Cuando digo que la Kodak Ultra Max 400 es una película “de siempre” no quiero decir que sea una denominación que lleve décadas y décadas entre nosotros. De hecho, es una denominación bastante nueva en la historia de la fotografía. De cuando ya estábamos en plena inmersión en la fotografía digital, en 2007, Kodak cambió la denominación de su tradicional Kodak Gold 400 a Kodak Ultra Max 400. Desconozco hasta que punto hizo cambios en la emulsión, o si fue una mera cuestión de marquetin. En alguna referencia que he encontrado, se dice que es la misma emulsión que se comercializó como Kodak Gold 400 entre 1997 y 2007. Sobre el nombre, aunque a veces se puede encontrar como Ultramax, la documentación interna de Kodak la identifica como Ultra Max.
Cuando digo que es una película de siempre me refiero a que es una película de uso general, destinada a realizar una reproducción del color y del mundo real que parezca verosímil, sin demasiados artefactos. Aunque ninguna película consigue una reproducción del color y del mundo real fidedigna. Unas son más saturadas, otras menos; unas tienen unos tonos más cálidos, otras más fríos. Pero no es como en los últimos tiempos en los que cada vez que se habla de una nueva película, son películas de extremos. Grano extremo como en la Adox Color Mission o la Harman Phoenix. Extremadamente saturada y contrastadas como la Harman Phoenix. Extremadamente poco saturada y poco contrastada, y fría, como la Wolfen NC500 y sus declinaciones de Lomography, Ilford Ilfocolor y Orwo, esta última conservando la denominación Wolfen. Y es que en el último año he usado por unos motivos u otros estas novedades con mucha frecuencia.
Véase como ejemplo los comentarios sobre la 1Hundred Film en Aliaga o la Harman Phoenix en Barcelona, tan reciente, ya que estamos poniéndonos en viajes, aunque sean modestos viajes en el día. Sin embargo, entre ambas escapadas, el 1 de diciembre hice una a Calatayud que ya conté en mi Cuaderno de Ruta, y mencioné recientemente en estas páginas. Y para esta escapada que duró una mañana y poco más, no me compliqué mucho la vida. Además de cargar con la Sony ZV-1 para hacer alguna foto digital para uso inmediato en redes sociales, y las pocas que hice con la Olympus Pen EE3 en blanco y negro, fundamentalmente me dediqué a hacer las fotos con la Leica M6 calzada con el Zeiss Planar 50 mm f2 ZM. Una combinación de calidad mecánica y óptica, con un fotómetro muy fiable y ligera y practica de usar en diversas situaciones. Incluso en interiores a pesar de las limitaciones con la luz.
Como material sensible, ya lo hemos planteado, un rollo de Kodak Ultra Max 400. Llevé alguna cosa más que acabé no utilizando. Pero la Ultra Max 400 convenía perfectamente al día. Es posible que si no hubiera estado lloviendo cuando llegamos, y nublado durante toda la mañana, hubiese optado por otra película con menos contraste y colores más matizados. Pero con un día gris, principalmente, con las estrechas calles del casco viejo de la ciudad que no siempre tienen un exceso de luz, y con las coloridas fachadas de algunas de las casas de este casco viejo, parecía que convenía la reserva de velocidad que la sensibilidad nominal ISO 400 daba, y el punto de saturación y contraste que la Ultra Max 400 proporciona. Al fin y al cabo, desde sus tiempos como Gold 400, esta pensada como pelicula polivalente, que satisfaga al usuario común con unos colores razonablemente brillantes, que no produzca fotos “aburridas”.
Considerando todo lo anterior, la película cumple con lo prometido. El conjunto de cámara, óptica y material sensible fueron lo más adecuado para esta mañana de paseo en la que pudo ser capital de la cuarta provincia de Aragón, pero que no fue por la baja densidad del territorio que situaba a esa hipotética provincia por debajo de las previsiones de los planificadores de la reorganización territorial del país en los años 30 del siglo XIX. Quizá por esos motivos, durante un tiempo la prefería a la Kodak Gold 200 que ahora está tan de moda, especialmente desde que se introdujo como película de formato medio. Precisamente, en ese formato, en el que el grano se aprecia menos, hubiera preferido que sacaran al mercado una Gold 400/Ultra Max 400 bien cuidada y que nos hubiera permitido usar nuestras cámaras de formato medio en una diversidad de ocasiones superior a la Gold 200.