aprovechables. No hay mucho más que contar. Felices fiestas.

Problemas con los adaptadores M42 a Pentax K - Pentax MX con Fomapan 100 Classic

Siempre he tenido problemas de nitidez cuando uso los adaptadores de objetivos con montura de rosca M42 con las cámaras Pentax de bayoneta K. Y sin embargo, cuando se desarrolló esta última se hizo de forma que fuese posible usar con el aro adaptador correspondiente las ópticas Pentax Takumar con montura M42 con las nuevas cámaras con montura K que la marca japonesa empezó a fabricar a principios de los años 70. No tengo un adaptador original de la marca. Tengo dos adaptadores modernos, uno lo compré, el otro me lo dieron por no usar. La cuestión es que, independientemente de si los objetivos que usara fuesen el Takumar SMC 35 mm f2 de Pentax o cualquiera de los objetivos rusos o alemanes orientales que tengo, en ocasiones, las fotos realizadas usando estos objetivos y estos adaptadores no quedaban nítidos.

A estas alturas, quienes hayan leído las entradas de este blog durante el verano sabrán que he venido usando varias de estas ópticas fabricadas tras el telón de acero durante la guerra fría, con una diversidad de cámaras. Nunca he tenido problemas de nitidez, dentro de la calidad esperable con estos objetivos, con las cámaras de montura M42 o con las Canon EOS usando el adaptador. Así que decidí, para finalizar el verano, usar alguna de ellas con la Pentax MX. Para no arriesgar mucho coste, usé el rollo de película más barato que encontré, un Fomapan 100 Classic, le puse el Meyer Optik Görlitz Trioplan 50 mm f2,9 convenientemente adaptado con los aros correspondientes, y me fui a hacer fotos.

No tuve necesidad de revelar el rollo. Simplemente mirando por el visor réflex de la Pentax MX, que es bastante bueno, uno era consciente de que el objetivo no enfocaba a infinito. Sin problemas con las distancias cortas, pero con las lejanas y los paisajes, no se veía nítido. Como funcionan a diafragma cerrado con el adaptador, sí que podía observar que el problema era más grave cuanto mayor fuese la apertura usada. Pero en general, difícil encontrar un visión nítida a distancias largas de enfoque. Sólo expuse esa mañana algo así como la mitad del rollo. Y paré. Para no desperdiciar tontamente película. Y además... daba la impresión de que aumentaban los problemas de reflejos parásitos, incluso fotografiando con el sol a la espalda.

Llegando a casa me puse a pensar, llegando a una conclusión. Si los objetivos con otras cámaras, y la cámara con otros objetivos, enfocan siempre sin problemas a infinito... ¿el problema estará en el adaptador? Veamos los dos adaptadores.

Como se puede comprobar, uno de ellos tiene el aro más ancho que el otro. Cuando se monta sobre el objetivo, genera un aumento de la distancia entre la montura del objetivo y el plano de la película. Luego no puede enfocar a infinito. Y en todos estos años,... no me había dado cuenta. ¡Seré burro! Porque además es el que tendía a usar, cuando los usaba, hasta que me harté y compré el adaptador para la montura Canon EF, porque es más sencillo de montar y desmontar. El otro tiene su intríngulis, y hay que usar una pieza para desmontarlo, que hay que llevar consigo si se quieren alternar los objetivos M42 y los propios de bayoneta K. Un incordio. Pero quizá ese adaptador es el que hacía que de vez en cuando los objetivos con rosca M42 sí que enfocasen correctamente. Así que decidí probarlo. Con el Takumar 35 mm.

De entrada, estaba claro. En el visor de la cámara, usando este adaptador, la imagen se veía perfectamente nítida a todas las distancias de enfoque. Cierto es que también podría ser porque estaba usando distinto objetivo. Pero hice la prueba con una Pentax digital, para no gastar película, y efectivamente, el adaptador era el culpable. Así que termine el rollo con el adaptador difícil de usar y el Takumar... y todas las fotos salieron perfectamente nítidas. Misterio resuelto.

Con respecto a la película, se expuso a su sensibilidad nominal ISO 100, y se reveló durante 6 minutos a 20 ºC en Kodak HC-110 dilución B (1+31) que es la recomendada por el fabricante de la película para revelado en tanque pequeño. Aunque en ocasiones he usado la más corta para revelado en tanque rotatorio sin problemas. Bueno... quedaron bien. Digitalizados como de costumbre con una Panasonic digital y el Leica DG Macro-Elmarit 45/2,8 OIS ASPH. De todos modos, creo que seguiré usando estos objetivos con las EOS... porque son más sencillos de usar los adaptadores, y por la comodidad del modo con prioridad al diafragma. Aunque en la práctica, al usarlos a diafragma cerrado con la Pentax MX es como si los usases con prioridad al diafragma.

Blanco y negro con el pequeño Industar-50-2 - Canon EOS 650 e Ilford HP5 Plus 400

Nuevamente uno de los últimos y diversos rollos que expuse durante la segunda mitad del mes de agosto pensando en la #CrappyCommieCameraParty de la que os he estado hablando durante todo el verano, en la que he participado utilizando mis cámaras y objetivos fabricados en los países del antiguo bloque prosoviético durante la guerra fría. Siempre he sido más "de ópticas" que "de cámaras". Siempre me han interesado más los objetivos que los cuerpos de cámara, especialmente durante la época de la película tradicional. Los vidrios que atraviesa la luz antes de llegar a la superficie sensible influyen mucho más en la calidad final de la imagen que la cámara. Esta es importante por otras cosas. Lo segundo que influye en esta calidad es la superficie sensible, es decir, la calidad o características de la película o la calidad o características del sensor digital.

La óptica que me interesó en esta ocasión fue el minúsculo objetivo soviético Industar-50-2 50 mm f3,5. Con una fórmula óptica de cuatro lentes en tres grupos, no deja de ser una copia más de los Tessar de Carl Zeiss. Creo que originalmente se fabricó para montura de rosca de 39 mm, compatible con la de las telemétricas Leica originales, antes de la serie M. De hecho, tengo un Industar 50 mm f3,5 para esta montura. Aunque necesitaría de un engrasado y limpieza para que su mecánica funcionara correctamente. Pero luego se fabricó también para cámaras réflex, Zenit, primero con montura de rosca 39 mm, pero con mayor distancia de brida [distancia entre el plano de la montura y el plano de la película] que los fabricados para las telemétricas, por lo que no son compatibles, por no enfocar a infinito en uno de los dos sistemas, y luego con la popular montura de rosca de 42 mm. Uno de estos es el que he usado en esta ocasión.

Poco después de hacerme con este diminuto objetivo, que compré en una feria de coleccionismo por cuatro perras con una Zenit E conmemorativa de los Juegos Olímpicos de Moscú de 1980, baratísimo todo aunque la cámara dejó de funcionar después de tres rollos, encontré una oferta en la que vendían seis filtros dedicados para este objetivo, con una rosca de filtro de 35,5 mm, son diminutos, que también son compatibles con el Meyer-Optik Görlitz Trioplan 50 mm f2,9. Entre ellos hay un par de lentes de aproximación, un filtro de densidad neutra que resta dos valores de exposición, un filtro naranja que todavía tengo que estudiar si es para corregir contraste o para usar película calibrada para luz de tungsteno a la luz del día (está marcado de una forma, pero tiene aspecto de la otra), y dos filtros amarillos de distinta intensidad, uno resta un valor de exposición a la luz que llega a la película, y el otro resta dos valores de exposición.

Como ya he comentado en más de una ocasión, estos objetivos con montura M42 son más agradables de usar con una Canon EOS con el adaptador de montura correspondiente, que con las cámaras originales para los que se construyeron. Me refiero a las cámaras de la Alemania oriental o de la Unión Soviética, que solían tener ergonomías "dudosas" y controles de calidad en su fabricación más dudosos todavía. Tampoco van mal con otras monturas, como con mi Pentax K, también con el adaptador correspondiente. Aunque las EOS son más cómodas; en modo automático de prioridad a la apertura consigues un gran agilidad, visión permanente en el visor de la profundidad de campo y buena precisión en la exposición. En esta ocasión he usado la Canon EOS 650, que es la más ligera de las Canon EOS que uso.

He usado el filtro amarillo x4, es decir, el que resta dos valores de exposición a la luz que llega a la película, el más denso, con el fin de mejorar el contraste sobre película en blanco y negro. En esta ocasión, el material sensible utilizado ha sido un rollo de Ilford HP5 Plus 400, creo que el último que me quedaba en el frigorífico en formato 135. Con la pérdida de dos valores de exposición por el filtro, en caso de usar un fotómetro externo hay que ajustarlo a un índice de exposición de 100 en lugar de a la sensibilidad nominal, ISO 400. Pero como he usado el fotómetro incorporado en la EOS 650, he dejado el ajuste automático a ISO 400 por la codificación DX del carrete, y medido la exposición con el filtro incorporado. No supone ningún problema.

Revelada la película en Kodak HC-110, dilución B, 5 minutos a 20 ºC, como de costumbre, he obtenido unos negativos bien expuestos y bastante contrastados, especialmente dadas las condiciones de luz del verano, aunque he evitado usarla en días de luz excesivamente intensa y contrastada. Digitalizada con la Panasonic Lumix G100 y el Leica DG Macro-Elmarit 45 mm f2,8 ASPH OIS, he obtenido unos archivos de 20 megapíxeles, un poco menos, por no ser los formatos del sensor y de la película homotéticos, a los que he ajustado el punto negro, el punto medio y el punto blanco sin problemas, con un grano más contenido que en otras ocasiones, me parece a mí. Por lo demás, las fotos han quedado correctas en una diversidad de situaciones. Cámara, película, revelador y equipo para digitalizar los negativos son totalmente fiables. El único elemento que podía condiciona el resultado ha sido el pequeño Industar, que con tal de que no lo apuntes hacia una fuente de luz muy intensa, a poco que cierres el diafragma un par de pasos o más, ya va bien, también.

Último rollo de Lomography Color Negative 400 del verano - Praktica MTL5 con Tessar 50/2,8

Para la #CrappyCommieCameraParty de la que os he estado hablando durante todo el verano, en la que he participada utilizando mis cámaras y objetivos fabricados en los países del antiguo bloque prosoviético durante la guerra fría, compré ha principio de la estación tres rollos de película Lomography Color Negative 400. Con el que os presento hoy, he llegado al tercero de los tres que venían en el envase conjunto que adquirí en un comercio local de Zaragoza. Hace unos días ya os comenté los resultados del que expuse con el Mir-1 37/2,8 adaptado a una Canon EOS. Y lo que tengo que comentar hoy no es más que más de lo mismo, de alguna forma.

En esta ocasión utilicé un equipo fabricado en Dresde y Jena, antigua República Democrática de Alemania. La cámara, la Praktica MTL5, fue fabricada en Dresde por Pentacon, mientras que el objetivo, Carl Zeiss Jena Tessar 50/2,8, fue fabricado por Carl Zeiss Jena en esta última ciudad. Hay que decir que el objetivo que tengo yo se fabricó para el mercado de los países satélites de la Unión Soviética, ya que la marca registrada "Tessar" era propiedad de Carl Zeiss Oberkochen, en la República Federal de Alemania. Y este objetivo se vendía fuera del bloque prosoviético como Jena T 50/2,8.

Las Praktica con montura de rosca M42, de 42 mm de diámetro, son muy apreciadas por muchos fotógrafos veteranos, aficionados o profesionales, porque por su ajustado precio fueron la cámara de entrada a la fotografía para muchos de ellos. La MTL5, que funciona con una razonable fiabilidad, resulta sin embargo tosca y con una ergonomía "discutible", como me gusta decir para no ofender a esos colegas que sienten cariño por estos trastos. Es puramente mecánica, sólo precisa una pila para alimentar el fotómetro incorporado. Pero como está preparada para un pila de mercurio, prohibidas por su toxicidad e impacto ambienta, de las que hay que buscar alternativas diversas, pero no siempre inmediatas, la uso sin ella y con un fotómetro externo de mano, generalmente el Gossen Digisix, o exponiendo por estimación bajo la regla "soleado f16".

El objetivo, como tantos de su época, que son los años 50, aunque se estuviese vendiendo varias décadas, tal vez con alguna actualización en los vidrios ópticos utilizados (o tal vez no, nada puede asegurarse de la fabricación al otro lado del telón de acero), tiene unas prestaciones honorables y adecuadas cuando se diafragma a unas aperturas entre f5,6 y f11. Pero es utilizable en todo el intervalo de aperturas, con una gran ventaja. Su distancia mínima de enfoque, entre 30 y 35 cm, es muy favorable para la fotografía de aproximación, con una escala de reproducción 1:4 frente al 1:7 - 1:10 de la mayor parte de los 50 - 55 -58 mm de la época. Tiene un confortable diámetro de filtro de 49 mm, lo que me permite ponerle una lente de aproximación de buena calidad de 3,33 dioptrías, que me permite rozar la escala de reproducción 1:2. En realidad es más cómodo de usar adaptado a una Pentax K o a una Canon EOS que sobre la montura nativa de la Praktica.

En cuanto a la película, la Lomography Color Negative 400, cabe decir lo que ya comenté en la entrada anterior. Es una película ISO 400 que tiene un aspecto más parecido a algunas películas de principios de los años 90 que a las modernas todo terreno actuales de la misma sensibilidad. Grano muy aparente, aunque tiene unos colores bien definidos y saturados, sin pasarse, con cierta predominancia cálida en mi muy subjetiva, y posiblemente sesgada, apreciación. En The Big Film Database no están seguros de quien la fabrica, pero sospechan de que sea una antigua emulsión de Kodak, que sería coherente con esos tonos cálidos, fabricada o terminada en China, con el embalaje de Lomography, que no fabrica las películas que vende bajo su marca.

El caso es que no es precisamente mi película favorita de las que vende Lomography bajo su marca. Prefiero la Lomography Color Negative 800, especialmente en formato 120 para cámaras de formato medio. Pero en este verano me he dado cuenta de que abrazando sus características, puedo convivir con ella y disfrutarla. Existe una tendencia actual, debido al uso de la Kodak Portra 400 por los profesionales del retrato y el reportaje social (BBC = Bodas, bautizos y comuniones), a sobreexponer las películas negativas en color, con lo cual se puede obtener un grano más fino y unos colores menos saturados, adecuado al retrato. Pero cada vez estoy más convencido de que esto no funciona igual de bien con todas las emulsiones.

Después de la experiencia de este verano, prefiero exponer esta Lomography Color Negative 400 a su sensibilidad nominal, asumir que va a tener un grano evidente, propio de su sensibilidad y de que no es un producto innovador y puntero, y obtener unos colores más saturados, que tampoco es que lo sean de forma exagerada, unas sombras más profundas, y un aspecto general más llamativo, pero que no es desagradable ni mucho menos, que sobreexponerla para obtener un grano menor, pero produciendo un aspecto más anodino, cono unas sombras desvaídas. Lo que no se debe hacer es digitalizarla levantando las sombras a toda costa, porque entonces si que aparecen desviaciones del color feas, y un grano horrible. 

Asumamos la película con sus características y disfrutémosla si llega a nuestras manos. Eso sí... como casi todos los productos Lomography, tiene un precio excesivo para la calidad que ofrece. Y por ello, lo normal es que yo siga fiel a las películas de Kodak Ultramax 400, mi preferida en estos momentos para un uso general, o la Fujifilm Superia X-Tra 400, que tampoco está mal. Y si quiero gastarme más dinero, que está muy cara, pero puede merecer según lo que quiera hacer, la líder en calidad en esta sensibilidad, la Kodak Portra 400.