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La inestimable eficacia de las réflex de enfoque automático para película tradicional - Canon EOS 650 con Kodak Pro Image 100

Las fotografías que presento hoy tienen ya su tiempo. Fueron de principios de diciembre de 2021. Y ya las tengo en casa reveladas desde hace un par de semanas. Pero otras experiencias fotográficas las han relegado hasta que he encontrado una oportunidad para dedicarles un momento. Fueron realizadas con la Canon EOS 650 en dos días distintos sobre película Kodak Pro Image 100. Uno de los días llevaba montado el pequeño, discreto y efecto Canon EF 40 mm f2,8 STM, mientras deambulaba por la ciudad. El segundo de los días, en una caminata de 10 kilómetros, en un día muy agradable para estar en diciembre, monté el Canon EF 24-105 mm f4L IS USM, un objetivo de focal variable que tiene ya sus años, ha sustituido por versiones teóricamente mejoradas, pero que me sigue pareciendo estupendo. Aunque menos cómodo de transportar; más voluminoso y pesado.

Como ya sabréis quienes seáis asiduos de estas páginas, me quejo de que una avería cuyo origen se desconoce, me tiene con mi cámara viajera por excelencia, la Panasonic Lumix G9, de baja. Y en 2021 he probado varias opciones alternativas. Con todas he salido adelante con satisfacción. Pero he de reconocer que la opción de llevarme una Canon EOS con una focal fija luminosa y el zoom mencionado es muy atractiva por la calidad de imagen obtenida y la estética conseguida. Y me permitiría llevar dos cuerpos de cámara, uno digital y otro para película tradicional. Pongamos que llevo la Canon EOS RP con el pequeño RF 50 mm f1,8 STM y la Canon EOS 650 con el 40 mm mencionado. Y el 24-105 mm en la mochila para usarlo con cualquiera de los dos si conviene. No es el equipo más ligero posible, pero os aseguro que sería muy versátil.

Y es que hay un fenómeno curioso. Con el resurgir de la fotografía con película tradicional, o analógica como se le llama popularmente, aunque no me gusta este término, y la falta de oferta de cámaras decentes nuevas, el mercado de segunda mano se ha puesto por la nubes. Pero de forma selectiva. Y curiosamente, las cámaras para película tradicional más modernas, con enfoque automático se pueden encontrar a precios muy económicos. Y si tienes un equipo con una montura compatible, con objetivos compatibles, sólo has de comprar un cuerpo en razonable buen estado. Mi EOS 650, que compré por el capricho de celebrar el 30 aniversario del sistema EOS y el 25 aniversario de mi entrada en este sistema, me costó sólo 25 euros más los gastos de transporte. Como nueva. Y funciona sin problemas.

Hoy en día, por lo que he visto, sin objetivo incorporado, la puedes encontrar en eBay con buen aspecto por precios que rondan los 25 a 50 euros. Si va con un objetivo sube bastante más, porque los objetivos no pierden tanto su valor como las cámaras. Aunque también hay opciones dignas económicas. Por lo menos para usar con película tradicional. Con una cámara digital lo pasan peor. Pero ya he dicho que si tienes objetivos de la gama Canon EF compatibles... ya tienes esa inversión hecha. Es cierto que la gama Canon EF de objetivos es una vía muerta, porque es evidente que la marca se va a centrar en la gama RF, no compatible con las EOS para película tradicional. Pero se han vendido tantísimos objetivos Canon EF en los últimos 35 años... hay tantos en el mercado de segunda mano... que durante mucho tiempo no será un problema hacerse con alguno de ellos.

Sobre las fotografías de hoy, poco más que decir. Son de esos momentos del año en los que las características de la luz más agradables son para hacer fotografías a lo largo de todo el día, y no sólo en las horas en torno al amanecer o al atardecer. Los precios de la película negativa en color están subiendo mucho. Mi película preferida para uso general, lo que hago yo, paisaje urbano o natural, es la Kodak Ektar 100. Pero para caminar acompañado de una cámara me vale la Kodak Pro Image 100. Su rendimiento de colores no me gusta tanto como el de la Ektar, pero también me gusta. Y su grano y definición es menor, pero perfectamente utilizable. Eso sí, en alguna ocasión he leído que cada vez hay menos oferta. Y en la página de Kodak no aparece, ni en la oferta de aficionados ni en la de profesionales.

El mensaje que quiero dar es claro. Quien se quiera introducirse en la fotografía con película tradicional no tiene porqué pagar por una cámara de segunda mano de las que están de moda, las cámaras mecánicas de los años 60 o 70, incluso anteriores, o incluso de los años 80, de formato pequeño (película tipo 135) o medio (película tipo 120). Algunos modelos se están poniendo un precio triple o cuádruple al que pagué yo hace ocho o nueve años. Hay una abundante oferta de cámaras de finales de los años 80 del siglo XX y de los años 90, que no son tan glamurosas de aspecto, pero que funcionan perfectamente, son muy efectivas y eficientes, y que pueden acompañar perfectamente no solo los inicios de la afición, sino también el crecimiento y desarrollo de la misma. Es mi consejo.

Por primera vez, he viajado con un equipo fotográfico de los llamados "full format" - Canon EOS RP, 50 mm y 24-105 mm

Veamos. Mi equipo fotográfico viajero por excelencia es el micro cuatro tercios, especialmente con la Panasonic Lumix G9 como cámara principal, y la Lumix G100 como cámara de respaldo, si lo encuentro necesario. La Lumix G9 tiene una excelente ergonomía, una fuerte protección contra accidentes e inclemencias del tiempo, y el conjunto de ópticas que puedes llevarte es muy amplio, con poco incremento en el volumen o en el peso. Pero la Lumix G9 se estropeó a finales de la primavera, la tuve durante un mes en el taller, a Suiza me llevé la Lumix G100, y cuando parecía funcionar sin problemas, tres días antes de viajar a Copenhague, volvió a fallar con los mismos síntomas. El arreglo ha sido fallido.

La primer opción era volver a llevarme la Lumix G100. Los resultados en Suiza fueron buenos, como lo fueron en Andalucía en octubre del año pasado. Pero como recientemente compré un Canon RF 50 mm f1,8 STM para la Canon EOS RP, me planteé probar en esta escapada breve qué tal funciona este equipo en viaje. De antemano decir una cosa. El principal problema de llevar un equipo con un sensor grande, suponiendo que el 24 x 36 mm sea un sensor grande, durante décadas fue llamado formato miniatura en comparación con el formato medio y el gran formato con película tradicional, es el volumen y el peso. Y no tanto de las cámaras como de las ópticas. Por el peso y volumen de un zoom de calidad para la montura Canon RF, puedes llevar un zoom de calidad y un par o tres de ópticas fijas para las Lumix.

Pero bueno, decidí probar. Me llevé la Canon EOS RP, que tiene un tamaño muy contenido, el menciona 50 mm, que tampoco es muy grande y da resultados bastante buenos, especialmente diafragmando un poquito la cámara, aunque es perfectamente usable a plena apertura, y un EF 24-105 mm f4L IS USM, que es grandote y pesado, y aun se hace más grandote porque necesita el adaptador de montura EF a RF. Lo dicho. Por el mismo peso y volumen... con las Lumix me puedo llevar un 12-40 mm f2.8 y un 35 -100 mm f2.8.

Si los sistemas de sensor pequeño tienen, en la teoría, problemas de una relación señal-ruido más desfavorable que los de sensor menos pequeño, nunca ha sido algo que me haya causado ningún problema en la práctica. Y además, la Lumix G9 tiene un sistema de estabilización incorporado en el cuerpo, la Lumix G100 y la Canon EOS RP no, que junto con los objetivos propios del sistema, es extraordinariamente efectivo y evita tener que usar un ISO elevado. Pero es cierto que las fotos realizadas con la Canon EOS RP son más limpias cuando las vemos en el ordenador al 100 %, y que la reserva de extracción de detalles en sombras y luces es mayor. Especialmente en las sombras; en las luces tampoco está mal,... pero Canon ha pecado de insuficiencias en ese campo. Y es tradicional que con las Canon haya que tener cuidado con esos famosos "derecheos del histograma". De hecho, en algún caso, al intentar recuperar detalle en el cielo, blanquecino por un excesivo contraste, queda una dominante rosácea en esa zona de la foto, que se puede corregir... pero da trabajo.

La forma en que he usado el equipo es la siguiente. Por defecto, la cámara ha ido calzada con el 50 mm. Con ella en esta configuración, bastante compacta para ser un sensor de 24 x 36 mm, puedes ir moviéndote por la calle, por estaciones, por cualquier circunstancia, de forma discreta y sin llamar la atención. Probablemente, el 50 % o algo más de las fotos realizadas las hice así. Cuando llegaba a un lugar de especial interés, en el que íbamos a permanecer un cierto tiempo, y que apetecía explorar fotográficamente, dejaba el 50 mm en la mochila y calzaba el 24-105 mm. Con este objetivo, la configuración es un poco desequilibrada, con el peso del conjunto muy adelantado, lo que quita confortabilidad. Además, la comunicación entre el objetivo EF y la cámara RF es bastante buena. Por ejemplo, cuando realizas un corrección manual del enfoque, y yo lo hago mucho, el resaltado que te indica lo que está enfocado, y que se ve siempre con el RF 50 mm, con el EF de focal variable sólo lo ves si ajustas el objetivo en posición manual. Sigue siendo útil para corregir el enfoque, pero pierdes esa ayuda.

En cuanto a la calidad de imagen... pues de bastante bien, incluso subiendo en algún raro caso hasta ISO 6400. Aunque con sensibilidades altas, las situaciones muy contrastadas sufren por la disminución de la dinámica del sensor de imagen. Pero para mis necesidades habituales. De sobre. Es sencillo hacer panorámicas, incluso sin trípode, por el nivel incorporado en el sensor electrónico. Y como de costumbre, oscilo entre los modos de prioridad de diafragma, prioridad a la apertura o manual, según las situaciones. En la ciudad, con luz, es el primero, en interiores suele ser el segundo, y en paisaje natural suele ser manual. Con el RF 50 mm no hay estabilización de ningún tipo, y la velocidad mínima aceptable para mis zarpas es 1/50 segundo. Pero con el EF 24-105 mm, que tiene estabilización del objetivo, a pesar de que este tiene más de 15 años, he usado 1/8-1/12 segundo a 24 mm hasta 1/25-1/50 segundo a 105 mm. Es decir, hasta dos pasos de ventaja teniendo cuidado. Lo máximo que he llegado a disparar con nitidez a 105 mm, en casa y en situación calmada e ideal, es 3,5 pasos. Pero en eso en, con el trajín de la vida real, no suele funcionar en mi caso. Por lo tanto, la desventaja de ser un f4 queda paliada y a 50 mm de focal podría usar el mismo ISO que con el RF 50 mm, disparando a 1/12 segundo, siempre que el sujeto no esté en movimiento, claro.

En estos tiempos donde las marcas presionan mucho publicitariamente y a través de sus "embajadores" para orientar la compra hacia las ópticas muy luminosas, del tipo f1,4 en las fijas o del tipo f2,8 en las focales variables, lo cierto es que para el viajero, las f2 o f2,8 entre las focales fijas o las f4 en las variables puede ser un compromiso adecuado por precio y peso/volumen. A pesar de que el EF 24-105 mm f4L IS USM fue el primero de su clase, sigue siendo bastante conveniente. Aunque no es especialmente compacto. Pero un f2,8 tendría menos excursión entre las focales externas, sería igual o más pesado, y costaría como mínimo el doble. Con sensores que permiten subir sin problemas a ISO 3200 o 6400, algunos más, las luminosidades moderadas no son problema. Y siempre digo que, cuando viajas, la apertura tiene que ser lo suficientemente amplia para permitir aislar el sujeto del fondo jugando con la profundidad de campo, pero no tan grande como para descontextualizar del entorno al sujeto con unos fondos excesivamente desenfocados. Ese es un error que veo comúnmente derivado de una moda que no tiene sentido. Salvo para las marcas, que obtienen más margen de beneficios de las caras ópticas muy luminosas que de los modelos más sencillos y económicos. Que no baratos.

El balance final... ha sido positivo. Este equipo, en un viaje muy urbano, ha sido adecuado, y me ha permitido fotografiar siempre que lo he querido. Pero aun así, he echado de menos a mi Lumix G9 que, con un peso y volumen de la cámara similar, pero mucho más dura y protegida contra el medio, hubiese llevado mucho menos volumen en ópticas, con mayor versatilidad. Y las ópticas de Panasonic y Olympus, por su planteamiento inicial, probablemente tienen un calidad muy buena, con precios más ajustados,... porque gastan mucho menos en los carísimos vidrios ópticos de los objetivos. Pero ya sé que la opción existe, y si las circunstancias lo aconsejan... puedo volver a ello. Una aclaración final... cuando entre 2006 y el verano de 2009 llevaba conmigo alguna réflex digital de formato APS-C, más pequeño que el 24 x 36 mm... ya sufría los problemas de peso y volumen que he mencionado. O peores. Nunca me he llevado la Canon EOS 5D Mark II de viaje. Sólo pensarlo... ya me duele el cuello y la espalda. Por eso me pasé con armas y bagages al micro cuatro tercios, sin remordimientos hasta la fecha.