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Pinhole Pro - la fotografía estenopeica al alcance de cualquier cámara de objetivos intercambiables... ¿o no?

Desde hace un par de años hago de vez en cuando mis pinitos en fotografía estenopeica. Pinhole que dicen los modernos. Ya sabéis, aquella en la que se prescinde de objetivos con lentes y el sistema óptico se reduce al reducido orificio, estenopo, a través del cual desde hace siglos se conoció el principio de la cámara oscura. Si el estenopo es suficiente reducido, fino, podemos proyectar una imagen nítida en la pared opuesta de una cámara oscura. Si esta tiene un material fotosensible, podremos hacer una fotografía.

La fórmula más habitual para practicar este tipo de película es fabricarse sus propias cámaras con cajas o latas desecho. Y a partir de ahí, echarle imaginación e innovación. Imaginar la imagen final y construir la cámara de acuerdo a lo pretendido. Pero como no soy especialmente habilidoso con las manos, he buscado siempre alternativas comerciales que me resultaran atractivas. Alguna de ellas me gustan mucho. E incluso he hecho mis pinitos con procedimientos especiales.

Hace unos meses me enteré del proyecto Thingyfy Pinhole Pro, y me apunté...

Como podéis ver en las imágenes, se trata de un objetivo sin lentes, con un sistema de selección de estenopos con distintos diámetros, que van desde los 0,85 mm a los 0,1 mm, garantizando distintos grados de nitidez en la imagen. Se podía elegir la montura del objetivo; el mío es de montura Pentax K, que me permite usarlo en cámaras tanto digitales como para película tradicional. Con esa montura original, o a través de adaptadores. En la fotografía lo podéis ver montado sobre la Pentax K-S1, modesta cámara digital que compré en un outlet por muy poco dinero y que uso principalmente para macrofotografía con el SMC-A 100/4 Macro de los años 80 del siglo XX.

Alguna fotografía realizadas con esa cámara y el Pinhole Pro, que discutiré un poco más adelante.

El precio del objetivo a través de la campaña de financiación colectiva era barato. Poco más de 40 euros. Pero como viene de China, hay que sumar un 21% de IVA que te cobran en las aduanas más los 15 euros que te sopla FEDEX por los gastos administrativos. Es decir, aproximadamente, un 60% más del precio. Más los gastos de transporte... Haceos a la idea.

Este chisme los fabrica Thingyfy, que es una empresa cuyo interés es convertir en objetos materiales y vendibles ideas o diseños que si no tendrían pocas oportunidades en salir al mercado. La sensación es que poco más o menos se estrenan con este proyecto.

Empezaré a ilustrar el artículo con fotografías realizadas con la Pentax MX y película Fomapan 100.

El objetivo está fabricado en metal, pero tiene unos acabados un tanto toscos. Da la impresión de solidez, pero de terminación mejorable. La rueda de selección de estenopos no tiene las necesidades de precisión de una rueda de diafragmas en un objetivo al uso, pero tiene un bailoteo y una falta de solidez en los ajustes que no te da mucha confianza. Y sinceramente, en el caso de mi ejemplar la apertura de 0,1 mm no va bien. Viene, como es normal, con tapas delantera y trasera, y un filtro tipos Skylight de rosca de 58 mm, necesario para proteger los sensores digitales de la entrada de polvo.

He de decir que en estos, con diafragmas tan pequeñitos, cualquier mota de polvo depositada sobre ellos que pasaría desapercibida en condiciones normales se ve perfectamente nítida, por lo que es necesario hacer una larga y tediosa labor de retoque para obtener una fotografía presentable. Este problema no sucede con la película tradicional. Ya adelanto que recomiendo utilizar estos objetivos con este medio sensible.

Cuando tienes una variedad de estenopos para elegir, tienes que decidir cual consideras el óptimo para tomar las fotografías. Si utilizas uno con un diámetro demasiado amplio, la imagen aparece insuficientemente enfocada, muy poco nítida. Pero si utilizas un diámetro demasiado pequeños, un estenopo demasiado fino, corres el riesgo de que el efecto de la difracción arruine también la nitidez de la imagen. Como el número f, la apertura relativa, se calcula con la focal del objetivo en milímetros dividida por el diámetro del estenopo también en milímetros, había leído que un compromiso adecuado sería no bajar de f/128 y no llegar a f/512. Por ello opté por usar el estenopo de 0,15 mm. La focal del objetivo, es decir, la distancia entre el estenopo y el plano de la superficie sensible es de 50 mm. El estenopo más fino, de 0,10 mm nos daría un número f/500, demasiado próximo a ese f/512, y por lo tanto con poca nitidez por la difracción. Además ya he dicho que mi aparato no funciona bien. El 0,15 mm me ofrece un f/335 aproximadamente.

Con la cámara digital no insistí mucho. Un 50 mm es una focal un poco larga para una estenopeica, donde yo prefiero focales más abiertas, más angulares. En la K-S1 es un tele corto. Y además, el nivel de nitidez que me ofrecía era muy bajo. Hay que tener en cuenta que el comportamiento de los sensores digitales físicamente no es igual que el de la película tradicional. El hecho de que estén formado por celdillas de un determinado tamaño, con una determinada profundidad y unas determinadas características hace que un estenopo determinado no funcione igual sobre un sensor digital que sobre una película tradicional.

Lo cierto es que mis pruebas no me convencieron y decidí que me interesaban más los resultados sobre película.

Con la Fomapan 100 he de reconocer que me líe un poco. En ese fin de semana estaba bastante cansado por ajetreos diversos el viernes y el sábado, y mi cabeza estaba un poco espesa. Fui consciente que tendría que tener en cuenta el fallo en la reciprocidad a la hora de exponer. Y la Fomapan 100  tiene un fallo de reciprocidad muy notable. Los entre 5 y 15 segundos que me pedía el diafragma se tenían que convertir en exposiciones de entre 30 y 60 segundos, creía recordar por lo que había mirado al salir de casa...

Lo cierto es que mientras estaba haciendo las fotos de prueba que os presento me entraron dudas sobre mi memoria y me di cuenta de que la hoja técnica no se expresaba bien y que igual me estaba quedando corto. Por ello, en las últimas fotos que hice aumenté la exposición hasta los 120 segundos. Para compensar el lío que me estaba montando yo solo, decidí revelar en Rodinal 1+100 en revelado desatendido durante una hora a 20 ºC. Lo cierto es que las exposiciones correctas fueron las primeras...

Reconozcámoslo. Ya lo habréis notado en las muestras que os he ido poniendo. Esperaba más nitidez en las imágenes. Una cosa es buscar el aspectos ensoñador y algo pictorialista de la fotografía estenopeica, y otra que las imágenes no lleguen a un nivel de nitidez suficiente. Las fotografías que hago con la Ondu Pinhole Multiformat 6x12 están hechas con un estenopo que da un f/135 y se aprecian bastante más nítidas. Sin contar con el lujo de tener un negativo con una superficie siete veces superior. Con un estenopo que da un f/335 esperaba mayor nitidez. Me he puesto a estudiar un poquito la cuestión.

Lo cierto es que he estado buscando bibliografía que me hablara de la forma de calcular el tamaño del estenopo adecuado para maximizar la nitidez, buscando un compromiso entre la que depende del tamaño del estenopo con la pérdida que se produce por efecto de la difracción. Tras una serie de lecturas y cálculos, he llegado a la conclusión de que quizá hubiera debido usar el estenopo de 0,25 mm. Por lo que tendré que hacer pruebas con el mismo para comparar y comprobar cuál es el resultado.

He de decir que sigo un grupo en Facebook de usuarios de estos chismes y la mayor parte de los resultados que se ofrecen son parecidos a los míos. Cuando dan datos suficientes sobre la toma, efectivamente las imágenes más nítidas parecen estar con el estenopoco de 0,25 mm. Se ven algunas muy nítidas,... que tengo la sensación que corresponde a gente que miente o engaña. Hay mucha gente a la que no le gusta reconocer que se han metido en una aventura que funciona regular. Pero eso es una posibilidad que está ahí cuando te metes en un proyecto así. Haré nuevas pruebas, y ya os contaré.

Nikomat FTn con Nikkor-S Auto 1:1,4 50 mm - Cámara para "aficionados"

Hay gente, aficionados a la fotografía como yo, que conocen mi afición a mantener una pequeña colección de cámaras fotográficas. Cámaras que me he encontrado, gratis o a muy muy buen precio, o que he adquirido por que me apetecía mucho y me parecía que tenían un razonable valor histórico. Más que el monetario o de otro tipo. Pero no tenía ninguna Nikon. Nada. De esta veterano y respetado fabricante nipón no he tenido hasta el momento más que tres objetos relacionados con él, por orden de adquisición:

Un objetivo de ampliadora, Nikkor 50/2,8, que compré de segunda mano cuando me monté mi laboratorio fotográfico en casa. Un objeto óptico magnífico.

Un escáner de negativos y diapositivas que dejé de usar por que la marca dejó de actualizar el software que lo hace funcionar, y quedó obsoleto para los sistemas operativos modernos.

La Plaubel Makina 67 incorpora un objetivo Nikkor 1:2,8 80 mm, también excelente.

En los habituales piques, en el 99,9 % de los casos amistosos, entre aficionados con cámaras de distintas marcas, siempre me sitúan en el campo de los "canonistas". No voy a negar que le tengo cariño a mi sistema Canon, aunque en estos momentos las novedades que habitualmente ofrece este gran fabricante japonés me producen la misma emoción que la visualización de una acelga en la verdulería. Hasta tal punto se ha vuelto conservadora y aburrida la otrora innovadora marca fotográfica. Pero la verdad, se equivocan mucho si piensan que mi primera compra de una Canon EOS se debió a algún tipo de devoción hacia la marca. De hecho, le falto un pelo para que en lugar de aquella EOS 100 que todavía funciona perfectamente no se viniese a casa y lo hiciese una bella cámara firmada por la antigua Nippon Kōgaku. Que tras la guerra mundial empezó a fabricar bajo el nombre de Nikon, por aquello que recordaba al nombre de las Ikon de Carl Zeiss. De la misma forma que es innegable la inspiración del nombre de las Contax, también de Carl Zeiss, a la hora de que Asahi Optical bautizara a sus cámaras réflex con pentaprisma como Pentax. Hay algún caso más por ahí... ¿Sabíais que hubo un tiempo que en las Fuji se llamaban Fujica, de Fuji Cameras, de las misma forma que Leica viene Leitz Cameras?

Recientemente encontré dos ofertas muy buenas, que como conjunto no fui capaz de dejar de lado para incluir una cámara Nikon en mi colección. Esta.

Se trata de una Nikomat FTn, calzada con un objetivo Nikkor-S Auto 1:1,4 50 mm. Primero, aclaremos el nombre. Tradicionalmente Nippon Kōgaku, posteriormente Nikon Corporation, había denominado Nikon a su línea principal de cámaras de objetivos intercambiables. Primero fueron las telemétricas que imitaban a las Contax de Carl Zeiss, y que de hecho utilizaban su misma montura, y luego esa revolución que la hizo ser reina de la fotografía profesional durante décadas, especialmente del fotoperiodismo, y que fue la Nikon F en 1959. Pero con la llegada de la Nikon F, la empresa decidió cambiar la denominación de sus cámaras pensadas para el mercado de consumo, para los aficionados. Primero fueron las Nikkorex, entre 1960 y 1965, sólo uno de sus modelos era de objetivos intercambiables, y después, desde 1965 y hasta 1978, las Nikkormat. Estas sí, compatibles con los prestigiosos objetivos Nikkor. Pero Nikkormat es la denominación que Nippon Kōgaku ofreció para las cámaras destinadas a la exportación, especialmente a los países occidentales. Para el mercado interno, la denominación fue Nikomat. Decir que Nikkormat y Nikomat, para un japonés, suenan igual y muy similar a como sonarían en inglés.

Así pues, ya tenemos un primer dato. Mi nueva cámara estuvo destinada al mercado nipón. Es una Nikomat.

Que esto fuese así tenía un especial interés, de carácter emotivo. En el año 1994 tuve ocasión de usar una cámara similar a esta durante un par de días, y tengo por ahí un carrete de película en blanco y negro expuesto por mí durante aquellos días. La cámara pertenecía a un compañero de trabajo, importante para mí, que ya ha fallecido, y al que apreciaba realmente mucho. Tenía mis cosas que agradecerle. Y siempre presumía de que se la había comprado en Japón. Era una Nikomat, no una Nikkormat.

Había otro hecho que me predisponía a que el día que añadiese una Nikon a mi colección fuera de esta gama y no de otra más prestigiosa. Cuando me empecé a interesar en serio por la fotografía, a principios de los años 90, empecé a acudir asiduamente a las exposiciones que se organizaban anualmente con el nombre de Tarazona Foto. Y allí tuve ocasión, estoy casi seguro de que fue allí pero la memoria podría gastarme una mala pasada, de conocer la obra del francés Bernard Plossu, un fotógrafo que siempre me ha gustado mucho. De hecho, he seguido acudiendo a sus exposiciones siempre que he tenido ocasión, y tengo varios libros con su obra. El año pasado sin ir más lejos expuso dentro del certamente PHotoEspaña 2016 en el Jardín Botánico de Madrid, y en la reseña que en Clavoardiendo hicieron de la misma podemos ver a Plossu con su cámara la cuello. Una Nikkormat con un Nikkor 50 mm. Esta es la combinación de cámara y óptica que si no de forma exclusiva sí de forma prioritaria usa el francés.

Aquí podemos ver a mi recién llegada junto a mi Pentax MX. La Nikomat FTn es del año 1967, aunque estuvo varios años en venta, hasta principios de los años 70. La Pentax MX es posterior, prácticamente del momento en que la Nikomat dejaba de fabricarse. Tienen algunas características en común. Ambas son mecánicas, no necesitan de las pilas más que para alimentar el fotómetro. Ambas tienen un obturador que llega a 1/1000 segundos. Ambas son metálicas y muy resistentes. Pero la Nikomat se concibió para el aficionado, mientras que la MX se concibió para el profesional. Tiene diversas posibilidades de ampliación o mejora que no tiene la Nikomat. Y además, como vemos, es considerablemente más pequeña y ligera. Como le oí decir a alguien, y yo lo repito de vez en cuando, las Nikomat servían para tres cosas: para hacer fotos, para cascar sacos de almendras y para pelear de tú a tú contra el martillo del dios del trueno escandinavo. Vamos. Son indestructibles. De hecho, a pesar de los cerca de 50 años que puede tener mi ejemplar, está como nuevo. Impecable.

El cuerpo de la cámara está muy despejado de mandos. La palanca de avance, el disparador, un botón de previsualización de la profundidad de campo, el contador de exposiciones, la palanca rebobinadora de la película, un temporizador de disparo en el frontal y poco más. Ciertamente sencillez, aunque alguna de esas características como la previsualización de la profundidad de campo ha estado durante mucho tiempo reservada a las cámaras profesionales. Que esta Nikomat no es, aunque se empeñe Plossu en que sea su cámara de trabajo profesional. Por otra parte, tiene algunas peculiaridades que encontramos en lo siguiente.

Carece de zapata para accesorios, que era un accesorio opcional. Mi ejemplar no lleva. El flash hay que sujetarlo con otro soporte y conectarlo con un cable al zócalo correspondiente en el lateral.

El fotómetro tiene una aguja indicadora en el visor como es habitual, pero también tiene otra en el exterior. Hay gente que no le ve la gracia a la cuestión. Pero lo cierto es que permite cierta flexibilidad a la hora de utilizar la cámara como un fotómetro de luz reflejada.

El ajuste de velocidades de obturación se encuentra en un lugar poco habitual. En la montura del objetivo. Todavía no me he acostumbrado del todo. Pero la verdad es que tiene cierta lógica. Y aunque se haga más difícil de ver la velocidad seleccionada, esta está bien visible en la parte inferior del visor réflex. Un visor amplio y luminoso, que tiene como ayuda al enfoque una corona de microprismas. Por lo demás, está muy despejado y no distrae. Aunque hubiese sido bueno que también informase del diafragma seleccionado. En eso, la Pentax MX tiene un sistema muy ingenioso que permite ver el la abertura seleccionada en el objetivo mediante un prisma óptico.

Pero es que el ajuste del diafragma es una de las cosas más curiosas de esta generación de cámaras Nikon. Nikon, y sus usuarios, llevan toda la vida presumiendo de que han mantenido la misma montura desde 1959, manteniendo la compatibilidad del sistema en todo este tiempo. Algo que se dice como "ventaja" frente a Canon que cambió de montura hace 30 años. Pues bien... es mentira. Las tablas de compatibilidades de cámaras y ópticas de Nikon siempre me han parecido una pesadilla con incompatibilidades ascendentes y descendentes.

La bayoneta K de Pentax es la montura de uso actual que mejor compatibilidad mantiene a lo largo del tiempo. Uso sin problemas objetivos de principios de los años 70, cuando se implantó, con cámaras actuales digitales. No pasa lo mismo con los objetivos de la generación del Nikkor-S Auto 1:1,4 50 mm.

Veamos su designación. Nikkor es la marca tradicional de los objetivos de Nippon Kōgaku, aunque en la actualidad se haya perdido en favor de la marca genérica Nikon. La S detrás del guion indica que este luminoso objetivo, 50/1,4, tiene una fórmula óptica de siete elementos. Y Auto viene del hecho de que se pueda medir la luz a plena apertura y que el diafragma se cierre a la apertura de trabajo en el momento del disparo. Ahora eso no nos sorprende. Pero en los años 60 eran innovaciones que empezaban a llegar. El caso es que siendo una cámara totalmente mecánica, para montar el objetivo había que hacer una serie de pasos. Primero, la apertura del diafragma tenía que estar obligatoriamente ajustada a 5,6. Segundo, había que hacer coincidir las "orejitas de conejo" del objetivo con el pitón metálico de la montura. Tercero, una vez montado, había que llevar la escala de diafragmas hasta su apertura mínima e inmediatamente hasta la máxima. De esta forma, la cámara "se enteraba" de la apertura máxima y mínima del objetivo y el fotómetro funcionaba correctamente. En 1978, estos objetivos fueron sustituidos por los AI "Auto Index", que no precisaban estas maniobras. Pero dejaron de ser compatibles con todas las cámaras posteriores salvo si se les hacía una cierta operación quirúrgica. Y aun así deben funcionar con algunas limitaciones.

No obstante, esa puede ser una de las razones por las que el objetivo me ha costado también más barato de lo que esperaba. Porque los objetivos Nikkor conservan bien su valor y no están tan baratos como otras marcas en el mercado de segunda mano y ocasión. Y menos si se trata de un f/1,4.

Con esto llegó al final de la descripción de la cámara. Mañana, si nada lo impide, os mostraré las primeras fotografías realizadas con ella. Así podré comentar como va de ergonomía, y como aprecio las cualidades del reputadísimo objetivo Nikkor.

El objetivo olvidado - Ricoh XR Rikenon 1:2,8 135 mm

Entre el fin de semana pasado y este tenía la misión de ayudar a una persona a entender los conceptos más básicos de la macrofotografía. El pasado fin de semana la idea era utilizar teleobjetivos de Canon más complementos como el duplicador de focal y los tubos de extensión. Como hizo bastante airecillo, acabamos haciéndolo en casa. Nada enseñaré, porque hicimos unos ejercicios de demostración muy aburridos.

Para este fin de semana, la idea era utilizar objetivos macro específicos, no sabía si el 45 mm "PanaLeica" con la Olympus OM-D E-M5 o el 100 mm Pentax con la Pentax K-S1. También, incluir en la práctica el uso de lentes de aproximación. El caso es que el miércoles pasado, mientras preparaba un poco el material, entre los objetivos encontré uno que tenía completamente olvidado. Curiosamente, fue el primer objetivo que compré para mi primera cámara réflex, la Pentax P30N. La cámara, que no conservo, venía con un SMC-A 1:2 50 mm de kit, que sí conservo. Estamos hablando de 1989 - 1990. Durante años, antes de que se popularizaran los objetivos de focal variable, vulgarmente llamados zooms, los aficionados solían construir sus equipos con el cuerpo de cámara, el 50/1,7 mm o similar con el que la compraban, un 35/2,8 mm como gran angular, y un 135/2,8 mm como teleobjetivo. Desde mi punto de vista, no era demasiado equilibrado. El 35 y el 50 mm estaban demasiado cerca... y entre el 50 y el 135 mm parece que hay sin embargo demasiado espacio sin cubrir. Pero supongo que para las marcas eran las piezas más económicas con una calidad razonable que podían ofrecer al aficionado. No hablo de profesionales, que son otro cantar. Los objetivos más amplios que el 35 mm eran muy costosos de producir si se buscaba calidad. Y los teleobjetivos más luminosos, aunque fueran de focal más corta, también. Y un 135 mm permitía sobrevivir sin tener que comprar un 85 - 100 mm y un 200 mm, al quedar entre medias. Así que de segunda mano, por poco precio compré el 135 mm de Ricoh, el XR Rikenon 1:2,8 135mm que os muestro montado sobre la actual Pentax K-S1.

La cámara es bastante compacta, sin embargo el conjunto queda bastante equilibrado. Hay que decir, que puesto que el sensor de la K-S1 es de formato APS-C, el 135 mm "ve" aproximadamente como un 200 mm en formato completo.

En aquellos momentos, un f/2,8 de apertura máxima se consideraba luminoso. Y de cara a uno de los principales uso de este tipo de objetivos, el retrato, os sugiero que cojáis una calculador de profundidad de campo. Un 135 mm a f/2,8 tiene una profundidad de campo similar, pero ligeramente inferior, que uno de esos deseados 85 mm f/1,4. Y cuesta bastante menos. Eso sí. Si los retratos los hacemos en interiores con poco espacio, son menos prácticos. No tenemos sitio suficiente para recular...

El jueves, antes de que llegara el día de hoy, previsto para pasar un rato con esa persona interesada en practicar la macrofotografía, me fui al final de la tarde a probar el 135 mm de Ricoh con la K-S1. Os recuerdo que en esta cámara actúa como un 200 mm en formato completo. Los objetivos y las cámaras de aquella época de Ricoh usaban la montura K desarrollada por Pentax en los años 70. Y eran plenamente compatibles en modos manuales y en prioridad al diafragma. Si el objetivo lo permitía, en la posición de diafragma automático (prioridad a la velocidad o exposición programada completa) la compatibilidad no era total, si no recuerdo mal. En cualquier caso, mi 135 mm no permite esa posición. Y para poder medir correctamente la luz con la K-S1 hay que usarlo en modo M semiautomático. Curiosamente, hoy en día Pentax no existe como tal empresa, sino que es una marca adquirida y fabricada por Ricoh. Pero las cámaras mantienen la compatibilidad más o menos completa con la línea original de Pentax y no los Rikenon de Ricoh... creo. Bueno... con los modos en los que el diafragma es seleccionado por el usuario, ya digo que no hay problema.

He decir que el conjunto es agradable de usar, aunque hay que tener mucho cuidado al enfocar. La fidelidad del color es discutible. Pero eso, he de decir, pasa con todos los cuerpos de cámara de Pentax que he probado. Utilizando como utilizan sensores de Sony suelen tener una nitidez bastante notable, pero el procesado interno de la cámara produce colores que no me parecen del todo fieles, aunque agradables. No es algo que me preocupe mucho, no dedicándome a la fotografía de producto o a la reproducción de obras de arte. De hecho, al procesar los archivos digitales suelo usas preajustes en Lightroom que imitan el rendimiento de películas fotográficas tradicionales, y por lo tanto siempre introducen alguna "infidelidad" en los colores.

Mi recuerdo de los primeros años 90 cuando usaba el objetivo con cierta frecuencia es que a plena apertura es un poco "tierno". Y que para obtener resultados majetes hay que diafragmar al menos un paso, a f/4. Si ya fotografiamos a f/5,6 o f/8 la cosa mejora, y los resultados son muy dignos. Y aun así, en objetos relativamente próximos, la profundidad de campo es escasa y los destacamos con facilidad del fondo. El 135 mm a f/8 tiene la mitad de campo que un 50 mm a f/2. Por poner un ejemplo.

Dicho lo cual, es interesante usarlo para aislar el sujeto principal, por eso es tan excelente retratero. Y aunque el diafragma de 8 palas es totalmente poligonal, con lados completamente rectos, la verdad es que luego en la práctica no se nota mucho.

Me ha llamado la atención que tiene una notable resistencia a las luces intensas de frente. En la ocasión en que he aprovechado un contraluz para introducir el sol en el encuadre, diafragmando a f/22, su mínima apertura, me ha generado una bonita estrella de difracción, como es lógico de 8 puntas. Recordemos que las estrellas de difracción que conseguimos cerrando mucho el diafragma tienen siempre un número par de puntas. Si el diafragma tiene un número par de palas, el número de puntas es igual al número de palas del diafragma. Si este tiene un número impar de palas, el número de puntas de la estrella de difracción es igual al doble del número de palas. Por lo demás, además de alguna luz parásita de forma claramente octogonal, esperable, no ha habido una gran perdida de contraste, quedando un contraluz muy nítido.

Como suele suceder con este tipo de objetivos, la distancia mínima de enfoque sueles ser aproximadamente igual a la distancia focal pero en centímetros. Algo arriba, algo abajo. Si este objetivo tiene una distancia focal de 135 mm, la distancia de enfoque mínima marcada en el aro de enfoque, totalmente manual, no hay enfoque automático de ningún tipo, es de 1,5 metros, o 150 cm, aunque el aro se detiene por debajo de esta distancia. A esas distancias, los desenfoques que produce, el famoso bokeh, es muy armonioso.

Los teleobjetivos son también muy apropiados para aislar partes de la escena, y por lo tanto son útiles para jugar con el grafismo de las mismas. El único problema es que por su limitada profundidad de campo habrá que utilizar diafragmas muy cerrados, con el fin de que la escena salga nítida. Y si hay poca luz puede ser un problema.

Con una cámara de formato completo, un 135 mm habría que dispararlo a una velocidad de obturación como mínimo de 1/125 segundos. Incluso mejor por encima de esa velocidad, para evitar trepidaciones. Pero con una APS-C, la velocidad recomendable partiría de 1/200 segundos. Y con tomas digitales, casi mejor a 1/400 segundos. Salvo que la cámara disponga de un sistema de estabilización óptica competente, como es el caso de la Pentax K-S1, que me ha permitido tirar a 1/50 segundos con bastante fiabilidad.

Llegado el día de hoy, he optado finalmente por llevar el equipo Pentax a nuestras "prácticas" macro. No hablaré de lo que hemos hecho con el 100 mm, un objetivo que uso con cierta frecuencia. Muchas fotografía realizadas con ese objetivo han aparecido ya por aquí. Pero nos hemos llevado también el Rikenon 135 mm y un par de lentes de aproximación. Con el 135 mm hemos usado una lente de Hoya de 2 dioptrías con diámetro de filtro de 58 mm. El diametro de filtro del objetivo es de 55 mm, pero dispongo de adaptador, así que la hemos podido usar sin problemas. Como curiosidad, antes de ser vendida a Ricoh, Pentax perteneció a Hoya Corporation durante un tiempo, breve, al final de la primera década del siglo XXI.

Si la ampliación del objetivo a su mínima distancia de enfoque, pongamos 150 mm, es de 1:9 (x 0,11), al colocarle la lente de aproximación la nueva distancia mínima de enfoque baja a unos 106 cm, con una ampliación de 1:2,5 (x 0,4 aprox.). Lo cual no está nada mal. En principio. Pero...

Con el diafragma a plena apertura, e incluso a f/4, la definición es entre regular y mala. A veces da la sensación de que está desenfocado. O que tiene un efecto de difuminado como los que se producen en los objetivos de tipo "soft focus". Si a esto sumas que la profundidad de campo es extremadamente reducida,... pues menos mal que en digital lo único que gastas al hacer las fotos son ciclos de obturador... porque hay que tirar muchas fotos, si no llevas un trípode... que nos hemos olvidado. Por otra parte, aunque no se notaba al pasear, una muy ligera brisa no hacía más que incordiar.

Cuando hemos llegado a la rosaleda del Parque Grande de Zaragoza, donde la brisa se notaba mucho menos, la luz era más abundante, y nos hemos decidido a diafragmar como mínimo a f/8, las cosas han mejorado bastante. De todos modos, la lente de aproximación de Hoya, aunque digna, no es la mejor que puedes usar. Es de un solo elemento, y las buenas lentes de aproximación llevan por lo menos dos.

Como resumen, decir que es un objetivo interesante a tener en cuenta... aunque no sé muy bien en qué ocasiones. Para mí es una focal un poco demasiado larga. Para macro... el 100 mm dedicado de Pentax es una solución más adecuada, que además llega a 1:2 sin ayuda, y a 1:1 con la ayuda de la lente de Cosina de 3,33 dioptrías que tengo, y que tiene mejor calidad que la de Hoya. Lo que pasa es que su diametro de filtro es de 49 mm y no se puede colocar en el Rikenon. Y para retrato... pues si alguna vez se me ocurre usarlo con la Pentax MX para película tradicional... Porque para usar el equivalente a un 200 mm en digital, prefiero usar el EF 200/2,8 L USM de Canon, que es mucho mejor, montado sobre la EOS 5D Mk. II. Pero bueno... ahí esta. Lo dicho. Esa focal de 135 mm siempre me ha parecido que se quedaba en tierra de nadie.

Helios 44 58/2 - El "estándar" tras el Telón de Acero

Una de las "panaceas" más buscadas en el período de entre guerras en el mundo de la fotografía fue el de los objetivos muy luminosos, que permitiesen hacer fotos en situaciones de luz desfavorables. Cada vez había más reporteros gráficos que llevaban sus compactas cámaras de pequeño formato, lo que hoy en el mundo de la fotografía digital se denomina paradójicamente "full frame", formato completo. E imaginaban ópticas más luminosas, difíciles por su tamaño y peso en los sistemas de formato medio y gran formato, que les dieran más versatilidad. La moda del "bokeh" estaba muy lejos de sus mentes en aquellos momentos... de lo que se trataba es de que entrase más luz en la cámara.

Los objetivos de tipo Tessar, con cuatro elementos en tres grupos, o parecidos, habían supuesto un avance. Pero tenían un límite a sus posibilidades de máxima luminosidad. Antes de la guerra se quedaron en el f/3,5 para una óptica de 5 cm de focal. Luego llegaron a f/2,8 conforme avanzaron los desarrollos en vidrios ópticos y en revestimientos... pero no más. Eso sí, eran razonablemente nítidos, especialmente en el centro desde plena apertura, aunque para mejorar la nitidez en el campo y las esquinas hubiese que diafragmar. Existía un diseño que permitía aperturas más amplias, el Planar de Zeiss, un objetivo simétrico con seis elementos en cuatro grupos, que databa de 1896.

Diseño de una Zeiss Planar de 1896 - Fuente: Wikipedia.

Era más nítido que el Tessar, y más luminoso, como decía. Pero su elevado número de superficies aire-vidrio ocasionaba pérdidas de transmisión importantes y un escaso contraste. Hasta que no se desarrollaron las técnicas de revestimiento, sencillo o múltiple, de las lentes, no se popularizo. Después, este diseño y sus múltiples derivados con más o menos lentes ha sido uno de los más utilizados en fotografía, especiales para las focales estándar, en torno a los 50 mm en formato pequeño de negativo de 24 x 36 mm, pero no sólo en estos. Otros diseños como el Sonnar, con menos superficies aire-vidrio se adelantaron como soluciones para objetivos de gran luminosidad, de aperturas f/2 o mayores.

El nombre Biotar aplicado a un objetivo aparece en 1927 de la mano de Carl Zeiss. Se trata de una modificación del diseño Planar, con una cierta pérdida de la simetría en el diseño. Se realizaron varios modelos, entre ellos, para fotografía, un 58 mm f/2. No 50 mm o 5 cm, lo mismo da que da lo mismo, que era lo habítual como focal estándar, sino 58 mm. Y cuando acabada la guerra, los soviéticos se hacen con los diseños de Carl Zeiss en Jena, que estaba en su zona de ocupación, y se los llevan a su tierra. Años más tarde nacía el Helios 44, con diversas declinaciones, y con focal también de 58 mm y apertura máxima f/2. En la Alemania Oriental, la rama "comunista" de Carl Zeiss Jena surge de nuevo el Biotar 58/2, prácticamente el mismo diseño óptico. En Oberkochen, en la Alemania Occidental, Carl Zeiss sería a partir de entonces fiel a la denominación Planar, y apostaría por la focal de 50 mm. No obstante, ha habido otros objetivos de diversos fabricantes que han superado los 50 mm en su focal estándar, como los 55 mm de los Takumares de Pentax. Y no olvidemos que los 50 mm de Leica solían llevar una indicación sobre la focal real del objetivo, que oscilaba entre los 52 y los 53,5 mm.

Comentaba el domingo que había estado realizando fotografías con uno de estos objetivos soviéticos, copias descaradas de los Biotar de Carl Zeiss, un Helios 44M 58 mm 1:2. Todos los Helios 44 son 58 mm 1:2. La M implica que posee una montura de rosca M42. Se fabricó con otras monturas. Y eventualmente, tras el 44, pueden aparecer otras cifras que indican diferencias ópticas en los objetivos. No les haremos mucho caso. La verdad es que la calidad de estos objetivos depende en parte del azar. Los controles de calidad eran dudosos en las fábricas soviéticas. Si el ejemplar estaba bien fabricado y ajustado, funcionaba muy bien. Si no... puede dar problemas mecánicos, problemas de alineación que afectan a la nitidez, problemas de distancia de la montura al plano de la película que dan problemas de enfoque a infinito,... En fín... la copia que me ha llegado por una pequeña cantidad de dinero parece no tener ninguno de esos problemas. Es relativamente moderna. De principios de los 80... Se comenzaron a fabricar en los 50. Se fabricaron millones y millones. Por ello, están tirados de precio. Y con un adaptador se pueden usar con muchas cámaras modernas. Y también con una cámara tradicional de película con montura de rosca de 42 mm. Claro.

El objetivo está sólidamente fabricado, aparentemente. Metal. Pesadote. Mucha gente parece que lo compra por su "impresionante bokeh"... Bueno... Al ser una focal de casi 60 mm, a su apertura máxima de f/2, la profundidad de campo es algo menor que un 50/1,7 pero algo mayor que un 50/1,4. Si disparas con si apertura máxima a un objeto cercano, obtendrás una profundidad de campo muy justita... así que por eso algunos lo denominan "rey del bokeh" y cosas cursis por el estilo. No... Aunque es muy parecido en focales y apertura máxima, no es similar en fórmula óptica al Primoplan 50/1,9 de Meyer-Optik fabricado en Görlitz, también en la Alemania Oriental. Y tiene muchas menos palas de diafragma. No se consigue el mismo efecto de pompas de jabón.

La tarde en que lo probé, montado con adaptador sobre una Canon EOS 5D Mark II, estaba casi nublado, y no pude hacerle muchas perrerías a contraluz. Por lo que he visto por ahí, aficionados al vídeo con cámaras fotográficas aprovechan su tendencia a generar luces parásitas, destellos y pérdidas de contraste en la fotografía cuando se apunta a una fuente de luz potente para generar un "aspecto artístico" en sus producciones.

Sólo en una de las fotografías que realicé comprobé que se producía una cierta pérdida de contraste en un contraluz... no muy extremo, pero apreciable. Eso sí, otras fotografías realizadas a plena apertura mostraban algunos defectos en la imagen no tan "artísticos"... no sé si se apreciará bien lo raros que quedan los bordes del tronco del árbol en la segunda de las fotos que vienen a continuación.

En el momento en que se utilizan aperturas medias, y especialmente sus óptimas f/8 o f/11, no se aprecian problemas notables y el aspecto de las fotografías es bastante razonable. Ni bueno ni malo sino todo lo contrario. Dado su tamaño grandote y su notable peso, no es tan entretenido de usar como otros pequeños objetivos de focales similares de la antigua Europa del Este.

Tras las dos fotografías tomadas a aperturas medias, podréis comparar el tamaño del Helios 44M 58/2 con el de un SMC Pentax-A 50/2, un diseño de los años 50 de la marca japonesa concebido como objetivo de kit para sus cámaras más económicas, y que tiene un diseño de tipo Planar simplificado, con sólo 5 elementos en 5 grupos. Y que no va nada mal. Mucho más ligero. Además de porque es más pequeño, por que el "made in Japan" tiene más plástico que el "made in USSR" en su factura. Aunque se aprecia una fabricación menos tosca y agradable al tacto en el nipón.

Como es tan barato,... y se pueden conseguir otras copias con facilidad, estos objetivos son sometidos a todo tipo de torturas. Se les da la vuelta al elemento anterior, para que la imagen tenga un aspecto onírico. Se les inserta una máscara con la apertura ovalada para simular a un objetivo anamórfico en video. Se lima su interior eliminando la capa negra antirreflejos o se le aplica un tono dorado o de otros colores, para producir luces parásitas de colores especiales... Lo que sea.

Lo cierto es que tiene algunas ventajas, como su gran aro de enfoque de prácticamente 270º de giro, que incluso a una focal relativamente larga como son esos 58 mm permite usar la escala de profundidades de campo con comodidad. También es cierto que sólo baja en su enfoque mínimo a 55 cm de distancia... el Pentax antes mencionado lo hace a 45 cm. El Tessar de Carl Zeiss Jena del que hablé hace unas semanas, baja a 35 cm... Y utilizado como se utilizaban los objetivos hasta que llegó la locura maniática del "bokeh", a sus aperturas óptimas, da un resultado decente.

Si alguien le interesa... ya sabe a qué atenerse.

Una última prueba que se me ha ocurrido antes de cerrar el artículo. Fotografiar con una fuente luminosa en el encuadre.

Canon EOS 5D Mk II con el Helios 44M 58/2 - Importantes luces parásitas y pérdidas de contraste.
Pentax KS1 + SMC Pentax-DA 40/2,8 Limited - El 40 mm en una APS-C tiene un campo de visión parecido al 58 mm en la 5D Mk II. Pero la pérdida de contraste es menor. Claramente.
Pentax KS1 + SMC Pentax-A 50/2 - El 50 mm en la APS-C tiene un aspecto de focal más larga... pero también más contraste que el Helios, y muy parecido al 40 mm 20 años más moderno de la propia Pentax.

Frankencámara - Macro con la Panasonic Lumix GM5 y un Pentax SMC-A 100/4 Macro

Los modernos sistemas de cámaras sin espejo de objetivo intercambiable, con la corta distancia que existe en su diseño entre la montura del objetivos y la superficie del captor de imagen, son idóneas en principio para aprovechar viejos objetivos de sistemas réflex más o menos antiguos, obsoletos o no, mediante el uso de adaptadores. Se pierden funciones, entre las cuales la más importante es el enfoque automático, pero si la óptica es buena y te cubre un área específica de tu práctica fotográfica con razonable solidez puede merecer la pena.

Entendámonos. Difícilmente son interesantes con grandes angulares, que siempre se pelean con los sensores digitales modernos por el ángulo de incidencia sobre estos de los fotones de luz, o las focales más usuales, en los que los objetivos dedicados, que vienen con las cámaras, o que tienen buen precio hacen de ellos objetivos mucho más cómodos y eficientes de usar. Pero hay otras posibilidades.

Por ejemplo, el terreno del macro, en el que habitualmente desdeñamos el enfoque automático. Desde hace unos años disponía de un adaptador de objetivos con montura de bayoneta Pentax K al sistema Micro Cuatro Tercios. Sin embargo, ahorré en el adaptador, y este presentaba holguras y pronto se le empezaron a caer piezas. Poco útil. Me he hecho con uno nuevo, que sin ser muy caro cuesta más que el anterior, y que efectivamente está mucho mejor hecho, y los objetivos quedan mejor unidos a la cámara. Veamos el conjunto que he utilizado estos días.

Se trata del minúsculo cuerpo de cámara de la Panasonic Lumix GM5 al que con ayuda del adaptador le he añadido un objetivo Pentax SMC-A 100/4 Macro. Este objetivo llega a una razón de reproducción de 1:2; un centímetro en la superficie del sensor es ocupado por dos centímetros en el objeto enfocado. Pero con el factor de recorte del sistema Micro Cuatro Tercios con respecto al de las cámaras de formato 24x36 de origen del objetivo, el cuadro comprendido en la imagen es similar al de una reproducción 1:1 en dicho sistema tradicional. Y los 100 mm de focal equivalen a unos 200 mm... Bueno, esto da igual, porque la distancia mínima de enfoque es la que es y no se modifica, es lo que importa.

Veamos algún ejemplo de cómo quedan las fotos con esta combinación.

Hay algunas consideraciones que conviene hacer. En los últimos tiempos se ha puesto de moda fotografiar a plena abertura. Por aquello del famoso "bokeh", término japonés que yo escuché por primera vez en la revista Photo Technique hace más de 20 años, cuando casi nadie fuera de japón hablaba de él. Sin embargo, y especialmente en el terreno del macro, las grandes aberturas son muy complejas de usar, aun usando un sólido trípode. No sólo es que los animalitos no se esté quietos con facilidad. Es que cualquier ligera brisa te mueve también las flores, las plantas que fotografías, y conseguir que esté enfocado lo que te interesa es complejo. De hecho, varias de las fotografías que presento aquí están realizadas a diafragmas de f/8 o f/11, y a pesar de todo las profundidades de campo son escasas. Por otro lado, esas aberturas ofrecen resultados más cerca del óptico en términos de nitidez, de calidad de imagen general, que las plenas aberturas. A cambio, tendremos que subir en el ajuste de sensibilidad de la cámara, y los índices de exposición de 400 u 800, aun a plena luz del día son de rigor para conseguir velocidades de obturación suficientemente cortas de 1/400 s o menores. Bien sea para fijar el movimiento de los objetos fotografiados, bien sea para evitar la trepidación cuando fotografiamos a mano alzada.

Los resultados finales, con un esfuerzo razonable en Adobe Photoshop Lightroom en la corrección de las dominantes de colores, debidas al entorno y no a la óptica que es bastante neutra, y en los ajustes de nitidez y reducción del ruido si nos hemos visto obligados a subir el índice de exposición por encima de los 400 u 800 ISO en cámaras de sensor Micro Cuatro Tercios, pueden ser bastante satisfactorios.

Los que aquí os presento son el resultado de un relajante paseo, después de una mañana de estrés laboral, por las rosaledas del Parque Grande de Zaragoza. Mucho más efectivo que cualquier otra medida a la hora de descomprimir las tensiones de las mañanas de trabajo. Seguro que hay otros equipos mucho más óptimos y ergonómicos. Pero que no podría acarrear en la pequeña bolsa donde transporto, además de alguna cámara con un objetivo, el lector de libros electrónicos, las gafas para leer, algunos boligrafos, la cartera y una libreta de notas.

Si a alguien le sirve como ideas, inspiración o sugerencia, misión cumplida. A mí, de momento, que he estado ahí, como una hormiguita más, que me quiten lo bailado.