La fotografía como afición y otras artes visuales

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El objetivo olvidado - Ricoh XR Rikenon 1:2,8 135 mm

Entre el fin de semana pasado y este tenía la misión de ayudar a una persona a entender los conceptos más básicos de la macrofotografía. El pasado fin de semana la idea era utilizar teleobjetivos de Canon más complementos como el duplicador de focal y los tubos de extensión. Como hizo bastante airecillo, acabamos haciéndolo en casa. Nada enseñaré, porque hicimos unos ejercicios de demostración muy aburridos.

Para este fin de semana, la idea era utilizar objetivos macro específicos, no sabía si el 45 mm "PanaLeica" con la Olympus OM-D E-M5 o el 100 mm Pentax con la Pentax K-S1. También, incluir en la práctica el uso de lentes de aproximación. El caso es que el miércoles pasado, mientras preparaba un poco el material, entre los objetivos encontré uno que tenía completamente olvidado. Curiosamente, fue el primer objetivo que compré para mi primera cámara réflex, la Pentax P30N. La cámara, que no conservo, venía con un SMC-A 1:2 50 mm de kit, que sí conservo. Estamos hablando de 1989 - 1990. Durante años, antes de que se popularizaran los objetivos de focal variable, vulgarmente llamados zooms, los aficionados solían construir sus equipos con el cuerpo de cámara, el 50/1,7 mm o similar con el que la compraban, un 35/2,8 mm como gran angular, y un 135/2,8 mm como teleobjetivo. Desde mi punto de vista, no era demasiado equilibrado. El 35 y el 50 mm estaban demasiado cerca... y entre el 50 y el 135 mm parece que hay sin embargo demasiado espacio sin cubrir. Pero supongo que para las marcas eran las piezas más económicas con una calidad razonable que podían ofrecer al aficionado. No hablo de profesionales, que son otro cantar. Los objetivos más amplios que el 35 mm eran muy costosos de producir si se buscaba calidad. Y los teleobjetivos más luminosos, aunque fueran de focal más corta, también. Y un 135 mm permitía sobrevivir sin tener que comprar un 85 - 100 mm y un 200 mm, al quedar entre medias. Así que de segunda mano, por poco precio compré el 135 mm de Ricoh, el XR Rikenon 1:2,8 135mm que os muestro montado sobre la actual Pentax K-S1.

La cámara es bastante compacta, sin embargo el conjunto queda bastante equilibrado. Hay que decir, que puesto que el sensor de la K-S1 es de formato APS-C, el 135 mm "ve" aproximadamente como un 200 mm en formato completo.

En aquellos momentos, un f/2,8 de apertura máxima se consideraba luminoso. Y de cara a uno de los principales uso de este tipo de objetivos, el retrato, os sugiero que cojáis una calculador de profundidad de campo. Un 135 mm a f/2,8 tiene una profundidad de campo similar, pero ligeramente inferior, que uno de esos deseados 85 mm f/1,4. Y cuesta bastante menos. Eso sí. Si los retratos los hacemos en interiores con poco espacio, son menos prácticos. No tenemos sitio suficiente para recular...

El jueves, antes de que llegara el día de hoy, previsto para pasar un rato con esa persona interesada en practicar la macrofotografía, me fui al final de la tarde a probar el 135 mm de Ricoh con la K-S1. Os recuerdo que en esta cámara actúa como un 200 mm en formato completo. Los objetivos y las cámaras de aquella época de Ricoh usaban la montura K desarrollada por Pentax en los años 70. Y eran plenamente compatibles en modos manuales y en prioridad al diafragma. Si el objetivo lo permitía, en la posición de diafragma automático (prioridad a la velocidad o exposición programada completa) la compatibilidad no era total, si no recuerdo mal. En cualquier caso, mi 135 mm no permite esa posición. Y para poder medir correctamente la luz con la K-S1 hay que usarlo en modo M semiautomático. Curiosamente, hoy en día Pentax no existe como tal empresa, sino que es una marca adquirida y fabricada por Ricoh. Pero las cámaras mantienen la compatibilidad más o menos completa con la línea original de Pentax y no los Rikenon de Ricoh... creo. Bueno... con los modos en los que el diafragma es seleccionado por el usuario, ya digo que no hay problema.

He decir que el conjunto es agradable de usar, aunque hay que tener mucho cuidado al enfocar. La fidelidad del color es discutible. Pero eso, he de decir, pasa con todos los cuerpos de cámara de Pentax que he probado. Utilizando como utilizan sensores de Sony suelen tener una nitidez bastante notable, pero el procesado interno de la cámara produce colores que no me parecen del todo fieles, aunque agradables. No es algo que me preocupe mucho, no dedicándome a la fotografía de producto o a la reproducción de obras de arte. De hecho, al procesar los archivos digitales suelo usas preajustes en Lightroom que imitan el rendimiento de películas fotográficas tradicionales, y por lo tanto siempre introducen alguna "infidelidad" en los colores.

Mi recuerdo de los primeros años 90 cuando usaba el objetivo con cierta frecuencia es que a plena apertura es un poco "tierno". Y que para obtener resultados majetes hay que diafragmar al menos un paso, a f/4. Si ya fotografiamos a f/5,6 o f/8 la cosa mejora, y los resultados son muy dignos. Y aun así, en objetos relativamente próximos, la profundidad de campo es escasa y los destacamos con facilidad del fondo. El 135 mm a f/8 tiene la mitad de campo que un 50 mm a f/2. Por poner un ejemplo.

Dicho lo cual, es interesante usarlo para aislar el sujeto principal, por eso es tan excelente retratero. Y aunque el diafragma de 8 palas es totalmente poligonal, con lados completamente rectos, la verdad es que luego en la práctica no se nota mucho.

Me ha llamado la atención que tiene una notable resistencia a las luces intensas de frente. En la ocasión en que he aprovechado un contraluz para introducir el sol en el encuadre, diafragmando a f/22, su mínima apertura, me ha generado una bonita estrella de difracción, como es lógico de 8 puntas. Recordemos que las estrellas de difracción que conseguimos cerrando mucho el diafragma tienen siempre un número par de puntas. Si el diafragma tiene un número par de palas, el número de puntas es igual al número de palas del diafragma. Si este tiene un número impar de palas, el número de puntas de la estrella de difracción es igual al doble del número de palas. Por lo demás, además de alguna luz parásita de forma claramente octogonal, esperable, no ha habido una gran perdida de contraste, quedando un contraluz muy nítido.

Como suele suceder con este tipo de objetivos, la distancia mínima de enfoque sueles ser aproximadamente igual a la distancia focal pero en centímetros. Algo arriba, algo abajo. Si este objetivo tiene una distancia focal de 135 mm, la distancia de enfoque mínima marcada en el aro de enfoque, totalmente manual, no hay enfoque automático de ningún tipo, es de 1,5 metros, o 150 cm, aunque el aro se detiene por debajo de esta distancia. A esas distancias, los desenfoques que produce, el famoso bokeh, es muy armonioso.

Los teleobjetivos son también muy apropiados para aislar partes de la escena, y por lo tanto son útiles para jugar con el grafismo de las mismas. El único problema es que por su limitada profundidad de campo habrá que utilizar diafragmas muy cerrados, con el fin de que la escena salga nítida. Y si hay poca luz puede ser un problema.

Con una cámara de formato completo, un 135 mm habría que dispararlo a una velocidad de obturación como mínimo de 1/125 segundos. Incluso mejor por encima de esa velocidad, para evitar trepidaciones. Pero con una APS-C, la velocidad recomendable partiría de 1/200 segundos. Y con tomas digitales, casi mejor a 1/400 segundos. Salvo que la cámara disponga de un sistema de estabilización óptica competente, como es el caso de la Pentax K-S1, que me ha permitido tirar a 1/50 segundos con bastante fiabilidad.

Llegado el día de hoy, he optado finalmente por llevar el equipo Pentax a nuestras "prácticas" macro. No hablaré de lo que hemos hecho con el 100 mm, un objetivo que uso con cierta frecuencia. Muchas fotografía realizadas con ese objetivo han aparecido ya por aquí. Pero nos hemos llevado también el Rikenon 135 mm y un par de lentes de aproximación. Con el 135 mm hemos usado una lente de Hoya de 2 dioptrías con diámetro de filtro de 58 mm. El diametro de filtro del objetivo es de 55 mm, pero dispongo de adaptador, así que la hemos podido usar sin problemas. Como curiosidad, antes de ser vendida a Ricoh, Pentax perteneció a Hoya Corporation durante un tiempo, breve, al final de la primera década del siglo XXI.

Si la ampliación del objetivo a su mínima distancia de enfoque, pongamos 150 mm, es de 1:9 (x 0,11), al colocarle la lente de aproximación la nueva distancia mínima de enfoque baja a unos 106 cm, con una ampliación de 1:2,5 (x 0,4 aprox.). Lo cual no está nada mal. En principio. Pero...

Con el diafragma a plena apertura, e incluso a f/4, la definición es entre regular y mala. A veces da la sensación de que está desenfocado. O que tiene un efecto de difuminado como los que se producen en los objetivos de tipo "soft focus". Si a esto sumas que la profundidad de campo es extremadamente reducida,... pues menos mal que en digital lo único que gastas al hacer las fotos son ciclos de obturador... porque hay que tirar muchas fotos, si no llevas un trípode... que nos hemos olvidado. Por otra parte, aunque no se notaba al pasear, una muy ligera brisa no hacía más que incordiar.

Cuando hemos llegado a la rosaleda del Parque Grande de Zaragoza, donde la brisa se notaba mucho menos, la luz era más abundante, y nos hemos decidido a diafragmar como mínimo a f/8, las cosas han mejorado bastante. De todos modos, la lente de aproximación de Hoya, aunque digna, no es la mejor que puedes usar. Es de un solo elemento, y las buenas lentes de aproximación llevan por lo menos dos.

Como resumen, decir que es un objetivo interesante a tener en cuenta... aunque no sé muy bien en qué ocasiones. Para mí es una focal un poco demasiado larga. Para macro... el 100 mm dedicado de Pentax es una solución más adecuada, que además llega a 1:2 sin ayuda, y a 1:1 con la ayuda de la lente de Cosina de 3,33 dioptrías que tengo, y que tiene mejor calidad que la de Hoya. Lo que pasa es que su diametro de filtro es de 49 mm y no se puede colocar en el Rikenon. Y para retrato... pues si alguna vez se me ocurre usarlo con la Pentax MX para película tradicional... Porque para usar el equivalente a un 200 mm en digital, prefiero usar el EF 200/2,8 L USM de Canon, que es mucho mejor, montado sobre la EOS 5D Mk. II. Pero bueno... ahí esta. Lo dicho. Esa focal de 135 mm siempre me ha parecido que se quedaba en tierra de nadie.

Helios 44 58/2 - El "estándar" tras el Telón de Acero

Una de las "panaceas" más buscadas en el período de entre guerras en el mundo de la fotografía fue el de los objetivos muy luminosos, que permitiesen hacer fotos en situaciones de luz desfavorables. Cada vez había más reporteros gráficos que llevaban sus compactas cámaras de pequeño formato, lo que hoy en el mundo de la fotografía digital se denomina paradójicamente "full frame", formato completo. E imaginaban ópticas más luminosas, difíciles por su tamaño y peso en los sistemas de formato medio y gran formato, que les dieran más versatilidad. La moda del "bokeh" estaba muy lejos de sus mentes en aquellos momentos... de lo que se trataba es de que entrase más luz en la cámara.

Los objetivos de tipo Tessar, con cuatro elementos en tres grupos, o parecidos, habían supuesto un avance. Pero tenían un límite a sus posibilidades de máxima luminosidad. Antes de la guerra se quedaron en el f/3,5 para una óptica de 5 cm de focal. Luego llegaron a f/2,8 conforme avanzaron los desarrollos en vidrios ópticos y en revestimientos... pero no más. Eso sí, eran razonablemente nítidos, especialmente en el centro desde plena apertura, aunque para mejorar la nitidez en el campo y las esquinas hubiese que diafragmar. Existía un diseño que permitía aperturas más amplias, el Planar de Zeiss, un objetivo simétrico con seis elementos en cuatro grupos, que databa de 1896.

Diseño de una Zeiss Planar de 1896 - Fuente: Wikipedia.

Era más nítido que el Tessar, y más luminoso, como decía. Pero su elevado número de superficies aire-vidrio ocasionaba pérdidas de transmisión importantes y un escaso contraste. Hasta que no se desarrollaron las técnicas de revestimiento, sencillo o múltiple, de las lentes, no se popularizo. Después, este diseño y sus múltiples derivados con más o menos lentes ha sido uno de los más utilizados en fotografía, especiales para las focales estándar, en torno a los 50 mm en formato pequeño de negativo de 24 x 36 mm, pero no sólo en estos. Otros diseños como el Sonnar, con menos superficies aire-vidrio se adelantaron como soluciones para objetivos de gran luminosidad, de aperturas f/2 o mayores.

El nombre Biotar aplicado a un objetivo aparece en 1927 de la mano de Carl Zeiss. Se trata de una modificación del diseño Planar, con una cierta pérdida de la simetría en el diseño. Se realizaron varios modelos, entre ellos, para fotografía, un 58 mm f/2. No 50 mm o 5 cm, lo mismo da que da lo mismo, que era lo habítual como focal estándar, sino 58 mm. Y cuando acabada la guerra, los soviéticos se hacen con los diseños de Carl Zeiss en Jena, que estaba en su zona de ocupación, y se los llevan a su tierra. Años más tarde nacía el Helios 44, con diversas declinaciones, y con focal también de 58 mm y apertura máxima f/2. En la Alemania Oriental, la rama "comunista" de Carl Zeiss Jena surge de nuevo el Biotar 58/2, prácticamente el mismo diseño óptico. En Oberkochen, en la Alemania Occidental, Carl Zeiss sería a partir de entonces fiel a la denominación Planar, y apostaría por la focal de 50 mm. No obstante, ha habido otros objetivos de diversos fabricantes que han superado los 50 mm en su focal estándar, como los 55 mm de los Takumares de Pentax. Y no olvidemos que los 50 mm de Leica solían llevar una indicación sobre la focal real del objetivo, que oscilaba entre los 52 y los 53,5 mm.

Comentaba el domingo que había estado realizando fotografías con uno de estos objetivos soviéticos, copias descaradas de los Biotar de Carl Zeiss, un Helios 44M 58 mm 1:2. Todos los Helios 44 son 58 mm 1:2. La M implica que posee una montura de rosca M42. Se fabricó con otras monturas. Y eventualmente, tras el 44, pueden aparecer otras cifras que indican diferencias ópticas en los objetivos. No les haremos mucho caso. La verdad es que la calidad de estos objetivos depende en parte del azar. Los controles de calidad eran dudosos en las fábricas soviéticas. Si el ejemplar estaba bien fabricado y ajustado, funcionaba muy bien. Si no... puede dar problemas mecánicos, problemas de alineación que afectan a la nitidez, problemas de distancia de la montura al plano de la película que dan problemas de enfoque a infinito,... En fín... la copia que me ha llegado por una pequeña cantidad de dinero parece no tener ninguno de esos problemas. Es relativamente moderna. De principios de los 80... Se comenzaron a fabricar en los 50. Se fabricaron millones y millones. Por ello, están tirados de precio. Y con un adaptador se pueden usar con muchas cámaras modernas. Y también con una cámara tradicional de película con montura de rosca de 42 mm. Claro.

El objetivo está sólidamente fabricado, aparentemente. Metal. Pesadote. Mucha gente parece que lo compra por su "impresionante bokeh"... Bueno... Al ser una focal de casi 60 mm, a su apertura máxima de f/2, la profundidad de campo es algo menor que un 50/1,7 pero algo mayor que un 50/1,4. Si disparas con si apertura máxima a un objeto cercano, obtendrás una profundidad de campo muy justita... así que por eso algunos lo denominan "rey del bokeh" y cosas cursis por el estilo. No... Aunque es muy parecido en focales y apertura máxima, no es similar en fórmula óptica al Primoplan 50/1,9 de Meyer-Optik fabricado en Görlitz, también en la Alemania Oriental. Y tiene muchas menos palas de diafragma. No se consigue el mismo efecto de pompas de jabón.

La tarde en que lo probé, montado con adaptador sobre una Canon EOS 5D Mark II, estaba casi nublado, y no pude hacerle muchas perrerías a contraluz. Por lo que he visto por ahí, aficionados al vídeo con cámaras fotográficas aprovechan su tendencia a generar luces parásitas, destellos y pérdidas de contraste en la fotografía cuando se apunta a una fuente de luz potente para generar un "aspecto artístico" en sus producciones.

Sólo en una de las fotografías que realicé comprobé que se producía una cierta pérdida de contraste en un contraluz... no muy extremo, pero apreciable. Eso sí, otras fotografías realizadas a plena apertura mostraban algunos defectos en la imagen no tan "artísticos"... no sé si se apreciará bien lo raros que quedan los bordes del tronco del árbol en la segunda de las fotos que vienen a continuación.

En el momento en que se utilizan aperturas medias, y especialmente sus óptimas f/8 o f/11, no se aprecian problemas notables y el aspecto de las fotografías es bastante razonable. Ni bueno ni malo sino todo lo contrario. Dado su tamaño grandote y su notable peso, no es tan entretenido de usar como otros pequeños objetivos de focales similares de la antigua Europa del Este.

Tras las dos fotografías tomadas a aperturas medias, podréis comparar el tamaño del Helios 44M 58/2 con el de un SMC Pentax-A 50/2, un diseño de los años 50 de la marca japonesa concebido como objetivo de kit para sus cámaras más económicas, y que tiene un diseño de tipo Planar simplificado, con sólo 5 elementos en 5 grupos. Y que no va nada mal. Mucho más ligero. Además de porque es más pequeño, por que el "made in Japan" tiene más plástico que el "made in USSR" en su factura. Aunque se aprecia una fabricación menos tosca y agradable al tacto en el nipón.

Como es tan barato,... y se pueden conseguir otras copias con facilidad, estos objetivos son sometidos a todo tipo de torturas. Se les da la vuelta al elemento anterior, para que la imagen tenga un aspecto onírico. Se les inserta una máscara con la apertura ovalada para simular a un objetivo anamórfico en video. Se lima su interior eliminando la capa negra antirreflejos o se le aplica un tono dorado o de otros colores, para producir luces parásitas de colores especiales... Lo que sea.

Lo cierto es que tiene algunas ventajas, como su gran aro de enfoque de prácticamente 270º de giro, que incluso a una focal relativamente larga como son esos 58 mm permite usar la escala de profundidades de campo con comodidad. También es cierto que sólo baja en su enfoque mínimo a 55 cm de distancia... el Pentax antes mencionado lo hace a 45 cm. El Tessar de Carl Zeiss Jena del que hablé hace unas semanas, baja a 35 cm... Y utilizado como se utilizaban los objetivos hasta que llegó la locura maniática del "bokeh", a sus aperturas óptimas, da un resultado decente.

Si alguien le interesa... ya sabe a qué atenerse.

Una última prueba que se me ha ocurrido antes de cerrar el artículo. Fotografiar con una fuente luminosa en el encuadre.

Canon EOS 5D Mk II con el Helios 44M 58/2 - Importantes luces parásitas y pérdidas de contraste.
Pentax KS1 + SMC Pentax-DA 40/2,8 Limited - El 40 mm en una APS-C tiene un campo de visión parecido al 58 mm en la 5D Mk II. Pero la pérdida de contraste es menor. Claramente.
Pentax KS1 + SMC Pentax-A 50/2 - El 50 mm en la APS-C tiene un aspecto de focal más larga... pero también más contraste que el Helios, y muy parecido al 40 mm 20 años más moderno de la propia Pentax.

Frankencámara - Macro con la Panasonic Lumix GM5 y un Pentax SMC-A 100/4 Macro

Los modernos sistemas de cámaras sin espejo de objetivo intercambiable, con la corta distancia que existe en su diseño entre la montura del objetivos y la superficie del captor de imagen, son idóneas en principio para aprovechar viejos objetivos de sistemas réflex más o menos antiguos, obsoletos o no, mediante el uso de adaptadores. Se pierden funciones, entre las cuales la más importante es el enfoque automático, pero si la óptica es buena y te cubre un área específica de tu práctica fotográfica con razonable solidez puede merecer la pena.

Entendámonos. Difícilmente son interesantes con grandes angulares, que siempre se pelean con los sensores digitales modernos por el ángulo de incidencia sobre estos de los fotones de luz, o las focales más usuales, en los que los objetivos dedicados, que vienen con las cámaras, o que tienen buen precio hacen de ellos objetivos mucho más cómodos y eficientes de usar. Pero hay otras posibilidades.

Por ejemplo, el terreno del macro, en el que habitualmente desdeñamos el enfoque automático. Desde hace unos años disponía de un adaptador de objetivos con montura de bayoneta Pentax K al sistema Micro Cuatro Tercios. Sin embargo, ahorré en el adaptador, y este presentaba holguras y pronto se le empezaron a caer piezas. Poco útil. Me he hecho con uno nuevo, que sin ser muy caro cuesta más que el anterior, y que efectivamente está mucho mejor hecho, y los objetivos quedan mejor unidos a la cámara. Veamos el conjunto que he utilizado estos días.

Se trata del minúsculo cuerpo de cámara de la Panasonic Lumix GM5 al que con ayuda del adaptador le he añadido un objetivo Pentax SMC-A 100/4 Macro. Este objetivo llega a una razón de reproducción de 1:2; un centímetro en la superficie del sensor es ocupado por dos centímetros en el objeto enfocado. Pero con el factor de recorte del sistema Micro Cuatro Tercios con respecto al de las cámaras de formato 24x36 de origen del objetivo, el cuadro comprendido en la imagen es similar al de una reproducción 1:1 en dicho sistema tradicional. Y los 100 mm de focal equivalen a unos 200 mm... Bueno, esto da igual, porque la distancia mínima de enfoque es la que es y no se modifica, es lo que importa.

Veamos algún ejemplo de cómo quedan las fotos con esta combinación.

Hay algunas consideraciones que conviene hacer. En los últimos tiempos se ha puesto de moda fotografiar a plena abertura. Por aquello del famoso "bokeh", término japonés que yo escuché por primera vez en la revista Photo Technique hace más de 20 años, cuando casi nadie fuera de japón hablaba de él. Sin embargo, y especialmente en el terreno del macro, las grandes aberturas son muy complejas de usar, aun usando un sólido trípode. No sólo es que los animalitos no se esté quietos con facilidad. Es que cualquier ligera brisa te mueve también las flores, las plantas que fotografías, y conseguir que esté enfocado lo que te interesa es complejo. De hecho, varias de las fotografías que presento aquí están realizadas a diafragmas de f/8 o f/11, y a pesar de todo las profundidades de campo son escasas. Por otro lado, esas aberturas ofrecen resultados más cerca del óptico en términos de nitidez, de calidad de imagen general, que las plenas aberturas. A cambio, tendremos que subir en el ajuste de sensibilidad de la cámara, y los índices de exposición de 400 u 800, aun a plena luz del día son de rigor para conseguir velocidades de obturación suficientemente cortas de 1/400 s o menores. Bien sea para fijar el movimiento de los objetos fotografiados, bien sea para evitar la trepidación cuando fotografiamos a mano alzada.

Los resultados finales, con un esfuerzo razonable en Adobe Photoshop Lightroom en la corrección de las dominantes de colores, debidas al entorno y no a la óptica que es bastante neutra, y en los ajustes de nitidez y reducción del ruido si nos hemos visto obligados a subir el índice de exposición por encima de los 400 u 800 ISO en cámaras de sensor Micro Cuatro Tercios, pueden ser bastante satisfactorios.

Los que aquí os presento son el resultado de un relajante paseo, después de una mañana de estrés laboral, por las rosaledas del Parque Grande de Zaragoza. Mucho más efectivo que cualquier otra medida a la hora de descomprimir las tensiones de las mañanas de trabajo. Seguro que hay otros equipos mucho más óptimos y ergonómicos. Pero que no podría acarrear en la pequeña bolsa donde transporto, además de alguna cámara con un objetivo, el lector de libros electrónicos, las gafas para leer, algunos boligrafos, la cartera y una libreta de notas.

Si a alguien le sirve como ideas, inspiración o sugerencia, misión cumplida. A mí, de momento, que he estado ahí, como una hormiguita más, que me quiten lo bailado.

Meyer-Optik Görlitz Trioplan 1:2,9/50 V - Pequeño alemán oriental que vuelve a estar de moda

Hace unos días surgió la noticia de que la firma Meyer-Optik Görlitz había iniciado una campaña en Kickstarter para devolver a la vida el modelo que bajo esta marca se fabricó hace mas de medio siglo con la denominación Trioplan 1:2,9/50 V. Su meta era conseguir 50 000 euros para financiar la fabricación de este pequeño objetivo... pero a estas alturas han conseguido ya más de 540 000 euros.

Hace un tiempo lanzaron una campaña similar para devolver a la vida el Trioplan 1:2,8/100, un teleobjetivo de diseño óptico relativamente simple que en estos momentos se vende por 1400 euros... siempre y cuando lo solicites de encargo. Si no, más adelante serán 1500 euros. Desconozco cuál será el precio final del Trioplan 50 mm, pero durante la campaña de financiación ha oscilado según lo rápido que haya sido el personal en adherirse entre 500 y 800 euros. Hablo de memoria, podría ser una horquilla de precios un poco diferente, pero no mucho.

Yo me he hecho con un Trioplan de época, que de acuerdo a su número de serie parece construido en algún momento entre 1955 y 1960. Pero hagamos un poco de historia.

El Trioplan 1:2,9/50 V tiene un tamaño muy compacto, como se puede comprobar al montarlo sobre la masiva Praktica MTL5, cámara con la que comparte la montura M42.

Lo que hoy es Meyer-Optik-Görlitz no tiene nada que ver con lo que fue la empresa Meyer Optik de la ciudad de Görlitz. Aquella fue una empresa instalada en una ciudad que hoy en día está dividida entre los países de Alemania y Polonia, por estar atravesada por el río Neisse, frontera impuesta por los aliados entre estos países al final de la Segunda Guerra Mundial. Tras la misma, cayó completamente dentro del área de influencia soviética y en lo que fue la República Democrática de Alemania, que la nacionalizó y la integró en el grupo VEB Pentacon a finales de los años 60. Desde 1970 desapareció como marca aunque sus diseños pudieran seguir comercializándose como Pentacon. Durante un tiempo pareció jugar el rol de marca de calidad del grupo. Lo cierto es que su calidad de construcción parece bastante razonable, pero hay que tener en cuenta que sus diseños son bastante simples en muchos casos. Por ejemplo, los trioplanes.

Con prácticamente 300º de giro en la rueda de enfoque, la escala de profundidades de campo es muy generosa y muy utilizable.

La fórmula óptica de un Trioplan es la de un triplete de Cooke, fórmula que fue patentada ya a principios de los años 90 del siglo XIX para la empresa T. Cook & Sons de Nueva York.

Si analizamos el nombre del objetivo veremos que se mantiene la denominación de la empresa original, Meyer-Optik de Görlitz. Trioplan es la denominación para referirse a los diseños basados en el triplete de Cooke, y es muy básica. Se dice que es la fórmula más sencilla para eliminar buena parte de las aberraciones ópticas en los bordes del campo, aunque no se puede esperar una nitidez tan elevada como los Tessar de Carl Zeiss y similares, que al desdoblar uno de los elementos del triplete en un grupo de dos elementos cementados, mejora mucho la cosa. Tampoco permite grandes luminosidades, y ese 1:2,9 que muestra el nombre sería un límite. Tiene 50 mm de focal, un estándar como muchos, y aparece una V roja en su denominación, que quiere decir que esta revestido para protegernos de los reflejos y luces parásitas indeseados.

Uno de los hechos más notables de los objetivos de Meyer-Optik es su elevado número de palas de diafragma, que daban un desenfoque muy característicos.

Las 12 palas de diafragma en su construcción, además de indicar la minuciosidad de su construcción, ofrecen una calidad muy particular en las zonas desenfocadas. Los puntos luminosos desenfocados se convierten en esferas con un aspecto como pompas de jabón, en el que los bordes son más densos. Por este motivo, las ópticas de Meyer-Optik están siendo muy demandadas. Más por que por su calidad intrínseca, por sus "efectos especiales".

Estrené el objetivo el día de San Jorge. Si no lo he dicho, lo digo ahora, tiene una montura de rosca M42, por lo que es fácil de usar con cámaras modernas con el adaptador adecuado. Ya sabéis, se enfoca con el diafragma a plena apertura o usando la escala de profundidades de campo, y se mide y encuadra con el diafragma cerrado a la apertura de trabajo, lo cual permite también comprobar lo que sale enfocado y lo que no. Lo usé con mi veterana Canon EOS 40D en la que, al tener un captor de tipo APS-C, se comporta como un teleobjetivo corto. Equivalente a un 80 mm en formato completo de 24 x 36 mm.

Venta de libros el dái de San Jorge.

A plena apertura comprobamos que en las zonas de más luminosidad se produce un efecto de cierta aura, que recuerda a los objetivos "soft-focus". Y desde luego, la caída de la nitidez en los bordes y en las esquinas del campo es muy notable. En cuanto, se cierra el diafragma, con aperturas de trabajo de f/8, por ejemplo, la mayor parte de estos problemas han desaparecido, y sin tener una nitidez para tirar de cohetes, es bastante usable.

En la medida de lo posible, con las aperturas más abiertas, es mejor dedicarlo al retrato, donde la nitidez es menos crítica, especialmente fuera de lo que es el objeto de interés, que en paisajes donde se sufre demasiado.

Me acerqué a la plaza de San Felipe donde lo probé con una variedad de motivos que más o menos confirmaban lo dicho anteriormente, incluido su uso en el interior del museo Pablo Gargallo, donde dota a las obras escultóricas de un aspecto que no me disgusta, lejos de la clínica nitidez de los objetivos más modernos.

Al día siguiente, el domingo 24 de abril, celebramos el encuentro analógico del que ya os hablé hace unos días. Por lo tanto, fue la ocasión adecuada para usarlo con película tradicional. Como ya conté, lo puse en una Pentax MX con el adaptador adecuado, y utilicé una exigente Fujifilm Neopan 100 Across.

Lo cierto es que con las condiciones de luz que hubo, muy abundante, durante la mayor parte del tiempo fue usado con el diafragma cerrado a f/8 o f/11, para velocidades de obturación de 1/125 o 1/250 s. El resultado fue en general muy bueno en todas las ocasiones con alguna excepción que veremos, aunque el contraste global de las imágenes no es muy alto. El objetivo Color-Skopar, tipo Tessar, de la Voigtländer Perkeo II ofreció un contraste más elevado durante toda la mañana.

A pesar de no someterlo en ningún momento a la tortura de usarlo en fuertes contraluces, y menos aún con el sol en el campo de visión, en algún fotograma apareció alguna luz parásita en situaciones en las que no me lo hubiera esperado, indicando que el revestimiento de las lentes no funciona lo bien que debería, o que en su interior se producen reflejos indeseados de alguna forma.

En la siguiente fotografía se aprecia muy claramente.

Algo que hubiera venido muy bien durante esa mañana hubiese sido llevar filtros de colores, probablemente amarillos o naranjas, o incluso rojos para efectos intensos, que aumentasen el contraste, especialmente oscureciendo el azul de los cielos. Encargué un conjunto de filtros a muy buen precio fabricados por la soviética KMZ. Tienen un diámetro de filtro de 35,5 mm y están pensados para el Industar-50-2 del que ya os he hablado previamente. Pero no llegaron a tiempo. El juego de filtros está formado por dos filtros amarillos de distinta intensidad, un filtro de algo parecido al color naranja, un filtro gris de densidad neutra y dos lentes de aproximación de distinta potencia.

Todavía estoy desentrañando lo que significan las denominaciones de los filtros. Cuál es la potencia real de las lentes de aproximación y la corrección que hay que introducir si no se mide la luz a través del objetivo. Por ejemplo, el filtro naranja, O-6, que estoy usando ahora con el Industar-50-2, parece tener una pérdida de luz de dos pasos de diafragma. Pero el filtro gris está marcado como 4x, que no sé si quiere decir que la exposición hay que multiplicarla por 4, equivalente a dos pasos de diafragma, o si es de 4 pasos de diafragma. Y dudas parecidas tengo con los amarillos, Y-1,4x y Y-2x. Iré probando y midiendo.

En cualquier caso, sí he jugado con las lentes de aproximación. Hay descubrí que, aunque la rosca del filtro del Trioplan es también de 35,5 mm, el paso de rosca debe ser distinto porque no encajan bien. Se pueden usar, pero con cuidado. Me fui este sábado 30 de abril al Parque Grande de Zaragoza y lo probé.

En estas imágenes previas tomadas con la Panasonic Lumix GM5 y los correspondientes adaptadores, donde el objetivo se comporta como un 100 mm en formato completo de 24x36 mm, vemos el efecto de pompas de jabón a plena apertura.

Sin embargo, cuando usamos las lentes de aproximación...

Con las lentes de aproximación, el círculo de confusión se hace mucho más grande y difuminado y desaparece el efecto de pompas de jabón. Afortunadamente, porque desde mi punto de vista, este efecto puede resultar cansino si se abusa de él en exceso. Como mucho de los efectos especiales que se están poniendo de moda últimamente en fotografía.

Pude comprobar también cómo en determinadas ocasiones, como me pasó con la película el día del encuentro, con la cámara en vertical e incluso con contrastes moderados, aparecía una luz parásita que se corregía colocando la mano como parasol. Tendré que conseguir un parasol para este objetivo.

Es divertido usar este tipo de objetivos. Y si se utilizan con cabeza y conociendo sus debilidades, se pueden obtener resultados muy agradables, como habréis podido comprobar. Pero de ahí al interés por pagar más de 600-800 euros por un Trioplan actual, que efectivamente estará mejor construido, pero que no puede corregir las limitaciones intrínsecas al diseño, no sé si tiene sentido. Han mejorado la distancia mínima de enfoque, que de los 60 cm del antiguo se pasa a unos 30 o 35 cm que lo meten casi casi en el mundo del macro. Y lo publicitan como "objetivo artístico"... ¿¿¿!!! Sinceramente, el arte está en la creatividad del fotógrafo. Pero bueno. Si es una herramienta que os conviene y estáis dispuesto a pagara por ella... Igual podrías hacer como yo. Buscaros a buen precio un ejemplar clásico. Que están más caros de lo que correspondería por su naturaleza... pero que siguen estando mucho más baratos.

Por cierto, la actual Meyer-Optik-Görlitz es una marca de una empresa cuyo negocio fundamental es la gestión de marcas, fundamentalmente de software para tratamiento de imágenes... Ni idea de quién les fabrica los objetivos... aunque aseguran que son "made in Germany".

Pruebas con película tradicional - Praktica MTL5, SMC Takumar 1:2/35, Zeiss Jena Tessar 2,8/50, Industar-50-2 3,5/50

En los dos últimos meses habéis podido comprobar que he estado probando y usando cámaras y objetivos de antaño, con algunos elementos en común. O bien están fabricados durante la Guerra Fría en los país del bloque europeo oriental, o en el caso de los objetivos, tienen montura de rosca M42.

Veamos los presuntos implicados en este comentario de hoy.

Como vemos tenemos la cámara fabricada en la antigua República Democrática Alemana Praktica MTL5, con su objetivo acompañante, un Zeiss Jena Tessar 2,8/50. También tenemos un SMC Takumar 1:2/35 fabricado por Asahi Pentax, que he utilizado en las fotografías que presento hoy bien unido a la Praktica, bien a una Pentax MX, con el adaptador correspondiente. Este objetivo es japonés; es el único no originado tras el Telón de Acero. Y tenemos el minúsculo Industar-50-2 3,5/50, de fabricación soviética, en origen acompañado de la Zenit E que ya os comenté que había dejado de funcionar, y que en las fotos de hoy he usado sobre la Pentax MX con el adaptador correspondiente.

Los enlaces anteriores dirigen a los artículos en los que mostraba los resultados de los objetivos montados mediante los adaptadores correspondientes sobre cámaras digitales.

Praktica MTL5 + Takumar 35/2; todas las fotos del artículo realizadas con película Kodak Portra 400 expuesta a IE 200 o 400, según las condiciones de luz.
Praktica MTL5 + Takumar 35/2

Mientras preparaba el artículo tras la llegada de los archivos digitalizados tras el revelado, como tengo por costumbre, por Carmencita Film Lab, tuve la ocasión de leer un artículo en Petapixel que, además de hacerme gracia, me hizo pensar en los criterios actuales para comprar material fotográfico, y dentro de él los objetivos, y los criterios de antaño para ello. En esas 11 tonterías que los fotógrafos dicen sobre su material, hay varias que afectan a las ópticas que me parecen interesantes como reflexión:

La gente se fija más en el "bokeh" que en el sujeto de interés, el que está enfocado... Una tontería como un piano de grande. Por "ideal" que sea el carácter de las áreas desenfocadas de la fotografía, si el sujeto principal es banal o malo, la fotografía será banal o mala. No digamos ya cuando la gente se "enchocha" con un objetivo por su capacidad para producir un "bokeh" con "efectos especiales"... que tan cansinos pueden llegar a ser si se abusa de ellos. Sean por grandes aperturas, como las "pompas de jabón" o "los remolinos de la zona desenfocada", o por estrechas aperturas, como las "estrellitas" debidas a la difracción.

El mito de determinadas focales en la actualidad. Véase el 85 mm, siempre con una apertura de f/1,4 o mayor. La mayor parte de las fotos importantes de la historia de la fotografía se han hecho con focales distintas de estas y con diafragmas mucho más cerrados. Retratos incluidos. De verdad.

Praktica MTL5 + Tessar 50/2,8
Praktica MTL5 + Tessar 50/2,8

El famoso "punto dulce" de los objetivos, que empieza a ser tan mítico como el "punto G" de la anatomía femenina. Mira. Si los objetivos estuvieran pensados para ser usados en su "punto dulce", no tendrían una apertura variable. La apertura variable sirve para dos cosas; para gestionar la profundidad de campo y la estética de nuestra foto, o para aumentar o disminuir la cantidad de luz que le llega a la superficie sensible, si es necesario. Si necesitamos aislar el sujeto principal del fondo, abriremos todo lo que necesitemos el diafragma, sea como sea la nitidez a esas aperturas. Si necesitamos toda la profundidad de campo posible al realizar un paisaje, cerraremos el diafragma lo que necesitemos y que la difracción se las apañe sola.

El objetivo está "desfasado" u "obsoleto"... Pues no. Los objetivos son como son. Y salvo que se deterioren o se estropeen, lo más probable es que cumplan la misión para la que fueron fabricados de por vida. Mucho más duraderos que las cámaras. Y si estaban bien cuando se compraron, y cumplieron bien con su tarea, seguirán haciéndolo. No importa que hayan salido al mercado otros más avanzados con mejor solución a las aberraciones ópticas y mayor nitidez. Como decía Cartier-Bresson, la nitidez es un concepto burgués, y no define la calidad global de una fotografía.

Pentax MX + Takumar 35/2
Pentax MX + Takumar 35/2

Se podrían hacer más comentarios, pero estos que he señalado me parecen los más interesantes. Todo el material utilizado en las fotografías de este artículo está mejorado por productos posteriores, e incluso por productos comentarios fabricados con más rigor. Esto último aplicable al material de la antigua Europa Oriental de forma casi universal. Pero con todo este material, ha habido personas, fotógrafos o aficionados a la fotografía, que han sido capaces de realizar fotografías artísticas, interesantes documentalmente, emortivas o entrañables. Muchas de las fotografías tomadas por gente que arriesgaba su integridad física durante la invasión de Budapest por los soviéticos en 1956 o cuando se machacó la primavera de Praga en 1968, usaron este tipo de material. Y hoy nos parecen documentos fotográficos imprescindibles. A mí me gusta mantener una memoria histórica. En el concepto noble e interesante del término, no en el manido y desprestigiado por los políticos.

En cada una de las fotografías que muestro en este artículo se indica la combinación de cámara y objetivo que se ha utilizado. De entrada decir una cosa. Las fotografías más interesantes que he obtenido usando esta cámara y estos objetivos son aquellas en las que la luz era más idónea o el motivo encontrado era más interesante y mejor encuadrado. Y no tiene nada que ver con el material que estaba usando en ese momento. Por ejemplo, es mucho más cómodo, sencillo y ágil de usar cualquiera de estos objetivos con la Pentax MX que con el talabarte de de la Praktica MTL5. Pero las fotografías tomadas con la Praktica y el Takumar 35 mm a la caída de la tarde probablemente son más interesantes que las tomadas con la Pentax MX y el Takumar 35 mm en las horas centrales del día.

Pentax MX + Takumar 35/2
Pentax MX + Takumar 35/2

Otro ejemplo, el Industar-50-2 y el Tessar 50/2,8 de Zeiss Jena son ambos similares en su diseño óptico; cuatro elementos en tres grupos, copiando la fórmula de los Tessar de Carl Zeiss. El fabricado en Jena es dos tercios de paso más luminoso y su distancia mínima de enfoque es la mitad que el Industar. Pero si haces las fotos en la rosaleda del Parque Grande a la caída de la tarde, con unas bonitas rosas, probablemente habrá más partidarios de esas fotografías realizadas con el objetivo soviético, que de las modestas flores obtenidas con la óptica alemana al mediodía. ¿Me estoy explicando?

Dicho todo lo cual, una inspección crítica de las fotografías realizadas nos hace ver un hecho que ya podíamos suponer. El Takumar 35 mm es mucho mejor objetivo que cualquiera de los otros dos. Es mucho más sólido, con una fórmula óptica más compleja y mejor corregida y muy utilizable, incluso con cámaras modernas, aunque a grades aperturas, con las réflex digitales, las esquinas sufren en exceso por el viñeteado y otras cuestiones.

No es este el único articulo sobre estas cuestiones que tengo pendiente... Y en los próximas días, seguramente durante este fin de semana largo que disfrutamos en Zaragoza, veremos más ejemplos de fotografías realizadas con material antiguo sobre película tradicional.

Pentax MX + Industar 50/3,5
Pentax MX + Industar 50/3,5