La fotografía como afición y otras artes visuales

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Aproximándonos a las flores (2) - Las flores de Gardeniers en el taller de AFZ

A principio de semana comencé esta miniserie de dos artículos dedicada a la fotografía de aproximación de flores con película tradicional en blanco y negro. Algo más difícil de lo que parece. Especialmente, por la capacidad que hay que tener para prever los resultados. Más difícil que en escenas callejeras, retratos o incluso paisajes. Desde mi punto de vista.

También os conté hace unas semanas la experiencia del taller de macrofotografía organizado por la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza (AFZ) (Facebook), impartido por Pedro Javier Pascual. Ya entonces comentaba que además de mi habitual equipo macro Pentax digital, me llevé también una cámara de película tradicional. De esto quiero hablar en esta ocasión. Aunque recordaremos primero algunas de las fotografías tomadas con la cámara digital, para contrastar con lo obtenido con la película argéntica en blanco y negro.

La cámara que me llevé con película tradicional fue la Pentax MX, cargada con un carrete de Ilford XP2 Plus, expuesta a índices de exposición de entre 200 y 400, siendo este último su sensibilidad nominal en valores ISO. Os recuerdo que la cámara Pentax MX es una pequeña réflex totalmente mecánica, las pilas sólo alimentan su fotómetro a través del objetivo, que vio la luz a mediados de los años 70 y que es una delicia de usar.

Por supuesto, la utilicé con el Pentax SMC-A 100/4 Macro que también usé con la Pentax digital. Son totalmente compatibles. Aunque esta cámara por su naturaleza no admite modos de exposición automáticos. Tienes que ajustar tu mismo los valores de apertura y velocidad de obturación.

La cuestión es que si estás acostumbrado a trabajar el macro con digital, la experiencia no tiene nada que ver. En digital, te acercas al sujeto, compones y... si tienes un trípode y el sujeto está quieto, puedes hacer una par o tres de fotos para asegurar la cosa y ya está. Si no tienes trípode, harás más, para intentar asegurar que pequeños movimientos hacia adelante y hacia atrás no dejen fuera de foco lo que te interesa. Te mueves con profundidades de campo mínimas.

Pero con la película... o eres muy afortunado, o intentas asegurar la foto en uno o dos fotogramas... porque si no empieza a salir caro. Desde luego, la opción del trípode es la más razonable. Luego está la cuestión de la sensibilidad. Las modernas tecnologías digitales aseguran resultados nítidos con ISOs relativamente altos. Pero si estás obligado a disparar a IE 400, o tirar más alto con más grano perdiendo el precioso detalle de los pequeños objetos de la macrofotografía...

Por lo tanto, el planteamiento estético tiene que ser distinto. Jugar con los desenfoques, resaltar un detalle, jugar con las tonalidades y los contrastes. Si en esta prueba lo he conseguido o no... eso lo  tendréis que decir vosotros. No es fácil. Hay que trabajarlo y tirar muchos carretes antes de que los resultados empiecen a salir como uno quiere. Y los filtros. No me llevé filtro. Pero es evidente que hay que jugar con los filtros de colores para modificar los contrastes de las imágenes.

En fin, no me voy a enrollar mucho más. Ved las fotos y vosotros diréis si os gustan. En cualquier caso, las experiencias siempre son interesantes... y bueno, podemos echar un vistazo también a las buenas gentes que me acompañaron y que con interés se aplicaron a la tarea. También en blanco y negro argéntico.

Aproximándonos a las flores (1) - Las orquídeas del centro comercial

Hace unas semanas tuve a mi sobrino de 8 años conmigo toda la mañana de un sábado. Nos pusimos ropa deportiva, cogimos unas raquetas y nos fuimos a jugar al tenis. Después, nos acercamos a un centro comercial para comprar algunas cosas antes de volver a casa, cansados.

En el centro comercial me encontré con que vendía unas orquídeas, en un estado no muy lustroso, por 3,95 euros. Compramos una planta. En estas semanas su estado a mejorado mucho. Este es su aspecto actual.

Mi intención, aparte de conseguir que la planta viva un tiempo razonablemente largo, no es algo que yo consiga con facilidad, es usarla como motivo fotográfico para ensayar en casa tanto el bodegón como la fotografía de aproximación o macro.

Disponiendo de un buen ventanal con orientación norte, es decir iluminación suave, la cosa no es complicada. A priori. Desde luego, con una cámara digital, que nos permite enmendar nuestros errores sobre la marcha, hacer muchas fotografías sin consumo de fungibles, y hacer retoques en postproducción con facilidad. No es difícil conseguir alguna foto maja. Aunque no sea más que por "aplastamiento". Si haces "800 fotos" (nótese el modo hiperbólico), alguna te saldrá bien.

Por ejemplo, las fotografías en color que aquí aparecen, realizadas con la Canon EOS 5D Mark II, combinándola con el EF 85/1,8 USM, el EF 200/2,8 L USM, algunos tubos de aproximación y un duplicador de focal. Y variando los ajustes de color, contraste o temperatura de color en postproducción.

Pero si es fácil, no tiene gracia ni aliciente. Así que poco después de comprarla decidí hacerle fotografías a la planta con una cámara para película tradicional, la Hasselblad 503CX, con mi triplete de objetivos Carl Zeiss, Planar 50/2,8 T*, Distagon 50/4 y Sonnar 150/4 T*. También añadiendo eventualmente para conseguir salvar las desfavorables distancias mínimas de enfoque de los objetivos de formato medio combinaciones de un par de tubos de extensión.

La película utilizada fue la polivalente Ilford FP4 Plus, revelada con Kodak HC-110 (dilución B, 1:32), durante 7 minutos a 21 ºC.

En la primera sesión de fotos, intenté acercarme todo lo posible a las orquídeas. No voy a llamar a este tipo de fotos "macrofotografía", porque las escalas de reproducción son modestas aunque no desdeñables, pero si fotografía de gran aproximación.

Intenté distintos esquemas de luz y fondos, improvisando con las luces domésticas de mi casa, y con las paredes, cortinas y otros accesorios que tengo por casa.

El principal problema es conseguir una exposición precisa.

Los problemas vienen de dos fuentes. Primero de cómo asegurarte de que la luz que mides es la que llega a la planta en el momento de hacer la fotografía, y tienes la cámara con el trípode encima de ella. El esquema de iluminación es básico. La luz que entra por la ventana, con alguna luz artificial de apoyo, y eventualmente alguna lámina blanca como reflector.

El segundo viene del efecto Schwarzschild, que es bastante acusado, o eso pensaba yo, con la Ilford FP4 Plus. Debiera haber usado la Fujifilm Neopan 100 Acros, que los sufre en menor medida. El efecto Schwarzschild es fallo en la ley de la reprocidad en cuanto a la intensidad de luz y el tiempo de exposición, cuando estos tiempo de exposición son largos. Poniendo un ejemplo. Todos consideramos que una exposición de f/8 y 1/125 s y otra de f/11 y 1/60 s son equivalentes, y lo que se modifica visualmente es la profundidad de campo. O la posibilidad de que si el sujeto se mueve, salga borroso con las velocidades más lentos. Pero por lo demás, los tonos y contrastes, los mismos.

Ahora bien, no podemos decir lo mismo para la pareja de f/8 y 2 s y f/11 y 4 s. En el momento en el que la exposición pasa del segundo, falla la ley de la reciprocidad. Y el equivalente a ese f/8 y 2 s estará más bien en el f/11 y 8 - 10 s. Hay que mirar tablas para cada película. Y con los objetivos de medio formato, si quieres una razonable profundidad de campo necesitas cerrar el diafragma bastante y por lo tanto aumentar mucho el tiempo de exposición. Lo que en interiores y con una sensibilidad de ISO 125/21º lleva a tiempos de exposición largos.

Esta foto corresponde ya a la segunda sesión, en la que decidí no aproximarme tanto, fotografiar el conjunto de la planta, colocar un fondo neutro para todas las fotos y usar como única fuente de iluminación la ventana. Eventualmente ayudada con un reflector blanco.

Como era ya la tarde muy avanzada, la cantidad de luz que entraba por la ventana era relativamente escasa, y nuevamente me vi obligado a dar exposiciones largas. Estoy hablando entre 15 y 60 segundos.

Lo cierto es que en su conjunto los negativos, una vez revelados me quedaron muy "quemados", muy negros, sobrexpuestos. Evidentemente algún cálculo hice mal, por el cual compensé en exceso el efecto Schwarzschild. Y hay que tener en cuenta que el revelado no influyo en este exceso de densidad del negativo. El recomendado habitualmente para esta combinación de película y revelador a la dilución B (1:32) es de 9 minutos a 20 ºC. Mi temperatura era un poco mayor, pero disminuí el tiempo en dos minutos. Pensaba que quedándome un poquito corto de revelado bajaría ligeramente el contraste.

En fin, afortunadamente las películas Ilford de grano tradicional perdonan bastante, y las fotos salieron. Por lo menos para ser escaneadas. Hacer copias en una ampliadora tradicional igual es una pesadilla por los largos tiempos necesarios... pero eso es otro problema.

Ya me contaréis que os parecen las fotos... por cierto.

Dentro de unos días afrontaremos de otro modo el problema de "aproximarnos" con la cámara de fotos a las flores. Al fin y al cabo estamos en primavera, ¿no es así?

Taller Macro con AFZ - del aula a los viveros

Este sábado pasado, 8 de abril de 2017, celebramos un taller de macrofotografía organizado por la Asociación de Fotógrafos de Zaragoza (AFZ) (Facebook). El taller lo impartió Pedro Javier Pascual, fotógrafo turolense, cuya orientación personal es a la expresión personal a través de la naturaleza más que el uso de la fotografía como método de documentación de la misma, sus habitantes y sus fenómenos.

No es la primera vez que hago un curso o taller de macrofotografía. He hecho varios con distintos enfoques. Pero es una de esas disciplinas en las que siempre aprendo algo nuevo cuando acudo a un nuevo taller. Fundamentalmente porque no es mi actividad fotográfica prioritaria. Por lo tanto, siempre andaré con un déficit permanente de técnica o de ideas, que de alguna forma se palía con la asistencia a estos talleres.

Al igual que Pedro Javier Pascual, aunque más modestamente, cuando me acerco a la macrofotografía o la fotografía de aproximación en la naturaleza, predomina mi interés estético o expresivo, más que el documentar o catalogar especímenes o fenómenos, sobre los que la mayoría de las veces carezco de conocimiento suficiente. En los últimos años, no dejo de practicar de vez en cuando esta modalidad, e incluso elaboré recientemente un librito de carácter personal, al que no he dado tan apenas difusión, con lo trabajado el año pasado.

El taller tuvo dos partes, separadas por el rato de la comida. Durante la mañana, Pedro Javier nos mostró su trabajo, en una de las aulas del Centro Cívico Almozara, nos introdujo en sus técnicas más utilizadas y nos habló del material. Pero muy orientado hacia un determinado tipo de resultados y de estética. He de decir que quedé admirado de su dominio intuitivo del material y la técnica. Sobre el estilo de sus fotografías, hay algunas que me gustan mucho, mientras que otras se alejan un poco de lo que a mí me atrae. Nunca he sido mucho de efectos especiales. El "bokē" en forma de pelotones, las dobles exposiciones,... los reflejos... Soy partidario siempre de fondos más despejados, limpios, composiciones minimalistas, un número limitado de elementos en el encuadre, de las cuales él nos mostró unas cuantas con las que sí que disfruté mucho. Muy expresivas y muy bellas.

En cualquier caso, una mañana entretenida, adquiriendo ideas nuevas o recordando otras olvidadas. Después a comer. No sé porqué,... pero siempre a comer.

Tras la comida nos desplazamos al Centro de Jardinería "Gardeniers" de ATADES, destinado a promover la integración de personas con discapacidades, así como las actividades de jardinería, al servicio de la sociedad. Nuestro agradecimiento por habernos permitido utilizar sus viveros e instalaciones para hacer las prácticas.

Por supuesto, allí desplegamos nuestros equipos, y bajo la guía de Pedro Pascual que nos iba proponiendo distintos ejercicios, con flash, sin flash, con dobles exposiciones, con brillos, sin brillos,... fuimos haciendo nuestras fotografías.

Así estuvimos un rato, hasta que poco a poco la tendencia fue a que cada cual se fue centrando en el tipo de fotografías que más le gustaban, siempre dentro del marco establecido en el taller.

Como material fotográfico, utilicé la cámara digital Pentax KS-1 con el objetivo Pentax SMC-A Macro 100/4, eventualmente con una lente de aproximación Cosina de 3 1/3 dioptrías que permite pasar de la relación de ampliación de 1:2, nativa en el objetivo, a la 1:1. Durante un rato cambié al cuerpo de la Pentax MX, con película tradicional en blanco y negro, que todavía no he revelado ni digitalizado, antes de volver a la KS-1, en esta ocasión con el Pentax SMC-A 50/2 con un anillo de inversión para conseguir grandes ampliaciones.

Eventualmente, apoyé la exposición con un flash Nissin i40, con zapata para Olympus/Panasonic, pero que en modo manual se puede usar también con la Pentax.

Conforme fue pasando el tiempo, y con el calor acumulado en los viveros, el cansancio se fue haciendo notar. Lo cual lleva inevitablemente a cierta "dispersión" entre los participantes. Que empiezan a hacer un poco el indio con los accesorios que se llevan. Por ejemplo, poner a "adivinar el futuro" a través de una bola de cristal.

Cuando estos síntomas aparecen, y antes de causar cualquier "destrozo", es el momento adecuado para recoger el material e ir a celebrar la jornada disfrutada. Y aprovechando el buen día de primavera, tomarse unas cervezas o unos refrescos, mientras se mantiene la charla y el diálogo, que se mantuvo durante un rato dentro del mundo de la fotografía, y que no deja de ser parte de la riqueza del taller.

En cualquier caso, una buena jornada, con mi agradecimiento a todos los que en ella participaron a uno u otro nivel. Y hasta la próxima.

La flor del azafrán en Monreal del Campo - Fotografía macro con Pentax K

La semana pasada, mientras visitábamos con FeZ (Fotógraf@s en Zaragoza) una exposición sobre la Zaragoza de los años 20 impulsada por la Real Sociedad Fotográfica de Zaragoza, me hicieron una interesante propuesta. Unos colegas aficionados a la fotografía, que se mueven tanto por FeZ como por ASAFONA (Asociación Aragonesa de Fotografía de Naturaleza) se proponía desplazarse el domingo a la población de Monreal del Campo en la provincia de Teruel.

En esta población realizan todos los otoños unas jornadas para mantener viva en el recuerdo la cultura alrededor del cultivo del azafrán, antaño importante en la zona, aunque hoy en día reducido al cultivo para uso familiar y poco más, por lo que entendimos de las explicaciones que se nos dio. Las actividades para el domingo incluían la posibilidad de asistir a la recolecta de la flor del azafrán en un campo del ayuntamiento de Monreal, para posteriormente proceder a esbrinar los estigmas o pistilos de la flor, de los que una vez secos por tostado se extraerá el polvillo del azafrán.

Para nosotros el interés era fotográfico. Es la oportunidad de poner en práctica nuestros conocimientos sobre macrofotografía y aprovechar la indudable belleza y posibilidades que ofrecen las bonitas flores moradas del Crocus sativus, que contrastan con el rojo de sus estigmas y con el amarillo de las anteras en los estambres de la flor.

Algunos sacrificios habían de hacerse. El primero, el madrugón. Para estar a las nueve de la mañana en el lugar convenido, el Museo del Azafrán de Monreal del Campo, convenientemente desayunados, teníamos que salir de Zaragoza a las siete de la mañana. O sea, levantarse a las seis. Un domingo. El segundo viene impuesto por las condiciones de crecimiento de la planta, a ras de suelo. Con la tierra húmeda por las lluvias recientes, para conseguir las mejores composiciones y acercamientos a la flor no quedaba más remedio que practicar la técnica del "cuerpo a tierra". Pero todo sea por las fotografías.

Hablemos un poco del equipo que me llevé y de las características técnicas de la toma fotográfica. Aunque me llevé trípode, la posición cuerpo a tierra con los codos clavados en el suelo ofrece bastante estabilidad, y no lo usamos. Es cierto que esta "pereza" en usar el trípode tiene algún inconveniente que comentaré más adelante. El equipo que suelo utilizar para macrofotografía, aunque tengo otras posibilidades es la Pentax KS-1 con el veterano pero muy agradable de usar SMC-A Pentax Macro 100 mm f/4. El objetivo es de enfoque manual, tiene una escala de reproducción de 1:2, y tiene un aro de enfoque suave pero firme que es una gozada. Con el sensor Sony de formato APS-C de la KS-1 de 20 megapixeles se lleva bastante bien, ofreciendo el ángulo de visión equivalente a un 150 mm en 24 x 36, por lo que lo que vemos a su máxima capacidad de ampliación, x 0,5, equivale a lo que veríamos en una cámara de formato completo con una ampliación de x 0,75. No está nada mal para empezar.

Cuando quiero más ampliación, le puedo poner una lente de aproximación que en origen venía como complemento de un objetivo Cosina 100/3,5 Macro para Canon EOS, que tiene el mismo diámetro de filtro que el Pentax 100/4, 49 mm, y que tiene 10/3 dioptrías. Lo que hace que el objetivo llegue a una capacidad de ampliación de x 1. Equivalente a un x 1,5 en el formato completo. Mucho mejor todavía. Claro está, con estos niveles de ampliación, la profundidad de campo es mínima. Incluso si abandonas la plena apertura y cierras a f/8. Más allá no, para evitar los efectos de la difracción y para no usar ISOs demasiado elevados. La luz estuvo bien, pero no extraordinariamente abundante. Sin la precisión del trípode, sujetando la cámara a mano, había que hacer varias tomas de cada composición para intentar garantizara que la nitidez estuviera en el lugar adecuado.

También me llevé otro objetivo que pensé que podría dar mucho juego. Se trata del SMC Pentax Soft 85 mm f/2,2. Este objetivo del que ya os hablé en tiempos tiene una fórmula óptica muy sencilla de dos elementos cementados en un grupo, y sufre de una fuerte aberración esférica, que hace que las imágenes tengán un aspecto difuminado, etéreo, algo onírico. El efecto se puede comprobar con el diafragma que se sitúa detrás del grupo óptico, siendo máximo a plena apertura, f/2,2, y mínimo a su apertura más cerrada que es de f/5,6. Las zonas desenfocadas tienen un aspecto agradable a todas las aperturas a pesar de que su diafragma tiene solo 6 palas, especialmente cuando se enfoca de cerca. Es muy adecuado también para los retratos.

Otra de las ventajas que tiene el 85/2,2 Soft es que tiene una distancia mínima de enfoque muy favorable. Su ampliación máxima es de x 0,223, cuando la mayor parte de los objetivos de retrato de 85 mm se quedan en valores de x 0,11 a x 0,14. Con el factor de recorte del APS-C, es equivalente a un 0,34 (1:3) en formato completo. Y también tiene una rosca de filtro de 49 mm, por lo que si le ponemos la lente de aproximación antes comentada, tenemos una ampliación máxima de x 0,57, equivalente con el factor de recorte a x 0.855. No está nada mal. Entramos en el terreno del macro aunque sea moderadamente.

Una cosa importante. Cuando decimos equivalente lo que decimos es el aspecto que tendría sobre un captor de imagen de 24 x 36 mm con un sistema óptico con ese factor de ampliación. Pero no hay magias, el factor de ampliación real de nuestro sistema no es x 0,855 sino x 0,57. No confundamos los conceptos. Lo mismo vale con la distancia focal. El 100 mm se comporta como un 150 mm en formato completo, pero no es un 150 mm real. Y eso se nota por ejemplo en la distancia mínima de enfoque que es menor que la que tendríamos con un 150 mm real. Hay que acercarse más al sujeto.

Por supuesto, con el 85/2,2 Soft incluímos un elemento de suavidad en el enfoque que utilizamos para jugar a favor de una estética determinada en la fotografía. No buscamos tanto la reprodución exacta precisa y nítida de la flor, sino aprovechar sus características , forma, color, textura, para un efecto estético determinado.

Por último, también llevaba conmigo, entre otros que no usé, un SMC-DA 21 mm f/3,2 Limited, objetivo gran angular moderado que utilicé de dos formas. Con la lente de aproximación, también tiene una rosca de filtro de 49 mm, para fotografías de aproximación pero con el campo más abierto sobre los grupos de flores.

Pero este angular moderado, también sirvió para obtener imágenes globales del entorno que nos rodeaba y que permiten completar el reportaje del día vivido. Paisajes fundamentalmente.

En los alrededores, en los campos por los que pasamos, encontramos además otros elementos fotográficamente interesantes. Otras plantas, flores y frutos. Arboledas en las que se mostraban ya los contrastes de colores con las hojas otoñales. Combinando los objetivos antes mencionados, fui completando el conjunto de fotografías que pueden constituir el reportaje final.

El tramo final de la actividad estuvo centrada en la actividad de esbrinar las flores recogidas. Es decir, separar los brines o brinas de la flor. Brines o brinas es el nombre que se le da a los estigmas rojos de los que se obtendrá el azafrán. Es una actividad que también documentamos fotográficamente. Visitamos la exposición fotográfica correspondiente a un concurso sobre el tema que realizaron el año anterior, y ya cerramos y nos despedimos de Monreal del Campo.

Frankencámara - Macro con la Panasonic Lumix GM5 y un Pentax SMC-A 100/4 Macro

Los modernos sistemas de cámaras sin espejo de objetivo intercambiable, con la corta distancia que existe en su diseño entre la montura del objetivos y la superficie del captor de imagen, son idóneas en principio para aprovechar viejos objetivos de sistemas réflex más o menos antiguos, obsoletos o no, mediante el uso de adaptadores. Se pierden funciones, entre las cuales la más importante es el enfoque automático, pero si la óptica es buena y te cubre un área específica de tu práctica fotográfica con razonable solidez puede merecer la pena.

Entendámonos. Difícilmente son interesantes con grandes angulares, que siempre se pelean con los sensores digitales modernos por el ángulo de incidencia sobre estos de los fotones de luz, o las focales más usuales, en los que los objetivos dedicados, que vienen con las cámaras, o que tienen buen precio hacen de ellos objetivos mucho más cómodos y eficientes de usar. Pero hay otras posibilidades.

Por ejemplo, el terreno del macro, en el que habitualmente desdeñamos el enfoque automático. Desde hace unos años disponía de un adaptador de objetivos con montura de bayoneta Pentax K al sistema Micro Cuatro Tercios. Sin embargo, ahorré en el adaptador, y este presentaba holguras y pronto se le empezaron a caer piezas. Poco útil. Me he hecho con uno nuevo, que sin ser muy caro cuesta más que el anterior, y que efectivamente está mucho mejor hecho, y los objetivos quedan mejor unidos a la cámara. Veamos el conjunto que he utilizado estos días.

Se trata del minúsculo cuerpo de cámara de la Panasonic Lumix GM5 al que con ayuda del adaptador le he añadido un objetivo Pentax SMC-A 100/4 Macro. Este objetivo llega a una razón de reproducción de 1:2; un centímetro en la superficie del sensor es ocupado por dos centímetros en el objeto enfocado. Pero con el factor de recorte del sistema Micro Cuatro Tercios con respecto al de las cámaras de formato 24x36 de origen del objetivo, el cuadro comprendido en la imagen es similar al de una reproducción 1:1 en dicho sistema tradicional. Y los 100 mm de focal equivalen a unos 200 mm... Bueno, esto da igual, porque la distancia mínima de enfoque es la que es y no se modifica, es lo que importa.

Veamos algún ejemplo de cómo quedan las fotos con esta combinación.

Hay algunas consideraciones que conviene hacer. En los últimos tiempos se ha puesto de moda fotografiar a plena abertura. Por aquello del famoso "bokeh", término japonés que yo escuché por primera vez en la revista Photo Technique hace más de 20 años, cuando casi nadie fuera de japón hablaba de él. Sin embargo, y especialmente en el terreno del macro, las grandes aberturas son muy complejas de usar, aun usando un sólido trípode. No sólo es que los animalitos no se esté quietos con facilidad. Es que cualquier ligera brisa te mueve también las flores, las plantas que fotografías, y conseguir que esté enfocado lo que te interesa es complejo. De hecho, varias de las fotografías que presento aquí están realizadas a diafragmas de f/8 o f/11, y a pesar de todo las profundidades de campo son escasas. Por otro lado, esas aberturas ofrecen resultados más cerca del óptico en términos de nitidez, de calidad de imagen general, que las plenas aberturas. A cambio, tendremos que subir en el ajuste de sensibilidad de la cámara, y los índices de exposición de 400 u 800, aun a plena luz del día son de rigor para conseguir velocidades de obturación suficientemente cortas de 1/400 s o menores. Bien sea para fijar el movimiento de los objetos fotografiados, bien sea para evitar la trepidación cuando fotografiamos a mano alzada.

Los resultados finales, con un esfuerzo razonable en Adobe Photoshop Lightroom en la corrección de las dominantes de colores, debidas al entorno y no a la óptica que es bastante neutra, y en los ajustes de nitidez y reducción del ruido si nos hemos visto obligados a subir el índice de exposición por encima de los 400 u 800 ISO en cámaras de sensor Micro Cuatro Tercios, pueden ser bastante satisfactorios.

Los que aquí os presento son el resultado de un relajante paseo, después de una mañana de estrés laboral, por las rosaledas del Parque Grande de Zaragoza. Mucho más efectivo que cualquier otra medida a la hora de descomprimir las tensiones de las mañanas de trabajo. Seguro que hay otros equipos mucho más óptimos y ergonómicos. Pero que no podría acarrear en la pequeña bolsa donde transporto, además de alguna cámara con un objetivo, el lector de libros electrónicos, las gafas para leer, algunos boligrafos, la cartera y una libreta de notas.

Si a alguien le sirve como ideas, inspiración o sugerencia, misión cumplida. A mí, de momento, que he estado ahí, como una hormiguita más, que me quiten lo bailado.