Ya adelantaba el tema hace una semana cuando os presenté mi nuevo teleobjetivo de focal variable para Canon EOS RF. He declarado terminado un ciclo de cámara en el sistema micro cuatro tercios. Y eso quiere decir que he adquirido un nuevo cuerpo de cámara principal. Y el elegido ha sido el Panasonic Lumix G9 Mark II. Aunque con muchas dudas. No porque considere que no sea el cuerpo de cámara adecuado, sino porque durante el ciclo anterior tuve muchos problemas con el nefasto servicio técnico de la marca en Zaragoza. Pero mi decisión está tomadas. Y si tuviese la mala suerte de volver a tener problemas,… pues ya tengo hablado con un intermediario en Barcelona que lo llevaría al de la capital catalana.
En el verano de 2008, de vacaciones en Suiza, recuerdo haber entrado a un comercio especializado en fotografía en Berna junto con un amigo italiano para informarnos sobre las cámaras del nuevo sistema micro cuatro tercios que estaban impulsando Olympus y Panasonic. Olympus había sacado al mercado sus primeras Pen digitales, y Panasonic había optado por una cámara, creo que era la Lumix G1, que parecía una réflex digital, pero en chiquito. Pero prescindían del sistema de visión óptica réflex, eran muy compactas de tamaño, y permitían intercambiar objetivos. Era una evolución del sistema cuatro tercios, basado en cámaras réflex. Prescindir del sistema de espejo permitía hacer aparatos muy compactos, basados en diseños ópticos telecéntricos, entonces novedosos, hoy muy extendidos, que permitían un buen calidad óptica. Fue interesante. Yo ya fui a aquel viaje con la Pentax K10D y sus compactos objetivos Limited más algún veterano SMC-A, porque era mucho menos pesado y más reducido de tamaño que la Canon EOS 40D y sus ópticas. Estaba cansado de cargar con mucho peso a cuestas.
Poco después de aquel viaje, Panasonic sacó la mercado la Lumix GF1, y un objetivo Lumix G 20 mm f1.7 ASP y, en colaboración con Leica, un Macro-Elmarit 45 mm f2.8 ASPH OIS. Aquello me recordaba muchísimo en tamaño y prestaciones a la Leica CL con sus Summicron-C 40 mm f2 y Elmar-C 90/4. Ligero, eficaz, con buena calidad óptica. La Lumix GF1 pronto empezó a recibir alabanzas por su concepción y posibilidades, y me la agencié junto con ambos objetivos. Bueno… la historia del 45 mm es un poco más compleja, pero la dejaremos de lado de momento. Olympus también había sacado un muy interesante M.Zuiko 45 mm f1.8, que también tengo. Aquella fue mi entrada en el mundo micro cuatro tercios, que ha sido mi equipo viajero desde entonces, con algunas excepciones. Puntuales hasta 2021, ya que en alguna ocasión me llevé un sistema Pentax basado en la Pentax K-S1. Y algo más frecuentes después, por los avatares con el equipo micro cuatro tercios, desde que me compré la Canon EOS RP, que me he llevado preferentemente a viajes cortos.
Aquella Lumix GF1 fue mi cámara preferente hasta el año 2013, durante 4 años. Pero para entonces el sistema había madurado y cambié a una Olympus OM-D E-M5. Con un excelente sistema de estabilización de la imagen integrado en el cuerpo, más unos cuerpos de gama media-alta con excelente protección contras las inclemencias de la intemperie, era un equipo ideal para viajar. La E-M5 me sirvió bien. Sólo tenía un problema. Su tamaño era tan compacto, que cuando se usaba con determinados objetivos, algo pesados, aunque compactos en comparación con otros similares de otros sistemas, estaba desequilibrada. Y mis manos son grandes… necesitan espacio para maniobrar. Por ello, cuando empezó a renquear, hizo muchos kilómetros y millas aeronáuticas, opté por la Panasonic Lumix G9. Un cuerpo de características profesionales, muy capaz, muy bien construido, con doble ranura de tarjeta SD, excelente estabilización de imagen, muy buena protección contra las inclemencias meteorológicas… y compacto si lo comparas con similares de otros sistemas, aunque más grande y mejor equilibrado que la E-M5. Me dio muchas alegrías… y muchos problemas por culpa del servicio técnico. Por ello, he acabado ese ciclo de casi seis años, similar en duración al de la E-M5, con una E-M5 Mark III. Decir que he usado dos cámaras distintas, pero sólo compré una; lo demás han sido trueques.
Pero las ciencias y las tecnologías avanzan. Y la E-M5 Mark III tenía las mismas virtudes, aumentadas, que su antecesora,… pero también el defecto de sus tamaño… ¿excesivamente compacto? Sí, para usar focales largas y objetivos contundentes, propios de la fotografía en naturaleza. No, para los pequeños objetivos de focal fija y uso fundamentalmente ciudadano. San Francisco fue el ejemplo. Estupenda con el 15 mm f1.7 o el 25 mm f1.7 para ir por la ciudad… más difícil de controlar con el 75-300 mm para fotografiar aves en la bahía.
Por ello, a la hora de renovar e iniciar un nuevo ciclo de entre 5 y 6 años, como los dos anteriores, la cosa estaba entre la OM-System OM-1 y la más nueva y mejorada Panasonic Lumix G9 Mark II. Que mejora la Lumix G9, aumenta la resolución del sensor disponible en el sistema, introduce el enfoque automático por detección de fase,… y es más barata. Entre 400 y 500 euros más barata. El precio por el que he comprado la G9 Mark II es similar al que invertí en su antecesora, la G9. Lo cual está muy bien dados los incrementos de precio de las cámaras fotográficas en los últimos años. Supongo que compartir muchos elementos con la Lumix S5 Mark II, la más compacta de las cámaras full frame de Panasonic, les permite ajustar los precios. Y además, tengo un predominio de ópticas Panasonic. Y las que tengo de Olympus no tiene sistema de estabilización incorporado, por lo que igual da una cámara que otra. Las de Panasonic sí que lo están, y se habilitan sinergias con la estabilización incorporada en el cuerpo de la cámara.
La resolución dimensional, pasar de 20 a 25 megapíxeles, es importante para algunos; pero no un factor determinante. Los 20 megapíxeles son suficientes para mis usos. Pero no deja de ser un 20 % de incremento en el tamaño de la imagen. Sin penalizar la calidad de la misma. Y dado que últimamente estoy dedicando tiempo a la fotografía de aves, donde es frecuente recortes en la imagen final, no vienen mal. También viene con un modo de alta resolución, que permite fotografías a 100 megapíxeles (fotografía final realizada en el Recinto Expo Zaragoza), que se pueden hacer a mano alzada, sin trípode. Lo he probado y funciona en muchos casos. Falla con frecuencia en fotografía de aproximación o con velocidades de obturación realmente bajas (pero es posible, como la aproximación a la planta acuática del Parque Pignatelli en la segunda foto del cuerpo de la entrada). Lo he probado durante una mañana… y lo usaré, vaya que si lo usaré. No de forma constante… pero eventualmente.
Con el Macro-Elmarit 45 mm f2.8 ASPH OIS se lleva de maravilla para fotografía macro, combinando los sistemas de estabilización óptica de cámara y objetivo (véanse los áfidos en las rosas de la rosaleda del Parque Grande de Zaragoza, con una ampliación 1:1), y lo mismo se puede decir del Vario G 35-100 mm f2.8 ASPH OIS II (encabezado y primera de las fotografías del cuerpo de la entrada), mi teleobjetivo por defecto en los últimos tiempos. Y quizá lo más delicado era qué tal se llevaría con el 75-300 mm de Olympus y mi nueva afición por pasear por las zonas verdes de Zaragoza buscando aves interesantes (cormorán y los dos mosquiteros en las riberas del Ebro a su paso por Zaragoza). Me falta afinar algunos aspectos de configuración, pero no va mal. Y es más confortable de usar que con la E-M5 Mark III. Como el objetivo no está estabilizado, depende de la estabilización de la cámara; con estas focales sería preferible la estabilización en el objetivo. Pero fue un objetivo que me costó muy barato, para comprobar si me afianzaba en esta nueva afición dentro de la fotografía de naturaleza. Si se consolida… en su momento, todo llegará, Panasonic tiene un nuevo 100-400 mm estabilizado y compatible con multiplicadores de focal… que sería muy atractivo. Pero una cosa detrás de otra. De momento, hay que sacarle al sistema, cuyo elemento fundamental no es la cámara sino las ópticas, todo el aprovechamiento que se pueda.