Hace unos días comentaba que hasta cinco lugares cualificados por la UNESCO como PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD hemos visitado durante nuestro viaje de dos semanas a JAPÓN. Y os hablaba en ese momento de la bella isla de MIYAJIMA, que combinaba en el mismo lugar la riqueza cultural de los antiguos santurarios sintoístas diseminados por ella con la belleza natural de los bosques primordiales subtropicales que cubren las laderas del monte MISEN.
Hoy volvemos a un entorno que también recoge en un mismo entorno la significación cultural con la majestuosidad de la naturaleza. Un lugar que además es en muchas ocasiones un auténtico símbolo de todo JAPÓN. Se trata del MONTE FUJI.
Para empezar, una observación. Según la propaganda y las imágenes vistas durante toda nuestra vida, el MONTE FUJI, FUJISAN (富士山) en japonés y no fujiyama como se dice a veces en Occidente, se ve desde todas las partes de forma impresionante. Bueno. Con sus casi cuatro mil metros de altura, su casi perfecta forma cónica, y sus amplias faldas, es impresionante. Pero es difícil de ver si no te acercas a los alrededores. Las nubes, la bruma, otros montes hace que sea más tímido de lo que parece. Lo vimos por primera vez casi por casualidad cuando nos dirigíamos montados en el Tohoku Shinkansen a ver otro lugar magnífico como son los templos y santuarios de NIKKO. De ellos, os hablaré otro día.
Con el fin de poder apreciar debidamente la magnificencia del lugar nos acercamos a una de sus áreas cercanas, la región de los cinco lagos de FUJIGOKO, en concreto a las riberas del lago KAWAGUCHI. Paramos previamente en la ciudad de FUJIYOSHIDA, desde donde salía una de las rutas de ascenso al MONTE FUJI, concretamente atravesando un monasterio sintoísta, el KITAGUCHI HONGU FUJI SENGEN JINJA, que visitamos durante un rato en la mañana de nuestro último día completo en JAPÓN. Fue un paseo agradable, y además pudimos observar algunas de las ceremonias de una boda tradicional japonesa. Como digo, lo que la UNESCO tiene calificado como PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD, no es sólo el MONTE FUJI, sino también diversos elementos del entorno, culturales y naturales, que ayudan a dar significado al lugar. Y este, al igual que los cinco lagos, es uno de ellos.
Tras comer algo, tomamos de nuevo el tren y nos dirigimos a la cercana ciudad de KAWAGUCHIKO, a orillas del lago KAWAGUCHI. Este lago es uno de los más visitados porque, con las condiciones climática y atmosféricas adecuadas, el MONTE FUJI puede verse reflejado en sus aguas. Pero como durante casi toda nuestra estancia en JAPÓN, si no había nubes, había una atmósfera brumosa. Y ligero viento rizaba las aguas del lago, impidiendo un reflejo nítido de cualquier objeto sobre las mismas.
Con estas condiciones, decidimos que lo más rentable desde el punto de vista del disfrute personal y visual será coger el funicular del MONTE KACHI KACHI (monte ficticio de los cuentos japoneses) que nos sube hasta las cercanías del MONTE TENJO a más de 1000 metros de altitud, y desde donde esperamos tener buenas vistas del MONTE FUJI. Serán las últimas horas de la tarde, ya que el último viaje de descenso del funicular es a las 17:20, y el sol se pone hacia las 17:35 - 17:40.
Lo que hacemos es subir con el funicular hasta su base superior, y luego hacer una ligera caminata hasta lo que creemos que es la cima del MONTE TENJO. Que como todos los carteles están japonés, cualquiera sabe. En cualquier caso, la tarde es agradable, y a pesar de la calima en la atmósfera que rodea al MONTE FUJI, podemos disfrutar de sus vistas.
Conforme la tarde pasa, aguantamos para bajar en el último viaje del funicular, ya que la temperatura y el tono de la luz es muy agradable para estar y hacer alguna fotografía. Finalmente vamos descendiendo, y en un tranquilo paseo nos dirigimos a la estación de KAWAGUCHIKO para coger el primero de los trenes que nos llevará hasta TOKIO en sucesivos transbordos. Pero incluso desde la crepuscular estación tenemos ocasión de echar una última mirada al majestuoso aunque tímido volcán.
La última vista del MONTE FUJI no la tendremos no obstante en este lugar. Me sorprenderá desde la ventanilla del avión que me trasladará desde el aeropuerto de NARITA hasta el de FRÁNCFORT, vista que creará una simpática complicidad con una todavía más simpática azafata japonesa de LUFTHANSA, y que hará que el largo vuelo sea mucho más agradable.
Hasta cinco lugares o conjuntos de lugares considerados como PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD POR LA UNESCO he tenido la oportunidad de conocer en mi reciente viaje a JAPÓN. Y algunos otros que aspiran a adquirir esta consideración.
Uno de los más llamativos es el SANTUARIO SINTOÍSTA DE ITSUKUSHIMA, en la isla del mismo nombre también conocida como MIYAJIMA. Esta isla se encuentra en el MAR INTERIOR DE SETO, muy próxima a la bahía de HIROSHIMA desde donde se puede llegar tomando uno de los frecuentes trenes que llegan hasta la cercana población de MIYAJIMAGUCHI, desde donde se puede tomar uno de los también frecuentes transbordadores que, tras un breve trayecto, nos dejan a una distancia de un corto paseo del santuarios sintoísta del siglo XII de ITSUKUSHIMA, mientras disfrutamos de la compañía de los pequeños ciervos sagrados que pululan en libertad por el lugar.
Pero el lugar adquiere especial relevancia en su integración con la naturaleza puesto que a espaldas del santuario encontramos el MONTE MISEN así como el bosque primordial que cubre sus faldas y laderas. Subiendo al MISEN, bien sea caminando o con una combinación de teleférico y paseo de algo más de media hora de duración, podremos disfrutar además del bosque, de los pequeños santuarios sintoístas que rodean la cima, así como las magníficas vistas del MAR DE SETO. Un lugar de lo más recomendable.
Ayer os hablaba de forma extensa sobre la CANON EOS 100 y el equipo de objetivos y complementos que utilicé de forma prioritaria entre marzo de 1993 cuando la compré y el mes de julio de 2004, cuando la llevé de viaje por última vez. A Foix, Toulouse y los departamentos pirenaicos de la región francesa de Midi-Pyrénées.
Esta tarde, reorganizando algunas cosas en casa, me ha aparecido una cajita con diapositivas que puedo datar de septiembre de 1999. A finales de agosto de ese año había estado de vacaciones también en Francia. En la Cerdaña, en los castillo cátaros, subiendo por Carcasona y Albí hasta las gargantas del río Tarn. Un viaje que tengo que rescatar y digitalizar. Tras este viaje, me fui a pasar unos días con mi hermana, que vivía entonces en Peñíscola. Desde allí hicimos una excursión al MUSEO DEL FERROCARRIL DE VILLANUEVA Y LA GELTRÚ y a SITGES. Creía que estas diapositivas sí que las tenía localizadas y digitalizadas en su totalidad. Al menos las que merecía la pena. Pero he encontrado esta cajita con algunas más de aquella excursión y otras del viaje de vuelta en tren a Zaragoza. Y un simpático recuerdo. Una fotografía de los participantes en el cursillo de tenis de aquel mes de septiembre en el CENTRO DEPORTIVO MUNICIPAL DE LA GRANJA.
Ya tengo disponible y enviado para imprimir el libro del viaje a SUECIA y DINAMARCA. Dado que me estuve moviendo todo el tiempo a orillas del ORESUND, uno de los estrechos que unen el MAR DEL NORTE con el BÁLTICO, en concreto el que separa DINAMARCA de SUECIA, es ese el nombre que le he dado. Espero que os guste. Y me hagáis llegar vuestra opinión.
Se han confirmado los malos augurios. Tengo que adelantar el final de mi viaje. Hoy es lunes, mañana martes cogerés una combinación de aviones desde COPENHAGUE a BARCELONA, vía OSLO, pesada pero conveniente. No había mucha más opciones. Mucha gente viaja y llena los aviones en estos días de verano. Pero entretanto queda una tarde que pasar en tierras suecas.
Puesto que las tormentas están siendo abundantes en el entorno de MALMÖ, consultamos el mapa del tiempo y optamos por desplazarnos a YSTAD, una población costera a orillas del BÁLTICO, a la que se llega tras un cómodo trayecto en tren de una hora escasa. Parece que a lo que lleguemos, allí el tiempo se habrá serenado. Así será. La tarde será muy agradable cuando lleguemos a la estación de YSTAD, junto a un gran puerto desde donde parte ferrys hacia POLONIA y la isla danesa de BORNHOLM.
Yo había oído hablar previamente de YSTAD. No soy especialmente aficionado a la novela negra y policiaca escandinava, tan de moda en los últimos tiempos, y que te produce la impresión de que tan organizado y tranquilo país como es SUECIA, es un lugar donde fluye una constante sucesión de asesinatos, investigados por una no menos interminable colección de investigadores, a cada cual más pintoresco o taciturno. El de YSTAD es WALLANDER, de cuyas aventuras no he leído ninguna, pero sí que vi algunos de los telefilmes que realizó la BBC con el protagonismo de KENNETH BRANAGH. No estaban mal.
Bueno. El caso es que no nos encontramos ningún asesinado ni ningún misterio al llegar a YSTAD. Lo que nos encontramos es un núcleo histórico muy bien preservado, con edificios muy antiguos, y con casas coloridas y muchas de ellas convenientemente adornadas con grandes plantas floreadas que crecen en los intersticios de las aceras de la ciudad. A la caída de la tarde, es un lugar tranquilo, apenas frecuentado por algún turista despistado, mientras los lugareños cenan en casa o se reúnen en los bares y cafeterías de las principales plazas y calles comerciales. Aunque los comercios propiamente dichos, cierran pronto.
Quizá el monumento más interesante de la ciudad sea el KLOSTRET o iglesia de SAN PEDRO, un conjunto eclesiástico medieval cuyo nombre popular supongo que tendrá el mismo origen que la palabra "claustro". A lo que llegamos allí, estaba ya cerrado y sólo pudimos pasear por fuera, entre los jardines que rodean los edificios medievales.
Poco más hay que decir de esta agradable y coqueta ciudad. Lo único que llegado el momento tuvimos que ir cerrando el círculo en que consistió nuestro paseo, en el que aun pudimos contemplar algunos otros edificios antiguos y algunas otras calles adornadas con flores y de casas coloridas, que muestran el excelente estado de conservación de la ciudad.
Ya sólo nos quedó volver a la estación e iniciar el retorno a MALMÖ a cenar y a comenzar las despedidas. Al día siguiente quedaba un pesado día de viaje de vuelta en que pocas ganas me quedaron de ir haiendo fotos. Hasta el próximo viaje.