¿A qué persona con suficiente edad no le ha pasado que de repente un día fue a poner un rollo en un cámara fotográfica y se encontró que ya había uno del que no se acordaba? Esto solía pasar a las personas que no eran aficionadas a la fotografía, que usaban poco la cámara y que en ocasiones se despistaban. Ha pasado en ocasiones. En estos tiempos en los que se compran tantas cámaras de segunda mano, de vez en cuando alguien comenta que se ha encontrado un rollo antiquísimo puesto en una de ellas y que no sabe como revelar. Yo he ayudado a revelar alguno de ellos. Pues bien… a mí me ha pasado recientemente.
Como yo fotografío con frecuencia es más difícil que me pase. Pero como manejo una diversidad de cámaras… pues me puede pasar. Estoy ya revisando rollos realizados hace menos de un mes. Doy un salto entre mediados de mayo y mediados de junio, porque entre medias estuvieron las semanas de vacaciones y esas fotos están ya comentadas. El caso es que me acababan de llegar desde Alemania un rollos de la nueva Foma Ortho 400 que comentaré en algún momento de la semana que viene. Y decidí probarla en la Fujifilm GS645S Wide 60. Así que eché a la mochila la cámara y un rollo de la Ortho 400 y me fui a la calle. Llegado al Tubo de Zaragoza, fui a cargar la película en la cámara, y al abrir la tapa trasera, vi que había un rollo puesto, cerré rápidamente y me quedé pensando.
No podía recordar qué película era esa. Podía suponer que la pude poner a finales de febrero o más probablemente a principios o mediados de marzo. Pero la olvidé porque fue cuando me llegó arreglada la Plaubel Makina 67, a la que dediqué mucho tiempo en marzo y abril. Ni idea de qué película que podía ser. El exposímetro de la cámara estaba ajustado a un índice de exposición 50, por lo que supuse que sería una Lomography Potsdam 100… que vengo usando con frecuencia en estos tiempos. Así que antes de poner la Ortho 400 decidí terminarla por las calles del casco histórico de Zaragoza. Spoiler… no era una Potsdam 100.
Ni idea de la película que era ni de cuantas fotos quedaban por hacer. Seguro que iba a perder cuatro o cinco fotogramas al abrir la tapa de la cámara, al velarse por la luz. Fueron cinco y medio. La fotografía del encabezado fue un medio fotograma en el último disparo que hice con la cámara sobre este rollo. En cualquier caso, decidí no modificar el índice de exposición. De todos modos, como no tenía datos de tiempos de revelado para la Ortho 400 para mis reveladores disponibles, el Kodak HC-110 o el SPUR Acurol-N, pensaba revelarla en este último con una elevada dilución, 1+100, en revelado desatendido. Pues revelé juntos los dos rollos, y ya está.
Cuando terminé el rollo… oh, sorpresa,… era una Kentmere 400. El índice de exposición se debería haber movido en algún momento y no tenía que ver con lo que ajusté para hacer las fotos. Había una fotografía realizada a finales de febrero; ya recordé cuándo puse el rollo, pocos días antes de viajar a Barcelona, donde no me llevé esta cámara, porque no quería usar ese tipo de película. El resto de las fotos aprovechables son del 17 de junio por la mañana. Y supongo que son las virtudes propias del revelado desatendido, los negativos están más densos de lo normal, pero se pueden digitalizar sin problemas. Por supuesto, hay abundancia de detalle en las sombras. Y aunque hay algún fotograma donde las altas luces están casi sin detalle, no suponen un problema para aprovechar la foto. Dentro de lo que cabe… se salvó la cosa.