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Fotografía instantánea (más o menos) - Fujifilm Instax SQ6

Desde hace unos años, me apetece practicar de vez en cuando la fotografía instantánea, entendendiendo como tal la que, al estilo de las tradicionales Polaroid, obtienes tu positivo listo para contemplar pocos minutos después de haber disparado la fotografía. En un momento dado, como resultado de esta inquietud, y de la comercialización de las películas Impossible Project, después Polaroid Originals desempolvé una cámara Polaroid que alguien me dio por no usar, y me hice con una Polaroid Image System SE como nueva por una cantidad ridícula de dinero. Sin embargo, una serie de elementos fueron frenando mi entusiasmo. La inconsistencia de las película actuales que se comercializan bajo la marca Polaroid, la progresiva desaparición de las válidas para el sistema Image System, a pesar de que las cámaras de este sistema son muy superiores en general a las del sistema 600 o similares, y el carísimo precio de cada copia desmotivaron mi afición. Así, mi primera cuenta de Instagram consistente, dedicada en exclusiva a este tipo de fotografía, fue frenando su actividad hasta quedar prácticamente parada durante meses.

Cuando hace unos años le tocó a mi sobrino en una rifa una Fujifilm Instax Mini, no recuerdo qué modelo de los básicos, todos me parecen iguales, consideré la posibilidad de pasarme a la opción de Fujifilm. Los resultados son más consistentes, el precio no es barato pero es prácticamente la mitad de lo que gastaba en un cartucho de los otros, y es más fácil de adquirir. Pero, mantenía una serie de problemas. Las ópticas de las Fujifilm Instax son demasiado básicas. Los precios de las cámaras más interesantes se iban un poco de madre. El formato Instax Mini me parece demasiado chiquito. Las cámaras para el formato Instax Wide demasiado grandes. Y la única opción que me convencía un poco, un compromiso aceptable, pasaba por el nuevo formato Instax Square. Sin embargo, no quería una cámara híbrida, digital con posibilidad de "imprimir" la foto en una hoja de película Instax, y el modelo "puro", no digital, la Instax SQ6 tenía un precio que me parecía excesivo. Era un compromiso, no era ideal ni de lejos, pero a un precio más razonable.

Recientemente, Fujifilm anunció su modelo Instax SQ1. Es como las básicas de las Instax Mini pero para la película Instax Square, la cuadrada. El precio... en los 120 euros. Apreciablemente, por encima de las Instax Mini. Lo cual no me parece justificado por el aumento del tamaño de la cámara, que no es para tanto. Y tremendamente básica en sus posibilidades. Lo curioso es que produjo un efecto rebote curioso. El modelo Instax SQ6, más completo que el nuevo modelo, más interesante, bajó de precio hasta ponerse por debajo del precio de la recién llegada. Y en según que ofertas, incluso bajaba de los 100 euros. Así que me decidí por una de ellas. Aun sabiendo que tendría que lidiar con algunas frustraciones, derivadas de las limitaciones que Fujifilm impone voluntariamente en estas cámaras.

¿Cuáles son estas limitaciones? Las ópticas son muy malas. Un menisco moldeado en plástico, si no estoy mal informado. Seguro que un triplete de vidrio no subiría extraordinariamente el precio y proporcionaría mucha más nitidez. Los visores demasiado aproximativos. El error de paralaje es brutal, especialmente en los modos "retrato" o "flor" (se le llamo "macro", como algunos, me da la risa). Un progresividad mayor en las distancias de enfoque entre los modos "paisaje", "automático", "retrato" y "flor". A distancias de retrato, el modo "retrato" desenfoca. Da la impresión de que no hay diferencia real entre los dos últimos. Salvo que el modo "retrato" se usa para los autorretratos mirándose al espejito junto a la óptica... con mucho menos error de paralaje. El flash puede desactivares, afortunadamente, pero hay que acordarse. Porque en distancias cortitas, es intrusivo si no es necesario.

Y por lo demás, es una cámara mona. No pesa mucho. No abulta en exceso. Admite película en color y en blanco y negro. Esta última me gusta más. Aunque no está disponible en estos momentos en la mayor parte de los comercio, se puede encargar por internet... y no me cobraron portes. Sale más barata que las Polaroid... 19 euros más portes por ocho fotos frente a 11 euros sin portes por 10 fotos... algo más pequeñas, pero más consistentes en sus resultados. Y la cámara que tengo Polaroid 600 no tiene mucha más calidad óptica que la Instax SQ6. Si fuera la Image System SE... pero ya no hace película para este formato. Bueno... iremos reactivando mi primera cuenta de instagram... subiendo alguna instantánea de vez en cuando. Creo que me queda algún cartucho todavía de película para Polaroid... los iré usando, antes de dejar las cámaras como decoración en una estantería. Me gustaría poder usar en algún tipo de respaldo estas películas con la Hasselblad... pero el único serio que conozco cuesta una cantidad demencial de dinero.

A rey "muerto", rey puesto - renovación tras el desastre de Aveiro

Desde hace un tiempo, andaba huérfano de una cámara secundaria para viajes. La Panasonic Lumix G9 es excelente, pero en ocasiones me resulta demasiado grande y manifiesta. Siempre me ha gustado llevar cámaras más discretas para escapadas ciudadanas. Pero la Lumix GM5 y la Leica D-Lux poco a poco acusaron cansancio y alguna falta de fiabilidad. Han hecho muchos kilómetros por el mundo. Una compacta de focal fija, como es la Fujifilm XF10, no resolvió la carencia. La calidad de imagen es buena, pero la ergonomía es francamente mejorable, y su focal única gran angular no me parece tan versátil como cuentan algunos.

La combinación de la cámara y el soporte para grabación/selfies o trípode de sobremesa es compacta y ligera. Ideal para viajar sin estorbos.

En verano, y como consecuencia de un buenísima oferta, opté por adquirir una Panasonic Lumix GX9. Más compacta que la Lumix G9, con su misma calidad de imagen, de objetivos intercambiables, quizá algo más grande de lo que yo pretendía, parecía la solución evidente para lo que yo pretendía. Y tras familiarizarme con ella durante unos meses, o eso creía yo, me la llevé de viaje a Portugal en septiembre. He de decir que la cámara tiene un grave problema para mí. Con la pantalla táctil, en fotos verticales, mi nariz colocaba el punto de enfoque donde le daba la gana, proporcionándome unas cuantas fotos fallidas. A estas alturas, prefiero las pantallas articuladas como la de la G9, que cuando no la uso para componer y disparar, entonces viene bien que sea tactil, la recojo, y no molesta. Pero en fin. Yo convencido de que estaba recogiendo una buena colección de imágenes, hasta que... Hasta que en una parada de autobús de Aveiro, camino de Costa Nova, con el lío de la mochila, el dinero para pagar, la mascarilla obligatoria en el autobús... la dejé olvidada en un banco de la parada. Y la perdí. Para siempre. Y con ella, todas las fotos que había hecho hasta el momento.

La cámara se lleva especialmente bien con las focales fijas. El 20 mm f/1,7 de Panasonic es prácticamente la óptica por defecto

Cuando volví a Zaragoza me planteé si la iba a sustituir y cuándo. Si la epidemia de covid-19 lo permitía, tenía intención de hacer alguna escapada más antes de fin de año. Y una cámara de estas características me vendría bien. Es momento de viajar ligero en las ciudades. Y volvió a surgir una oportunidad. En verano salió al mercado la Panasonic Lumix G100, una cámara muy orientada al mercado de los vloggers, de los youtubers que se pasean hablándole a la cámara. Pero con un sensor totalmente similar, con su 20 Megapíxeles a los de la Lumix G9 y la Lumix GX9. Calidad de imagen totalmente equiparable. Y más barata que la GX9. Y además tenía a mano una oferta, exclusiva para mí, con el trípode dedicado, que permite disparar o grabar vídeo directamente desde el chisme. Adecuado para autorretratos, pero también como trípode de sobremesa. O para colocarlo sobre cualquier superficie, sin que ocupe casi espacio en la mochila.

Pero el 45 mm f/18 de Olympus no se lleva nada mal tampoco. Y aunque hay que subir el ISO por no ser estabilizada, en el Museo de Zaragoza se recoge detalle, contraste y colorido.

Me decidí por ella. Y quiero transmitir mis impresiones. En primer lugar, su calidad de construcción global es buena, pero es inferior a la Lumix GX9. Y no digamos ya con respecto al tanque que es la Lumix G9. Está más al nivel de mi querida, aunque retirada, Lumix GM5. De hecho, tiene un tamaño similar a esta. Lo que pasa es que abulta algo más porque el visor y el flash incorporado sobresalen en el centro del cuerpo de la cámara. Tampoco supone tanta diferencia con la GM5, porque este llevaba siempre puesto el pequeño flash accesorio. Cabe, con un objetivo compacto, en el bolsillo de mi chaqueta impermeable de viaje. Y esto sólo, ya es una buena noticia. Y la pantalla es totalmente articulada, al estilo de la G9, y no parcialmente como la GX9. Sin problemas con mi nariz.

Es pequeña y ligera. Así que colocarle grandes objetivos de focal variable la desequilibra. Eso no impidió que en mi reciente viaje a Andalucía, donde la sometí a uso intensivo, el guía de la excursión a Doñana me prestara un 100-300 mm y lo usara con algún buen resultado. Y no es fácil, porque sus focales son equivalentes a 200-600 mm en el llamado formato completo. Pero con el G 14/2,5, o el G 20/1,7, o el Olympus 45/1,8. Incluso con las focales variables compactas 12-32/3,5-5,6 o 35-100/4-5,6 de Panasonic, va muy bien. Mejor las focales fijas, que las variables, aunque estas se comportan muy bien, y añaden estabilización óptica. Que es la gran carencia de esta cámara, al igual que lo era en la GM5. En un cuerpo tan pequeño, no cabe. Pero bueno. Salí adelante en Andalucía sin muchos problemas.

Autorretrato en el castillo de Santa Catalina en Cádiz con el 14 mm f/2,5. Ideal.

Por supuesto, con el pequeño trípode adaptado, puedes hacerte unos autorretratos excelentes, y aun lo aproveché con ventaja para una agradable puesta de sol en Cádiz. ¿Es una cámara recomendable? Para unos usos muy concretos como los que he comentado, llevar una cámara pequeña y discreta en las ciudades de la pandemia, sí. Como cámara principal para todo uso... pues no tiene la solidez y las capacidades de otras cámaras con más pedigrí. Aunque está en un escalón inferior a la "perdida" GX9, sin embargo la he usado con más agrado. Sólo me quejaría de que en las fotos verticales, hay una posición de la cámara en la que el visor no lo veo todo lo nítido que quisiera. Pero sin más problemas.

Y con el pequeño pero competente 35-100 mm f/4-5,6, usando el pequeño trípode dedicado, es posible conseguir buenos paisajes y puestas de sol.

Una variedad de objetivos y adaptadores sobre la Canon EOS RP

Con el paso de los días desde que me llegó la pequeña Canon EOS RP, con un sensor de los que se han dado en llamar "formato completo" o "full format" (siempre me parece irónico, porque este era el formato pequeño en película fotográfica), lo he ido probando con distintos objetivos de los que tengo con montura Canon EF, que deben acoplarse con el adaptador que trae la cámara de serie de montura EF a RF, o con otras monturas, con otros adaptadores. Os cuento un poco.

Objetivos nativos con montura EF

Probé brevemente desde el balcón de casa el EF 200/2,8L USM, con o sin el multiplicador de focal x2. Funciona bien. Sin problemas. Como con la Canon EOS 5D Mark II o mejor, por el sistema de enfoque más avanzado de la nueva cámara. No subo ninguna foto, porque las que hice son una sosada, desde el balcón, como digo.

Más curiosidad me producía el EF 70-210/3,5-4,5 USM. Este objetivo, en los años 90, nada de fotografía digital para el gran público todavía, sólo película fotográfica, tenía buena reputación. Eso sí. Cuando lo usabas a su máxima apertura, viñeteaba mucho. Y había un marcado diferencial de calidad entre las máximas aperturas y las aperturas medias como el f8 o el f/11, su punto óptimo. Nunca ha sido idóneo para su uso a plena apertura como los teleobjetivos, mucho más prestigiosos de la serie L, con vidrios especiales en su diseño de baja dispersión.

EF 70-210 mm

No obstante, desde mi primera réflex digital, la Canon EOS D60, a esas aperturas medias, se ha mostrado como un objetivo razonablemente competente. Contrastado y suficientemente nítido. Seguramente menos que objetivos más modernos y caros. Seguro. Pero utilizable. Conforme los sensores de las cámaras subieron de resolución y de tamaño, el principal problema con este objetivo es la aberración cromática y los halos de colores en los bordes más contrastados de la imagen. Nada catastrófico. Con Affinity Photo los elimino con facilidad. Además cuenta con un perfil propio para esta óptica. Lo dicho. Utilizable. Pero ni tiene la calidad ni la velocidad ni la comodidad de uso de un teleobjetivo de la serie L.

EF 70-210 mm

También me producían curiosidad mis dos f1,8, el 85 mm y el 28 mm. El EF 85/1,8 USM siempre ha tenido buena prensa, y realmente tiene una relación calidad-precio imbatible. Aunque a veces preferiría tener su hermano casi gemelo el EF 100/2 USM. Pero lo compré de segunda mano por muy buen precio y no me quejo. No incluyo fotos, porque lo probé haciendo retratos a una persona que prefiere no salir en internet o en las redes sociales. Pero bien, oye. Por supuesto, seguramente no tanta calidad como los objetivos más modernos de la misma focal, pero la mayor parte de las personas que van a ver las fotos no van a diferenciar esas diferencias de calidad. Especialmente a las ampliaciones más frecuentes. Y no digamos si las fotos son para internet. Tontería tener un objetivo más caro.

EF 28 mm

El EF 28/1,8 USM lo compré de segunda mano cuando resultó hace ya años que el Sigma con la misma focal y luminosidad que tenía, y tengo, no funcionaba con las Canon EOS posteriores a la EOS 10D. El Canon es mejor que el Sigma. Pero a pesar de todo, aunque utilizable si diafragmas a f8 o similares, siempre ha dejado que desear con las cámaras digitales. Los diseños antiguos, de los años 90, siempre han salido perdiendo más en los angulares que en los normales o en los teleobjetivos. Se puede usar, pero prefiero apañarme con el Tamron 35/1,8 si necesito la luminosidad o con el EF 24-105/4 si necesito la focal. Ambos los probé en artículos anteriores sobre la cámara. La única ventaja sobre los anteriores es que abulta y pesa mucho menos.

EF 28 mm

Objetivos con montura Pentax K

La verdad sea dicha, aunque he tonteado estos días con varios de los objetivos que tengo con montura Pentax K, que habitualmente uso con mi fiel Pentax MX, sólo había uno de ellos que me interesara realmente. Y ese es el Pentax SMC-A 100/4 Macro. Este objetivo ya lo he usado bastante con cámaras digitales, aunque es un objetivo como poco de los años 80 del siglo XX, y con bastante buenos resultados. No es tan nítido como el Panasonic Leica Macro-Elmarit 45/2,8 ASPH OIS que uso con la Lumix G9, pero los resultados son bastante razonables, y cubre el formato de la Canon EOS RP.

Pentax 100 mm Macro con recorte x1,6

Lo probé en la rosaleda del Parque Grande de Zaragoza, aunque a estas alturas del año, las flores andan ya bastante marchitas. Fue dos días. El primero cometí el error, como contaba con la visita al Museo Pablo Gargallo con el Tamron 35 mm, de dejar la cámara en la tonta configuración x1,6. Resultado, fotos con un recorte tipo APS-C y sólo 10 megapíxeles de resolución. Además, había muy poquita luz, y al no estar estabilizado el conjunto, ni cámara ni objetivo, tuve que subir de sensibilidad. Que no quedó mal, pero bueno.

Así que ya con más luz, aunque no necesariamente mejor, con toda la resolución aprovechable del sensor de imagen, y con tranquilidad, pasé un rato de un domingo por la mañana haciendo fotos en el parque. Con el sistema de resalte de bordes para ayudar en el enfoque, los resultados no están nada mal. Con un trípode y sin disparar a mano alzada, los resultados aun serían mejores. Pero vamos, que teniendo en cuenta que para este uso no necesito un objetivo dedicado de enfoque automático para nada. Aunque eso sí, con la Lumix G9, estabilizada, el PanaLeica 45 mm, estabilizado, es más cómodo hacer macro. De flores. Para los bichos, por la distancia de enfoque igual es mejor usar la Canon EOS RP con el 100 mm de Pentax.

Otros objetivos con otras monturas

Tengo un Olympus G-Zuiko 21/3,5 Auto-W con la montura Olympus OM cambiada por una Canon EF. La montura venía incluida con un chip Dandelion, que teóricamente se puede programar para informar a la cámara de la focal del objetivo y de su apertura máxima. Nunca lo conseguí. Pero con tal de usar el modo de enfoque continuo, lo he usado de vez en cuando con la Canon EOS 5D Mark II con resultados razonables. Para ser un objetivo de los años 70. Lamentablemente, colocado sobre el adaptador de montura EF a RF, tan apenas he conseguido disparar la EOS RP, por lo que no he podido probarlo.

Carl Zeiss Jena Tessar 50 mm

Unos días más tarde monté el Carl Zeiss Jena Tessar 50/2,8 de montura M42, con un adaptador de esta montura a EF, y luego sobre el adaptador EF-RF. Ese adaptador M42-EF también tiene el chip Dandelion. Y adivinad,... tampoco conseguí que disparara. Ese chip maldito interfiere y no va. Porque aquí viene lo gracioso, si coges el Tessar de la antigua RDA, lo pones sobre un adaptador de montura M42 a Pentax K, y luego sobre el adaptador de montura Pentax K a RF... sin ningún tipo de chip por el medio... entonces sí que funciona. Sin mayor problema. No creo que lo use mucho. Primero, porque la calidad de imagen es limitada. Segundo, porque con las dos monturas seguidas tiene juego y tembleque. No queda muy firmemente montado. Pero como tiene una distancia de enfoque muy favorable para un 50 mm, os dejo un par de flores en aproximación para que veáis que es factible su uso. Y supongo que el del resto de objetivos M42 que tengo. Pero que uso sobretodo con película fotográfica, con el adaptador que aquí no funciona, sobre la Canon EOS 650 de hace 33 años.

Carl Zeiss Jena Tessar 50 mm

Canon EF 50/1,4 USM sobre Canon EOS RP; la óptica que cayó en desgracia

Hasta que Canon se puso las pilas con los nuevos diseños en objetivos con carácter telecéntrico para llevarse bien con los nuevos sensores digitales abundantemente poblados de píxeles, el objetivo estándar, el 50 mm, se declinaba en la marca nipona entres variantes:

El popular nifty fifty, EF 50/1,8, todo de plástico, barato, con unas prestaciones ópticas muy decentes y muy recomendado de toda la vida. Yo tengo uno de la primera generación, que duró poco, con escala de distancia de enfoque y montura de metal. El problema de las dos generaciones de este objetivo es que el motor de enfoque no era ultrasónico, era ruidoso, y no permitía la corrección del enfoque sobre la marcha. Fue sustituido hace unos añitos por un objetivo no muy diferente en prestaciones ópticas, pero actualizado en su motorización, STM, y construcción.

El EF 50/1,4 USM, del que hablaré hoy, que aumentaba la luminosidad del anterior, tenían una construcción en policarbonato más sólida y elegante, y un motor ultrasónico que permitía el reenfoque manual sobre la marcha. Más caro, pero con precios razonables.

El EF 50/1,2L USM, incluso un predecesor 50/1,0L, que era el objetivo de prestigio, con vidrios especiales y muy orientado a los profesionales del retrato. Muy enorme y muy caro. Hubo varias versiones que se sigue declinando, ya muy orientadas a la toma digital. Todavía más grandes y más caros.

De estos tres objetivos, el f1,8 y el f1,2 han tenido siempre una prensa excelente. Y siempre han sido recomendados a los usuarios de cámaras Canon EOS, tanto para entusiastas como para profesionales. Pero el f1,4, en un momento dado cayó en desgracia. Hará como hace unos 10 años o así. Quizá un poco menos. En cualquier caso, después de la aparición de la aparición de la Canon EOS 5D Mark II, fue perdiendo adeptos. Los otros no. Este sí. De repente no valía. Se lo he oído decir a mucha gente. Y a no pocos voceros con canales en Youtube y en otras plataformas sociales.

Yo tengo uno. Que compré muy bien de precio, en excelentes condiciones, de segunda mano. Una y otra vez he comprobado dos cosas. Que ya se habían dicho en todas las revisiones de este óptica previas al 2009 o 2010. A igualdad de apertura, tiene como mínimo la misma calidad óptica que el 50/1,8. Como mínimo. En su apertura máxima es casi un paso más luminoso. Tiene el motor USM que permite el ajuste fino manual del enfoque sin necesidad de dejar el modo AF. Tiene escala de distancia de enfoques. Es silencioso. La montura es de metal, sólida. No se estropea con facilidad con golpes frontales sobre el grupo óptico, como sucede con el f1,8, cuyo bloque de lentes está sujeto a la helicoidal de enfoque por tres finos puntos de sujeción que se rompen con facilidad. La calidad global de construcción es superior. Su precio es varios ordenes menor que los objetivos f1,4 actuales. Es algo más caro que el f1,8, pero no desmesuradamente más caro, especialmente las versiones de segunda mano en buen estado. ¿Alguien me puede explicar porque el 50/1,8 tiene tan buena fama y este 50/1,4, todavía en catálogo, no?

No me lo explico. He escuchado a un fotógrafo de paisajes, muy seguido en Youtube, que suele fotografiar a aperturas de f8 o f11 despreciarlo por sus características a f1,4...¡¡¡??? Vamos a ver. Ciertamente, su diseño viene de principios de los años 90, y es un diseño típico similar, como tanto 50 en el siglo XX a los Planar de Carl Zeiss. Estos diseños tienen limitaciones en fotografía digital. Pero no necesariamente son inútiles por ello. Lo mismo le pasa al Canon EF 50/1,8 que tanto gusta. El principal problema es que a su apertura máxima, su contraste es bajo y no las esquinas pierden nitidez. Aunque en retrato, principal aplicación de esta focal y apertura tradicionalmente, esto tiene una importancia secundaria. En lo que es mi experiencia, desde que diafragmamos a f4, posiblemente a f2,8, y de hay en adelante hasta que a f16 empieza a notarse la difracción, es un objetivo muy muy muy útil, aunque seguramente pasará dificultades para resolver los modernos sensores de más de 45 megapíxeles. Pero cuando nos movemos en el formato completo en torno a los 24 megapíxeles, unos cuantos arriba o abajo, nunca le he visto mayor problema.

Con la llegada reciente a mis manos de la Canon EOS RP, salí una tarde a probar que tal. Enfoca perfectamente y con rapidez. Para el pequeño tamaño de la cámara, ofrece una solución más equilibrada que los modernos, enormes y carísimos 50 mm dedicados a la montura RF, incluso contando en el adaptador de montura EF a RF. Y tiene los mismos pros y contras que he señalado antes.

Las fotografías de hoy están tomadas entre las 7:30 y las 8:15 de la tarde. La apertura más cerrada que use fue f/4, que es suficiente para aislar cualquier sujeto relativamente próximo del fondo, por su limitada profundidad de campo. Y las realizadas a plena apertura, f1,4, tienen menos contraste, que se puede arreglar en el procesado, y siempre que no sitúes objetos importantes en las esquinas, tienen suficiente calidad para que la foto sea significativa o no, no por culpa del objetivo sino por la habilidad del fotógrafo. Así que... sí. Es un objetivo adecuado para mi recién llegada EOS RP. Ni que decir tiene, que sigue siendo muy útil con mis Canon EOS para película tradicional.

Tamron SP 35mm F/1.8 Di VC USD sobre Canon EOS RP a través del adaptador incluido

Las cosas parece que han cambiado en los últimos tiempos. Pero hace años, conforme la comunicación electrónica entre objetivos y cuerpos de cámara se hacía más frecuente e importante, existía un miedo a la incompatibilidad futura de nuestra inversión en objetivos de terceras marcas para una montura propietaria de algún fabricante de cámaras. A mí no me ha pasado mucho, pero me ha pasado. Un Sigma 28 mm f/1,8 de los años 90, con enfoque automático, para montura Canon EF, no funciona con ninguna cámara Canon EOS posterior a la Canon EOS 10D, si no recuerdo mal. Cierto que hoy en día hay formas de actuar mediante firmware los objetivos de todas las marcas, y que parece que hay mejor información sobre las características de las monturas para que la compatibilidad sea máxima. Pero es un miedo que siempre ha estado ahí, y que muchas veces los fabricantes de cámaras han estimulado para vender sus propios objetivos, generalmente considerablemente más caros que los de los fabricantes "independientes". Antaño había diferencias de calidad marcadas, pero hoy en día estos fabricantes plantan cara con descaro en la calidad de sus ópticas.

Hace no mucho decidí que mi combinación de objetivos más conveniente para mi Canon EOS 5D Mark II era un 35 mm y 85 mm. A ser posible con una apertura razonablemente amplia, f/2 o superior. El 85 mm lo tenía resuelto con el Canon EF 85/1,8 USM, un objetivo muy veterano, pero que ha aguantado bastante bien la transición a la tecnología digital, especialmente en su principal aplicación, el retrato, en la que la nitidez conviene, pero no es tan crítica como en otras disciplinas como el paisaje, el producto o la macrofotografía. Tras mucho darle vueltas al asunto, decidí que el 35 mm que me interesaba era el Tamron SP 35mm f/1.8 Di VC USD (esta enlace incluye un listado de mis otras ópticas para la montura EF), estabilizado, de alta calidad óptica, y precio razonable a costa de sacrificar la apertura máxima de f/1,4 por una de f/1,8, lo cual no me supone ningún problema. Casi todas las fotos que he realizado con este equipo en los últimos años han sido en el ámbito del retrato, y en el ámbito de lo privado, por lo que son fotografías que no suelo publicar en internet o en redes sociales. Reitero, un 35 y un 85 razonablemente luminosos, me parece una combinación adecuada para afrontar el ámbito del retrato desde una diversidad de situaciones. Además el 35 mm es un objetivo muy adecuado para el reportaje, pero hay me molesta el excesivo tamaño que están alcanzando estas ópticas.

Con la llegada de mi nueva Canon EOS RP tenía un desconocimiento de cómo sería el funcionamiento de este Tamron con el sistema RF a través del adaptador EF-RF. Me habían dicho que no tenía por qué haber ningún problema, pero tampoco había leído por ahí ninguna lista de compatibilidades/incompatibilidades que lo aclarase. Así que este domingo pasado, lo calcé a la cámara y me fui con un amigo al Museo Pablo Gargallo. Era primer domingo de mes, así que la entrada al museo era gratuita. Ya de camino al museo comprobé en tomas callejeras que el objetivo funcionaba sin ningún problema. Enfocaba con agilidad y precisión, como cualquier óptica original Canon EF. Efectivamente, la compatibilidad parecía ser muy amplia.

Cuando llegué al museo, y puesto que en interiores la luz es más tenue que en la calle, con intención de conseguir la mejor calidad de imagen posible ajustando un nivel ISO lo mas bajo posible, decidí que sería un buen momento para comprobar la compatibilidad con el estabilizador óptico incorporado en el objetivo. Y también funcionó sin ningún problema. El objetivo parece en todo lo que he probado hasta el momento 100 % compatible con la EOS RP más el adaptador de montura EF-RF. Lo único que llama la atención es que hay un cierta desproporción entre el tamaño del objetivo, grandote, con el de la cámara, de lo más pequeñito en formato completo que hay en el mercado. Pero no me sentí incómodo manejando el conjunto.

Aunque el enfoque automático funcionó sin ningún problema, lo cierto es que acabé haciendo lo que suelo hacer en estos entornos, en los que la rapidez en la toma de las fotos no es necesaria, te puedes tomar tu tiempo si no molestas a otros visitantes, por lo que, con la ayuda de la ayuda del enfoque por resalte de color, el focus peaking de los angloparlantes, procedí a enfocar manualmente, sin problemas, con agilidad y con buenos resultados. Perfecto.

No obstante... tuve un "problema" debido a mi mala cabeza. En un momento dado, me extrañaba de que los encuadres me resultaban muy cerrados para la focal de 35 mm. Cuando llevas un tiempo fotografiando, en mi caso de desde 1989, ya sabes intuitivamente, ante una escena dada, que va a cubrir la focal que llevas, o qué focal necesitas para cubrir lo que te interesa. Y estuve toda la mañana sorprendiéndome, porque me encontraba en la situación de tener que recular, o con encuadres muy cerrados. Sin embargo, no fue hasta que llegué a casa cuando me di cuenta del problema. En la selección de formatos de imagen, la cámara tiene varias opciones; la imagen completa, con una relación de lados 3:2, la 4:3, la 16:9, la 1:1 y una que no esperaba. Tiene una opción x1,6, que básicamente lo que hace es que la cámara funciona como una cámara con sensor recortado APS-C y sólo 10,2 megapíxeles en lugar de los 26 megapíxeles propios del sensor de formato completo. Y sí. Sin darme cuanta, tenía ajustada la opción a x1,6. Un opción que para mí no tiene ningún sentido. Así que estuve fotografiando toda la mañana con el ángulo de visión equivalente a un 56 mm y con archivos de poco más de 10 megapíxeles. Como con mi antigua Canon EOS 40D, pero con mejor resultado a altos niveles ISO. De verdad, se podría ahorrar esa opción y cambiarla por una 5:4, para ayudar al encuadre con esta opción.

Por lo demás, como ya he dicho, el funcionamiento del objetivo sobre la EOS RP es excelente, agradable, interesante, y la calidad de imagen de alto nivel. Que es lo que interesa. Una cámara que en estos momentos adelanto que tendrá estos usos según la óptica que le aplique: