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El objetivo olvidado - Ricoh XR Rikenon 1:2,8 135 mm

Entre el fin de semana pasado y este tenía la misión de ayudar a una persona a entender los conceptos más básicos de la macrofotografía. El pasado fin de semana la idea era utilizar teleobjetivos de Canon más complementos como el duplicador de focal y los tubos de extensión. Como hizo bastante airecillo, acabamos haciéndolo en casa. Nada enseñaré, porque hicimos unos ejercicios de demostración muy aburridos.

Para este fin de semana, la idea era utilizar objetivos macro específicos, no sabía si el 45 mm "PanaLeica" con la Olympus OM-D E-M5 o el 100 mm Pentax con la Pentax K-S1. También, incluir en la práctica el uso de lentes de aproximación. El caso es que el miércoles pasado, mientras preparaba un poco el material, entre los objetivos encontré uno que tenía completamente olvidado. Curiosamente, fue el primer objetivo que compré para mi primera cámara réflex, la Pentax P30N. La cámara, que no conservo, venía con un SMC-A 1:2 50 mm de kit, que sí conservo. Estamos hablando de 1989 - 1990. Durante años, antes de que se popularizaran los objetivos de focal variable, vulgarmente llamados zooms, los aficionados solían construir sus equipos con el cuerpo de cámara, el 50/1,7 mm o similar con el que la compraban, un 35/2,8 mm como gran angular, y un 135/2,8 mm como teleobjetivo. Desde mi punto de vista, no era demasiado equilibrado. El 35 y el 50 mm estaban demasiado cerca... y entre el 50 y el 135 mm parece que hay sin embargo demasiado espacio sin cubrir. Pero supongo que para las marcas eran las piezas más económicas con una calidad razonable que podían ofrecer al aficionado. No hablo de profesionales, que son otro cantar. Los objetivos más amplios que el 35 mm eran muy costosos de producir si se buscaba calidad. Y los teleobjetivos más luminosos, aunque fueran de focal más corta, también. Y un 135 mm permitía sobrevivir sin tener que comprar un 85 - 100 mm y un 200 mm, al quedar entre medias. Así que de segunda mano, por poco precio compré el 135 mm de Ricoh, el XR Rikenon 1:2,8 135mm que os muestro montado sobre la actual Pentax K-S1.

La cámara es bastante compacta, sin embargo el conjunto queda bastante equilibrado. Hay que decir, que puesto que el sensor de la K-S1 es de formato APS-C, el 135 mm "ve" aproximadamente como un 200 mm en formato completo.

En aquellos momentos, un f/2,8 de apertura máxima se consideraba luminoso. Y de cara a uno de los principales uso de este tipo de objetivos, el retrato, os sugiero que cojáis una calculador de profundidad de campo. Un 135 mm a f/2,8 tiene una profundidad de campo similar, pero ligeramente inferior, que uno de esos deseados 85 mm f/1,4. Y cuesta bastante menos. Eso sí. Si los retratos los hacemos en interiores con poco espacio, son menos prácticos. No tenemos sitio suficiente para recular...

El jueves, antes de que llegara el día de hoy, previsto para pasar un rato con esa persona interesada en practicar la macrofotografía, me fui al final de la tarde a probar el 135 mm de Ricoh con la K-S1. Os recuerdo que en esta cámara actúa como un 200 mm en formato completo. Los objetivos y las cámaras de aquella época de Ricoh usaban la montura K desarrollada por Pentax en los años 70. Y eran plenamente compatibles en modos manuales y en prioridad al diafragma. Si el objetivo lo permitía, en la posición de diafragma automático (prioridad a la velocidad o exposición programada completa) la compatibilidad no era total, si no recuerdo mal. En cualquier caso, mi 135 mm no permite esa posición. Y para poder medir correctamente la luz con la K-S1 hay que usarlo en modo M semiautomático. Curiosamente, hoy en día Pentax no existe como tal empresa, sino que es una marca adquirida y fabricada por Ricoh. Pero las cámaras mantienen la compatibilidad más o menos completa con la línea original de Pentax y no los Rikenon de Ricoh... creo. Bueno... con los modos en los que el diafragma es seleccionado por el usuario, ya digo que no hay problema.

He decir que el conjunto es agradable de usar, aunque hay que tener mucho cuidado al enfocar. La fidelidad del color es discutible. Pero eso, he de decir, pasa con todos los cuerpos de cámara de Pentax que he probado. Utilizando como utilizan sensores de Sony suelen tener una nitidez bastante notable, pero el procesado interno de la cámara produce colores que no me parecen del todo fieles, aunque agradables. No es algo que me preocupe mucho, no dedicándome a la fotografía de producto o a la reproducción de obras de arte. De hecho, al procesar los archivos digitales suelo usas preajustes en Lightroom que imitan el rendimiento de películas fotográficas tradicionales, y por lo tanto siempre introducen alguna "infidelidad" en los colores.

Mi recuerdo de los primeros años 90 cuando usaba el objetivo con cierta frecuencia es que a plena apertura es un poco "tierno". Y que para obtener resultados majetes hay que diafragmar al menos un paso, a f/4. Si ya fotografiamos a f/5,6 o f/8 la cosa mejora, y los resultados son muy dignos. Y aun así, en objetos relativamente próximos, la profundidad de campo es escasa y los destacamos con facilidad del fondo. El 135 mm a f/8 tiene la mitad de campo que un 50 mm a f/2. Por poner un ejemplo.

Dicho lo cual, es interesante usarlo para aislar el sujeto principal, por eso es tan excelente retratero. Y aunque el diafragma de 8 palas es totalmente poligonal, con lados completamente rectos, la verdad es que luego en la práctica no se nota mucho.

Me ha llamado la atención que tiene una notable resistencia a las luces intensas de frente. En la ocasión en que he aprovechado un contraluz para introducir el sol en el encuadre, diafragmando a f/22, su mínima apertura, me ha generado una bonita estrella de difracción, como es lógico de 8 puntas. Recordemos que las estrellas de difracción que conseguimos cerrando mucho el diafragma tienen siempre un número par de puntas. Si el diafragma tiene un número par de palas, el número de puntas es igual al número de palas del diafragma. Si este tiene un número impar de palas, el número de puntas de la estrella de difracción es igual al doble del número de palas. Por lo demás, además de alguna luz parásita de forma claramente octogonal, esperable, no ha habido una gran perdida de contraste, quedando un contraluz muy nítido.

Como suele suceder con este tipo de objetivos, la distancia mínima de enfoque sueles ser aproximadamente igual a la distancia focal pero en centímetros. Algo arriba, algo abajo. Si este objetivo tiene una distancia focal de 135 mm, la distancia de enfoque mínima marcada en el aro de enfoque, totalmente manual, no hay enfoque automático de ningún tipo, es de 1,5 metros, o 150 cm, aunque el aro se detiene por debajo de esta distancia. A esas distancias, los desenfoques que produce, el famoso bokeh, es muy armonioso.

Los teleobjetivos son también muy apropiados para aislar partes de la escena, y por lo tanto son útiles para jugar con el grafismo de las mismas. El único problema es que por su limitada profundidad de campo habrá que utilizar diafragmas muy cerrados, con el fin de que la escena salga nítida. Y si hay poca luz puede ser un problema.

Con una cámara de formato completo, un 135 mm habría que dispararlo a una velocidad de obturación como mínimo de 1/125 segundos. Incluso mejor por encima de esa velocidad, para evitar trepidaciones. Pero con una APS-C, la velocidad recomendable partiría de 1/200 segundos. Y con tomas digitales, casi mejor a 1/400 segundos. Salvo que la cámara disponga de un sistema de estabilización óptica competente, como es el caso de la Pentax K-S1, que me ha permitido tirar a 1/50 segundos con bastante fiabilidad.

Llegado el día de hoy, he optado finalmente por llevar el equipo Pentax a nuestras "prácticas" macro. No hablaré de lo que hemos hecho con el 100 mm, un objetivo que uso con cierta frecuencia. Muchas fotografía realizadas con ese objetivo han aparecido ya por aquí. Pero nos hemos llevado también el Rikenon 135 mm y un par de lentes de aproximación. Con el 135 mm hemos usado una lente de Hoya de 2 dioptrías con diámetro de filtro de 58 mm. El diametro de filtro del objetivo es de 55 mm, pero dispongo de adaptador, así que la hemos podido usar sin problemas. Como curiosidad, antes de ser vendida a Ricoh, Pentax perteneció a Hoya Corporation durante un tiempo, breve, al final de la primera década del siglo XXI.

Si la ampliación del objetivo a su mínima distancia de enfoque, pongamos 150 mm, es de 1:9 (x 0,11), al colocarle la lente de aproximación la nueva distancia mínima de enfoque baja a unos 106 cm, con una ampliación de 1:2,5 (x 0,4 aprox.). Lo cual no está nada mal. En principio. Pero...

Con el diafragma a plena apertura, e incluso a f/4, la definición es entre regular y mala. A veces da la sensación de que está desenfocado. O que tiene un efecto de difuminado como los que se producen en los objetivos de tipo "soft focus". Si a esto sumas que la profundidad de campo es extremadamente reducida,... pues menos mal que en digital lo único que gastas al hacer las fotos son ciclos de obturador... porque hay que tirar muchas fotos, si no llevas un trípode... que nos hemos olvidado. Por otra parte, aunque no se notaba al pasear, una muy ligera brisa no hacía más que incordiar.

Cuando hemos llegado a la rosaleda del Parque Grande de Zaragoza, donde la brisa se notaba mucho menos, la luz era más abundante, y nos hemos decidido a diafragmar como mínimo a f/8, las cosas han mejorado bastante. De todos modos, la lente de aproximación de Hoya, aunque digna, no es la mejor que puedes usar. Es de un solo elemento, y las buenas lentes de aproximación llevan por lo menos dos.

Como resumen, decir que es un objetivo interesante a tener en cuenta... aunque no sé muy bien en qué ocasiones. Para mí es una focal un poco demasiado larga. Para macro... el 100 mm dedicado de Pentax es una solución más adecuada, que además llega a 1:2 sin ayuda, y a 1:1 con la ayuda de la lente de Cosina de 3,33 dioptrías que tengo, y que tiene mejor calidad que la de Hoya. Lo que pasa es que su diametro de filtro es de 49 mm y no se puede colocar en el Rikenon. Y para retrato... pues si alguna vez se me ocurre usarlo con la Pentax MX para película tradicional... Porque para usar el equivalente a un 200 mm en digital, prefiero usar el EF 200/2,8 L USM de Canon, que es mucho mejor, montado sobre la EOS 5D Mk. II. Pero bueno... ahí esta. Lo dicho. Esa focal de 135 mm siempre me ha parecido que se quedaba en tierra de nadie.