La fotografía como afición y otras artes visuales

CARLOSCARRETER.ES

Home / Essays / m6

Empezando la temporada del infrarrojo - Leica M6 con Rollei Superpan 200

La primavera está muy avanzada y el verano climatológico, teniendo en cuenta las progresivas elevaciones del termómetro por culpa del calentamiento global, está cercano. Y si a eso sumas las numerosas horas de sol y la modificación de los horarios para el verano,... quedan pocas horas en el día con una luz agradable o adecuada para la fotografía. Salvo que buscas miradas alternativas a lo que las "reglas", "cánones" y "sabios" de la materia nos dicen. Y una de las alternativas es mirar en el espectro del infrarrojo. Ya he publicado en estas páginas bastantes entradas sobre este tipo de fotografía, así que no la voy a explicar en esta ocasión.

Lo que hice hace unas semanas fue aprovisionarme para la temporada. Y lo hice en tres niveles. Mi cámara favorita para la fotografía en el infrarrojo es la Fujifilm GS645S Wide60. Es telemétrica, por lo que el visor de encuadre no se ve interferido por el filtro IR720 Hoya de 49 mm que uso sobre el objetivo de 60 mm. Es formato medio, con el extra de calidad. Para ser formato medio, es ligera y llevadera. El año pasado hice pruebas para fotografiar a mano alzada, comprobando que en días de sol radiante podía usarla a f/4 y 1/60 segundo a IE 200, y f/8 y 1/60 segundo empujando el revelado un par de paso y exponiendo a IE 800. Mi película de elección, después de varias pifias con las Rollei, que tiene varias denominaciones con sensibilidad extendida al infrarrojo, es la Ilford SFX 200. Aunque es sustancialmente más cara que las Rollei. Pero es muy fiable. Así que compré varios rollos de SFX 200 en formato 120.

También quiero usar la Leica M6 para este tipo de fotografía. También es telemétrica... por lo que va bien por la no interferencia del filtro con el visor. Y es de objetivos intercambiables, por lo que puedo variar las composiciones. Pero el Hoya IR720 de 49 mm es demasiado grande, y molesto de usar con adaptador. Por lo que he buscado una opción en los 43 mm de diámetro, me sirve directamente para el Zeiss Planar 50/2 ZM y para el Zeiss Biogon-C 35/2,8 ZM, y con un adaptador, que ya tengo, para el Summicron 35/2 ASPH. En principio, lo usaré con los Planar. Pero como no sé cómo iba a ir, racaneé un poco y compré un filtro chino a mitad de precio que los Hoya. Como eventualmente quiero usar la Hasselblad para este fin, aunque ahí ya sobre trípode y con más cuidado, también cogí una versión de 67 mm, que me puede valer también para alguno de los objetivos que uso con las Canon.

Y por último, dado que los problemas de calidad de las Rollei tenían que ver con los rollo de formato 120, decidí darle una nueva oportunidad a esta marca, pero con rollos de 35 mm. Por lo que encargué algunos rollos de Rollei Superpan 200, apreciablemente más baratos que los de la SFX 200. Para usarla con la Leica M6. Hay que considerar además que la profundidad de campo a f/4 con un tamaño de negativo de 24 x 36 mm es mayor que con uno de 42 x 55 mm que ofrece la GS645S. Para un objetivo de 35 mm como el Biogon-C, la hiperfocal a f/4 es a 10,2 metros, con una profundidad de campo que va desde los 5,1 metros hasta infinito. El 60 mm de la GS645S, que ve un poquito menos que el Biogon-C, pero es similar, tiene una hiperfocal a f/4 de 20,1 metros, con una profundidad de campo que va desde los 10,1 metros hasta infinito. Teniendo en cuanta que sobre todo lo uso para paisaje... queda claro lo que quiero decir, ¿no? Además hay otra cuestión... siempre es mejor usar un objetivo, para mayor calidad de imagen, con el diafragma algo cerrado.

Con estos refuerzos en mis existencias, hace dos fines de semana monté el IR720 de marca poco conocida sobre el Biogon-C 35/2,8 calzado en la Leica M6. Y me dispuse a hacer un rollo de Superpan 200 en el fin de semana. El sábado hubo tiempo de sol radiante, pero el domingo tuve que usar en algún momento el pequeño trípode de viaje que tengo, y que llevaba en la mochililla por si acaso, porque salió lluvioso y nublado. Aunque acabó despejando. Una cosa que se me ha olvidado comentar es que una vez enfocada las escena con el telémetro o usando la escala de profundidades de campo de los objetivos de enfoque manual, siempre corrijo a la señala coloreada que suelen tener, porque la radiación infrarroja no enfoca en el mismo plano que la luz visible. Ya en el espectro visible existe el problema de la aberración cromática debido a este fenómeno, que no todas las longitudes de onda enfocan en el mismo punto, y que es especialmente notoria causa de pérdida de nitidez en las longitudes focales largas. De ahí, la existencia de objetivos apocromáticos y tal. Con la GS645S, hacerlo así me había proporcionado siempre buenos resultados.

Pero uno siempre se pregunta... para qué longitud de onda está pensada esa marca, porque el espectro infrarrojo es muy amplio. Si el espectro visible va, aproximadamente, desde 380 nm de longitud de onda hasta los 700 nm, algo más en algunos casos, depende un poco de la variabilidad de cada persona, el infrarrojo va desde los 700 nanometros hasta 1 milímetro. Lo que es una amplitud enorme. Que conste que estas películas con sensibilidad extendida, sólo se entiende con el infrarrojo muy cercano. Es decir, con el filtro IR720 estaríamos aprovechando desde el 720 nm, que según sensibilidades personales será rojo profundo o infrarrojo muy cercano, y hasta los 750-780 nm. Por lo que siempre me entra la duda de cuánto tengo que corregir el enfoque. Si buscamos las especificaciones de la Kodak HIE Infrared, que llegué a usar en una ocasión en los años 90, la sensibilidad de aquella película estaba alrededor de los 900 nm, por lo que se podía afectar incluso por fuentes de calor. Si las marcas de los objetivos fueron pensadas para aquellos objetivos... podemos estar sobrecompensando.

Revelé la película de la forma habitual, Kodak HC-100 1+31, 6 minutos a 20 ºC, con la agitación intermitente habitual. Los negativos están digitalizados con la Panasonic Lumix G9 y el Leica DG Macro-Elmarit 45/2,8 OIS ASPH, y corregidos mínimamente. Ajuste de los puntos blanco y negro y poco más. La base de la película de Rollei es diferente, y mucho más transparente, que la de la película de Ilford. Y supongo que se ve mucho más afectada por la electricidad estática... porque acumula polvo con mucha facilidad. El trabajo que me da este retoque es mucho mayor que con la película británica.

Los resultados en general han sido razonablemente satisfactorios. Muy agradables en algunas de las tomas con el sol menos radiante o incluso nubladas. Pensaba que eso iba a afectar más a los tonos de la vegetación, oscureciéndolos, pero en realidad rebaja el contraste de la escena, que es más agradable de trabajar y ajustar. La granularidad de la película no es muy distinta a la de la película de Ilford en mi apreciación subjetiva. Algo mayor que otras películas pancromáticas convencionales de sensibilidades equivalentes. Y donde me he quedado chafado es en la nitidez. En varios negativos enfocados para la hiperfocal y corregidos a la marca del infrarrojo del objetivo, hay una pérdida de nitidez por un cierto desenfoque. Pero no tengo claro el motivo. Si es cosa del objetivo, de la marca de enfoque corregido que no es adecuada, o si yo estuve realizando algún error sistemático del que no soy consciente. Pensando estoy en cómo voy a actuar en el futuro...

Leica M6, Planar 50/2 ZM, Summicron 35/2 ASPH, filtros de densidad neutra, Kodak TMax 400 y piernas para caminar

Aunque durante la Semana Santa existía la posibilidad de moverse por el interior de la comunidad autónoma, pero no de viajar fuera de ella, una serie de factores aconsejaron que no me moviese de Zaragoza. No estuvo mal en un principio, aunque se torciese por un acontecimiento inesperado en su recta final. Planifiqué fotografiar una serie de cosas y motivos con rollos en color,... no fue exactamente como tenía en mente, pero algo tendré. Lo veremos dentro de unos días, espero. En cualquier caso, como sí quedé con amigos para hacer una diversidad de actividades culturales y para caminar, cargué una cámara con un rollo de película en blanco y negro.

Sigo pegado a la Leica M6 que tengo en depósito, cada vez más convencido de que acabará siendo de mi propiedad, todo es cuestión de establecer un marco de financiación razonable, porque es divertida de usar y obtengo resultados buenos con facilidad. En el plano técnico, no voy a valorar ahora las fotos en el plano artístico o significativo. Eso es otro cantar que no es dependiente del equipo, sino del fotógrafo. Unos pocos días antes de los de fiesta, el lunes o el marte de esa semana, pasé por una tienda en el centro de la ciudad donde venden una cierta variedad de películas fotográficas, y vi que tenían algún rollo de Kodak T-Max 400. Y decidí comprar uno.

No suelo usar Kodak en blanco y negro. Pero no porque sean malas emulsiones, ni mucho menos, sino porque tienen más complicaciones en su uso que otras marcas de calidad y garantía como Ilford. En primer lugar, son considerablemente más caras. En segundo lugar, el soporte de las películas tiene una estabilidad dimensional peor y es complicado trabajar con ellas. Se enrollan, se doblan,... para un proceso mixto químico/digital como el mío, es difícil digitalizar los negativos perfectamente plano y sin que se "contaminen" de motas de polvo que luego son un aburrimiento de eliminar. Las películas de grano fino, de grano tabular, como las T-Max hay que ser muy cuidadoso al revelarlas y darles tiempos de fijado prolongados... Nada es tan sencillo y directo como las películas tradicionales de Ilford. O incluso como sus equivalentes de grano tabular de Ilford, las Delta. Pero decidí que no pasaba nada por hacer un rollo.

Además, para ese momento, ya disponía de filtros de densidad neutra de buena calidad, que me permitan abrir el diafragma cuando me interesa, incluso en situaciones de abundante luz. Con una película ISO 400, en un paseo con amigos en un día soleado, te vas moviendo en valores de exposición de f/16 o f/11 y 1/500 s en las escenas mejor iluminadas, a f/8 y 1/125 o 1/250 s cuando te metes en la sombra. Si quieres valores de diafragma más amplios, que te permitan cierto aislamiento del primer plano con el fondo... o tienes que usar sensibilidades más bajas, arruinando tu posibilidad de fotografiar en interiores iluminados, o tienes que llevar un filtro de densidad neutra contigo para poder usar aperturas entre f/2,8 y f/5,6, que permitan una cierta separación de planos. Para el Zeiss Planar 50/2 ZM tenía un B+W ND 0.9, filtro de buena calidad que resta tres pasos de exposición (donde tienes que usar un f/11 pasas a usar un f/4), pero nada para el Summicron 35/2 ASPH. El primero tiene un diámetro de filtro de 43 mm y el segundo de 39 mm.

Una posibilidad, y la tengo, es usar una económica arandela que adapte un filtro de 43 mm a la rosca de 39 mm. Pero eso conlleva otros inconvenientes en el uso del parasol y alguna otra cosilla. Es perfectamente factible, pero preferí buscar otro filtro para el 35 mm. Similar, también un B+W ND 0.9... no sé si de la misma serie, pero parecido. B+W es una de las mejores marcas de filtros, son caros en comparación con otras marcas, y no digamos en comparación con los ultrabaratos de Amazon y otros procedentes de China. Pero no tiene sentido poner cristales baratos, si te has esforzado en conseguir ópticas de alta calidad, nítidas y contrastadas. Por otro lado, estos diámetros de 39 o 43 mm son apreciablemente más económicos que os de los monstruos de 67, 72, 77 mm o más.

Así que durante los paseos por Zaragoza, visitando exposiciones, museos, quedando a tomar un café o una cañita en una terraza con algún amigo, llevé conmigo la Leica M6 y los dos objetivos mencionados, con los filtros de densidad neutra mano, y cargada con el rollo de Kodak T-Max 400. La película la revelé con revelador Kodak HC-110, dilución B 1+31, como hago habitualmente, durante 5 minutos y 30 segundos a 20 ºC. Los negativos están digitalizados con la Panasonic Lumix G9 y el Leica DG Macro-Elmarit 45/2,8 ASPH OIS. Y estoy muy satisfecho.

Con el ISO 400 de la película, con o sin filtros puestos he podido fotografiar desde escenas a pleno sol con abundante luz, como escenas en interiores razonablemente bien iluminados. Con calmar y tranquilidad, he conseguido mantener en el proceso de digitalizado la película bastante plana, por lo que no he perdido nitidez en ese parte del proceso. El grano de una T-Max 400 bien expuesta es bastante más contenido, bastante más fino, que el de las películas de ISO 400 que uso habitualmente, especialmente la Ilford HP5 Plus. Y con un contraste algo más elevado, pero manejable. La T-Max 400 perdona menos los errores de exposición que la HP5 Plus, pero el fotómetro parcial de la Leica M6 me permite controlar muy bien la exposición. No tengo negativos mal expuestos entre los 38 que obtuve del rollo de 36 exposiciones.

Dicho todo lo anterior... ¿cuál es el inconveniente para no usar la T-Max 400 de continuo? Pues que la Ilford HP5 Plus se compra por 6 euros en los comercios de Zaragoza y la T-Max 400 me costó 10,50 euros. La diferencia es notable. Aunque algo así me pasa también entre la Ilford FP4 Plus y la Fujifilm Neopan 100 Acros II... y he encargado recientemente unos cuantos rollos de esta. En fin... todo es cuestión de lo que quieres y lo que puedas hacer o gastar. Pero lo cierto es que la película fue muy bien, y fue agradable hacer las fotos.

Segunda ronda con la Leica M6; con el Leitz Elmar-C 90/4

Tras el "estreno" de la Leica M6 que ha llegado a mis manos con el Summicron 35/2 ASPH, el fin de semana pasado decidí darle un segundo repaso, pero con un objetivo distinto. Mi primera cámara Leica fue la Leica CL. Una pequeña cámara de objetivos intercambiables, compatibles con la montura Leica M, que estaba pensada como cámara más económica y para aficionados que no se pudieran permitir el coste de las Leica M. Fue desarrollada en combinación con Minolta, que sacó sus propias versiones tanto de la cámara con de los objetivos que específicamente fueron diseñados para ella. Las versiones de Minolta tienen un prestigio tan alto o superior a las versiones de Leica, e incluso sacaron al mercado un segundo cuerpo de cámara inspirado en el primero. Este pequeño sistema tuvo más vida con Minolta que con Leica.

La primera foto del rollo y, como digo más adelante, una de las que fue sobreexpuesta 3 pasos; IE 50 en lugar de IE 400.

Con la Leica CL se pueden usar todos los objetivos con montura M, salvo algún gran angular cuyos elementos traseros se introducen en exceso en el cuerpo de la cámara y pueden interferir mecánicamente con el brazo móvil que porta la célula de medición de la luz de la cámara. Por que la Leica CL, junto con la Leica M5, contemporánea suya, fueron las primeras Leica telemétrica que incorporaron un fotómetro en el cuerpo de la cámara. El caso es que con aquella cámara salieron al mercado dos objetivos específicos, el Summicron-C 40/2 y el Elmar-C 90/4. Muy compactos, especialmente el 40 mm y de una calidad óptica más que honorable. Tengo los dos. Y es una pareja que me ha condicionado mucho después de probarla, puesto que muchas veces he ido por el mundo con una cámara y una pareja de objetivos de focales similares.

Algo que he leído en múltiples ocasiones es que aunque la bayoneta de estos dos objetivos Leitz-C, por agruparlos bajo una denominación y la de los demás objetivos con montura M son todas mecánicamente compatibles con las monturas de todas estas cámaras, la geometría de los mismos tiene alguna diferencia, y podría producir alguna imprecisión en el enfoque cuando se usan los Leitz-C en las cámaras de la serie Leica M. Pero eso es algo que puede ser verdad, o pudo ser una estrategia de la marca, un aviso que introdujo para que los usuarios de las Leica M no se tirasen a comprar unos objetivos de buena calidad óptica y más baratos, en lugar de comprar otros objetivos de más precio. Así que cuando ha llegado a mis manos una Leica M, siempre los he probado. Especialmente el Elmar-C 90 mm, porque su mayor longitud focal hace que el enfoque sea algo más difícil.

No he querido probar también el Summicron-C 40 mm por dos motivos. El primero, porque su corta focal hace que los errores de precisión en el enfoque se noten menos, al ofrecer habitualmente más profundidad de campo. Cierto es que su apertura máxima es mayor, f/2 frente a f/4. Ciertamente, si se usa una calculadora de profundidad de campo, y se enfoca un objeto digamos a 3 m, la profundidad de campo del 90 mm a f/4 es menor que la del 40 mm a f/2. Aunque la diferencia no sea mucha. El segundo motivo es que todas las Leica M tiene marco para encuadrar una focal de 90 mm, pero sólo la Leica CL tiene marco para encuadrar una focal de 40 mm. Cuando montas el Summicron-C 40 mm en una Leica M... aparece el marco correspondiente a los 50 mm... y tienes que adivinar cuanto más va a aparecer en la foto final. Se puede hacer... pero es un rollo. Una pena, porque como focal de uso general, los 40 mm me gustan más que los 35 y los 50 mm.

Hasta ahora, nunca he tenido problemas para enfocar con precisión el Elmar-C 90 mm, que he probado con una Leica M2, para película tradicional, y con una Leica M-E, digital. Por lo que tiendo a pensar que los avisos de imprecisiones en el enfoque no son más que una estrategia para meter miedo a los compradores de objetivos de la marca en aquella época, en los años 70, y hacer que los usuarios de Leica M no compraran este objetivo más barato. Pero he decidido comprobarlos también con la Leica M6, porque nunca se sabe y, uno que es de ciencias, siempre que puedo confirmo experimental u observacionalmente mis hipótesis. Le puse a la cámara un rollo de Ilford HP5 Plus 400 de 24 exposiciones, y le monté el Elmar-C 90 mm. Y salí a la calle el domingo por la mañana para hacer unas cuantas fotos.

Aunque no había sol radiante, la luz natural era relativamente alta, con un sol suavizado por una nubosidad ligera o simplemente esta nubosidad ligera. Y con ISO 400, la mayor parte del tiempo tuve que usar diafragmas de f/8 o f/11. En el momento en que el objeto de interés estaba lo suficientemente alejado, la profundidad de campo es lo suficientemente elevada para eliminar el efecto de cualquier imprecisión. Aun así, tuve oportunidad de usar en varias ocasiones las aperturas de f/4 y f/5,6 a distancias cortas. Y no he encontrado ningún enfoque incorrecto en ninguno de los fotogramas.

La película la revelé, como de costumbre, en Kodak HC-110, dilución B (1+31), durante 5 minutos a 20 ºC, con diez inversiones tranquilas al principio del revelado, y cinco inversiones tranquilas al principio de cada uno de los restantes minutos. Es un método de revelado que tengo completamente controlado y funciona bien con esta película. La medición de la luz la hice con el fotómetro de la cámara, a un índice de exposición de 320, y la densidad de todos los fotogramas es correcta, salvo los dos primeros en los que había olvidado cambiar el ajuste del fotómetro y se expusieron a IE 50. Aun así, se puede extraer sin muchos problemas la información de los mismos. Las bondades de la HP5 Plus a la hora de aguantar los eventuales errores de exposición.

En fin, como resumen, que como ya suponía, el Elmar-C 90 mm se puede usar perfectamente con la Leica M6. No sé si algún día usaré el Summicron-C 40 mm. Pero salvo la imprecisión del encuadre por falta de la referencia adecuada en el visor, tampoco preveo mayores problemas.

Usando una Leica M6 - Ilford Pan F Plus

Las cámaras Leitz, LEItz CAmera, Leica, supusieron una revolución en la fotografía cuando salieron al mercado en la tercera década del siglo XX; una cámara portable, con una óptica de calidad y un tamaño de negativo, entonces denominado miniatura, que sin poder ofrecer la calidad del formato medio y el gran formato, era suficiente para determinados usos. Cámara viajera, cámara reportera... algo con resistencia y calidad, pero sin peso ni volumen para impedir los movimientos. Y discreta. El tamaño del negativo... bueno, con el tiempo, los 24 x 36 mm que adoptó Leitz para sus cámaras sobre película biperforada de 35 mm, la que se usaba en el cine, aunque doblando la superficie aprovechable para cada fotograma, se convirtió en un estándar de facto. Y en la fotografía digital es un formato llamado pomposamente "formato completo" o "encuadre completo".

Y con el tiempo,... se convirtieron en un mito y objeto del deseo. Pasando a ser, más que herramientas de trabajo, objetos de lujo, objetos para presumir. Con sus variadas ediciones especiales, objetos de coleccionista. Pero la historia de la marca es muy variada. Y ha pasado por no pocas crisis por su apego a la tradición, mientras surgían otras alternativas de calidad y más versátiles. El declive de las Leica como cámara reportera comenzó con la Nikon F, una cámara de visión réflex, mucho más versátil, que también daba una gran calidad, con precios más ajustados. Hoy en día se encuentra en una posición rara... intermedia. Con determinadas líneas de productos intenta ser alguien entre los profesionales, pero con otras se mueve en el de los objetos de lujo. Y muchas veces atrae más a los caprichosos que se lo pueden permitir que a otra gente. Son objetos de precisión, con unos controles de calidad impresionante, y sobretodo, pensados para un sistema de ópticas todavía más impresionante que las cámaras.

La cuestión es que, utilizar una cámara Leica, es un placer. Si te gusta la fotografía y sabes lo que estás haciendo. Y las que son más icónicas, las Leica M... pues además tienes que asumir que tienen algunas limitaciones y adaptarte a ellas, a cambio de una experiencia fotográfica que puede ser muy creativa. Insisto, en la mayor parte de los casos, si sabes lo que estás haciendo. Las cámara Leica tienen un rico mercado de segunda mano, y se devalúan muy poco. Las ópticas, aún menos. Incluso pueden ganar valor. Pero ha habido momentos en los que no era imposible a alguien con una economía normalita adquirir una siempre que supiese lo que compraba y sus limitaciones y posibilidades. Las Leicas IIIf, la Leica CL, su clon la Minolta CLE... Con los años, en un amplio margen de tiempo fui haciéndome con algunas. Y disfrutándolas. La Leica CL en el año 2000. La Leica IIIf en 2002. La Leica M2 en 2012. Y todas ellas con precios mucho más asequibles de lo que la gente se imagina. No voy a entrar en el mundo de las Leicas digitales. Sólo hablaré de las destinadas a su uso con película tradicional.

La Leica M2 es una cámara con la que me he divertido mucho. Incluso me ha acompañado en algún viaje. Tiene todo lo esencial de una cámara del sistema, pero algunos elementos en su concepción la han convertido en una de las más asequibles. No obstante, en estos momentos una M2 en las mismas condiciones que la que yo compré en 2012, como mínimo ha duplicado su precio. Probablemente más. Sin objetivo. Una cámara mecánica, sin fotómetro, que se fabricó entre 1957 y 1968, con una construcción más sencilla y "barata" que la prestigiosa M3, pero con una ventaja importante para algunos. Su visor estaba pensado para un objetivo de 35 mm de focal en lugar de los 50 mm de focal tradicionales de la M3. Que necesitaba visores externos o "gafas" para los objetivos de 35 mm. Siempre he pensado que era la cámara idónea para iniciarse en el sistema. Aunque ya digo que en los últimos años se han ido disparando poco a poco.

Pero si se han disparado para la M2... no digamos para el resto. Especialmente para la M6 y posteriores. La M6 no fue la primera cámara del sistema con fotómetro incorporado, las primeras fueron la M5 y la CL, suponiendo que la CL entre en el sistema por el hecho de llevar la misma montura que la serie M para los objetivos. Pero estas dos tuvieron poco éxito y poco recorrido. Así que la M6 y sus variantes fue la primera cámara con cierto éxito y recorrido, que llevaba un fotómetro incorporado. Un fotómetro de medición parcial, es decir, que no ofrecía una medición más o menos integrada o ponderada de toda la imagen, sino sólo de un círculo central de la misma que abarca aproximadamente entre un 20 y un 25 % de la misma. Así que tienes que saber dónde apuntar y cómo interpretar la medición si quieres obtener una exposición correcta.

Con el tiempo, mi M2 sufrió problemas. Sufrió un accidente que hizo precisase una reparación. Pero non fue completa... eso hubiera supuesto su remisión a un taller especializado, capaz de conseguir reemplazos del telémetro, que si existen todavía, no son especialmente baratos, ni su mano de obra. Prácticamente, me ponía en el precio de lo que me costó la cámara. Entendámonos, soy capaz de enfocar con precisión con el telémetro tal y como está ahora. Pero he perdido una de las líneas de referencia del marco de la focal de 50 mm, y se percibe que uno de los espejos del sistema óptico está fracturado. Cuando hace cuatro años conocí a la cámara que os presento hoy y que en estos momentos tengo en casa disponible para usar... empecé a pensar en su adquisición. Pero nunca tuve claro si me merecía la pena. Y en ese tiempo... los precios se han puesto... si no imposibles, puesto que los puedo pagar, sí inmorales.

Este ejemplar que ya digo tuve por primera vez entre mis manos hace cuatro años, pero sin usarlo, lo tengo ahora en casa, en depósito. Por decirlo de alguna forma. Por tiempo... relativamente indefinido. No voy a entrar en detalles. Con derecho a compra, si realmente me convence. Es una Leica M6, cuyo año no he comprobado todavía, el modelo básico en negro, en un estado estupendo, salvo la tapa del compartimento de las pilas que está rayada. Fue muy poco usada por su comprador original, un caprichoso, y no fue usada en absoluto desde 1999 hasta 2015. Entonces sufrió una limpieza y revisión porque el heredero de la cama pensó en usarla. Pero le pareció excesivamente "complicada" y "primitiva"... por lo que su último rollo es de finales de 2016, cuando yo la conocí. La he probado con un rollo de Ilford Pan F Plus, ISO 50, que tenía en el frigorífico conservada, aunque pasada de fecha de caducidad.

La película la expuse en un paseo por el centro de Zaragoza, sin mucha preocupación sobre los motivos, simplemente para comprobar que mecánicamente todo era correcto. El objetivo usado es el Leica M Summicron 35/2 ASPH. Y para comprobar si el fotómetro iba bien, tras ponerle una pila de litio adecuada. Lo revelé en Kodak HC-110 dilución B durante 4 minutos a 20 º C. Los negativos los digitalicé con la Panasonic Lumix G9 y el Macro-Elmarit 45/2,8 OIS ASPH a la resolución normal de la cámara, de 20 megapíxeles. Algo menos por el recorte a 3:2 cuando el sensor es un 4:3. Todos los negativos del rollo, los 36, están correctamente expuesto. Parece que yo no he olvidado como se usa un fotómetro de medición parcial y el fotómetro funciona perfectamente. O mis errores al medir la escena han corregido los errores casualmente en todos los casos los errores del fotómetro. Pensaremos que es el primer caso.

Las fotos no tienen nada de especial en sus contenidos. Pero la combinación de una película de grano fino y alta nitidez con un objetivo que algunos consideraban el mejor 35 mm para el formato de 24 x 36 mm hasta la presentación reciente del APO-Summicron 35/2 ASPH,... es muy fácil tratar la información de estos negativos. Cierto que en el momento en que me metí en la sombra, obligado a usar velocidades de 1/30 segundos hay alguno con falta de nitidez... y es que ISO 50 es muy poquito. Pero bueno... una delicia. ¿Suficientemente bueno para "sustituir" a la Leica M2? Mmm.... el jurado está todavía deliberando. La ganancia de llevar el fotómetro incorporado y el telémetro perfecto no es tan grande como parece. Al fin y al cabo, con este tipo de cámaras estoy acostumbrado a enfocar por zonas usando la escala de profundidades de campo y la estimación de la exposición correcta a partir de mediciones con el fotómetro de mano solo cuando las condiciones de luz cambian notablemente. Ya veremos... que dijo un ciego a otro ciego.