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Volviendo al formato medio con Hasselblad - Teleobjetivo corto y Kodak Ektar 100

Hacía mucho que no fotografiaba con una cámara de formato medio. Prácticamente, durante todo el verano sólo he usado cámaras para rollos de película de 35 mm biperforada, sea en su formato habitual de negativo de 24 x 36 mm, bien en el medio formato, 17 x 24 mm. Pero durante el mes de septiembre volvía coger la Hasselblad 500CM durante dos sábados.

Junto con la 500CM el objetivo Carl Zeiss Sonar 150/4 C T*. Porque originalmente la idea era hacer una serie de retratos con película Kodak Portra 160, y esta es una buena combinación. No voy a mostrar fotos de esas sesiones de retratos, porque las personas retratadas prefieren no aparecer en publicaciones en internet. Y mucho menos en redes sociales. Y con razón dadas sus circunstancias personales. Tendréis que creerme si os digo que quedaron bastante bien. Y que las personas retratadas quedaron satisfechas, e incluso van a utilizar los retratos para ampliarlos a gran formato para regalos y otros menesteres. Contento.

El caso es que esos dos sábados en los que salimos a hacer los retratos, cogí dos respaldos para la Hasselblad. Uno en el que cargué un par de rollos de Portra 160, uno cada día. Y otro en el que cargué un par de rollos de Kodak Ektar 100, también uno cada día. Estas dos películas de Kodak tienen características muy distintas, siendo la Ektar 100, a priori, poco adecuada para retrato por la alta saturación de color que ofrecen. Y porque se dice que acentúa el tono rojizo de la piel, con efectos poco favorables. He de decir he visto retratos hechos con Ektar 100 que quedaban bien. La Portra 160 tiene unos tonos más naturales. Y si la sobreexpones un paso, a un IE 80, aun tienes unos tonos más suaves, menos saturados. Aunque no se aconseja tan frecuentemente la sobreexposición como en su hermana la Kodak Portra 400.

Centrémonos en la Kodak Ektar 100, que es la que os puedo mostrar aquí. Muy adecuada para paisaje, el primero de los sábados nos movimos por entornos industriales y ferroviarios de Cogullada, en la margen izquierda del Ebro a su paso por Zaragoza. A este tipo de paisajes industriales, esta película les sienta muy bien. Y el teleobjetivo corto permite seleccionar los motivos con más precisión que con focales más cortas. Bien. Decir que la medición de la luz la hice con el pentaprisma PM51, que ofrece una medición bastante precisa de la luz, aunque siempre es precisa una buena lectura de la escena por parte del fotógrafos para tomar la decisión final sobre los parámetros de la exposición.

He de decir que la luz de ambas mañanas de sábado fue bastante suave, sin luces muy contrastadas, a pesar de estar todavía en horas centrales de la mañana en el último fin de semana del verano y el primer fin de semana del otoño. Los motivos del segundo sábado son más de naturaleza, ya que nos movimos en el recorrido del Canal Imperial de Aragón a su paso por Zaragoza. Este es un paseo muy agradable, especialmente en otoño, en el que puedes dosificar tus fuerzas. Entre el Parque Lineal de Plaza y las esclusas de Valdegurriana son un total de 14 kilómetros, o un poquito más. Pero puedes seleccionar recorridos más cortos, con acceso al transporte público de la ciudad. Pero vamos... da para fotografiar un montón y durante mucho tiempo, en distintas estaciones y a distintas horas del día.

Kodak Ektar 100 con una Hasselblad y un 150 mm

No siempre me he encontrado cómodo con la Kodak Ektar 100. La película de sensibilidad baja, antaño se consideraba media, grano fino y alta saturación del antaño gigante americano venido a menos no siempre es fácil de manejar. Desde luego no es una película generalista. El rendimiento de sus colores puede ser adecuado en ocasiones... y bastante menos adecuado en otras.

Hace unas semanas decidí trabajar un poco esta película sobre una cámara de formato medio. Y elegí para ello la Hasselblad 500CM con un objetivo que uso poco el Carl Zeiss Sonnar 150/4 C T*. Es un teleobjetivo corto. Me cuesta hablar de equivalencias entre las focales de las Hasselblad, con fotograma de 56 x 56 mm aproximadamente, y las de las cámaras más habituales de formato pequeño, con fotograma de 24 x 36 mm. Aunque se pueda hablar de "equivalencias" basadas en las dimensiones de la diagonal del fotograma, lo cierto es que el formato cuadrado de la Hasselblad tiene exigencias específicas distintas de las fotografías casi panorámicas de la relación 3:2 del más común de los formato en película fotográfica. Por ello nos quedaremos con la idea de que es un teleobjetivo corto.

Hace tiempo que me he sumado a la idea de que el teleobjetivo corto es una focal tan respetable como cualquier gran angular para la práctica del paisaje. La idea, aislar el motivo principal, destacarlo. Con teleobjetivos cortos, es posible incluir suficiente información a su alrededor como para dar una idea del entorno, sin que este se "coma" al motivo principal. Un teleobjetivo largo tiene más dificultades para ejercer esta misión. Por ello los teleobjetivos largos en paisaje, sobretodo en digital, los uso para componer panorámicas o fotografías compuestas. Más información para ángulos de visión finales propios de focales más cortas.

La fórmula óptica de los Sonnar, muy querida a Carl Zeiss, fue la que la marca alemana usó para sus objetivos más luminosos en la era anterior a los revestimientos antirreflejos. Permitía utilizar un número de elementos ópticos adecuado a una corrección de la mayor parte de las aberraciones, permitiendo aperturas amplias que sus Tessar no permitían, y su limitado número de interfaces vidrio-aire permitía un mayor contraste que los Planar/Biotar que tenían un número de elementos parecido pero separados en más grupos. Los Sonnar siempre tuvieron el inconveniente de un importante curvatura de campo, lo que hacía delicado el calibrado de su enfoque en las amplias aberturas que se proponía. Pero en los teleobjetivos este es un problema menor que en ópticas más cortas, y la fórmula de los Sonnar siguió presente en el catálogo de Carl Zeiss.

En las fotos que muestro aquí podéis comprobar la visión que se obtiene a través de uno de estos objetivos. Con luz suficiente, la sensibilidad de la Ektar no supone ningún problema si se usa a mano alzada. Aunque en cuanto la luz empieza a bajar, el enfoque se vuelve delicado. La escasa profundidad de campo de estos objetivos hace que el enfoque por debajo del f/8 exija mucha atención. Y mi vista para las distancias cortas ya no es lo que era. En cualquier caso, es en estas situaciones de paisaje, aunque sea periurbano o suburbano, cuando la película brilla por la intensidad de sus colores, especialmente de los tonos rojos y naranjas, que todos asociamos al otoño. Espero que os gusten. Insistiré en esta combinación en un futuro, cuando las circunstancias lo permitan.