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La rosaleda del Parque Grande - Hasselblad 500CM y Lomography Color Negative 800

Esta semana he recibido los negativos escaneados de las películas negativas en color que utilicé durante el mes de mayo. Bien, en general. Son cuatro rollos diversos, que ya os iré mostrando. Y empiezo por unos... sobre los que tenía mucho miedo. Estas fotos las hice el día anterior a las que hice en el Museo Pablo Gargallo para celebrar el Día Internacional de los Museos. Y básicamente, salvo el material sensible, utilicé el mismo equipo. Y en las del Pablo Gargallo hubo bastantes errores de enfoque... así que las que muestro hoy, que todavía fueron hechas con más exigencia, corría el riesgo de que el desastre fuera absoluto. No ha sido así, ni mucho menos.

De hecho, estoy bastante satisfecho. Me explicaré. Aquel sábado salió nublado. Bastante nublado. Antes de hacer las compras que suelo hacer los sábados, me apetecía caminar un rato y buscar oportunidades para fotografiar flora en las orillas del Canal Imperial de Aragón y en las rosaledas del Parque Grande de Zaragoza. Al fin y al cabo, mayo, mes de las flores, era el momento adecuado para ello. Pero eso sí, había decidido usar la Hasselblad 500CM, probablemente con el Carl Zeiss Planar 80/2,8 CF T* para ello. Como hice al día siguiente en el museo con el rollo de Bergger Pancro 400 expuesto a IE 1600.

Como iba a fotografiar flores, necesitaba acercarme a ellas. La distancia mínima de enfoque del Planar 80 mm no es muy adecuada para este fin. Por lo tanto, me llevé un tubo de extensión de 10 mm, que me permitió acercarme más al sujeto. Pero si sumamos la ampliación del sujeto, el nublado que reinaba en Zaragoza ese día, y que como tenía que hacer luego la compra, no me apetecía cargar con un trípode, opté por usar un rollo de película Lomography Negative Color 800 que tenía por casa. He de decir que, de las películas que comercializar Lomography, es la que más me convence y me gusta. No sé quién se la fabrica. En The Big Film Database se especula con que es una película de Kodak de la serie VR, tal vez fabricada en China. Pero no están seguros.

Así que con ISO 800, aunque estuviese nublado, con una velocidad de obturación siempre de 1/125 segundo o superior, pude moverme con aperturas entre f/5,6 y f/11, que algo de profundidad de campo se gana con respecto al f/2,8. Aunque sea a costa de que se vean los pentagonitos en los puntos luminosos desenfocados, derivados de las cinco palas del diafragma del Planar. Y las fotos han quedado nítidas. Y los colores bastante razonables. Quizá faltase un poco de contraste en la luz en general, pero se compensa con el colorido de las flores. La Lomography Negative Color 800 es una película que me sigue gustando. Y aunque no es barata, con más de ocho euros por carrete, su única alternativa, la Kodak Portra 800 todavía es peor. Y la Kodak Portra 400 con un revelado forzado tampoco está especialmente barata. El problema que tiene la Lomography 800 es que no siempre se encuentra con facilidad; su disponibilidad parece un poco azarosa. Pero está bien.

# FP4Party Edición 2021 - Leica M6

Segunda entrada dedicada a la edición de 2021 de la #fp4party, "fiesta" de la fotografía con película negativa en blanco y negro, cuya naturaleza ya os expliqué hace unos días. Lo que se refiere al revelado de la película, lo resumiré con rapidez. Todos los rollos de la "fiesta" los revelé al mismo tiempo, en el mismo tambor JOBO, que admite 4 rollos de 35 mm, o 4 rollos tipo 120, o dos de cada. Esto último fue; dos de cada. Con Kodak HC-110 1+19, 5 minutos y 15 segundos durante 21 ºC. Luego, digitalizados los negativos con la Panasonic Lumix G9 y el Leica DG Macro-Elmarit 45/2,8.

Este segundo rollo fue expuesto durante el sábado de esa primera semana de la fiesta, por la mañana. Y utilicé como cámara la Leica M6 que tengo en depósito desde hace unas semanas, y que cada vez me gusta más. Acabaré quedándomela en propiedad... si encuentro una forma razonable de financiación para un precio de la cámara también razonable. Pero las Leica de telémetro, de la serie M, tienen un problema. Bueno... aunque son muy divertidas y eficaces para según que usos, para otros no van también. Y uno de esos usos para los que no van bien es la fotografía de aproximación. El uso del telémetro, la precisión en el enfoque, el error de paralaje, son algunos de los conceptos que entran en conflicto en este tipo de fotografía.

En modernas cámaras digitales del sistema, con el uso de la pantalla electrónica, la cosa ha mejorado. Pero con las antiguas cámaras de película... Hay que tener en cuenta que la distancia mínima de enfoque en las ópticas para montura Leica M oscila entre los 70 cm en las más modernas y los 90 y los 100 cm para las más antiguas. Lo cual es muy desfavorable, especialmente para focales como la de 35 mm, que en sistemas réflex tiene distancias mínimas de enfoque como máximo de 30 cm, las hay con menos, y las de 50 mm, que en sistemas réflex rondan como distancia mínima de enfoque los 45 cm, a veces menos.

Pero con los teleobjetivos cortos, como sucede con mi Elmar-C 90/4, estas distancias mínimas de enfoque de 90 a 100 cm ya no son una desventaja con respecto a los sistemas réflex. Están más o menos a la par. Sólo están en desventaja con objetivos macro y otros de uso especial. Esto permite una mejor aproximación al objeto. Y aunque el visor de las Leica M está más adaptado al uso con focales cortas, 90 mm es una focal que he utilizado de vez en cuando sin mucho problema.

Por ello, ese sábado por la mañana, eché a la mochila la M6, un 35 mm, un 50 mm y el mencionado 90 mm. De camino al Parque Grande de Zaragoza hice alguna foto con las focales cortas. Pero una vez que cambié al 90 mm, ya no lo abandoné. Bien fuese para comprimir los planos en tomas generales, como para acercarme a las flores de cerezo ornamental, a los tulipanes y a los narcisos que estas semanas atrás daban color al parque. Ya están marchitas. Pero me apeteció quitarles el color con la FP4 Plus y comprobar si podía jugar con las formas y entornos. Sin más. Espero que os gusten.

Frankencámara - Macro con la Panasonic Lumix GM5 y un Pentax SMC-A 100/4 Macro

Los modernos sistemas de cámaras sin espejo de objetivo intercambiable, con la corta distancia que existe en su diseño entre la montura del objetivos y la superficie del captor de imagen, son idóneas en principio para aprovechar viejos objetivos de sistemas réflex más o menos antiguos, obsoletos o no, mediante el uso de adaptadores. Se pierden funciones, entre las cuales la más importante es el enfoque automático, pero si la óptica es buena y te cubre un área específica de tu práctica fotográfica con razonable solidez puede merecer la pena.

Entendámonos. Difícilmente son interesantes con grandes angulares, que siempre se pelean con los sensores digitales modernos por el ángulo de incidencia sobre estos de los fotones de luz, o las focales más usuales, en los que los objetivos dedicados, que vienen con las cámaras, o que tienen buen precio hacen de ellos objetivos mucho más cómodos y eficientes de usar. Pero hay otras posibilidades.

Por ejemplo, el terreno del macro, en el que habitualmente desdeñamos el enfoque automático. Desde hace unos años disponía de un adaptador de objetivos con montura de bayoneta Pentax K al sistema Micro Cuatro Tercios. Sin embargo, ahorré en el adaptador, y este presentaba holguras y pronto se le empezaron a caer piezas. Poco útil. Me he hecho con uno nuevo, que sin ser muy caro cuesta más que el anterior, y que efectivamente está mucho mejor hecho, y los objetivos quedan mejor unidos a la cámara. Veamos el conjunto que he utilizado estos días.

Se trata del minúsculo cuerpo de cámara de la Panasonic Lumix GM5 al que con ayuda del adaptador le he añadido un objetivo Pentax SMC-A 100/4 Macro. Este objetivo llega a una razón de reproducción de 1:2; un centímetro en la superficie del sensor es ocupado por dos centímetros en el objeto enfocado. Pero con el factor de recorte del sistema Micro Cuatro Tercios con respecto al de las cámaras de formato 24x36 de origen del objetivo, el cuadro comprendido en la imagen es similar al de una reproducción 1:1 en dicho sistema tradicional. Y los 100 mm de focal equivalen a unos 200 mm... Bueno, esto da igual, porque la distancia mínima de enfoque es la que es y no se modifica, es lo que importa.

Veamos algún ejemplo de cómo quedan las fotos con esta combinación.

Hay algunas consideraciones que conviene hacer. En los últimos tiempos se ha puesto de moda fotografiar a plena abertura. Por aquello del famoso "bokeh", término japonés que yo escuché por primera vez en la revista Photo Technique hace más de 20 años, cuando casi nadie fuera de japón hablaba de él. Sin embargo, y especialmente en el terreno del macro, las grandes aberturas son muy complejas de usar, aun usando un sólido trípode. No sólo es que los animalitos no se esté quietos con facilidad. Es que cualquier ligera brisa te mueve también las flores, las plantas que fotografías, y conseguir que esté enfocado lo que te interesa es complejo. De hecho, varias de las fotografías que presento aquí están realizadas a diafragmas de f/8 o f/11, y a pesar de todo las profundidades de campo son escasas. Por otro lado, esas aberturas ofrecen resultados más cerca del óptico en términos de nitidez, de calidad de imagen general, que las plenas aberturas. A cambio, tendremos que subir en el ajuste de sensibilidad de la cámara, y los índices de exposición de 400 u 800, aun a plena luz del día son de rigor para conseguir velocidades de obturación suficientemente cortas de 1/400 s o menores. Bien sea para fijar el movimiento de los objetos fotografiados, bien sea para evitar la trepidación cuando fotografiamos a mano alzada.

Los resultados finales, con un esfuerzo razonable en Adobe Photoshop Lightroom en la corrección de las dominantes de colores, debidas al entorno y no a la óptica que es bastante neutra, y en los ajustes de nitidez y reducción del ruido si nos hemos visto obligados a subir el índice de exposición por encima de los 400 u 800 ISO en cámaras de sensor Micro Cuatro Tercios, pueden ser bastante satisfactorios.

Los que aquí os presento son el resultado de un relajante paseo, después de una mañana de estrés laboral, por las rosaledas del Parque Grande de Zaragoza. Mucho más efectivo que cualquier otra medida a la hora de descomprimir las tensiones de las mañanas de trabajo. Seguro que hay otros equipos mucho más óptimos y ergonómicos. Pero que no podría acarrear en la pequeña bolsa donde transporto, además de alguna cámara con un objetivo, el lector de libros electrónicos, las gafas para leer, algunos boligrafos, la cartera y una libreta de notas.

Si a alguien le sirve como ideas, inspiración o sugerencia, misión cumplida. A mí, de momento, que he estado ahí, como una hormiguita más, que me quiten lo bailado.