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Zenit-E - un carrete de Fujifilm Acros 100 antes de fenecer

Comentaba hace unos días mi compra de la cámara soviética, fabricada en la época de los Juegos Olímpicos de Moscú 1980, la Zenit-E. Ya comentaba que después de comprarla detecté problemas con el obturador, por lo que había probado el objetivo, Industar-50-2, con la Canon EOS 5D Mark II, pero no había tenido ocasión de probar la cámara.

Recordemos el aparato con su objetivo...

Por lo que he podido leer, el conjunto del mecanismo que arma el obturador y la cortinilla de tela del mismo son bastante delicados. En principio, yo no hice la maniobra que causa la mayor parte de los problemas. Gracias a mi familiaridad con una mucho más prestigiosa Leica IIIf, sé que el ajuste de la velocidad de obturación para la fotografía hay que hacerlo después de avanzar la película al mismo tiempo que se arma el obturador. Si se ajusta la velocidad de obturación antes en la Zenit-E parece que hay un grave riesgo de que la cortinilla del obturador se desajuste. Yo digo que no hice esa maniobra, porque a pesar de ser un cámara fabricada en torno al año 80, su rueda de velocidades de obturación parece más propia de las cámaras de mitad de siglo XX. Sin embargo, al ajustar la posición "bulb", "B", empezaron los problemas. No obstante, el sábado por la mañana conseguí que volviese a funcionar.

En tal estábamos, que le puse un carrete de Fujifilm Acros 100, le monté el Industar-50-2 y, aprovechando que la mañana estaba con nubes y claros y la luz no era muy dura a pesar de estar cerca del mediodía, me fui a hacer unas fotografías por los alrededores del Tercer Cinturón de ronda de Zaragoza y el camino de Miraflores.

El revelado lo hice según los tiempos recomendados con Tetenal Ultrafin Plus durante 6 minutos y medios, con agitación durante un minuto y posteriores agitaciones suaves durante 5 segundos cada 60 segundos. Nunca he sido partidario de la agitación muy fuerte. Y menos con una película de grano fino con amplia gradación de grises, que no conviene estropear con meneos exagerados.

El fotómetro de la Zenit-E es un fotómetro de selenio, que no necesita pilas, y que se encuentra sobre el objetivo. No tiene medición a través del objetivo. Como suponía, la célula de selenio se encuentra bastante agotada y aunque da una medición, esta produciría una sobreexposición muy importante. Como olvidé coger el fotómetro de mano, optó por estimar la exposición.

Ya sabéis... si el cielo está despejado y soleado, la exposición correcta para una película de ISO 100 como la Acros sería f/16 y 1/100 s o cualquier otra combinación equivalente. Como la Zenit-E no tiene posición 1/100 s, con ajustar 1/125 s, que es la más cercana ya es suficiente.

Como podréis comprobar en las fotografías que acompañan esta entrada, estuvo nublado la mayor parte del tiempo, por lo que siguiendo la regla cerré el diafragma dos pasos, y en la mayor parte de las ocasiones usé f/8 y 1/125 s, o combinaciones similares según la gestión de la profundidad de campo que quisiera hacer. Es decir, f/11 y 1/60 s o f/5,6 y 1/250 s serían combinaciones igualmente válidas.

Como el visor de la Zenit-E no es muy bueno, durante la mayor parte del paseo utilicé el enfoque por zonas o en la hiperfocal gracias a la útil y generosa escala de profundidades de campo que proporcionan los 300 º de giro de la rueda de enfoque del Industar-50-2. Salvo en casos en los que se necesiten profundidades de campo pequeñas o lugares con poca luz, lo mejor es disparar con este objetivo a f/8, apertura a la que da una calidad razonable. Por debajo de f/5,6, las esquinas se degradan mucho aunque el centro del fotograma sigue siendo muy aprovechable. Entonces lo mejor es usar el f/3,5 y el f/4 sólo cuando esas zonas vayan a estar desenfocadas por la escasa profundidad de campo, o si no queda más remedio.

Al final de la jornada, y tras el revelado del carrete tal y como he indicado, me encontré con unos excesivamente densos pero perfectamente explotables, que se han digitalizado en el Epson Pefection V600 Photo sin problema. Probablemente el obturador de la cámara no es nada preciso, ya he comentado que daba problemas, y ofrece velocidades de obturación más lentas de las que promete.

Finalmente, una vez en casa, después de extraer el carrete, volví a colocar si darme cuenta el control del obturador en posición "B",... y la cortinilla del mismo volvió a fallar. Y esta vez parece que de forma definitiva...

Mala suerte. Pero el objetivo me ha sorprendido porque da bastante mejor calidad de imagen de la que pensaba. He enviado un carrete en color a Carmencita Film Lab tomado con este objetivo y la Pentax MX con un adaptador. A ver que tal queda. Pero la combinación es extremadamente compacta, y más cómoda de utilizar que el 40/2,8 "Pancake" de Pentax... que será mejor objetivo, pero tampoco es el mejor conjunto de lentes que ha juntado Pentax, y es más incómodo de usar al enfocar. Ya os contaré.

Éxito a medias en la feria del coleccionista - Zenit-E "Moskva 1980" + Industar-2 50/3,5

El pasado sábado día 9 de abril de 2016 estuve en compañía de mi sobrino Diego toda la mañana. Es algo que sucede con cierta frecuencia, lo de pasar las mañanas de los sábados juntos. Tiene 7 años, y variamos las actividades que hacemos juntos en función del tiempo atmosférico, de la oferta de actividades en la ciudad y de las ganas que nos entran. Ese sábado hizo buena mañana, así que de 10 a 11 de la mañana estuvimos jugando un rato en la pista de tenis del Centro Deportivo Municipal "La Granja", y después de ver como corrían en la pista de atletismo unos escolares poco mayores que Diego, almorzamos un zumo y un pincho de tortilla antes de ir a Coleccionea, la mercadillo del coleccionismo que estaba instalado en el Centro Cívico "Universidad", en la calle Violante de Hungría de Zaragoza. Y allí compramos algo para todos, para el sobrino, para el tío y para la madre trabajadora del pequeño, en ausencia.

Curiosamente, el día anterior,... o el anterior,... no recuerdo con precisión, había estado repasando los vídeos de mis suscripciones en Youtube, entre las cuales se encuentra Christopher Frost Photography, un tipo que se dedica a probar todo tipo de material fotográfico, pero que me interesa porque de vez en cuando nos muestra chismes, especialmente objetivos, de antaño. Y como los adapta a sus Canon EOS, pues sus indicaciones mi valen. Y repasando entre sus vídeos, me encontré que hace 11 meses había probado un pequeño objetivo soviético, y visualicé el vídeo. Este que os pongo a continuación.

No soy extraño a estos pequeños Industar. Esta es la denominación que daba la fábrica soviética KMZ para los compactos objetivos, generalmente de 50 mm de focal, que manufacturó copiando la formula de los Tessar que se llevaron de la fábrica de Carl Zeiss en Jena tras la Segunda Guerra Mundial. Hace unos años, también en una edición de Coleccionea, compré un Industar-22 50/3,5, con montura M39, compatible con las Leica de montura de rosca. Y con el adaptador oportuno, con cualquier Leica con montura de bayoneta M, fabricadas desde los años 50 hasta la fecha, incluidos los modelos digitales. Ya escribí en estas páginas mis experiencias en su momento.

El caso es que paseando por la feria me encontré con esto.

Se trata de una Zenit-E fabricada también por KMZ, hoy en día Krasnogorsky Zavod, todavía en activo, fabricando chismes para el ecosistema Lomography. Además de cámaras que replican las de la época soviética, fabrica por ejemplo los "modernos" objetivos de tipo Petzval que comercializan los espabilados emprendedores austriacos que adquirieron la marca Lomo, pero que venden tajo bajo a precio de solomillo. Pero aquí estamos hablando de una auténtica Zenit-E de la época soviética, con el emblema "Moskva 1980" correspondiente a los Juegos Olímpicos de Moscú 1980. Lo cual nos da una idea de la época de fabricación de esta cámara en concreto, ya que el modelo se estuvo fabricando entre 1965 y 1986. Y su chasis sirvió de base para la fabricación de otros modelos de cámaras vendidas bajo la marca Zenit u otras propias del bloque soviético.

La cámara es realmente arcaica. Tiene un fotómetro de selenio, no TTL, que a estas alturas no podemos considerar fiable. Dispone de un selector de sensibilidad ISO para ajustar el fotómetro, y una rueda de velocidades de obturación que va de 1/30 s hasta 1/500 s. más la posición "B". Esto quiere decir que, a pleno sol, la película con mayor sensibilidad usable sin recurrir a la sobre exposición es de 400 ISO, ya que la mayor parte de los objetivos acompañantes tienen un diafragma mínimo de f/16. La velocidad de sincronización del flash es a 1/30 solamente. La zapata de accesorio es fría, por lo que el flash hay que conectarlo a un contacto PC-sync que encontramos en el frontal de la cámara. Venía con un dispositivo de disparo retardado, que se encuentra ausente en el modelo que os presento.

En su parte posterior, cuando la abrimos, comprobamos que la cámara no está mal cuidada y tiene muy buen aspecto.

La cámara dispone de una montura para objetivos con rosca M42, similar a la que os presenté hace unas semanas cuando os hablé del modelo de cámara Praktica MTL5, fabricada en la antigua República Democrática Alemana. La Zenit-E se vendía habitualmente con un objetivo Helios-44 58/2, muy interesante para uso general aun con esa focal un poco demasiado larga para un objetivo estándar. Pero parece que es en ese entorno de focales donde es más fácil obtener una óptica con buen rendimiento y bajo coste. No obstante, el modelo que os presento viene con el Industar-2 50/3,5, el objetivo que nos presentan en el vídeo anterior usado sobre cámaras digitales Canon EOS, que es más antiguo en su concepción, con una fórmula Tessar de 4 elementos en 3 grupos. Absolutamente similar al que venía con la Praktica del que ya os hablé. Pero mucho más compacto en tamaño debido que en lugar de una apertura máxima f/2,8 se queda en un f/3,5, dos tercios de paso menos luminosa. Comparemos el tamaño de ambos objetivos. A la izquierda el Industar-2.

Para probar el objetivo, lo monté sobre la Canon EOS 5D Mark II con el adaptador correspondiente. Frost, en su vídeo, nos dice que el objetivo da mejores resultados en esta cámara que en las modernas cámaras EOS de sensor APS-C, probablemente por la diferencia de tamaño de los fotositios. Los más pequeñitos de las APS-C estresan más los fotones que atraviesan el Industar-22. Supongo. Mi EOS de sensor APS-C es más antigua y solo tiene 10 megapixeles. Lo tengo que probar... igual va mejor que con las más modernas. Bueno, de momento, la 5D Mk. II. Donde el aspecto del pequeño objetivo queda muy extraño.

Salí ayer por la tarde a probarlo, aprovechando la buenísima tarde que hacía en Zaragoza, y me encontré con un conocido de mi entorno laboral. Su esposa también está metida en el mundo de la fotografía, así que aunque él no, le extrañó mucho el aspecto de la cámara en cuanto lo vio, acostumbrado al equipamiento de su pareja. Pero veamos algunos resultados.

El objetivo tiene practicamente 300 grados de giro en su rueda de enfoque, así que su escala de profundidad de campo es amplísima y muy utilizable. Si la luz es buena y no estamos intentando aislar el sujeto con profundidades de campo estrechas, mi recomendación es situar el diafragma en f/8 y tirar de hiperfocal o de enfoque por zonas. Es muy fácil. Los mejores resultados, como nos dice Frost, se darán casi seguro entre f/5,6 y f/8. O sea que no tiene sentido complicarse más la vida.

Veamos algunos ejemplos.

El aspecto general de las fotografías es bastante aceptable. Aunque yo no las ampliaría en exceso. Cuando tienen abundante detalle fino, este aparece un poco regular. En la siguiente fotografía en la que tenemos abundancia de hierbas y hojas de árboles se pone de manifiesto cuando la he observado a suficiente ampliación.

Así pues, el objetivo puede dar resultados razonables en reportaje, pero quizá se quede demasiado corto en calidad para paisaje, salvo que mantengamos niveles de ampliación moderados. Pero bueno... me gustaría comprobar en algún momento cómo se comporta una copia impresa a un tamaño de entorno a una DIN-A3 o 45 x 30 cm. A ver si aguanta.

No pude ensayar el retrato, el paseo de prueba lo hice solo, pero sí que tomé alguna fotografía a distancias de retrato con el objetivo a plena apertura. La impresión es que la nitidez en el centro puede ser suficiente, y la calidad de la zona desenfocada, el famoso bokeh, no es malo, aunque no pueda competir con objetivos más luminosos y con más palas de diafragma. El Industar-2 dispone de 7, que tampoco está mal, pero son muy rectilíneas, y la figura del heptágono se ve claramente en cuanto cierras a f/4 en los punto luminosos desenfocados. A plena apertura, estos son circulares.

Como se puede apreciar, con la EOS 5D Mk. II, a plena apertura viñetea bastante, aunque es corregible en el procesado posterior.

Sé que aunque estos objetivos eran revestidos para combatir los reflejos internos, no se suelen llevar bien con los contraluces y las fuentes de luz frontales. El Industar-22 para montura M39 lo pasa de pena. Parece que este Industar-2 para montura M42, más moderno, tiene algo más de aguante, pero también sufre lo suyo. Lo he visto en dos fotografías, una a plena apertura y otra a f/8. En esta se nota menos, pero se nota, tanto la pérdida de contraste como las luces parásitas.

Una de las pegas que tiene el pequeño Industar-2 es que su distancia de mínima de enfoque se sitúa entre los 60 y los 65 cm, frente a los 45 cm habituales en las focales de 50 mm, y no digamos ya a la muy favorable del Carl Zeiss Jena que viene con la Praktica MTL5, que baja a los 35 cm. Sabiendo eso, me llevé algún tubo de aproximación, por si se terciaba algunas fotografía de aproximación. Me llevé dos tubos del juego de Kenko para montura Canon EF, el de 12 y el de 20 mm. Sólo usé el de 12 mm.

Suponiendo que la escala de reproducción máxima del objetivo esté en 0,095 para unos 63 cm de distancia mínima de enfoque, el tubo de aproximación de 12 mm nos permite alcanzar una escala de reproducción máxima de 1:3 con una distancia mínima de enfoque de 26 cm. En posición infinito, con el tubo de aproximación de 12 mm enfocaría a unos 32 cm. Razonablemente cómodo para los motivos florales que podemos encontrar en estos momentos de primavera en el Parque Grande de Zaragoza.

Veamos algunos ejemplos.

Como son archivos digitales, algunos datos del procesado utilizado son los siguientes. La temperatura de color utilizada oscila entre la propia de luz de día a pleno sol (4900 ºK) a la de luz de día en sombra con iluminación por el cielo abierto (6500 ºK). Temiendo un contraste escaso en este tipo de objetivos, he aplicado sistemáticamente un preajuste de VSCO simulando la película Kodak Gold 100, que viene en el paquete VSCO Film 00, que VSCO pone a disposición de los usuarios de Adobe Photoshop Lightroom de modo gratuito como paquete de prueba. Incluye también ajustes que simulan la película en blanco y negro Kodak Tri-X. Aunque parece que este paquete de prueba ya no está disponible. Una pena.

De esta forma obtenemos un contraste vivo e imágenes saturadas, pero que se pueden controlar con algunos ajustes posteriores a la aplicación del preajuste. Lo cierto es que da la impresión de que tampoco es excesivamente necesario. Pero bueno, yo os cuento cómo lo he hecho. En cualquier caso los resultados no están mal.

Christopher Frost nos advertía que en los bordes y las esquinas, la calidad del Industar-2 a plena apertura no es buena. Pero da igual, porque en este tipo de fotografías de aproximación suele estar desenfocado en esas zonas. La observación de la fotografía de las hojas a contraluz en el ordenador muestra que en el centro del campo visual, la nitidez es más que suficiente para mostrar el detalle de la nervadura de las hojas.

Poco queda más que decir. Sobre la cámara, la Zenit-E. No la he probado todavía. Como digo en el título, la compra la considero un éxito a medias. El objetivo, que es lo que más me llamó la atención y me apetecía tener, me parece que da unos resultados por encima de mis expectativas. Aunque su uso sea muy circunstancial y más de capricho que otra cosa.

Pero la cámara presenta deficiencias. El vendedor me pedía 60 euros cuando empezamos a hablar. Le pedí una inspección a fondo que me permitió sin ningún problema y con cordialidad. Observé que alguno de los espejos del pentaprisma puede tener algún tipo de fractura que se observa en el visor. Con lo cual el precio bajo a 45 euros. Después observé que faltaba el disparador con retardo. Otros 15 euros de bajada. Se quedó en 30 euros. Comprobé las distintas velocidades de obturación con la tapa trasera abierta y mirando hacia la luz a través del objetivo. Parecía todas bastante correctas. Pero no probé la posición "B". Se me olvidó. Decidí comprar.

Este tipo de compras son siempre una lotería. Cuando en casa volví a realizar el mismo proceso todo fue bien hasta que probé la posición "B". La cortinilla de tela del obturador, de movimiento horizontal, se quedó atascada. Zas. El alma de la cámara había fenecido. Es cierto que el problema es relativo. El objetivo es válido y lo puedo usar con la Praktica MTL5 de forma nativa, y con adaptadores en las Pentax de montura K y en las Canon EOS. Pero vaya... Probablemente es una cámara que no se ha usado en años... y eso también produce problemas cuando las vuelves a accionar.

En este momento, después de varios accionamiento, la cámara vuelve a funcionar en el resto de las velocidades de obturación. Pero sé que el problema está ahí. En algún momento, la usaré con algún carrete. Quizá este fin de semana. Ya os contaré. Como digo, de todas formas el Industar-2 se puede quedar montado en la Praktca MTL5 que tengo en préstamo indefinido.

Praktica MTL 5 con Carl Zeiss Jena DDR Tessar 1:2,8 50 mm - un préstamo

A veces se producen cadenas de acontecimientos... es como cuando tiras la primera pieza del dominó y luego van cayendo. Un día comentas con una compañera aficionada a la fotografía sobre un objetivo con montura M42, una cosa lleva a la otra y, casi un año más tarde, te pasa un adaptador de dicha montura a bayoneta Pentax K, lo cual te lleva a hacerte con un Super-Multi-Coated Takumar 1:2 35 mm al que le tenías echado el ojo, que es una pena no usar también con tu Canon EOS de formato completo, por lo que te haces con un adaptador para esa montura... publicas los resultados en tu blog y al día siguiente te viene a ver un antiguo vecino con la cámara de su padre. Esta cámara con este objetivo.

Se trata de una Praktica MTL 5, una cámara fabricada en Dresde, en la antigua República Democrática de Alemania, totalmente mecánica, con objetivos para montura M42. El objetivo, un 50 mm estándar, nos llama la atención. Se trata de un Carl Zeiss Jena DDR Tessar 1:2,8 50 mm. Veámoslo de cerca.

Tras la guerra mundial, la empresa Carl Zeiss, que tenía su sede en Jena, ciudad que queda en el sector soviético, se divide en dos. Una queda en la ciudad alemana oriental, bajo el control estatalizado del gobierno comunista, y la otra se instala en Oberkochen, en zona occidental. Tras ciertas disputas legales, las marcas tradicionales de Carl Zeiss quedan en poder de la empresa occidental. Pero son utilizadas también en la zona de influencia soviética, donde el derecho sobre marcas y patentes no tiene efecto. Eso sí, si la empresa Pentacon que fabrica las Prakticas quiere vender en occidente, no puede venderlas con un objetivo Carl Zeiss Tessar. Por lo tanto, el objetivo que tenemos aquí tuvo que ser comprado en algún lugar detrás del telón de acero.

Tras una rato de reflexión, la persona que me ha traído la cámara deduce que su padre la debió de comprar en su viaje de novios que hicieron en un viaje organizado por algunos países del antiguo bloque comunista en 1984. De ahí la inscripción Carl Zeiss Jena DDR Tessar, que si hubiese sido vendido en un país occidental se hubiese llamado algo así como Aus Jena T 2,8/50, por lo que hemos podido deducir.

Como podemos ver en las dos fotos que hemos presentado hasta ahora, la disposición de los mandos de la cámara es la tradicional de las réflex mecánicas para película tradicional. De hecho, la cámara tiene una concepción que podemos considerar anticuada para la época en la que se fabricó, en la primera mitad de los años 80. El disparador está en una posición, en la cara frontal de la cámara, que a mí me parece un poco incómoda. Pero eso sí, dispone de un previsualizador de la profundidad de campo que siempre viene bien. La cámara transmite una sensación de solidez mezclada con cierta tosquedad y falta de cuidado en los detalles.

Lleva un compartimento para pilas, desgraciadamente de las antiguas de mercurio que ya no se fabrican por su toxicidad. Existen alternativas, pero es un poco rollo conseguirlas. No obstante, la pila sólo sirve para alimentar el fotómetro, que consiste en una aguja indicadora de sobre o subexposición en el visor. Sin pila, la cámara funciona sin problemas, pudiendo medir la luz con un fotómetro externo, o estimando la luz al viejo estilo Kodak.

Hablemos un poco del objetivo. Es un Tessar. Es decir, un sencillo diseño, un triplete acromático, en el que una de las lentes se ha desdoblado en un grupo de dos lentes cementadas, 4 lentes en total en 3 grupos. Es un diseño de Carl Zeiss de 1902, que tuvo mucho éxito, al permitir objetivos de tamaño compacto, pero de buena nitidez, especialmente en el centro de la imagen.

El principal problema de los Tessar, que fueron muy populares y cuyo diseño fue copiado por muchos fabricantes de objetivos, es que no admite aperturas muy grandes, siendo f/2,8 en el formato de 24 x 36 mm lo máximo que se suele alcanzar. A cambio, es barato de fabricar, y por su reducido número de superficies aire-vidrio, menos propenso a la perdida de nitidez y de transmisión de la luz por los reflejos internos que otras fórmulas más complejas. Por lo menos, hasta que se popularizaron los revestimientos antirreflejos en las lentes de los objetivos. Sus características generales son una nitidez en el centro de la imagen bastante aceptable o buena desde las aperturas más abiertas, mientras que la nitidez en las esquinas está condicionada a cerrar 2 o 3 pasos el diafragma. El f/2,8 puede ser utilizado para retrato desde su apertura más abierta, pero para arquitectura o paisaje conviene usar como mínimo un f/5,6, ya que su nitidez en las esquinas dejará que desear.

Este objetivo fabricado en la Alemania Oriental tuvo muchas variantes y se fabricó en una diversidad de monturas, siendo está variante totalmente negra y con montura M42 de las últimas versiones, si no la última. No aprovecharon la posibilidad de hacer un objetivo compacto, y de hecho, en la fotografía anterior lo vemos junto a un SMC-A Pentax 1:2 50 mm. Este es un objetivo basado en el esquema de los Planar, pero simplificado, en cualquier caso más complejo que el Tessar, y con una mayor apertura. Tendría que ser más grande que el Tessar, pero de hecho es más pequeño. La ventaja del Tessar es que su lente frontal está tan hundida en el barrilete, que no necesita un parasol para protegerlo de las fuentes de luz laterales que le pudieran hacer perder nitidez.

A la cámara se le puede poner, como se ve en la fotografía, cualquier otro objetivo con montura M42. Por ejemplo el Super-Multi-Coated Takumar 1:2 35 mm que mencionaba antes. En ambos casos, tanto el Takumar como el Tessar, son versiones avanzadas de la montura M42, que permiten un cierto automatismo del diafragma. Se enfoca y se mide la luz a plena apertura, y al accionar el disparador, se cierra el diafragma. Utilizados con los adaptadores correspondientes, hay que usarlos sin este automatismo. Se enfoca a plena apertura, se diafragma a la apertura de trabajo y entonces se mide la luz antes de hacer la fotografía.

No he tenido ocasión todavía de revelar ningún carrete hecho con la Praktica, que me ha quedado donada en depósito. Para que alguien la utilice. Su valor económico residual es muy bajo. Pero he probado el Tessar con algún cuerpo digital. Con la Pentax K-S1, los 50 mm funcionan como un teleobjetivo corto, y tienen un interés relativo... más bien escaso. Desde luego, van mucho mejor cualquiera de los dos 50 mm Pentax que tengo, el SMC-A 1:2 50 mm y el más complejo aunque antiguo SMC-M 1:1,7 50 mm. Pero con tal de que no abuses de su uso a grandes aperturas, ofrece unos resultados dignos.

Hay que ayudar a los archivos RAW de la cámara en Lightroom para darles un poquito más de saturación y contraste, porque si no quedan un poco sosos en caso de que se tomen en situaciones de luz con bajo contraste.

El Tessar tiene una mayor resistencia a la pérdida de contraste por la presencia de luces intensas frontales en el fotograma de lo que yo pensaba.

Las zonas desenfocadas, el "bokeh" de marras, no tiene una calidad excesivamente notable, pero tampoco es una catástrofe. En algunas imágenes se quiere apreciar un efecto de "remolino", parecido al de los Petzval antiguos, que se están poniendo de moda últimamente. Pero es algo que me he encontrado... no lo he investigado en profundidad.

Una de las sorpresas más agradables del Tessar es su distancia de enfoque mínima de solo 35 cm, frente a los 45 cm más habituales de otros 50 mm. Esto hace que la escala de reproducción pase de 1:7 a estar próxima al 1:4. No es que estemos en el terreno del macro todavía, pero sí que es una situación cómoda para la fotografía de aproximación.

Esto me hizo pensar que podía probar el objetivo en casa con el adaptador para montura Canon EF en un bodegón. Veamos el Tessar montado sobre la Canon EOS 5D Mark II.

Monté la mesa para realizar bodegones junto al ventanal del salón de mi casa, que ofrece una suave luz de las ventanas orientadas al norte, y coloqué un panel blanco reflecto para rellenar las sombras en el lado opuesto. Y me fui a la nevera a buscar unas cuantas alcachofas. También consideré que era el momento de probar un preajuste para Lightroom que prometía una gradación de grises suave y progresiva, similar a la desaparecida diapositiva en blanco y negro Agfa Scala 200.

A plena apertura, resulta difícil conseguir profundidades de campo adecuadas, aunque el enfoque, utilizando la ampliación en visión directa sobre la pantalla trasera, es relativamente cómodo. Por lo tanto, en el resto de la prueba utilicé diafragmas de f/8 cuando utilizaba el objetivo sin más, y de f/22 cuando añadía algún tubo de aproximación. Os dejo algunos ejemplos con los resultados. La nitidez, a esas aperturas, me pareció bastante digna.

Tras haber pasado una entretenida tarde con las alcachofas, que fueron a para a la cazuela a la hora de la cena, estaban bien buenas, también decidí dar una oportunidad al color, fotografiando un regalo que me hicieron mi hermana y mi sobrina para mi cumpleaños y con el que acabo este artículo. Espero, dentro de unos días o pocas semanas, contaros como fue el funcionamiento de la cámara con algún carrete de película tradicional.

Super-Multi-Coated Takumar 1:2/35 mm de Pentax - Montura M42 adaptable a casi todo tipo de cuerpos de cámara

Hace unas semanas me regalaron un aro adaptador de objetivos con montura de rosca M42 a cuerpo de cámara con bayoneta K. La montura de rosca M42 fue muy popular hasta los años 70, e incluso después. Adoptada por Asahi Pentax, Fujifilm y otros fabricantes japoneses, fue también común, casi un estándar, entre los fabricantes de detrás del telón de acero como Praktica, Zenit, Pentacon o algunas Contax. De hecho, fue desarrollada en Alemania por Carl Zeiss, aunque tras la guerra usada fundamentalmente por la división alemana oriental de Jena, y abandonada por la de Oberkochen en la Alemania Occidental.

Por lo tanto, hubo muchos objetivos y cámaras aptos para montar este tipo de sistemas. Sin embargo, con el tiempo quedó en desuso. El cambio de objetivos con montura de rosca es mucho más lento que los de bayoneta, por lo que pasó a ser un sistema de aficionados, mientras que los profesionales usaban todo tipo de bayonetas. La puntilla al sistema, aunque duró tras el telón de acero todavía un tiempo, se la dio Asahi Pentax cuando en los años 70 adoptó la montura K.

Pero la montura M42 tiene una característica que hace que sus objetivos puedan ser usados en la actualidad prácticamente por casi todos los cuerpos de cámara réflex y o sin espejo con los correspondientes adaptadores. La distancia entre el plano focal y la montura del objetivo era relativamente grande. Así que todos los viejos objetivos, muchos de los cuales tenían calidades más que aprecibles para su época, son utilizables hoy en día.

Con la llegada del adaptador mencionado, más otro que permite conectar los objetivos M42 a los cuerpos Canon EOS que me hicieron llegar también en estos días, sumado al adaptador de bayoneta K a cuerpos micro cuatro tercios, me hice con un objetivo Super-Multi-Coated Takumar 1:2/35 mm de Pentax, que puede utilizar indistintamente con cuerpos Pentax, para película tradicional o digitales, Canon EOS, y Olympus y Panasonic micro cuatro tercios.

El "nuevo" objetivo, que tiene más de 40 años, con los tres adaptadores que me permiten usarlo en todas mis cámaras de objetivos intercambiables, menos las de formato medio.

Lo he calzado con las siguientes cámaras:

De las llamadas de "formato completo", es decir, para fotograma de tamaño 24 x 36 mm sea digital o para película tradicional de 35, en las cuales el 35 mm actúa como estaba previsto en su diseño inicial, un gran angular moderado y luminoso.

Takumar 35 mm sobre cuerpo Canon EOS 5D Mark II.
Takumar 35 mm sobre cuerpo Pentax MX.

De las llamadas digitales con "formato APS-C", es decir, para fotograma de 25,1 + 16,7 mm (aproximadamente), en las cuales el 35 mm actúa como un objetivo estándar, equivalente a un 52 mm en "formato completo". También bastante luminoso.

Takumar 35 mm sobre cuerpo Pentax K-S 1

De las llamadas digitales "micro cuatro tercios", es decir, con un fotograma de 18 x 13,5 mm, en las cuales el 35 mm actúa como un teleobjetivo corto, equivalente a un 70 mm en "formato completo"... con la misma luminosidad, f/2, que los anteriores.

Takumar 35 mm sobre cuerpo Panasonic Lumix GM5, minúsculo, escondido tras el objetivo, y tras el SMC-A Pentax 1:2,7/35 mm para bayoneta K, que tengo desde hace un tiempo.

Veamos como son las características principales de su uso. Los ejemplos proceden de su uso con la Canon EOS 5D Mark II y con la Pentax K-S1.

No me voy a extender mucho describiendo el objetivo, que es grandotillo para los estándares de su época, pero pequeñito comparado con los actuales. Hecho en metal, da una innegable sensación de solidez. Aunque tiene defectos cosméticos en la pintura y esmaltes exteriores derivados del uso, las lentes parecen muy bien cuidadas, y no se aprecia polvo u otro tipo de sustancias en su interior. No se aprecian golpes, ni rayas en las lentes.

Tiene un cómodo aro de enfoque, amplio, en posición adelantada, tras el cual vemos la escala de enfoque en pies (ft, azul) y en metros (m, amarillo). Hay una escala de profundidades de campo que no es la más cómoda de las que he usado, pero es suficiente para manejarse. Incluye las marcas para 4, 8, 11 y 16. f/11 está sin rotular, y f/5,6 brilla por su ausencia. Hay una marca para corrección con película infrarroja. En la escala de distancias, las de 5 metros y 15 pies están en naranja, y corresponden a la distancia hiperfocal propuesta para f/8. En posición trasera encontramos la rueda de diafragamas, con valores entre 2 y 16, con el 8 en naranja, para alienearlo con las distancias hiperfocales mencionadas anteriormente.

Hay un último selector con las opciones auto y manual, que tiene sentido según con el cuerpo que se empareje, ya que permite en ocasiones la operación con el diafragma permanentemente abierto, tanto para medir la luz como para enfocar, hasta el momento de disparar el obturador. Pero nosotros nos acostumbraremos a enfocar con el diafragma abierto y después medir la luz con el diafragma cerrado. Parece más liado que lo que resulta en la realidad.

Vamos al grano. A hacer fotografías.

Primero con la Pentax K-S1. En esta, siendo de formato APS-C, el objetivo se comporta como un estándar; longitud focal equivalente en 24 x 36 mm de 52,5 mm. La escala de profundidades de campo no está adaptada a este funcionemiento. Así que enfocaremos con el diafragma totalmente abierto, y luego cerraremos para medir la luz y hacer la fotografía. No hay que darse prisa, pero a cambio las fotografías quedarán bien.

Si sois buenos estimando la distancia de enfoque, la cosa va más rápida, y podéis mantener el diafragma cerrado a su valor de trabajo constántemente. Si este es de f/8 o más cerrado, ligeros errores en la estimación de la distancia del objeto no tendrán graves consecuencias, pues se verán compensados por la profundidad de campo a esos valores.

La calidad de lo que está desenfocado, el famoso "bokeh", es aceptable, siempre que el fondo no esté muy sobrecargado. Los puntos más luminosos se convierte en círculos con un borde destacado, lo cual a unos gusta y a otros no. Las características del desenfoque son muy similares a las de otros objetivos de la época similares.

En cuanto a los colores, he de decir que yo suelo aplicar en un porcentaje muy alto de las fotografías digitales un preajuste de VSCO, de los que vienen en su paquete gratuito el VSCO Film 00, el Kodak Gold 100. A partir de él, reajusto los valores hasta que me gusta la fotografía. En general, los colores obtenidos me parece vivos e agradables. Una de las posibles pegas que se achacan a este modelo es muy curiosa. Uno de los elemento del esquema óptico contiene en su composición una sal radioactiva, quizá óxido de torio. No es peligroso para la salud. Pero en ocasiones produce que los elementos del objetivo amarilleen, dando una dominante no satisfactoria a la fotografía. Yo no he observado tal efecto con mi unidad, o bien el efecto es pequeño y se ve compensado por el hecho de usar el ajuste de equilibrio de color automático. De momento, considerémoslo más una curiosidad que otra cosa.

Vamos allá con su utilización en la Canon EOS 5D Mark II, en la que para empezar, se comportará auténticamente como un angular moderado, de acorde a su focal de 35 mm.

Para empezar, aquí podemos empezar a imaginar cómo aprovechar su máxima apertura bastante amplia para utilizar desenfoque selectivos, separando el primer plano del fondo de la imagen.

No obstante, en este terreno nos encontraremos con los principales problemas de utilización de este objetivo. En primer lugar, porque como suele suceder con los objetivos angulares de diseño antiguo sobre los modernos captores de imagen, el viñeteado es muy pronunciado. Pero notablemente. A f/2 se nota muchísimo, y en mi opinión subjetiva no se hace inapreciable hasta f/5,6.

Creo que asociado a eso se produce otro fenómeno, aunque todavía no lo sé explicar correctamente. A estas aperturas más abiertas, se produce ante una misma escena, con la misma cámara y con el mismo sistema de medición de la luz una subexposición. Si a f/2 obtenemos una medición de 1/1600 s, a f/5,6 esperarías una medición de f/200. Entre f/5,6 y f/16, las mediciones las podemos considerar consistentes. Pero si obteniendo como referencia la medición realizada a f/5,6, a f/4 hay incrementar el tiempo de obturación en el equivalente a 1/3 de paso, a f/2,8 a 2/3 de paso, y a f/2 habrá que compensar un paso entero. Esto de momento me parece que es así en las dos cámaras con las que he probado. Como el error es sistemático, es fácil de corregir.

La calidad, como sucede en los objetivos angulares antiguos, se degrada con facilidad en los bordes y en las esquinas, aunque cuando cierras el diafragma la imagen es bastante aprovechable, aunque desde luego nunca con la calidad de los objetivos modernos. A ver... que por algún motivo este objetivo se puede conseguir por entre 100 y 140 euros y un Sigma 35 mm f/1,4 Art cuesta en Amazon.es 800 euros, y un Canon EOS 35 mm f/2 IS USM cuesta entre 570 y 590 euros en el mismo portal de ventas... Esto no es así porque sí. Pero si vas a moverte con ampliaciones moderadas hasta DIN A3 o similar te podrás defender.

En Lightroom o en Photoshop es posible que tengamos que perder algún tiempo, no demasiado, en corregir algunos artefactos de color, especialmente cuando tengamos objetos oscuros sobre fondos muy claros en las esquinas. Y desde luego, tendremos que afinar el enfoque. Cuidado con atribuir al objetivo lo que no es más que una mala técnica personal a la hora de enfocar el objetivo. Pero una vez dominados estos conceptos, se pueden hacer fotografías con comodidad. ¿Cuál es la dinámica que sigo yo?

Sencilla, si quiero separar el sujeto de su entorno, abro al diafragma de trabajo, enfoco y mido lo luz, y hago la fotografía. Si busco, profundidades de campo más amplia, enfoco por zonas o utilizando la hiperfocal. Buena parte de las fotografías que traigo las he hecho alineando las marcas naranjas: f/8, enfocado a 5 metros.

Otra cuestión es lo que pasa cuando nos encontramos en un contraluz, y el sol o una fuente de luz intensa entra en el cuadro de la fotografía. El objetivo viene de nominado como Super-Multi-Coated, lo cual quiere decir que presenta los revestimientos múltiples de Pentax, que pretendían en su época competir con los T* de Carl Zeiss.

Debería haberle puesto a este objetivo el parasol que tengo por ahí adecuado para el mismo. Diámetro de rosca de 39 mm y apto para 35 y 50 mm de focal. Rígido. pero no lo he encontrado. El caso es que sin él, cuando entra la luz en el cuadro, las cosas van regular. En general se producen pérdidas de contraste y alguna que otra luz parásita. Si se intenta arreglar, los colores es difícil dejarlos en su sitio. Que conste que con objetivos Pentax más modernos me pasa de forma similar... En algún momento, el tema de los revestimientos no le acaba de funcionar a Pentax... en los últimos 50 años. Así que tendremos que ser prudentes. Y localizar el maldito parasol.

Qué podemos concluir después de esta prueba. ¿Merece la pena usar uno de estos objetivos? Pues depende... Si quieres tener una única óptica para varios sistemas, es una opción razonable. Es difícil que la use en el micro cuatro tercios... Un "70 mm" f/2, cuando ya tengo algún excelente 45 mm f/1,8 o f/2,8 Macro, que hacen un "90 mm" equivalente,... no le veo la necesidad. Pero la posibilidad de usar un gran angular luminoso en la Pentax MX o en la Canon EOS 5D Mark II de vez en cuando, sin arruinarme, no me parece mala idea en absoluto. Y no dudo que también le puedo dar uso como estándar para la Pentax K-S1, más luminoso que el 35 o el 40 que tengo ahora. Y por una cantidad de dinero muy llevadera. Es cierto que cada vez me tira más la idea de un 35 mm potente para la EOS... o para la Leica. Pero habrá de ser para una o para otra. La vaca no da para las dos. ¿Y cuando pienso en los Summicron o en los Summilux alemanes... pues creo que la EOS puede defenderse muy bien con el Takumar, oye? Además, si no necesito la luminosidad del Takumar, siempre le puedo poner el 24-105 mm f/4. Veremos.

Os dejo unas cuantas fotos más de esta misma mañana.

Leitz Summicron 50/2 retractil - Por qué sí, pero por qué no

En estos momentos, Leica es una marca que se identifica con el alto nivel de calidad de sus productos, especialmente por sus reputadas ópticas, pero también con cierto esnobismo, con el capricho de tener un objeto caro, muy caro. Sus cámara duplican el precio de otras de similares características básica, sus objetivos duplican, triplican o cuadruplican los precios de la competencia. Arrastra una historia prestigiosa, en la que numerosos reporteros gráficos usaron sus leicas como herramienta de trabajo discreta y eficaz, aunque también tuvo momentos en los que estuvo a punto de desparrecer como consecuencia del reinado absoluto de las cámaras réflex entre los profesionales.

Hoy en día vive una segunda edad de oro, con una gama de productos muy amplia, como nunca la había tenido, sintiéndose al mismo tiempo orgullosa de mantener sus tradiciones. Y con muchos de sus usuarios como principales voceros de las presuntas cualidades de las cámaras del punto rojo. Pero ¿realmente mantienen sus tradiciones tan fielmente como dicen? Hagamos un repaso.

Yo tengo una Leica IIIf de 1951, una cámara que básicamente responde al diseño original de Oskar Barnack, aun siendo probablemente el modelo más avanzado de los que son evolución directa de aquella “Ur-Leica” de 1914.

Barnack era ingeniero de la empresa Leitz, que en aquellos momentos se dedicaba a hacer microscopios. A Barnack le gustaba el aire libre, los paseos por el campo y por el monte. Y hacer fotografías de los paisajes que visitaba. Pero tenía algún problema de salud, probablemente de tipo asmático, que hacía que le resultase penoso cargar con mucho peso. Con sus conocimientos de óptica y de mecánica, decidió aplicarse al diseño y construcción de una cámara ligera, que aprovechase como material sensible la película en rollos de 35 mm de ancho con doble perforación que se usaba para la filmación de pelìculas cinematográficas, concibiendo un fotograma horizontal con el doble de superficie que los fotogramas de cine. Frente a los 24 x 18 mm de estos, tendríamos un fotograma de 36 x 24 mm. Pequeño para lo que se llevaba en aquellos momentos. Necesitaría una notable ampliación para conseguir una copia de un tamaño razonable; por lo tanto, para conseguir una definición razonable la óptica tendría que ser de muy buena calidad, y usar la películas con el grano más fino posible. No es una cámara que fuesen a usar los profesionales, pero un aficionado la usaría por su portabilidad, ya que dotada de un objetivo retráctil, podría llevarse sin muchos problemas en el bolsillo de un abrigo, chaquetón o chaqueta. Sería algo más pequeña que el modelo que he mostrado anteriormente, ya que en un principio no llevaban visor con el telémetro de coincidencia usado para enfocar. Utilizaban visores más sencillos, y se enfocaba por estimación de la distancia a la que se encontraba el sujeto.

La guerra mundial dejó aparcadas la posibilidad de comercializar un aparato de estas características, cosa que sucedería a mitad de la década de los años 20, con un objetivo estándar de 5 cm de focal, y una formulación óptica que recordaba a los Tessar de Carl Zeiss, aunque se argumentó que no era tal ya que el diafragma estaba situado en otra posición. El Elmar 5 cm 1:3,5 que aparece retraído en la fotografía es básicamente un objetivo con esta formulación, aunque fabricado 25 años más tardes con recubrimientos antirreflejos en las lentes, que además usaban mejores vidrios ópticos. Pero la misma fórmula de 4 elementos en tres grupos.

El caso es que, aunque concebidas para el mercado aficionado como cámaras de calidad, su discreción y portabilidad atrajo a algunos profesionales, especialmente reporteros gráficos y fotógrafos documentalistas que veían en estas cámaras un instrumento ligero y poco llamativo en tiempos y lugares turbulentos. Eso sí, pronto empezaron a echar de menos ópticas más luminosas, especialmente cuando la competencia, Carl Zeiss, empezó a sacar a la luz esos diseños Sonnar, y luego, con los modernos revestimientos antirreflejos, las variantes de los Planar, que ofrecían calidad con aberturas máximas más luminosas que ese 1:3,5 de los Elmar de Leica.

Leitz comenzó a comercializar algunos Summar y Summitar a 1:2, e incluso algunos Xenon y Summarit a 1:1,5. Eso sí. Los profesionales tenían que elegir. Entre las buenas prestaciones en todo el rango de aberturas, con una abertura máxima modesta, u objetivos más luminosos pero con prestaciones ópticas más flojas. Hasta que llegaron los primeros Summicron, nombre que se quedaría establecido ya para siempre para las luminosidades de 1:2, y que sería y es sinónimo de altos niveles de calidad.

El primer Summicron, que es el objetivo que en este artículo nos interesa, era también un objetivo retráctil, como el Elmar. Más voluminoso claro. Y se fabricó tanto en la montura tradicional de rosca como en la novedosa montura de bayoneta M que surgió en los años 50. A continuación vemos un ejemplar que he estado probando estas semanas atrás montado sobre mi Leica M2.

La leicas de la serie M eran cámaras mucho más agradecidas de manejar que las de generaciones anteriores. Su accionamiento era mucho más rápido, su telémetro más cómo, su precisión elevada. Pero a cambio tenían un problema. Ya no eran tan pequeñas como sus antecesoras. Ya no eran tan sencillas de llevar en el bolsillo del chaquetón. Todavía podían ser transportadas con discreción, pero habían crecido de tamaño.

Veamos una comparación entre las dos anteriores.

Se nota la diferencia, ¿no?. Quizá el diseño básico sea el mismo, pero con un tratamiento a base de esteroides. Sin embargo, que la óptica fuera retráctil seguía siendo una ventaja a la hora de mantener un equipo compacto durante el traslado del mismo. Realmente, en la concepción inicial de Barnack estaba que los objetivos de las leicas fueran retráctiles para que mantuvieran al máximo su tamaño compacto. Sin embargo, el Summicron pronto recibió mejoras en sus características ópticas. Y dado que las cámaras habían aumentado de tamaño,... también en sus características mecánicas, y todas las generaciones posteriores de los 50 1:2 de Leica han sido objetivos no retráctiles, más voluminosos. De una calidad estupenda, en algún caso casi podríamos decir que insuperada durante mucho tiempo para el formato de película de 35 mm. Pero alejándose del concepto original de la Leitz Camera.

Conociendo la existencia de este objetivo, y que sus prestaciones, aunque inferiores a las de posteriores generaciones, son más que dignas, siempre me ha apetecido tener uno, por la polivalencia y la transportabilidad del equipo. Incluso montado sobre un modelo digital, todavía más voluminoso y pesado.

La introducción de la electrónica necesaria para mantener la toma digital han hecho que las leicas de la serie M digitales hayan engordado. A continuación podemos ver una de ellas, con un objetivo Carl Zeiss Biogon-C 35 1:2,8 ZM, que es de lo más compacto que podemos poner en estos días. Si lo comparamos con la fotografía anterior, vemos que sigue el proceso de aumento de tamaño. Ya no estamos hablando de un equipo compacto, aunque sea mucho menos voluminoso que un sistema réflex digital de similares características.

Poco antes de mi reciente viaje a Suiza, una persona a quien conocí no hace mucho me propuso venderme uno de estos Summicron retráctiles. La verdad es que el aspecto cosmético del objetivo es excelente. No se ven prácticamente defectos ni en las lentes ni en los componentes mecánicos. El único pero que se le podría poner desde el punto de vista cosmético es que la escala de distancias estaba en pies y no en metros. Era un objetivo que había sido destinado a su venta en Estados Unidos, que fue comprado por un español caprichoso allí, utilizado escasamente, y ahora un descendiente que no se interesa por la fotografía dispuesto a venderlo.

Con otro modelo, y con una buena oferta económica, me hubiera decidido de inmediato. Pero había leído lo suficiente sobre este objetivo para ser cauto. De hecho, la recomendación de los conocedores es universal. O lo compras en un sitio de absoluta confianza que describa con precisión sus características, o exiges poder probarlo previamente. ¿Por qué? Ahora lo explico.

El objetivo tenía unas características envidiables desde el punto de vista óptico y mecánico. Pero también tenía dos puntos débiles que han hecho que este modelo en concreto de Summicron no envejezca bien. Por un lado, las lentes frontales, las más expuestas, están fabricadas con un vidrio óptico muy blando, que se raya con facilidad. El acúmulo de rayas de limpiado, que pueden ser incluso poco apreciadas, da lugar a una pérdida de contraste en la imagen. Por otro lado, al igual que otros modelos de la época, los cementos y los lubricantes usados en aquel momento se van evaporando poco a poco y depositándose sobre la superficie de las lentes, produciéndose lo que los anglófonos llaman un aspecto “hazy” o “foggy”. Es decir, brumoso o neblinoso. Se pierde contraste y definición cuando se llega a determinados niveles. Y esto puede suceder incluso con un objetivo de aspecto inmaculado. Es uno de esos motivos por los que se recomienda conservar el material fotográfico en lugar seco y a temperatura constante no extrema.

Produciéndose la oferta en vísperas de mi viaje a Suiza, sugerí la posibilidad de probarlo durante el mismo… negociamos las condiciones,... se aceptaron las propuestas,... y he aquí algunos resultados.

No sé si se aprecia del todo bien. Creo que sí. Las fotografías están tomadas con la Leica M2 calzada con el Sumicron 5 cm 1:2 retráctil en pruebas. La película es Kodak Tri-X expuesta a su sensibilidad nominal, revelada en Tetenal Ultrafin a 20 ºC a una solución 1+4 durante 7 minutos. Las condiciones son las mismas que para las fotografías de mis últimas recomendaciones semanales, salvo que en las de esa entrada usé el Carl Zeiss Biogon-C 35 mm 1:2,8 ZM.

Existe una diferencia fundamental. Las fotografías realizadas con el Summicron tienen un contraste menor que las del Biogon-C, incluso cuando las condiciones de la toma era de más contraste, y se aprecia en torno a las altas luces una sensación de difuminado, la famosa neblina o bruma de la que antes hablaba, que se puede aplicar tanto al aspecto de las lentes, como a las de las fotografías tomadas con ellas. Es decir, a pesar del buen aspecto cosmético del objetivo, este no está en las mejores condiciones para ser un buen útil fotográfico, salvo como objetivo de efectos especiales. Y para eso no me interesa.

El mismo efecto lo he observado a la vuelta con algunas fotografías realizadas con la Leica M-E digital. Quizá incluso de forma más marcada. Por lo tanto la conclusión es clara. Es un tipo de objetivo que por su concepción y diseño me encantaría tener, pero con estas prestaciones ópticas, no. Y menos a los precios que se suelen ver cuando están en buen estado cosmético. Una pena… ¿verdad? El potencial vendedor se sintió muy decepcionado. Pero ha visto los resultados brutos de las fotografías realizadas y ha comprendido la situación…

Me despido con esta fotografía tomada con la Leica M-E digital, en la que el contraste está corregido, pero que no se puede evitar apreciarse la sensación de bruma en las altas luces, efecto que nunca he observado por ejemplo en el Carl Zeiss Planar 50 1:2 ZM, y sí en el Industar-22, el 50 mm 1:3,5 de fabricación soviética, muy inferior de partida a todo lo que estamos hablando aquí.