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De compras veraniegas - focales estándar para sistemas diversos

Cuando salía del cine hace unos días, comentaba con mis amistades que al día siguiente tenía que ir a recoger unos paquetes de Amazon. Ya no los dirijo a casa. Nunca estoy cuando los traen y es un rollo. Así que directamente los dirijo a un establecimiento donde son muy amables y que sin estar cerca de casa, tampoco está lejos, y está muy bien comunicado por transporte público. En esta ocasión tenía dos paquetes para coger. Uno pequeñito, una cuerda para mi ukelele, y otro más grandote, dos objetivos estándar para mis dos sistemas de fotografía digital. En ese momento me di cuenta. Tiendo a comprar la mayor parte de mi equipamiento fotográfico en verano. No sé muy bien porqué.

Panasonic Lumix G 25 mm f/1,7 ASPH

Una amiga me dijo que sería porque en las vacaciones es cuando me doy cuenta que necesito algo. Bien pensado... salvo por un motivo. Cuando no nos amenazan las consecuencias de una pandemia, suelo salir de vacaciones en primavera y en otoño. Así que... Pero lo cierto es que este año sí que he salido en verano. La última semana de julio estuve en Suiza. Tengo que hacer una entrada sobre la parte fotográfica de esas vacaciones. Me llevé como cámara principal la Panasonic Lumix G100, porque tenía la G9 en el servicio de reparación, y como secundaria, con película negativa en blanco y negro, Ilford XP2 Super 400, la pequeñita Minox 35 GT-E. Y ciertamente, la decisión de comprar de este año está influida por ese viaje.

Panasonic Lumix G 25 mm f/1,7 ASPH

Veamos. La Minox tiene una óptica fija de 35 mm de focal; es lo que hay, si lo quieres lo tomas, y si no, lo dejas. Con la Lumix G100 me llevé una panoplia de objetivo para combinar según lo que fuéramos hacer en cada jornada. Si esta era de visitas fundamentalmente urbanas, tres focales fijas, muy ligeras pero luminosas, el Venus Laowa 7,5 mm f/2, el Panasonic Leica DG Summilux 15 mm f/1,7 ASPH y el Olympus 45 mm f/1,8. Con una mochila discreta, urbanita, puedo ir discretamente paseando por cualquier ciudad. Falta una óptica estándar.

Panasonic Lumix G 25 mm f/1,7 ASPH

Si la jornada está en la naturaleza, y en Suiza hay muchos alpes, son también tres objetivos, pero uno de focal variable y mas grandote, el 7,5 mm y el 15 mm ya mencionados y el Panasonic Lumix G Vario 35-100 mm f/2,8 OIS ASPH II. Este último es una delicia de utilización. En otras ocasiones me he llevado también como focal estándar el Panasonic Lumix G 20 mm f/1,7. Pero esta focal está muy cerca del Summilux 15 mm, que es mucho mejor ópticamente, aunque el 20 mm esté bastante bien. Así que me lo dejé. Pero la cuestión es que eché de menos una focal estándar. Y empecé a darle vueltas a que necesito un 25 mm, aunque sea económico, pero capaz, para las micro cuatro tercios.

Panasonic Lumix G 25 mm f/1,7 ASPH

Contemple la posibilidad de llevar al viaje, en lugar del equipo micro cuatro tercios, la Canon EOS RP. En ese caso, hubiera llevado sólo dos objetivos. O el Tamron 35 mm f/1,8, estabilizado, o el Canon EF 50 mm f/1,4, con un diseño ya muy anticuado para usar con digital. Ambos son mucho más grandotes que los objetivos micro cuatro tercios, especialmente el Tamron. Y además, necesitan un adaptador para usar con la cámara, por ser monturas EF, lo que los hace todavía más voluminosos. Como focal variable para las jornadas alpinas hubiera optado por el Canon EF 24-105 mm f/4 L IS USM. También muy luminoso y necesitado del adaptador. Los resultados hubieran sido buenos... pero a pesar de ser sólo dos objetivos, hubiera sido un equipo más voluminoso y pesado que el de cuatro objetivos que me he llevado.

Canon RF 50 mm f/1,8 STM

Así que a la vuelta, miré las opciones, y decidí comprar, con buenos precios, los dos "nifty fifty" de ambos sitemas. El Panasonic Lumix G 25 mm f/2,7 para el micro cuatro tercios y el Canon RF 50 mm f/1,8 STM para la Canon. Ambos con precios en torno a los 200 euros o menos. Ambos con una construcción sencilla, pero de razonable buena calidad, y buenas prestaciones en lo que es la óptica. Las fotografías que muestro en esta entrada son de las pruebas que he hecho esta semana cuando los recibí.

Canon RF 50 mm f/1,8 STM

Del Lumix 25 mm no voy a hablar mucho. Es muy sencillo de diseño, se usa con facilidad, y tiene un generoso aro de enfoque que se puede usar en cualquier momento para corregir el enfoque automático. Sin nada más que hacer o configurar. Tiene un factor de ampliación de sólo 0,14x, pero con el factor de recorte del sensor, lo que ve este objetivo a su mínima distancia de enfoque es lo mismo que un objetivo de formato completo con un factor de ampliación de 0,28x. Así que, bastante conveniente.

Canon RF 50 mm f/1,8 STM

El Canon RF 50 mm f/1,8 STM convierte la EOS RP en una cámara mucho más ligera. Tiene buena calidad óptica. Un factor de ampliación de 0,25x, mucho más favorable que los 50 mm que tenía hasta el momento, ambos nuevos objetivos ven muy parecido a corta distancia. Y tiene un aro polivalente, con un selector de función. En una posición, sirve de aro de enfoque. Pero en la configuración por defecto de la cámara, en posición de enfoque automático, no hace nada. Hay que cambiarlo a la posición de enfoque manual, que ha de hacerse a través del uso de menús. Tengo que configurar algún botón para este cambio. Se puede configurar el aro para que pueda funcionar como cualquier objetivo que permite la corrección del enfoque en posición autofoco. Pero no es nada intuitiva. Ya lo he hecho y funciona bien.

Canon RF 50 mm f/1,8 STM

Los de Canon siguen haciendo buenos productos, pero se les va la cabeza a la hora de configurarlos. Las opciones por defecto de este equipo son absurdas. Hay una serie de parámetros que debe ser fácil controlar en cualquier cámara; sensibilidad ISO, velocidad de obturación, apertura del diafragma, compensador de exposición y enfoque. Disparando en RAW, casi todo lo demás lo puedes modificar en postproducción. Y estos controles deben ser fáciles de usar e inmediatos. Porque hacen tan difícil el enfoque manual los de Canon con esta cámara... sencillamente no lo entiendo. Pero una vez configurado todo como debería ser de entrada... va muy bien. Estoy considerando llevármelo a Copenhague dentro de unas pocas semanas, en una escapada de fin de semana largo que vamos a hacer. Ya os contaré.

Canon RF 50 mm f/1,8 STM

Voigtländer Snapshot-Skopar 25/4 MC, nuevamente en funcionamiento - Leica M6 y Kodak Portra 400 a IE 200

Hace casi veinte años, cuando compré en Huesca, en la feria de material fotográfico clásico y de ocasión que se organizaba en el marco de Huesca Imagen, en la antigua iglesia desacralizada de las Capuchinas en el Coso Alto, una Leica CL con su Leitz Summicron-C 40 mm f/2. Tanto me gustó el chisme, le saqué bastante partido hasta que me pasé a lo digital, que también me agencié el teleobjetivo corto dedicado para esta cámara, Elmar-C 90 mm f/4. Ambos objetivos Leitz van muy bien con cámaras para película tradicional y no desmerecen con cámaras digitales, aunque en este caso, especialmente con Elmar-C que tiene una fórmula óptica muy sencilla, conviene diafragmar y no usar a su máxima apertura.

Cuando vi que era una cámara que iba a sustituir a mi pesada Canon EOS 100 con sus objetivos zoom para los viajes, constaté que me vendría bien un gran angular. Y en aquellos momentos Cosina estaba lanzando al mercado, bajo marca Voigtländer, una serie de objetivos con monturas de rosca compatible con la Leica 39 mm, que con un adaptador funcionaban igualmente bien con la cámaras con montura Leica M. Fuesen estas Leicas o las Bessa que Cosina lanzaba al mercado bajo la marca Voigtländer, o la Konica Hexar RF, o la Zeiss Ikon ZM, probablemente fabricada también por Cosina, como los objetivos Zeiss ZM con montura Leica M, que eran las cámaras para película tradicional que a principios de los años 2000 había en el mercado. Los Voigtländer, o Voigtlaender si no quieres usar la diéresis, eran los más económicos. Todavía se fabrican hoy, y tenían prestaciones bastante honorables.

Yo compré el Voigtländer Snapshot-Skopar 25/4 MC, un minúsculo gran angular, con una focal muy apropiada para complementar a los anteriores. Sólo le encuentro dos pegas a este pequeño objetivo. Una, que no su mecanismo de enfoque no está acoplado al telémetro de las cámaras, y por lo tanto es necesario enfocar por estimación o por zonas usando su escala de profundidades de campo. Dado que se trata de un gran angular muy amplio, es muy sencillo hacerlo así; sólo hay que recordarlo antes de hacer la foto. La otra es que necesita un visor externo. Que no está mal, aunque es perfectible. Y que introduce un error de paralaje entre el encuadre y la foto relativamente importante. Venía en un estuche muy majo.

Hace unos meses el visor se me cayó y se quebró la lente frontal del mismo. Hace unas semanas busqué en tiendas de segunda mano y en eBay un sustituto, y al final lo encontré en un vendedor de Japón por eBay. Aun con el gasto de la aduana, sale más barato que las ofertas disponibles en Europa. Y si un vendedor japonés dice que el objeto está en buen estado y lo describe, suele ser más honesto que un vendedor europeo, que es demasiado "optimista" sobre el buen estado del objeto que vende. Al menos, esa es mi experiencia. Cuando me llegó, monté el Snapshot-Skopar sobre la Leica M6, con el nuevo visor, y salí a dar un paseo una tarde de sábado que tuvo una luz muy agradable.

Para hacer las fotos usé un rollo de Kodak Portra 400, de los que me caducan en septiembre. Como iba a tener luz de sobra, lo ajusté a IE 200. Como esa misma mañana había terminado de exponer el rollo de Kodak ProImage 100 que usé para probar el anillo de extensión para la Nikomat, recibir al mismo tiempo los resultados de ambos rollos, me ha servido también para comparar el rendimiento de ambas películas, en condiciones de toma similares. No iguales, pero muy similares. Decir que el visor que me ha llegado es esencialmente igual que el que se quebró, menos en un detalle. No dispone de las líneas brillantes para corrección del paralaje. Supongo que es alguna medida para economizar gastos que introdujo Cosina en estos últimos veinte años. Se nota esta falta. Y alguna foto me ha resultado afectada en su composición por el error de paralaje.

En cuanto al rendimiento de ambas películas... dos cuestiones se constatan en seguida. La Kodak ProImage 100 es claramente una película bastante más saturada que la Kodak Portra 400. Más si la Portra 400 se expone a IE 200, o sea, se sobreexpone un paso. Al sobreexponer la película en color, el resultado es menos saturado. Pero también hay que decir que los colores y el aspecto general de la imagen es más natural con la Portra 400. Lo cual no es ni bueno ni malo; es algo que debe conocer el fotógrafo para saber cómo elegir la película más adecuada a los resultados que pretenda. La otra cuestión que queda clara es que la Kodak Portra 400 a IE 200 tiene un grano menos aparente que la Kodak ProImage 100. Si queremos una película saturada con grano más fino, tendremos que optar por la Kodak Ektar 100. Obviamente, la Portra 400 y la Ektar 100 son más caras que la ProImage 100. Globalmente, yo no desdeñaría el uso de la ProImage 100 aunque el grano se vea un poquito más. Probablemente, en la práctica, en copias impresas, apenas se note la diferencia.

Y hasta aquí os puedo decir.

Voigtländer Snapshot Skopar 25mm f/4 MC - Un buen acompañante moderno para una cámara de hace 60 años o más

No lo uso mucho. Realmente nunca he sido de focales extremas. Por debajo de los 28 mm, en equivalentes al formato 24 x 36, o por encima de los 100 mm de focal, me parecen siempre ya focales especializadas. Poco polivalentes. Y habitualmente me gusta ir con ópticas polivalentes. Dicho lo cual, no serán pocos los que me llevarán la contraria. Y dirán que una focal de 24-25 mm es un angular demasiado frecuente hoy en día para considerarlo fuera de las opciones habituales de cualquier fotógrafo, aficionado o profesional. Es posible. Por otra parte, no siempre pienso en él... y ahí siempre me equivoco, porque lo debería tener más en cuenta como opción.

Adquirí el Snapshot Skopar 24/4 MC de Voigtländer hace ya 15 años, quizá algo más. Recuerdo que en el verano de 2003 ya lo llevé a unas vacaciones por el valle del Dordoña en Francia. Un tiempo atrás había adquirido la Leica CL con su Summicron-40/2 como óptica estándar, y no tardé mucho en adquirir su complementario, el Elmar-C 90/4. Una combinación de cámara y ópticas ideal para ir de viaje, que me ha marcado mucho en años posteriores. Pero a esa combinación le faltaba un gran angular. Y lo más asequible que encontré estaba en determinadas ópticas de Voigtländer, que a pesar de su veterano y prestigioso nombre alemán, estaban y están fabricadas por los japoneses de Cosina.

Como se puede deducir de ese "Snapshot Skopar" del nombre, Cosina no presentó esta óptica con muchas pretensiones. Con una montura de rosca de 39 mm compatible con las Leicas de antes de mediados de los años 50, era utilizable con un adaptador con las posteriores con bayoneta M. Pero con un ligero problema. Esta sencilla óptica no tiene acoplado el sistema de enfoque al telémetro de coincidencia de las cámaras. Hay que enfocarla por estimación. Lo cual no es mucho problema. Con una focal tan corta, la profundidad de campo es amplia. Y una adecuada escala de profundidades de campo ayuda considerablemente a enfocar por zonas. Su rueda de enfoque tiene además un par de clicks señalando las distancias de 1, 1,5 y 3 metros, que señalan con bastante aproximación los modos de retrato y retrato de cuerpo entero para las dos primeras, y la de la hiperfocal a f/8 la tercera. No es exactamente así, pero así funciono las más de las veces. Incluso a su apertura máxima, muy modesta, f/4, es difícil errar el enfoque.

En principio, esa modesta apertura máxima de f/4 es un inconveniente para fotografiar con poca luz. Pero ya hemos dicho que no es un óptica con pretensiones. Es un objetivo para el paisaje, natural o urbano, y para hacer fotografías de recuerdo muy dinámicas cuando vamos por el mundo. Si estamos al aire libre, ajustamos el diafragma a f/8, encajamos el enfoque a 3 metros, y tenemos todo enfocado desde los 1,5 metros hasta el infinito. Ajustamos la velocidad de obturación en función de la luminosidad ambiental y es como dice una cuestión de "snapshot photography". Apuntar, encuadrar y disparar. Con un medio sensible de ISO 400, película o digital, da igual, con sol radiante estamos a 1/1000 s de velocidad de obturación. Si está nublado, 1/500. Si llueve o en la sombra, 1/200. En un bosque no muy cerrado, 1/100 o 1/50. En un interior bien iluminado, 1/30. Y no hemos tocado ni la distancia de enfoque ni el diafragma, y seguimos obteniendo fotografías nítidas. Con una Leica, sin espejos incordiando, he disparado a 1/8 y sigue bastante nítido, aunque no suelo bajar de 1/15 o 1/20.

A algún lector avispado y experimentado en fotografía le habrá extrañado un poco la progresión de velocidades que he mencionado. No es la habitual. Pero es la que aparece en mi Leica IIIf, cámara telémétrica de 1951, que es una cámara con la que he usado mucho esta cámara. Queda un equipo bastante bonito, capaz y ligero. Que incluso se puede introducir en un bolsillo de un chaquetón en invierno. Ideal para pasear por el campo y hacer paisajes. Quizá, lo ideal estéticamente sería buscar un visor de aspecto menos moderno. Pero no está mal.

Cosina también nos hace ver en su deniminación, MC, que es una óptica "multicoated". Es decir, con múltiples revestimientos, para protegerla de los reflejos indeseables y de las pérdidas de contraste, especialmente cuando la luz nos venga de frente. Vamos a ver,... no está al nivel de las ópticas Leica o las Zeiss, pero su construcción es bastante digna. Observares que entre las fotos que presento hay varias en contraluz, con el sol de frente.

Hay que recordar que Cosina también fabrica o ha fabricado las ópticas Zeiss para montura Leica M. Y luego está el hecho de que en ocasiones Cosina ha fabricado versiones MC y SC. Estas últimas, "single coated", para dar un rendimiento más antiguo a las imágenes. El caso es que la calidad de imagen de este pequeñín es bastante notable, aguantando el tipo bien incluso cuando se lo calzas a la exigente Leica ME con su sensor de 18 megapíxeles. Eso sí introduciendo en la cámara un ajuste de óptica muy gran angular, para que haga corrección por firmware de los problemas asociados en un sistema digital con una óptica gran angular de tipo simétrico. Aproximadamente, simétrico. No me voy a poner exquisito con la cuestión del diseño de la óptica.

Os puedo asegurar que no tiene peor rendimiento en nitidez que el EF 28/1,8 de Canon cuando lo calzas en una EOS de formato completo moderna. No ofrece el mismo contraste que las buenas ópticas Leica o Zeiss, pero los resultados son más que honorables.

En la serie de fotografías de hoy, la usé con la Leica IIIf y película Bergger Pancro 400, revelada en TMax Developer 1+9 a 20 ºC durante 9 minutos. Los resultados que podéis ver no son óptimos por dos razones. Esa fórmula de revelado, recomendada en el Massive Dev Chart de Digitaltruth me dejó los negativos infrarrevelados. Y además, la estabilidad dimensional de la Pancro 400 es horrible, y es un verdadero dolor de cabeza digitalizarla en casa de forma digna.

Este objetivo ya no se comercializa. Sé que un tiempo después de adquirir la mía aparecieron versiones con montura de bayoneta M, con el telémetro acoplado, pero con la misma fórmula óptica. Pero ya no aparece en el catálogo de ópticas de Voigtländer. Lo más cercano que aparece es un Color Skopar 21/4 MC para bayoneta M. Ya no hay ópticas para rosca de 39 mm, que en mi caso es un plus preferible.

Es posible utilizarlo también en sistemas sin espejo. Como por ejemplo en mis micro cuatro tercios. Pero ahí presenta pocas ventajas. Se convierte en un estándar poco luminoso... que bueno... Quizá podría tener su interés con una Sony de formato completo, siempre que se le pueda indicar a la cámara que realice correcciones por firmware para una focal muy angular. Si no es así, sólo sería válida para el blanco y negro, o intentar corregir posible viñeteo de color mediante software. Difícil.

Uso poco esta óptica. Pero le tengo cariño, oye.