Se podría repetir casi todo lo dicho hace más o menos un mes. Un paseo con amigos para tomar el aperitivo un domingo con buen tiempo. Como va a haber algún peque y algún adolescente, me llevo la Fujifilm Instax SQ6 con unos cartuchos de Instax Square Color. Y hacer algunas fotos con un espíritu lúdico y festivo.
Todas las consideraciones técnicas realizadas en ocasiones anteriores, valen. La sensibilidad de la película, ISO 800, es demasiado elevada para usarla a pleno sol con la velocidad de obturación máxima de la SQ6 combinada con el diafragma mínimo. Así que hay siempre el riesgo de sobreexposición. Véase el autorretrato, en el que la piel del rostro está demasiado clara.
Por ello, trato de hacer siempre las fotografías en condiciones de luz algo más tenue, aunque haya buena luz. Para que entre dentro de los límites aceptables para esta película. Cuando estos se respetan, la foto queda todo lo nítida que puede ser con las cutres ópticas con las que Fujifilm nos castiga en estas cámaras. Es lo que hay. Como podréis ver también, en varias de ellas arriesgué con las distancias cortas. Pero si encuadrar por el visor. Prefiero colocar la cámara enfrente del objeto a una distancia adecuada y encuadrar a ojo. Sale mejor que si intento encuadrar por el visor.
Sin embargo, la exposición en interiores con el flash en el Salón del Cómic de Zaragoza, no quedó mal. Todavía me tendría que haber acercado más a la cosplayer. Siendo consciente de lo impreciso que es el visor de la cámara me acerqué bastante, ajusté mucho el encuadre. Pero aun así, quedó demasiado espacio sin información interesante alrededor. Pero Fujifilm no es especialmente fino en estas cosas. Una pena.
Luego… hubo muchas más fotos, retratos más o menos divertidos de los que por allí estábamos, que no aparecen por aquí porque forman parte de lo privado. Cada cual se llevó alguna foto y, todos juntos, lo pasamos bien. Y ya hay entre los jóvenes quienes se empiezan a aficionar a la cosa fotográfica. A ver si es verdad.