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Objetivos de enfoque manual + Panasonic Lumix G9

Como era previsible, la cámara que adquirí hace unas semanas como nueva cámara digital principal de mi equipo, especialmente para viajes, la Panasonic Lumix G9, se ha mostrado una cámara muy competente, a la que me costará extraer todas sus posibilidades puesto que sus especificaciones en determinados aspectos están por encima de mis necesidades. Como sucede la mayor parte de las veces con las cámaras que uno compra.

Tras usarla durante unas semanas para familiarizarme con ella, y especialmente durante el breve viaje a Roma en semana santa, decidí probarla con distintos objetivos de enfoque manual.

OBJETIVO OJO DE PEZ

Entendámonos, no dispongo de un objetivo ojo de pez en toda regla. Dispongo de la modesta "galleta" de plástico de Olympus 9 mm f/8 Fisheye Body Cap, con sus tres posiciones de enfoque, infinito, hiperfocal y 20 cm, y su ángulo de visión modesto para ser un ojo de pez de 140º. Pero con la distorsión y la estética propia de los ojos de pez. Por si alguno no lo recuerda, me lo traje de Japón en 2014, y lo uso muy poco, pero alguna vez me ha proporcionado alguna foto interesante.

Si no lo amplías en exceso, cuidas la escena que escoges y, en ocasiones, corriges algo en el procesado la curvatura cuando esta es molesta, los resultados son curiosos. Como se puede observar en alguna de las escenas que tomé en una tarde de nubes y claros, con algún arcoiris eventual por los chaparrones dispersos.

Pero una cuestión debe quedar clara, la nitidez, la definición óptica de este chisme está por debajo de lo que sería exigible en un objetivo mínimamente serio. De todos modos, nos puede servir para estimar el comportamiento de los ojos de pez con esta cámara.

Objetivos muy apropiados para retratos, como podéis ver, lo mas propio es utilizarlos en la distancia hiperfocal. Dado que la profundidad de campo es enorme, es una forma de olvidar un problema. No obstante, gracias al resaltado de los bordes que ofrece la cámara cuando se usa en modo de enfoque manual, se puede usar cómodamente a la distancia más corta de 20 cm, en la que no conseguiremos que toda la escena esté enfocada.

Ya he dicho que eventualmente, se puede intentar corregir mediante software en el procesado digital la distorsión curva de los extremos del campo. Y de esta forma conseguir el efecto de un gran angular extremo rectilinear. Procesado con Adobe Lightroom, el grado de corrección que ofrece este programa no es suficiente para corregirlo de forma completa en un paso, por lo que hay que hacerlo generando nuevos ficheros de imagen, corrigiéndolo en varios pasos. O bien, utilizar un programa similar al Affinity Photo que uso yo, otros usarán Adobe Photoshop u otros, y hacerlo en un paso. No queda mal. Comparemos imágenes.

Como veis, la pérdida de información no es grande, y se pierde sobre todo por la parte superior e inferior. Y obtenemos una visión gran angular amplia. Eso sí, los 20 megapíxeles de los que partíamos quedan reducidos a unos 8 megapíxeles, tras la corrección completa. Pero no nos engañemos. La flojedad de este objetivo, o juguete, es tal, que eso no afecta gravemente en este caso a la pérdida de información real en la imagen. Con otros objetivos ojo de pez de buena calidad, sí que habrá sacrificio de información. Por lo tanto, véase como solución de emergencia. No puede sustituir a un gran angular rectilinear digno de mención, salvo en un uso esporádico.

Pero bueno, aquí queda la experiencia para quien interese.

OBJETIVO HELIOS 44-2 58 MM F/2

Probablemente uno de los objetivos más fabricados de la historia, esta soviética copia de los Biotar de idéntica focal y apertura de Carl Zeiss Jena, fabricado por millones y millones en distintas declinaciones, tiene una característica clave. Si la copia de la que dispones está decentemente fabricada, no va mal. Pero es tener suerte dados (los ausentes) controles de calidad de la fabricación soviética.

Mi copia, que me costó tirada de precio, tiene la popular montura de rosca M42, y con un adaptador se puede usar con la mayor parte de las cámaras de objetivos intercambiables sin espejo.

Claro, los 58 mm de la focal, que en el formato estándar de película de 35 mm corresponde a un objetivo normal un poco largo, para el formato micro cuatro tercios se convierten en un teleobjetivo corto que casi entra en el terreno de los teleobjetivos medios.

Lo estuve usando durante una mañana en el Parque Grande de Zaragoza sin muchos problemas. Como digo, el resaltado de los bordes enfocados cuando la Lumix G9 se usa en enfoque manual ayuda notablemente a conseguir resultados nítidos. Una lente de aproximación mejora las capacidades del objetivo a la hora de hacer fotografía de aproximación, y el desenfoque cuando la aproximación es importante es muy armónico y placentero. El sistema de estabilización óptica, que te pide que introduzcas la focal del objetivo cuando no la detecta automáticamente, permite fotos nítidas sin problemas.

Cuando nos separamos un poco del sujeto, especialmente si diafragmamos para conseguir una adecuada profundidad de campo, las fuentes puntuales de luz del fondo presentan formas poligonales, con los nueve lados correpondientes a las nueve palas del diafragma.

Dando por hecho que la nitidez del objetivo no puede igualar a los actuales, puede ser divertido su uso en determinadas circunstancias.

OBJETIVO ASAHI PENTAX TAKUMAR S.M.C. 35 MM F/2

Otro objetivo para montura de rosca M42, pero con un pedigrí mucho más respetable, ya que esta versión "super-multi-coated" estaba llamada a competir con los distagones de la misma focal de Carl Zeiss. De la chachi, la de la Alemania Occidental, no los más simplones de Jena, en la Oriental. Este objetivo lo compré para un uso esporádico con la Canon EOS 5D Mark II. Veamos un par de ejemplos reciente con esta cámara.

Con más de 45 años a sus espaldas, no es rival para los objetivos modernos, pero diafragmado a f/8, que puede ser una apertura adecuada de trabajo para estos objetivos, da un resultado muy respetable. Los más observadores notaran un cierto tono cálido en estas dos imágenes. Recordemos que algunos objetivos Takumar llevaban lentes fabricadas con vidrios con tierras radioactivas. Nada peligroso para la salud; pueden generar un cierto amarilleo con el tiempo. Se puede corregir sin problemas cuando trabajas en digital, aunque a mi me gusta dejar un poquito del tono cálido en la imagen. El contraste general de la imagen suele ser más suave que en objetivos modernos, pero bueno.

En la festividad del Primero de Mayo, antes de acudir a una comida familiar, se lo calcé con el adaptador correspondiente a la Lumix G9, con lo que queda un objetivo que en lugar de ser un angular moderado como está pensado, funciona como un tele cortito. Equivalente a un 70 mm en formato completo.

Lo usé de vez en cuando ese día con el diafragma completamente abierto, y ahí si que se nota la antigüedad de la óptica, que no siempre se lleva bien con la elevada densidad de píxeles del sensor de la G9. Aproximadamente el mismo número de píxeles que en la 5D Mark II, pero en la cuarta parte de superficie. Aunque con ocho años de diferencia en la concepción del captor de imagen.

Como en el caso de la réflex de Canon, si se diafragma el objetivo la cosa mejor mucho. Ya se decía hace décadas, cuando lo que predominaba era la película de 35 mm, que no hay objetivo que diafragmado a f/8 diese malos resultados. Pues eso. En este caso no cierro tanto el objetivo, me suelo parar en torno a f/5,6, para evitar el efecto de la difracción en un captor de imagen más reducido.

Pero bueno, también tiene su gracia... ¿no os parece? Eso sí, una advertencia. En este paseo, en una ocasión el resaltado de bordes en enfoque manual me jugó una mala pasada. En una escena con un contraste muy elevado entre las zonas oscuras y las zonas claras de la imagen, un contraluz a todo los efectos, me apareció el resaltado en los bordes cuando estos no estaban realmente enfocados, y la imagen se arruinó. Os la muestro.

Queda claro que el resaltado de los bordes, o "focus peaking" que dicen los modernos, está muy bien, pero es una ayuda. No es definitivo.

Resumen de todo lo visto,... En primer lugar, ningún objetivo de antaño os va a dar la misma calidad de imagen que un objetivo moderno dedicado al sistema. No estaban diseñados para el uso con captores digitales, y las limitaciones de la física hacen que objetivos buenos o muy buenos para el uso con película son flojos o muy flojos con cámaras digitales.

Si alguno de ellos os cubre una focal que uséis poco, o en circunstancias esporádicas, os puede cubrir la papeleta sin invertir en objetivos nuevos que pueden ser caros. Es lo que me pasa a mí con el Takumar 35 mm. Para Canon tengo un 28/1,8 y un 40/2,8... además del zoom EF 24-105/4 L USM. Así que lo de comprar el típico 35 mm luminoso al precio que están me daba pereza. Para usos esporádicos en lo que no me valga cualquiera de ellos, los 95 euros del Takumar ya me valen, frente a los 600 euros o más de uno objetivo moderno.

Y por supuesto, siempre se pueden usar creativamente aprovechando sus deficiencias... Eso, a gusto de cada cual.

De compras en Kioto; la "tapita" de Olympus ojo de pez

Vuelvo a escribir en este sitio dedicado a mi afición a la fotografía y otras artes visuales, tras unas semanas de interrupción debido a mis vacaciones. Vacaciones que he pasado en JAPÓN, donde no dejé de "ir de tiendas" de fotografía, aunque limité mis adquisiciones a piezas que tuvieran algún sentido en mi arsenal fotográfico.

Y nada más llegar a Kioto, entramos a curiosear en la sucursal de los grandes almacenes YODOBASHI CAMERA (en japonés), que estaban muy próximos a la estación principal de ferrocarril y al hotel en el que estábamos alojados. Y allí vi un objeto que ya me había llamado la atención y que acabé comprando, sobretodo por el precio, descontando los impuestos por ser turista, me parecía razonable para los fines que ha mí me interesaban.

Se trata de la OLYMPUS BODY CAP LENS 9 MM F/8 FISH-EYE. Este es un accesorio de plástico que funciona como una tapa para un cuerpo de cámara micro cuatro tercios, pero que incluye un sistema de lentes que funciona como un objetivo ojo de pez de 9 mm de focal, y de apertura fija f/8. Ya tenía el chisme similar de 15 mm de focal, que en ocasiones en usado con un sentido lúdico. Pero pienso que este nuevo accesorio podría tener más sentido.

Veamos unas imágenes del accesorio montado sobre la OLYMPUS OM-D E-M5, que es la cámara que habitualmente llevo de viaje.

Como veis, el chisme no abulta casi nada, por lo que es ideal para transportar el equipo. Permite organizarlo mejor en la bolsa. Y si surge una ocasión, permite hacer una fotografía. Aunque con el carácter de los objetivos ojos de pez, del que voy a hablar ahora.

Supongo que sabréis que los objetivos ojo de pez son aquellos, generalmente de corta focal, grandes angulares extremos, que no están corregidos para conseguir que las líneas rectas aparezcan como tales en la imagen fotográfica. Como consecuencia, tienen ángulos de visión muy amplios, en este caso de 140º, y la geometría aparece fuertemente distorsionada. Veamos un ejemplo típico en un fotografía tomada en el santuario YASAKA de KIOTO.

Hay quien se entusiasma con este tipo de imágenes. Pero lo cierto es que, aunque son indudablemente muy dinámicas, a mi me cansan enseguida. Motivo por el cual hasta el momento no me había decantado por incluir un objetivo ojo de pez en mi equipo. Aunque no son enormemente caros, su coste no me merecía la pena para el escaso uso que probablemente le iba a dar. Es cierto que pueden tener un uso lúdico que en ocasiones permita obtener imágenes más o menos informales, y puede ser divertido. También puede ser utilizado con criterio para acentuar el grafismo de un imagen. A fin de cuentas, el interés de la imagen siempre va a depender en gran medida de la intención y el saber del fotógrafo.

Con un ángulo de visión tan grande, uno puede permitirse tomar imágenes como la siguiente obtenida ante la gran TORII del santuario de ITSUKUSHIMA en la isla de MIYAJIMA, estando prácticamente encima de los protagonistas de la misma, sin que se percaten de que son ellos el objeto de la fotografía.

Como ya digo, para mí, cuando se abusa de este tipo de imágenes deformadas, uno se cansa enseguida de las mismas. Sin embargo, un gran angular de estas características, tan amplio, puede venir bien para fotografiar paisajes, espacialmente cuando la capacidad para recular es escasa. El primer problema en la composición que hay que tener en cuenta es que cualquier línea recta que no esté en el centro horizontal o vertical de la imagen aparecerá distorsionada. Por lo tanto, la línea del horizonte hay que tener mucho cuidado de cómo se sitúa y cómo se compone alrededor de ella.

Veamos dos ejemplos. En el primero, volvemos a la majestuosa TORII de ITSUKUSHIMA, en el momento de la marea baja, rodeada de algo de agua y de los limos que son cubiertos cuando la marea sube. El horizonte está claramente curvado, pero la imagen se sostiene relativamente por las cadenas de montes que aparecen en el fondo de la fotografía.

En el segundo, estamos ante la cúpula de la bomba atómica en HIROSHIMA. En este caso, el edificio principal, en la vertical central de la fotografía, y el horizonte en la línea central de la dimensión más amplia del fotograma. También hay distorsión que se aprecia en el césped del primer plano. Pero con la abundancia de formas orgánicas de la escena, el conjunto queda relativamente natural, no muy alejado de lo que podríamos obtener con otros grandes angulares.

Definitivamente, en la naturaleza, cuando hay carencia de líneas rectas y estamos en entornos de carácter muy orgánico, la distorsión de la imagen puede pasar muy desapercibida, y estamos ante un objetivo gran angular con tres posiciones de enfoque. A infinito, en la posición hiperfocal, y enfoque de cercanía a 20 cm. Se puede poner en posiciones intermedias, si dispones de un visor que permita afinar el enfoque y tener cuidado. La cuestión es que los límites para su uso están en la creatividad del fotógrafo.

Veamos dos ejemplos, uno en los montes de ARASHIYAMA en KIOTO, y el otro en los santuarios del MONTE MISEN de la isla de MIYAJIMA.

Con el ángulo de visión de 140º, la cámara estaba casi en la nariz del malhumorado KAMI. En fin, no nos olvidemos de señalar las limitaciones del objetivo. Ya hemos comentado con amplitud la particular estética que proporciona. A mi me costó una cantidad de yenes que al cambio equivale apenas a 60 euros. Por ese dinero, uno no puede esperar una calidad óptica extrema. Así que hay que olvidarse de hacer grandes ampliaciones para exposición de fotografías de paisajes. Pero sí que algunas de estas imágenes lucirán bien en las páginas de mi futuro libro de fotografías del viaje a un tamaño que puede rondar el DIN A-4 o un poco menos. Además, con una apertura fija a f/8, en situaciones de luz escasa necesitas un trípode o subir de sensibilidad ISO. Es cierto que con el estabilizador de la EM-5 se puede disparar la fotografía a velocidades de obturación muy bajas, pero... Y bueno, es un aparato de plástico, que no tiene las limitadas tolerancias de un objetivo de calidad, por lo que su manejo siempre es muy aproximativo. Es un aparato lúdico, eventualmente útil, pero no sustituirá nunca realmente ni a un objetivo ojo de pez de calidad, ni a un objetivo gran angular extremo de calidad.

Pero nos podemos divertir con él. Y así lo haremos. De momento, imitaremos al gran KATSUSHIKA HOKUSAI, y nos despediremos con una vista desde el MONTE TENJO en KAWAGUCHIKO del majestuoso MONTE FUJI. O FUJISAN en japonés, nunca FUJIYAMA como popularmente se le conoce en este país.