Llegadas las fechas navideñas, es costumbre que algunos viejos amigos que llevan “exiliados” varias décadas, vengan a pasar unos días a Zaragoza. Cuando digo “exiliados” me refiero a personas que encontraron su futuro profesional, familiar o ambos lejos de nuestra ciudad. Pero siguen teniendo familia en Zaragoza, a la que visitan en Navidad. Nada original. Una costumbre, probablemente, con fecha de caducidad. Porque tan apenas nos quedan ya miembros de la generación de nuestros padres, que han ido falleciendo. Pero todavía vienen y siempre buscamos una ocasión para vernos. En los últimos años, si el tiempo lo permite, una mañana.
En esta ocasión me pidieron que llevara una buena cámara para película fotográfica, con la que se pudieran hacer ampliaciones a buen tamaño, y hacer algunas fotos en algunos lugares más o menos típicos de la ciudad. Como la variedad de situaciones que se me ocurrieron fue grande, estuvimos buena parte de la mañana del 26 de diciembre paseando por la ciudad y haciendo fotografías, decidí llevar una película muy todo terreno, con sensibilidad de sobre, pero en formato medio. Esa película fue Lomography Color Negative 800, con abundante reserva de sensibilidad. Y opté por usarla en formato medio para compensar el mayor tamaño del grano de esta película con la menor necesidad de ampliación por el tamaño de los negativos.
Como cámara, no me compliqué mucho la vida. Como preví hacer más fotos de grupo o de cuerpo entero que primeros planos, y además debía apreciarse el entorno, opté por la Fujifilm GS645S Wide 60. Su objetivo de 60 mm f4, da un ángulo de visión entre los de un 35 y un 40 mm cuando usamos película de 35 mm para el negativo estándar de 24 x 36 mm. Estuve usando aperturas de f8 y f11. Con f8, en formato medio, ya se produce una separación entre el sujeto principal y el fondo, pero este sigue siendo reconocible. En caso de luz abundante, no pasa nada por exponer la película a IE 400, en lugar de a su sensibilidad nominal ISO 800. Y por si acaso me llevé un filtro de densidad neutra, que usé muy poco.
Las fotografías con retratos de los dos rollos que usé forman parte de la esfera privada, pero entre medias, conforme paseábamos por la ciudad, hice otras fotos del paisaje urbano, que también querían aprovechar. Probablemente se harán un pequeño álbum de fotos, un especie de revistilla, además de ampliar alguna foto a buen tamaño. En el entorno de del 60 x 45 cm. Los negativos de formato medio de 56 x 42 mm lo permiten sin problemas. De las fotografías de paisaje urbano se nutre esta entrada. En general, todo bien, aunque yo hubiera preferido un día o unas horas con sombras menos profundas, con menos contraste entre las luces y las sombras.
La emulsión de la Lomography Color Negative 800 proceden con gran probabilidad, como ya he mencionado en otras ocasiones, de Kodak. Posiblemente una Kodak Ultramax 800, que no se vende ya bajo esta denominación, y que en formato 35 mm aparece en algunas cámaras de un sólo uso, tanto Kodak como Fujifilm como otras marcas más exóticas. Y está bien. No es tan estupenda como la Portra 800, pero está bien. Si hubiera tenido más de un rollo, la hubiera usado. Pero sólo me quedaba uno. Y quería consistencia entre todas las fotos. El problema es en los acabados de la presentación. No sé dónde o quién envasa y empaqueta las películas que vende Lomography, pero en formato 120 y con la GS645S me dan guerra. A pesar de mis precauciones a la hora de cargar el rollo en la cámara, tienen tendencia a quedar unos rollo “gordos”, en los que puede haber filtraciones de luz. Me pasó con el segundo, lo noté por las dificultades al avanzar el rollo, por lo que lo saqué de la cámara en casa y a oscuras, para rebobinarlo con cuidado antes de enviarlo a revelar. Y otros problemas de calidad en los que no voy a entrar con detalle, como que con la Hasselblad 500CM, con cierta frecuencia se corta el duodécimo y último fotograma. Es lo que hay.