La fotografía como afición y otras artes visuales

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Polaroid Supercolor 635

Hace ya una década de años, un amigo me comentó que en su centro de trabajo tenían una cámara Polaroid. Que era usada en su momento por algunos empleados para documentar fotográficamente algunos aspectos de su trabajo, pero que las nuevas tecnologías de adquisición electrónica de la imagen, la fotografía digital, la había dejado obsoleta. Y que como yo era aficionado a la fotografía, que si la quería. No sabía si funcionaba o no, porque hacía tiempo que no se usaba. Simplemente ocupaba espacio en un cajón o en un estante o en un armario. Me la quedé. Aunque no sabía si le podría dar uso en algún momento...

Esta es la cámara, uno de los modelos más populares y vendidos de Polaroid. De los años 80, probablemente.

De entrada, la guardé. Pero poco antes de que naciera mi sobrino Diego en febrero de 2009, hacia el último trimestre de 2008 pasé por IMESA, un "difunto" comercio zaragozano en el que nos aprovisionábamos muchos aficionados a la fotografía, especialmente la tradicional fotoquímica, y allí me dijeron que tenían algunos cartuchos de película tipo 600 de Polaroid. En aquellos momentos, Polaroid había anunciado el cese de producción de película unos meses antes. Cogí tres cartuchos de 10 exposiciones.

La película instantánea Polaroid se declinó en distintos formatos y sensibilidades, siendo el formato cuadrado el más habitual. La serie 600 de cámaras y sus derivadas usaban sensibilidad de 600 ISO, como esta cámara. Luego estaba la serie SX-70 más prestigiosa, que con el mismo formato de imagen usaba película de sensibilidad de 100 ISO, lo que hacía suponer mayor calidad. La película venía en cartuchos con 10 hojas, que incluían una pila que alimentaba las funciones de la cámara que como veremos son elementales. Las hojas de película, al ser expuestas, eran expulsadas de la cámara por una ranura, donde unos rodillos exprimían y extendían por toda la superficie sensible los químicos incorporados que provocaban el revelado de la imagen.

Cavidad para el cartucho de película y rodillos para extender los líquidos de revelado, que vienen incorporados en la propia hoja de película. En la parte inferior, donde se aprovecha para tomar anotaciones.

El funcionamiento de la cámara no puede ser más elemental. La lente es un menisco de plástico con una longitud focal de 106 mm. No sé si habrá algún error en este dato, porque en muchos sitios he leído que la lente equivaldría a un objetivo moderadamente angular, pero haciendo las matemáticas, teniendo en cuenta que la imagen es un cuadrado de 79 mm de lado, a mí me sale que es un objetivo estándar corto. Da igual. El diafragma es fijo a f/11 (dato que no sé si es preciso... en algún sitio he leído que sería f/14), y tiene una célula fotométrica que alimenta un circuito para la exposición con selección automática de la velocidad de obturación entre 1/4 y 1/200 s. Tiene un mando para permitir una ligera sobreexposición o una ligera subexposición. Todo esto se ve con claridad en el frontal de la cámara.

A la derecha, la ventana de entrada del visor y debajo la célula del fotómetro. En el centro, el menisco de plástico y el selector de sobre o subexposición.

Lleva un flash incorporado que aparentemente se dispara siempre... o lo he utilizado siempre en situaciones de luz en los que siempre se dispara. No lo sé. Hay personas a las que gusta el efecto del flashazo directo de las Polaroid, a mí no especialmente. Por lo menos, se encuentra elevado unos cuantos centímetros sobre el objetivo, minimizando el riesgo de ojos rojos.

Desconozco la potencia del flash, pero no pretendáis iluminar la nave de una catedral o un campo de fútbol con él. De verdad que no. Útil para retratos a unos poco metros.

Para accionar la cámara es sencillo, se carga el carrete, se espera a que la luz de carga del flash esté verde se apunta por el elemental visor cuadrado, y se pulsa del botón naranja. La exposición se produce y sale la hoja de película expuesta, que al cabo de pocos minutos se convertirá en una fotografía más o menos divertida o artística según la habilidad del fotógrafo. La resolución del conjunto es regular. Siempre hay un aspecto ligeramente difuso. Los objetos tienen que estar a más de 120 centímetros para que salgan enfocados.

Existieron otras cámaras Polaroid con objetivos de mejor calidad y más posibilidades de control de la exposición, así como películas con más capacidad de resolver el detalle que la tipo 600, pero esta no es así.

Llamativo botón naranja para que sepamos de dónde se dispara la cámara.
Visor cuadrado elemental. La única información que ofrece, aparte de una aproximación a la escena que va a ser fotografiada, son unas flechitas que indican la posición del ajuste de sub o sobreexposición.

Utilicé uno de aquellos cartuchos de IMESA cuando nació mi sobrino Diego. Fueron las primeras fotografías de su vida. Fue divertido, sobretodo por la interacción social familiar de todos los "implicados" directa o indirectamente con el nacimiento. No quedaron mal. Los otros dos carretes los metí en la nevera y pensé: "En algún acontecimiento social más adelante los usaré".

Un servidor mostrando orgulloso al pequeño sobrinillo recién nacido.

Poco después salió a la luz pública que unos tipos con el nombre de Impossible Project habían adquirido las instalaciones abandonadas de Polaroid y se proponía reproducir la película y volver a comercializarla con otra marca, pero compatible con el enorme número de cámaras distribuidas por todo el mundo.

El caso es que en julio de 2011, volviendo de vacaciones pasé por Madrid, y en Caixaforum me compré unos cartuchos de película Impossible Project 600 BN, en blanco y negro claro. Me decía que había que tratarlas con cariño. Que había que cubrir de la luz hasta que se revelasen por completo, que tardaban en revelarse por completo, y que la estabilidad posterior era floja. En lugar de 10 exposiciones por cartucho, que ofrecía Polaroid, sólo ofrece 8 exposiciones. Y sale carísimo. Aquí algunos ejemplos de lo que hice con uno de los cartuchos.

No me gustaron nada los resultados. Hay quien los considerará "artísticos", pero el resultado fue totalmente impredectible, con una exposición excesiva. Y con defectos en la película. Estas dos que he puesto fueron las más decentes.

El caso es que este resultado, que yo consideré decepcionante, tuve algún comentario sobre las fotos muy entusiasmado... curiosamente, me hizo enfriarme muchísimo sobre el tema, y dejé aparcados. Los dos cartuchos de Polaroid que ya tenía, y el cartucho de Impossible Project que me quedaba.

Ayer me acordé... Y decidí "tirar" el cartucho de Impossible Project, guardado en la nevera durante más de cinco años, a ver que tal. Lo más "gracioso" es que cuando lo abría leí en la letra pequeña que se desaconseja guardarlos en la nevera. Pues empezamos bien...

Hice las ocho fotos. En interior, con el flash, y en exterior con el flash y tapando el flash. Os pongo algunos ejemplos.

Problemas en el selfi con la distancia mínima de enfoque...
Algunas cámara de mi colección, relativamente bien expuestas, pero con escasa nitidez.
Desde el balcón de casa, con el flash, y con defectos claros en la emulsión. Obsérvese la esquina superior derecha.
La misma foto, pero tapando el flash, aunque con unas bandas de distinto tono que tampoco consigo explicar. También defectos en la emulsión.
"Mi parada" del autobús, con distintos bandas claras y oscuras también, no explicadas.

A saber cuales son las causas de los resultados tan frustrantes. Me dicen que las emulsiones actuales de Impossible Project han mejorado mucho, pero que siguen siendo caras y lentas en el revelado. Quizá pruebe algunos cartuchos. Otros me dicen que si quiero algo instantáneo, que pase de la Polaroid y que me haga con una Fujifilm Instax. Las "Mini" me parecen muy chiquitas, aunque las cámaras son muy monas. Las "Wide" tienen un tamaño más razonable, aunque pierden el encanto del formato cuadrado. Pero las cámara son un talabarte. Dicen que se viene una Instax en formato cuadrado. Y han sacado película Instax Mini en blanco y negro. Entre los "conoisseurs" hay un acuerdo. El sistema Instax es muy simpático, pero Fujifilm ha descuidado dos aspectos. Uno, el proporcionar una película con más definición que las 10 l/mm, y que permita "ampliar" digitalmente y con aprovechamiento la pelicula. Seguro que tienen la tecnología. Las Fujifilm FP-100c y FP-3000b, con tecnología "peel apart", tenían una mayor resolución, pero están difuntas. Segundo, proporcionar alguna cámara con una lente digna y más capacidad de control de diafragma y velocidad de obturación por parte del usuario avanzado. Que por lo menos exprima esas 10 l/mm de la película, que es cierto que con las cámara actuales para qué más. Me lo estoy pensando. Quizá como regalo de navidades...

De momento, tal vez mañana aproveche un acontecimiento social de Fotógraf@s en Zaragoza para usar los dos cartuchos Polaroid que me quedan.

Miscelánea: Canales de youtube de cine y fotografía, macrofotografía por encima del 1:1 y cámaras clásicas que necesitan una revisión

En los últimos tiempos, los canales de vídeo de Youtube se han convertido en una fuente de información notable. Y estoy suscrito a unos cuantos, diversos. Veamos alguno de los destacados por algún motivo.

El primer canal de vídeo de Youtube al que recuerdo haber estado suscrito fue DigitalRev. Había estado haciendo una búsqueda sobre uso de objetivos Leica sobre cuerpos de cámara micro 4/3 y me apareció este vídeo presentado como ha sido habitual por Kai Wong. Supongo que tras la cámara estaba, no lo sé, Lok Cheung, que con el tiempo se convirtió en coprotagonista de las aventuras de probar nuevo material fotográfico.

Hoy en día, en pocas semanas, los dos han anunciado que salen del proyecto y que iniciarán otros nuevos. El de Kai ya están en marcha con su propio canal de YoutubeEl de Lok, ya veremos por donde tira.

Como contraste, el último canal al que me he suscrito, y que me está gustando mucho es el de José F. Ortuño. Guionista y realizador, te explica los secretos del cine de una forma concisa, concreta y fácil de entender. Os dejo su último vídeo subido, para quienes no se cosque todavía de qué va 2001: a space odyssey. Aunque sin referencias a Nietzsche, a mí ya me lo explicó cuando yo tenía 14 años y estaba en 8º de EGB mi profesor de ciencias, el señor Ibarra en el colegio Calasancio de Zaragoza, de cuyo nombre de pila no me acuerdo. Uno de los mejores profesores que nunca tuve, y uno de los culpables de que me gusten las ciencias como me gustan.

Pero hay otros diversos canales que sigo con real afición... Uno de los que suele aparecer en estas páginas, sobre fotografía en el sentido amplio de la palabra, es el de Ted Forbes, The Art of Photography, que en su último vídeo nos habla de la que se considera la primera fotografía conocida de la historia, un paisaje urbano de 1825 realizado por Nicéphore Niépce.

Como estos días estoy de vacaciones, durante una semana, y además se junta esta absurda colocación de fiestas oficiales a días alternos que lleva a que todo sea un caos en el sector de los servicios en España, estoy dedicando tiempo a mis aficiones, principalmente la fotografía. Espero la llegada de alguna compra, y estoy intentando o comprobando diversas cosas.

Por ejemplo, ayer estuve probando una combinación óptica para fotografía macro con un factor de reproducción mayor del 1:1 para Canon EOS o Canon EF, como prefiráis considerar.

Con una de mis cámaras clásicas como modelo, la Zeiss Ikon Contessa 35, encadené el Canon EF 50 mm f/1,4 USM con un tubo de extensión de Kenko de 36 mm y con el duplicador de primera generación Canon EF 2x Extender. El 50 mm y el duplicador no son compatibles entre sí, porque el objetivo no tiene espacio para alojar las lentes delanteras de duplicador que protruyen hacia adelante. Pero al colocar los 36 mm del tubo de extensión, el montaje es posible.

A la distancia mínima de enfoque de 45 cm, el 50 mm tiene una factor de reproducción de x 0,14 o x 0,15. Lo habitual en estos casos. Con los 36 mm de extensión, la distancia de enfoque baja a aproximadamente 20,1 cm, consiguiendo un factor de reproducción de x 0,87 aproximadamente. Bastante próxima de la escala de reproducción x 1, es decir, a tamaño real, cuando 1 cm en la realidad se corresponde con 1 cm en el sensor o en el fotograma de película. Pero si le ponemos el duplicador, manteniendo la distancia de enfoque, se duplica la ampliación, que se sitúa en el entorno del x 1,74.

La nitidez no está mal, aunque la profundidad de campo es ridícula. No obstante, en la fotografía anterior podréis comprobar cómo si bien los números centrales están nítidos, los de las esquinas tienen una pérdida de nitidez apreciable. Pero bueno... nada que pueda importar realmente mucho salvo en reproducciones críticas de objetos planos.

Me han llegado también en estos días los negativos en color que realicé durante la quedada "analógica" en la cartuja de Aula Dei hace unas semanas. Como ya venía sospechando, la Plaubel Makina 67, que da una calidad de imagen absolutamente impresionante, y que tiene unas proporciones de fotograma, más cercanas al 5:4 que al 7:6, que me encantan, sufre de filtraciones de luz. Que son mucho más claras y apreciables en las fotografías en color que realicé. Pero que al mismo tiempo me permiten deducir donde está el problema.

Claramente, el problema es que la espuma que cierra la tapa del compartimento de la película en la cámara, y que sirve como sello contra la luz en la cámara oscura, está degradada. Y permite el paso de la luz. Por lo tanto, tendré que llevarla a algún sitio para que me la cambien. Mientras, hoy mismo, voy a probar a hacer algún carrete sellando las juntas con cinta aislante negra. Para confirmar el diagnóstico.

En las fotografías también se aprecia el viñeteo mecánico de un parasol que le puse al objetivo, y que ha resultado demasiado largo para la focal del mismo. La última de las tres fotografías que he puesto es cuadrada, porque está al principio del carrete y parece que ha quedado cortada.

Por otra parte, el carrete de Kodak Portra 400 que le puse al final de la mañana a la Leica M2, y que terminé de exponer al día siguiente, tanto si usas el Carl Zeiss Biogon-C 35 mm f/2 como el Leica Elmar-C 90 mm f/4, los resultados son buenos. A la Leica, 20 años más antigua que la Makina 67, parece afectarle menos el paso del tiempo. Y con ellos despido esta entrada miscelánea.

En Madrid con la Olympus Pen EE3

En tanto en cuanto voy preparando futuros artículos sobre fotografía, voy realizando distintas actividades fotográficas que tendrán su reflejo en estas páginas, os traigo una nueva serie de fotografías del último carrete de fotografías que hice con la pequeña y sencilla Olympus Pen EE3. Y es que me llevé esta cámara a Madrid para el día que pasé en la capital el 4 de noviembre de este 2016.

Quiero recordar someramente las características de la cámara. Especialmente para que entendáis que pudo no ser mi mejor opción para llevarme justamente ese día a Madrid. La Olympus Pen EE3 es una cámara de los años 60 del llamado medio formato (no confundir con el formato medio), es decir, proporciona fotogramas de 24 x 18 mm a partir de película sensible de 35 mm de ancho con doble perforación. La clásica película en carrete de toda la vida, vamos. Por su menor tamaño, la mitad que los fotogramas habituales. En un carrete de 36+ exposiciones obtenermos 72+ exposiciones. El objetivo es un 28 mm f/3,5 de enfoque fijo. Equivale, aproximadamente, a un 40 mm, un estandar corto, en el formato más popular de fotograma de 36 x 24 mm.

La exposición es automática. La cámara lleva un fotómetro de selenio que genera al recibir la luz la suficiente corriente eléctrica para poner en marcha un programa que elige entre las dos velocidad de obturación disponibles, 1/40 y 1/200 s, y un diafragma entre f/3,5 y f/22. Suficiente habitualmente para disparar al aire libre con una película de 100 ISO, las más habituales con una calidad razonable en la época en que salió al mercado. Pero también permite disparar a plena luz de día con una película de 400 ISO. Siguiendo la regla "soleado f/16", a plena luz del día con sol, la exposición correcta sería 1/400 s y f/16 a 400 ISO. O 1/200 s y f/22, ajuste que permite la cámara. En la actualidad, con mejores emulsiones, una película de 400 ISO daría más flexibilidad. De todos modos, lo que llevaba cargado en esos momentos en la cámara era una Fujfilm Neopan 100 Acros, película excelente de grano fino, que las prefiero para estos negativos tan pequeños, pero que justamente en el lluvioso y gris día que ese 4 de noviembre amaneció en Madrid, iba muy muy muy justa de sensibilidad. Especialmente en calles estrechas o cuando la tarde empezó a avanzar.

De todas formas, aun así pude traerme algunos fotogramas representativos del día que hizo. Bien es cierto que para las fotografías en interiores, en las exposiciones que visitamos, usé una cámara digital con capacidad para salir airosa del brete de fotografíar con luz más escasa. Con la pequeña Olympus Pen EE3, en algún caso me salté el automatismo con el fin de obligarle a hacer la fotografía. La cámara, si detecta que no hay luz suficiente, te saca un disco rojo en el visor, y no deja hacer la foto. Pero hay un modo pensado para fotografiar en flash, en el que usa la velocidad de 1/40 s, y puedes seleccionar manualmente el diafragama de acuerdo a la distancia al sujeto principal y la potencia del flash. Esto me permite sacar fotos cuando en automático no me deja. Aunque con un riesgo grave de subexposición.

Otro problema es el enfoque. La distancia de enfoque es fija. Así que tienes que decidir, dónde está enfocada la cámara, porque es algo que no he encontrado con claridad en ningún documento. El caso es que mi experiencia me dice que, cuando hay poca luz, no pongas objetos importantes a distancias más cortas de 3 metros ni más largas de 5 o 6 metros. Con abundante luz, y la cámara seleccionando diafragmas cerrados, es fácil que trabajemos dentro de la hiperfocal.

Probablemente, las velocidades de obturación anunciadas, dada la edad de la cámara de casi 50 años, ya no son realistas, por lo que hay quien propone considerar como más reales 1/125 y 1/30 s. En ese caso, hay que tener cuidado al disparar con poca luz por el riesgo de trepidación. Obsérvese la fotografía anterior. En cualquier caso, es una cámara divertida de usar, y cada vez me apetece más llevarla encima conmigo.

Para aquellos a quienes no convenza el tema del medio formato y prefieran trabajar con el fotograma tradicional de 36 x 24 mm, Olympus sacó un modelo similar, la Olympus Trip 35, que sólo tenía una diferencia sustancial en su manejo, dejando de lado el tamaño del fotograma. Debido a este último, era más difícil conseguir fotografías enfocadas a diafragmas abiertos en situaciones con poca luz con un objetivo de foco fijo. Así que pusieron un mecanismo de enfoque por zonas, asistido por un sistema de pictogramas, para ayudar al fotógrafo en la toma de decisiones. Ya se sabe... un señor = retrato próximo, un señor y un niño = retrato de cuerpo entero, varios señores = foto de grupo y unas montañitas = paisaje. También gusta mucho esta cámara. Y en ambos casos se disfruta de las excelentes ópticas Zuiko de Olympus.

Plaubel Makina 67 - Un recuerdo de Hong Kong

Como ya habréis podido deducir de algún artículo anterior, o si sois seguidores de mi Cuaderno de ruta, he estado de vacaciones en Hong Kong y Macao, regiones administrativas especiales de la República Popular China (RPC), con una idiosincrasia peculiar. Lugares que, como destino viajero, son más interesantes que "bonitos". Eso es algo que te pregunta mucho la gente cuando vuelves de viaje; "¿Era bonito?". Pues eso, más interesante que bonito.

Otra de las cuestiones que surgen cuando hablas de Hong Kong es el tema de las compras. Cualquiera que se maneje por eBay u otros sitios de compra en internet sabe hasta que punto Hong Kong es origen de muchos artículos que se ofrecen a muy buen precio, aunque con un dudoso nivel de garantía. En general, productos fabricados en la RPC que salen al mundo a través del enclave capitalista en el sudeste del gigante asiático. Todo el mundo asume que el sitio es jauja y se compra el equipo fotográfico como quien compra longanizas. Se olvidan dos cosas. La primera es que en las tiendas de Hong Kong las cosas no son necesariamente baratas. Con unos costes de alquiler inmobiliario por las nubes, los márgenes de beneficio disminuyen, y los precios no puede ser muy bajos. Salvo en algún artículo concreto, para material nuevo, todo a un precio parecido con respecto a Europa. Con el añadido de que si no llevas etiqueta verde en el pasaporte, al pasar por la aduana de entrada en España te pueden parar y decirte que qué es eso y que cuanta mosca vas a soltar a favor de la Hacienda española. La torta un pan. La única ventaja real en compras fotográficas de material nuevo es que la variedad en las tiendas es infinitamente mayor, y puedes ver, tocar y probar material que en las tiendas españolas no vas a ver y acabarás comprando de oidas. Y con suerte te irá bien.

Otra cuestión es el material de segunda mano y ocasión. La principal advertencia para comprar material procedente de la antigua colonia británica es cuidado con los estragos de la humedad. El clima en Hong Kong es de carácter subtropical, con veranos muy calurosos y muy lluviosos, y con el resto del año menos caluroso, pero con humedades relativas del aire altas, incluso si el régimen de lluvias baja notablemente. Y la humedad no sienta bien a los aparatos fotográficos. Aparte de la aparición de óxido en aparatos metálicos, existe el problema muy real de la proliferación de hongos en las lentes de los objetivos. Y da igual lo prestigiosas que sean las marcas de los objetivos, los hongos aparecen por igual, y no siempre te cuentan el problema ni eres capaz de detectarlo.

Dicho lo cual, yo me dí un paseo por algunas de las tiendas de fotografía que llevaba referenciadas, y en una de ellas, de las más recomendadas, situada en Champagne Court, cerca de Nathan Road, en Tsim Sha Tsui, un lugar donde hay varios establecimientos en el que se venden todo tipo de cámaras de segunda mano y ocasión, para todos los gustos. Y en uno de los escaparates vi un aparato que inmediatamente atrajo mi atención y que os presento ahora. Se trata de la Plaubel Makina 67.

Plaubel fue una empresa de aparatos fotográficos alemana que estuvo muy activa durante laa primera mitad del siglo XX, que proponía soluciones interesantes e innovadoras a la mecánica de las cámaras fotográfica de cierto nivel, pero que no sobrevivió a la posguerra mundial. Hubo varias Plaubel Makina en ese tiempo, bien consideradas, de formato medio, con distintos formatos de fotográma. En algún momento de los años 70, una empresa japonesa compró los derechos de la marca y se hizo con algunas de las patentes y de la tecnología asociada, y la adaptó a los tiempos modernos. En 1977/78 sacó al mercado la Plaubel Makina 67, cámara de formato medio que usa carretes de tipo 120 en los que se obtienen 10 negativos de 6 x 7 cm (en realidad 56 mm x 69 mm). El objetivo, fabricado por Nikon, un Nikkor 1:2,8/80 es fijo, no intercambiable, y bastante luminoso para tratarse de una cámara que aspiraba a mantener un tamaño compacto dado su formato. En realidad tiene unas formas contundentes y es pesada, metal obliga, pero es fácilmente transportable, dado que el objetivo es retractil. En el objetivo se incluye un obturador de tipo central, con velocidades de obturación entre 1 segundo y 1/500 segundo más posición B. Dado el tipo de obturador, un flash sincroniza a todas las velocidades de obturación, por lo que es ideal para usar flashes de relleno a plena luz del día.

El objetivo tiene una fórmula de 6 elementos en cuatro grupos, lo cual hace pensar en un diseño tradicional doble gauss, semejante a los Planar de Carl Zeiss. Diseño muy popular en las focales estándar como esta, que en realidad es casi un angular poco angular, ya que equivale a un 39 mm en el formato 24 x 36 mm. A pesar de que se dice que el formato es 6 x 7 cm, la realidad es que sus dimensiones reales, 56 x 69 mm hace que la relación ancho largo sea más bien de 5:4, como sucede en las placas de gran formato, que el 7:6 ue insinua su nombre. En cualquier caso, me parece un formato muy agradable para trabajar la composición de la fotografía.

Hubo dos versiones posteriores de la cámara con cambios más o menos importantes. Una de ellas fue la Playbel Makina w67, con un objetivo de 55 mm, que sería un gran angular equivalente a un 28 mm en 24 x 36 mm. Pero con una luminosidad máxima de f/4,5, es decir un paso y un tercio menos luminoso que la versión estándar. Teniendo en cuenta que la versión estándar tiene una focal relativamente amplia para ser estándar, prefiero esta versión con su mayor luminosidad, a la gran angular que puede ser penalizada en modo reportaje por esa escasa luminosidad, y que en modo paisaje tiene que contar con el error de paralaje del visor. La otra versión es la Plaubel Makina 670, que es igual a la que aquí os presento salvo que admite también carretes 220 además de los 120, que doblan el número de fotogramas por carrete. Pero como esto ya no se vende...

Es importante que hablemos del mecanismo de enfoque.

El enfoque se realiza mediante la utilización de un telémetro de coincidencia que es suficientemente preciso como para usar la apertura máxima de f/2,8 con confianza. En el visor hay líneas que corrigen el paralaje, que vemos como se mueven al enfocar. El centro, en el que se aprecia la imagen de coincidencia, se ve con claridad y es cómodo de usar. Se enfoca por lo tanto con rapidez y precisión. La rueda de enfoque no está en el objetivo sino en el cuerpo de la cámara, rodeando a una generosísimo botón disparador, y con escalas de destancias en metros (números blancos) y en pies (números rojos). Hay una escala de profundidad de campo que es bastante simbólica, que indica los valores para f/8 y f/22. Afortunadamente el mecanismo de enfoque es muy preciso.

La rueda de enfoque acciona una palanca en un mecanismo de tijera sobre el objetivo montado en un fuelle, que es el elemento más distintivo de Plaubel a lo largo de toda su historia. Sorprende no ver la posiblidad de acoplar al botón disparador un cable disparador para los tiempos de obturación largos, hasta que ver que sí esta, discretamente situado en el lateral de la cámara, y sin romper la minimalista y agradable estética del aparato. La zapata para flash es fría, sin contactos, y hay que conectar el flash a la cámara mediante un cable con conector PC-Sync, que está en el objetivo, donde se encuentra el obturador.

La cámara es mecánica y se puede usar sin pilas. Con ellas, dispones de un fotómetro que es apto sólo para expertos ya que es de tipo puntual. Eso sí, quien lo sepa usar, puede obtener un rendimiento magnífico y una gran control de la exposición. Yo no lo he usado todavía. La carrete de exposición lo hice exponiendo por estimación o con la ayuda de una aplicación en el móbil.

El objetivo tiene rosca para filtros con el muy conveniente diámetro de 58 mm, y viene como accesorio un filtro protector de marca Nikon también. Es absolutamente necesario tener montado el filtro para poder poner la tapa del objetivo. La usé en el primer carrete en blanco y negro con un filtro naranja de Kenko, y la tapa no ajustaba correctamente. Se caía.

Desde que volví de Hong Kong he expuesto tres carretes. El viernes pasado por la tarde un carrete en blanco y negro, con el filtro naranja, algunas de cuyas muestras pongo aquí. Y dos carretes Kodak Portra 400, negativos en color, que expuse el domingo por la mañana y que tardaré unos días en tener revelado y con las copias escaneadas a mi disposición.

Utilicé en blanco y negro película Ilford XP2 Super, tal y como la vengo utilizando últimamente con buenos resultados con otras cámaras clásicas. A pesar de que tiene una sensibilidad nominal ISO 400, la uso a una sensibilidad nominal de 200 (un paso de sobreexposición) pero lo revelo con HC110 como si estuviese expuesta a 400 o incluso a 800, para las cámaras más antiguas. De esta forma obtengo un grano fino, un buen contraste y una gama de contraste bastante fácil de escanear. Ya sé que la película es para revelado C41, pero como ya me ha dado en otras ocasiones tan buen resultado con el revelado tradicional en blanco y negro con HC110, sigo haciéndolo.

He de confesar una cosa. Una vez puesto el filtro naranja, que exigen una compensación de la exposición de entre +1,5 y +2 pasos, se me olvidó. Y estuve exponiendo a IE 200 pero como si no llevase filtro. Por lo menos durante parte del carrete. Eso supone que en realidad el IE fue de 400 e incluso 800. Como el revelado es el adecuado para IE 400 y la película tiene una amplia latitud de exposición, los negativos son un poco claros, pero hay sustancia tanto en las luces como en las sombras. Estas últimas son las que más me preocupaban.

La tardes estaba nubosa, tristona, perola cantidad de información suministrada por el negativo permite dar a las fotografías un ambiente muy acorde al momento. Seguimos sin observar sombras carentes de detalle. Con mi negativo casero Epson Perfection Photo V600, no merece la pena pasar de 1900 pixeles por pulgada al digitalizar. No hay ganancia en el detalle fino a partir de ahí aunque el fichero sea más grande. De todos modos, con un negativo de tamaño 69 x 56 mm obtenemos ficheros de 21,6 megapixeles, que no está nada mal. Y como la Ilford XP2 Super tiene una estabilidad dimensional excelente, es muy fácil de manejar para digitalizar.

Con aperturas hasta f/2,8 y con semejante tamaño de negativo, es tremendamente fácil separar el sujeto principal del fondo. Lo complejo es conseguir profundidades de campo amplias, especialmente con poca luz y sin trípode. Pero desde luego pude comprobar que el telémetro de coincidencia es realmente preciso y fácil de utilizar.

A la Makina hay que hacerse. Aunque con el objetivo retraído es muy fácil de transportar, realmente su sólida fabricación en metal y el hecho de que tenga que encajar un formato de negativo de 6 x 7 hacen de ella una cámara pesada. Aunque algunos la consideren una Leica de formato medio, lo cierto es que su uso no puede ser tan agil, y se presta más a una cierta calma en la toma de las fotografías, aunque sea una cámara pensada para ser utilizada en exteriores y en modo reportaje. Pero reportaje reflexivo, no el aquí te pillo aquí te mato.

Es una cámara cara, y por ello nunca la hubeira comprado sin haber podido tenerla en mis manos un buen rato, comprobando el funcionamiento de su obturador, de su diafragma o de su mecanismo de enfoque, o con una linternilla comprobando el buen estado del objetivo. Lo cierto es que está como nueva. Impecable. Cámas similare tenemos la Mamiya 7, de objetivos intercambiables, también cara puesto que tiene un prestigio muy elevado. Pero por ejemplo, el objetivo estándar´, también de 80 mm de focal, tiene una luminosidad un paso inferior, f/4. Salvo que necesites la posibilidad de intercambiar objetivos, la Makina 67 puede ser una buena alternativa.

Fujifilm tuvo su gama de cámaras telemetricas de formato medio con ópticas fijas. Yo tengo la Fujifilm GS645 Professional W60, de la que ya os he hablado, incluso recientemente. Es mucho más barata, pero también su construcción, en plástico, es más elemental. Y su negativo, de 55 x 40 mm, tiene poco más de la superficie útil del 69 x 56 mm. Pero las hay de 6 x 9 cm, muy interesantes, y grandotas, y el modelo más reciente, fabricado por Cosina que también ha realizado una versión Voigtländer de la misma cámara, La Fujifilm GF670 es similar conceptualmente a la Makina 67, y también se cotiza a precios muy altos.

Y en digital... Lo más parecido conceptualmente en digital sería la nueva Hasselblad X1D, de objetivos intercambiables, con su objetivo de 45 mm montado. Para un sensor de imagen de 55 x 44 mm. Y un precio que en total puede multiplicar por 10 el de cualquiera de las anteriores. Estamos en otro nivel. pero es lo más parecido conceptualmente en el mundo de la fotografía digital. La reciente Fujifilm GFX 50s es más una cámara de sistema, aunque no réflex, y no tendría una filosofía comparable.

De momento, las muestras que tengo de su uso, un carrete con 10 exposiciones, son limitadas. Pronto habrá más. Pero las sensaciones son buenas. Y en cualquier caso, ahora siento que tengo una cámara potente y adecuada para disfrutar a fondo de la fotografía con película tradicional de formato medio. Más sólida y consistente que la Fujifilm o los aparatos más antiguo, y menos aparatosa que la Hasselblad, que se adapta mejor a mis bodegones o fotografiar montada en un trípode algún paisjae o algún retrato. Espero que os haya interesado el artículo

Ondu Pinhole 6x12 Multiformat en color y la Nik Collection en manos de Google

Entrada miscelánea hoy, con dos temas distintos. Brevemente, de todos modos.

En primer lugar, tras el comentario que hice hace unos días sobre la estenopeica Ondu Pinhole 6x12 Multiformat, me llegaron hace unos días las pruebas en color.

La prueba la realicé con un carrete de Kodak Portra 400, aunque utilizada con un índice de exposición 200, la mitad de su sensibilidad nominal. Los colores quedan más saturados y el grano es más discreto. Aunque con negativos de 54 x 54 mm, tampoco es que se fuera a notar mucho el grano de la Portra 400 a su sensibilidad nominal de ISO 400.

Algo que sospeché en alguno de los negativos en blanco y negro se ha confirmado. Ocasionalmente, se producen filtraciones de luz. Lo cual encanta a algunos, pero a mi no excesivamente.

Por lo demás, el conjunto de observaciones que hice el otro día sobre la base de los negativos en blanco y negro valen lo mismo. Salvo que los negativos en color digitalizados en Carmencita Film Lab se muestran más nítidos.

¿Más nítidos? En líneas generales sí... pero he observado que ha pesar de que sobre el papel la profundidad de campo es infinita, los primeros planos, en este caso las rosas de la rosaleda del Parque Grande de Zaragoza, dan la impresión de quedar menos nítidos. Como si en realidad quedasen "fuera" del intervalo hiperfocal. Es una impresión, pero que puede tener otras causas. Como por ejemplo, ligeros movimientos del objeto durante el segundo o dos que dura la exposición que se aprecian en el primer plano muy aparente y pasan desapercibidos en el fondo más alejado y con objetos reproducidos a una escala mucho menor.

De todas formas, las horas centrales del día entre las doce y las dos de la tarde, a las que hice las fotos, y en pleno verano y sin una nube en el cielo, no son las condiciones más adecuadas para un iluminación sutil que permita una valoración estética adecuada... Demasiado contraste, demasiado saturados algunos objetos y demasiado poco otros. Mala luz.

Pasemos a otra cuestión. En 2012, Google adquirió la compañía Nik Software, que elaboraba dos conjuntos de aplicaciones. Por un lado Snapseed, una de las mejores aplicaciones para tratamiento de imágenes en teléfonos inteligentes y tabletas, y que también tenía una versión de escritorio para Mac OS X, que yo uso especialmente para poner marcos a las fotografías que sube a internet. Actualmente, las aplicaciones para dispositivos móviles siguen están disponibles y se mejoran periódicamente. Desgraciadamente la aplicación para Mac OS X la abandonaron.

Por otro lado, el conjunto de aplicaciones para tratamiento de fotografías que se agrupaban bajo la denominación Nik Collection. Aplicaciones que funcionan de forma autónoma o como plugins de otros programas de edición de imagen y que proponen distintas soluciones para tratar las fotografías de forma relativamente sencilla. Conversiones a blanco y negro, alto rango dinámico, contraste y luminosidad, efectos especiales, imitación de películas tradicionales... Pues bien, si antes de la adquisición por parte de Google se vendían por unos 500 dólares/euros, tras la misma bajaron a 150, y desde marzo son gratis. Esto se puede considerar una buena noticia... o una mala noticia.

Buena noticia porque se pueden hacer muchas cosas con ellas. En los últimos días he tratado de pillarles un poquito el truco. Podemos ver una vista del castillo de Lorrea, antes y después de pasarla por algunas de las aplicaciones.

Fotografía realizada en abril de 2006 con una Canon EOS D60 y un objetivo Canon EF 28-135/3,5-5,6 IS USM, tal y como aparece al ser importada en Lightroom.
La misma fotografía después de torturarla un ratito con la Nik Collection. Resultado discutible, pero que se consigue con un esfuerzo razonable a partir de la anterior. Discutible, porque esto del retoque depende mucho de los gustos... y a mi no me gustan los paisajes demasiado "tocados".

Pensemos que en el ejemplo puesto estoy trabajando con un archivo RAW de hace 10 años, de sólo 6 megapíxeles, de una cámara que compré de segunda mano y que había salido al mercado 4 años antes... en 2002. La cámara ya no es utilizable porque entregó su alma, es decir el obturador, en Helsinki en el verano de 2007. Pero que merece la pena recuperar de vez en cuando alguna de aquellas fotografías. Que no están mal.

Pero también he dicho que puede ser una mala noticia... si ya no venden sino que regalan este software, quiere decir que Google no está interesado en mantenerlo como parte del negocio. Habrá aprovechado la tecnología y los desarrollos acompañantes para las aplicaciones que haya creído convenientes, y es muy posible que deje morir poco a poco estas aplicaciones. Es lo que pasó con la versión de escritorio de Snapseed, que ahora está debajo de su software de tratamiento de imágenes en Google Photos sustituyendo a Picasa, que con lo majo que era también parece que ha entrado en vía muerta. Pero como he dicho, Snapseed aguantó un tiempo disponible para los Macs de escritorio, sin actualizaciones, pero ya no lo está... ¿Asistiendo a los últimos coletazos de vida de la Nik Collection? Una pena porque sería bastante útil para tratar con calidad las fotografías sin las complicaciones de un Photoshop u otros similares. Tampoco es que se aprenda a usar bien de la noche a la mañana, ¿vale?