Sinceramente, no estaba muy contento con los últimos cartuchos de fotografías instantáneas que había hecho. Bien del ecosistema “polaroid”, bien del ecosistema “instax”… aunque especialmente de este último. Así que estuve haciendo un poquito de “examen de conciencia”… y decidí que soy un poco precipitado cuando cargo un cartucho en la cámara. Especialmente teniendo en cuenta que estas cámaras, tan limitadas, y con estas películas instantáneas, más limitadas todavía… hay que pensarse mucho lo que quieres hacer. Especialmente si te sales de lo que parece el único uso aceptable de sus fabricantes, especialmente de Fujifilm, para estos productos, los retratos de la gente que está en una fiesta. Y sin embargo, ¿cuántos hay que buscan expresarse fotográficamente de una forma distinta con estos materiales?
No voy a analizar ahora las novedades recientes de una nueva cámara Polaroid avanzada, que hasta cierto punto recuerda la filosofía de algunas cámaras de la antigua Polaroid dentro del ya finiquitado formato Spectra, o Image System, según el lugar del mundo en el que se comercializase. Cámaras con un sistema de enfoque automático por infrarrojos, una óptica de vidrio con varios elementos y algunas posibilidades de intervención sobre la exposición. Necesario. Pero no tengo opinión sobre la nueva cámara. Especialmente sobre el hecho de que para tener unas opciones dignas de calidad de imagen y control de la cámara sea necesario multiplicar por 4,7 el precio del aparato. Seguro que hay opciones intermedias razonables.
En cualquier caso, sin entrar de nuevo en la imprevisibilidad de los resultados de las películas Polaroid, que han mejorado, pero no han llegado todavía a un punto definitivo, de control de resultados y de estabilidad en el tiempo, hay que considerar que con el dinero que cuestan, hay que plantearse muy bien cómo usarlas para minimizar el desperdicio de hojas de película. Y mira que estos cartuchos de Polaroid 600 Round Frame, este era el último que me quedaba, me costaron la mitad de lo habitual, por el hecho de ser vendidos como “de segunda mano”, expresión sin sentido cuando hablamos de película fotográfica.
En cualquier caso, parece que el “secreto” a voces es tomarse la toma fotográfica con calma. Si la luz no es adecuada, te guardas la cámara. Si la composición no es lo suficientemente limpia y clara, te guardas la cámara. Si no puedes garantizar que te mueves en los límites de valores de exposición del sistema, demasiada luz o demasiado poca, demasiado contraste o demasiado poco,… te guardas la cámara. Las fotos que aquí presento son algunas que hice a lo largo de cuatro días, en los que hice otras con retratos de personas. No aparecen aquí, porque hay un acuerdo con los retratados no publicación en redes sociales o similares. Pero en general con ese principio de que sólo se hacen las fotos si las circunstancias son absolutamente idóneas. Aun así… una fotos fue un fallo, cuyo origen me costó entender, de las 32 fotos, cuatro cartuchos, que en total hice.