La fotografía como afición y otras artes visuales

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Hasselblad 500CM con el visor PM 51, esta vez con Fujifilm Neopan 100 Acros II

Cuando probé hace unos días mi nuevo visor de prisma con fotómetro incorporado PM 51 para el sistema Hasselblad V (lo de sistema V no se utilizó hasta la aparición del sistema H, antes era simplemente el sistema Hasselblad), me quedé con la duda de la precisión del fotómetro al caer en la desconfianza sobre el comportamiento general de la película que usé en ese momento, la Lomography Potsdam Kino 100. Aunque los negativos tenían información suficiente para aprovechar la imagen, quedaron muy poco densos, con aspecto más de cortos de revelado que de subexpuestos. Pero sin tener muy claro qué había pasado.

El 1 de febrero cogí un día de fiesta, y junto con dos amistades, nos pusimos nuestras zapatillas de caminar y nos hicimos una caminata de 15 kilómetros dentro del término municipal de Zaragoza. Seguimos en confinamiento perimetral por la pandemia de covid-19. Afortunadamente, los casi mil kilómetros cuadrados de término municipal, aunque muchos de ellos sean de paisaje árido, estepario, permiten rutas para caminar relativamente diversas. Yo cogí de nuevo la Hasselblad 500CM, le calcé el Distagon 50/4 C T* y le puse un rollo de Fujifilm Neopan 100 Acros II. La emulsión japonesa es mucho más fiable que las Lomography, incluso si, o quizá porque, está fabricada por Ilford en el Reino Unido.

Hice algo que, a la larga o a la corta, quizá fuera un error. Cuando salí de casa, las condiciones de luz para fotografiar, sin ser óptimas, eran relativamente agradables. El día estaba soleado, pero con una luz no demasiado dura. Y para dar más empaque a los cielos, decidí colocar un filtro rojo sobre el objetivo. Con el 50 mm genera un poco de viñeteo mecánico, he venido observando. Y además, el seleccionar sólo una parte de las longitudes de onda de la luz visible, tal vez afecte a las medidas del fotómetro. Pero en ese momento no pensé en ello. De todos modos, las mediciones consistentemente fueron las adecuadas para las condiciones de luz menos los tres pasos de luz que se come el filtro rojo. No es un filtro de buena marca. Aunque eso se nota más en los eventuales destellos de luz inoportunos con las luz de frente que en la definición de la imagen.

También me encontré con que la luz evolucionó desfavorablemente, aunque quedó muy estable. Desfavorablemente, porque las ligera nubosidad que generaba una luz demasiado dura, pero que justificaba el filtro rojo para generar algo de contraste en los cielos, desapareció, dejando una luz realmente dura. Con un fuerte contraste que la película absorbe sin problema, por su buena latitud de exposición, pero que convirtió en banales la mayor parte de los motivos que yo llevaba en mente.

En cualquier caso, mis comprobaciones mientras caminaba, entre las medidas que me proponía el fotómetro del PM 51 y del Gossen Digisix que llevaba en el bolsillo, aunque luego los negativos me quedaron un poco más densos de lo que esperaba. Revelé la Fujifilm Acros II en Kodak HC-110 en dilución C (1+19) durante 5 minutos a 20 ºC, según propuesta encontrada en el Massive Development Chart de Digitaltruth. Fujifilm no ofrece información sobre el revelado con HC-110. Y Kodak sólo ofrece datos para sus propias películas. Ilford ofrece para su revelador Ilfotec HC una propuesta de 4,5 minutos a 20 ºC en dilución 1+31 con la película ajustada a IE 80. Así que igual me pasé de rosca con el revelado. Desgraciadamente no di en consultar los datos de Ilford hasta que vi que los negativos estaban más densos de lo previsto.

En fin,... que aunque los negativos son aprovechables, llevo una mala racha en la que ando desconcentrado por motivos diversos y eso se nota en mi forma de trabajar con la película, por lo que no acierto con la sistemática adecuada. No pienso con claridad. Volveré a ello... cuando tenga la cabeza más despejada. Ahora tengo pendiente de revelar un rollo de Acros II expuesto con la Leica Minilux... y no sé muy bien que hacer. Ya os lo contaré.

Un nuevo repaso a objetivos con montura Leica M sobre la Canon EOS RP

Cuando probé por primera vez la Canon EOS RP, en los primeros días tras su llegada a casa, me apresuré a montarle, con el adaptador correspondiente, el Leica M Summicron 35/2 ASPH. Probablemente mi mejor objetivo. Pero que no se lleva bien con la toma digital, salvo sobre cuerpos Leica, que identifican el objetivo y aplican determinadas correcciones. El problema es que los objetivos tradicionales para Leica M conducen los rayos de luz hasta el sensor digital con una fuerte inclinación, que afecta a la imagen, creando fuertes viñeteados en las esquinas, desviaciones del color en esquinas y laterales de la imagen y, eventualmente, alguna pérdida de nitidez derivada. Para conseguir una alta calidad de imagen con los captores digitales, conviene que la luz llegue lo más perpendicular posible a la superficie de estos. Con la película tradicional no hay problema. Y ese es el motivo por el que mi Sumicron 35 mm lo haya usado predominantemente sobre mi Leica M2 con resultados estupendos. Porque es una maravilla de objetivo.

El Planar 50/2 ZM de Carl Zeiss es aprovechable desde su apertura más amplias. Simplemente, corregir el viñeteado.

Sobre la Canon EOS RP... observé los tradicionales problemas de estos objetivos sobre cualquier otro sensor digital. Quizá válidos para tomas en blanco y negro... pero no adecuados en general. Y ya no le di muchas más vueltas al asunto.

Recién llegado de mi viaje de vacaciones en Oporto, me quedaban todavía tres días de vacaciones, hasta incorporarme de nuevo este jueves pasado, con cambio en mi situación administrativa incluido, a mi puesto de trabajo. Y uno de esos días, una mañana muy agradable, quizá con una luz excesivamente contrastada, decidí volver a montar sobre la EOS RP el adaptador de montura Leica M. Y coger dos objetivos para esta montura muy distintos al anterior. Se me ha olvidado decir. El problema comentado anteriormente, afecta especialmente a los objetivos angulares y grandes angulares. Veamos con los que no lo son.

Enfoque al vuelo, a plena apertura, mientras caminaba con el Planar 50/2 ZM. Foto nítida y bien contrastada.

Otro de los objetivos que siempre me ha asombrado por su nitidez y contraste para la relativa sencillez aparente de su diseño, el Summicron 35 mm no tiene un diseño sencillo, es el Carl Zeiss Planar 50/2 ZM. Es fenomenal. Es un objetivo estándar y por lo tanto, menos propenso a sufrir los problemas mencionados. Así que fue el primer que utilicé.

Resumiendo, aunque a grandes aperturas se aprecia un fuerte viñeteo, que no necesariamente resulta desagradable, y que es relativamente fácil de corregir en el proceso posterior, el objetivo funciona bastante bien. No tiene presenta, aparentemente, desviadios de color desagradable en las esquinas o en los laterales de la imagen. Es nítido. Siendo de enfoque manual, como todos estos, es muy rápido de usar con la ayuda del resaltado de zonas nítidas en el visor de la cámara. Muy rápido. A veces más que usando el enfoque automático con otros objetivo. Y además, se aprecia muy bien la zona de profundidad de campo, cuando usas aperturas más amplias, gracias también al resaltado de zonas nítidas en el visor.

Una apertura máxima de f2 es perfectamente razonable, como la del Planar 50/2 ZM. No sé qué manía con los monstruos actuales de f1,4 o más, enormes, carísimos, difíciles de usar, y muy especializados.

Conclusión,... es un objetivo perfectamente utilizable. Desde mi punto de vista, más nítido que el Canon EF 50/1,4 USM, aunque un paso menos luminoso. Pero contribuye a un equipo ligero y fácil de usar. Una combinación a tener muy en cuenta en el futuro. Una posibilidad incluso como equipo de viaje de buena calidad y tamaño contenido.

El otro objetivo que utilicé fue el teleobjetivo corto que en los años 70 sacó Leica al mercado para acompañar su pequeña Leica CL. No la actual digital del mismo nombre. La que usaba película hace casi 50 años. Es el Leica Elmar-C 90/4. Es un objetivo ligero, bien construido en metal, con una fórmula óptica extremadamente sencilla de 4 lentes en 4 grupos. Así que no es tipo tessar como alguna vez he leído (4 elementos en 3 grupos). Es poco luminoso, pero sobre película siempre me ha dado buen resultado.

Una vez corregido el oscurecimiento de las esquinas y el contraste en el procesado digital, el Elmar-C 90/4 es aprovechable desde su máxima apertura.

Y sobre captor digital... Pues lo mismo que en las Leica digitales. Es suficientemente nítido, tiene un contraste inferior al de objetivos más modernos, aunque es algo que puede mejorarse en el procesado posterior, y tiene una calidad más que aprovechable en cuanto diafragmamos un poco. A f8 va muy bien. A f4 puede presentar un contraste demasiado bajo y un viñeteado muy manifiesto, pero sigue siendo utilizable.

Ningún problema para tomas generales a f8 con el Elmar-C 90/4.

Así como el Planar constituye una alternativa más que razonable para el EF 50 mm, salvo por su apertura máxima, el Elmar-C compite peor con el EF 85/1,8 USM de Canon. Este es una objetivo más moderno y complejo de diseño. Mucho más luminoso. Y cuya única desventaja respecto al Elmar-C es que es bastante más voluminoso. Otro problema es que en esta ocasión el enfoque manual no es tan rápido, la rueda de enfoque es precisa pero más dura de accionamiento que los otros objetivos de Leica o Carl Zeiss mencionados anteriormente, para un enfoque que necesita más precisión por su focal más larga. Además, en un día de luces contrastadas como el día que lo probé, el resaltado en el visor me engañó un par o tres de veces y apareció sobre bordes que no estaban realmente enfocados aunque si presentaban un cierto contraste. Por lo que fallé varias veces en el enfoque correcto. Hay que tomárselo con más calma para enfocar correctamente.

Buen detalle en los pilares del Puente de Piedra con el Elmar-C 90/4, diafragmado a f8.

Eso sí, ya he dicho que a f8 el objetivo es muy nítido. Tomé una panorámica desde la ribera del río Ebro con tres fotos a esta apertura, para luego montarla en el procesado digital. Y quedaron perfectamente montadas entre sí, dando como resultado una fotografía final grande, nítida y correctamente alineada, con rapidez en Affinity Photo. Con objetivos regulares, a veces da problemas este ensamblado.

Panorámica formada por tres tomas con el Leica Elmar C 90/4. La luz es muy plana por estar en las horas centrales del día.

Resumiendo, si los angulares con montura Leica M son difícilmente utilizables sobre la Canon EOS RP salvo quizá en blanco y negro, los objetivos normales y teleobjetivos sí que son utilizables, disponiendo con ellos de un equipo bastante compacto. Aunque con un inconveniente que olvidaba. La distancia mínima de enfoque es poco favorable en estos objetivos. En el 90 mm es de un metro, que es simplemente aceptable para esta focal, aunque se compara mal con otros objetivos de este tipo. En el Planar 50 mm, una distancia mínima de enfoque de 70 cm...  cuando lo aceptable es alrededor de 45 mm... habría que ponerle algún tipo de lente de aproximación, de buena calidad, o algún tipo de tubo de extensión en ocasiones donde habitualmente no son necesarios.

Sin problemas para obtener una imagen nítida en el tronco y las hojas con el Elmar-C 90/4, con una apertura de f8.

Canon EF 50/1,4 USM sobre Canon EOS RP; la óptica que cayó en desgracia

Hasta que Canon se puso las pilas con los nuevos diseños en objetivos con carácter telecéntrico para llevarse bien con los nuevos sensores digitales abundantemente poblados de píxeles, el objetivo estándar, el 50 mm, se declinaba en la marca nipona entres variantes:

El popular nifty fifty, EF 50/1,8, todo de plástico, barato, con unas prestaciones ópticas muy decentes y muy recomendado de toda la vida. Yo tengo uno de la primera generación, que duró poco, con escala de distancia de enfoque y montura de metal. El problema de las dos generaciones de este objetivo es que el motor de enfoque no era ultrasónico, era ruidoso, y no permitía la corrección del enfoque sobre la marcha. Fue sustituido hace unos añitos por un objetivo no muy diferente en prestaciones ópticas, pero actualizado en su motorización, STM, y construcción.

El EF 50/1,4 USM, del que hablaré hoy, que aumentaba la luminosidad del anterior, tenían una construcción en policarbonato más sólida y elegante, y un motor ultrasónico que permitía el reenfoque manual sobre la marcha. Más caro, pero con precios razonables.

El EF 50/1,2L USM, incluso un predecesor 50/1,0L, que era el objetivo de prestigio, con vidrios especiales y muy orientado a los profesionales del retrato. Muy enorme y muy caro. Hubo varias versiones que se sigue declinando, ya muy orientadas a la toma digital. Todavía más grandes y más caros.

De estos tres objetivos, el f1,8 y el f1,2 han tenido siempre una prensa excelente. Y siempre han sido recomendados a los usuarios de cámaras Canon EOS, tanto para entusiastas como para profesionales. Pero el f1,4, en un momento dado cayó en desgracia. Hará como hace unos 10 años o así. Quizá un poco menos. En cualquier caso, después de la aparición de la aparición de la Canon EOS 5D Mark II, fue perdiendo adeptos. Los otros no. Este sí. De repente no valía. Se lo he oído decir a mucha gente. Y a no pocos voceros con canales en Youtube y en otras plataformas sociales.

Yo tengo uno. Que compré muy bien de precio, en excelentes condiciones, de segunda mano. Una y otra vez he comprobado dos cosas. Que ya se habían dicho en todas las revisiones de este óptica previas al 2009 o 2010. A igualdad de apertura, tiene como mínimo la misma calidad óptica que el 50/1,8. Como mínimo. En su apertura máxima es casi un paso más luminoso. Tiene el motor USM que permite el ajuste fino manual del enfoque sin necesidad de dejar el modo AF. Tiene escala de distancia de enfoques. Es silencioso. La montura es de metal, sólida. No se estropea con facilidad con golpes frontales sobre el grupo óptico, como sucede con el f1,8, cuyo bloque de lentes está sujeto a la helicoidal de enfoque por tres finos puntos de sujeción que se rompen con facilidad. La calidad global de construcción es superior. Su precio es varios ordenes menor que los objetivos f1,4 actuales. Es algo más caro que el f1,8, pero no desmesuradamente más caro, especialmente las versiones de segunda mano en buen estado. ¿Alguien me puede explicar porque el 50/1,8 tiene tan buena fama y este 50/1,4, todavía en catálogo, no?

No me lo explico. He escuchado a un fotógrafo de paisajes, muy seguido en Youtube, que suele fotografiar a aperturas de f8 o f11 despreciarlo por sus características a f1,4...¡¡¡??? Vamos a ver. Ciertamente, su diseño viene de principios de los años 90, y es un diseño típico similar, como tanto 50 en el siglo XX a los Planar de Carl Zeiss. Estos diseños tienen limitaciones en fotografía digital. Pero no necesariamente son inútiles por ello. Lo mismo le pasa al Canon EF 50/1,8 que tanto gusta. El principal problema es que a su apertura máxima, su contraste es bajo y no las esquinas pierden nitidez. Aunque en retrato, principal aplicación de esta focal y apertura tradicionalmente, esto tiene una importancia secundaria. En lo que es mi experiencia, desde que diafragmamos a f4, posiblemente a f2,8, y de hay en adelante hasta que a f16 empieza a notarse la difracción, es un objetivo muy muy muy útil, aunque seguramente pasará dificultades para resolver los modernos sensores de más de 45 megapíxeles. Pero cuando nos movemos en el formato completo en torno a los 24 megapíxeles, unos cuantos arriba o abajo, nunca le he visto mayor problema.

Con la llegada reciente a mis manos de la Canon EOS RP, salí una tarde a probar que tal. Enfoca perfectamente y con rapidez. Para el pequeño tamaño de la cámara, ofrece una solución más equilibrada que los modernos, enormes y carísimos 50 mm dedicados a la montura RF, incluso contando en el adaptador de montura EF a RF. Y tiene los mismos pros y contras que he señalado antes.

Las fotografías de hoy están tomadas entre las 7:30 y las 8:15 de la tarde. La apertura más cerrada que use fue f/4, que es suficiente para aislar cualquier sujeto relativamente próximo del fondo, por su limitada profundidad de campo. Y las realizadas a plena apertura, f1,4, tienen menos contraste, que se puede arreglar en el procesado, y siempre que no sitúes objetos importantes en las esquinas, tienen suficiente calidad para que la foto sea significativa o no, no por culpa del objetivo sino por la habilidad del fotógrafo. Así que... sí. Es un objetivo adecuado para mi recién llegada EOS RP. Ni que decir tiene, que sigue siendo muy útil con mis Canon EOS para película tradicional.

El Tessar de la DDR sobre la Canon EOS 650 y película Kodak ColorPlus 200

Siempre he sentido simpatía por los objetivos con una fórmula óptica de tipo Tessar. Se llamen así o no, se reconozca este ascendiente o no. La marca Tessar es propia de Carl Zeiss, pero el diseño del triplete con cuatro elementos es un clásico que durante décadas ha sido utilizado por muchas marcas, especialmente en sus objetivos o en sus cámaras más económicas pero dignas. Por esta fórmula óptica tan sencilla es más capaz de lo que nos parece. Con la salvedad de que no admite aperturas máximas grandes, normalmente los más luminosos se quedan en el f/2,8, el centro de la imagen suele ser nítido y las esquinas y los bordes lo son menos a no ser que diafragmemos a sus aperturas óptimas, pero generan una imagen agradable. Por lo menos con película fotográfica tradicional; los sensores digitales, especialmente los que tienen más densidad de píxeles, ponen en grandes dificultades estos objetivos.

Hace unos años, me entró la curiosidad por los objetivos fabricados en los países de más allá del Telón de Acero, con las fórmulas ópticas de Carl Zeiss. En aquellos momentos eran muy baratos y, siempre que fueran suficientemente antiguos, bastante decentemente construidos. Los más modernos solían tener calidades más cuestionables. Hoy en día se han encarecido, en algún caso injustificadamente para lo que ofrecen. Pero existe un cierto esnobismo en el mundo, que es aprovechado por quienes quiere vender determinados objetos. Me hice con una pequeña colección de cuatro objetivos de 50 mm de focal, o similar, de fabricación germanooriental o soviética, que funcionan bien. Dos de ellos eran de tipo Tessar. Uno soviético, de tamaño minúsculo, un Industar-2 50/3,5, y otro de la Alemania oriental, un Tessar 50/2,8, que he sacado de la vitrina para usarlo durante unas semanas en el mes de enero.

La cámara con la que venía el Tessar alemán, una Praktica MTL B, y que por un precio ridículo adquirí para usar estos objetivos de montura de rosca M42, es una lata de utilizar. El disparador es muy duro, situado en una posición incómoda. Utiliza pilas de mercurio que no se pueden conseguir, cuyas alternativas son una complicación, con lo que acabo usándola sin el fotómetro incorporado. Es grandota y fea para lo que sirve... Por lo tanto, decidí usar el Tessar con la Canon EOS 650  y un adaptador de rosca M42 a montura EF. Y es mucho más cómodo fácil de usar. Sinceramente.

Le puse a la EOS 650 un carrete de Kodak ColorPlus 200, una película económica, pero digna, con un rendimiento agradable de los colores, y me la llevé encima como cámara de paseo durante unas semanas. Terminé el carrete en la excursión que hicimos el 30 de enero al Parque Natural del Chopo Cabecero del Alto Alfambra en Galve, provincia de Teruel.

No he descubierto nada nuevo, salvo que efectivamente, como ya he dicho, es más agradable de usar este objetivo con la EOS que con la Praktica con la que venía. Como ya recordaba, tiene una mecánica agradable de usar. No la he utilizado a distancias muy cortas de enfoque, pero tiene una distancia mínima más favorable que la mayoría de los 50 mm lo cual lo hace adecuado para fotografía de aproximación. Y se confirma lo que ya sabíamos. A diafragmas intermedios, entre f/5,6 y f/11, el objetivo cumple sin problemas, ofreciéndonos una imagen no muy contrastada, pero razonablemente nítida. Los colores, en combinación con la ColorPlus 200 son agradables. Y la nitidez sufre en las aperturas más abiertas. Cuando alguna toma general se me quedó el objetivo a plena apertura o cuando intenté aislar del fondo los chopos cabeceros abriendo el diafragma, la nitidez del detalle fino sufre. Esto hay que tenerlo en cuenta. En los cuatro últimos años he aprendido más a evaluar las ópticas y noto más los problemas.

Un objetivo este, que puede ser divertido de usar, pero por el que no recomendaría pagar mucho dinero. En un vistazo a las cotizaciones en eBay, he visto que van entre los 30 y los 70 euros. Creo que su valor más justo está más entre los 30 y los 40 euros que entre los 50 y 70 euros. Es un objetivo frecuente, con una calidad digna, pero limitada. Que las modas no impongan gastos excesivos. A mí me costó bastante bastante menos, con cámara incluida.

Dípticos: Pentax MX + Ilford FP4 Plus; el adiós al SMC-M 50/1,7

Os presentaba hace unos días los resultados de buscar el paisaje verde urbano y periurbano con la Hasselblad y un teleobjetivo corto y sobre película Kodak Ektar 100. Las fotos fueron realizadas en dos días consecutivos, un domingo y el lunes siguiente en el que me cogí un día de fiesta. Y en la caminata del segundo día se vino conmigo también mi fiel Pentax MX con el hasta ese momento no menos fiel SMC-M 50/1,7 y un carrete de Ilford FP4 Plus. Para mejorar el contraste de las fotografías, el 50 mm montaba un filtro rojo Heliopan #25.

La idea durante todo el camino fue la de presentar los resultados en forma de dípticos. Fotografías apareadas, bajo un criterio. Que en muchos casos es formal, y en otros tiene que ver más con historias o con motivos que probablemente no serán evidentes para la mayoría. Pero lo son para mí. Ahora no es el momento de hablar de eso. Quizá más adelante,... y probablemente en otro entorno. Pero digamos que mi interés habitual en fotografiar los espacios periurbanos de Zaragoza tienen que ver sobre todo el cambio, unas veces más rápido, otras más pausado, del paisaje de esos espacios.

Con respecto a la película y su revelado, no hay mucho que comentar. La Ilford FP4 Plus es una película de manufactura clásica, de grano fino, cúbico, no tabular como las más modernas, de sensibilidad... antaño decíamos "media", hoy con frecuencia oigo hablar del ISO 100-125 como "baja", bien contrastada pero sin estridencias, y que se maneja bien con cualquier revelador clásico. En este caso, Kodak HC-110 dilución A (1+15), durante 4,5 minutos a 20 ºC. La recomendada, con cierta confusión en distintas fuentes, para esta combinación. Un poco corto el tiempo para lo que me gusta... pero iba con prisa y tampoco me importaba mucho que hubiera un poquito más de contraste que el probablemente me hubiera dado la otra combinación recomendada, el HC-110 dilución B (1+31) durante 9 minutos a 20 ºC.

El filtro rojo vino bien para dar más solidez y contraste al cielo, especialmente cuando aparecieron algunas nubes en él. Bueno... más bien,... las nubes estaban, en abundancia, al principio de la caminata, y poco a poco fueron desapareciendo y haciéndose más escasas. En cualquier caso, hubo momento en que el filtro rojo vino bien, aunque también hubo alguna toma en el que no hizo falta... y lo quité, claro.

Pero lo mañana tuvo un resultado final imprevisto y no deseado. El objetivo Pentax SMC-M 50/1,7, que venía con la Pentax MX cuando la compré hace algo más de 20 años de segunda mano en Casanova Foto, en Barcelona, siempre había tenido una pieza, en la que se enroscan los filtros, un poco suelta, con un poco de juego. Nunca le he dado mucha importancia porque, no estando anclada al bloque óptico, no producía ningún efecto en la calidad de la imagen. Pero al desenroscar para una de las tomas el filtro rojo... se me vino al suelo. Se había roto por un punto. Supongo que siempre ha estado dañado por ahí. Quizá el dueño anterior le dio algún golpe, inaparente por otro lado. El caso es que... decidí jubilarlo. Con un apaño que le he hecho, ahora me sirve de lupa para examinar los negativos en la mesa de luz. Y lo he sustituido por un Pentax SMC-M 50/1,4, del que os hablaré otro día.