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Ilford FP4 Plus 125 a IE 400 - En Hasselblad 500CM

Cuando terminaba el confinamiento por la epidemia de Covid-19 en mayo, y empezaron a permitir paseos a determinadas horas del día, una mañana, de madrugada, salí a pasear con la Hasselblad 500CM y un rollo de Ilford FP4 Plus 125 expuesta a un índice de exposición de 400. Casi dos puntos de subexposición, con el aumento en el tiempo de revelado adecuado para resituar los tonos de gris en sus lugares adecuados. No me disgustó la experiencia, pero en aquel momento no pasó de una curiosidad, que me despertó algunas inquietudes, pero no fue más allá.

Hace unas semanas regresé de mi viaje de vacaciones por Portugal. También me llevé una cámara con película en blanco y negro. Pero en lugar de llevar la Ilford XP2 Super 400, que es mi opción habitual en los viajes, me llevé Ilford HP5 Plus 400, de la cual disponía en abundancia. Pero sinceramente, no acabé muy satisfecho con los resultados. Salvo en situaciones con abundante luz solar y escenas contrastadas, la mayor parte de las fotos me resultaban muy apagadas, con contraste excesivamente bajos, y sin que resaltasen los motivos principales de la imagen. Se puede achacar a mi incapacidad para seleccionarlos y encuadrarlos adecuadamente, sin duda. Pero también me atrevería a decir que la HP5 Plus tiene una curva tonal excesivamente plana en ocasiones. La corrección del contraste en el procesado digital tras escanear el negativo, llevaba a un aumento del grano excesivo para mi gusto.

Si unes las dos experiencias, empiezas a pensar. Igual conviene, para alcanzar el rendimiento tonal que yo imagino o quiero, usar otra película y otras situaciones. Hablaré de películas convencionales en blanco y negro, y no de la XP2 Super 400, que se revela en el proceso C-41 propio de las películas cromogénicas. No por nada, muchos fotógrafos gustan de la Kodak Tri-X 400, por el contraste que ofrece. Sin embargo, en estos momentos es una película cara, que tengo que conseguir a través de internet sumando a su precio los del transporte, y con la que no me llevo bien al digitalizarla, por la falta de estabilidad dimensional que he experimentado con ella. Se curva y se retuerce como una condenada, aumentando las posibilidades de que se contaminen con polvo, y causando problemas de nitidez por la falta de planeidad sobre los portanegativos.

Así que decidí que había que volver a experimentar con la Ilford FP4 Plus 125 expuesta a un índice de exposición de 400. La película se maneja muy bien, se digitaliza muy bien, es más contrastada que la HP5 Plus 400, más si aumentamos el tiempo de revelado, la encuentro fácilmente en comercios físicos de Zaragoza y a precios mucho más razonables que los de la película de Kodak. Y existe mucha experiencia en el mundo en su revelado, sabiendo que se revela bien con cualquier revelador de los más populares y con buenos resultados generales. Las nuevas experiencias tienen dos partes. Una mañana de domingo con la Hasselblad 500 CM, saliese como saliese de sol y de iluminación, y varios días llevándola encima con una Pentax MX, haciendo fotografías cuando las condiciones de luz ofrecieran escenas con un contraste bajo.

Hoy os presento las experiencia con la Hasselblad 500CM. Armada con el objetivo Carl Zeiss Planar 80/2,8 CF. Le puse un respaldo A16S, que ofrece 16 fotogramas de 41 x 41 mm en lugar de los habituales 12 fotogramas de 55 x 55 mm. El motivo principal es que así el resultado era más exigente con el grano de la película. Al ampliar más... el grano resulta más aparente. Es fácil apreciar un grano bajo o contenido con un negativo muy grande,... pero cuando el negativo es más pequeño... la cosa cambia. Y además me permitía hacer cuatro fotos más en ese paseo mañanero de domingo.

Revelado como de costumbre en Kodak HC-110, en dilución C (1 + 19), durante 8 minutos y 30 segundos a 21 ºC, y digitalizado con la Panasonic Lumix G9 en modo de alta resolución moderado, para un resultado final de archivos digitales de entre 25 y 30 megapíxeles. No ajusté mucho el encuadre. Preferí garantizar con cuidado que los negativos estuvieran perfectamente paralelos al sensor de la cámara y que la nitidez fuera la mayor posible. La película se reveló sin problemas, manifestando a simple inspección visual unos negativo mucho más contrastados que los recientes de la Ilford HP5 Plus 400, pero que se digitalizaban sin problemas porque la gama tonal está bastante por debajo todavía que la dinámica del sensor de la Lumix G9.

Los resultados fueron bastante buenos con algún pero. Las imágenes quedaron nítidas, salvo algún fotograma con algún error en el enfoque. Mi vista ya no es lo que era. El grano prácticamente inaparente. Muy muy muy por debajo del que ofrece la HP5 Plus expuesta al mismo índice de exposición. La gama tonal amplia y contrastada, pero sin excesos. Más sencilla de ajustar en el proceso digital que con la HP5 Plus. Lo cual ayuda a mantener a raya el grano, que aumenta con los ajustes digitales intempestivos. Y el pero está en que alguna sombra me quedó bloqueada. La medición de la luz la hice con el pequeño Gossen Digisix, tanto en modo luz incidente como luz reflejada según las escenas. En la mayor parte de los casos, esas sombras bloqueadas no invalidaban la foto, pero queda claro que en una mañana soleada, cuando la escena incluye áreas iluminadas por el sol y sombras profundas, hay que tener cuidado en proteger estas últimas. No está mal, pero hay que obtener más información. Veremos que pasa con los resultados obtenido con la Pentax MX. Pero eso os lo cuento la semana que viene.

Matizada luz de atardecer con Hasselblad 500CM + Lomography Potsdam Kino 100

En el mismo tambor de revelado que el rollo que os comentaba hace unos días entró este otro, también con película Lomography Potsdam Kino 100, pero expuesto con la Hasselblad 500CM calzada con el Planar 80/2,8 CF T* y en una condiciones de luz muy distintas.

Como ya he comentado en un par de ocasiones, está película rescatada por Lomography entre las utilizadas en la antigua Alemania oriental, creo, no me disgusta nada. El rollo que comentaba el otro día, expuesto con la Fujifilm GS645S Wide 60, tuvo que enfrentarse a una luz dura, casi en las horas centrales del día, un día soleado, y ponía a prueba su capacidad de encajar correctamente los valores extremos de iluminación. Máxime cuando la medición de la luz con el fotómetro integrado del Fujifilm resultó en unos negativos un tanto subexpuestos. Pero el resultado no fue malo, como comentaba.

Una semana más tarde, cogí otro Potsdam 100, y lo cargué en un respaldo de la Hasselblad. Fue un paseo por la tarde, una tarde en la que había abundancia de nubes con algunos claros. Incluso amenazó lluvia en algún momento. Por lo que la luz era mucho menos dura, las escenas mucho menos contrastadas. Las Hasselblad, en sus configuraciones más básicas, no lleva fotómetro integrado en la cámara, por lo que usé uno de mano, el pequeño pero capaz Gossen Digisix. El resultado fue unos negativos mucho más correctamente expuestos que con la Fujifilm. Todos estaban exactamente en su sitio con respecto a sus valores medios. Y como el contraste de las escenas fotografiadas, salvo algún caso aislado, no era muy amplio, sin problemas para encajar las sombras más profundas y las más altas luces.

Al igual que en el anterior rollo, que entró en el mismo tambor de revelado, opté por la sensibilidad nominal de la película y por los tiempos de revelado recomendados con carácter general. Revelada en Kodak HC-110, dilución 1+47, lo que ya hace suponer que proporciona un contraste algo más contenido que cuando las diluciones recomendadas son más concentradas, con un cómodo tiempo de revelado de 7 minutos a 20 ºC. Digitalización de los negativos con la Panasonic Lumix G9 en modo alta resolución, que permite obtener, una vez desechados los márgenes de comodidad, unos ficheros de unos 50 megapíxeles.

El resultado fue un conjunto de negativos perfectamente aprovechables para cualquier uso. Sin valores extremos bloqueados ni en las luces ni en las sombras, con una amplia gama de grises, la cantidad de información recogida permiten a esta película, en formato medio y en estas condiciones de luz de contraste moderado, hacer lo que quieras con las fotografías tomadas. Que te apetece procesarlas con un aspecto suave, con amplia gradación de grises, pues sin problemas. Que quieres darles más contraste y mas fuerza visual, tienes margen de sobra.

Con los negativos correctamente expuestos y en formato medio, el grano de la película pasa prácticamente desapercibido. No forma parte de la ecuación en el resultado final, que presenta unos tonos continuos con no más estructura que las texturas de las superficies fotografiadas.

Como ya he dicho en ocasiones anteriores, y no insistiré mucho más, esta película me gusta. Me siento cómodo con ella, pero me resulta excesivamente cara para unas características que puede tener con otras películas. Hace unos días, aprovechando la apertura de los comercios habituales, me acerqué a The Shuave Shop, uno de los pocos lugares en Zaragoza donde hay cierta variedad de películas fotográficas a la venta, no tanta como me gustaría ni mucho menos, pero sirve para salir del paso, y compré dos rollos de Fomapan Creative 200 en formato 120. La última vez que la usé, ya comenté o dejé caer que es la película que más me convence del fabricante checo. Y al contrario de lo que opinaba entonces, si es fácil encontrarla en mi ciudad. Y me costaron 5 euros cada uno. La diferencia de calidad con la Potsdam 100 no vale los cuatro euros de diferencia en el precio, ni de harto de vino. Ya os contaré que tal.

Paisaje periurbano con Hasselblad 500CM + Ilford FP4 Plus 125 a IE 400

Poco antes de que la epidemia de covid-19 estallara en nuestras narices, en el último primer domingo de mes con libre entrada a los museos municipales, probé a utilizar la película Ilford FP4 Plus 125 con un índice de exposición de 400 y ajustando de forma adecuada los tiempos de revelado para conseguir un buen intervalo tonal en el negativo tonal. Y no quedé descontento. Es más. Empecé a pensar que...

Dos cosas. La película Kodak Tri-X 400 es la favorita de muchos como película de ISO 400, contrastada y con fuerza expresiva. Sin embargo, nunca me he llevado bien con ella. La mala estabilidad dimensional de su soporte, que se retuerce sobre sí mismo como un condenado, hace que trabajar con ella tras el revelado sea una lucha constante contra el polvo y la suciedad. Agotadora. Y yo no soy de los que considere "guay" una foto llena de polvo y raspaduras. "Lomographismos", los justos. Y con la Ilford HP5 Plus 400 me llevo muy bien, pero reconozco que cuando fotografías escenas de bajo contraste, puede dar negativos muy planos. En un procesado fotoquímico, ajustando la gradación del papel fotográfico y con otras intervenciones, se puede resolver muy bien. Pero en un procesado digital tras el revelado, el ajuste del contraste suele conllevar un aumento en el contraste del grano de la película que me resulta excesivo y no siempre agradable. Pasa con todas las películas. Es uno de los inconvenientes de los procesos mixtos; película tradicional más procesado mixto químico y digital.

La película Ilford FP4 Plus 125, a su sensibilidad nominal, es más contrastada que la HP5 Plus. Y la he usado previamente en alguna ocasión a un índice de exposición de 200, sin muchos problemas. Mi planteamiento actual es el siguiente. ¿Como responde como película a un índice de exposición de 400 cuando la situación fotográfica sea de escenas con poco contraste que quedarían demasiado planas con la HP5 Plus? Siendo escenas poco contrastadas, el riesgo de bloquear las sombras sería menor, siempre que se mida la luz y se proponga unos valores de exposición protegiendo los tonos más oscuros. Decidí hacer dos pruebas. Una con formato medio, la que traigo aquí, con la Hasselblad 500CM calzado con el Planar 80/2,8 CF T*. Otra con formato pequeño, con la Leica IIIf,... pero esa me ha generado algún dolor de cabeza y os la contaré más adelante.

Así pues, salí una mañana de domingo, muy temprano, con el sol recién alzado por el horizonte, y cuya luz quedaba difuminada por algunas nubes en el este-nordeste de Zaragoza, mientras que el paisaje urbano y periurbano de la ciudad era iluminado por una mezcla de esta luz solar difusa pero direccional y por una bóveda celeste, casi totalmente despejadas sobre la vertical de la ciudad. Para medir la luz, me llevé el Gossen Digisix, midiendo unas veces con luz incidente y otras con luz reflejada, en estas ocasiones apuntando ligeramente hacia abajo, para evitar la influencia del cielo despejado en la medición. Es decir, protegiendo la sombras.

La película la revelé siguiendo las recomendaciones de Emulsive, con una dilución C de Kodak HC-110, 1+19, durante 8 minutos y 30 segundos a 21 ºC. Estas recomendaciones están demostrando ofrecerme unos resultados buenos, muy consistentes, con tiempos de revelado razonablemente buenos, muy manejables, con tiempos para distintas diluciones del revelador. Recordemos que el HC-110 actúa como revelador compensador a diluciones altas (1+47, 1+63, 1+100, 1+160,...), pero los resultados a diluciones más concentradas (1+15, 1+19) son algo más contrastados, sin pasarse, o normales (1+31), sea lo que sea en estos tiempos la "normalidad".

Con las condiciones de luz de esa mañana de primavera, los resultados me han sorprendido por su calidad. Los negativos se ven bastante contrastados, lo que era de esperar dado el revelado prolongado, pero en ninguno de ellos se han empastado las sombras, que conservan detalle siempre. Y sin que se bloqueen las luces. No tengo claro que los resultados fueran igual de estupendos en una escena con luz más dura, pero en las condiciones adecuadas, sin problemas. He digitalizado los negativos con la Panasonic Lumix G9 y el Olympus 12-40/2,8, no hace falta macro para los negativos de 56 x 56 mm, y el zoom permite ajustar más fácilmente el encuadre. He usado el modo de alta resolución de la cámara, que para un formato cuadrado nos proporciona hasta 60 megapíxeles. Que se quedan en unos 50 megapíxeles cuando eliminas los márgenes de seguridad con los que fotografías los negativos. Información para dar y vender. El grano de la película es apenas perceptible. Y aunque obtengo un fichero RAW y un JPEG, ajustando en este último el contraste adecuado en la cámara es utilizable inmediatamente, tras invertir los tonos, claro, sin que manipulaciones de ningún tipo hagan aumentar la presencia del grano.

He tenido algún problema con la nitidez de la imagen en las tomas realizadas a f/4, las primeras de la mañana. No me llevé el trípode. Pero hace ya un tiempo que uno de los dos respaldos que tengo en activo para la Hasselblad no está realizando bien su función, y es el que llevaba esa mañana. Las tomas realizadas a f/8 o f/11 se ven perfectamente nítidas. La irregularidad de las zonas con pérdida de nitidez descartaría errores míos al enfocar, que todo podría ser. Pero si aparece nítido algo situado a tres metros, y algo situado a siete metros, pero no algo situado a cuatro metros y medio... pues algo raro pasa.

Hacia el solsticio de invierno - Hasselblad 500CM con Kodak Ektar 100

Durante el otoño de este pasado 2019, he utilizado en diversas ocasiones mi Hasselblad 500CM con película Kodak Ektar 100, que en paisajes naturales o semiurbanos, ofrece un aspecto visual excelente, sin necesidad de mayores retoques. Quizá con alguna pequeña corrección del equilibrio de color sobre los archivos digitalizados que remiten desde Carmencita Film Lab.

Para muchos, el objetivo tradicional es el gran angular. Y según las modas que imperan en la actualidad, cuanto más extremo el angular, mejor. Pero yo no estoy tan convencido de este dogma. Creo que los paisajes cerrados con teleobjetivos cortos pueden ser muy interesantes, centrándonos más en el detalle que en la gran escena. Si además te mueves en un entorno urbano o semiurbano, la presencia del ser humano, el paisaje con figura, favorece especialmente el uso de estas focales. Y tengamos en cuenta que yo favorezco la realización de paisajes en los que está presente la inevitable acción del ser humano. Véase por ejemplo el planteamiento de mi galería en la web de la Asociación aragonesa de fotografía de naturaleza Asafona.

En el mes de diciembre, disfrutamos en Zaragoza de un clima notablemente benigno para la época. Temperaturas moderadas, tiempo soleado, que no empeoraron hasta la llegada de las nieblas poco después del día de Navidad. Así que los dos semanas previas al solsticio de invierno, con el sol en su posición más baja sobre el horizonte de promedio, encontramos momentos con bellas luces sobre la ciudad. Y entre las fotografías que fui realizando en esos días, un nuevo rollo de Kodak Ektar 100 en mi equipo Hasselblad.

Tomadas en el entorno del Canal Imperial de Aragón a su paso por la ciudad de Zaragoza, entre el puente de América a la entrada del barrio de Torrero y el ojo del Canal, el lugar donde esta obra hidráulica cruza sobre el río Huerva, estas fotografías presentan sus virtudes y sus problemas. Y estos vienen asociados especialmente a la óptica utilizada.

Entre los usuarios de las Hasselblad de la serie 500, el Carl Zeiss Sonnar 150/4 C T* es un objetivo muy popular. Muy frecuente en estos equipos por ser el objetivo de retrato por excelencia, es equivalente a un 80 - 85 mm en el formato pequeño más corriente, de negativos de 24 x 36 mm, y en la medida que se puedan establecer equivalencia entre un fotograma cuadrado y uno rectangular con unas proporciones 3:2, que no deja de ser un pequeño panorama. Pero a mí me gusta utilizarlo para paisajes.

Sin embargo, no es fácil de utilizar, y tiene sus limitaciones. En esta serie utilicé la cámara sobre trípode. Y me encontré con los siguientes problemas. El primero es independiente de si usas trípode o no. En formato medio, con un negativo de 55 x 55 mm aproximadamente, la profundidad de campo es limitada con un 150 mm. El uso del trípode te permite cerrar el diafragma, pero aun así, en escenas con mucha profundidad, necesitas elegir con mucha precisión el punto de enfoque, qué vas a privilegiar con la nitidez y qué vas a sacrificar, porque es difícil obtener toda la escena enfocada. Desde este punto de vista también, cometí un error al no coger el visor de prisma. Por ir más ligero fui con el capuchón básico, pero lo cierto es que el prisma permite usar la cámara a más altura y ser más preciso en el enfoque.

Y luego tenemos otra cuestión. Los objetivos de la serie C T* fueron fabricados entre 1974 y 1979. Tienen las fórmulas originales de los objetivos originales del sistema (serie C), pero con una mejor sustancial de los revestimientos en las lentes, de donde les viene la designación T*. Sin embargo, comparados con los posteriores CF, de los cuales sólo tengo el Planar 80/2,8 CF T*, y en una ocasión pude usar el 150/4 CF T*, me parecen más flojos de contraste. Y más peligroso su uso en situaciones de contraluz. Lo cual, con estas condiciones de luz, me parece un cierto problema. Téoricamente, la fórmula óptica entre el 150 mm C T* y el CF es idéntica. Un Sonnar con 5 elementos en 3 grupos, un clásico,... pero no me resulta lo mismo.

En fin. Es lo que hay. Es lo que tengo. Y ahora no me voy a poner a cambiarlo. Pero tengo que pensar bien cómo aprender de estas series para sacar lo mejor de estas ópticas en el futuro.

Kodak Ektar 100 con una Hasselblad y un 150 mm

No siempre me he encontrado cómodo con la Kodak Ektar 100. La película de sensibilidad baja, antaño se consideraba media, grano fino y alta saturación del antaño gigante americano venido a menos no siempre es fácil de manejar. Desde luego no es una película generalista. El rendimiento de sus colores puede ser adecuado en ocasiones... y bastante menos adecuado en otras.

Hace unas semanas decidí trabajar un poco esta película sobre una cámara de formato medio. Y elegí para ello la Hasselblad 500CM con un objetivo que uso poco el Carl Zeiss Sonnar 150/4 C T*. Es un teleobjetivo corto. Me cuesta hablar de equivalencias entre las focales de las Hasselblad, con fotograma de 56 x 56 mm aproximadamente, y las de las cámaras más habituales de formato pequeño, con fotograma de 24 x 36 mm. Aunque se pueda hablar de "equivalencias" basadas en las dimensiones de la diagonal del fotograma, lo cierto es que el formato cuadrado de la Hasselblad tiene exigencias específicas distintas de las fotografías casi panorámicas de la relación 3:2 del más común de los formato en película fotográfica. Por ello nos quedaremos con la idea de que es un teleobjetivo corto.

Hace tiempo que me he sumado a la idea de que el teleobjetivo corto es una focal tan respetable como cualquier gran angular para la práctica del paisaje. La idea, aislar el motivo principal, destacarlo. Con teleobjetivos cortos, es posible incluir suficiente información a su alrededor como para dar una idea del entorno, sin que este se "coma" al motivo principal. Un teleobjetivo largo tiene más dificultades para ejercer esta misión. Por ello los teleobjetivos largos en paisaje, sobretodo en digital, los uso para componer panorámicas o fotografías compuestas. Más información para ángulos de visión finales propios de focales más cortas.

La fórmula óptica de los Sonnar, muy querida a Carl Zeiss, fue la que la marca alemana usó para sus objetivos más luminosos en la era anterior a los revestimientos antirreflejos. Permitía utilizar un número de elementos ópticos adecuado a una corrección de la mayor parte de las aberraciones, permitiendo aperturas amplias que sus Tessar no permitían, y su limitado número de interfaces vidrio-aire permitía un mayor contraste que los Planar/Biotar que tenían un número de elementos parecido pero separados en más grupos. Los Sonnar siempre tuvieron el inconveniente de un importante curvatura de campo, lo que hacía delicado el calibrado de su enfoque en las amplias aberturas que se proponía. Pero en los teleobjetivos este es un problema menor que en ópticas más cortas, y la fórmula de los Sonnar siguió presente en el catálogo de Carl Zeiss.

En las fotos que muestro aquí podéis comprobar la visión que se obtiene a través de uno de estos objetivos. Con luz suficiente, la sensibilidad de la Ektar no supone ningún problema si se usa a mano alzada. Aunque en cuanto la luz empieza a bajar, el enfoque se vuelve delicado. La escasa profundidad de campo de estos objetivos hace que el enfoque por debajo del f/8 exija mucha atención. Y mi vista para las distancias cortas ya no es lo que era. En cualquier caso, es en estas situaciones de paisaje, aunque sea periurbano o suburbano, cuando la película brilla por la intensidad de sus colores, especialmente de los tonos rojos y naranjas, que todos asociamos al otoño. Espero que os gusten. Insistiré en esta combinación en un futuro, cuando las circunstancias lo permitan.