La fotografía como afición y otras artes visuales

CARLOSCARRETER.ES

Home / Essays / film

El verano más verde; junio y julio con Kodak ColorPlus 200

Aunque en este momento no es así, mi mes de agosto está resultando un caos de mucho cuidado, no es extraño que, además de los rollos de blanco y negro que voy exponiendo de forma casi semanal, en el infrarrojo en las últimas semanas, lleve encima alguna cámara con película en color.

Canon EOS 650 + EF 40/2,8 STM

Durante el mes de junio de este extraño 2020, llevé la Canon EOS 650 calzada con el objetivo EF 40/2,8 STM. Este objetivo es ideal para llevar a cuestas, por su pequeño tamaño, pero combinado con una muy buena calidad de imagen. Quizá su principal defecto ha sido siempre el viñeteo a su máxima apertura. Pero se nota menos cuando fotografiamos sobre película tradicional que sobre un captor digital. Cosas de la física en las que ahora no me voy a extender. La película elegida fue la baratita de la gama de Kodak, la ColorPlus 200. Que da unos resultados bastante honestos, si he de decir la verdad. Aunque en elementos como la granularidad ande un poco a la zaga con respecto a otras emulsiones más nobles o innovadoras.

Canon EOS 650 + EF 40/2,8 STM

Durante el mes de julio, opté por poner un rollo, también de Kodak ColorPlus 200 en la pequeña Olympus Pen EE3. Dos cosas me sorprenden siempre de esta pequeña cámara que tan barata me costó en un mercadillo dominical. Por un lado, la nitidez de su objetivo, D-Zuiko 28/3,5, que tiene una sencilla fórmula de cuatro elementos en tres grupos. Vamos, una copia de la fórmula Tessar de Carl Zeiss, que tanto se popularizó en cámaras económicas pero competentes durante buena parte del siglo XX. Es equivalente también, aproximadamente, en su ángulo de visión al 40 mm que he comentado antes.

Canon EOS 650 + EF 40/2,8 STM

Y por otro lado, que el fotómetro de selenio, que después de medio siglo sigue ofreciendo mediciones fiables. Aunque quizá sería conveniente que me acostumbrarse a usarlo con una sobreexposición de un paso. Es decir, ajustándolo a IE 100 para una película de ISO 200. El principal inconveniente de la cámara es que no tiene mecanismo de enfoque, confiando en la profundidad de campo y un enfoque fijo a la hiperfocal. Pero hay algo a tener en cuenta. Con su mecanismo de exposición automática acoplada al fotómetro de selenio, si la luz disminuye, la apertura puede ser amplia, y no funciono como hiperfocal, por lo que es probable que el fondo y un primer plano muy próximo queden desenfocados. Pero con luz abundante, cerrando a f/8 o f/11, sin problemas. Se agradecería un posición de enfoque a infinito, de todos modos.

Olympus Pen EE3

Los dos rollos los envié a revelar a Carmencita Film Lab al mismo tiempo, solicitando un escaneado XL, que da unos 19 megapíxeles por fotograma. Lo cual está bien. Más que suficiente en la mayor parte de los casos. Pero me he llevado una agradable sorpresa. La Pen EE3 produce negativos de la mitad de tamaño, aproximadamente, que los habituales con película de 35 mm. Unos 17 x 24 mm frente a los habituales 36 x 24 mm. Hasta ahora, lo que hacían en los laboratorio era escanear estos negativos con las máscaras de 36 x 24 mm, digitalizándolos de dos en dos, unos 9 megapíxeles por fotograma de medio formato. Pero en esta ocasión me he encontrado archivos individuales de 19 megapíxeles igualmente. Estupendo. Sólo he encontrado un problema, no muy importante. La proporción de los negativos es 2:3 (como si fueran 16 x 24 mm) en lugar del 5:7 (los 17 x 24 mm reales). No obstante, como el encuadre con la cámara es muy aproximativo, no es algo que tenga mucha trascendencia, y compensa.

Olympus Pen EE3

Y lo que más me ha chocado de las fotos... pues que este año, con una primavera más lluviosa, más húmeda que de costumbre, y un verano con temperaturas moderadas, dejando aparte algún día de calor más intenso, Zaragoza, especialmente las riberas de los cursos de agua, el Ebro, el Gállego, el Huerva o el Canal Imperial de Aragón, está más verde. Los árboles y arbustos de los sotos naturales o artificiales de estas corrientes de agua están más frondosos. Y están bonitos. No todo lo que pasa en este maldito 2020 tenía que ser malo. ¿Verdad?

Olympus Pen EE3

Nueva puesta en marchar de la Zenit 3M y el Mir-1 37/2,8 con Lomography Berlin Kino 400

Hace un par de años que me hice con la curiosa, no carente de encanto, y muy soviética cámara Zenit 3M, versión conmemorativa del 50 aniversario de la revolución de octubre en Rusia. O sea, una cámara de 1967. Una vez que le coges el tranquillo a la cámara, cosa que no es difícil, pero sobretodo al objetivo Mir-1 37/2,8 que le busqué para acompañarla, es divertida de usar. Y también en color obtuve en su momento resultados bastante razonables. Pero en marzo de 2019, como consecuencia de un golpe en el parasol que le incorporé, sufrió un problema que ha hecho que haya estado en dique seco durante una temporada.

Pura vagancia, puesto que hace unas semanas la llevé a un mecánico reparador de material fotográfico y me lo resolvió en cinco minutos. Para comprobar que el comportamiento de la cámara había vuelto a su natural ser, le puse un rollo de Lomography Berlin Kino 400, le coloqué un filtro Heliopan amarillo nº 8 y salí a hacer fotos. Creo que yo no me queda ningún rollo más de Berlin 400 de los que me regalaron en septiembre del año pasado. De Potsdam 100 en formato 120 aun me quedan un par de rollos.

El revelado lo hice al mismo tiempo que una Ilford SFX 200 de la que no os he hablado todavía. En Kodak HC-110, dilución B (1+31), a 21 ºC y durante 8 minutos y 5 segundos. Como siempre, agitación inicial continua durante 30 segundos y luego cuatro inversiones del tambor de revelado, tranquilas, cada minuto y hasta el final del tiempo previsto. El tiempo de revelado que le di es superior al recomendado. Si este es de 7 minutos a 20 ºC, con la corrección por el aumento de un grado en la temperatura hubiera tenido que ser aproximadamente de 6 minutos y 30 segundos. Pero conociendo la película y el contraste de las ópticas "vintage", que dicen los modernos, el aumentar el contraste un tanto aumentando el tiempo de revelado, no me importó gran cosa y me ahorre una operación de revelado. He de decir que no usé fotómetro. La cámara no lleva ninguno incorporado. Pero las condiciones de luz no hacían difícil estimar a ojo la exposición.

Digitalicé los negativos con mi Panasonic Lumix G9 calzada con el Leica DG Macro-Elmarit 45/2,8 ASPH, en modo alta resolución, lo que me da casi 70 megapíxeles de archivo aprovechable. Teóricamente esto permitiría imprimir a un tamaño de 100 cm x 60 cm... pero creo que yo no lo haría. Me conformaría con 45 cm x 35 cm... quizá un poco más. Todo el sistema tiene tolerancias y holguras que disminuyen algo la calidad. Pero el resultado final no está mal. Las imágenes son correctas, con abundancia de información tanto en sombras como en las altas luces, con una densidad del negativo ligeramente aumentada, como si tuviera una ligera sobreexposición, que no llega a un paso.

Como curiosidad, hasta he realizado un panorama uniendo tres fotogramas. Tengo varias versiones os dejaré puesta la que muestra mejor los tres fotogramas. Y permite obtener un archivo de 136 megapíxeles, con 112 aprovechables. Y con el que he hecho pruebas de impresión que indican que se podrían hacer un copia en tamaño Din A2. Más... sería imprudente. Pero está bastante bien.

El principal problema que veo es que, habiendo usado casi siempre diafragmas de f/8 o f/11 por la abundancia de luz estival, se observa un viñeteo mecánico en las esquinas. Que yo había percibido en el rollo que expuse cuando se averío, debida a la intrusión del parasol metálico que se atascó en la rosca de filtros del objetivo. Ahora no es tan notable, pero es evidente. Y es que me da la impresión de que la rosca de 39 mm de la montura de esta cámara es insuficiente. Y probablemente sea el motivo por el que se abandonó por la rosca de 42 mm en modelos Zenit posteriores. Tengamos en cuenta que el diámetro de la montura de los objetivos de las cámaras digitales sin espejo actuales ronda los 54 o 55 mm. Recordad que el viñeteo mecánico, cuando un objeto se interpone en el paso de la luz, aumenta cuando cerramos el diafragma, mientras que el viñeteo óptico, debido a la caída de la luz en las esquinas por la naturaleza del diseño óptico, disminuye cuando cerramos el diafragma. Lo dicho. La cámara es simpática de usar, pero la calidad final, suficiente para muchas aplicaciones, es limitada.

Graves daños en fotografías en el infrarrojo - Fujifilm GS645S + Hoya IR72 + Rollei Superpan 200 Pro

Hace unas semanas consumí el último rollo de película que me quedaba apto para la fotografía en el espectro del infrarrojo. Era un rollo de Ilford SFX 200. Y la idea de poder hacer este tipo de fotografía sin necesidad de cargar con el trípode funcionó bastante bien. Así que aprovechando un pedido de material sensible, pedí unos cuantos rollos más de esta película. Pero como no es la película más barata precisamente de la gama de la marca británica, y hasta el momento mis experiencias con la Rollei Superpan 200 Pro habían sido buenas, pedí también un par de rollos de esta última, para comprobar que se podían usar de la misma forma. Al fin y al cabo, la sensibilidad nominal es la misma, y la corrección que introduzco en la exposición cuando uso el filtro Hoya IR72 es la misma.

He de decir que hace dos años tuve algunas malas experiencias con unos rollos de la marca Rollei... pero dado que eran otra emulsión y una sola ocasión puntual, decidí arriesgar. Al fin y al cabo, este invierno usé algún rollo de Rollei 80S en formato 135 con la Olympus Pen F y no tuve ningún problema. Al contrario, buenos resultados. Con la Superpan 200 nunca había tenido problemas. Con estos antecedentes, el sábado pasado puse un rollo de Superpan 200 en la Fujifilm GS645S Wide60, con el filtro Hoya IR72 enroscado en el frontal del objetivo, y aprovechando el día de sol radiante fui haciendo fotos en el entorno de los ríos Huerva y Ebro a su paso por la ciudad de Zaragoza, mientras me dirigía caminando a hacer la compra.

El revelado de la película, sin ningún misterio. El que ya había utilizado con antelación sin ningún problema. Kodak HC-110 dilución B (1+31), 6 minutos a 20 ºC, comprobados con mis termómetros habituales. El paro, con la misma agua que el revelador, también a 20 ºC. Y el fijador, previamente preparado, cómo estaba a una temperatura algo más alta porque mi aire acondicionado sólo está en el salón y en la estantería donde lo guardo hace más calorcito, lo atemperé durante un rato en el frigorífico para ser usado a unos 22 ºC. Temperatura muy similar. Nunca había tenido problemas por hacerlo así. Como nunca había tenido problemas luego al lavar bajo el grifo con el agua saliendo a 25-26 ºC, que es la temperatura a la que sale durante el verano. Sin embargo, algo había ido mal, y lo vi en cuanto colgué los negativos a secar. Sabía perfectamente que el cielo estaba ese día inmaculado, sin nubes de ningún tipo. Y sin embargo, en los negativos se apreciaba irregularidades en los tonos del cielo.

Inmediatamente empecé a temer algo. Una sensación que se me había quedado en todo el proceso. La posibilidad que durante el lavado, el monomando del grifo no estuviera perfectamente en la posición "agua fría" y la temperatura del lavado fuese superior a la prevista. Un par de días más tarde, con tiempo y tranquilidad, digitalicé con mucho cariño los negativos con la Panasonic Lumix G9 en su modo de alta resolución, casi 80 megapíxeles aprovechables por negativo, que aparecieron bastante nítidos... pero con zonas en la que la emulsión se veía deteriorada. Quizá lo que los más sabios que yo llaman "reticulada". Nunca me había pasado algo así desde que empecé a revelar en 1992.

He comentado ya el caso en grupos y foros de aficionados y profesionales de la fotografía con película tradicional, en los que siempre hay personas con más conocimientos y experiencia que yo. Algunas voces que considero autorizadas no tienen claro el tema de las temperaturas. Afirman que en caso de "shock térmico" el reticulado hubiese sido en toda la emulsión y no sólo en algunas zonas. Por lo que entiendo, el problema del reticulado tiene más que ver, no con la temperatura de los líquidos, sino con la diferencia de temperaturas, excesivas y bruscas, entre los diversos baños. Y vuelvo a escuchar quejas de que la calidad de fabricación de las Rollei deja que desear. Las emulsiones, fabricadas por Agfa-Gevaert en Bélgica, según parece, están basadas en emulsiones conocidas desde hace décadas. Pero el envasado final parece que podría estar realizado en la República Checa por Foma. Hay semejanzas claras en los envasados entre las Foma y todas o algunas de las Rollei. El caso es que según algunas voces, en algún momento del proceso de fabricación y envasado, los niveles de calidad no estarían a la alturas de las ya desaparecidas películas Agfa, por mucho que las emulsiones sean herederas de aquellas.

El caso es que... es una pena. Porque por lo demás la exposición, la nitidez y el aprovechamiento de los negativos eran buenos. Si no fuese por la inseguridad que genera esta situación, la calidad de la imagen está a la par de la Ilford SFX 200, quizá con un grano un poco menos marcado incluso, lo que podría proporcionar algo más de nitidez, la SFX 200 tiene un grano muy marcado para su sensibilidad nominal en mi experiencia, y con un coste menor. La Ilford es un 40% más cara que la Rollei. En fin... Me queda un rollo de Rollei Superpan 200. Volveré a repetir la experiencia, con especial cuidado en todos los pasos del proceso. Y ya os contaré si al final llego a la sospecha de que la culpa fue de la emulsión o de mi mala pata. Cosa que no puede desechar; no puedo ser tan soberbio, con los datos que tengo. Pero ya son tres rollos de película de la marca Rollei que me salen rana en el plazo de dos años.

Retomando la fotografía infrarroja - Fujifilm GS645S + Hoya IR72 + Ilford SFX 200

Desde hace tiempo me muestro interesado por la fotografía en el espectro del infrarrojo. Aunque he hecho algún pinito con alguna cámara digital que muestra cierta sensibilidad a esta parte del espectro electromagnético, la mayor parte de las modernas no son sensibles, a lo que más me he dedicado es a la fotografía infrarroja con con película de haluros de plata tradicional. Tradicionalmente existían emulsiones específicas para este tipo de fotografía, pero hoy en día no se fabrican o no son fáciles de encontrar por fabricarse sólo para determinados entornos y situaciones. Pero sí que encontramos con facilidad películas en blanco y negro pancromáticas, es decir, sensibles a todas las longitudes de onda del espectro visible, desde el rojo al violeta, con una sensibilidad espectral extendida al infrarrojo cercano. Usando un filtro adecuado, podemos cortar el acceso a nuestra película de todas las longitudes de ondas que correspondan al espectro visible, y dejar pasar solamente las que corresponde al infrarrojo cercano.

En los últimos años, con este fin he venido usando las películas de Rollei Superpan 200 Pro y Retro 80S, así como la Ilford SFX 200. La Rollei Retro 80S es la que más me convence en sus resultados, especialmente si buscas un grano fino. Pero tiene problemas de calidad en su fabricación y he acabado escamado de ella. La Superpan 200 Pro no me ha dado problemas nunca,... pero claro, es Rollei también, y se te mete el miedo en el cuerpo. Por ello, en su momento adquirí un suministro de Ilford SFX 200, apreciablemente más cara, pero más fiable desde mi punto de vista. Me quedaba un rollo. Y el runrún en la cabeza de retomar este tipo de fotografía durante el verano, que es su momento adecuado.

Recientemente, vi un vídeo en Youtube de un fotógrafo paisajista británico que eventualmente realiza paisaje en el infrarrojo con cámaras digitales modificadas. Tal es la modificación, que puede realizar las fotografías a mano alzada, sin necesidad de trípode. 

El problema con las películas infrarrojas es que el filtro que colocas en el objetivo, en mi caso un Hoya IR72 de 49 mm de diámetro, se lleva cinco pasos de exposición. Si una película tiene una sensibilidad nominal de ISO 200, es como si estuvieses usando una de ISO 6. Y eso implica que hay que usar un trípode siempre, ¿o casi siempre? A esto vamos hoy. A que en determinadas ocasiones, podemos ir sin trípode, haciendo algunos sacrificios.

Con película infrarroja me gusta usar cámaras telemétricas. Con una réflex, si pones el filtro, no ves nada por el visor. Tienes que andar poniendo y quitando para enfocar y encuadrar. Así que en esta ocasión opté por la Fujifilm GS645S Wide60, puesto que el rollo que me quedaba de SFX 200 era de tipo 120. La mañana del domingo era soleada y despejada aunque con algunas nubes en el cielo que no servían para matizar la luz, aunque sí para dar vida al espacio celeste. Así que, incluso antes de salir de casa, comprendí que la medición de la luz en valores de exposición iba a ser EV15. Es decir, tiempo soleado, si ajustamos el diafragma a f/16, la velocidad de obturación sería el inverso de la sensibilidad de la película. Haciendo cuentas, comprendí que la combinación f/4 (apertura máxima del objetivo) y 1/60 segundo (velocidad de seguridad para no obtener fotos trepidadas), era posible. Aunque con un precio a pagar. En formato medio, una apertura de f/4 implica una cuidada selección del encuadre para decidir que aparecía enfocado y que no. La hiperfocal con esa apertura, estamos hablando de paisajes, mayormente, es 20 metros, por lo que lo planos muy próximos corrían mucho riesgo de aparecer desenfocados. También hay que tener en cuenta que es una buena óptica, pero que hay que esperar cierta degradación de la imagen en los bordes de la misma a su máxima apertura. Así se aprecia en alguna fotografía con edificios en los bordes de la imagen. En cualquier caso, la primera vez que me lanzaba a realizar infrarroja a mano alzada.

La película la revelé, según lo recomendado, en Kodak HC-110 dilución B (1+31) durante 9 minutos a 20 ºC. 30 segundos de agitación tranquila inicial y luego cuatro inversiones del tambor cada minuto, hasta alcanzar el tiempo previsto. Las fotos fueron digitalizadas con la Panasonic Lumix G9 en modo alta resolución (imagen aprovechable en esta ocasión de entre 65 y 70 megapíxeles) con el M.Zuiko 12-40/2,8 a una focal de aproximadamente 35 mm y una apertura de f/5,6. Los ficheros digitales hay que trabajarlos un poquito, no demasiado, pero con cuidado, para ese aspecto característico de la fotografía infrarroja en blanco y negro. Especialmente, evitando bloquear las luces, abundantes en las fotos con mucha vegetación. He usado Affinitiy Photo con el complemento de Color Efex de la Nik Collection para el terminado final. No la versión actual de pago, sino la que fue gratis durante un tiempo, y que es perfectamente usable todavía. He comprobado ya en varias ocasiones que "jugando" con el filtro "Claridad (Clarity)" de Affinity Photo (u otros programas) se puede evitar el aumento de grano indeseado cuando ajustas el contraste, sin afectar a la nitidez global de la imagen.

Globalmente, he quedado satisfecho con las fotografías. Para comparar el efecto de la fotografía infrarroja respecto a la normal realizada con película pancromática, os he puesto un par de imágenes comparando con las obtenidas con la pequeña Olympus Pen EE3 cargada con Ilford HP5 Plus 400. Este tipo de fotografía es ideal para los días de verano, con luz intensa, y con abundancia de vegetación muy verde todavía. Y siempre que la sensibilidad de base de la película sea de 200 o más, podremos evitarnos el trípode, aunque habrá que ser cuidados con la composición y con lo que dejamos enfocado y lo que no. Recordad que en la luz infrarroja no enfoca en el mismo plano que la luz visible y que si el objetivo tiene marca de corrección del punto de enfoque para luz infrarroja, hay que usarla. La GS645S la tiene, y la usé sistemáticamente, consiguiendo una buen nitidez en todas las fotos. Con diafragmas más cerrados igual se compensa con la profundidad de campo derivada, pero con f/4, no.

El regreso de la Fujifilm Neopan 100 Acros... II

Un hecho; desde que la probé, la Fujifilm Neopan 100 Acros resultó ser una de mis películas en blanco y negro preferidas, siempre y cuando pueda valer una sensibilidad ISO 100. Muy limitada para lo que se lleva hoy, aunque era la de uso común hace 30 o 40 años. Pero las mejoras de las emulsiones hicieron que poco a poco la etiqueta de polivalente se la llevasen las películas de ISO 400. Y no digamos en digital, conforme la capacidad de la electrónica para amplificar la señal permitió estas sensibilidades con buenos resultados... o más altas todavía. Pero la estupenda gama tonal, la profundidad de las sombras, la nitidez que proporciona y el escasísimo grano, hacían de la Acro, la "chouchou" de muchos fotógrafos. A mí me gustaba mucho. Estupenda para largas exposiciones por su escasísimo fallo en la ley de la reprocidad, que hacía que por encima de unos cuantos segundos de exposición empezase a ser más "sensible" que las películas de ISO 400 por permitir tiempos de exposición más cortos. Y estupenda para los formatos pequeños, por su capacidad para ser ampliada con buena calidad. Ya, en formato medio, un lujo de imagen. Era cara, eso sí. Una película moderna, tecnológicamente avanzada y cara. Más agradable que las de grano tabular de Kodak (T-Max 100) e Ilford (Delta 100) que serían sus principales competidoras.

Pero Fujifilm, haciendo muy poco honor a su marca, empezó una empinada pendiente de abandono del "film" fotográfico, con el carpetazo a muchas emulsiones muy queridas por los fotógrafos. En 2018, abandonó la producción de la Neopan 100 Acros aduciendo una mezcla de razones relacionadas con los costes y con los productos químicos necesarios para su fabricación. Eso sí, con todo el cinismo del mundo, sacaban pecho por la emulación por software de la película en sus cámaras digitales, con lo que mantenían viva la denominación "Acros".

Sorprendentemente, porque los carpetazos que da Fujifilm suelen ser muy definitivos, a mediados de 2019 anunció el regreso de la denominación en una versión nueva, pero muy similar, la Fujifilm Neopan 100 Acros II. Habría algunos cambios en la química para su fabricación, pero se conseguiría un producto muy similar. Incluso los tiempos de revelado, de los que hay muy poca información para la nueva emulsión, serían iguales o similares para los distintos reveladores. A finales de 2019 llegó la nueva película al mercado japonés. No tuve la suerte de poder pillarla yo cuando visité Japón en octubre del año pasado. Y a principios de este año, llegó al mercado europeo. Con precios altos, como era de esperar, y con una sorpresa. La película japonesa no es "made in Japan" sino "made in The UK". Lo más lógico es pensar que el fabricante de la película es Harman Technology Ltd, la empresa fabricante de las películas Ilford y Kentmere. Y se supone que de película bajo otras marcas. Por ejemplo, hay bastante certeza para decir que las recientes Agfaphoto APX 100 y 400 tienen poco que ver con las antiguas Agfapan APX 100 y 400, y que no son más que las Kentmere 100 y 400 con una presentación diferente. ¿Es la nueva Acros II una auténtica descendiente de la Acros original? ¿O es una Ilford disfrazada? Todo parece indicar que se trata de lo primero. A Fujifilm le sale mejor que otro fabrique la película bajo sus especificaciones, en las que habría habido cambios debidos a la disponibilidad y precios de diversos componentes químicos necesarios para su fabricación.

A principios de marzo de este año, encargué por internet unos rollos de la nueva Fujifilm Neopan 100 Acros II. Además con la idea de utilizarlos en un proyectos muy concreto. Dos rollos en formato 120 y otros dos en 35 mm. Probar la película con uno de los de medio formato, usar el otro en unos retratos de unos amigos que tenía pendientes y llevarme los dos de 35 mm de vacaciones de semana santa con una cámara de medio formato (que no formato medio; me refiero a la mitad del tamaño del formato habitual en 35 mm). Y las películas llegaron el sábado 14 de marzo... día que se publicó el Real Decreto-Ley que establecía el estado de alarma en todo el país por la epidemia de covid-19. Adiós a todos esos proyectos... desechados indefinidamente.

Hace un par de domingos, en una mañana soleada y tranquila, decidí probar la película de una vez. Así que cogí la Hasselblad 500CM, le puse el Sonnar 150/4 C T*, cargué un rollo de 120, y me fui a pasear por un animado casco histórico de Zaragoza, cuando estábamos en vísperas de estrenar la "nueva normalidad". Para los tiempos de revelado, tuve que confiar que valían los de la película original como muchos sugería, porque no encontré documentación oficial. Las propuestas existentes en Digitaltruth eran raras. Pero acepté la de revelar en Kodak HC-110 dilución C (1+19) durante 5 minutos a 20 ºC, con una agitación continua en los primeros 30 segundos, y cuatro inversiones tranquilas cada minuto hasta final del tiempo de revelado. Ya adelanto que fue bien.

Fue lo único que fue bien. Por algún motivo, que sólo descubrí más adelante, el tambor de revelado no quedó bien cerrado, tuve que agitar de forma poco convencional para que no se escapasen los líquidos de revelado, y cuando intenté cerrar bien el tambor, a pesar de mis precauciones, entró algo de luz, velando parcialmente los negativos. No obstante, hay superficie suficiente en el material sensible sin afectar para sacar algunas conclusiones.

1. El grano es total y absolutamente imperceptible.

2. La nitidez es amplia.

3. Las condiciones de luz no fueron las mejores, por la dureza de la iluminación, pero con la cuidadosa medición con el Gossen Digisix, a veces de luz incidente y otras de luz reflejada según la situación, todos los negativos resultaron entre muy bien y muy aceptablemente expuestos sin que se empastaran las luces ni se bloquearan las sombras.

4. Sigue siendo una película fácil de manejar, aunque se curva más que las habituales de Ilford, por lo que cuesta más mantenerla plana en el portanegativos. Si la fabrican los británicos, lo hacen con las indicaciones totales de los japoneses, porque las bases de las películas de las Ilford suelen quedar muy planas tras el secado.

5. Si no fuera tan cara, la usaría con frecuencia. No descarto su uso con la pequeña Olympus Pen F, para obtener el máximo de su pequeño negativo. Al fin y al cabo, es el doble de sensibilidad que la Ilford Pan F Plus para una nitidez y granos muy similares.

En fin, aun me quedan tres rollos para seguir investigando las propiedades de la película. Lástima que el verano, y sobretodo, este verano, sea tan poco propicio para buscar ocasiones en las que aprovechar al máximo las características de la película. Da pena gastar 10-12 euros en lo que se puede hacer por cinco.