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Iluminando sencillas naturalezas muertas con paneles LED - Hasselblad 500CM + Fomapan 200 Creative

Hace unos días, en uno de los canales de Youtube sobre fotografía con película tradicional que sigo, vi un par de vídeos en los que el autor de los vídeos, bastante ameno el hombre, británico, utilizaba la controlada luz de un panel de LED para fotografiar sencillas naturalezas muertas, y de paso comprobar la latitud de exposición real de algunas películas fotográficas. Con un único panel de LED, un difusor de la luz y una pantalla reflectante, podía ajustar el contraste de la escena, tomando en cuenta también las características del sujeto. Os dejo los enlaces a los vídeos por si os interesan.

Comenté el caso con algunos conocidos, y unos días más tarde, uno de ellos me cedía un pequeño panel de estos, con una potencia bastante inferior a la del que aparece en los vídeos, eso sí, y decidí hacer algunas pruebas.

Para ello, una tarde sábado un tanto monótona, monté un pequeño entorno de fotografía con una tela negra, en realidad una camiseta deportiva de tejido sintético que se arruga muy poquito, mi Hasselblad 500CM con algún que otro tubo de extensión y varios objetivos,... y como no tenía muy claro qué iba salir de ahí, me puse rácano y opté por un rollo de película barata en blanco y negro, Fomapan 200 Creative. Que conste que de la gama de Fomapan, es la que más me gusta. Las versiones de ISO 100 y 400 no me dicen nada, y en ocasiones no han tenido la longitud suficiente para las doce exposiciones que se obtienen con la Hasselblad, y detecto cierta inconsistencia en la calidad de estas películas. Que también subcontratan con otras marcas. Ahora no sé, pero antes la Lomography Earl Grey 100 era una Fomapan 100 Classic. Con las mismas inconsistencias en calidad, pero más cara.

¿Por qué tenía en casa esta Fomapan 200 si últimamente me centro en las películas de Ilford, con una calidad mucho más consistente entre todas sus unidades? Pues porque así como las de formato 135, o 35 mm, son fáciles de encontrar en un par de comercios de Zaragoza, las de formato 120, que no son 120 mm sino unos 60 mm, no tanto. Y en un momento dado, compré, por ser socorrido, dos rollos de la Fomapan 200. Que como digo no me había ido mal. Se dice que no tiene una estructura de grano tradicional, sino que entraría dentro del grupo de las de grano tabular, como las Delta de Ilford o las T-Max de Kodak... aunque en estos momentos no recuerdo dónde lo leí. Un momento que miro... Ya... lo dice el propio frabricante. Con una granularidad teórica marginalmente superior a la Fomapan 100, RMS = 14 de la ISO 200 frente a 13,5 de la ISO 100, mis resultados no han mostrado diferencia apreciable alguna... e incluso algún rollo menos granuloso en la Fomapan 200, aunque puede ser debido al mayor cuidado en su exposición y procesado.

Así pues, cogí el panel LED, una sombrilla translucida para que actuase como difusor de la luz, y una pantalla reflectora para rellenar las sombras y controlar el contraste. Algo muy simple y elemental. Monté la cámara... y medí la luz con el Sekonic L-408 Multimaster. La luz continua, con el montaje que hice, era suave y razonablemente agradable. Más fácil de controlar que con los flashes, en los que tienes que hacer pruebas para comprobar como van, o usar, si tienen, luces de modelado, que son más débiles. Pero el panel que me cedieron... es muy poquito potente. Y para un diafragma f/22, con objeto de incrementar la profundidad de campo, me sugería tiempos de exposición entre 8 y 20 segundos. A lo que había que sumar la corrección de los tubos de exposición... no muy importante, pero que ahí está, y el fallo de la reciprocidad para la película. Que es abundante. Y además, las correcciones que propone el fabricante son muy groseras. No te da un fórmula clara y precisa como Ilford. Sino intervalos, bastante amplios, de tiempos de exposición, que te dejan un poco frío... Según cómo los interpretes... los tiempos varían mucho.

En fin, tiré por la del medio, tomé mis decisiones, hice 12 fotos, colocando como modelos tanto ejemplares procedentes de mi vitrina de cámaras como del cajón de las frutas y verduras de mi frigorífico, y una vez expuestas las doce fotos del rollo, lo revelé con Kodak HC-110 a 20 ºC. Como la tarde en la que lo revelé andaba con prisas, acepté la propuesta de la dilución B, aunque fueran con un tiempo de revelado de sólo 3 minutos y 30 segundos. Prefiero siempre tiempos de 6 minutos o más, porque las variaciones de algunos segundos en el trasiego de líquidos tienen menos impacto que con tiempos cortos. Pero bueno... le puse interés y todo transcurrió sin problemas. O eso creía.

Porque al poner a secar los negativos, observé que tenían una densidad muy escasa. Tenían toda la pinta de estar subexpuestos. Y no sabía muy bien qué iba a salir de ahí. Una vez secos, y con muchos reparos, los digitalice con la Panasonic Lumix G9 en modo de alta resolución, y ajusté los tonos de forma básica en Pixelmator Pro. Y lo cierto es que, pese a las apariencias, había imagen y detalle, tanto en las luces como en las sombras. Sin un especial aumento del grano. Muchas de las fotos se prestaban a una interpretación en clave baja... así que... tampoco había mucho problema. Lo cierto es que la Fomapan 200 Creative se comportó bien.

En cuanto al panel LED... pues sí que es una solución cómoda para este tipo de fotos... pero algún modelo con más potencia. No sé para qué lo usaría el amigo que me lo cedió. Supongo que para apuntar algo de luz en la grabación de vídeos. El modelo que se usa en los vídeos que he colocado al principio es claramente superior. Y el precio no es desmesurado ni mucho menos. Igual me animo con uno de esos paneles más potentes y más serios y dedico tiempo al bodegón. Ya veremos.

Una tarde de paseo con la Hasselblad 500CM y un rollo caducado de Ilford Delta 400

La entrada de hoy no tiene mucha historia. Hace unos días, estuve revisando mis existencias de película fotográfica, convenientemente conservada en el frigorífico de casa. Sin mezclar con los alimentos o bebidas, claro. La teoría dice que cuando la película se fabrica tiene todavía que pasar un tiempo para alcanzar su madurez. Especialmente en las películas en color. Es decir, en alcanzar su óptimo en el rendimiento tonal y cromático. Las películas para aficionados saldrían al mercado nada más ser fabricadas, dando un margen a que sigan madurando, mientras que las profesionales ya habrían madurado, y habría que usarlas de inmediato. Después de alcanzar su madurez, tras un tiempo, alcanzan su fecha de caducidad, tras la cual pierden sus cualidades tonales y cromáticas. Las películas en color, especialmente las actuales cromogénicas, la vieja y desaparecida Kodachrome sería otra cosa, son más propensas a perder sus propiedades cromáticas y su sensibilidad nominal que las películas en blanco y negro tradicionales.

Pero de siempre se nos ha dicho que una película guardada en frigorífico o congelador, entre los -20 ºC y los +5 ºC detiene su proceso de maduración y caducidad, suspendiendo de alguna forma o prolongando la fecha de caducidad. Por lo menos, dentro de unos límites razonables. Por eso, lo adecuado para un aficionado corriente es tener almacenada una cantidad razonable de película, que se pueda consumir en un plazo de tiempo razonable, generalmente antes de la fecha de caducidad. Y guardarla en el congelador doméstico, a su temperatura usual de unos -18 ºC o en la nevera a una temperatura de +4 ºC. Son los parámetros habituales en los electrodomésticos habituales. Al alcance de cualquiera. En las cajas de película suele aparecer alguna referencia con recomendaciones sobre la temperatura máxima a la que se debe guardar antes de usarla. Y ante todo, evitar los "golpes de calor". Como por ejemplo, las guanteras de los coches en verano o dejarlas sobre el cubrerradiador en invierno.

El caso es que en otras otras cosas, localicé un ejemplar de un rollo de Ilford Delta 400 con fecha de caducidad en octubre de 2019. Habiendo estado correctamente guardado en la nevera, no me preocupaba gran cosa dicha caducidad. Pero puestos ha dar un paseo fotográfico un agradable domingo por la tarde del mes de noviembre, mejor usar un rollo con la fecha de caducidad ya pasada que uno más reciente. Además, no tenía ningún fin específico para ese rollo. Es un tipo de película que usaría habitualmente, lo hice durante varios años en la década de los noventa del siglo XX, con buenos resultados, pero que no se encuentra habitualmente en los comercios locales de Zaragoza, donde sí encuentro las Ilford HP5 Plus 400 o FP4 Plus 125.

Para el paseo fotográfico, por los alrededores del camino de Miraflores y del camino de Enmedio, entre San José y Montemolín en Zaragoza, donde la ciudad deja de ser ciudad y empieza a ser lo que llamamos "el campo", cogí la Hasselblad 500 CM, le puse el Carl Zeiss Distagon 50/4 C T* y un filtro amarillo Tiffen nº 8. No me di cuenta antes de salir que en su último uso había utilizado el respaldo A16S que ofrece 16 exposiciones, con negativos de 42 x 42 mm. Así que eso hizo que el 50 mm se comportara como un angular moderado y no como un claro gran angular. Más como un 35 mm en formato pequeño que como un 28 mm. Aunque estas equivalencias hay que cogerlas con pinzas dado que el formato pequeño es un rectángulo más bien bastante alargado y la Hasselblad ofrece un formato cuadrado. La ventaja del despiste es que me dio para cuatro fotos más.

Expuse, en un principio, utilizando como referencia mi Sekonic L-408 Multimaster, hasta que de repente, para mi sorpresa, dejó de funcionar, aparentemente por agotamiento de la pila eléctrica. Que según las indicaciones que me ofreció antes de salir de casa estaba a un tercio de su capacidad. La tarde estaba soleada, pero fresca. Quizá la temperatura relativamente baja hizo que dejara de suministrar al aparato la energía suficiente. En casa, un par de días más tarde, volvía a funcionar. A partir del momento en que no pude contar con él, dado que las condiciones de luz eran muy estables, con cierta disminución de su intensidad conforme avanzaba la tarde, expuse por estimación. A "ojímetro".

Hice un revelado clásico con Kodak HC-110 en dilución B (1+31), durante 7 minutos y 30 segundos a 20 ºC, con cinco inversiones tranquilas del tambor de revelado al principio de cada minuto hasta llegar al tiempo previsto. Sin sorpresa por mi parte, la "caducidad" de la película no había afectado al resultado final, y me encontré con negativos bien expuestos, contrastados, pero con mucho detalle tanto en las luces como en las sombras. Sigo pensando que las películas de Ilford, dentro de la oferta actual de película fotográfica, son un valor seguro. Y ofrecen un razonable compromiso entre calidad, precio, fiabilidad y consistencia. Hay otros productos más baratos, que no están mal, pero con menos fiabilidad. Y otros de igual calidad, pero más caros. Pues hasta la próxima.

Ilford FP4 Plus 125 a IE 400 - En Hasselblad 500CM

Cuando terminaba el confinamiento por la epidemia de Covid-19 en mayo, y empezaron a permitir paseos a determinadas horas del día, una mañana, de madrugada, salí a pasear con la Hasselblad 500CM y un rollo de Ilford FP4 Plus 125 expuesta a un índice de exposición de 400. Casi dos puntos de subexposición, con el aumento en el tiempo de revelado adecuado para resituar los tonos de gris en sus lugares adecuados. No me disgustó la experiencia, pero en aquel momento no pasó de una curiosidad, que me despertó algunas inquietudes, pero no fue más allá.

Hace unas semanas regresé de mi viaje de vacaciones por Portugal. También me llevé una cámara con película en blanco y negro. Pero en lugar de llevar la Ilford XP2 Super 400, que es mi opción habitual en los viajes, me llevé Ilford HP5 Plus 400, de la cual disponía en abundancia. Pero sinceramente, no acabé muy satisfecho con los resultados. Salvo en situaciones con abundante luz solar y escenas contrastadas, la mayor parte de las fotos me resultaban muy apagadas, con contraste excesivamente bajos, y sin que resaltasen los motivos principales de la imagen. Se puede achacar a mi incapacidad para seleccionarlos y encuadrarlos adecuadamente, sin duda. Pero también me atrevería a decir que la HP5 Plus tiene una curva tonal excesivamente plana en ocasiones. La corrección del contraste en el procesado digital tras escanear el negativo, llevaba a un aumento del grano excesivo para mi gusto.

Si unes las dos experiencias, empiezas a pensar. Igual conviene, para alcanzar el rendimiento tonal que yo imagino o quiero, usar otra película y otras situaciones. Hablaré de películas convencionales en blanco y negro, y no de la XP2 Super 400, que se revela en el proceso C-41 propio de las películas cromogénicas. No por nada, muchos fotógrafos gustan de la Kodak Tri-X 400, por el contraste que ofrece. Sin embargo, en estos momentos es una película cara, que tengo que conseguir a través de internet sumando a su precio los del transporte, y con la que no me llevo bien al digitalizarla, por la falta de estabilidad dimensional que he experimentado con ella. Se curva y se retuerce como una condenada, aumentando las posibilidades de que se contaminen con polvo, y causando problemas de nitidez por la falta de planeidad sobre los portanegativos.

Así que decidí que había que volver a experimentar con la Ilford FP4 Plus 125 expuesta a un índice de exposición de 400. La película se maneja muy bien, se digitaliza muy bien, es más contrastada que la HP5 Plus 400, más si aumentamos el tiempo de revelado, la encuentro fácilmente en comercios físicos de Zaragoza y a precios mucho más razonables que los de la película de Kodak. Y existe mucha experiencia en el mundo en su revelado, sabiendo que se revela bien con cualquier revelador de los más populares y con buenos resultados generales. Las nuevas experiencias tienen dos partes. Una mañana de domingo con la Hasselblad 500 CM, saliese como saliese de sol y de iluminación, y varios días llevándola encima con una Pentax MX, haciendo fotografías cuando las condiciones de luz ofrecieran escenas con un contraste bajo.

Hoy os presento las experiencia con la Hasselblad 500CM. Armada con el objetivo Carl Zeiss Planar 80/2,8 CF. Le puse un respaldo A16S, que ofrece 16 fotogramas de 41 x 41 mm en lugar de los habituales 12 fotogramas de 55 x 55 mm. El motivo principal es que así el resultado era más exigente con el grano de la película. Al ampliar más... el grano resulta más aparente. Es fácil apreciar un grano bajo o contenido con un negativo muy grande,... pero cuando el negativo es más pequeño... la cosa cambia. Y además me permitía hacer cuatro fotos más en ese paseo mañanero de domingo.

Revelado como de costumbre en Kodak HC-110, en dilución C (1 + 19), durante 8 minutos y 30 segundos a 21 ºC, y digitalizado con la Panasonic Lumix G9 en modo de alta resolución moderado, para un resultado final de archivos digitales de entre 25 y 30 megapíxeles. No ajusté mucho el encuadre. Preferí garantizar con cuidado que los negativos estuvieran perfectamente paralelos al sensor de la cámara y que la nitidez fuera la mayor posible. La película se reveló sin problemas, manifestando a simple inspección visual unos negativo mucho más contrastados que los recientes de la Ilford HP5 Plus 400, pero que se digitalizaban sin problemas porque la gama tonal está bastante por debajo todavía que la dinámica del sensor de la Lumix G9.

Los resultados fueron bastante buenos con algún pero. Las imágenes quedaron nítidas, salvo algún fotograma con algún error en el enfoque. Mi vista ya no es lo que era. El grano prácticamente inaparente. Muy muy muy por debajo del que ofrece la HP5 Plus expuesta al mismo índice de exposición. La gama tonal amplia y contrastada, pero sin excesos. Más sencilla de ajustar en el proceso digital que con la HP5 Plus. Lo cual ayuda a mantener a raya el grano, que aumenta con los ajustes digitales intempestivos. Y el pero está en que alguna sombra me quedó bloqueada. La medición de la luz la hice con el pequeño Gossen Digisix, tanto en modo luz incidente como luz reflejada según las escenas. En la mayor parte de los casos, esas sombras bloqueadas no invalidaban la foto, pero queda claro que en una mañana soleada, cuando la escena incluye áreas iluminadas por el sol y sombras profundas, hay que tener cuidado en proteger estas últimas. No está mal, pero hay que obtener más información. Veremos que pasa con los resultados obtenido con la Pentax MX. Pero eso os lo cuento la semana que viene.

El regreso de la Fujifilm Neopan 100 Acros... II

Un hecho; desde que la probé, la Fujifilm Neopan 100 Acros resultó ser una de mis películas en blanco y negro preferidas, siempre y cuando pueda valer una sensibilidad ISO 100. Muy limitada para lo que se lleva hoy, aunque era la de uso común hace 30 o 40 años. Pero las mejoras de las emulsiones hicieron que poco a poco la etiqueta de polivalente se la llevasen las películas de ISO 400. Y no digamos en digital, conforme la capacidad de la electrónica para amplificar la señal permitió estas sensibilidades con buenos resultados... o más altas todavía. Pero la estupenda gama tonal, la profundidad de las sombras, la nitidez que proporciona y el escasísimo grano, hacían de la Acro, la "chouchou" de muchos fotógrafos. A mí me gustaba mucho. Estupenda para largas exposiciones por su escasísimo fallo en la ley de la reprocidad, que hacía que por encima de unos cuantos segundos de exposición empezase a ser más "sensible" que las películas de ISO 400 por permitir tiempos de exposición más cortos. Y estupenda para los formatos pequeños, por su capacidad para ser ampliada con buena calidad. Ya, en formato medio, un lujo de imagen. Era cara, eso sí. Una película moderna, tecnológicamente avanzada y cara. Más agradable que las de grano tabular de Kodak (T-Max 100) e Ilford (Delta 100) que serían sus principales competidoras.

Pero Fujifilm, haciendo muy poco honor a su marca, empezó una empinada pendiente de abandono del "film" fotográfico, con el carpetazo a muchas emulsiones muy queridas por los fotógrafos. En 2018, abandonó la producción de la Neopan 100 Acros aduciendo una mezcla de razones relacionadas con los costes y con los productos químicos necesarios para su fabricación. Eso sí, con todo el cinismo del mundo, sacaban pecho por la emulación por software de la película en sus cámaras digitales, con lo que mantenían viva la denominación "Acros".

Sorprendentemente, porque los carpetazos que da Fujifilm suelen ser muy definitivos, a mediados de 2019 anunció el regreso de la denominación en una versión nueva, pero muy similar, la Fujifilm Neopan 100 Acros II. Habría algunos cambios en la química para su fabricación, pero se conseguiría un producto muy similar. Incluso los tiempos de revelado, de los que hay muy poca información para la nueva emulsión, serían iguales o similares para los distintos reveladores. A finales de 2019 llegó la nueva película al mercado japonés. No tuve la suerte de poder pillarla yo cuando visité Japón en octubre del año pasado. Y a principios de este año, llegó al mercado europeo. Con precios altos, como era de esperar, y con una sorpresa. La película japonesa no es "made in Japan" sino "made in The UK". Lo más lógico es pensar que el fabricante de la película es Harman Technology Ltd, la empresa fabricante de las películas Ilford y Kentmere. Y se supone que de película bajo otras marcas. Por ejemplo, hay bastante certeza para decir que las recientes Agfaphoto APX 100 y 400 tienen poco que ver con las antiguas Agfapan APX 100 y 400, y que no son más que las Kentmere 100 y 400 con una presentación diferente. ¿Es la nueva Acros II una auténtica descendiente de la Acros original? ¿O es una Ilford disfrazada? Todo parece indicar que se trata de lo primero. A Fujifilm le sale mejor que otro fabrique la película bajo sus especificaciones, en las que habría habido cambios debidos a la disponibilidad y precios de diversos componentes químicos necesarios para su fabricación.

A principios de marzo de este año, encargué por internet unos rollos de la nueva Fujifilm Neopan 100 Acros II. Además con la idea de utilizarlos en un proyectos muy concreto. Dos rollos en formato 120 y otros dos en 35 mm. Probar la película con uno de los de medio formato, usar el otro en unos retratos de unos amigos que tenía pendientes y llevarme los dos de 35 mm de vacaciones de semana santa con una cámara de medio formato (que no formato medio; me refiero a la mitad del tamaño del formato habitual en 35 mm). Y las películas llegaron el sábado 14 de marzo... día que se publicó el Real Decreto-Ley que establecía el estado de alarma en todo el país por la epidemia de covid-19. Adiós a todos esos proyectos... desechados indefinidamente.

Hace un par de domingos, en una mañana soleada y tranquila, decidí probar la película de una vez. Así que cogí la Hasselblad 500CM, le puse el Sonnar 150/4 C T*, cargué un rollo de 120, y me fui a pasear por un animado casco histórico de Zaragoza, cuando estábamos en vísperas de estrenar la "nueva normalidad". Para los tiempos de revelado, tuve que confiar que valían los de la película original como muchos sugería, porque no encontré documentación oficial. Las propuestas existentes en Digitaltruth eran raras. Pero acepté la de revelar en Kodak HC-110 dilución C (1+19) durante 5 minutos a 20 ºC, con una agitación continua en los primeros 30 segundos, y cuatro inversiones tranquilas cada minuto hasta final del tiempo de revelado. Ya adelanto que fue bien.

Fue lo único que fue bien. Por algún motivo, que sólo descubrí más adelante, el tambor de revelado no quedó bien cerrado, tuve que agitar de forma poco convencional para que no se escapasen los líquidos de revelado, y cuando intenté cerrar bien el tambor, a pesar de mis precauciones, entró algo de luz, velando parcialmente los negativos. No obstante, hay superficie suficiente en el material sensible sin afectar para sacar algunas conclusiones.

1. El grano es total y absolutamente imperceptible.

2. La nitidez es amplia.

3. Las condiciones de luz no fueron las mejores, por la dureza de la iluminación, pero con la cuidadosa medición con el Gossen Digisix, a veces de luz incidente y otras de luz reflejada según la situación, todos los negativos resultaron entre muy bien y muy aceptablemente expuestos sin que se empastaran las luces ni se bloquearan las sombras.

4. Sigue siendo una película fácil de manejar, aunque se curva más que las habituales de Ilford, por lo que cuesta más mantenerla plana en el portanegativos. Si la fabrican los británicos, lo hacen con las indicaciones totales de los japoneses, porque las bases de las películas de las Ilford suelen quedar muy planas tras el secado.

5. Si no fuera tan cara, la usaría con frecuencia. No descarto su uso con la pequeña Olympus Pen F, para obtener el máximo de su pequeño negativo. Al fin y al cabo, es el doble de sensibilidad que la Ilford Pan F Plus para una nitidez y granos muy similares.

En fin, aun me quedan tres rollos para seguir investigando las propiedades de la película. Lástima que el verano, y sobretodo, este verano, sea tan poco propicio para buscar ocasiones en las que aprovechar al máximo las características de la película. Da pena gastar 10-12 euros en lo que se puede hacer por cinco.

Matizada luz de atardecer con Hasselblad 500CM + Lomography Potsdam Kino 100

En el mismo tambor de revelado que el rollo que os comentaba hace unos días entró este otro, también con película Lomography Potsdam Kino 100, pero expuesto con la Hasselblad 500CM calzada con el Planar 80/2,8 CF T* y en una condiciones de luz muy distintas.

Como ya he comentado en un par de ocasiones, está película rescatada por Lomography entre las utilizadas en la antigua Alemania oriental, creo, no me disgusta nada. El rollo que comentaba el otro día, expuesto con la Fujifilm GS645S Wide 60, tuvo que enfrentarse a una luz dura, casi en las horas centrales del día, un día soleado, y ponía a prueba su capacidad de encajar correctamente los valores extremos de iluminación. Máxime cuando la medición de la luz con el fotómetro integrado del Fujifilm resultó en unos negativos un tanto subexpuestos. Pero el resultado no fue malo, como comentaba.

Una semana más tarde, cogí otro Potsdam 100, y lo cargué en un respaldo de la Hasselblad. Fue un paseo por la tarde, una tarde en la que había abundancia de nubes con algunos claros. Incluso amenazó lluvia en algún momento. Por lo que la luz era mucho menos dura, las escenas mucho menos contrastadas. Las Hasselblad, en sus configuraciones más básicas, no lleva fotómetro integrado en la cámara, por lo que usé uno de mano, el pequeño pero capaz Gossen Digisix. El resultado fue unos negativos mucho más correctamente expuestos que con la Fujifilm. Todos estaban exactamente en su sitio con respecto a sus valores medios. Y como el contraste de las escenas fotografiadas, salvo algún caso aislado, no era muy amplio, sin problemas para encajar las sombras más profundas y las más altas luces.

Al igual que en el anterior rollo, que entró en el mismo tambor de revelado, opté por la sensibilidad nominal de la película y por los tiempos de revelado recomendados con carácter general. Revelada en Kodak HC-110, dilución 1+47, lo que ya hace suponer que proporciona un contraste algo más contenido que cuando las diluciones recomendadas son más concentradas, con un cómodo tiempo de revelado de 7 minutos a 20 ºC. Digitalización de los negativos con la Panasonic Lumix G9 en modo alta resolución, que permite obtener, una vez desechados los márgenes de comodidad, unos ficheros de unos 50 megapíxeles.

El resultado fue un conjunto de negativos perfectamente aprovechables para cualquier uso. Sin valores extremos bloqueados ni en las luces ni en las sombras, con una amplia gama de grises, la cantidad de información recogida permiten a esta película, en formato medio y en estas condiciones de luz de contraste moderado, hacer lo que quieras con las fotografías tomadas. Que te apetece procesarlas con un aspecto suave, con amplia gradación de grises, pues sin problemas. Que quieres darles más contraste y mas fuerza visual, tienes margen de sobra.

Con los negativos correctamente expuestos y en formato medio, el grano de la película pasa prácticamente desapercibido. No forma parte de la ecuación en el resultado final, que presenta unos tonos continuos con no más estructura que las texturas de las superficies fotografiadas.

Como ya he dicho en ocasiones anteriores, y no insistiré mucho más, esta película me gusta. Me siento cómodo con ella, pero me resulta excesivamente cara para unas características que puede tener con otras películas. Hace unos días, aprovechando la apertura de los comercios habituales, me acerqué a The Shuave Shop, uno de los pocos lugares en Zaragoza donde hay cierta variedad de películas fotográficas a la venta, no tanta como me gustaría ni mucho menos, pero sirve para salir del paso, y compré dos rollos de Fomapan Creative 200 en formato 120. La última vez que la usé, ya comenté o dejé caer que es la película que más me convence del fabricante checo. Y al contrario de lo que opinaba entonces, si es fácil encontrarla en mi ciudad. Y me costaron 5 euros cada uno. La diferencia de calidad con la Potsdam 100 no vale los cuatro euros de diferencia en el precio, ni de harto de vino. Ya os contaré que tal.