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Experimento casi fallido - NocolorStudio nº 10 Wide Spectrum con Pentax MX y SMC-M 40 mm

Últimamente acumulo experiencias fotográficas más rápidamente de lo que soy capaz de contarlas en estas páginas. Y como no sigo un orden establecido, sino que voy escribiendo de lo que más me apetece en cada momento, hay cosas que se me quedan atrás. Hace ya un mes que os comenté hace prácticamente finales de diciembre del año pasado llegaron a mi poder unos rollos de película envasada por alguien en Lituania bajo la marca NocolorStudio. Son películas, o papel en rollo, de muy distinto origen y características, que iré contando conforme los vaya utilizando. Hoy os presento los (regulares) resultados que he obtenido del segundo de los rollos que he utilizado, el NocolorStudio nº 10 Wide Spectrum.

Como su nombre indica, más o menos, es una película de sensibilidad media, ISO 100. Tiene una sensibilidad extendida al infrarrojo muy cercano, hasta 780 nm, y un alto contraste. Se anuncia como de grano muy fino, y parece que es una película técnica, según anuncia el responsable de NocolorStudio, usada para fotografía en reconocimiento aéreo a media altitud. Tambien tiene una base de PET muy transparente, lo que hace que la densidad de la base+velo tras el revelado sea muy baja.

Como el envasado de la película en el carrete es casero, claramente, recomiendan usarlo en cámaras de avance mecánico, evitando las cámaras con motor eléctrico para el avance y el rebobinado. Por ello, la utilicé con la fiable Pentax MX. Y como no quería llevar mucho engorro, e incluso permitir introducir la cámara con su objetivo en un bolsillo del chaquetón en un momento dado, le puse el objetivo pancake de la marca, el SMC-M 40 mm f2,8. No es el objetivo más nítido de la marca, pero es decente. Siempre he considerado el fotómetro de la Pentax MX como muy fiable a la hora de ayudarme a determinar la medición adecuada. Y en esta ocasión, dada la anunciada sensibilidad extendida al rojo profundo y al infrarrojo más cercano, le puse un filtro rojo Helios Rot 25.

Una película ISO 100, con un filtro rojo que se come, al menos teóricamente, tres pasos de luz, es equivalente a tirar con una película ISO 12. Así que para probar esta película busqué momentos soleados a lo largo del día. De todos modos, no estimé la exposición, sino que utilicé el fotómetro integrado en la Pentax MX para guiar los valores de exposición. Pero bueno, eso significa que a pleno sol una exposición correcta para esta película con el filtro rojo sería f8 de apertura y 1/60 segundo de velocidad de obturación. Aproximadamente. De acuerdo a lo más aproximado que se puede ajustar con la cámara. No obstante... el fotómetro me proponía equivalentes a f8 y 1/125 segundo. Como nunca he tenido problemas con el fotómetro de la cámara, ni aun intercalando filtros de distintos colores, los acepté.

No tengo tiempos de revelado "oficiales" para Kodak HC-110, y menos aún para el SPUR Acurol-N que es el otro revelador del que dispongo. Como ya comenté en la entrada a la que me he referido antes, me puse en contacto con el lituano que lleva este cotarro a través de su cuenta en Instagram, mediante un comentario en una de sus fotos, para saber si tenía experiencia con el HC-110. Me dijo que no, pero en el intercambio de comentarios, anuncié mi idea de hacer un revelado desatendido, y le pareció bien. Así que HC-110, dilución 1:160 y 50 minutos de revelado desatendido con 20 inversiones del tambor al principio y cuatro a la mitad del tiempo de revelado. La revelé en el mismo tambor que la NocolorStudio nº 5 High Contrast. Fue digitalizado con la Panasonic Lumix G9 (que ya no tengo; en el futuro usaré la Olympus OM-D E-M5 III) y el Leica DG Macro-Elmarit 45 mm f2,8 ASPH OIS. El resultado... subexposición. Menor que en el caso de la nº 5. En la fase digital del procesado, no he querido levantar a la fuerza las sombras, porque salía mucho grano desagradable. Igual que me pasó con la nº 5, al ajustar el contraste, han salido deficiencias tanto en la película como en el sensor de la Lumix G9 (manchitas), que normalmente pasan absolutamente desapercibidas, y que ahora achaco a la falta de limpieza del sensor de la cámara tras devolvérmela el servicio técnico de Panasonic en Zaragoza. Unos chapucheros. El aspecto final de las fotos es de sombras densas, no carentes de materia pero casi. Y fotografías muy contrastadas.

La película no es muy cara. Son 6,50 euros por rollo de 29 fotogramas; a mí sólo me salieron 28. Más los gastos de envío desde Lituania. No hay aduanas; son Unión Europea. Tampoco me veo yo utilizando esta película de nuevo. Por las deficiencias en la exposición, que se pueden aplicar a muchos factores... pues el efecto del filtro sólo se nota en los contrastes del cielo, en el que las nubes aparecen bien destacadas. Pero no se aprecia mucho en la vegetación, que esperaba en tonos de gris más claros, por reflejar el componente del infrarrojo cercano. Evidentemente, hay suficientes películas de esta sensibilidad o parecida, con o sin la sensibilidad extendida al infrarrojo, mucho más fiables, como para interesarme por ella de nuevo.

Adiós parcial a Panasonic y regreso a Olympus - Olympus OM-D E-M5 III

Desde hace cuatro años, mi cámara principal para viajes era la Panasonic Lumix G9. Os la presenté en estas páginas un 22 de marzo de 2018, aunque la llevaba probando desde hacía unos días antes, o sea que en estos momentos sería su cuarto aniversario. Y sinceramente, iba muy muy muy bien. Salvo que era un poquito más grande y pesada de lo deseable en viajes, no le hubiera sabido encontrar ninguna pega más. Hasta los primeros días de mayo del año pasado, cuando la cámara empezó a fallar intermitentemente. Os pongo una foto para que veáis lo que aparecía en mi pantalla. Las fotos que hacía eran así o, simplemente, negras.

La llevé al servicio técnico oficial de Panasonic en Zaragoza, lugar al que me dirigió la página web de la marca en España. Como el fallo era intermitente me dijeron que la llevara con la cámara fallando, para ver lo que pasaba. Así lo hice a finales de junio. Después de regresar de Suiza a finales de julio me la devolvieron reparada,... o eso dijeron. Volvió a fallar cuatro semanas después. Igual. La volvía a llevar. Me la devolvieron, ahora ya asegurada,... o eso dijeron, a principios de octubre. Me la llevé a Andalucía, y la usé sin problemas durante todo un día en Jerez de la Frontera. Al volver a Sevilla, por la noche... volvió a fallar. Entonces hice la foto que os he mostrado antes.

Las últimas fotos aprovechables de la Lumix G9 en Jerez de la Frontera.

Lo haré corto. La llevé por tercera vez al servicio técnico, que no se dedica en exclusiva a los aparatos fotográficos, llevan las reparaciones de electrodomésticos diversos de varias marcas, la tuvieron durante tres meses, y me la devolvieron en febrero. En seguida comprobé algunas cosas que me hicieron desconfiar mucho de la "reparación". Y que indicaban que la cámara fallaría tarde o temprano.

Yo había comentado el tema con un amigo que hice a través de redes sociales en Suiza y este preguntó por allí. Y a su través alguien me hizo una oferta. Querían una cámara como esa, sabían cómo arreglar el problema, y me proponían un trueque. Lo acepté. Ahora soy el poseedor de una Olympus OM-D E-M5 III. Que estrené formalmente hace ocho días en Toledo.

No me extenderé mucho. La cámara tiene unas dimensiones y una apariencia muy similar a la primera declinación de las Olympus OM-D E-M5, que tuve en activo durante seis años, entre la primavera de 2012 y la de 2018. Pero con un sensor más moderno, similar al de la Lumix G9, y con algunos elementos ergonómicos modificados que han permitido que me acostumbre a ella de forma casi instantánea. A la primera E-M5 me costó un poquito acostumbrarme. Pero esta, salvo por las diferencias en tamaño, tiene un volumen apreciablemente más pequeño que la Lumix G9, se maneja de forma muy similar.

En el viaje a Toledo la usé con ópticas de focal fija. Ninguna de ellas de Olympus. Una Venus Laowa 7,5 mm f2, una Panasonic Leica 15 mm f1,7, una Panasonic Lumix 25 mm f1,7 y una Sigma 56 mm f1,4. Todas ellas funcionaron sin ningún problema. El estabilizador de imagen de la cámara, muy competente, me permitió hacer fotos estupendas en interiores a velocidades de obturación muy bajas.

La calidad del sensor es claramente muy superior a mi primera E-M5. Y como mínimo tan bueno como el de la Lumix G9. Esta cámara salió al mercado en 2019. Probablemente, si hubiera estado en el mercado en la primavera de 2018, no hubiera comprado la Lumix G9. Mi ejemplar no es nuevo, pero su obturador llegó ayer a su accionamiento número 1000. Así que como si lo fuera. No tiene doble ranura de tarjeta,... pero tiene un modo de alta resolución que ya he usado para digitalizar algunos negativos de una Kodak Tri-X 400 expuesta en Toledo de los que hablaré más adelante.

Archivos brutos de 80 megapíxeles, unos 70 megapíxeles netos, nítidos y aprovechables, con el macro Panasonic Leica DG Macro-Elmarit 45 mm f2,8 ASPH OIS. Sin problemas.

Si a Toledo, como suelo hacer en entornos urbanos, me llevé focales fijas, que hacen del equipo un conjunto pequeño y muy discreto, ayer sábado me llevé los dos objetivos zoom de primera línea a una excursión de naturaleza; Olympus M.Zuiko 12-40 mm f2,8 y Panasonic Lumix G 35-100 mm f2,8 Power OIS. Fue una excursión con ASAFONA Asociación Aragonesa de Fotógrafos de Naturaleza al Geoparque Mundial Unesco Sobrarbe-Pirineos. A primera hora de la mañana en Aínsa, donde no la usé, hice fotos del lugar con la Olympus Trip 35 y película negativa en blanco y negro ISO 400. Pero sí en el resto de la mañana en las margas del Pueyo de Araguás, donde amenazó lluvia hasta que escampó, y después de comer en el barranco de Janovás, en el río Ara. Como al final la lluvia no apareció, no tuve necesidad de comprobar su reputada resistencia a las inclemencias del tiempo. Pero si es como la de sus antecesoras, no estoy nada preocupado por el tema.

Está claro,... mi incomodidad al usar ópticas más grandes con la primera E-M5 se debía más a su ergonomía que a la relación de tamaños entre las ópticas y la cámara. Ningún problema con la E-M5 III, con la que me he encontrado al usar estos dos objetivos; especialmente el 12-40 mm, que es más pesado.

La Lumix G9 está un escalón por encima en gama que la E-M5 III. Y no digamos ya si te interesa el vídeo. En ese caso, es mucho mejor opción. Pero no es mi caso. Y esta cámara está casi nueva. Y la Lumix G9 estaba en buen estado, salvo la avería, que según me informan está resuelta por un técnico suizo que sabe lo que se hace, no como los ineptos de aquí. Pero tenía tres años de rondar por el mundo. Mis expectativas era que durase hasta el 2024 o 2025. Pero con el estado en que me encuentro la E-M5 III, estas expectativas se ha estirado hasta como mínimo 2027. Así que aunque es menos cámara, es más que suficiente para mis necesidades, y como dijo mi amigo suizo, el trueque era un win-win, nadie salía perdiendo. En Semana Santa me iré a Italia con ella. Ya tengo ganas.

Olympus Trip 35 con Kodak ProImage 100 mientras probaba los adaptadores para la GFX 50R

Ninguna sorpresa, nada realmente nuevo que comentar hoy, aunque sí un nuevo rollo de película negativa en color que presentar. Una fórmula comprobada, que funciona sin problemas; un rollo de Kodak ProImage 100 en la Olympus Trip 35.

Como ya os he ido contando, he ido probando adaptadores de objetivos de monturas Hasselblad V y Canon EF con la Fujifilm GFX 50R, con una diversidad de resultados, algunos de ellos bastante interesantes. Otros menos. Es frecuente, muy habitual, que mientras hago pruebas con un equipo que me resulta novedoso por algún motivo, lleve otra cámara para contrastar las fotografías obtenidas. Si la novedad está en la película tradicional, llevo alguna compacta digital como complemento. Si la novedad está en lo digital, llevo alguna compacta para película tradicional como complemento. No es una regla fija, pero suele suceder.

Aunque este rollo de Kodak ProImage 100 lo inauguré el fin de semana en el que realicé el taller de fotografía de autor con ASAFONA Asociación aragonesa de fotógrafos de naturaleza. Y lo oriente sobretodo al principio hacia algunas curiosidades arquitectónicas que se pueden observar cuando paseamos por Zaragoza.

Pero cuando me llegó el adaptador Hartblei HV que me permite usar ópticas para Hasselblad V, para mi 500CM, y salí a probarlo, utilicé las fotos restantes en la Trip 35 para hacer fotografías en paralelo y contrastar estéticas, más que otros aspectos técnicos de los adaptadores. En cualquier caso, lo ya dicho. Una combinación de película y cámara que funcionan perfectamente, especialmente con buen tiempo y uno sale a caminar. Si estuviera, por ejemplo, en un viaje, preferiría más sensibilidad en la película para tener un margen en caso en que la luz se ponga tonta. Pero por lo demás,... un buen rollo.

Kodak Gold 200, una desconocida para mí - con Canon EOS 3

A todos los aficionados a la fotografía con película tradicional que nos gusta hacer fotos con película negativa en color preferiríamos utilizar siempre las Kodak Portra, la Kodak Ektar, o las equivalentes de Fujifilm que aun queden... que me parece que sólo es la Fujifilm Pro 400H, y limitada en formatos. Son películas excelentes, lo más avanzado en desarrollo y tecnología fotoquímica, con grano fino y buena definición, y tonos muy agradables. Pero son caras, bastante caras. Por lo que muchos las reservamos para determinados trabajos, optando por las gamas de aficionado que quedan todavía en el mercado. Que no son tan estupendas, pero pueden estar bastante bien.

Esta dos primeras fotos fueron hechas con la focal de 40 mm; el resto con la de 50 mm.

Desde hace un tiempo, prefiero las de Kodak, sin que las Fujifilm Superia me disgusten. Utilicé bastante la Kodak ColorPlus 200, bastante económica y con resultados más que dignos. Pero últimamente no la encuentro. Desconozco si la han eliminado o si sufre una rotura de stocks temporal. En cualquier caso, en los últimos tiempos me he defendido bastante bien alternando, según necesidades, entre la Kodak ProImage 100 y la Kodak UltraMax 400. La primera de ellas me gusta bastante; obviamente no tanto como la Kodak Ektar 100 o la Kodak Portra 160,... pero bastante. Y la segunda, es un compromiso adecuado, aunque después de probar películas ISO 400 como la Portra 400 con su fino grano, el de la UltraMax me resulta un tanto grosero. En cualquier caso, a finales de diciembre estuve de compras en la tienda de Zaragoza donde suelo adquirir película, vi que tenían Kodak Gold 200 y cogí algunos rollos.

Este que presento hoy es el primero de ellos. Lo expuse en la segunda semana de enero de 2022. Salvo algunas fotos al principio del rollo, el resto son fotografías mañaneras, cuando el sol todavía no se ha elevado mucho sobre el horizonte. Sol de invierno, por lo que tarda más en volverse aburrido fotográficamente hablando. Para no errar el tiro y evaluar correctamente el rendimiento de la película, asegurando una exposición impecable y una nitidez óptica suficiente, la usé con la Canon EOS 3. Salvo algunas fotos al principio del rollo, que están hechas con el EF 40 mm f2,8 STM, la mayoría de ellas están hechas con el EF 50 mm f1,4 USM. Este objetivo, aunque ha cogido mala fama en los tiempos digitales, me parece bastante más que razonable para usarlo con película tradicional. Especialmente si cierras el diafragma un par de pasos, y a partir de ahí.

Dejando de lado que el laboratorio me ha dejado unas dominantes cálidas, amarillas más bien, no difíciles de eliminar en los archivos digitalizados, por lo demás la película ha funcionado más bien. Dentro de unos días comentaré algunos rollos más de este lote, donde los resultados no fueron tan satisfactorios. En general la definición de los detalles es buena; el grano es apreciable pero contenido, en lo esperable para una ISO 200 para uso común.

¿Es mejor que la Kodak ColorPlus 200 que ahora no encuentro? Dicen que sí. Y que por eso es algo más cara. Pero yo no tengo tan claro que los resultados me gusten más. Y es algo más cara. De hecho, creo que prefiero seguir con las dos alternativas de ISO 100 y 400, la ProImage y la UltraMax. Me ha pasado con frecuencia. Que las películas ISO 200 son una tierra de nadie. Sin la limpieza de imagen de las ISO 100, y sin la capacidad de aguantar con poca luz de las ISO 400. Pero bueno... en un momento dado, a falta de pan, buenas son tortas. Una película que se puede usar y disfrutar sin problemas. He de decir que seguro que en el pasado he usado películas Kodak Gold, porque es una denominación muy antigua para películas que han ido evolucionando. Pero hasta ahora no me había puesto a mirarlas de cerca para elegir con criterio.

N.B.: He hecho un repaso a publicaciones antiguas en este u otros blogs personales, y he encontrado dos referencias a Kodak Gold 200. Y una relativamente reciente, de la que no me acordaba, expuesta con la Canon EOS 650. Y mis impresiones en ese momento fueron más favorables. Incluso comparándola con la Kodak ProImage 100... Bueno... ya veremos,... como dijo un ciego a otro ciego...

Sumando accesorios al adaptador Fringer EF-GFX - Fujifilm GFX 50R

Hace unos días os presentaba los primeros resultados obtenidos con objetivos con montura compatible con Canon EF para formato de sensor de 24 x 36 adaptados con el adaptador Fringer EF-GFX sobre la Fujifilm GFX 50R. No hubo un veredicto general. Depende del objetivo que usemos, los resultados finales serán más o menos apetecibles. Algunos objetivos son perfectamente usables en cualquier modo de la GFX 50R, otros necesitan algún recorte en las esquinas por el viñeteo, y también los hay que sólo son utilizables en el modo recortado en el que sólo se aprovechan los 30,5 megapíxeles centrales sobre una superficie de 24 x 36 mm en lugar de los 33 x 44 mm totales del sensor. Y luego, la imagen en las esquinas puede ser buena/aceptable o regular/mala según los casos. Estas experiencias me sirvieron para decidir qué usar y qué no usar. Ahora vamos con una prueba similar, pero añadiendo accesorios entre el objetivo y la cámara con el adaptador Fringer; otros adaptadores, tubos de extensión, duplicadores de focal.

Durante dos o tres caminatas en fin de semana fui probando distintas combinaciones. Las fotografías anteriores están hechas con el Canon EF 50 mm f1,4 USM, sin más accesorios. Resultados correctos, para un objetivo correcto, pero que a estas alturas no despierta entusiasmos a nadie. Sólo interesante si realmente necesitas esa apertura f1,4. Porque por lo demás, el GF 50 mm f3,5 que me venía con la Fuijfilm le da varias vueltas en calidad.

Pero le puse también uno de los tubos o aros de extensión Kenko para fotografía macro o de aproximación con objetivos de montura Canon EF. Tengo un juego de tres tubos, de 12 mm, 20 mm y 36 mm. No recuerdo cual utilicé, probablemente el de 20 mm. También con el multiplicador de focal 2x de Canon, de primera generación. Este multiplicador de focal no se puede montar directamente sobre el 50 mm. Es mecánicamente imposible por colisionar la lente posterior del objetivo con la frontal del multiplicador de focal. Pero si intercalas un tubo de extensión, desaparece el problema. No se puede enfocar a infinito, pero se puede hacer fotografía de aproximación.

Consideremos que con un tubo de extensión de 20 mm y este objetivo se alcanza una escala de reproducción 1:2. Y con el multiplicador de focal estamos por lo tanto en 1:1. Territorio macrofotográfico, sin duda. Otra cuestión es la calidad de imagen. Cuidado con los fondos abigarrados, que es una combinación que no produce el desenfoque más agradable, necesariamente.

Y decidí ponerme más aventurero. Así que tire de un Olympus G.Zuiko 21 mm f3,5 con un doble adaptador. El adaptador OM-EF, para poder montarlo sobre una Canon EOS, más el Fringer EF-GFX para poder montarlos sobre la GFX 50R. Fuertes viñeteos, y calidad de imagen en las esquinas muy discutible. Pero quien sabe... Y con el recorte a 30,5 megapíxeles, me hace un papel parecido que sobre una Canon EOS o una Canon RF con adaptador EF-RF.

Al día siguiente... volvía a salir con una serie de ópticas diversas. Por el mero placer de la comparación divertida, no porque vaya a usarlo, hice alguna foto con un 50 mm f3,5 distinto del GF 50 mm que venía con la GFX 50R. Veamos...

El pequeñito es el soviético Industar 50-2 50 mm f3.5 con montura de rosca M42 y adaptador M42-EF. Es minúsculo comparado con el GF 50 mm. Y ambos tienen la misma luminosidad máxima. Obviamente, su calidad óptica no es comparable. Y ni siquiera me atreví a apuntar con el Industar a contraluz. Aunque he de decir que tampoco se produjo ninguna catástrofe especial en las imágenes obtenidas. Y el objetivo cubre el formato de la GFX 50R salvo un cierto viñeteo óptico en las esquinas. Lo habitual, vamos, con cualquier otro objetivo EF que haya probado.

Decidí darle una oportunidad a un viejo zoom Canon EF 70-210 mm f3,5-4,5 USM. Un objetivo con prestaciones aceptables a partir de f5,6, buenas a partir de f8, aunque con un contraste menor de lo que se lleva hoy en día. Aunque se puede ajustar en el software de procesado.

Las dos fotografías anteriores son un ejemplo de resultados decentes con esta óptica. Y una aplicación de un teleobjetivo de focal variable como este es la de componer grandes fotografías a partir de un mosaico o "panorama" de varias de ellas. A continuación vemos cómo quedó una fotografía de campo amplio a partir de seis fotografías cuadradas, para evitar el viñeteo de las esquinas, con una focal de 116 mm según los datos Exif del archivo. La foto no es gran cosa como motivo fotográfico, pero en la calidad técnica intrínseca de la imagen hay poco que objetar. Si alguna zona se ve poco nítida es por la limitada profundidad de campo del conjunto.

Hasta aquí bien. Pero vamos a empezar a poner en apuros al sistema. Y para ello vamos a poner uno de los tubos o aros de extensión Kenko para fotografía macro o de aproximación con objetivos de montura Canon EF. Tengo un juego de tres tubos, de 12 mm, 20 mm y 36 mm. No recuerdo cual utilicé, probablemente el de 20 mm. No lo apunté. Tratándose de un teleobjetivo, tal vez el de 36 mm, por el menor efecto de los tubos de extensión con los teleobjetivos. El principal problema con esta combinación es que se pierde alguna de la información que deberían transmitir los contactos eléctricos. No registra bien los datos Exif. El funcionamiento del enfoque automático es indiferente, porque en este tipo de fotografía el enfoque es manual acercándose o alejándose del sujeto. Y ya que estamos,... ¿por qué no poner también entre el tubo de extensión y el adaptador el multiplicador de focal 2x de primera generación de Canon? Veamos dos fotos, la primera sin el multiplicador, la segunda con él.

Hay un viñeteo pronunciado en las esquinas, pero la proporción de imagen utilizable es grande. Como digo, adiós a buena parte de los datos Exif. Y sin trípode, y sin estabilizadores de imagen ni en la óptica ni el cuerpo, con estas ampliaciones,... es complicado. La escala de reproducción conseguida es de 1:3 con el tubo de 36 mm, y de 1:1,4 con el tubo de 36 mm y el duplicador. No está nada mal. No tenía pensado usar habitualmente este objetivo con esta cámara... pero no lo desdeño, siempre y cuando evitemos las máximas aperturas.

Vamos con un objetivo que sí que me gustaría usar con la GFX 50R. Me refiero al Canon EF 200/2,8L USM II, uno de los mejores objetivos que tengo para montura Canon EF. Primero, un par de fotografías sin más complemento que el adaptador Fringer, necesario para poder usarlo. Sin problemas. Perfectamente usable.

A continuación, le puse el multiplicador de focal 2x de Canon para su montura EF. Es el modelo de la primera generación, que compré de segunda mano por una cuarta parte del precio de uno de los modelos más modernos. Y a priori mejores ópticamente. Pero era el que existía cuando salió al mercado el EF 200/2,8L USM de segunda generación... y en aquel momento se consideraba un duplicador excelente.

He de decir que inicialmente me llevé una triste sorpresa. Ninguna transmisión de datos Exif, no funcionaba el enfoque automático, no funcionaba la selección de apertura y había un fuerte viñeteo mecánico, que me obligaba a usarlo en modo recortado, sobre los 30,5 megapíxeles centrales. Y resultando una focal 400 mm f5,6, difícil de encuadrar y enfocar sin trípode ni estabilizador de imagen. Hice algunas fotos...

... hasta que comprobé que las cosas empezaban a funcionar correctamente. No había hecho correctamente los contactos al montarlo sobre el adaptador. En un segundo intento, sin forzar nada, todo empezó a ir mucho mejor. El enfoque automático funcionó, bastante más lento que en un sistema dedicado, pero correcto. La selección de apertura funcionó, por lo que el viñeteo, al cerrar uno o dos pasos el diafragma, desaparecía en gran medida, pudiendo usar el sensor completo, aunque en relaciones de aspecto de 7:6 o 16:9 para evitar el viñeteo residual en las esquinas. Y con una calidad de imagen más que razonable. El encuadre y el enfoque a mano alzada siguieron siendo complicados, pero no imposibles.

Por lo tanto, podemos afirmar que, afortunadamente, este estupendo 200 mm de Canon es una opción perfectamente razonable para la Fujifilm GFX 50R mientras no tenga objetivos dedicados. Incluso puedo decir que mis prioridades de adquisición de estos nuevos objetivos dedicados futuros serán distintos, al tener de momento bien cubierto el teleobjetivo medio. Con los tubos de extensión y el multiplicador de focal, puedo hacer fotografía de aproximación con escalas de reproducción también en el ámbito del 1:3 sin multiplicador, y 1:1,5 con multiplicador, siempre con el tubo de extensión de 36 mm. O 1:4 y 1:2 respectivamente con el tubo de 20 mm, y no mucho menores con el tubo de 12 mm.