La fotografía como afición y otras artes visuales

CARLOSCARRETER.ES

Home / Essays / tubo de extensión

Las primeras fotos con el anillo de extensión para la Nikomat FTn fueron en color

En la entrada anterior os contaba la historia de mi nuevo accesorio para la Nikomat FTn, un anillo de extensión PK-3, para montura Nikon F pre AI, que es perfectamente adecuado para convertir el objetivo estándar de la cámara, un Nikkor-S Auto 50/1,4, en un objetivo macro con un factor de ampliación hasta 0,67x. No llega al 1:1, que es lo que los puristas consideran como auténtica macrofotografía, pero le anda cerca.

Pero las primeras fotos que hice con el nuevo accesorio no fueron las fotografías en blanco y negro con película llford FP4 Plus que os presentaba el viernes pasado. Como os contaba ese día, el anillo de extensión llego a mis manos gracias a una afortunada serendipia. Hace unas semanas, un domingo por la mañana en la que aprecié una luz decente para ser principios de verano y horas centrales del día, salí a pasear por el Canal Imperial de Aragón y por los pinares de Venecia en la ciudad de Zaragoza. Y le puse a la Nikomat FTn un rollo de Kodak ProImage 100. No Kodak Portra 400 como os contaba el otro día, recordaba mal, a ver si lo corrijo, sino la más cálida y saturada ProImage 100. Y en ese paseo fue cuando me encontré al amigo Rogelio que me habló de este anillo de extensión, que no le servía para sus cámaras y objetivos Nikon, bastante más modernos. Os pongo algunas fotos de aquel paseo dominical.

Tras hablarlo, Rogelio y yo quedamos el jueves siguiente en el Parque Grande de Zaragoza para probar el funcionamiento del anillo de extensión con mi Nikomat y mi 50 mm pre AI. Aprovechando la agradable luz de la tarde ya avanzada, nos acercamos a la rosaleda del Parque, donde todavía quedaban rosas no marchitas, y aprovechamos para intentar sacar partido, tanto del anillo de extensión, que se ajustaba como un guante al 50 mm y funcionaba como la seda, como a la saturación que proporciona la Kodak ProImage 100.

Como veis en los ejemplos que os pongo en esta entrada, la combinación es bastante conveniente. Los colores y saturación que ofrecen la Kodak ProImage 100, que tiende a favorecer los tonos cálidos, cada vez me gustan más. Bien es cierto que el nivel de grano de la imagen no está a la par de las más modernas películas de sensibilidad media o media-baja. Probablemente una Kodak Portra 400 expuesta a IE 200 ofrecerá un grano menos aparente, según mis experiencias previas. O parecido. Lo que sí os puedo decir es que con las primeras fotos, alguna de las cuales os muestro, olvidé que hay que compensar la exposición al utilizar el anillo de extensión.

La Nikomat usaba pilas de mercurio PX625, de 1,35 V, para alimentar el fotómetro de la cámara que ya no se fabrican por los riesgos ambientales y para la salud de este metal pesado. Las opciones en pilas alcalinas son de 1,5 V, por lo que las mediciones que ofrece el fotómetro no son fiables, y además la curva de descarga de la pila es distinta, y por lo tanto no es fiable. Hay otras opciones para alimentar estas cámaras, pero yo no me complico la vida. Uso un fotómetro de mano, en este caso el Gossen Digisix, y ya está. Pero si estás usando un anillo de extensión de una longitud que es la mitad aproximadamente de la focal del objetivo en milímetros, tienes que ajustar el Digisix a IE 50 en lugar de a la sensibilidad nominal, ISO 100, de la película que estaba usando. O abrir un paso el diafragma o doblar el tiempo de exposición. Como se me olvidó, hay algún fotograma subexpuesto. Y aunque la película ha aguantado y las fotografías tienen buen aspecto, eso también incrementa el grano de la fotografía. Dicho lo cual, he quedado muy contento. Terminé las fotos que me quedaban en los días siguientes, caminando por la calle.

Un tubo de aproximación para mi Nikomat

Tengo una Nikomat FTn, que compré por un precio muy económico para la calidad del aparato, con un Nikkor-S Auto 50/1,4 Pre AI, que uso poco. Y no lo uso poco por la cámara, que es una delicia de precisión y suavidad mecánica. Sino porque nunca me he llevado muy bien con el objetivo. No sé explicar muy bien el porqué. Aluno se sorprenderá que diga Nikomat y no Nikkormat, que es como la mayor parte de los aficionadas a la marca Nikon las conocen. Pero es que Nikomat era la denominación para el mercado interior japonés, y es posible que para algún otro país asiático, mientras que Nikkormat era la denominación para el resto del mercado exterior. Así que mi Nikomat FTn fue fabricada para su consumo en el País del Sol Naciente.

Hace unas semanas decidí que había que usarla un poco. No dejar que sus suaves mecanismos se anquilosaran. Y como normalmente he quedado más satisfecho de los resultados con carretes negativos en color que con el blanco y negro con ese objetivo, le puse un rollo de Portra 400, y un domingo de junio, con un luz no muy intensa, salí por la mañana a caminar por el Canal Imperial de Aragón, haciendo alguna foto. Y tuve un feliz encuentro. Feliz porque Rogelio, un compañero de la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ, es una persona a la que aprecio mucho y me alegré de verlo y hablar un poco. Y feliz porque Rogelio, al ver la cámara que llevaba, me preguntó si un tubo de extensión que tenía él, un Nikon PK-3, me podría venir bien. Con sus Nikon y sus Nikkor no era compatible. Comprobamos, y efectivamente este tubo de extensión de 27,5 mm de longitud fue diseñado para los objetivos Nikkor pre AI, como el mío.

Unos días más tarde quedamos y me lo pasó. Para siempre. Cesión gratuita a perpetuidad. Ese mismo día lo empecé a probar con el rollo de Portra 400 en la rosaleda del Parque Grande de Zaragoza. Pero todavía no he recibido el revelado. Mientras, el sábado siguiente, le puse a la cámara un rollo de Ilford FP4 Plus y seguí usándolo en lo suyo, la fotografía de aproximación, casi en la macrofotografía. Y así, ya he podido comprobar que funciona perfectamente. Está como nuevo, prácticamente sin usar, y va como la seda en combinación con la Nikomat FTn y el Nikkor-S Auto 50/1,4. Las fotos que os muestro son de ese sábado. También hay algunas realizadas de paisajes generales, sin el tubo de extensión.

Estudiado un poco el catálogo de objetivos de Nikon de 1971, la concepción del tubo está clara. En aquel momento, Nikon tenía en catálogo un Micro-Nikkor-P Auto 55/3,5, que llegaba a un ampliación 1:2. Es decir, en su distancia mínima de enfoque, dos centímetros en la realidad se reproducían como un centímetro sobre la película. Las matemáticas de la macrofotografía, o microfotografía como prefiere Nikon, son más sencillas de lo que parece. Un objetivo de 55 mm como ese Micro-Nikkor con un tubo de extensión de 27,5 mm, es decir, una extensión igual a la mitad de la distancia focal del objetivo, obtiene una ampliación 1:2 cuando el objetivo está ajustado con el enfoque a infinito, y de 1:1 cuando el objetivo está ajustado a su mínima distancia de enfoque.

Son macroobjetivos de concepción antigua, en la que el enfoque se basaban en el desplazamiento en bloque de todo el grupo óptico del objetivo, aumentando la distancia del mismo al plano de la película. Con ello, conservaban su longitud focal. En la actualidad, los macroobjetivos suelen alcanzar su máxima ampliación por mecanismos de enfoque interno, que tiene algunas ventajas, aunque suelen tener la desventaja de que a su distancia mínima de enfoque su longitud focal real ha disminuido.

El Nikkor-S Auto 50/1,4 no es un objetivo corregido para un rendimiento óptimo a distancias próximas. Pero si le pones el PK-3 con sus 27,5 mm de extensión, con el enfoque a infinito ya consigues un ampliación de 0,55x (1:1.8), algo superior al 1:2 (0,5x). A la distancia mínima de enfoque llega a 0,67X (1:1.5), algo mejor, pero no muy superior. No está diseñado como un Micro-Nikkor a priori. En cualquier caso, de repente este 50 mm f/1,4 se convierte en una opción mucho más interesante para salir a pasear, especialmente en la naturaleza. Lo mismo te vale para un retrato, que para un paisaje, que para un toma macro. Hay que considerar que combinando el tubo de extensión con alguna de las lentes de aproximación que tengo, las combinaciones posibles son mucho más variadas, con ampliaciones que van desde el 0,11x nativo del objetivo, a 0,22x con una lente de 2 dioptrías, a 0,93x (casi el 1:1) con el tubo de extensión y una lente de 3,33 dioptrías que tengo. Para una mejor calidad y para asegurar la zona de enfoque que es muy extrecha, mejor con aperturas de f/8 y f/11, aunque para eso hace falta... luz. Pero eso es otra historia y será contada, o no, en otra ocasión.

Miscelánea: Canales de youtube de cine y fotografía, macrofotografía por encima del 1:1 y cámaras clásicas que necesitan una revisión

En los últimos tiempos, los canales de vídeo de Youtube se han convertido en una fuente de información notable. Y estoy suscrito a unos cuantos, diversos. Veamos alguno de los destacados por algún motivo.

El primer canal de vídeo de Youtube al que recuerdo haber estado suscrito fue DigitalRev. Había estado haciendo una búsqueda sobre uso de objetivos Leica sobre cuerpos de cámara micro 4/3 y me apareció este vídeo presentado como ha sido habitual por Kai Wong. Supongo que tras la cámara estaba, no lo sé, Lok Cheung, que con el tiempo se convirtió en coprotagonista de las aventuras de probar nuevo material fotográfico.

Hoy en día, en pocas semanas, los dos han anunciado que salen del proyecto y que iniciarán otros nuevos. El de Kai ya están en marcha con su propio canal de YoutubeEl de Lok, ya veremos por donde tira.

Como contraste, el último canal al que me he suscrito, y que me está gustando mucho es el de José F. Ortuño. Guionista y realizador, te explica los secretos del cine de una forma concisa, concreta y fácil de entender. Os dejo su último vídeo subido, para quienes no se cosque todavía de qué va 2001: a space odyssey. Aunque sin referencias a Nietzsche, a mí ya me lo explicó cuando yo tenía 14 años y estaba en 8º de EGB mi profesor de ciencias, el señor Ibarra en el colegio Calasancio de Zaragoza, de cuyo nombre de pila no me acuerdo. Uno de los mejores profesores que nunca tuve, y uno de los culpables de que me gusten las ciencias como me gustan.

Pero hay otros diversos canales que sigo con real afición... Uno de los que suele aparecer en estas páginas, sobre fotografía en el sentido amplio de la palabra, es el de Ted Forbes, The Art of Photography, que en su último vídeo nos habla de la que se considera la primera fotografía conocida de la historia, un paisaje urbano de 1825 realizado por Nicéphore Niépce.

Como estos días estoy de vacaciones, durante una semana, y además se junta esta absurda colocación de fiestas oficiales a días alternos que lleva a que todo sea un caos en el sector de los servicios en España, estoy dedicando tiempo a mis aficiones, principalmente la fotografía. Espero la llegada de alguna compra, y estoy intentando o comprobando diversas cosas.

Por ejemplo, ayer estuve probando una combinación óptica para fotografía macro con un factor de reproducción mayor del 1:1 para Canon EOS o Canon EF, como prefiráis considerar.

Con una de mis cámaras clásicas como modelo, la Zeiss Ikon Contessa 35, encadené el Canon EF 50 mm f/1,4 USM con un tubo de extensión de Kenko de 36 mm y con el duplicador de primera generación Canon EF 2x Extender. El 50 mm y el duplicador no son compatibles entre sí, porque el objetivo no tiene espacio para alojar las lentes delanteras de duplicador que protruyen hacia adelante. Pero al colocar los 36 mm del tubo de extensión, el montaje es posible.

A la distancia mínima de enfoque de 45 cm, el 50 mm tiene una factor de reproducción de x 0,14 o x 0,15. Lo habitual en estos casos. Con los 36 mm de extensión, la distancia de enfoque baja a aproximadamente 20,1 cm, consiguiendo un factor de reproducción de x 0,87 aproximadamente. Bastante próxima de la escala de reproducción x 1, es decir, a tamaño real, cuando 1 cm en la realidad se corresponde con 1 cm en el sensor o en el fotograma de película. Pero si le ponemos el duplicador, manteniendo la distancia de enfoque, se duplica la ampliación, que se sitúa en el entorno del x 1,74.

La nitidez no está mal, aunque la profundidad de campo es ridícula. No obstante, en la fotografía anterior podréis comprobar cómo si bien los números centrales están nítidos, los de las esquinas tienen una pérdida de nitidez apreciable. Pero bueno... nada que pueda importar realmente mucho salvo en reproducciones críticas de objetos planos.

Me han llegado también en estos días los negativos en color que realicé durante la quedada "analógica" en la cartuja de Aula Dei hace unas semanas. Como ya venía sospechando, la Plaubel Makina 67, que da una calidad de imagen absolutamente impresionante, y que tiene unas proporciones de fotograma, más cercanas al 5:4 que al 7:6, que me encantan, sufre de filtraciones de luz. Que son mucho más claras y apreciables en las fotografías en color que realicé. Pero que al mismo tiempo me permiten deducir donde está el problema.

Claramente, el problema es que la espuma que cierra la tapa del compartimento de la película en la cámara, y que sirve como sello contra la luz en la cámara oscura, está degradada. Y permite el paso de la luz. Por lo tanto, tendré que llevarla a algún sitio para que me la cambien. Mientras, hoy mismo, voy a probar a hacer algún carrete sellando las juntas con cinta aislante negra. Para confirmar el diagnóstico.

En las fotografías también se aprecia el viñeteo mecánico de un parasol que le puse al objetivo, y que ha resultado demasiado largo para la focal del mismo. La última de las tres fotografías que he puesto es cuadrada, porque está al principio del carrete y parece que ha quedado cortada.

Por otra parte, el carrete de Kodak Portra 400 que le puse al final de la mañana a la Leica M2, y que terminé de exponer al día siguiente, tanto si usas el Carl Zeiss Biogon-C 35 mm f/2 como el Leica Elmar-C 90 mm f/4, los resultados son buenos. A la Leica, 20 años más antigua que la Makina 67, parece afectarle menos el paso del tiempo. Y con ellos despido esta entrada miscelánea.