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Por la desembocadura del río Gállego - Leica Minilux + Fujifilm Neopan 100 Acros

Ya hace un mes casi desde que revelé este carrete de fotografías en blanco y negro, y más de un mes desde que lo expuse en un paseo vespertino de sábado que dimos entre el puente de Santa Isabel sobre el río Gállego, la desembocadura de este en el Ebro y el cruce del Azud, todo ello en la ciudad de Zaragoza. Este carrete era el último de Fujifilm Neopan 100 Acros, una excelente película negativa en blanco y negro de la casa japonesa. Película que me gusta mucho pero que dejé de comprar en el momento en que se anunció su cese en la fabricación. Y que la comercialización duraría lo que durasen los remanentes de producto fabricado.

Ante una situación como esta, hay muchos fotógrafos que optan por comprar y almacenar grandes cantidades del producto que les gusta, y conservarlo en el congelador o, al menos, en el refrigerador. Lo cual genera de inmediato, y ante la escasez previsible del producto, una subida de precio apreciable. Personalmente, ante el hecho irremediable, opto por adaptarme. Por ello poco a poco voy centrándome en los productos de Ilford, que parecen los más estables en el mercado, los más disponibles, no son los más baratos pero tienen precios razonables, y tienen buena calidad. Pero bueno, en algún momento había que utilizar ese último carrete de Acros.

La película Acros se ha caracterizado siempre por su contraste suave y su progresiva gama de grises, capaz sin embargo de ofrecer negros profundos, siempre dependiendo de cómo se exponga y se revele. A mí me gustado para retrato, menos para reportaje, pero bastante para paisaje, tanto natural como urbano. En este paseo, nos encontramos en una situación de paisaje mixto, entre los suburbios de Zaragoza y el entorno natural de la desembocadura del río Gállego en el río Ebro, y los sotos adyacentes.

El revelado, sin mucho misterio. El recomendado en el Massive Dev Chart para el revelador Kodak HC-110, dilución B (1+31), 5 minutos 30 segundos a 20 ºC. Agitación inicial de 30 segundos, y cuatro inversiones tranquilas cada minuto hasta el final del revelado.

Quizá la cuestión más característica fue la de usar la Leica Minilux, cámara compacta cuya principal virtud, dejando aparte la estética del aparato, es las bondades de su objetivo Summarit 40 mm f/2,4, muy reputado por su nitidez. Aunque a falta de la posibilidad de colocarle un buen parasol, su resistencia a la pérdida de contraste en contraluces o con fuentes de luz potente en el cuadro es apreciable, pero no infinita. Y a veces se nota. Por lo demás, para este tipo de fotografía tranquila va muy bien. No es muy ágil, por lo que en reportaje tiene sus limitaciones. Y habitualmente la uso más con película negativa en color, mientras que uso otras cámaras con más facilidad para controlar la exposición con película en blanco y negro. Pero la posibilidad de usarla en prioridad del diafragma y enfocar por zonas, me parece un punto a favor importante de la cámara.

Así pues, os dejo con unas cuantas fotografías de ese paseo, con el regusto de que creo que ahora sí, ya he agotado los rollos de película Acros que me quedaban, y que de momento me parece improbable que vuelva a usarla. Aunque nunca se sabe.

Dípticos en medio formato

De la pequeña Olympus Pen EE3 ya he hablado en otras ocasiones. No voy a entrar ahora en muchos detalles sobre las características de esta sencilla cámara de medio formato, que no de formato medio. Es decir, que a partir de un carrete de película biperforada de 35 mm de 36 exposiciones ofrece 72. Aproximadamente. Siempre sale alguna más, si tienes cuidado al cargar la película. Lo cierto es que se puede hacer interminable uno de estos carretes. Aunque en una ocasión que la llevé de viaje, vino bien el aumento de capacidad. Y por cierto, aunque sea la mitad de un fotograma con una relación de aspecto 3:2, la de los negativos de esta cámara no son 3:4. Algo se pierde en el intervalo entre negativos y está más bien en el 5:7. Más que negativos de 18 x 24 mm son, en realidad, de 17 x 24 mm.

Lo cierto es que la disminución del tamaño del fotograma hace que el sacar provecho de la información que contiene por medios caseros sea complejo. La mejor solución que he encontrado ha sido la de fotografiar los fotogramas con una cámara digital y un objetivo macro. Pero la mayor relación de aumento necesaria para reproducirlo, hace que la tarea de encuadre, el paralelismo necesario entre el sensor de la cámara y la película, y el diafragma usado sean más críticos para conseguir todo el fotograma enfocado. Con una mesa de reproducción sería más fácil. Pero con el trípode que tengo, más adaptado para salir al campo, y el iPad como mesa de luz... pues hay más margen para el error que con negativos más grandes.

En esta ocasión, en la que he empleado mi último carrete de Fujifilm Neopan 100 Acros, que da un grano muy fino, decidí conseguir un digitalizado de mayor calidad, y la mandé a revelar a Carmencita Film Lab. Como suele suceder con los laboratorios comerciales, de escanean la película como si fuera de 24 x 36 mm, por lo que obtienes 36 imágenes dobles. Lo cual es aprovechado por muchos fotógrafos para obtener dípticos con significado en sí mismo. Las fotografías que aquí muestro intentan ofrecer paisajes, naturales, urbanos o humanos, que supongan un contraste en cada par de fotografías.

Lo cierto es que la calidad del escaneo se nota. Sin que se aprecie el grano, la gradación de gris es muy buena. Y más nitidez es difícil de pedir, por las limitaciones propias de la cámara. Hay que tener en cuenta que cuando la luz empieza a faltar, abre mucho el diafragma. Y teniendo un foco fijo, el infinito y los primeros planos pueden aparecer poco enfocados, priorizando los planos medios, retratos de cuerpo entero y similares, que sí podrían aparecer bien enfocados. Pero no el enfoque completo que se busca en los paisajes. Aunque cierto aspecto difuminado también ofrece sus virtudes estéticas.

En cualquier caso, estoy parcialmente satisfecho con los resultados obtenidos, puesto que he obtenido algunos dípticos que me parecen interesantes. Aunque tendré que pensar mejor las tomas, para mejorar los resultados globales. Espero que os gusten y os interesen.

Ah... una última cosa. Como dato. A la resolución de escaneo solicitada, el díptico tiene una resolución de algo más de 19 megapíxeles, permitiendo una ampliación de 54 x 36 cm, aproximadamente, según lo exigentes que seas. Algo menos de la mitad, si sólo quieres uno de los fotogramas del par. No está nada mal para una cámara con un negativo de este tamaño. Podría haber solicitado un nivel mayor de resolución, prácticamente el doble, pero dadas las características de la cámara, decidí que no merecía la pena el gasto. Y creo que hice bien.

Festival Asalto 2018 - Barrio Oliver, con Leica M2 y Fujifilm Neopan 100 Acros

Este año ha sido la decimotercera edición del Festival Asalto de arte urbano en Zaragoza. Aunque ya no usa el cardinal para definirlo, sino que simplemente es el Festival Asalto 2018. Este año se pueden ver las obras en uno de los clásicos obreros de la ciudad, el barrio Oliver, antaño uno de los más periféricos de la ciudad, pero que cada vez está más integrado en la ciudad.

Como el año pasado, la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza AFZ nos hemos reunido para dar un paseo fotográfico entre las obras de arte de este año, algunas todavía en proceso de finalización. Fue el pasado domingo día 16 de septiembre.

Este año he llevado dos cámaras. Siempre llevo una digital para instantáneas que se puedan compartir con rapidez en redes sociales y esas cosas. Pero la que realmente centró mi atención fue la veterana Leica M2, a la que acompañaban dos objetivos; un moderno y magnífico Summicron 35/2 ASPH, y un veterano Elmar-C 90/4. Este último fue diseñado para la pequeña Leica CL, tiene una calidad de imagen bastante buena, no obstante, y hay quien dice que puede dar problemas de enfoque por algunas diferencias físicas entre la montura de este objetivo y los clásicos para la montura M. Nunca los he percibido. Ni aun a plena apertura. Si alguna deficiencia observáis, yo la achaco a mi propia torpeza, o a que el visor de las Leicas no es el óptimo para usar teleobjetivos, y uno se despista de vez en cuando.

Como material sensible, me llevé algunos carretes de blanco y negro, de los cuales usé finalmente uno de película Fujifilm Neopan 100 Acros. Los elevados niveles de luz de una soleada mañana de finales de verano hacían innecesaria una sensibilidad más alta. Y las características de esta película hacen que se trague muy bien el contraste de la luz del sol de las horas centrales del día, con buen detalle tanto en luces como en sombras, y una buena gradación de grises.

Lo revelé en Kodak HC-110 a dilución B (1:32) durante 5,5 minutos a 20 ºC, que es el tiempo recomendado. Un poco justo de tiempo para mi gusto, me gusta manejarme con tiempos de por lo menos de 6 minutos, para una mayor consistencia en los resultados. Las desviaciones azarosas tienen menos impacto que con tiempos de revelado cortos.

Una novedad que he incluido este año en el procesado ha sido que la digitalización de los negativos la realicé con la función de alta resolución de la Panasonic Lumix G9 a la que calcé con el DG Macro-Elmarit 45/2,8 ASPH. Con esta función, en la que el sensor de 20 megapíxeles realiza microdesplazamientos en tomas múltiples de un sujeto necesariamente estático, permite obtener archivos de 80 megapíxeles. Como no apure el encuadre de los negativos, el tamaño aprovechable de los mismos quedó entre 50 y 54 megapíxeles. Pero tengo un problema. Mi ordenador de sobremesa es muy antiguo. Es un iMac de 27 pulgadas que tiene ya 9 años de antigüedad, y se vuelve bastante asmático con los archivos de imagen por encima de los 30 megapíxeles de tamaño. No digamos los 50 u 80 megapíxeles. Así que al final, no ha resultado práctica esta resolución y no he podido evaluar adecuadamente los resultados.

No obstante, al mismo tiempo que los archivos grandes, la cámara puede guardar, y así lo ajusté, un archivo normal de 20 megapíxeles. Que me ha dejado unos negativos aprovechables de 13 megapíxeles, que son los que he utilizado para mostraros las imágenes. Los archivos se digitalizaron en formato RAW e importados al ordenador con Adobe Photoshop Lightroom 6.14, aunque fueron invertidos a positivos tras ser convertidos en archivos TIFF de 16 bits en Affinity Photo 1.6.7. En este software se ajustó también el contraste y luminosidad para dejarlos lo más fieles, en la medida posible, a lo que es el material sensible.

La combinación de cámara, objetivos y película que me llevé no me ha fallado nunca. Apenas tuve que tirar de fotómetro externo, la cámara no lleva uno interno, puesto que las condiciones de luz en exteriores fueron constantes y fáciles de estimar con la regla del "soleado f/16". Dos pasos más para los contraluces, y tres pasos más de exposición para las sombras. Sencillo, fácil e inmediato. Y en cuanto a los parámetro de exposición, siguiendo el consejo de Weegee para la fotografía de reportaje, "F/8 and be there". "F/8 y estar allí". El enfoque a la hiperfocal, o por zonas en los sujetos cercanos, usando la escala de profundidad de campo del 35 mm. Con el 90 mm, usando el telémetro de la cámara. Técnica básica fotográfica. Sin complicaciones.

Despidiendo la Fujifilm Neopan 100 Acros

Hace unas semanas, Fujifilm anunció que había cesado la fabricación de la película negativa en blanco y negro Neopan 100 Acros, y que esta permanecería en venta hasta que se agoten las reservas fabricadas, lo cual se estima que puede suceder en algún momento del otoño de este año. Luego siempre hay un goteo de lotes de esta película que algunos han acaparado y aprovechan para vender a mayor precio.

Esta es una película que conocí hace pocos años, y que me gustó mucho. Por distintos motivos. Me parece una lástima que vaya a desaparecer. Pero la compañía japonesa, que podría ir pensando en cambiar el nombre por estar poco comprometido con la realidad, ha dejado de interesarse por la fotografía con película tradicional. A pesar de que sean las emulsiones fotoquímicas las que más beneficios le dejan, más que sus afamadas cámaras de la serie X, bajo la forma de película instantánea Instax.

Los motivos por los que me ha gustado esta película durante el tiempo en que la he usado se pueden resumir en los siguientes puntos:

Tiene un grano muy fino y una excelente nitidez.

Disfruta de una excelente gradación tonal.

Hay quien propone exponerla a un índice de exposición de 80 o 64 en lugar de su sensibilidad nominal ISO 100; pero a mí me gustan los negros profundos cuando se utiliza a este índice de exposición. Y nunca se me han bloqueado las sombras.

Apenas se ve afectada por el efecto Schwarzchild, por lo que es ideal para largas exposiciones. Cuando pasas de unos segundos de exposición, en realidad es como tener una película más sensible que las de ISO 400 e incluso 1600. Ideal para fotografía estenopeica o nocturna. Conservando la finura de grano.

A pesar de que se trata de una película de tecnología moderna, como las T-Max de Kodak o las Delta de Ilford, la he revelado con reveladores comunes como el Kodak HC-110 o las diversas versiones de la fórmula del Rodinal con buenos resultados.

Pero todas estas excelentes cualidades dan igual porque va a desaparecer. Y cuando Fujifilm condena un producto lo hace a conciencia. No tolera traspasar la tecnología a nadie para seguir manteniendo el producto. Como sucedió con las películas instantáneas compatibles con las cámaras Polaroid para pelícutla tipo peel apart. Por lo tanto, habrá que olvidarse de ella y pasar a otros productos.

Hasta hace unas semanas, en mi nevera quedaban todavía cinco rollos o carretes de Neopan 100 Acros; cuatro carretes de 35 mm y un rollo de formato 120. Este último ya lo he expuesto. Se acabó para mí la Acros en formato medio.

Este último rollo de formato medio lo he expuesto en las últimas semanas en un par de ocasiones. Cuando fuimos a volar los drones al polígono industrial de Botorrita y durante un paseo o caminata una tarde de buen tiempo en Zaragoza, en vísperas de las importantes avenidas del Ebro que se produjeron poco después. La usé con la cámara Fujifilm GS645S Wide 60 y un filtro amarillo para mejorar el contraste en los paisajes; la película tiene características de ortopancromatismo y recoge bien todo el espectro visible hasta los rojos ligeros. Rojos netos y profundos quedarían fuera de su espectro de sensibilidad. Según su hoja técnica, su sensibilidad cromática llega en los tonos cálidos hasta los 630 nm o así.

En estas ocasiones, la película ha confirmado una vez más las características que se le suponen y que he descrito antes.

Como demostración de su buena tolerancia a todo tipo de revelado, como estos días he andado con poco tiempo, y tenía varios rollos para revelar de distintas marcas y tipos, decidí revelarlas todas juntas con Adox APH09, cuya fórmula es la del Rodinal hasta los años 40 del siglo XX, a una concentración de 1:100 y temperatura de entre 20 y 21 ºC, con un revelado parcialmente desatendido. Con este tipo de revelado, la temperatura no necesita ser ajustada con tanta precisión como en otros, aunque conviene tener cierta disciplina a la hora de situarla en el entorno de los 20 ºC. La idea era realizar una agitación suave durante los primeros treinta segundos, y dejar actuar la solución durante una hora, con un par de inversiones a mitad de ese periodo. Pero como andaba ocupado con otras cosas, y no me puse la alarma, a lo que me dí cuenta llevaba 65 minutos de revelado y no había realizado las inversiones preventivas para una homogeneidad del revelado a la media hora. Así que las hice, y lo dejé 40 minutos más.

El resultado es bueno. Cada vez me convenzo más que este tipo de revelado es especialmente adecuado con películas de sensibilidad media o media baja, ISO 125 o menos, correctamente expuestas.

¿Y cual puede ser la alternativa? Pues en a lo largo del último año, sin saber que iba a desaparecer del catálogo de Fuifilm esta película, he probado una variedad de películas que pueden ser interesantes. Si tuviera que elegir entre las de sensibilidades similares, la cosa estaría entre las Ilford FP4 Plus y Delta 100 y la Rollei Retro 80S. Por su sensibilidad extendida al infrarrojo cercano, de esta última voy a tener habitualmente una cierta reserva de película, pero la utilizaré con el filtro IR72. Entre las dos del Ilford, aunque tiene un carácter distinto que la Acros, la que me gusta más es la Delta 100. Tiene una sensibilidad espectral parecida, sufre en menor medida del efecto Scharzschild que la FP4 Plus, por lo que es más conveniente para exposiciones largas, y tiene un grano más fino.

También hay quien me ha sugerido la Ilford Pan F, ISO 50, y las Rollei RPS 25 u Ortho 25 Plus, ISO 25. Pero por su baja sensibilidad, son más exigentes, especialmente si filtras la luz para control del contraste con filtros de colores, perdiendo entre uno y tres pasos de sensibilidad, según el color del filtro. Así que de momento podréis esperar verme usando la Ilford Delta 100. Porque además tengo la intención de disminuir la variedad de las películas que voy a utilizar, con el fin de conseguir más homogeneidad de resultados, y aprender a controlar los mismo con más consistencia.

Paisaje industrial (ferroviario) y paisaje urbano con Fujifilm Neopan 100 Acros

Hace un par de semanas cargué un carrete de película Fujifilm Neopan 100 Acros en la Leica M2 y dediqué parte de una tarde de sábado y de una mañana de domingo a hacer paisajes. No paisajes naturales. Paisajes humanos.

La Acros es una película moderna de Fujifilm, con una sensibilidad nominal media, ISO 100, y un grano fino. No conozco los datos tecnológicos exactos, pero entiendo que fue la respuesta de la multinacional nipona a las películas de granos planos, tabulares, de Kodak e Ilford. Las TMax y Delta, respectivamente. A mí es una película que me ha gustado siempre desde que la probé, aunque ciertamente tiene un contraste muy suave, y puede no funcionar con cualquier motivo. En esta ocasión la revelé con mis últimas reservas de revelador TMax a dilución 1+4, durante 5 minutos y medio a 20 ºC. Es decir, un revelador que debería colaborar a que mantuviese una fina granulación, con un buen detalle.

En la tarde del sábado me acerqué a los alrededores de la estación de Casetas, un barrio de Zaragoza a 16 kilómetros del centro de la ciudad. A la Leica M2 le puse un objetivo gran angular, el Voigtländer Snapshot-Skopar 25/4 MC. Un objetivo que da una calidad de imagen bastante respetable para lo modesto de sus pretensiones, aunque las imágenes obtenidas con él tienden a tener un contraste moderado.

Como se puede apreciar, la tarde estaba con nubes y claros. Las fotografías en las que el sol estaba presente o la luz era más intensa tiene un contraste agradable en general. Sin embargo, aquellas en las que el sol era cubierto por las nubes y la luz disminuía considerablemente, tienen un contraste muy suave. Que en esta ocasión no funciona mal, especialmente con las decrépitas locomotoras que la Asociación de Amigos del Ferrocarril y el Tranvía de Zaragoza (AZAFT) tiene al aire libre, por no encontrar acomodo en la nave donde guarda su material más conservado.

Al día siguiente, domingo por la mañana, con tiempo soleado, volvía a coger la cámara para dar un paseo por el casco histórico de Zaragoza. En esta ocasión le puse el Leizt Elmar-C 90/4, un objetivo que uso más bien poco últimamente. Y sin embargo, es un buen objetivo a pesar de ser uno de los teleobjetivos más sencillos de la marca de Wetzlar.

Fue diseñado para la pequeña Leica CL, la cámara con bayoneta M pensada para el aficionado de los años 70, que fue rápidamente eliminada de catálogo, por que se comía las ventas de sus hermanas mayores más prestigiosas de la serie M. Por alguna diferencia en la bayoneta del objetivo, se ha dicho que no es apropiado para usarlo en una cámara de la serie M, que no enfocaría con precisión. Nunca he tenido ningún problema al respecto.

Cierto es que no es fácil de usar. Ningún teleobjetivo es fácil de usar con las cámara de la serie M, por el pequeño recuadro que hay que utilizar en el visor para encuadrar. Especialmente en distancias cortas, si vas deprisa con el enfoque, puedes errar. Pero se debe más a las prisas que a la imprecisión del sistema de enfoque por telémetro de coincidencia.

En esta ocasión, el dominio de los contrastes que tiene la Acros es favorable ya que sirve para controlar las fuertes diferencias de luminosidad dentro de la ciudad cuando hay un día soleado, en las horas centrales del día. Obtenidendo sin ningún problema, y si la medición es cuidadosa, amplio detalle entre las altas luces y entre las sombras más profundas.

Terminamos el paseo en las Armas, donde había un mercadillo muy animado con puestos de alimentación y de otros productos. Y donde iba a actuar una big band venida de Madrid, a la que esperamos con impaciencia. Si la habían traído ex profeso de la capital sería porque tendría calidad... Nos llevamos un chasco. Aunque voluntariosos, eran más bien flojitos. Así que nos fuimos a tomar el aperitivo antes de irnos a comer a casa.