En estos últimos tiempos, se está imponiendo, aparentemente las películas de sensibilidad media ISO 200 como todo uso. Fundamentalmente porque parece que Kodak, el fabricante dominante en película para negativos en color parece estar impulsando mucho la fabricación y el uso de su Kodak Gold 200. Ejemplo de lo cual es la inclusión de esta emulsión en su catálogo de películas para formato medio, antes sólo reservado a la gama profesional. Y recientemente, fui a comprar película de sensibilidad más alta, ISO 400, que durante varias décadas ha sido la recomendada para todo uso, y la ruptura de stocks en diversos establecimientos de venta en tienda física o a través de internet es manifiesta. Sin hablar de los elevadísimos precios que últimamente tiene la Kodak Portra 400, en el entorno de los 20 euros. Ya hablaremos de lo que acabé adquiriendo en su momento.
La sensibilidad ISO 200 siempre me ha caído en una tierra de nadie. Más limitada que la ISO 400 cuando la luz se nos va o palidece, suele ofrecer una marcada menor nitidez en comparación con las cada vez más raras ISO 100; una diferencia, que suele estar asociada a la granulación, que siempre me ha parecido excesiva. Salvando la Kodak Portra 160 que es ligeramente menos sensible. Pero bueno, si lo que es fácil de encontrar es la Kodak Gold 200, la usaremos. O lo que encontremos, que estamos en tiempos difíciles para ponernos exquisitos. Mientras, me queda todavía algún rollo de Adox Color Mission, esta película ISO 200, fruto de las pruebas de Adox para desarrollar una nueva emulsión, como ya os he ido contando.
En la segunda mitad del mes de abril de este año llevé en la mochila, para cuando surgiese ocasiones mientras me movía de un lado para otro, la Canon EOS 650 con el Tamron SP 35 mm f1,8 Di VC USD. No es precisamente el equipo más compacto,… pero me apetecía usar este 35 mm que es un objetivo excelente, más voluminoso de los que me gustaría, pero que tiene algunos inconvenientes cuando lo uso con las Canon EOS para película tradicional. Con protección contra inclemencias del tiempo, estabilizador óptico, muy nítido y bastante luminoso, es a priori un excelente todo terreno. Es cierto que yo preferiría que fuese un 40 mm con este fin, pero la diferencia, aunque notable, tampoco es tanta en su ángulo de visión. Hablemos de las pegas del objetivo y de la película.
En cuanto al 35 mm, sólo tiene dos pegas; una general y otra específica de determinadas situaciones. El inconveniente general, como ya he mencionado, es su tamaño. Es grandote, como ha sucedido con muchas ópticas luminosas que debían dar buena calidad óptica y estar bien corregidas para ser usadas con cámaras réflex digitales con un captor de imagen de 24 x 36 mm. La física impone una complejidad óptica que conlleva objetivos grandes. Si le sumas el estabilizador de imagen y tal…
Pero tiene el problema específico de su compatibilidad con las viejas cámaras EOS para película. Tengo a mi disposición tres de ellas, y sólo funciona, parcialmente con una. Con la EOS 100 y con la EOS 3, esta última la más moderna, no funciona. Se monta sin problemas en la cámara, claro está, pero no funciona. Con la EOS 650 se pueden hacer fotos, como las que hoy os muestro, pero no funciona el enfoque automático. Todas están hechas enfocando manualmente. No es un gran problema, pero es una pena. Nos alegramos pensando en que su favorable distancia mínima de enfoque lo hace todavía más útil. Y la calidad de imagen, como digo, estupenda.
Y luego está la película, la Adox Color Mission. Cuando Adox habla de su airy grain cuando la publicita,… evidentemente es un eufemismo para decir que tiene granos como pelotones de Nivea en comparación con lo que sería esperable en una película con esta sensibilidad. Y esto evita que se pueda considerar como una película de uso habitual todo uso. Teniendo en cuenta además que cuando se agote lo que tenían fabricado, nunca más la volveremos a ver. Porque todo indica que la película que Adox está desarrollando irá por otros derroteros.
Tampoco cuela como todo terreno por la forma en que ve los colores. Todas las películas tienen su peculiar forma de ver los colores; distintas sensibilidades espectrales, distinta saturación, distintos matices,… pero muchas dan una sensación de visión natural, dejando de lado los experimentos de Lomography y otros reenvasadores que modifican las características de las emulsiones. Pero el rendimiento del color de la Color Mission no es natural. A mí me gusta. Algunos colores más saturados, otros menos… pero en su conjunto me parece interesante. Especialmente cuando la luz es suficiente, pero no intensa ni muy contrastada. Como sucedió con este rollo. Que me acompañó en diversas situaciones. Incluso en unos desplazamientos por trabajo a la capital, villa y corte.