La fotografía como afición y otras artes visuales

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En el museo con Ilford HP5 Plus 400 a IE 1600

Los primeros domingos de cada mes, los museos pertenecientes al Ayuntamiento de Zaragoza son gratuitos. Jornadas de puertas abiertas para la promoción de la cultura. Y eso lleva a que, si no tenemos otros planes previstos para las mañanas de esos domingos, nos pasemos por alguno de ellos antes de tomar el tradicional aperitivo dominical previo a la comida. Y entre estos museos, hace tiempo que mi/nuestro preferido es el Museo Pablo Gargallo, dedicado a la obra del escultor bajoaragonés. No sólo es que la obra de Gargallo sea interesante, sino que el propio edificio, el palacio de los Condes de Argillo en la céntrica plaza de San Felipe, es un bello ejemplo de palacio renacentista aragonés.

Mi intención para el primer domingo del mes de mayo era bajar a dar una vuelta por el museo "acompañado" de la Canon EOS 100, el 35/1,8 de Tamron y un carrete de película negativa en color, Fujicolor Natura 1600, que ya lleva demasiado tiempo en mi frigorífico. Pero se me olvidó coger el carrete. Se me hizo tarde, empecé con prisas... y se quedó encima de la mesilla del dormitorio sin entrar en la bolsa de los chismes fotográficos. Cuando me di cuenta, estaba en la plaza de España, recién bajado del autobús de la línea 40 y jurando los mil diablos. Pero ese domingo fue día de apertura en las grandes superficies comerciales y, aunque no soy partidario de comprar en las mismas en los festivos por un tema ético, me colé en la FNAC porque sé que allí disponen de película fotográfica. Probablemente el único sitio donde se podía comprar es domingo película fotográfica en Zaragoza. Y compré un carrete de Ilford HP5 Plus 400 con la intención de forzarlo dos pasos, es decir, exponerlo a un índice de exposición de 1600, con el fin de no verme obligado a fotografiar constantemente a la máxima apertura del 35 mm de Tamron.

No es la primera vez que uso la HP5 Plus forzada dos o tres pasos, generalmente con buenos resultados. Pero en el museo me daba un poquito de miedo. He comprobado en otras ocasiones que con medición matricial de la cámara reflez o con mediciones de luz incidente con el fotómetro de mano, las esculturas de tonos oscuros, casi negros, corres el riesgo de que te queden empastadas, con poco detalle. Por ese motivo, opté por usar la medición parcial de la cámara que mide sobre el 8 o 9 % central del campo de visión, por lo que te puedes centrar sobre el objeto de interés. Lo que suelo hacer es que mido la luz sobre el objeto que tengo miedo que quede sin detalle, y luego subexpongo un punto, porque al fin y al cabo ha de quedar entre los tonos oscuros, con la esperanza de que las capacidades de la película y el revelado aumentado serán suficientes para mantener el detalle en ese punto. Cuando la situación me parece conflictiva, no subexpongo ese paso; directamente uso la medición que me da el fotómetro de la cámara. En fin, intento proteger los tonos oscuros, que es lo que me enseñaron de siempre que debía hacer con la película negativa.

La película la revelé, como vengo haciendo últimamente, en Kodak HC-110. Como tenía algo de prisa, como siempre, busqué un tiempo de revelado no demasiado largo, pero tampoco demasiado corto. Las opciones que tenía con dilución B (1+31), tiempo muy largo, o con dilución A (1+15), tiempo demasiado corto, no me convencían. Pero comprobé que los tiempos eran absolutamente proporcionales proporcionales. Si la dilución A está el doble de concentrada que la B, el tiempo de revelado era la mitad. Así que calculé la que correspondería para una dilución C (1+19) a 20 ºC, y me salían unos cómodos 7 minutos. Que me dieron unos resultados buenos en su conjunto. Si algún negativo quedó con las sombras empastadas, se debió sin duda a una exposición algo corta.

Como la me ha pasado en alguna ocasión, el moderno Tamron 35/1,8 no se lleva siempre bien con la Canon EOS 100 a la hora del enfoque automático. Y para colmo, aunque pongas el objetivo en posición de enfoque manual no siempre dispara si no te aparece el circulito verde que indica que la electrónica de la cámara considera que el sujeto está enfocado. Pero poco a poco le vas cogiendo el tranquillo, y enfocando en manual, lo cual no está mal cuando trabajas en un museo, la cosa funciona. Y la calidad del objetivo está fuera de toda duda.

¿Los resultados? Pues a pesar de mis precauciones, hubo alguna de las esculturas de tonos más oscuros, que me quedaron algo empastadas y sin detalle. En general, los resultados fueron buenos. Y sorprende comprobar en qué medida el grano de la película, aunque notable, no era excesivo ni desagradable. Por supuesto, más apreciable en los negativos más finos, a los que ha llegado menos cantidad de luz. Alguna escena callejera que tomé por el camino, donde el reparto de tonos es más diverso, quedaron bien, sin problema, aun cuando en esas escenas opté por la medición matricial de la cámara. Así que el uso a un IE 1600 de la HP5 Plus no supone ningún problema en modo reportaje, pero cuando fotografías obras de arte con tonos oscuros, se conservador con la medición y dale toda la que puedas a tu sujeto principal.

En París con la Minox GT-E + Ilford XP2 Super 400

A lo largo de los últimos 365 días he usado la película Ilford XP2 Super 400 en varios viajes. En junio del año pasado en forma de cámara de un sólo uso de Ilford, por Francia y Suiza, con buenos resultados generales, limitados por las características de la cámara, de foco fijo, apertura fija y velocidad de obturación fija, y la lente de plástico. En agosto del año pasado, me la llevé con la Leica M2 al lago Constanza, que me dio una versatilidad y una calidad muchísimo mayor. dado que usé el Summicron 35/2 ASPH, una lente de primer orden, incluso me atreví a pedir una digitalización a casi 40 megapíxeles. En octubre del año pasado también, fue la Olympus mju-II, que viajó a Taiwan, la que me dio buenos resultados, aunque el funcionamiento sólo en exposición automática y únicamente en enfoque automática, no me dejó del todo satisfecho.

En estas últimas vacaciones de Pascua, en la que hemos hecho un viaje familiar a París, opté por la pequeña Minox GT-E. De tamaño reducido como la mju-II, permite intervenir de forma más efectiva en la exposición y en el enfoque. Aunque este último queda al buen ojo del fotógrafo, ya que el enfoque es por estimación o por zonas. Algo más hablaré sobre esto después. Lo que ya podemos asegurar es que, expuesta la película a IE que van desde el 100 (dos pasos de sobreexposición) al 400 (su sensibilidad nominal), lo resultados son muy buenos, con un grano imperceptible cuando se sobreexpone la película.

Los principales problemas que hay que tener en cuenta cuando usamos la Minox GT-E son los siguientes.

El error de paralelismo a la hora de encuadrar, sin ser brutal, es apreciable en las distancias cortas, o cuando el sujeto es geométricamente simétrico y te queda desplazado hacia un lado.

A veces, sin darte cuenta, si fotografías con rapidez, no te das cuenta de que la cámara calcula una velocidad de obturación baja y sale la foto trepidada. Como en muchas ocasiones voy enfocando a la hiperfocal, esto supone diafragmas de f/8 y f/11. Si no me acuerdo de poner el exposímetro a IE 400, porque normalmente si hay luz abundante lo llevo a IE 200 o IE 100 para obtener un grano menor, o si no abro algo el diafragma, me puede encontrar en situaciones en que la velocidad de obturación desciende demasiado. Por debajo de 1/60 segundo. 1/30 segundo me parece una velocidad arriesgada por la escasa inercia de la cámara, que pesa muy poquito, y amortigua mal un disparo un poco impetuoso. Que conste que con tranquilidad y buen ojo a la hora de calcular las distancias, se pueden hacer fotografías con diafragmas más abiertos, retratos por ejemplo con separación del sujeto del fondo disminuyendo la profundidad de campo. Si no publico ninguno, es porque no suelo poner nunca fotos de familiares, especialmente niños, en estas páginas. Pero quedan bien.

Hay que ser conservador al usar las escalas de profundidad de campo. Si queremos ajustar la hiperfocal para f/11, más vale que ajustemos la distancia de enfoque a la hiperfocal propuesta por la escala de profundidad de campo para f/8. Y con diafragmas abiertos, con más razón. Si no, corremos el riesgo de que las distancias lejanas, el "infinito", queden poco nítidos.

Si tenemos en cuenta todas estas precauciones, las fotografías resultan estupendas. La película ofrece nitidez, amplia latitud, garantía de que es difícil quemar las luces o empastar las sombras, y grano contenido, incluso inaparente si se sobreexpone un par de pasos. Recordemos que se trata de una película en blanco y negro cromogénica, que se revela por el procesado C-41 propio de las películas negativas en color, que también se suelen beneficiar de cierta sobreexposición. Hay puristas del blanco y negro con película tradicional que no son muy partidarios de la estructura del grano de esta película, especialmente si la comparas con los granos cúbicos de clásicos como la Kodak Tri-X 400 o la Ilford HP5 Plus 400, por hablar de dos películas con la misma sensibilidad nominal. Pero a mí me gusta cómo queda, y para viajar, resulta muy polivalente y adecuada.

Para terminar, decir que he probado un nuevo laboratorio de revelado. Se llama Malvarrosa Film Lab, se encuentra en Valencia, su funcionamiento es similar al de otros laboratorios que ofrecen el mismo servicio de revelado y escaneado, algún euro más barato que otros más consolidados, y la calidad de los archivos recibidos es muy alta.

Ilford Delta 400 a IE 200 y gente que juega a japoneses

Hace un par de sábados, por la mañana, salí con la intención de "entrenar" un poco la vista con la Hasselblad 500CM, y probar qué tal va la película Ilford Delta 400 cuando la sobreexpones un paso, acortando el revelado subsiguiente para reajustar los tonos. El sol estaba ya alto y podías esperar escenas de gran contraste, con luces brillantes y sombras profundas. Por lo tanto, quería comprobar el efecto este tipo de escenas cuando aplicas la técnica mencionada, que lleva consigo una disminución del contraste del fotograma.

Me fui a pasear por el Parque Grande de Zaragoza, y esperaba encontrar escenas como estas.

Escenas en las que el contraste aparente era alto, y que efectivamente quedan con una gradación de tonos más amplia y más matizada con el acortamiento del revelado.

Por cierto, los datos técnicos de la toma y el revelado. Expuse esa mañana dos rollos de formato 120 de Ilford Delta 400 Professional a un índice de exposición de 200. Un paso de sobreexposición. La medición de la luz fue con el Sekonic L-408 Multimaster... hasta que se le agotó la pila. Después... como ya tenía suficientes referencias de las condiciones de luz, seguí fotografiando estimando a ojo la exposición. No me equivoqué gran cosa. El revelado lo hice según las recomendaciones del Massive Dev Chart, con Kodak HC-110 diluido a 1+31 (dilución B), durante 5 minutos a 20 ºC. Hubiera preferido un tiempo un poco más largo, aunque hubiese sido con una dilución mayor, por ejemplo 1+47 (dilución E), pero no encontré ninguna propuesta de tiempo. Y aunque se suele decir que con el HC-110 los tiempos son proporcionales a la dilución, no me atreví a improvisar. Otro día.

El caso es que en estas estábamos cuando en el parque me encontré con esto...

La Asociación Cultural Aragón-Japón estaba celebrando el "hanami". "Hanami [花見 ]" significa, más o menos literalmente, "ver flores". Y en este contexto se refiere a la actividad típica de la primavera en Japón, que en la cultura popular se asocia a la floración del cerezo, las famosas "sakura [桜 o さくら]", la flor de Prunus serrulata, o cerezo ornamental japonés. Desde hace unos pocos años, esta asociación, en colaboración con el ayuntamiento, ha ido plantando este tipo de cerezos en una zona del parque que, un poco pomposamente, han denominado "jardín japonés". Los arbolitos son todavía muy jovencitos, durante el invierno parecen un colección de estacas, aunque ya proporcionan bonitas flores. Por ejemplo, estas que tomé al día siguiente con una cámara digital.

Y el "problema" fue la cámara. La Hasselblad 500CM con el Carl Zeiss Planar 80/2,8 CF T* y usando el visor de capuchón, para componer a la altura de la cintura y con la imagen volteada lateralmente, no es el equipo más apto para empezar a hacer fotografías con un cierto grado de acción. No hay mucho tiempo para enfocar cuidadosamente, se puede usar la escala de profundidades para enfocar por zonas, pero no es fácil, y... bueno, al encuadrar.... Vamos, que no me la llevé pensando en hacer un reportaje.

Además podemos hacer unas consideraciones. Conviene llevarse en la bolsa con la Hasselblad y el 80 mm un filtro gris de densidad neutra. La máxima velocidad de obturación de la serie 500 de Hasselblad, la que usa objetivos con obturador incorporado central, está limitada a 1/500 segundo. Por lo que usando a plena luz de día película de ISO 200 - 400, es complicado usar aperturas muy amplias. Con lo cual, es difícil aislar al sujeto principal gestionando la profundidad de campo, salvo que te acerques mucho.

También estuvo el problema de que en algún momento se vino encima alguna nube, que disminuyó la luz y el contraste de la escena, o los participantes se situaron a la sombra. En ese momento, el contraste que proporcionó la Delta 400 a IE 200 y con tiempos de revelado recortados fue excesivamente bajo. Siempre se pude mejorar en el procesado digital, pero a costa de que el grano, que en muchas fotos pasa completamente desapercibido en estas condiciones, empieza a hacer más notable. Se pierden algunas de las ventajas de este tipo de procesado.

Bueno... las condiciones no fueron ideales, pero hice fotos. Y me lo pasé bien. Aunque no fuera planificado. Quizá al año que viene, si estoy al tanto, iré con un equipo más adecuado. Y en color... por las indumentarias de las chicas.

Dos carretes de Fujicolor Superia X-Tra 400 en el paraje de la pasarela del Bicentenario

Durante el mes de marzo dediqué algunos fines de semana a explorar el entorno de la pasarela del Bicentenario, también aquí, y La Cartuja Baja. Es un buen paseo, de unos ocho kilómetros, desde mi casa. Y permite combinar la necesidad de hacer ejercicio físico con lugares interesantes para la fotografía. Fotográficamente, el principal objetivo de esos paseos era reconectar con la película en blanco y negro Ilford HP5 Plus 400, que en un momento dado, hace unos años era frecuente en mi bolsa frecuenta, pero que después se hizo escasa. Reservada casi en exclusiva a cuando es necesario forzar, cosa que en mi caso ocurre rara vez. Como tenía bastante película de esta marca y variedad almacenada, decidí aprovecha para volver a familiarizarme con ella. Desde luego, entiendo porque es tan apreciada por muchos aficionados y profesionales de la fotografía.

Tres de las fotografías tomadas con la Minox GT-E días antes del paseo hacia la pasarela del Bicentenario.

Pero en ambos paseos llevé conmigo también alguna cámara compacta con película negativa en color. En ambos caso la misma película, la Fujicolor Superia X-Tra 400. Esta película está disponible solamente en formato 135, es decir película de 35 mm biperforada, la que conoce la mayor parte de la gente que ha fotografiado a lo largo de su vida con película tradicional. No existe en formato medio, lo cual es una lástima. Es una película que tiene una buena saturación y nitidez, y aparentemente un grano más manifiesto que las películas de gama profesional de la misma sensibilidad, pero que no suele ser molesto. Pero para mí, tiene las virtudes que tradicionalmente he adjudicado a las películas Fujifilm; son las que reproducen los colores de una forma que me resulta más agradable. Más que las Kodak. Esto ha sido una constante en película diapositiva, pero también se da hasta cierto punto con la película negativa en color, aunque en este caso mi preferencia por una o por otra es menos clara.

El sábado que llevé la Minox GT-E llegamos tarde a la puesta de sol; pero aun así aun encontramos una luz agradable en el entorno de la pasarela del Bicentenario.

En el primero de los sábados en los que nos dirigimos a la pasarela del Bicentenario, la película iba cargada sobre la Minox GT-E. El principal problema de ese día fue que no llegamos a tiempo a la pasarela antes de la puesta del sol. Nos entretuvimos por el camino, al mismo tiempo que calculamos mal la distancia que debíamos recorrer entre el puente del cuarto cinturón de Zaragoza sobre el Ebro en la ribera baja del mismo y la pasarela que era nuestro objetivo. No obstante, aún hubo ocasión de obtener algunas fotografías interesantes del lugar. Si una semana más tarde, con la misma cámara cargada con HP5 Plus hubo algunas fotos con una nitidez flojita, en este caso no fue así. Supongo que estuve más espabilado a la hora de ajustar los parámetros de la cámara a la hora de hacer la fotografía. Este carrete contenía fotografía de días anteriores, de otros paseos fotográficos, e incluso algún retrato ambiental. Todos ello quedaron bastante bien.

El sábado siguiente, puesto que llevé la Minox GT-E "ocupada" por un carrete de Ilford HP5 Plus 400, cargué la Fujicolor Superia X-Tra 400 en la Leica Minilux. En estos momentos, son las dos cámara compactas para película tradicional que prefiero usar. La Minilux tiene una lente mejor que la GT-E. El MC Minoxar 35/2,8 de la GT-E es bastante nítido, y con buen contraste gracias a su revestimiento múltiple, pero no deja de tener una fórmula óptica tipo "tessar" con sólo cuatro lentes en tres grupos. No tengo motivos de queja en general. Pero no llega al celebrado nivel del Summarit 40/2,4, con su fórmula óptica tipo "doble gauss" con seis lentes en cuatro grupos. Un diseño muy habitual durante décadas entre las focales estándar, entre los 40 y 60 mm de longitud focal para el formato de película de 24 x 36 mm, y que según algunos expertos llegó a su mayor calidad posible con este diseño. A partir de aquí, y en el mundo digital, los diseños ópticos se apartaron de estas fórmulas para introducirse en otras mucho más complejas,... y carísimas.

Sin embargo, la ergonomía de la Minilux, como he comentado en alguna ocasión, es perfectible. Grandota para ser una compacta de focal fija, su diseño en forma de paralelepípedo es agradable, pero simple. Se coge bien. Pero no es tan llevadera, no es una cámara bolsillera como la Minox. Tiene ciertas posibilidades de ajuste manual. En concreto, se puede usar en prioridad a la apertura, como la Minox. Y se puede hacer un enfoque "manual", preajustando una distancia de enfoque que corresponde a la hiperfocal, más o menos, o a un enfoque por zonas. Aunque carecemos de escala de profundidades de campo. Pero bueno, a ojímetro. Lo que pasa es que tiene un problema. Cuando ajustamos manualmente una distancia de enfoque, el objetivo no se configura inmediatamente en el momento de hacerlo. Hay que esperar al momento en que disparamos la foto para que el motor de enfoque automático lleve el grupo óptico a la posición deseada antes de que se abra el obturador y se exponga la película. Eso no pasa con el enfoque manual de la Minox. Por ello, aun con el enfoque automático, la Minilux es una cámara más lenta y menos reactiva que la GT-E. Hay otras pejigueras, pero esta es la más importante. De todos modos, uno sabe que si ajusta una apertura f/11 con una distancia de enfoque de 5 metros, o f/8 con una distancia de enfoque de 7 metros, más o menos estás en las hiperfocales, y los paisajes quedan bien. La mayor parte de las fotos que aquí muestro están realizadas así. Y esto es todo por ahora. Si visitáis hoy el Cuaderno de ruta, usaré hoy estas fotografías para tratar un tema científico, y fotográfico, de actualidad.

Por la desembocadura del río Gállego - Leica Minilux + Fujifilm Neopan 100 Acros

Ya hace un mes casi desde que revelé este carrete de fotografías en blanco y negro, y más de un mes desde que lo expuse en un paseo vespertino de sábado que dimos entre el puente de Santa Isabel sobre el río Gállego, la desembocadura de este en el Ebro y el cruce del Azud, todo ello en la ciudad de Zaragoza. Este carrete era el último de Fujifilm Neopan 100 Acros, una excelente película negativa en blanco y negro de la casa japonesa. Película que me gusta mucho pero que dejé de comprar en el momento en que se anunció su cese en la fabricación. Y que la comercialización duraría lo que durasen los remanentes de producto fabricado.

Ante una situación como esta, hay muchos fotógrafos que optan por comprar y almacenar grandes cantidades del producto que les gusta, y conservarlo en el congelador o, al menos, en el refrigerador. Lo cual genera de inmediato, y ante la escasez previsible del producto, una subida de precio apreciable. Personalmente, ante el hecho irremediable, opto por adaptarme. Por ello poco a poco voy centrándome en los productos de Ilford, que parecen los más estables en el mercado, los más disponibles, no son los más baratos pero tienen precios razonables, y tienen buena calidad. Pero bueno, en algún momento había que utilizar ese último carrete de Acros.

La película Acros se ha caracterizado siempre por su contraste suave y su progresiva gama de grises, capaz sin embargo de ofrecer negros profundos, siempre dependiendo de cómo se exponga y se revele. A mí me gustado para retrato, menos para reportaje, pero bastante para paisaje, tanto natural como urbano. En este paseo, nos encontramos en una situación de paisaje mixto, entre los suburbios de Zaragoza y el entorno natural de la desembocadura del río Gállego en el río Ebro, y los sotos adyacentes.

El revelado, sin mucho misterio. El recomendado en el Massive Dev Chart para el revelador Kodak HC-110, dilución B (1+31), 5 minutos 30 segundos a 20 ºC. Agitación inicial de 30 segundos, y cuatro inversiones tranquilas cada minuto hasta el final del revelado.

Quizá la cuestión más característica fue la de usar la Leica Minilux, cámara compacta cuya principal virtud, dejando aparte la estética del aparato, es las bondades de su objetivo Summarit 40 mm f/2,4, muy reputado por su nitidez. Aunque a falta de la posibilidad de colocarle un buen parasol, su resistencia a la pérdida de contraste en contraluces o con fuentes de luz potente en el cuadro es apreciable, pero no infinita. Y a veces se nota. Por lo demás, para este tipo de fotografía tranquila va muy bien. No es muy ágil, por lo que en reportaje tiene sus limitaciones. Y habitualmente la uso más con película negativa en color, mientras que uso otras cámaras con más facilidad para controlar la exposición con película en blanco y negro. Pero la posibilidad de usarla en prioridad del diafragma y enfocar por zonas, me parece un punto a favor importante de la cámara.

Así pues, os dejo con unas cuantas fotografías de ese paseo, con el regusto de que creo que ahora sí, ya he agotado los rollos de película Acros que me quedaban, y que de momento me parece improbable que vuelva a usarla. Aunque nunca se sabe.