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Canon y su sistema EOS - Canon EOS 5D Mark II

En las últimas semanas he ido repasando mi relación con el sistema CANON EOS de cámara réflex monoculares, desde la primera que adquirí en 1993 hasta mi complicada transición a la tecnología digital. Complicada más por los líos mentales que uno se monta en su propia cabeza que por otra cosa. Porque lo que sí que aprendí con claridad en este proceso es que prácticamente cualquier cámara réflex en los últimos 10 años ha sido capaz de sacar fotografías de buena calidad. La calidad de la fotografía es función más de la capacidad del fotógrafo que de la cámara.

Es cierto que lo que ha mejorado mucho en los últimos diez años ha sido la capacidad de las cámara de sacar fotografías en condiciones de luz escasa impensables hace tiempo, y que con resoluciones espaciales cada vez mayores, los famosos megapíxeles, cada vez podemos obtener ampliaciones más grandes. Pero seamos sinceros, ¿cuántas veces al año solicitamos una copia en tamaño DIN-A2 o similar? Esto es un tamaño de unos 40 x 60 cm, para lo cual teóricamente según los puristas hacen falta 24 a 30 megapíxeles. Si bien es cierto que este tipo de copias, al contemplarse desde distancias más alejadas que otras más pequeñas, se pueden obtener sin problemas con cámara de 15 a 18 megapíxeles. Sí, sí,... es así... que nadie os engañe. De las gentes que he conocido que han adquirido una cámara de 36 megapíxeles... pocas se han dedicado a hacer copias de 60 x 90 cm.

Durante la década del 2000 al 2010, fui comprando objetivos EF de Canon de segunda mano en buen estado. De estos tres, los dos teleobjetivos, el 85/1,8 y el 200/2,8L, son ópticas excelentes. El gran angular, el 28/1,8, se consideraba muy buen objetivo para cámara de película. En las digitales, ha recibido más críticas por su rendimiento en las esquinas. Pero su elevada luminosidad lo hace muy interesante.

En cualquier caso, la sensación general es que realmente la CANON EOS 40D me daba bastante juego. Salvo por las siguientes circunstancias:

Y finalmente, una cuestión. En un momento dado, las cosas me iban bien económicamente y estaba deprimido por otras causas. Así que decidí que quería tener un EOS "de verdad", que me durase años, hasta que se estropee, con la que aprovechar el parque de ópticas de la marca, y que diese una gran calidad de imagen, por si decidía aprovecharla para algún proyecto que la necesitase. Y me compré la CANON EOS 5D MARK II. Que mira tú que le podría haber puesto un nombre más corto.

El cuerpo de la EOS 5D Mark II con el EF 50/1,4 USM. Sí, con el nuevo cuerpo, también actualicé el 50 mm. El 1,8 va muy bien, pero no tiene la construcción ni las posibilidades de corrección de enfoque del 1,4 con motor ultrasónico. A cada cual, lo suyo.

Realmente, con los objetivos que ya os he presentado en los anteriores artículos, más estos tres, ya tenía suficiente para tirar durante mucho, mucho tiempo. No obstante, aun he adquirido dos ópticas más en los dos últimos tiempos.

La primera fue el "pancake" EF 40/2,8 STM. Criticado por muchos por su limitada luminosidad, lo cierto es que no abulta nada por lo que es ideal para pasaer con él, es el segundo objetivo más barato del "establo" de CANON, tiene buena calidad de imagen, y yo siempre he tenido cierta debilidad por la focal de 40 mm desde que la probé. Va muy bien. De verdad.

Apenas sobresale el 40 mm del cuerpo de la 5D Mark II, como podéis ver, por lo que no es muy pesado para pasear con este equipo.

La segunda vino de la comprobación de un hecho. La focal de 28 mm, que es la que tengo en mis equipo (esa focal o equivalentes según el formato), se me está quedando demasiado larga. Especialmente si llevo un estándar de 40 mm, me parece una focal muy próxima. Después de probar con algún zoom, que no me convenció en general pero me sirvió para decidir cual era la focal que me apetecía más, decidí que algo entre los 19 y 22 mm estaría bien. Pero las ópticas de esta gama de focales, fijas y de buena calidad son carísimas. Y puestos a hacer sacrificios en calidad, para qué gastar en exceso. El caso es que la solución me vino a través del viejo ZUIKO 21/3,5 de OLYMPUS, con una montura adaptada a la EF de CANON. Se pierden algunos automatismos. Pero dada la profundidad de campo que suele haber con estas focales, el tamaño compacto y manejable, y que no se pierde la medición de la luz con esta combinación, la solución, por poco más de 200 euros es de lo más conveniente.

Luego vino la sorpresa. El rendimiento es más que bueno. Salvo con el sol de frente, momento en el que aumenta mucho el riesgo de luces parásitas, la nitidez es aceptable y el contraste muy bueno. Y es ligero y agradable de llevar. Es de lo que más uso en estos momentos con esta cámara.

Resulta raro, pero no feo el Zuiko 21/3,5 con la EOS 5D Mark II. Aunque el cuerpo es enorme comparado con los compactos OMs a los que iba destinado este objetivo.

Dicho todo lo anterior, sólo me queda poner algunas muestras de fotografías tomadas con los anteriores objetivos. En situaciones muy diversas, y según las circunstancias.

El 28/1,8 entre los materiales preservados en Casetas por la Asociación Zaragozana de Amigos del Ferrocarril y del Tranvía (AZAFT).
Apetece utilizar el 50/1,4 con el diafragma abierto... aunque está bien a cualquier apertura que lo usemos.
El retrato con escasa luz ambiental es el dominio del 85/1,8, desde luego.
No pocos rechazan el 40/2,8 "pancake" por su escasa luminosidad y por no estar estabilizado; pero en la escasa iluminación de la iglesia de San Pablo durante uno de los paseos fotográficos organizados por Fotógraf@s en Zaragoza me prestó buen servicio.
El 200/2,8L, de los prestigiosos EF con el aro rojo, es una óptica superior. La lástima es que no es una de mis ópticas preferidas de usar; aunque viene bien para comprimir planos al fotografiar ferrocarriles.
Definitivamente, el Zuiko 21/3,5 es muy divertido de usar, y excelente para paisajes, como en una tarde tormentosa en las saladas de Bujaraloz.

Canon y su sistema EOS - mi compleja transición a las réflex digitales

Mis primeros pasos en el mundo de la fotografía digital fueron de la mano de algún que otro escáner de diapositivas y negativos. Que daban una calidad regular. O a lo peor es que yo no sabía sacarles el partido adecuado. En cualquier caso, tras estos, fueron las cámaras compactas digitales las primeras con las que yo aprendí a manejarme en esta nueva forma de hacer fotografías. Más sobre esto en otra ocasión. En lo que se refería a las réflex digitales... mirábamos ese mundo con atención y sorpresa. La vida media de un modelo apenas llegaba al año y medio, eran carísimos y eran sustituidas por otras cámaras que suponían un salto cualitativo y cuantitativo tremendo.

Veamos lo que pasaba. Después de varias pruebas con distintos captores y modelos, en octubre de 2000, salía al mercado la CANON EOS D30, una cámara con un cuerpo de bastante buena calidad, con un captor de imagen de poco más de 3 megapíxeles (MP), de tamaño APS-C. Sí sólo 3 MP. Y costaba prácticamente 3.000 euros. Y sólo año y medio, sacaba al mercado una EOS D60, que duplicaba la resolución espacial, 6 MP, por un precio similar, y también con un cuerpo de alto nivel. Invertir ese dinero en algo así, sabiendo que podía quedar demodé en un abrir y cerrar de ojos. Así que muchos nos dedicamos a observar y esperar. Eso sí, hablaban maravillas de aquel aparato... incluso algunos lo comparaban al formato medio de película... en serio...

El caso es que a finales de 2005 se me ofreció la oportunidad de adquirir un cuerpo EOS D60, por la décima parte de su valor de compra. Estaba en muy buen estado exterior, aunque se me advirtió que se habían disparado bastantes fotos con él. Es decir, su obturador podía tener las horas contadas. Era un riesgo, que corrí. El aparato.

Canon EOS D60 con el 28/1,8 de Sigma que no funciona por problemas de firmware con ningún modelo posterior de réflex digital de Canon

Voy a ser muy claro. Aunque con esa modesta resolución espacial, aunque no pasaba de forma efectiva de los 800 ISO, aunque ya empezaba a mostrar signos de obsolescencia, es uno de los aparatos con los que más he disfrutado haciendo fotografías. En serio. Me acompañó a varios viajes, e hice fotos que con un cuidados procesado, a partir del archivo raw, se convirtieron en dignas ampliaciones de 60 x 40 cm. Y todo era felicidad, hasta que la cámara entregó su alma, es decir el obturador, un día de principios de julio de 2007 en HELSINKI. Teniendo en cuenta lo que me había costado y las fotos que hice con ella, es una de las compras digitales más eficientes que he hecho.

Os dejo algunas muestras de fotografías hechas con ella.

El castillo de Loarre al atardecer
Ferrocarriles de vapor en el norte de País de Gales
Navegando entre las islas Borromeas en el Lago Mayor - En este viaje por Italia se me estropeo el 28-135/3,5-5,6 IS USM que quedó parado hasta hace unos meses que lo arreglé
En una escapada a Madrid (aquí la estación de Puerta de Atocha) compré un EF 24-105/4L IS USM para compensar el objetivo estropeado - aun con el coste del AVE ahorre 100 euros respecto a lo que me cobraban en Zaragoza
Fotografía tomada en la isla de Suomenlinna en Helsinki minutos antes de que la EOS D60 dejase de hacer fotos

La pérdida de la EOS D60, una cámara con la que había hecho tan buena amistad, me dejó algo contrariado. Pero todavía en aquel momento, en el verano de 2007, no me parecía que el entorno de las réflex digitales hubiera alcanzado su madurez, y que la dinámica de renovaciones frecuentes y avances importantes iba a continuar. Gastar una cantidad importante de dinero seguía sin parecerme una estrategia correcta, así que volví a recurrir al mercado de segunda mano, y me hice por un precio similar a la anterior con una EOS 10D, que básicamente era una segunda versión de la D60 con algunas mejoras, pero simplemente una evolución.

La Canon EOS 10D con el EF 24-105/4L IS USM - una buena pareja a la que sólo le faltaba que las focales del objetivo se comportasen como se habían pensado y no con el factor de recorte del captor APS-C

La cámara funcionaba igual de bien o mejor que la EOS D60, si bien es cierto que ahora sí que presentaba una mayor diferencia con algunas cámaras de la gama que habían aparecido con posterioridad, con mayor resolución espacial y otras mejoras. Pero tras analizar un poco mis necesidades y mi forma de procesar las fotografías, había tomado una decisión. Una cámara comprada nueva, pensada como inversión a un plazo amplio, tendría que tener un mínimo de 10 MP, y eso no existía todavía. Y pensaba que aún tendría margen para disfrutar de la "económica" 10D antes de que se presentara la oportunidad de esa hipotética compra de una cámara nuevecita.

Así que fui utilizándola con frecuencia, aunque nunca llegué a usarla en ningún viaje o proyecto importante como veréis a continuación.

Un mimo en la feria Sonimagfoto de Barcelona en octubre de 2007

Sin embargo, en algún momento compré "una cámara de más". No sé si es que tendría que haber esperado un tiempo hasta que saliera la cámara ideal, o si unos meses cuando salió al mercado la cámara de 10 MP, la EOS 40D tendría que haber esperado. Haber amortizado algo más la compra de la anterior y cuando fuera, haber comprado lo que fuese que estuviese en el mercado... un mercado que iba a evolucionar mucho más de lo que yo pensaba. Y es que, en aquellos tiempos, procuraba mantenerme informado, pero era muy difícil saber qué compra era la más adecuada y cuando. Las réflex digitales todavía me intimidaban por la evolución tecnológica. Lo cual quiere decir que no aprendí nada de la D60. Siendo una cámara totalmente desfasada cuando la compré, la disfruté mucho. Luego eso quiere decir que era tontería preocuparse por estar actualizado. No obstante, en la primavera de 2008, compré por primera vez nueva y no de segunda mano una cámara réflex digital, la Canon EOS 40D.

Canon EOS 40D con un objetivo Tamron 17-50/2,8 que llegué a usar muy poco por motivos que explicaré a contiuación

Una cuestión estaba clara en aquel momento, y lo sigue estando hoy en día. A partir de cierto instante, y comparado con el mundo de la fotografía con película tradicional, la calidad y la versatilidad de la fotografía digital era notable. Y se podía decir que ya no había cámara mala. Y ciertamente, la 40D no lo era. También me acompañó a varios viajes y en otros proyectos. Pero algunas cosas estaban cambiando. En mí. Y dos de ellas sellaron el destino de esta cámara bastante más que decente para su época, y que incluso hoy en día es capaz de ofrecer buenos resultados.

La primera fue que me empezaba a cansar de acarrear tanto peso en mis viajes. Las cámaras réflex digitales son más masivas y voluminosas que sus equivalentes de película tradicional para un formato dado. No hay cámaras de formato 24x36 mm del tamaño de la PENTAX MX de la que ya os he hablado. Ni por casualidad. Y si llevas mucho peso y talabartes, acabas cansado y haces menos fotos y peores. Lo he comprobado.

La segunda es que me cansé de utilizar sistemáticamente objetivos de focal variable, los populares zoom. Poco a poco he ido comprobando que me salen mejores fotografías con un objetivo de focal fija simplemente, estrujándome el coco para sacarle partido, que los zooms más versátiles.

Ya habréis podido comprobar en mi artículo dedicado a mi equipo de viaje que ya no voy por el mundo con un equipo basado en las CANON EOS como hasta hace unos años. Una escapada a PORTUGAL en el 2009, fue la última vez que lo hice. Pero hay otros factores que han influido en mi forma de utilizar este sistema. Eso lo explicaré en una última entrega de esta serie sobre CANON y sus sistema EOS. De momento os dejo con fotografías tomadas con la 40D por esos mundos.

Campo de concentración de Auschwitz-Birkenau
Clásica ropa tendida en las calles de Nápoles
En la iglesia bizantina de Santa Maria in Cosmedin en Roma se puede comprobar la versatilidad de las focales fijas luminosas
Es cierto que los objetivos de focal variable vienen bien cuando hay acción como cuando seguimos al rally de coches clásicos a San Juan de la Peña
Los Jeronimos de Lisboa también es un ejemplo de cómo las ópticas fijas son ideales para condiciones de luz escasa y para gestionar mejor la profundidad de campo
Pero en esta fotografía reciente podemos comprobar como la "vieja" EOS 40D puede seguir dando excelentes servicios

Canon y su sistema EOS - mi primera EOS, la EOS 100, y sus complementos

Como ya conté en su momento, mi primera cámara réflex, mi primer acercamiento serio a la fotografía fue a través de una cámara PENTAX. Si leéis aquel artículo, nunca abandoné aquel sistema del todo, pero en 1993 dejó de ser mi cámara principal. La PENTAX P30N era una entrada de sistema que, aunque simpática, me producía ciertas frustraciones que ahora no voy a detallar. Era el momento de cambiar de cámara principal. La primera elección era, claro está, una PENTAX más moderna, de enfoque automático, y con posibilidades de expansión. Había un modelo que cumplía estas características, la PENTAX Z-1, que entraba en mi presupuesto, y que no estaba mal. Pero en aquel momento ya se percibía que la marca estaba en retroceso. No tenía el aura de marca desenfadada y atrevida de tiempo atrás que le había ganado sus adeptos. Era el momento en que se percibía claramente que estábamos entrando el duopolio entre CANON y NIKON. Sí, había otras opciones, pero estas eran las que garantizaban un sistema más amplio, con mayores posibilidades de crecimiento y más estables a medio y largo plazo. El tiempo ha demostrado que era así. Algunas marcas de entonces permanecen, pero los sistemas que ofrecía en aquellos momentos dejaron de ser compatibles con los que ofrecen hoy en día. Y particularmente, aunque NIKON había sido tradicionalmente la niña mimada de los profesionales y los expertos, la marca claramente innovadora y que poco a poco le comería el terreno a la anterior era CANON. No pasarían muchos años para que, por ejemplo, los teleobjetivos blancos de la serie L dominaran el paisaje de los fotorreporteros, especialmente en los deportes, en naturaleza y en otros campos.

En estas estábamos cuando efectivamente en la comparación entre lo que ofrecían CANON y NIKON en la gama de precios en la que yo me había fijado, en la primavera de 1993, la CANON EOS 100, que podéis ver a continuación con un objetivo EF 50/1,8 de primera generación, fuera la elegida para acompañarme durante una década en todo tipo de aventuras.

En aquellos momentos, CANON tenía una gama muy coherente. Más que la del resto de las cámaras. Tras unos años en los que con la novedad de la montura EF (electrofocus) había revolucionado su catálogo, con no poca polémica por la sensación de abandono que tuvieron los poseedores de cámaras y objetivos con montura FD, y en los que fue ensayando con diversas cámaras que ofrecían novedades y soluciones diversas, pero no una gama coherente. Esta llegó. La EOS 1 como profesional, la EOS 10 como "semipro" o para el aficionado avanzado, la EOS 100 para el aficionado entusiasta, y la EOS 1000 para la entrada económica en la gama. Respaldadas por un parque de objetivos envidiables, en gamas económicas, intermedias con motorización ultrasónica y silenciosa, y de alto nivel, la serie L, con vidrios especiales con tierras raras.

Eso sí, todas ellas tenían un aire de familia innegable. Si aprendías a manejar una, enseguida aprendías con las otras, aunque los modelos más avanzados tenían numerosas opciones de configuración e innovaciones diversas. La de la EOS 100 era que prometían el funcionamiento más discreto y silencioso del momento para una cámara electrónica.

A continuación vemos una vista de la parte trasera y superior de la cámara, que no resultarán ajenas a quienes posean cámaras EOS incluso de las modernas series digitales, ya que el esquema general de su ergonomía se asentó entonces. Hoy en dia, CANON es un marca más bien conservadora, frente a los atrevimientos de hace 20 a 25 años.

Las cámara en aquel momento ya se vendían con un objetivo zoom en kit. El que venía con la cámara era un modelo que nos estaba mal, un EF 28-80/3,5-5,6 USM, que curiosamente en evoluciones posteriores perdió calidad y capacidades. En aquel momento se asentaba en la gama intermedia de objetivos EF, mientras que los modelos posteriores quedaban relegados a la gama económica.

No lo conservo. Lo complementé con un telezoom EF 70-210/3,5-4,5, un objetivo que no estaba nada mal, también de la gama intermedia, que ya no existe, y que era entre dos tercios y medio punto más luminoso que sus sucesores de gamas de focal similares. Aquella pareja de objetivo me acompañó a varios viajes, hasta que cmbié el 28-80 por el EF 28-135/3,5-5,6 USM IS. El primer objetivo de CANON en llevar un sistema de estabilización óptica incorporado. Como la distancia entre la focal de 135 y la de 210 no es muy extrema, en la práctica en mis viajes este objetivo supuso que el telezoom se quedar en casa también casi siempre.

A continuación, la cámara con la pareja de objetivos de focal variable. En aquellos momentos, yo seguía por completo la corriente general de usar este tipo de objetivos.

También muy pronto complementé los objetivos zoom con una pieza obligatoria en el equipamiento de un aficionado con equipo de CANON; el "nifty fify". El EF 50/1,8 es un objetivo con una construcción de gama económica, pero con una óptica de excelente calidad. Por lo tanto, su precio razonable hace de él una pieza que conviene tener, salvo que vayas a por los 50 de gama intermedia o de la serie L.  Yo tuve dos de la segunda versión del 50/1,8, pero ambos perecieron de forma similar. Un golpe frontal producía la rotura de los anclajes del grupo óptico, irreparable a un precio razonable. Así que acabé buscando uno de la primera versión, con ventana con distancias de enfoque, montura de metal en lugar de plástico y mejores acabados. Ópticamente igual. Todavía lo tengo y va bien. Como veis, ha sido una tónica en la marca el recortar costes en sus productos, por lo que en muchas ocasiones las primeras versiones de sus productos son más deseables que las posteriores.

Me hice también con un Sigma 28/1,8, el único objetivo de esta marca que he tenido que me ha merecido la pena, aunque no es compatible con los modelos digitales. Estos objetivos acompañaban en los viajes a los zoom para los momentos de escasa luminosidad, o eran utilizados en proyectos concretos fuera de los viajes.

Como mi capacidad económica era limitada, me hice también con un Cosina 100/3,5 MC Macro, un objetivo macro de construcción muy barata, de concepción muy tradicional, que alcanzaba una escala de reproducción 1:2 por sí mismo, y 1:1 con una lente de aproximación complementaria. Era muy barato, pero sus resultados eran razonables, lo que le daba una relación calidad precio muy razonable. También lo conservo todavía.

A continuación vemos la cámara con su trío de focales fijas adquiridas en los años 90.

Como digo, esta cámara era adecuada para constituir un sistema, y había más accesorios, que todavía me son útiles. No falta el flash, un SPEEDLITE 420EX, suficiente para las contadas ocasiones en que tiro de este complemento. Y tampoco unos tubos de extensión de KENKO, que se podían acoplar tanto al objetivo macro como al 50 mm, por lo que este objetivo con estos tubos en el bolsillo era el objetivo de elección para paseos por la naturaleza, si acaso acompañado también del 28/1,8 para paisajes. Los zoom para los viajes.

Poner ejemplo de fotografías tomadas con esta cámara... pues es difícil escoger, porque tengo cientos o miles de diapositivas y negativos tomados con ella. Escogeré algunas de algunos viajes de los que hice en los últimos tiempos algún libro de fotografías de viaje, y con alguno de los últimos carretes que expuse con ella no hace mucho. Espero que os gusten.

En el casco viejo de Coimbra, entre los pisos de estudiantes, viaje a Portugal en agosto de 1994.
Paseo por el Tajo junto al castillo de Almourol, viaje a Portugal en agosto de 1994.
Playas de Nazaré, viaje a Portugal en agosto de 1994.
Monumentos megalíticos, viaje a Menorca en septiembre de 2000.
Ocaso en el puerto de Ciudadela, viaje a Menorca en septiembre de 2000.
Puesta de sol desde Cala en Porter mirando a la isla de Mallorca, viaje a Menorca en septiembre de 2000.
Fotografía reciente con negativo Kodak Portra 400 a orillas del Canal Imperial de Aragón, cerca de Casablanca.
Callejeando los alrededores del Cabezo Cortado de Zaragoza, con película negativa Kodak Portra 400.

Finalmente, una Hasselblad 500C/M

Hace unos meses os conté mis experiencias con una HASSELBLAD 503CX, cámara de formato medio que me dejaron para ver qué tal me sentía y me desenvolvía con ella. Era un préstamo con opción a compra. El aparato estaba en estupendas condiciones. El precio, aunque dentro de mis posibilidades, era respetable dado su buen estado tanto de funcionamiento como cosmético. Como había confianza y no había compromisos, estuve investigando un poco "el mercado", y llegué a la conclusión de que con un poco de paciencia e investigación podría hacerme con un equipo HASSELBLAD para formato medio que fuera divertido, que funcionara bien, y que tuviese un precio más ajustado. Aunque tuviese que sacrificar el aspecto cosmético aunque nunca el funcionamiento. Al final, desde ayer, dispongo de un equipo funcional completo. Sobre la base de una HASSELBLAD 500C/M, aparato más antiguo que la 503CX, pero esencialmente idéntico en funcionamiento.

El equipo con el que ayer estuve haciendo mis primeras fotografías, que todavía no tengo reveladas queda como sigue.

No voy a explicar todas las características del equipo. Esencialmente son las mismas que describía en el artículo cuyo enlace podéis encontrar al principio de este. Sólo voy a mencionar las diferencias.

En primer lugar decir que compré por un lado el cuerpo con el visor de cintura. El precio era el habitual para estos chismes, pero venía de regalo con un respaldo para película de tipo A16S en lugar del habitual A12. Con este último lo normal es que saliese algo más caro. Luego, conseguí un respaldo A12 por un cantidad muy ajustada. El conjunto me salió más barato de lo que el cuerpo con el respaldo suele costar habitualmente dado el buen estado de este.

El respaldo A12 es el más normal para estas cámaras, y permite obtener un total de 12 exposiciones en formato cuadrado con un tamaño de aproximadamente 56 x 56 mm sobre un carrete de película de tipo 120. El A16S usa el mismo tipo de película, pero puedes obtener hasta 16 exposiciones, en formato cuadrado también, de aproximadamente 41 x 41 mm. Fotogramas más pequeño, pero más exposiciones. La S del modelo A16S viene de "square" (cuadrado), ya que existe un modelo A16, con el mismo número de exposiciones, pero de formato rectangular en tamaño aproximado de 41 x 56 mm. Veamos la diferencia de tamaño de los fotogramas de ambos respaldos, y las diferencias en los mismos para diferenciar los modelos.

Como podréis ver en las fotografías, el respaldo A12 muestra más signos de uso que el A16S. Curiosamente, es el A12, que adquirí aparte, el que hace juego con el cuerpo de la cámara. Ambos negros en su conjunto, mientras que el A16S que venía con el cuerpo es negro y cromado. Ya digo; si no te preocupas demasiado por los detalles cosméticos, acabas encontrando soluciones más económicas.

La cuestión más peliaguda venía a continuación. Sin un objetivo al menos, la cámara no sirve de nada. Me ofrecían de regalo un PLANAR 80/2,8 CF T*, objetivo estándar del sistema, similar al que os mostré hace unos meses, pero estropeado. Lo he llevado a un mecánico, y me lo arregla. Si queda bien, que espero que sí, me habrá costado menos de la mitad de lo que suelen costar estas ópticas. Pero también encontré la posibilidad de adquirir un objetivo que me pareció que tenía un coste razonable, y así lo hice.

Se trata de un DISTAGON 50/4 C T*. De color plateado. Un objetivo de transición.

Vamos a analizar las características de esta óptica. En primer lugar, es un DISTAGON; en la jerga de CARL ZEISS esta denominación se suele aplicar a los objetivos grandes angulares con diseño de tipo retrofoco o teleobjetivo invertido. Si fuese de diseño simétrico o casi simétrico sería un BIOGON, pero dado que tiene que salvar la distancia necesaria para el movimiento del gran espejo del sistema réflex de la cámara, este último diseño no es práctico.

Una focal de 50 mm implica que, usando el respaldo A12, el ángulo de visión del objetivo en su diagonal es similar al de un 28 mm en el formato pequeño para negativos de 24 x 36 mm. Pero en realidad, al estar hablando de un formato cuadrado, el ángulo de visión horizontal es equivalente a una focal algo mayor, y el vertical al de una focal al menor. Ya digo que no he revelado todavía el primer carrete con este objetivo y este respaldo, pero mi sensación es que es una focal cómoda de usar y agradable.

Con el respaldo A16S, teniendo en cuenta el recorte que sufre el tamaño del fotograma, el 50 mm sería equivalente a un 38 mm en formato pequeño.

Al ser de la serie C, quiere decir que corresponde a la gama de objetivos que se empezaron a fabricar a partir de 1957. Pero también vemos que está marcado con una T* roja. Por lo tanto, tiene las superficies de las lentes multirrevestidas para mejorar el contraste y la resistencia a las luces parásitas. Estos objetivos se construyeron entre 1974 y 1982, pero poco a poco según he leído fueron pasando de ser plateados a negros. Así que como este es plateado, asumiremos que es de mitad de la década de los años 70.

Como vemos en la fotografía anterior, son objetivos con un obturador central incorporado SYNCRO-COMPUR, y para ajustar la exposición basta con leer el valor de exposición propuesto por el fotómetro externo y ajustarlo. Es la escala de números rojos. Esto nos dará una serie de combinaciones equivalentes de apertura de diafragma y velocidad de obturación, de las cuales seleccionaremos la que más nos convenga.

En la fotografía anterior vemos los valores que nos ofrece para un valor de exposición de 15, típico de un día soleado en las horas centrales del día y para una película de sensibilidad 100-125 ISO.

Como vemos aparecen dos pestañas móviles de color rojo encima de la escala de distancias de enfoque que es muy amplia y muy progresiva. Abarca de algo menos de 0,5 m hasta infinito, con lo que yo creo que son más de 200º de giro. Estas dos pestañas móviles se desplazan con el diafragma seleccionado, informándonos del intervalo de profundidad de campo del que disponemos. Como vemos. para el valor de exposición de 15, con una apertura de diafragma de f/16, enfocando a 3 metros estamos prácticamente en la hiperfocal. En las especificaciones que ofrece CARL ZEISS para este objetivo (PDF), nos informa que el círculo de confusión utilizado para el cálculo es de 0,06 mm. En algún lugar, como en ONLINE DEPTH OF FIELD CALCULATOR, para este formato utilizan un círculo de confusión de 0,045 mm, y la hiperfocal la sitúan en 3,5 metros. Bueno, ser más o menos conservador con estas herramientas depende del tamaño de la ampliación final de la fotografía y de la distancia de observación. En cualquier caso, las diferencias no son enormes. Evidentemente, como buen gran angular, invita a su uso para paisajes.

Veamos lo que pasa si escogemos otra valor equivalente de exposición, pero con el diafragma más abierto.

Sí, bueno, a f/8 hemos reducido notablemente la profundidad de campo. Y las pestañas rojas nos lo indican claramente. Un gozada el uso de estos objetivos mecánicos. Algo que se ha perdido con los objetivos electrónicos de enfoque automático.

En cualquier caso, esto es lo que os tengo que contar de momento. Por el precio que hubiera pagado por la 503 CX, tengo la 500 CM, con dos objetivos en lugar de uno, y dos respaldos para película en lugar de uno. Algo he salido ganando, renunciando a algún sacrificio en el lado de la cosmética y la modernidad. En cuanto tenga reveladas y escaneadas las primeras fotografías, subiré alguna muestra de las fotografías tomadas.

A propósito de Diggers, una película con una Polaroid Land, un vídeo sobre la película Polaroid tipo "peel apart"

Recientemente he actualizado mi blog dedicado a la fotografía en el cine con la película DIGGERS. Esta es una película de las que llaman "independiente", dirigida por KATHERINE DIECKMAN en 2006, en la que el protagonista lleva consigo a todas partes una cámara POLAROID LAND de gama baja, para película instantánea de tipo "peel apart". Las que llevaban consigo un negativo y un positivo adheridos, y que había que separar tras el revelado.

La película no es gran cosa, pero me recordó el vídeo que os dejo a continuación, en la que vemos el uso de esta película en un respaldo dedicado a las cámaras HASSELBLAD de la serie V (las clásicas). La pena es que la imagen no cubre todo el formato de la fotografía. Aunque para algunos ese es el encanto.