Este verano no he hecho el tipo de fotografías que venía haciendo durante los veranos. Por ejemplo, no he hecho fotografía en el infrarrojo, a pesar de que el tiempo era adecuado y tenía un par de rollos adecuados en la nevera. Y los sigo teniendo. Y en general he hecho menos blanco y negro que otros veranos. Por las características de la luz en verano, el blanco y negro es más agradecido que el color en esta época del año. Y sin embargo… no es lo que me apetecía hacer. En general.
Pero algo sí. A principios del mes de agosto cargué la Leica M6 con un rollo de Lomography Potsdam Kino 100. Y le puse como objetivo el Zeiss C Biogon 35 mm f2.8 T* ZM. Hablo poco de la Leica M6 en estas páginas. Pero no es porque no la use. Es porque la uso en circunstancias en las que no es apropiado publicar las fotos en las redes sociales y similares. Fotografías que pertenecen a la esfera de lo privado. Si a alguien se le va el pensamiento a temas escabrosos o calificados para mayores de 18 años, no va por ahí la cosa. Es simplemente que lo uso en entorno donde se retratan personas que habitualmente prefieren no exponer su imagen al escrutinio público en internet.
Generalmente, la Leica M6 la uso con dos objetivos. Cuando es en modo más de reportaje, el Summicron 35 mm f2 ASPH es de elección. Un objetivo de calidad superlativa. Pero si son retratos, es el Zeiss Planar 50 mm f2 T* ZM, un objetivo con una buena calidad en su construcción, pero inferior a los Leica, pero que en cuanto a calidad de imagen también es una de mis ópticas preferidas. Aseguran los listos que si su resolución puede estar algo por debajo de los Summicron de Leica de similar longitud focal, a un nivel que la mayor parte de los mortales no lo van a notar, en cuanto al contraste que ofrece es incluso superior.
Pues bien, decidí usar su primo de 35 mm de formulación clásica, un angular de fórmula óptica simétrica, de hay su denominación C (classic) y Biogon que es la denominación de Zeiss para los angulares simétricos, frente a los retrofocos, teleobjetivos invertidos, que suelen denominarse Distagon. Es un objetivo también muy nítido pese a ser una fórmula muy veterana, y también con mucho contraste. Muy compacto y agradable de usar, pero no tan estupendo como el Summicron de 35 mm, aunque probablemente la mayor parte de los mortales no lo van a notar.
Opté por un rollo de Lomography Potsdam Kino 100, una película que como ya he dicho en varias ocasiones, no será la mejor del mundo, pero presenta una estética que me gusta. Como es habitual últimamente la he revelado en SPUR Acurol-N, pero en esta ocasión, expuesta a un índice de exposición 50, la he revelado en una dilución 1+60 durante 11 minutos, con un patrón de agitación convencional, 30 segundos iniciales y un par de inversiones del tambor al principio de cada minuto. Últimamente la exponía a su sensibilidad nominal, ISO 100, y la revelaba en una dilución 1+100 en revelado desatendido.
Lo cierto es que a pesar de ser una película que, teóricamente, gusta de la abundancia de luz, en estos días de verano con sol inclemente no acaba de ofrecer esa estética que me gusta de ella. Y sin embargo, con luces sutiles, más suaves, como cuando hay algo de nubosidad, pero no muy nuboso, o en las primeras horas de la mañana, es entonces cuando mejor se comporta. Y es que después de todo, como tantas veces hemos comentado, es la luz la que hace la foto… con la imprescindible colaboración del fotógrafo, claro.