La fotografía como afición y otras artes visuales

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Equipo para el viaje a China, región de Shanghái - Mi fiable G9, mi nueva XF10 y mi clásica Minox 35 GT-E

Cuando salgo de viaje, llevo casi 30 años con una fórmula similar a la hora de configurar mi equipo fotográfico, aunque ha habido variantes en función de la evolución de la tecnología, del estilo de viaje, del fin del mismo, y de otros factores que ahora sería prolijo mencionar. Pero el hecho que está ahí es que, en un porcentaje elevado de viajes, suelo llevar un cámara de sistema, antaño réflex, hoy en día sin espejo alguno, acompañada de una camara compacta. En los últimos años, eventualmente puedo llevar una camara para película tradicional, generalmente con pelicula en blanco y negro. Lo cual, si estoy centrado, me permite obtener fotografías alternativas de determinados lugares o situaciones, no siempre fácilmente de reproducir con las mismas sensaciones a partir de la tecnología digital. Veamos las tres cámaras que me he llevado a la República Popular China, a la región de Shanghái. Cuando hablo de "región de Shanghái" no me refiero a una región que administrativamente exista. Es más bien el área de influencia de la gran metrópolis portuaria china en la desembocadura del Yangtsé.

Mi cámara principal en viajes, la Panasonic Lumix G9
Las dos compactas que viajan o en la mochila. O muchas veces en el bolsillo, donde abultan poco más o menos como un paquete de tabajo; la Fujifilm XF10 y la Minox GT-E.

No voy a hablar mucho de la Minox. Es una cámara de capricho, para momentos o usos especiales, y cuando tenga revelados los carretes de película en blanco y negro que he expuesto con ella, ya haré el comentario correspondiente.

La lógica de las otras dos es sencilla. La cámara principal, la que uso cuando estoy enfocado en las visitas a los lugares de interés y en recoger un documento fotográfico que me satisfaga en lo posible es la Panasonic Lumix G9. Le acompañan un cierto número de objetivos del sistema micro cuatro tercios, y cada día, al salir del hotel, al evaluar lo que vamos a visitar, escojo el equipo mínimo para satisfacer mis necesidades sin tener que acarrear con todo el equipo. Veamos ejemplos, basados en los lugares que hemos visitados.

Shanghái

Templo del Buda de Jade.
Parejas de novios, con las novias vistosamente vestidas de rojo, en el Bund de Shanghái.

Tradicionalmente, en los últimos años, me he conformado con dos objetivos para recorrer los entornos urbanos. Un ángular moderado y un teleobjetivo corto. Con eso, suele ser suficiente. Hoy en día, con la incorporación de un ángular extremo, el Laowa 7,5/2, prefiero llevar un estándar corto como el fiel Lumix G 20/1,7 en lugar del también muy adecuado DC Summicron 15/1,7. Me da más separación entre las focales, que si es necesario cumbro con mi "zoom" preferido, los pies. Caminando de un lado a otro. Pero en esta ocasión no fue así. Había riesgo de lluvia. Así que en ese caso, se dejan las focales fijas, y usé el Olympus 12-40/2,8, que con la G9 constituye un equipo perfectamente impermeabilizado. He de decir que el Laowa 7,5 mm es tan pequeño y ligero, y único, que se ha hecho con un puesto permanente en la mochila. Como sospechaba que a la tarde, el paisaje desde el Bund de Shanghai podría precisar la potencia de un teleobjetivo, eché también en la mochila el Lumix G Vario 35-10/4-5,6. Que pesa poquito también y tiene una calidad de imagen sorprendentemente buena para sus caractaristicas.

Suzhou

Jardines de la casa del humilde admiministrador de Suzhou, uno de los bienes inventariados como patrimonio de la humanidad por la Unesco.
Las calles de Suzhou, con su invasión de escúteres y motocicletas eléctricas.

El tiempo se anunciaba estable y soleado para esta "pequeña" ciudad de dos millones de habitantes según en algunas fuente, aunque en la Wikipedia habla de más de 10 millones de habitantes. Supongo que los límites o la definición de ciudad, con estos volúmenes de personas, varía y es complejo decir de qué hablamos. El núcleo urbano, la metrópoli continua, el área de influencia...

Este día fue ideal para llevar el Laowa 7,5 mm, el Lumix G 20 mm y el Lumix G Vario 35-100 mm. Y nada más. Con tranquilidad, cada que llegas a un emplazamiento interesante, evaluas visualmente el lugar y optas por una focal. Si es necesario, explotada esta, puedes usar otra. Pero sin cambios compulsivos y constantes entre ellas, que denotan la falta de claridad de ideas visuales, y motiva la preferencia hacia los objetivos de focal variable en muchas ocasiones.

Zhangzhou

Canales en Zhangzhou.
Los interiores de las casas de los comerciantes y funcionarios en Zhangzhou son ideales para usar el super gran-angular.

Después de debatir si, con un pronóstico meteorológico dudoso, nos íbamos de excursión a una de las ciudades acuáticas del delta del Yangtsé o recorríamos los museos de Shanghái, visto que en realidad se anunciaba muchas nubes pero poca agua, y que difícilmente el museo de arte chino iba a superar al magnifício que vimos el año pasado en Taipéis, optamos por visita la ciudad acuática de Zhangzhoy. Con poca probabilidad de lluvia, repetí equipo, que poco a poco se convirtió el de preferencia en este viaje; 7,5 mm, 20 mm y 35-100 mm.

Nankín

"Lienzo" conservados de las imponentes murallas de la ciudad de Nankín, con origen también en la dinastía Ming.
Pabellón principal y más escondido del mausoléo Ming Xiaoling.

La antigua capital china durante la dinastía Ming y durante los primeros años de la época republicana, no suele aparecer mucho en las rutas típicas de las guías turísticas. Sin embargo, es muy agradable, muy paseable, a pesar de su tamaño, y tiene alguna maravilla como la tumba de Ming Xiaoling, donde se encuentra enterrado el fundador de la dinastía Ming. Está declarada también patrimonio de la humanidad según la Unesco. Y de acuerdo a la tendencia de días anteriores, la tripleta 7,5, 20 y 35-100 mm fue la utilizada. He de decir que podría haber sustituido sin mucho problema el 35-100 mm por el 45/1,8. Hubiera perdido versatilidad en las focales, pero hubiera ganado en luminosidad y en calidad de imagen. El zoom está bien, pero no está al mismo nivel. Pero bueno... uno toma las decisiones que toma, y luego apechuga. Y no me fue mal.

Montañas amarillas de Huangshan

Amanecer desde la senda que sube al Lianhua Feng (莲花峰), pico del Loto, el más alto de las montañas con 1864 metros sobre el nivel del mal, que subimos la tarde anterior.
Vista del área de Lupingo y del Tiandu Feng (天都峰), pico de la Capital del Cielo, de 1829 metros de altitud, actualmente cerrado para recuperación ecológica durante cinco años.

Aquí cambiamos por completo de planteamiento fotográfico. Curiosamente, tan apenas hubo cambios en los objetivos usados. El 20 mm siguió siento el objetivo de uso general, con eel super gran-angular 7,5 mm para paisajes específicos amplios, y el zoom 35-100 mm, diafragmado siempre a f/8 en la medidad de los posible, para separar el detalle o para componer fotografías panorámicas. Hay que decir que la elevada cantidad de bruma o polvo en suspensión hacía difícil el uso del teleobjetivo por la fuerte pérdida de contraste que causaban estos fenómenos atmosféricos.

Pero el momento más importante fue cuando nos levantamos a las 4:15 de la mañana para situarno 40 minutos más tarde en situación de esperar la salida del sol, que fue entre las 5:05 y las 5:10. El 7,5 mm y el zoom 35-100, junto con el trípode que hasta entonces había viajado tranquilo en la maleta, conveniente usado con la montura en L, fueron fundamentales para una experiencia satisfactoria. Así también cogí el 12-40 mm de Olympus, y dejé en el hotel del 20 mm fijo. Queda mucho todavía por explorar en las fotografías realizadas en las montañas. Una curiosidad, eso sí. Un panorama de los más interesantes, nos pilló después de cenar en el hotel, se cenaba entre las 17:30 y las 19:30, cuando dando un paseo por el exterior del establecimiento para bajar la cena, nos pilló una escena muy interesante sin más cámara que los teléfonos móviles,... así que hice uso de la función de fotografía panorámica del iPhone. Y no está mal... dado que es un teléfono móvil

Panorámica realizada con el iPhone delante del Yupinglou Hotel en las montañas amarillas de Huangshan.

Por supuesto, al día siguiente fuimos a cenar con mis mejores galas fotográficas, pero las condiciones para el paisaje no están ni la mitad de interesante. Por cierto, las montañas amarillas de Huangshan han sido el tercer lugar declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco en este viaje. Y la única pega con ellas,... la invasión de manadas y manadas de chinos guiados por voceras con altavoces. Fuera de la hora del amanecer y del atardecer, en las que hay muy poquita gente, las recorres en fila india.

Hangzhou

A orillas del lago Oeste de Hangzhou.
Transbordadores que unen las orillas con las islas artificiales del lago Oeste.

Última etapa del viaje, otra populosa ciudad a una hora en tren de alta velocidad de Shanghái, en alza en las últimas décadas y que tiene como principal atractivo el Lago del Oeste, un lago artificial, como muchas de sus islas y paseos, que se remonta a casi dos mil años de antigüedad y cuyo entorno cultural y significado histórico le han granjeado también la categoría de patrimonio de la humanidad según la Unesco. Días de calor húmero, los más calurosos del viaje. Por lo tanto, seguimos con ese mínimo de objetivos, que he convertido en un clásico en este viaje; 7,5, 20 y 35-100 mm.

Y queda una cuestión en el aire. ¿Qué ha pasado con la Fujifilm XF10? Pues que es una cámara de apoyo, en una ocasión como esta. La llevo preparada en un bolsillo del pantalón, o en el bolso pequeño si lo uso, por si surge algo. Y a veces surge, ya lo creo. Y aunque tiene una ergonomía discutible a la que no me he hecho todavía, hace menos de un mes que la tengo, tiene dos ventajas incontestables. Tres. La calidad de imagen excelente, los modos de enfoque a la hiperfocal que la vuelven rapidísima de usar, y el precio. Cerremos esta entrada con algunos ejemplos de lo que es capaz de hacer.

Instantánea realizada con la XF10 con el modo hiperfocal a f/8 en un momento inesperado en el que un vendaval hacía que las aguas del lago Oeste de Hangzghou amenazasen con inundar los paseos.
Vista del distrito financiero de Shanghái tomada a partir de tres fotografías individuales con enfoque manual a infinito y exposición también en manual con la XF10.
Fotografía desde el interior del avión de China Eastern que nos llevó desde Shanghái hasta Amsterdam en el viaje de regreso.

Laowa C-Dreamer 7,5 mm f/2 de Venus Optics para M4/3

La mayoría de las fotografías que hago con mi equipo micro cuatro tercios (M4/3) corresponden a focales comprendidas entre angulares medios o moderados a teleobjetivos cortos. Si hace mal tiempo y el pongo al cuerpos de la Panasonic Lumix G9 el Olympus M.Zuiko Digital 12-40/2,8, equipo resistente a la lluvia y a otras inclemencias del tiempo, poco necesito más. Y si hace buen tiempo, muchas veces me conformo con llevar un par de ópticas fijas, el Panasonic Leica DG Summilux 15/1,7 ASPH y el Olympus M.Zuiko Digital 45/1,8. También me bastan. En los últimos tiempos he usado con más frecuencia que antes el Panasonic Lumix G Vario 35-100/4-5,6 ASPH, pero sobre todo ha sido para componer paisajes de alta resolución con varios fotogramas realizadas con una focal teleobjetivo, pero que al unirse conforman una imagen propia de una focal más corta. Es lo que hay. Pero de vez en cuando, generalmente en interiores o en determinados paisajes, hecho de menos alguna focal más corta, lo que se llama un super gran angular. Cuando visité Japón me compré, por poco dinero, el Olympus Body Cap 9 mm f/8 Fish Eye, objetivo de plástico, vendido más como accesorio que como óptica, pero que incluye una lente gran angular de apertura fija, y cierta capacidad para enfocar dentro de unos intervalos. Me ha sacado de algún apuro en alguna ocasión, he conseguido hacer algunas fotografías muy expresivas, pero su calidad general es muy limitada, en nitidez y resolución. Sin entrar ya en la conveniencia o no de la geometría propia de un ojo de pez.

El nuevo objetivo queda muy bien y muy equilibrado con esta E-M5 de Olympus. Y lo ponemos acompañado de otros miembros de su nueva familia.

El hecho de que use de vez en cuando este 9 mm de Olympus, y que me sintiese insatisfecho con los resultados en más de una ocasión, hicieron que se me pusiese la mosca detrás de la oreja sobre la posibilidad de hacerme con un super gran angular. Pero tenía que tener unas condiciones. La geometría del ojo de pez está bien, pero a la larga cansa; mejor rectilinear. Habría de tener un óptica razonable, de vidrio óptico, con aro de diafragma. Con focales muy cortas, me da igual que sea de enfoque automático o manual; pero en este último caso, mejor con una escala de distancias. Incluso con intervalos de profundidad de campo para enfocar por zonas. Y que no me hiciese un roto en la libreta de ahorro, puesto que al fin y al cabo, no es una focal de uso continuado.

En la entrada de ayer de mi cuaderno de ruta (carloscarreter.com) ya se veían paisajes en blanco y negro. Hoy pongo los paisajes en color.

Hace un tiempo vi la posibilidad. Se trata de un objetivo de Venus Optics, una empresa con sede en Hong Kong, pero que manufactura en la China continental, y que lleva un tiempo adquiriendo un cierto prestigio con objetivos con buenas cualidades ópticas, construidos sólidamente en metal, con focales muy específicas, que cubre nichos no siempre bien cubiertos por otras marcas, y cuyas ópticas más cortas, los super grandes angulares, tienen fama de tener niveles de distorsión muy escasos. Incluso se promocionan como de distorsión 0. Lo cual es mucho decir para focales tan cortas, que es difícil que no presenten un mayor o menor grado de distorsión en barril o, pero todavía, más difícil de corregir durante el revelado, en bigote.

En un momento dado, apareció un objetivo exclusivo para M4/3, un Laowa C-Dreamer 7,5 mm f/2, que me llamó la atención. Por varios motivos. Está diseñado exclusivamente para M4/3, mientras que otros objetivos son diseñados para el fotograma completo o para el fotograma APS-C y simplemente tienen una montura adaptada. El caso es que estos últimos no siempre son óptimos para M4/3. La focal es realmente corta. Equivale a un 15 mm en el fotograma completo (24 x 36 mm). Está construido en metal, con todas las condiciones señaladas anteriormente. Es muy luminoso. Un diafragma f/2 hace que sea planteable, con ese ángulo de vista, incluso apuntar al cielo para fotografías astronómicas, con cierta comodidad.

Lo recibí el sábado por la mañana, y he dedicado una parte del sábado por la tarde y del domingo por la mañana a probar el funcionamiento, y obtener mis primeras impresiones. Realmente está solidamente construido, de metal, con una rosca para filtros de 46 mm, aunque el aro que monta mi polarizador es excesivamente recio y produce un viñeteo mecánico. Pero no es infrecuente que estos grandes angulares extremos carezcan de la posibilidad de montar filtros, o exijan dispositivos especiales. La rueda de enfoque manual, el objetivo es totalmente mecánico, sin contactos eléctricos de ningún tipo, gira bien, sin ningún problema. Pero no es muy comunicativa. Tiene grabadas algunas distancias de enfoque, entre la mínima de 0,12 metros y los 0,5 metros. Pero de ahí pasa al infinito. La rueda gira más allá de la marca de infinito. Con las enormes profundidades de campo que dan estos objetivo, es difícil evaluar todavía la precisión del enfoque.

Callejeando con la E-M5, he optado por una versión en blanco y negro de la fotografía, que ya previsualicé en el momento de la toma.

Tiene una escala de profundidad de campo, pero como es objetivo es pequeñito y ligero, no tiene espacio para las marcas de todas las aperturas, que van de f/2 a f/22 en pasos completos. Un poco absurdo el f/22. No es necesario para nada. De hecho, dudo que lo use nunca por encima de f/8. Es introducir tontamente una disminución de la nitidez por culpa de la difracción. En cualquier caso, una vez que encuentras haciendo pruebas el punto de hiperfocal para f/5,6... se convierte en un objetivo de apertura fija, que sólo modificas cuando quieres hacer fotografía de aproximación. La escala de reproducción a la distancia de enfoque mínima es normalita, 0,11:1 o 1:9 (nueve milímetros en la realidad se reproducen como un milímetro sobre el captor de imagen).

Pero bueno,... todo esto está muy bien. Pero, ¿y la calidad de imagen? Teniendo en cuenta que me ha costa algo menos de 500 euros, y que as focales similares en otras marcas sería bastante más caras si existiesen, no está mal. Se observa una pérdida, esperable, de nitidez en las esquinas a máxima apertura. Un viñeteo apreciable a estas mismas aperturas, y una distorsión en barril, fácil de corregir en el procesado digital. Pero globalmente tiene una calidad bastante buena, muchísimo mejor que el body cap de Olympus que venía utilizando. No reproduce los colores con la misma calidad que los Olympus, algo fríos pero fieles, o los Panasonic, algo más cálidos pero fieles. Me da la impresión, pero ha de confirmarse con el uso futuro, que también tiende a tonos cálidos, algo menos fieles que los de Panasonic, pero razonables. Como digo, impresiones iniciales que hay que confirmar.

Como se puede ver en las imágenes que ilustran el artículo, estuve paisajeando el sábado por la tarde, con imágenes en blanco y negro y en color, montado sobre la Panasonic Lumix G9. En seguida te familiarizas, ajustas el enfoque a la hiperfocal, y de lo único que te preocupas es de componer correctamente, que no es fácil con una focal de estas características. El domingo por la mañana, lo monté sobre la Olympus OM-D E-M5, con el fin de hacer reportaje callejero. Y el uso no es tan sencillo,... o es que esta noble cámara ya acusa demasiado el trote que le he dado. Si uno de los motivo de comprar la Lumix G9 fue algunos problemas de fiabilidad, concretamente el hecho de que de cada 20 fotos una quedaba negra como si no se abriese el obturador, en esta ocasión me ha sucedido con una de cada 10 fotos o con más frecuencia. 

Luego está la cuestión de que las condiciones de luz eran muy contrastadas, había que corregir constantemente la luz buscando un punto óptimo, teniendo en cuenta que según la información del histograma parecía que o bien te cargas parte de las sombras o de las luces. Mejor preservar las luces. Luego el compruebas que el archivo raw tiene más latitud de exposición y salvas la situación. Pero se nota que la G9 es una cámara más avanzada que la E-M5. Eso sí... cuando callejeas, la amplitud del ángulo de vista hace que mucha gente ni siquiera sospeche que entra en el cuadro de la foto cuando encuadras para hacer la foto.

Mis impresiones generales son bastante positivas. No será un objetivo para uso continuo, ya he dicho que mis focales preferidas son otras, pero sí que intentaré sacarle partido. Y divertirme con su uso. Que no será difícil.

Canon EOS 650 y Fujicolor Superia X-tra 400 en Albarración - a propósito del EF 70-210/3,5-4,5 USM

El día 30 de enero es un día en el que en los últimos años cojo fiesta y, con unos amigos, salimos de excursión a pasar el día. En los últimos años, apuntábamos al norte, íbamos parando a visitar lugares interesantes, tomábamos algún café o comíamos, y al llegar a la frontera francesa, nos volvíamos. Con el mal pronóstico de este año para los Pirineos, optamos por el camino contrario. Nos dirigimos hacia el ser, hacia Albarracín y los Montes Universales, y al llegar a Castilla, nos volvimos.

Dos cámaras me llevé, una digital y otra para película tradicional. Ambas Canon del sistema EOS, la EOS 5D Mark II, que compré nueva en 2010, y la EOS 650 que compré en 2017 en el 30º aniversario del sistema EOS, fue el primer modelo del mismo, por 25 euros. Los objetivos que valen para una valen igualmente para la otra. Así que les puse a cada una un objetivo de focal corta; el EF 40/2,8 STM a la EOS 650 y el Tamron SP 35/1,8 Di VC USD a la EOS 5D Mark II. Y añadí a la mochila el EF 70-210/3,5-4,5 USM. Utilicé los tres objetivo indistintamente con las dos cámaras a lo largo del día. Con la EOS 650 usé un carrete de Fujicolor Superia X-tra 400, una película todo uso, que da un excelente resultado.

Me centraré en comentar un poco el teleobjetivo de focal variable. Con una cómoda y adecuada gama de focales entre los 70 y los 210 mm, y unas apertura máximas más luminosas de lo que hoy en día se ve en los teleobjetivos de gama baja, este objetivo alcanzó cierta reputación en los años 90 del siglo XX. En aquella época se consideraba que era bastante nítido, teniendo en cuenta que no era de la serie L, y no recurría a vídrios especiales de baja dispersión ni lentes de fluorita como los teleobjetivo más prestigiosos de la menciona serie del aro rojo. Es cierto que a plena apertura, se suele observar un fuerte viñeteo, una notable pérdida de luminosidad en las esquinas, muy apreciable. Que en digital es solucionable en el procesado posterior de la imagen. Pero lo cierto es que muy pronto me acostumbré a usarlo con aperturas medias, f/8 sobre todo, apertura a la que el viñeteo no se aprecia y la nitidez es bastante buena. Lo único que necesitas es la luz adecuada o un buen trípode. En nuestra excursión a Albarracín no faltó la luz, lo que unido a la sensibilidad nominal de la película de ISO 400, permitía esa apertura sin problemas, con velocidades de obturación entre 1/250 y 1/1000 segundo según las condiciones de luz al sol o a la sombra.

Con estas precauciones, no hay problemas para obtener fotografías de razonable buen calidad sobre la Superia 400 en la EOS 650, que son las que ilustran esta entrada. Quizá el principal problema que surgió a lo largo del día fue que en algún contraluz se produjo alguna pérdida de contraste, aun usando el parasol reglamentario.

Este objetivo tuvo un gemelo, el EF 100-300/4,5-5,6 USM, en el que las focales más largas provocaban que con las mismas dimensiones, el objetivo fuera menos luminoso. Ambos formaban parte de una gama media que Canon tenía en aquel momento, entre los objetivos más sencillos y los más caros de la serie L. Y que permitía obtener buenos resultados sin arruinarse. Aunque tampoco estaban tirados de dinero cuando los comprabas nuevos. Cuando se popularizó el mundo de la fotografía digital, estos objetivos estaban ya fuera de producción o esta era marginal, aunque en el Canon Camera Museum nos informan de que se comenzaron a fabricar en 1990, pero no se informa del momento exacto en que dejaron de fabricarse o venderse.

No eran perfectos, pero eran convenientes. Y mi experiencia de haberlo usado con las EOS D60, EOS 10D, EOS 40D y EOS 5D Mark II, me confirma el hecho de que su uso a aperturas medias, f/8 o f/11 es perfectamente válido. Por ejemplo, van bien para construir un panorama sobre un trípode, situación en la que probablemente usaremos aperturas de entorno a f/11. Y utilizados a aperturas máximas, se percibe un descenso del rendimiento en las esquinas, pero que, si estas están desenfocadas por la limitada profundidad de campo, tiene poca importancia de cara a algún retrato o fotografía de aproximación. El viñeteo se puede corregir digitalmente. Así que, no lo uso mucho, pero cuando lo hago, lo hago satisfecho. Si los veis de segunda mano a buen precio, en visto en eBay ejemplares entre los 39 y los 65 euros, no les hagáis ascos si vais justos de monetario.

Un 35 mm para Canon EOS; el de Tamron será

En estos momentos, por lo que he comprobado, se me asocia con mis cámaras de formato micro cuatro tercios y con mi afición a la fotografía sobre película argéntica tradicional. Sin embargo, al sistema que más fiel he permanecido es al sistema Canon EOS. Desde que compre la Canon EOS 100 en marzo de 1993 hasta la fecha, más de 25 años, no he dejado de usar estas cámaras y objetivos. Cierto es que el uso que hago de él últimamente, en su versión digital,... es haciendo fotografías que por su carácter, en el terreno de lo privado, no suelen aparecer en las redes sociales o en estos artículos. Pero lo sigo usando. Recientemente, sí que mostré algo por aquí, a propósito de las carreras de motocross en Motorland Aragón. Pero no mucho más, salvo que tenga que ver con las cámaras para película tradicional, la mencionada EOS 100 o la EOS 650, la que inició el sistema hace más de 31 años.

La cuestión es que si, como comentaba hace unas semanas, mi cámara digital principal en este sistema, la Canon EOS 5D Mark II, ya tiene sus añitos,... no digamos los objetivos. Voy a hacer una relación ordenada por el año en que se pusieron a la venta en el mercado. Vamos allá. Sólo los Canon. Los otros... no los uso ya, ni merecen la pena.

EF 50mm f/1,8 (primera versión con montura metálica): 1987. Lo uso poco, desde que compré el f/1,4, mucho más rápido y silencioso al enfocar. Pero con la EOS 650 forman la combinación histórica que vio nacer el sistema EOS. No confundir con su segunda versión, con montura de plástico y sin escala de distancias de enfoque, más cutre, aunque con idéntica fórmula óptica, que lo sustituyo en 1990 y que ha estado en catálogo durante 25 años. Comprado de segunda mano en Foto Casanova, Barcelona, tras dos 50/1,8 II rotos de la misma forma. Golpe frontal no excesivamente fuerte y rotura de las endebles patillas que sujetan el grupo óptico al resto del objetivo.
Extender EF 2X (primera versión): 1987. Con el 200 mm hace un 400/5,6 bastante digno. Ved las fotos de las carreras en Motorland. Comprado por eBay en estado impecable por menos de 100 euros.
EF 70-210/3,5-4,5 USM: 1990. Uno de los primeros objetivos con motor ultrasónico. Pertenecía a una serie intermedia entre los más baratos y los de la serie L, que ya no se hace, y que tenían en los años 90 una calidad bastante aceptable para los aficionados. Había, y hay, que evitar en la medida de lo posible las aperturas máximas. Pero a  f/8 u f/11 va sorprendentemente bien; utilizable sobre trípode a esas aperturas para paisajes.
EF 85mm f/1,8. USM: 1992. A pesar de su antigüedad, sigue siendo muy apreciado como objetivo de retrato, que es su uso primordial. Algunos dicen que tendría que ser de la serie L. Pero no, porque la serie L sólo la forman objetivos con lentes de fluorita. Se vino conmigo del Boulevard Beaumarchais en un viaje a París, comprado de segunda mano.
EF 50mm f/1,4 USM: 1993. Un objetivo bastante respetable en tiempos de la película tradicional, perdió enseguida el respeto de los usuarios en tiempos digitales. Aunque diafragmando funciona bien, como casi todos. Y a grandes aperturas, para retratos, no importa que sea poco contrastado y no excesivamente nítido.
EF 28mm f/1,8 USM: 1995. Nunca me he llevado bien con este objetivo. Lo adquirí de segunda mano en tiempos digitales, cuando el Sigma 28/1,8 pasó a ser incompatible con las nuevas EOS; pero realmente no merece la pena porque no tiene sentido no usarlo a sus aperturas amplias. Para eso ya tengo el 24-105, que me ofrece un 28/4 digno. Ahora sólo lo uso con las cámaras para película tradicional. Comprado de segunda mano por eBay a un precio que me pareció razonable. Hoy no lo compraría.
EF 200mm f/2,8L II USM: 1996. Va muy bien. Incluso si casi nadie lo considera oportuno, porque prefieren las iteraciones diversas del 70-200/2,8L. Pero es muuuuucho más barato. Con el duplicador, un 400/5,6 más que digno. Me costó muy barato de segunda mano, comprado a un simpático italiano por eBay.
EF 28-135mm f/3,5-5,6 IS USM: 1998. El segundo objetivo estabilizado de Canon, el primero para el gran público. Le tengo cariño. Pero es un talabarte pesado, y con la tecnología digital se lleva regular. Se me estropeó en 2005 en Milán, y por eso compré el 24-105/4L. Pero luego con los años lo arreglé. Ya he dicho le tengo cariño; me acompañó a bastantes viajes fielmente, y con sufrimiento de mis cervicales. Lo compré nuevo, tras vender el 28-80/3,5-5,6 USM que venía con la EOS 100.
EF 24-105mm f/4L IS USM: 2005. Contestado por la masa en los últimos tiempos, la verdad es que va bastante bien, aunque no tenga un diseño a la última. Lo que pasa es que pesa y me da pereza. Me gusta para paisajes. Sobre trípode y con diafragmas cerrados va bien y es versátil a la hora de encuadrar con precisión. Lo compré nuevo en Fotocasión. Aun sumando el coste del AVE, aun me salió 50 euros más barato de lo que me pedían en Fotoprix en Zaragoza.
EF 40mm f/2,8 STM: 2012. Es mi focal favorita, aunque no mi luminosidad favorita. Es muy ligero, relativamente barato, ideal para pasear con polivalencia. Lo usaría más si el objetivo, o las cámaras, estuvieran estabilizado. Entonces me daría más igual la luminosidad limitada. Nítido, aunque viñetea bastante; se resuelve en Lightroom. Otro de los pocos que compré nuevo.

La antigüedad promedio de sus diseños, contándola desde el momento en que salieron al mercado, no cuando los compré, es de casi 22 años. Sinceramente, hace 22 años no imaginábamos la que se iba a montar unos años más tarde con la tecnología de captura digital. Las últimas cámaras para película con montura EF que salieron al mercado son del año 2004, una EOS 300X y unas EOS 30V/33V. No nos dice Canon cuándo las dejaron de fabricar. Pero no tardarían mucho, en el 2003 ya había salido la EOS 300D que indicaba la intención de la marca de popularizar la tecnología digital en todos los segmentos. Y claramente, el 24-105 salió al mercado para acompañar la primera iteración de la EOS 5D. Así que sólo tengo dos objetivos que salieron al mercado en un ecosistema fundamentalmente digital.

Visto el conjunto, mis tengo claro que, a pesar de mi afición a viajar con formatos más reducidos, me apetece mantener el equipo de encuadre completo a 24 x 36 mm. En ocasiones, prefiero esa estética. Y no me importa usarlo cuando no tengo que acarrearlo a la espalda todo el día. Pero mis necesidades se reducen a tres objetivos fijos luminosos (focal corta, tele corto y el tele medio-largo con el duplicador), y eventualmente, el zoom 24-105/4L. Los otros se quedan para acompañar a las cámaras de película tradicional. O si me surge algún comprador, igual los vendo. Pero el 40mm, por mucho que me guste esa focal, no me satisface del todo para algo que no sea dar un paseo cómodo de vez en cuando. Es poco luminoso. Y ya he dicho que el 28mm no me satisface. Por ello, llevo un tiempo pensando en un 35mm luminoso. Llevo tres años pensando en ello. Esta año he decidido regalármelo para "navidades", aunque ya lo tengo en mi poder.

En la foto lo podéis ver, sin el parasol que trae incluido, montado sobre la Canon EOS 5D Mark II. Que también lleva una empuñadura secundaria que compré muy barata en el "viernes negro"; la echaba de menos en algunas ocasiones, especialmente con el teleobjetivo. Es el Tamron SP 35mm f/1,8 Di VC USD. Odio estos nombres tan largos llenos de siglas. Pero destripando lo que significan; es uno de los nuevos objetivos con diseños específicos para la tecnología digital, de gran rendimiento, con estabilización óptica, motor ultrasónico silencioso y protección contra las inclemencias de la intemperie. Aunque 2/3 de diafragma menos luminoso que los prestigiosos f/1,4 de Canon y Sigma, tiene una excelente reputación en sus cualidades ópticas. Que en lo que llevo visto hasta ahora, es cierto. Con las fotos realizadas con este objetivo hecho mano mucho menos de los deslizadores de "claridad" y "enfoque" de Lightroom. Por algo será.

Salvo la fotografía de la cámara, todas las demás de esta entrada están realizadas con este nuevo Tamron 35/1,8. Enfoca rápido y silencioso. Su luminosidad hace que la visión por el visor réflex de la cámara sea muy buena. Salvo que cambie la pantalla de enfoque, un f/1,4 no la mejoraría. Es nítido, contrastado, y como veis, soporta bastante bien la presencia en el encuadre de fuentes de luz potentes, como el sol, si muchos artefactos ni pérdidas de contraste.

Uno de los elementos más publicitados de este objetivo es su distancia de enfoque mínima de sólo 20 cm. Lo cual está muy bien, ofreciendo una ampliación máxima de 1:2,5. Casi en terreno macro.

Como se puede ver, el famoso bokē, es decir la cualidad de las zonas desenfocadas, es bastante agradable. Aunque claro, cuando vas cerrando el diafragma se vuelve más brusca. Como en toda óptica del mundo mundial. De las dos flores, la primera es un f/1,8 y tiene una profundidad de campo escasa para un objeto principal de ese volumen, y la segunda es un f/5,6, que hace más conspicuo el fondo desenfocado, aunque no esta nada mal.

Hay que decir también que el objetivo viñetea bastante a plena apertura, pero que Lightroom lo reconoce y lo corrige de forma automática sin mayor problema.

En situaciones de alto contraste, podemos encontrar bordes púrpuras o verdes/cian, como podéis ver en el retrato que le hice a la Panasonic Lumix G9. Pero se eliminan fácilmente con Lightroom. Y solamente se dan en situaciones de realmente muy alto contraste. Sólo me lo he encontrado en esa foto. En ninguna otra.

Me la he llevado al IAACC Pablo Serrano, para simular retratos con las esculturas del escultor de Crivillén, y no me ha dado ningún problema. Va muy bien.

Una de las cuestiones que me preocupaba era la eficacia de la estabilización óptica. Ni el carísimo Canon EF 35mm f/1,4L II USM, ni el prestigioso por su calidad óptica Sigma 35mm f/1,4 DG HSM Art llevan estabilizador óptico. Tienen la ventaja de ser 2/3 de diafragma más luminosos. El Sigma tampoco está protegido contra las inclemencias del tiempo. Por lo que siendo más caro y bastante más voluminoso, no me apetecía. Sí que lleva estabilizador de imagen el EF 35mm f/2 IS USM de Canon, apenas menos luminoso que el Tamron, algo más barato, pero sin protección contra las inclemencias del tiempo. Como la ventaja en calidad óptica parece ser mejor en el Tamron por aclamación, que sí tiene protección... pues la decisión estaba clara. Pero como decía, me preocupaba la eficacia del estabilizador de imagen.

Soy normal a la hora de sujetar la cámara, disparando a pulso. Ni el más hábil ni el más torpe. Con las réflex para película, siempre me ha ido bien de no disparar a una velocidad inferior a la inversa de la focal en segundos. Pero con las réflex digitales, siempre he duplicado esa velocidad. Para un 50mm, mejor tirar a 1/100 o 1/125 s que a 1/50 o 1/60. El golpe del espejo tiene esas cosas. Con cámaras telemétricas, tanto de película como digitales he bajado algo más la velocidad de obturación. Al menos un paso. Y estoy malacostumbrado a la eficacia de los estabilizadores de Olympus y Panasonic, que me permiten usar velocidades ridículas incluso con teleobjetivos. El cuarto de segundo para un tele corto no me supone ningún problema para estas cámaras sin espejo. ¿Y el Tamron?

Pues parece que 1/13 segundo es la velocidad que puedo conseguir, que no está mal. Eso sí, mentalizándome y dando lo mejor de mí mismo. No llega a la eficacia de los estabilizadores de las micro cuatro tercios, pero mejora los estabilizadores del EF 28-135/3,5-5,6 IS USM, que nunca me ha permitido ahorrarme mucho más allá de un paso de velocidad, y del EF 24-105/4L IS USM, que como mucho llega a dos pasos, pero no siempre. Con el Tamron estaríamos en tres con suerte. Funciona y mejora la cosa... pero sin las alegrías del pequeño formato de las Panasonic y Olympus. Yo, con una réflex, lo de los cuatro pasos de mejora con estabilizador en el objetivo no lo he visto nunca. Y encima partiendo de una velocidad de seguridad superior. Es uno de los motivos, entre otros, por los que pienso que las réflex están condenadas a desaparecer. Aunque de momento no tengo interés en cambiar de cuerpo de formato completo. la 5D Mark II me sirve perfectamente para lo que la uso.

Ahora pues, queda un equipo que se puede usar con las siguientes configuraciones, con bastante calidad.

5D Mark II con dos objetivos de focal fija, el 35mm y el 85mm, para mis retratos y pequeños reportajes.

5D Mark II con el 24-105mm para paisajear en el campo.

5D Mark II con uno de los anteriores y el 200mm con el duplicador en espectáculos deportivos. También si necesito el 200mm en paisaje.

Para pasear, la cámara con el 35mm o el 40mm, según las características del paseo. Y a tirar una temporada.

MIR-1 37/2,8 M39 - Un objetivo para la Zenit 3M (I)

Comentaba hace unos días la compra, por muy poca cantidad de dinero, de una soviética Zenit 3M, en excelente estado de conservación y funcionamiento, con el anagrama conmemorativo del 50º aniversario de la Revolución de Octubre que dio lugar a la reconversión del Imperio Ruso en Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas; la URSS. Y comentaba también que me llevé la sorpresa de que la montura del objetivo era de rosca de 39 mm (M39), cuando yo esperaba usar sobre ella los de rosca de 42 mm (M42), de los que ya dispongo. Mi gozo en un pozo. Así que me puse a buscar algo... una óptica distinta y apropiada. Nada de repetir uno de los 50 mm que ya tengo en montura M42.

Tras una cierta investigación, me llamó la atención el MIR-1 37/2,8 Grand Prix Brussels 1958. A lo de la "grand prix" no le hagáis mucho caso. Se supone que viene de que el objetivo recibió un premio en algún certamen o feria en Bruselas en ese año, y ese dato apareció grabado en el barrilete del objetivo durante el resto de su vida. El objetivo tiene una fórmula óptica muy similar al Carl Zeiss Jena Flektogon 35/2,8; pero no es una copia descarada como en otros objetivos, sino que tiene alguna modificación. Y decidieron ser honestos y adjudicarle la distancia focal real y no la aproximada más popular, en este caso 37 mm. La he comparado con el Summicron 35/2 ASPH de Leica, y efectivamente ve ligeramente más estrecho, pero por muy poco. No es infrecuente que la focal real de los objetivos no sea exactamente la oficial. En los antiguos Summicron 50 mm de Leica era frecuente que apareciese grabado en el barrilete cifras como 52 o 53, que era la focal real de esa unidad.

A la izquierda la fórmula óptica del MIR-1 soviético; a la derecha, el del Flektogon de la República Democrática Alemana. Ambos son fórmulas retrofoco tradicionales, o teleobjetivos invertidos, con el gran menisco negativo en la parte frontal del objetivo. Por lo demás, son muy similares.

La copia que he adquirido a través de eBay no ha salido ni muy barata ni muy cara, comparando con otras ofertas. Las más baratas tenían mala pinta, las más caras no presentaban a priori mejoras destacables. Esta viene además con una arandela adaptadora de M39 a M42, por lo que puede ser usada en cámaras con esta montura, y con un estuche de plástico para guardarlo. Se anunciaba como buena aspecto estético y perfectamente funcional. Veremos que tiene algún incordio.

El objetivo tiene un aspecto sólido y se observan unos acabados razonablemente buenos. El número de serie comienza por 65 por lo que, siguiendo la norma de los aparatos soviéticos, podemos decir que fue fabricado en 1965, un par de años antes que la cámara. Se monta sin problema en la cámara, y con los adaptadores correspondientes lo he podido montar en cámaras réflex de Canon y Pentax, y en las cámaras de sistema sin espejo de Olympus y Panasonic. Con la réflex de Canon y Pentax, sin embargo, no va bien. La lente trasera se introduce mucho en el interior del cuerpo de la cámara e impide el recorrido habitual del espejo réflex.

Empezando desde el extremo de la montura, tenemos una escala de profundidades de campo que no se ve muy bien, así como la escala de distancias de enfoque. El aro de enfoque que viene a continuación es fácil de accionar y tiene un recorrido amplísimo, de prácticamente tres cuartas partes de vuelta. Luego viene un aro que me desconcertó, porque no había visto nunca uno, y ya sobre la lente frontal el aro con las posiciones del diafragma, entre 2,8 y 16. Aquí es donde la cámara tiene un desperfecto, porque las cifras del diafragma no se alinean perfectamente con la marca que señala la selección realizada. Supongo que el objetivo recibió en algún momento algún golpe, y precisó reparación, lo cual no declaró el vendedor. No obstante funciona bien. Y como el recorrido angular entre las distintas posiciones del diafragma es diferente, es fácil saber cuando estás pasando de una a otra sin necesidad de mira. Entre 2,8 y 4 hay mucho recorrido, entre 11 y 16, apenas.

Con un poco de observación e inspección, sin necesidad de mirar documentación alguna, deduje el sentido del aro intermedio. Está asociado a la apertura del diafragma. Cuando el punto rojo asociado indica la apertura de trabajo, por ejemplo f/4, el diafragma está abierto y es el momento de proceder a enfocar la escena. A continuación, nos llevamos el punto rojo a la posición f/2,8, y el diafragma se cierra a la apertura de trabajo, y ya podemos hacer la foto. Es un poco contraintuitivo,... uno pensaría que tendría que ser al revés. Pero es como es. Es un diseño soviético, y no le vamos a dar vuelta a si tiene sentido o no. Observamos que el punto rojo más próximo, que tendría que estar alineado con el número cuatro, esta algo desplazado hacia la derecha. Ese el defecto que comentaba antes.

Vale... ¿y qué tal funciona? Como estos días no tenía tiempo para revelar película tradicional, lo monté en la Panasonic Lumix G9 con los adaptadores adecuados. En general, todas aquellas fotografías que estaban enfocadas a larga distancia o a infinito, quedaron con muy baja definición, mientras que las enfocadas a menos de 6 o 7 metros, aparecía nítidas donde tenían que estar nítidas. Las que muestro aquí, salvo una, pertenecen a estas últimas.

Desconozco cuál es el problema del enfoque a infinito. Tal vez este asociado a esa reparación que sin duda a sufrido el objetivo en algún momento de su vida. Pero tal vez esté asociada al sistema de adaptadores usado. Dos de ellos, un adaptador de M42 a montura Micro Cuatro Tercios, y una arandela de M39 a M42. La suma de tolerancias excesivas puede haber llevado a un enfoque incorrecto. Cuando miro por el visor réflex de la cámara Zenit, mi sensación es de ver bien enfocado las escenas, pero lo tengo que confirmar haciendo fotografías. Es cierto, que al día siguiente, volví a montar el objetivo en la Lumix G9 haciendo fotos desde el balcón de casa y lo comparé con el Summicron 35/2 ASPH. Y ambos llevan al menos un adaptador de montura. Lo cierto es que las que hice, que no enseño por ser muy aburridas, desde el balcón con el MIR-1 tenían algo más de nitidez que el día anterior. En fin... que tengo que probarlos todavía con la cámara a la que van destinados.

Por poner un ejemplo, en la última fotografía que pongo, comprobaréis que el diafragma estaba muy cerrado, se ven las estrellas de difracción en una ventana de una torre, pero el contorno de las torres aparece algo difuminado. De momento, quedamos a la espera de probar el objetivo con la Zenit 3M. Continuará.