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Fotografía nocturna y de interiores con una Leica M2

Un objetivo razonablemente luminoso, un carrete de negativo color ISO 400, y experiencia en velocidades de obturación bajas es todo lo que hace falta.

Siempre me ha maravillado una cosa. Hoy en día, suspiramos por cámaras fotográficas digitales con capacidad de ajustar la sensibilidad del sensor a índices de exposición (IE) bien altos. Recientemente, el mundillo de los tecnófilos fotográficos saludaban la llegada al mercado de la Nikon Df, cámara digital de aspecto retro, de la que se dice que puede ser disparada a un IE de 204.800. Como alguien dijo, diríase que el principal motivo de interés de los fotógrafos modernos son los gatos negros que rondan de noche por las carboneras con las ventanas cerradas.

El caso es que si retrocedemos en el tiempo, podemos ver fotografías realizadas por fotógrafos documentalistas en condiciones de luz realmente limitadas, a mano alzada, y en épocas donde la sensibilidad de las películas rondaba los 320 — 400 ASA (ISO en la actualidad), y que en caso de necesidad se exponían a IE uno o dos pasos por encima, forzando el revelado posterior. Es decir, prolongando el tiempo de revelado.

Una de las ventajas que se han otorgado a las cámaras telemétricas sobre las cámaras réflex es su aptitud para se disparadas a velocidades de obturación inferiores a las de estas últimas. Al no disponer de un mecanismo de espejo que puede producir trepidación de la imagen, en lugar de seguir la regla de seguridad de disparar como mínimo al inverso en segundos de la distancia focal en milímetros del objetivo, se podría disparar a velocidades más lentas. Lo anterior referido al formato estándar de película perforada de 35 mm. Así por ejemplo, con una focal de 50 mm, se recomendaría no bajar de una velocidad de obturación de 1/50 segundos en una cámara réflex, pero un fotógrafo entrenado podría obtener resultados aceptables, no trepidados, con velocidades de 1/30 a 1/15 segundos. Incluso menos para los más mañosos. Con las cámara digitales esta regla no se considera válida. Los sensores digitales perdonan menos las ligeras trepidaciones de la cámara, y habría que multiplicar por dos los valores anteriores, para todos los casos. Por tres en el caso de los sensores con más resolución espacial. Pueden bajar los valores, cuando se dispone de un mecanismo de estabilización de la imagen, bien sea acoplado en el objetivo, bien en el sensor de la cámara.

Una de mis cámaras favoritas, aunque aun no hace un año que me hice con ella, es la Leica M2. Una telemétrica fabricada en el año 1961 que es sumamente agradable de utilizar, muy precisa en su enfoque por telémetro, e idónea para entrenarse en las técnicas de nuestros ancestros para hacer fotografía documental en condiciones de luz escasa. Os cuento una experiencia con fotos.

En primer lugar os presento la cámara. Como digo, según su número de serie, está fabricada en 1961, tiene más de 50 años, pero está en un estado impecable. El objetivo que lleva habitualmente es un Carl Zeiss C Biogon 35/2,8 ZM, moderno de fabricación pero con una concepción clásica, con el que me hice para acompañar por defecto el aparato. El visor de la cámara presenta marcos para encuadrar las focales de 35, 50 y 90 mm, lo cual me conviene a mi parque de objetivos compatible con esta Leica totalmente mecánica.

Vista desde arriba se observa todo lo que se necesita para hacer fotografías. En el objetivo, una rueda para seleccionar la apertura del diafragma en tercios de paso, y una rueda de enfoque con una generosa escala de profundidades de campo, muy útil para no perder el tiempo enfocando. En el cuerpo, una rueda de selección de velocidades de obturación entre 1 y 1/1000 segundo, más posición B y la velocidad de sincronización del flash de 1/50 segundo, simbolizada por un rayito rojo. No tiene fotómetro. O se usa un fotómetro externo o se estima la exposición. Más clásico, imposible.

Aunque muchos consideran el mando de rebobinado un “coñazo” por su lentitud, a mí me parece una monada. En la actualidad se puede encontrar en la Leica MP, cámara que se puede comprar nueva, y que es básicamente como la M2, pero con fotómetro y algún refinamiento cosmético más. Su visor también admite objetivos de 28 mm de longitud focal. Pero eso puede considerarse como una ventaja o un inconveniente, según gustos. Se usa básicamente igual, pero cuesta casi siete veces más de lo que me costó a mí la M2.

Levantando la tapa trasera podemos ver las entrañas de la cámara. Esta tapa permite un enhebrado de la película más cómodo que con las cámaras de montura de rosca anteriores.

Como la experiencia que narro tiene que ver con la fotografía con luz escasa, va a llevar montado un objetivo Canon S 50/1,8 de segunda generación. Objetivos para montura de rosca M39, compatibles con las Leicas de rosca, y también con las de la serie M con tal de incluir el adaptador correspondiente. Su mecanismo de enfoque se acopla con el telémetro de coincidencia, por lo que la funcionalidad de la cámara es total.

Su calidad óptica no es tan reputada como los Leitz de su época, pero no funciona nada mal. Desde luego tiene buen rendimiento a diafragmas medios de f/5,6 y f/8, pero también se puede usar a plena abertura salvo con el sol de frente. Y tiene algunas ventajas sobre los Leitz. Por ejemplo, el ajuste del diafragma no está en la parte superior del objetivo, sino a 45º en dirección a la ventana del visor. Eso hace que cuando encuadras, por la ventana del visor puedas ver qué abertura estás usando. Con muchos Leitz, eso no pasa.

Para esta prueba de fotografía con luz ambiente escasa, bien nocturna, bien en interiores, opté por cargar la Leica M2 con un carrete de Kodak Portra 400. A partir de ahí, y puesto que sistemáticamente íbamos a encontrarnos en situaciones de luz escasa, situamos los parámetros de exposición en el diafragma más abierto, f/1,8, y con la velocidad de obturación mínima de 1/30 segundo. Si se apreciaba algo más de luminosidad, a 1/60 segundo para evitar trepidaciones. Claro que una velocidad tan lenta no puede fijar el movimiento de una persona al caminar.

La película Kodak Portra 400 tiene mucha latitud de exposición. Dejando más o menos fijos los parámetros podemos asumir que en determinados momentos estamos con una exposición correcta para un IE 400, su sensibilidad nominal, pero en ocasiones sobrexpondremos y en otras subexpondremos.

En lo que se refiere a escenas nocturnas el resultado ha sido razonablemente bueno en lo que se refiere al contraste y los colores. Sin embargo, ha habido un cierto número de imágenes trepidadas. Yo no me puedo considerar un fotógrafo ducho a la hora de disparar a mano alzada con velocidades lentas. Tampoco muy torpe, pero no puedo evitar tomas movidas, salvo si tengo tiempo para preparar el disparo.

Si las fotografías anteriores corresponden a un sábado por la tarde-noche, al día siguiente domingo fuimos a las tiendas de libros y arte del entorno del patio de las Armas, coincidiendo con el mercadillo que se celebra el segundo domingo de cada mes. Aquí, asumiendo mejor iluminación la exposición fue de f/2 y 1/60 segundo. En general, también quedaron correctamente expuestas, siendo aceptables los resultados incluso cuando se detecta que el IE fue mayor que la sensibilidad nominal de 400 ISO.

Con un poquito de entrenamiento, se pueden afinar mejor la combinación de valores de diafragma y velocidad de obturación para mejor rendimiento de la película y con menor número de tomas trepidadas. En cualquier caso, queda demostrado que no hay que tener tanta ansiedad por los IE elevados, si bien es cierto que con cámaras digitales, al necesitar velocidades de obturación más rápidas, el ISO a ajustar en la cámara necesitará ser uno o dos valores más elevados. En cualquier caso, no más de 1600 o como mucho 3200 ISO. Que ya es bastante. ¿Para qué 204.800?

Un cuerpo nuevo para mi colección de objetivos Pentax: K-S1 a precio de saldo

Como ya comenté en su momento, mi primera cámara réflex, comprada allá por el año 1989, fue una Pentax. Desde entonces, siempre he tenido equipo de esa marca, y tengo una pequeña colección de objetivos con bayoneta K, que abarcan las focales entre los 21 mm (para formato APS-C) y los 200 mm (para formato completo). Uso con cierta frecuencia la mecánica Pentax MX con angulares moderados y algún objetivo estándar. Para quien no sea consciente del hecho es una cámara para película tradicional. Mecánica. La pilas sólo alimentan el fotómetro. Pero puede funcionar perfectamente sin ellas. También he venido usando con alguna frecuencia la Pentax K-x, un modelo digital, con sensor de tipo APS-C, al que le suelo calzar un macro 100 mm f/4 al que le tengo mucha simpatía.

Desde que llegó para quedarse la tecnología digital, siempre he tenido algún cuerpo de este tipo para poder usar estos objetivos. Pero nunca he gastado mucho. Los dos primeros fueron de segunda mano y a precio de chollo. Luego vino la K-x, que compré por poquito más de 300 euros. Ahora, por un poco más, he decidido actualizar el cuerpo, y he adquirido una Pentax K-S1, una cámara del año pasado, que tuvo un éxito escaso, con un sensor probablemente de origen Sony de 20 megapixeles, y un diseño estético no muy afortunado... Supongo que por eso existen stocks a los que quieren dar salida a precios bajos.

Os presento a la bestia, calzada con un Pentax SMC-A 35/2,8 de enfoque manual.

La cámara es realmente pequeña. Abulta muy poquito, como sucedía con la K-x. Y ese es uno de los motivos por los que me conviene. El caso es que sin ser una cámara puntera en nada,... funciona sin problemas y te la puedes llevar a cualquier sitio sabiendo que si las fotos son malas, la culpa es tuya. No de la cámara. Porque os hagáis una idea, la puntuación que le dan a su sensor en DxOMark, para los aficionados a los números, es similar a la que recibió en su momento la Canon EOS Mark II, y está por encima de las Micro Cuatro Tercios, y muy cerca de las Nikon de gama media. Obviamente, hay otras características que la sitúan en las gamas bajas del mundo de las cámaras. Pero hay que pensar en ella como el soporte para aprovechar una serie de ópticas a las que tengo cariño y con las que me gusta fotografiar de vez en cuando.

Las primeras fotografías que hice con ella fueron pruebas con el Pentax SMC-A 35/2,8, un angular moderado en el formato completo tradicional, que ejerce de focal estándar con los sensores APS-C.

Las primeras sensaciones, teniendo en cuenta que son fotografías realizadas a las siete de la mañana, con sensibilidades entre los 800 y los 1600 ISO, es que no se maneja nada mal en esas condiciones sin ser puntera, y que Pentax ha mejora su reproducción de los colores. Algo que no me acaba de convencer en los modelos anteriores.

Después estuve probándola con algunos de los objetivos más modernos que tengo de la marca, el SMC-DA 21/3,2 Limited y el SMC-DA 70/2,4 Limited (focales equivalentes en formato completo, 32 y 105 mm). Además de algún paisaje, les dediqué un tiempo en la rosaleda del Parque Grande de Zaragoza, con el apoyo eventual de un flash, disparado siempre fuera de la zapata de la cámara, a distancia.

Una cuestión más quiero decir. Aunque no me interesaba, la cámara viene con el "pisapapeles" de turno, un objetivo Pentax SMC-DA L 18-55/3,5-5,6 AL,... chismes que sigo pensando que tienen más inconvenientes que ventajas para los "aprendices" de "fotógrafo" que muchas veces se compran este tipo de cámaras. Pero bueno, esta mañana lo he probado un poquito. Como de costumbre, son chismes que se defienden, especialmente si evitar sus aberturas máximas. Que teniendo en cuenta que en el extremo tele es f/5,6 a veces es difícil. En cualquier caso... no sé, por ahí se quedará. No creo que lo use mucho. Quizá para salir con el sobrino y hacerle alguna foto al vuelo...

Kodak Pocket A-1 ¿La peor cámara de mi vida?

Como veis, no afirmo que la Kodak Pocket A-1 sea la peor cámara de mi vida. Hay un par o tres que han rondado mi entorno doméstico que independientemente de si todavía tengo acceso a ellas, no puedo comprobar si eran mejores o peores. Mi sensación es que, adecuadamente utilizadas en función de sus limitaciones, darían mejor resultado que esta pequeña cámara de plástico. Por un único motivo. Por el tamaño de su negativo, al menos cuatro veces más grande, que no obliga a ampliaciones tan grandes como con los procedentes de esta cámara.

Os la presento.

Como veis, básicamente consiste en un paralelepípedo de plástico, con una lente en el centro, probablemente también de plástico, un visor en la esquina superior derecha, un para de elementos descriptores de la marca y el modelo, y una correa atada en su esquina inferior izquierda.

Si la vemos por detrás...

... lo único novedoso es la tapa que se abre y se cierra para colocar o extraer el cartucho de película tipo 110, y una ventana transparente en el que vemos el contador de exposiciones que va incluido en el propio cartucho de exposiciones.

En la parte superior el botón disparador y un zócalo para el sistema de flash de un solo uso exclusivo para algunas de las cámara sencillas de Kodak. Recuerdo de la época que algunos vendedores definían estas cámara, y otros modelos de esta u otras marcas del mismo cariz, como "automáticas" porque no exigían la intervención del fotógrafo. Lo hacían todo ellas. No tal. Es una cámara mecánica, no necesita pilas, aunque el disparador no se podrá accionar si no hay un cartucho de película colocado en la cámara. No es necesaria la intervención del fotógrafo porque no hay opciones entre las que escoger para varias las características de la fotografía.

El tamaño del negativo es aproximadamente de 13 x 17 mm, muy similar al del actual formato cuatro tercios o micro cuatro tercios. Al igual que en este, la relación entre el ancho y el alto del negativo es 4:3. La apertura es fija a f/11. La velocidad de obturación se anunciaba en las especificaciones como de 1/50 segundo. El objetivo de 25 mm, equivalente a un 50 mm en el formato de película de 135, está presuntamente enfocado a la distancia hiperfocal, lo que para este formato de película sería a unos 3,7 metros, con una profundidad de campo de 1,8 metros a infinito. Pero esto es un cálculo que he hecho yo suponiendo que estuviera bien calibrado todo el sistema. Cosa que no puedo garantizar. Por que el caso es que las fotos, lo que se dice nítidas muy nítidas no salen.

Las fotografías que muestro aquí para ver cómo va la cámara en la actualidad fueron tomadas el pasado 7 de marzo de 2015 en la plaza de los Sitios, en Zaragoza. En esos días había unas jornadas de recreación histórica de la época de las guerras napoleónicas, en las que la ciudad sufrió dos terribles sitios, especialmente el segundo, en 1808 y 1809.

En la mañana en que estaban tomadas las fotografías había un sol radiante, y en la mayor parte de los casos procuré que el objeto principal de la fotografía estuviera entre 2 y 4 metros de distancia. Dado que la sensibilidad de la película negativa en color utilizada, Lomography Tiger CN 200, es de 200 ISO, y dadas las circunstancias del día, los negativos se encontrarán sobre expuestos en su mayoría entre 1 y 3 diagfragmas. Siguiendo la regla "soleado, f/16", la exposición correcta con el sol en la espalda del fotógrafo para esa mañana sería de f/16 - 1/200. Es decir, f/11 - 1/50 supone tres diafragmas de sobrexposición. En sujetos en la sombra abierta al cielo, la exposición sería correcta. No sé quien le hace la película a la Sociedad Lomográfica, pero con la mayor parte de las emulsiones modernas de carácter generalista, no debería haber problema para que en esas condiciones los negativos de esa mañana fueran perfectamente aprovechables.

Y de hecho, no tengo especial queja al respecto. No me han remitido todavía los negativos revelados y no los he podido inspeccionar. Pero los archivos jpeg que he podido descargar y de los que han salido las fotografías que aparecen en este artículo no muestran ningún problema al respecto. Es evidente que los fuertes contrastes de un día soleado, con zonas fuertemente iluminadas por el sol y zonas ensombrecidas por los árboles de la plaza, ponen en pequeñas difucultades la latitud de la película, pero nada grave.

El auténtico problema es la nitidez. Supongo que el objetivo de esta pequeña y barata cámara será un pequeño menisco de plástico. El colmo de la sofisticación sería un doblete acromático que pudiera corregir por lo menos en parte la aberración cromática, pero no me lo parece. Más bien tengo la sensación en que confían en la amplia profundidad de campo para que todos los colores queden enfocados a la vez. Y una sola lente tampoco elimina la aberración esférica, aunque la forma del menisco puede paliarla.

En cualquier caso, si bien en el centro la nitidez es floja pero suficiente para pequeñas ampliaciones, piénsese que estas cámara estaban pensadas para obtener copias en papel de no más de 12 x 9 cm, las esquinas y los laterales pierden nitidez a marchas forzadas. He probado a imprimir copias en casa a distintos tamaños de ampliación. En concreto a 18 x 13,5 cm, a 12 x 9 cm y a 8 x 6 cm. Efectivamente el de 12 x 9 cm es el más razonable, obteníendose copias simpáticas. El 8 x 6 cm lo he puesto por estar a caballo en superficie aprovechable por la imagen entre los dos tipos de Fuji Instax. Algo más grande que la Mini, y algo más pequeña que la Wide. Pero me resulta excesivamente pequeña

En estos momentos, el único lugar que conozco y tengo más o menos a mano para revelar este tipo de película son los laboratorios de la propia Sociedad Lomográfica, remitiéndolos por correo. Para la calidad final que se obtiene, el coste la película (6,90 euros) sumado al del revelado sin copias pero con los negativos escaneados a aproximadamente 1,5 megapíxeles (18 euros, 20 euros si es en blanco y negro), más los posibles costes de envío para la película si no la puedes comprar en tu localidad, hace que la cosa salga relativamente cara. En Zaragoza es posible comprar la película en la FNAC. Algo te ahorras en los envíos por lo menos. Si la resolución del escaneado os parece escasa... no os preocupéis, los negativos no dan para más... Mandé también un carrete en blanco y negro, pero todavía no tengo los resultados. Ya os hablaré de ellos.

Las fotografías que muestro aquí están tal cual, salvo el recorte que he hecho, porque el escaneado que te mandan tiene un marco que hecha a perder una parte de la fotografía. Calculo que un poquito más del 15% de la imagen aprovechable. Con tal de hacer publicidad de sus productos, además de cobrarlos caros, no dudan en quitarte un 15% de tu negativo. Cada vez entiendo menos a los que están enganchados a esta gente. Con estas circunstancias de precio y "maltrato" de los productos, dudo que repita muy a menudo la experiencia.  Os dejo una muestra, mientras me despido de vosotros hasta la próxima aventura fotográfica.

Olympus mju-II, una todoterreno con un objetivo excelente

Una estupenda cámara compacta que me da problemas.

Hacia mediados de los años 90 del siglo XX Olympus sacó al mercado una cámara compacta que acabó siendo una de las más apreciadas por los conocedores de la época. Se trataba de la Olympus mju-II. Con un tamaño muy ajustado, difícil de hacer más pequeña, esta cámara para película perforada de 35 mm llevaba un excelente objetivo, un 35/2,8, que la hacía ideal para reportaje. Además gozaba de protección contra el polvo y las salpicaduras. No era sumergible, pero te la podías llevar a la playa, o llevarla en el interior del anorak cuando subías a esquiar, sin miedo a que dejase de funcionar. Yo por aquel entonces llevaba como compacta una Minox 35 ML, pero aunque muy divertida de usar y eficaz, era mucho más delicada de manejo. Así que me hice con una mju-II, y las alternaba según las circunstancias de la jornada.

La cámara era poco más grande que un paquete de tabaco, tenía un pequeño flash, y la podías llevar sin problemas en un bolsillo del pantalón.

Este era uno de los grandes atributos que atraía a los fotógrafos más exigentes. Un objetivo de focal fija de 35 mm, muy luminoso para una compacta de película perforada de 35 mm. Ese f/2,8 era extraordinario en este tipo de cámaras, y así de compactas. Y era muy nítido, aunque la programación de la exposición favorecía las aberturas más abiertas, que tenían la menor definición en las esquinas.

Además del botón para hacer la foto estos son los únicos mandos de la cámara. Un botón para seleccionar el modo de flash y otro para el temporizador/mando a distancia. Un problema es que no guardaba la configuración, y al apagar la cámara (cerrando la cobertura deslizante del frontal) y volviéndola a encender, volvía a la configuración de base. Y otra cosa positiva. La exposición por defecto era multizonal en todo el fotograma. Pero pulsando simultáneamente ambos botones, podías escoger la exposición puntual en el centro. Esto permitía afinar mucho la exposición, y yo usaba diapositivas sin problemas.

La selección de la sensibilidad de la película era por código DX, aunque sólo tenía 4 contactos. Por lo tanto sólo admitía valores enteros (100, 200, 400, 800,…) y no los intermedios. No suponía especial problema con las películas habituales de la época.

En el pasado viaje a Nueva York, como ya conté, me la llevé con película Ilford FP4+ de 125 ISO. La usé sin ningún problema. Sin embargo, para las fiestas del Pilar de Zaragoza, le puse un carrete de Portra 400, y aquí empezó a dar guerra.

Como se ve, da la impresión que en el lateral derecho del fotograma se ha interpuesto una banda de algún material translúcido.

He revisado toda la cámara y no he podido hallar el problema. Necesita una limpieza del polvo acumulado con los años, pero no he localizado nada más.

Recientemente me la he llevado a un viaje en el día a Barcelona, el mismo problema ha aparecido en algunos fotogramas. De todos modos, el carrete de este viaje, un Ilford Delta 400, está muy dañado ya que en el momento de cargar el carrete de el tambor de revelado, hubo un accidente, y se veló en parte. Os dejo algunos ejemplos de ese carrete.

Este fotograma de la Estación de Francia de Barcelona muestra un cierto velado en la parte inferior del mismo, y la banda lateral problemática a su derecha.

En esta fotografía tomada en el camino entre el Museo Picasso y el mercado de Santa Caterina la banda problemática no aparece, está hecha con posterioridad a la anterior, peor aparece un cierto grado de velado en ambos laterales.

En la calle del Bisbe, todos los problemas se suman: el velado en los laterales y la misteriosa franja en esta ocasión en la parte de abajo al ser la fotografía vertical.

En la primera versión de este artículo, que hasta aquí he replicado fielmente, terminaba diciendo que era una pena todos estos problemas, porque por lo demás es una cámara discreta y estupenda para reportaje. En esta segunda versión acabaré de un modo más optimista. Un poco después de escribir el artículo en Medium, me di cuenta que el problema de base se debía a una entrada indeseada de luz en la cámara oscura por la ventanilla de lectura del tipo de película en la tapa de la cámara. La espumilla que garantizaba la estanqueidad a la luz está algo deteriorada y por eso se producía esa franja velada en ese extremo del fotograma. La solución puede ser de dos tipos. Cambiar la espumilla y, la más sencilla, tapar la ventanilla con cinta aislante negra opaca. Así lo hice, lo de la cinta aislante, y la cámara funciona sin ningún problema.

Los delirios de la gripe, o de los objetivos que precisa la Canon EOS de 50 megapíxeles

Llevo cuatro días con gripe. Y cuando ayer domingo por la mañana parecía que lo peor estaba pasado, por la tarde me subió la fiebre de nuevo, que no ha cedido de forma continuada hasta esta mañana en algún momento entre las 8:30 y las 10:00. No sé cuando, no estaba yo con la cabeza muy en mi sitio. Así que tengo todas las papeletas para que esta entrada de hoy me salga irracional. O incongruente. Cosa que a nadie debe sorprender, porque el ser humano es esencialmente irracional incluso sin gripe.

Un ejemplo a propósito de esta enfermedad. Conocemos como prevenirla, con vacunas. Pero muchas de las personas que disponen de la vacuna por motivos laborales ¡¡¡GRATIS!!! no se la ponen, pese a que carece de efectos adversos de consideración. Es cierto que no siempre es todo lo eficaz que debería, pero eso se debe a que siempre es una apuesta al virus más frecuente en la temporada de turno. Y a veces la apuesta falla. Esta temporada ha fallado, y he cogido la gripe.

Sabemos como tratar a los pacientes. Sabemos que deben guardar una higiene estricta para evitar la transmisión. Sabemos que durante el periodo en que son contagiantes deberían quedarse en casa para evitar el contagio a otras personas. O deberían alejarse de sus familiares más débiles... por el mismo motivo. Pues nada. Se atiborran de antipiréticos y analgésicos, y a trabajar, que dicen los políticos y los empresarios, esas bellísimas personas sin tacha moral alguna, que los españoles somos muy vagos y le echamos mucho cuento. El virus carece de inteligencia... pero se aprovecha de la ausencia de la misma que también demuestra el ser humano que no veas.

Así que me estoy quedando en casa durante estos días para evitar que los trillones de particulas virales que me están dando por saco, y que me dejan hecho unos zorros cada vez que se dan un paseo por mi torrente sanguíneo, y elevan mi temperatura corporal por encima de los recomendados 37 ºC. Y dándole vueltas a la irracionalidad de la especie humana.

En 1993 compré una cámara Canon de enfoque automático, la EOS 100, para película de formato 135. Lo que ahora los modernos llaman full format, aunque es sabido que hay cámaras con sensores de imagen más grande. Desde entonces he tenido cámaras de esta marca y sistema, y poseo un simpático parque de objetivos para las mismas que abarca desde los 21 mm a los 210 mm de focal. Pues bien, Canon ha dado la sorpresa, no tal que llevaba semanas comentándose, y ha sacado al mercado un par de modelos hermanos, con un sensor de este tamaño y 50 megapíxeles de resolución espacial.

Lo que yo me he preguntado hace tiempo es ¿por qué han tardado tanto? Basta con hacer unas cuentas.

Las Canon EOS de formato APS-C suelen tener 18 megapíxeles. Si extrapolamos esa densidad de píxeles al llamado full format, se puede obtener sin problemas 46 megapíxeles.

Las Nikon para aficionados, también de formato APS-C, suelen llevar un sensor de 24 megapíxeles también muy popular en otras marcas, ya que lo fabrica Sony y lo vende como churros. Volvemos a extrapolar, y sin problemas los 54 megapíxles.

Mi Olympus OM-D E-M5 de 16 megapíxeles lleva un sensor de un tamaño tal, que con tal densidad de píxeles se podría ir al full format por encima de los 61 megapíxeles.

Las cuentas las he hecho con las dimensiones aproximadas que he encontrado por internet de los sensores. Puede haber algunas variaciones en los resultado precisos, pero creo que cogéis la idea.

Entonces,... si existe la tecnología para haberlo hecho hace varios años ¿por qué no? La culpa es de los objetivos. Ya he leído varios artículos en que se confiesa, incluso por fieles nikonistas, que la mayor parte de los aficionados que usan esas cámara de 24 megapíxeles usan ópticas que aprovechan como si la cámara tuviese sólo 9 ó 10. Probablemente con las Canon pasa algo parecido, pero al ser un 25% más modesto sus sensores de imagen en la cuenta de megapíxeles no parece tan grave.

Los que disfrutamos en nuestros viajes de las pequeñas micro cuatro tercios tenemos más suerte. Aunque nuestros objetivos no son perfectos, de esos 16 megapíxeles teóricos aprovechamos una buena parte, porque están construidos y diseñados ad hoc. Y por su tamaño compacto, por la escasa cantidad de vidrio necesario, y por no necesitar motores tan especiales para mover la inercia del mismo, se pueden vender a precios razonables.

Porque aquí viene la irracionalidad. La mayor parte de los usuarios de cámaras réflex que conozco están usando objetivos pensados para los tiempos en los que las cámaras tenían o se esperaban que tuvieran entre 6 y 10 megapíxeles. O son diseños procedentes de los tiempos de la película tradicional, donde los principios a aplicar no eran los mismos. Pero sigo conociendo buenas gentes que apenas gastan en ópticas, y se siguen comprando cámara más grandes, más prestigiosas, con muchos megapíxeles, para luego racanear en las ópticas que los acompañan. Y son buenas gentes. Pero muy humanas. No demasiado racionales. Y ahí están los vendedores de cámaras, fríos, carentes de sensibilidad, sin una inteligencia especial, pero con la esperanza de mejorar sus balances, vendiendo más megapíxeles. Y los compraremos.

Por cierto que también ha salido al mercado la Olympus OM-D E-M5 Mk II. Pero no promete más megapíxeles. Bueno sí... pero de otra forma... qué se yo... ¿Os habéis fijado como me mira?

Para compensar tanto megapíxel, muchos de ellos sin sentido, os dejo en la entrada algunas fotografías de las 24 primeras horas que pasé en mi vida en Londres. El otro día lo hacía con París ¿no? Fue el mismo viaje. En 1989, con una Pentax P30N un Pentax SMC-A 50/2 y un 28/2,8 que me dejaron, y cuya marca no recuerdo. Seguro que ninguno de los dos resuelve los 50 megapíxeles... Y a quien le importa...