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Un 35 mm para Canon EOS; el de Tamron será

En estos momentos, por lo que he comprobado, se me asocia con mis cámaras de formato micro cuatro tercios y con mi afición a la fotografía sobre película argéntica tradicional. Sin embargo, al sistema que más fiel he permanecido es al sistema Canon EOS. Desde que compre la Canon EOS 100 en marzo de 1993 hasta la fecha, más de 25 años, no he dejado de usar estas cámaras y objetivos. Cierto es que el uso que hago de él últimamente, en su versión digital,... es haciendo fotografías que por su carácter, en el terreno de lo privado, no suelen aparecer en las redes sociales o en estos artículos. Pero lo sigo usando. Recientemente, sí que mostré algo por aquí, a propósito de las carreras de motocross en Motorland Aragón. Pero no mucho más, salvo que tenga que ver con las cámaras para película tradicional, la mencionada EOS 100 o la EOS 650, la que inició el sistema hace más de 31 años.

La cuestión es que si, como comentaba hace unas semanas, mi cámara digital principal en este sistema, la Canon EOS 5D Mark II, ya tiene sus añitos,... no digamos los objetivos. Voy a hacer una relación ordenada por el año en que se pusieron a la venta en el mercado. Vamos allá. Sólo los Canon. Los otros... no los uso ya, ni merecen la pena.

EF 50mm f/1,8 (primera versión con montura metálica): 1987. Lo uso poco, desde que compré el f/1,4, mucho más rápido y silencioso al enfocar. Pero con la EOS 650 forman la combinación histórica que vio nacer el sistema EOS. No confundir con su segunda versión, con montura de plástico y sin escala de distancias de enfoque, más cutre, aunque con idéntica fórmula óptica, que lo sustituyo en 1990 y que ha estado en catálogo durante 25 años. Comprado de segunda mano en Foto Casanova, Barcelona, tras dos 50/1,8 II rotos de la misma forma. Golpe frontal no excesivamente fuerte y rotura de las endebles patillas que sujetan el grupo óptico al resto del objetivo.
Extender EF 2X (primera versión): 1987. Con el 200 mm hace un 400/5,6 bastante digno. Ved las fotos de las carreras en Motorland. Comprado por eBay en estado impecable por menos de 100 euros.
EF 70-210/3,5-4,5 USM: 1990. Uno de los primeros objetivos con motor ultrasónico. Pertenecía a una serie intermedia entre los más baratos y los de la serie L, que ya no se hace, y que tenían en los años 90 una calidad bastante aceptable para los aficionados. Había, y hay, que evitar en la medida de lo posible las aperturas máximas. Pero a  f/8 u f/11 va sorprendentemente bien; utilizable sobre trípode a esas aperturas para paisajes.
EF 85mm f/1,8. USM: 1992. A pesar de su antigüedad, sigue siendo muy apreciado como objetivo de retrato, que es su uso primordial. Algunos dicen que tendría que ser de la serie L. Pero no, porque la serie L sólo la forman objetivos con lentes de fluorita. Se vino conmigo del Boulevard Beaumarchais en un viaje a París, comprado de segunda mano.
EF 50mm f/1,4 USM: 1993. Un objetivo bastante respetable en tiempos de la película tradicional, perdió enseguida el respeto de los usuarios en tiempos digitales. Aunque diafragmando funciona bien, como casi todos. Y a grandes aperturas, para retratos, no importa que sea poco contrastado y no excesivamente nítido.
EF 28mm f/1,8 USM: 1995. Nunca me he llevado bien con este objetivo. Lo adquirí de segunda mano en tiempos digitales, cuando el Sigma 28/1,8 pasó a ser incompatible con las nuevas EOS; pero realmente no merece la pena porque no tiene sentido no usarlo a sus aperturas amplias. Para eso ya tengo el 24-105, que me ofrece un 28/4 digno. Ahora sólo lo uso con las cámaras para película tradicional. Comprado de segunda mano por eBay a un precio que me pareció razonable. Hoy no lo compraría.
EF 200mm f/2,8L II USM: 1996. Va muy bien. Incluso si casi nadie lo considera oportuno, porque prefieren las iteraciones diversas del 70-200/2,8L. Pero es muuuuucho más barato. Con el duplicador, un 400/5,6 más que digno. Me costó muy barato de segunda mano, comprado a un simpático italiano por eBay.
EF 28-135mm f/3,5-5,6 IS USM: 1998. El segundo objetivo estabilizado de Canon, el primero para el gran público. Le tengo cariño. Pero es un talabarte pesado, y con la tecnología digital se lleva regular. Se me estropeó en 2005 en Milán, y por eso compré el 24-105/4L. Pero luego con los años lo arreglé. Ya he dicho le tengo cariño; me acompañó a bastantes viajes fielmente, y con sufrimiento de mis cervicales. Lo compré nuevo, tras vender el 28-80/3,5-5,6 USM que venía con la EOS 100.
EF 24-105mm f/4L IS USM: 2005. Contestado por la masa en los últimos tiempos, la verdad es que va bastante bien, aunque no tenga un diseño a la última. Lo que pasa es que pesa y me da pereza. Me gusta para paisajes. Sobre trípode y con diafragmas cerrados va bien y es versátil a la hora de encuadrar con precisión. Lo compré nuevo en Fotocasión. Aun sumando el coste del AVE, aun me salió 50 euros más barato de lo que me pedían en Fotoprix en Zaragoza.
EF 40mm f/2,8 STM: 2012. Es mi focal favorita, aunque no mi luminosidad favorita. Es muy ligero, relativamente barato, ideal para pasear con polivalencia. Lo usaría más si el objetivo, o las cámaras, estuvieran estabilizado. Entonces me daría más igual la luminosidad limitada. Nítido, aunque viñetea bastante; se resuelve en Lightroom. Otro de los pocos que compré nuevo.

La antigüedad promedio de sus diseños, contándola desde el momento en que salieron al mercado, no cuando los compré, es de casi 22 años. Sinceramente, hace 22 años no imaginábamos la que se iba a montar unos años más tarde con la tecnología de captura digital. Las últimas cámaras para película con montura EF que salieron al mercado son del año 2004, una EOS 300X y unas EOS 30V/33V. No nos dice Canon cuándo las dejaron de fabricar. Pero no tardarían mucho, en el 2003 ya había salido la EOS 300D que indicaba la intención de la marca de popularizar la tecnología digital en todos los segmentos. Y claramente, el 24-105 salió al mercado para acompañar la primera iteración de la EOS 5D. Así que sólo tengo dos objetivos que salieron al mercado en un ecosistema fundamentalmente digital.

Visto el conjunto, mis tengo claro que, a pesar de mi afición a viajar con formatos más reducidos, me apetece mantener el equipo de encuadre completo a 24 x 36 mm. En ocasiones, prefiero esa estética. Y no me importa usarlo cuando no tengo que acarrearlo a la espalda todo el día. Pero mis necesidades se reducen a tres objetivos fijos luminosos (focal corta, tele corto y el tele medio-largo con el duplicador), y eventualmente, el zoom 24-105/4L. Los otros se quedan para acompañar a las cámaras de película tradicional. O si me surge algún comprador, igual los vendo. Pero el 40mm, por mucho que me guste esa focal, no me satisface del todo para algo que no sea dar un paseo cómodo de vez en cuando. Es poco luminoso. Y ya he dicho que el 28mm no me satisface. Por ello, llevo un tiempo pensando en un 35mm luminoso. Llevo tres años pensando en ello. Esta año he decidido regalármelo para "navidades", aunque ya lo tengo en mi poder.

En la foto lo podéis ver, sin el parasol que trae incluido, montado sobre la Canon EOS 5D Mark II. Que también lleva una empuñadura secundaria que compré muy barata en el "viernes negro"; la echaba de menos en algunas ocasiones, especialmente con el teleobjetivo. Es el Tamron SP 35mm f/1,8 Di VC USD. Odio estos nombres tan largos llenos de siglas. Pero destripando lo que significan; es uno de los nuevos objetivos con diseños específicos para la tecnología digital, de gran rendimiento, con estabilización óptica, motor ultrasónico silencioso y protección contra las inclemencias de la intemperie. Aunque 2/3 de diafragma menos luminoso que los prestigiosos f/1,4 de Canon y Sigma, tiene una excelente reputación en sus cualidades ópticas. Que en lo que llevo visto hasta ahora, es cierto. Con las fotos realizadas con este objetivo hecho mano mucho menos de los deslizadores de "claridad" y "enfoque" de Lightroom. Por algo será.

Salvo la fotografía de la cámara, todas las demás de esta entrada están realizadas con este nuevo Tamron 35/1,8. Enfoca rápido y silencioso. Su luminosidad hace que la visión por el visor réflex de la cámara sea muy buena. Salvo que cambie la pantalla de enfoque, un f/1,4 no la mejoraría. Es nítido, contrastado, y como veis, soporta bastante bien la presencia en el encuadre de fuentes de luz potentes, como el sol, si muchos artefactos ni pérdidas de contraste.

Uno de los elementos más publicitados de este objetivo es su distancia de enfoque mínima de sólo 20 cm. Lo cual está muy bien, ofreciendo una ampliación máxima de 1:2,5. Casi en terreno macro.

Como se puede ver, el famoso bokē, es decir la cualidad de las zonas desenfocadas, es bastante agradable. Aunque claro, cuando vas cerrando el diafragma se vuelve más brusca. Como en toda óptica del mundo mundial. De las dos flores, la primera es un f/1,8 y tiene una profundidad de campo escasa para un objeto principal de ese volumen, y la segunda es un f/5,6, que hace más conspicuo el fondo desenfocado, aunque no esta nada mal.

Hay que decir también que el objetivo viñetea bastante a plena apertura, pero que Lightroom lo reconoce y lo corrige de forma automática sin mayor problema.

En situaciones de alto contraste, podemos encontrar bordes púrpuras o verdes/cian, como podéis ver en el retrato que le hice a la Panasonic Lumix G9. Pero se eliminan fácilmente con Lightroom. Y solamente se dan en situaciones de realmente muy alto contraste. Sólo me lo he encontrado en esa foto. En ninguna otra.

Me la he llevado al IAACC Pablo Serrano, para simular retratos con las esculturas del escultor de Crivillén, y no me ha dado ningún problema. Va muy bien.

Una de las cuestiones que me preocupaba era la eficacia de la estabilización óptica. Ni el carísimo Canon EF 35mm f/1,4L II USM, ni el prestigioso por su calidad óptica Sigma 35mm f/1,4 DG HSM Art llevan estabilizador óptico. Tienen la ventaja de ser 2/3 de diafragma más luminosos. El Sigma tampoco está protegido contra las inclemencias del tiempo. Por lo que siendo más caro y bastante más voluminoso, no me apetecía. Sí que lleva estabilizador de imagen el EF 35mm f/2 IS USM de Canon, apenas menos luminoso que el Tamron, algo más barato, pero sin protección contra las inclemencias del tiempo. Como la ventaja en calidad óptica parece ser mejor en el Tamron por aclamación, que sí tiene protección... pues la decisión estaba clara. Pero como decía, me preocupaba la eficacia del estabilizador de imagen.

Soy normal a la hora de sujetar la cámara, disparando a pulso. Ni el más hábil ni el más torpe. Con las réflex para película, siempre me ha ido bien de no disparar a una velocidad inferior a la inversa de la focal en segundos. Pero con las réflex digitales, siempre he duplicado esa velocidad. Para un 50mm, mejor tirar a 1/100 o 1/125 s que a 1/50 o 1/60. El golpe del espejo tiene esas cosas. Con cámaras telemétricas, tanto de película como digitales he bajado algo más la velocidad de obturación. Al menos un paso. Y estoy malacostumbrado a la eficacia de los estabilizadores de Olympus y Panasonic, que me permiten usar velocidades ridículas incluso con teleobjetivos. El cuarto de segundo para un tele corto no me supone ningún problema para estas cámaras sin espejo. ¿Y el Tamron?

Pues parece que 1/13 segundo es la velocidad que puedo conseguir, que no está mal. Eso sí, mentalizándome y dando lo mejor de mí mismo. No llega a la eficacia de los estabilizadores de las micro cuatro tercios, pero mejora los estabilizadores del EF 28-135/3,5-5,6 IS USM, que nunca me ha permitido ahorrarme mucho más allá de un paso de velocidad, y del EF 24-105/4L IS USM, que como mucho llega a dos pasos, pero no siempre. Con el Tamron estaríamos en tres con suerte. Funciona y mejora la cosa... pero sin las alegrías del pequeño formato de las Panasonic y Olympus. Yo, con una réflex, lo de los cuatro pasos de mejora con estabilizador en el objetivo no lo he visto nunca. Y encima partiendo de una velocidad de seguridad superior. Es uno de los motivos, entre otros, por los que pienso que las réflex están condenadas a desaparecer. Aunque de momento no tengo interés en cambiar de cuerpo de formato completo. la 5D Mark II me sirve perfectamente para lo que la uso.

Ahora pues, queda un equipo que se puede usar con las siguientes configuraciones, con bastante calidad.

5D Mark II con dos objetivos de focal fija, el 35mm y el 85mm, para mis retratos y pequeños reportajes.

5D Mark II con el 24-105mm para paisajear en el campo.

5D Mark II con uno de los anteriores y el 200mm con el duplicador en espectáculos deportivos. También si necesito el 200mm en paisaje.

Para pasear, la cámara con el 35mm o el 40mm, según las características del paseo. Y a tirar una temporada.

MIR-1 37/2,8 M39 - Un objetivo para la Zenit 3M (I)

Comentaba hace unos días la compra, por muy poca cantidad de dinero, de una soviética Zenit 3M, en excelente estado de conservación y funcionamiento, con el anagrama conmemorativo del 50º aniversario de la Revolución de Octubre que dio lugar a la reconversión del Imperio Ruso en Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas; la URSS. Y comentaba también que me llevé la sorpresa de que la montura del objetivo era de rosca de 39 mm (M39), cuando yo esperaba usar sobre ella los de rosca de 42 mm (M42), de los que ya dispongo. Mi gozo en un pozo. Así que me puse a buscar algo... una óptica distinta y apropiada. Nada de repetir uno de los 50 mm que ya tengo en montura M42.

Tras una cierta investigación, me llamó la atención el MIR-1 37/2,8 Grand Prix Brussels 1958. A lo de la "grand prix" no le hagáis mucho caso. Se supone que viene de que el objetivo recibió un premio en algún certamen o feria en Bruselas en ese año, y ese dato apareció grabado en el barrilete del objetivo durante el resto de su vida. El objetivo tiene una fórmula óptica muy similar al Carl Zeiss Jena Flektogon 35/2,8; pero no es una copia descarada como en otros objetivos, sino que tiene alguna modificación. Y decidieron ser honestos y adjudicarle la distancia focal real y no la aproximada más popular, en este caso 37 mm. La he comparado con el Summicron 35/2 ASPH de Leica, y efectivamente ve ligeramente más estrecho, pero por muy poco. No es infrecuente que la focal real de los objetivos no sea exactamente la oficial. En los antiguos Summicron 50 mm de Leica era frecuente que apareciese grabado en el barrilete cifras como 52 o 53, que era la focal real de esa unidad.

A la izquierda la fórmula óptica del MIR-1 soviético; a la derecha, el del Flektogon de la República Democrática Alemana. Ambos son fórmulas retrofoco tradicionales, o teleobjetivos invertidos, con el gran menisco negativo en la parte frontal del objetivo. Por lo demás, son muy similares.

La copia que he adquirido a través de eBay no ha salido ni muy barata ni muy cara, comparando con otras ofertas. Las más baratas tenían mala pinta, las más caras no presentaban a priori mejoras destacables. Esta viene además con una arandela adaptadora de M39 a M42, por lo que puede ser usada en cámaras con esta montura, y con un estuche de plástico para guardarlo. Se anunciaba como buena aspecto estético y perfectamente funcional. Veremos que tiene algún incordio.

El objetivo tiene un aspecto sólido y se observan unos acabados razonablemente buenos. El número de serie comienza por 65 por lo que, siguiendo la norma de los aparatos soviéticos, podemos decir que fue fabricado en 1965, un par de años antes que la cámara. Se monta sin problema en la cámara, y con los adaptadores correspondientes lo he podido montar en cámaras réflex de Canon y Pentax, y en las cámaras de sistema sin espejo de Olympus y Panasonic. Con la réflex de Canon y Pentax, sin embargo, no va bien. La lente trasera se introduce mucho en el interior del cuerpo de la cámara e impide el recorrido habitual del espejo réflex.

Empezando desde el extremo de la montura, tenemos una escala de profundidades de campo que no se ve muy bien, así como la escala de distancias de enfoque. El aro de enfoque que viene a continuación es fácil de accionar y tiene un recorrido amplísimo, de prácticamente tres cuartas partes de vuelta. Luego viene un aro que me desconcertó, porque no había visto nunca uno, y ya sobre la lente frontal el aro con las posiciones del diafragma, entre 2,8 y 16. Aquí es donde la cámara tiene un desperfecto, porque las cifras del diafragma no se alinean perfectamente con la marca que señala la selección realizada. Supongo que el objetivo recibió en algún momento algún golpe, y precisó reparación, lo cual no declaró el vendedor. No obstante funciona bien. Y como el recorrido angular entre las distintas posiciones del diafragma es diferente, es fácil saber cuando estás pasando de una a otra sin necesidad de mira. Entre 2,8 y 4 hay mucho recorrido, entre 11 y 16, apenas.

Con un poco de observación e inspección, sin necesidad de mirar documentación alguna, deduje el sentido del aro intermedio. Está asociado a la apertura del diafragma. Cuando el punto rojo asociado indica la apertura de trabajo, por ejemplo f/4, el diafragma está abierto y es el momento de proceder a enfocar la escena. A continuación, nos llevamos el punto rojo a la posición f/2,8, y el diafragma se cierra a la apertura de trabajo, y ya podemos hacer la foto. Es un poco contraintuitivo,... uno pensaría que tendría que ser al revés. Pero es como es. Es un diseño soviético, y no le vamos a dar vuelta a si tiene sentido o no. Observamos que el punto rojo más próximo, que tendría que estar alineado con el número cuatro, esta algo desplazado hacia la derecha. Ese el defecto que comentaba antes.

Vale... ¿y qué tal funciona? Como estos días no tenía tiempo para revelar película tradicional, lo monté en la Panasonic Lumix G9 con los adaptadores adecuados. En general, todas aquellas fotografías que estaban enfocadas a larga distancia o a infinito, quedaron con muy baja definición, mientras que las enfocadas a menos de 6 o 7 metros, aparecía nítidas donde tenían que estar nítidas. Las que muestro aquí, salvo una, pertenecen a estas últimas.

Desconozco cuál es el problema del enfoque a infinito. Tal vez este asociado a esa reparación que sin duda a sufrido el objetivo en algún momento de su vida. Pero tal vez esté asociada al sistema de adaptadores usado. Dos de ellos, un adaptador de M42 a montura Micro Cuatro Tercios, y una arandela de M39 a M42. La suma de tolerancias excesivas puede haber llevado a un enfoque incorrecto. Cuando miro por el visor réflex de la cámara Zenit, mi sensación es de ver bien enfocado las escenas, pero lo tengo que confirmar haciendo fotografías. Es cierto, que al día siguiente, volví a montar el objetivo en la Lumix G9 haciendo fotos desde el balcón de casa y lo comparé con el Summicron 35/2 ASPH. Y ambos llevan al menos un adaptador de montura. Lo cierto es que las que hice, que no enseño por ser muy aburridas, desde el balcón con el MIR-1 tenían algo más de nitidez que el día anterior. En fin... que tengo que probarlos todavía con la cámara a la que van destinados.

Por poner un ejemplo, en la última fotografía que pongo, comprobaréis que el diafragma estaba muy cerrado, se ven las estrellas de difracción en una ventana de una torre, pero el contorno de las torres aparece algo difuminado. De momento, quedamos a la espera de probar el objetivo con la Zenit 3M. Continuará.

Objetivos de enfoque manual + Panasonic Lumix G9

Como era previsible, la cámara que adquirí hace unas semanas como nueva cámara digital principal de mi equipo, especialmente para viajes, la Panasonic Lumix G9, se ha mostrado una cámara muy competente, a la que me costará extraer todas sus posibilidades puesto que sus especificaciones en determinados aspectos están por encima de mis necesidades. Como sucede la mayor parte de las veces con las cámaras que uno compra.

Tras usarla durante unas semanas para familiarizarme con ella, y especialmente durante el breve viaje a Roma en semana santa, decidí probarla con distintos objetivos de enfoque manual.

OBJETIVO OJO DE PEZ

Entendámonos, no dispongo de un objetivo ojo de pez en toda regla. Dispongo de la modesta "galleta" de plástico de Olympus 9 mm f/8 Fisheye Body Cap, con sus tres posiciones de enfoque, infinito, hiperfocal y 20 cm, y su ángulo de visión modesto para ser un ojo de pez de 140º. Pero con la distorsión y la estética propia de los ojos de pez. Por si alguno no lo recuerda, me lo traje de Japón en 2014, y lo uso muy poco, pero alguna vez me ha proporcionado alguna foto interesante.

Si no lo amplías en exceso, cuidas la escena que escoges y, en ocasiones, corriges algo en el procesado la curvatura cuando esta es molesta, los resultados son curiosos. Como se puede observar en alguna de las escenas que tomé en una tarde de nubes y claros, con algún arcoiris eventual por los chaparrones dispersos.

Pero una cuestión debe quedar clara, la nitidez, la definición óptica de este chisme está por debajo de lo que sería exigible en un objetivo mínimamente serio. De todos modos, nos puede servir para estimar el comportamiento de los ojos de pez con esta cámara.

Objetivos muy apropiados para retratos, como podéis ver, lo mas propio es utilizarlos en la distancia hiperfocal. Dado que la profundidad de campo es enorme, es una forma de olvidar un problema. No obstante, gracias al resaltado de los bordes que ofrece la cámara cuando se usa en modo de enfoque manual, se puede usar cómodamente a la distancia más corta de 20 cm, en la que no conseguiremos que toda la escena esté enfocada.

Ya he dicho que eventualmente, se puede intentar corregir mediante software en el procesado digital la distorsión curva de los extremos del campo. Y de esta forma conseguir el efecto de un gran angular extremo rectilinear. Procesado con Adobe Lightroom, el grado de corrección que ofrece este programa no es suficiente para corregirlo de forma completa en un paso, por lo que hay que hacerlo generando nuevos ficheros de imagen, corrigiéndolo en varios pasos. O bien, utilizar un programa similar al Affinity Photo que uso yo, otros usarán Adobe Photoshop u otros, y hacerlo en un paso. No queda mal. Comparemos imágenes.

Como veis, la pérdida de información no es grande, y se pierde sobre todo por la parte superior e inferior. Y obtenemos una visión gran angular amplia. Eso sí, los 20 megapíxeles de los que partíamos quedan reducidos a unos 8 megapíxeles, tras la corrección completa. Pero no nos engañemos. La flojedad de este objetivo, o juguete, es tal, que eso no afecta gravemente en este caso a la pérdida de información real en la imagen. Con otros objetivos ojo de pez de buena calidad, sí que habrá sacrificio de información. Por lo tanto, véase como solución de emergencia. No puede sustituir a un gran angular rectilinear digno de mención, salvo en un uso esporádico.

Pero bueno, aquí queda la experiencia para quien interese.

OBJETIVO HELIOS 44-2 58 MM F/2

Probablemente uno de los objetivos más fabricados de la historia, esta soviética copia de los Biotar de idéntica focal y apertura de Carl Zeiss Jena, fabricado por millones y millones en distintas declinaciones, tiene una característica clave. Si la copia de la que dispones está decentemente fabricada, no va mal. Pero es tener suerte dados (los ausentes) controles de calidad de la fabricación soviética.

Mi copia, que me costó tirada de precio, tiene la popular montura de rosca M42, y con un adaptador se puede usar con la mayor parte de las cámaras de objetivos intercambiables sin espejo.

Claro, los 58 mm de la focal, que en el formato estándar de película de 35 mm corresponde a un objetivo normal un poco largo, para el formato micro cuatro tercios se convierten en un teleobjetivo corto que casi entra en el terreno de los teleobjetivos medios.

Lo estuve usando durante una mañana en el Parque Grande de Zaragoza sin muchos problemas. Como digo, el resaltado de los bordes enfocados cuando la Lumix G9 se usa en enfoque manual ayuda notablemente a conseguir resultados nítidos. Una lente de aproximación mejora las capacidades del objetivo a la hora de hacer fotografía de aproximación, y el desenfoque cuando la aproximación es importante es muy armónico y placentero. El sistema de estabilización óptica, que te pide que introduzcas la focal del objetivo cuando no la detecta automáticamente, permite fotos nítidas sin problemas.

Cuando nos separamos un poco del sujeto, especialmente si diafragmamos para conseguir una adecuada profundidad de campo, las fuentes puntuales de luz del fondo presentan formas poligonales, con los nueve lados correpondientes a las nueve palas del diafragma.

Dando por hecho que la nitidez del objetivo no puede igualar a los actuales, puede ser divertido su uso en determinadas circunstancias.

OBJETIVO ASAHI PENTAX TAKUMAR S.M.C. 35 MM F/2

Otro objetivo para montura de rosca M42, pero con un pedigrí mucho más respetable, ya que esta versión "super-multi-coated" estaba llamada a competir con los distagones de la misma focal de Carl Zeiss. De la chachi, la de la Alemania Occidental, no los más simplones de Jena, en la Oriental. Este objetivo lo compré para un uso esporádico con la Canon EOS 5D Mark II. Veamos un par de ejemplos reciente con esta cámara.

Con más de 45 años a sus espaldas, no es rival para los objetivos modernos, pero diafragmado a f/8, que puede ser una apertura adecuada de trabajo para estos objetivos, da un resultado muy respetable. Los más observadores notaran un cierto tono cálido en estas dos imágenes. Recordemos que algunos objetivos Takumar llevaban lentes fabricadas con vidrios con tierras radioactivas. Nada peligroso para la salud; pueden generar un cierto amarilleo con el tiempo. Se puede corregir sin problemas cuando trabajas en digital, aunque a mi me gusta dejar un poquito del tono cálido en la imagen. El contraste general de la imagen suele ser más suave que en objetivos modernos, pero bueno.

En la festividad del Primero de Mayo, antes de acudir a una comida familiar, se lo calcé con el adaptador correspondiente a la Lumix G9, con lo que queda un objetivo que en lugar de ser un angular moderado como está pensado, funciona como un tele cortito. Equivalente a un 70 mm en formato completo.

Lo usé de vez en cuando ese día con el diafragma completamente abierto, y ahí si que se nota la antigüedad de la óptica, que no siempre se lleva bien con la elevada densidad de píxeles del sensor de la G9. Aproximadamente el mismo número de píxeles que en la 5D Mark II, pero en la cuarta parte de superficie. Aunque con ocho años de diferencia en la concepción del captor de imagen.

Como en el caso de la réflex de Canon, si se diafragma el objetivo la cosa mejor mucho. Ya se decía hace décadas, cuando lo que predominaba era la película de 35 mm, que no hay objetivo que diafragmado a f/8 diese malos resultados. Pues eso. En este caso no cierro tanto el objetivo, me suelo parar en torno a f/5,6, para evitar el efecto de la difracción en un captor de imagen más reducido.

Pero bueno, también tiene su gracia... ¿no os parece? Eso sí, una advertencia. En este paseo, en una ocasión el resaltado de bordes en enfoque manual me jugó una mala pasada. En una escena con un contraste muy elevado entre las zonas oscuras y las zonas claras de la imagen, un contraluz a todo los efectos, me apareció el resaltado en los bordes cuando estos no estaban realmente enfocados, y la imagen se arruinó. Os la muestro.

Queda claro que el resaltado de los bordes, o "focus peaking" que dicen los modernos, está muy bien, pero es una ayuda. No es definitivo.

Resumen de todo lo visto,... En primer lugar, ningún objetivo de antaño os va a dar la misma calidad de imagen que un objetivo moderno dedicado al sistema. No estaban diseñados para el uso con captores digitales, y las limitaciones de la física hacen que objetivos buenos o muy buenos para el uso con película son flojos o muy flojos con cámaras digitales.

Si alguno de ellos os cubre una focal que uséis poco, o en circunstancias esporádicas, os puede cubrir la papeleta sin invertir en objetivos nuevos que pueden ser caros. Es lo que me pasa a mí con el Takumar 35 mm. Para Canon tengo un 28/1,8 y un 40/2,8... además del zoom EF 24-105/4 L USM. Así que lo de comprar el típico 35 mm luminoso al precio que están me daba pereza. Para usos esporádicos en lo que no me valga cualquiera de ellos, los 95 euros del Takumar ya me valen, frente a los 600 euros o más de uno objetivo moderno.

Y por supuesto, siempre se pueden usar creativamente aprovechando sus deficiencias... Eso, a gusto de cada cual.

La Panasonix Lumix G9 y el solapamiento de focales entre objetivos; el tele corto

Os hablé hace unas pocas semanas de mi nueva cámara principal para viajes y otros menesteres, la Panasonic Lumix G9. Como ya comentaba entonces, no esperaba de una cámara digital moderna de cierto nivel otra cosa que no fuera un comportamiento excelente. Y en general así es, siempre desde el punto de vista de que una herramienta fotográfica, por perfeccionada que esté, siempre es una cuestión de compromisos. El compromiso de tener una cámara de alto nivel pero de tamaño contenido, que no pequeña, frente a las grandes réflex que muchos profesionales usan, es el usar un sensor que tiene una cuarta parte del área de aquellas. Eso es importante... para mí, muy muy muy poco. Para otros lo será más. Me la llevé de viaje a Roma, y el resultado es muy satisfactorio. Básicamente, limitado por mi capacidad o incapacidad para aprovechar las capacidades de una cámara que tiene muchas.

Para el viaje me llevé cuatro objetivos. Para los desplazamientos, el compacto Panasonic Lumix G 20/1,7 ASPH. Abulta poco en la bolsa de equipaje. Y si toca hacer alguna foto, es una focal muy todo terreno. Para los paseos por Roma, el Panasonic Leica DG Summilux 15/1,7 con el Olympus M.Zuiko Digital 45/1,8 MSC a mano en el bolsillo o en la bolsa. Dos objetivos extraordinariamente ligeros, con una luminosidad muy favorable, de muy buena calidad de imagen, y que se comen un porcentaje elevadísimo de mis fotos. Si el tiempo es seco y estable, no necesitaría más, realizando un 65 % de las fotos con el 15 mm y un 35 % con el 45 mm, aproximadamente. Pero como anunciaron algún día de lluvia, me llevé también Olympus M.Zuiko ED 12-40/2,8 Pro, un objetivo que no aprecio tanto para viajes ciudadanos por su mayor volumen y peso, pero que cuando llueve, conforma un equipo resistente al agua con la Lumix G9. 

Una vez en casa, y una vez hecho el repaso de los distintos objetivos que puedo utilizar con la cámara, con montura dedicada o a través de un adaptador, he comprobado que de los primeros, los que tienen montura dedicada micro cuatro tercios, hay cuatro que solapan las longitudes focales de alguna forma, aunque pocas veces conviven juntos en la bolsa de trabajo. Estos son por el orden en que llegaron a mi poder:

Panasonic Leica DG Macro-Elmarit 45/2,8 ASPH OIS - Tele corto macro, hasta 1:1 y estabilizado, con lentes asféricas. No lo compré yo, lo he usado durante años, y desde hace unos meses formalmente lo he heredado y lo puedo considerar mío. Cuando fue comprado costaba 900 euros. Hoy se encuentra por poco más de 700 euros.

Olympus M.Zuiko Digital 45/1,8 MSC - Tele corto luminoso. De tamaño muy reducido, de plástico, pero con una óptica notable. Cuando lo compre estaba en torno a los 400 euros, pero ahora se encuentra por debajo de los 300 euros.

Olympus M.Zuiko Digital ED 12-40/2,8 Pro - Objetivo de focal variable y apertura constante. Relativamente voluminoso, de metal, y sellado contra las inclemencias del tiempo. Lo adquirí para usarlo en naturaleza, especialmente con tiempo inestable. Me hizo mucho papel en Islandia y en las Lofoten. Me costó algo más de 900 euros, aunque se puede encontrar en estos momentos algo por debajo de los 800 euros.

Panasonic Lumix G Vario 35-100/4-5,6 ASPH - Telezoom clásico de tamaño muy compacto y muy ligero, estabilizado. Pensado para las minúsculas GM de Panasonic y descendientes. Sorprendentemente nítido para su precio y características. Se vende por 350 euros, pero a mí me costó a penas un 60 % de ese coste. Lo considero un chollo.

Aprovechando que hoy había una tregua en la lluvia y las nubes hacían bonito, me he cogido los cuatro objetivos para ir a dar un amplio paseo después de trabajar y realizar las mismas tomas con los cuatro objetivos en las mismas condiciones. Estas venían determinadas por el Olympus 45 mm.

El diafragma a f/5,6. La focal 45 mm en los dos de focal fija. En el 12-40, la focal a 40 mm. En el 35-100, la focal, a ojo porque no hay marca, a 45 mm. Mido la luz con el 45 mm con programa de prioridad a la apertura, y ajusto el compensador de exposición para un histograma adecuado a la escena. Mantengo esta compensación con los cuatro objetivos. Fotografía la escena con cada uno de ellos, o sea, cuatro veces.

Una cuestión me llama la atención. Todo usan la misma velocidad de obturación, menos el PanaLeica Macro-Elmarit 45/2,8 que sistemáticamente pide una velocidad más lenta en un tercio de paso. Es decir, si la velocidad de la escena con los otros tres es 1/640 segundo, con el PanaLeica ajusta la cámara a 1/500 segundo, ofreciendo la misma luminosidad. Evidentemente, es el objetivo que más luz se "merienda" por el camino. Con menos transmisión de la luz.

Por lo demás... sólo he dedicado ha comparar un ratito los resultados. La impresión general es que los dos objetivos de Olympus ofrecen los resultados más contrastados. El zoom de Olympus tiene un rendimiento del color más cálido. Sí, ya sé, cosas mías, las muestras que estoy poniendo están en blanco y negro, pero es que me gustan más. Sobre el nivel de nitidez de los resultados... no me atrevo a pronunciarme sin un detalle mucho más detallado, y con lupa. Es decir, todo ellos ofrecen resultados buenos.

¿A qué se debe la diferencia de precio? Pues a otras cosas distintas de la calidad óptica. La capacidad macro y el estabilizador del PanaLeica, además de lo que quieran cobrar por ponerle el apellido de los ópticos alemanes. La construcción en metal y sellada contra la intemperie, así como la apertura fija en el zoom de Olympus. Pero si estos elementos no son trascendentes, es evidente que uno puede tener resultados ópticos más que razonables por poco dinero en el ámbito del tele corto en un equipo micro cuatro tercios. Si prima la luminosidad, el Olympus de focal fija es obligatorio. Si quieres un zoom más polivalente, sacrificando la luminosidad, contando con la mejora del rendimiento de los sensores a sensibilidades altas, el modesto zoom de Panasonic es un chollo, como digo. Pues nada. Lo dicho.

No. No voy a decir con que objetivo esta hecha cada foto. A la resolución de una página web no hay nada que comparar ni que diferenciar. Hace falta ampliar en papel a un buen tamaño para apreciar las diferencias.

Voigtländer Snapshot Skopar 25mm f/4 MC - Un buen acompañante moderno para una cámara de hace 60 años o más

No lo uso mucho. Realmente nunca he sido de focales extremas. Por debajo de los 28 mm, en equivalentes al formato 24 x 36, o por encima de los 100 mm de focal, me parecen siempre ya focales especializadas. Poco polivalentes. Y habitualmente me gusta ir con ópticas polivalentes. Dicho lo cual, no serán pocos los que me llevarán la contraria. Y dirán que una focal de 24-25 mm es un angular demasiado frecuente hoy en día para considerarlo fuera de las opciones habituales de cualquier fotógrafo, aficionado o profesional. Es posible. Por otra parte, no siempre pienso en él... y ahí siempre me equivoco, porque lo debería tener más en cuenta como opción.

Adquirí el Snapshot Skopar 24/4 MC de Voigtländer hace ya 15 años, quizá algo más. Recuerdo que en el verano de 2003 ya lo llevé a unas vacaciones por el valle del Dordoña en Francia. Un tiempo atrás había adquirido la Leica CL con su Summicron-40/2 como óptica estándar, y no tardé mucho en adquirir su complementario, el Elmar-C 90/4. Una combinación de cámara y ópticas ideal para ir de viaje, que me ha marcado mucho en años posteriores. Pero a esa combinación le faltaba un gran angular. Y lo más asequible que encontré estaba en determinadas ópticas de Voigtländer, que a pesar de su veterano y prestigioso nombre alemán, estaban y están fabricadas por los japoneses de Cosina.

Como se puede deducir de ese "Snapshot Skopar" del nombre, Cosina no presentó esta óptica con muchas pretensiones. Con una montura de rosca de 39 mm compatible con las Leicas de antes de mediados de los años 50, era utilizable con un adaptador con las posteriores con bayoneta M. Pero con un ligero problema. Esta sencilla óptica no tiene acoplado el sistema de enfoque al telémetro de coincidencia de las cámaras. Hay que enfocarla por estimación. Lo cual no es mucho problema. Con una focal tan corta, la profundidad de campo es amplia. Y una adecuada escala de profundidades de campo ayuda considerablemente a enfocar por zonas. Su rueda de enfoque tiene además un par de clicks señalando las distancias de 1, 1,5 y 3 metros, que señalan con bastante aproximación los modos de retrato y retrato de cuerpo entero para las dos primeras, y la de la hiperfocal a f/8 la tercera. No es exactamente así, pero así funciono las más de las veces. Incluso a su apertura máxima, muy modesta, f/4, es difícil errar el enfoque.

En principio, esa modesta apertura máxima de f/4 es un inconveniente para fotografiar con poca luz. Pero ya hemos dicho que no es un óptica con pretensiones. Es un objetivo para el paisaje, natural o urbano, y para hacer fotografías de recuerdo muy dinámicas cuando vamos por el mundo. Si estamos al aire libre, ajustamos el diafragma a f/8, encajamos el enfoque a 3 metros, y tenemos todo enfocado desde los 1,5 metros hasta el infinito. Ajustamos la velocidad de obturación en función de la luminosidad ambiental y es como dice una cuestión de "snapshot photography". Apuntar, encuadrar y disparar. Con un medio sensible de ISO 400, película o digital, da igual, con sol radiante estamos a 1/1000 s de velocidad de obturación. Si está nublado, 1/500. Si llueve o en la sombra, 1/200. En un bosque no muy cerrado, 1/100 o 1/50. En un interior bien iluminado, 1/30. Y no hemos tocado ni la distancia de enfoque ni el diafragma, y seguimos obteniendo fotografías nítidas. Con una Leica, sin espejos incordiando, he disparado a 1/8 y sigue bastante nítido, aunque no suelo bajar de 1/15 o 1/20.

A algún lector avispado y experimentado en fotografía le habrá extrañado un poco la progresión de velocidades que he mencionado. No es la habitual. Pero es la que aparece en mi Leica IIIf, cámara telémétrica de 1951, que es una cámara con la que he usado mucho esta cámara. Queda un equipo bastante bonito, capaz y ligero. Que incluso se puede introducir en un bolsillo de un chaquetón en invierno. Ideal para pasear por el campo y hacer paisajes. Quizá, lo ideal estéticamente sería buscar un visor de aspecto menos moderno. Pero no está mal.

Cosina también nos hace ver en su deniminación, MC, que es una óptica "multicoated". Es decir, con múltiples revestimientos, para protegerla de los reflejos indeseables y de las pérdidas de contraste, especialmente cuando la luz nos venga de frente. Vamos a ver,... no está al nivel de las ópticas Leica o las Zeiss, pero su construcción es bastante digna. Observares que entre las fotos que presento hay varias en contraluz, con el sol de frente.

Hay que recordar que Cosina también fabrica o ha fabricado las ópticas Zeiss para montura Leica M. Y luego está el hecho de que en ocasiones Cosina ha fabricado versiones MC y SC. Estas últimas, "single coated", para dar un rendimiento más antiguo a las imágenes. El caso es que la calidad de imagen de este pequeñín es bastante notable, aguantando el tipo bien incluso cuando se lo calzas a la exigente Leica ME con su sensor de 18 megapíxeles. Eso sí introduciendo en la cámara un ajuste de óptica muy gran angular, para que haga corrección por firmware de los problemas asociados en un sistema digital con una óptica gran angular de tipo simétrico. Aproximadamente, simétrico. No me voy a poner exquisito con la cuestión del diseño de la óptica.

Os puedo asegurar que no tiene peor rendimiento en nitidez que el EF 28/1,8 de Canon cuando lo calzas en una EOS de formato completo moderna. No ofrece el mismo contraste que las buenas ópticas Leica o Zeiss, pero los resultados son más que honorables.

En la serie de fotografías de hoy, la usé con la Leica IIIf y película Bergger Pancro 400, revelada en TMax Developer 1+9 a 20 ºC durante 9 minutos. Los resultados que podéis ver no son óptimos por dos razones. Esa fórmula de revelado, recomendada en el Massive Dev Chart de Digitaltruth me dejó los negativos infrarrevelados. Y además, la estabilidad dimensional de la Pancro 400 es horrible, y es un verdadero dolor de cabeza digitalizarla en casa de forma digna.

Este objetivo ya no se comercializa. Sé que un tiempo después de adquirir la mía aparecieron versiones con montura de bayoneta M, con el telémetro acoplado, pero con la misma fórmula óptica. Pero ya no aparece en el catálogo de ópticas de Voigtländer. Lo más cercano que aparece es un Color Skopar 21/4 MC para bayoneta M. Ya no hay ópticas para rosca de 39 mm, que en mi caso es un plus preferible.

Es posible utilizarlo también en sistemas sin espejo. Como por ejemplo en mis micro cuatro tercios. Pero ahí presenta pocas ventajas. Se convierte en un estándar poco luminoso... que bueno... Quizá podría tener su interés con una Sony de formato completo, siempre que se le pueda indicar a la cámara que realice correcciones por firmware para una focal muy angular. Si no es así, sólo sería válida para el blanco y negro, o intentar corregir posible viñeteo de color mediante software. Difícil.

Uso poco esta óptica. Pero le tengo cariño, oye.